By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



martes, 27 de abril de 2010

¿CONFLICTO DE RELIGIONES?




El velo de la discordia

Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles”.

Pero ¿de dónde creen que he sacado esta cita? ¿Del Corán? ¡No!, esta cita está sacada de un libro considerado santo por los cristianos, y no es del Antiguo Testamento que quedó “derogado” con la venida del Cristo, esta cita pertenece al Nuevo Testamento, 1 Corintios 11, 5-10. Pero ¿no eran los musulmanes los machistas que imponían el velo? ¿Nos cuentan esto en la misa dominical? ¿Nos han contado esto en los telediarios para justificar la prohibición del velo en las clases?, ahora que esta de moda este tema con el dichoso velo en un colegio, en ese mismo colegio que por considerarlo laico hace unos meses quitaron los crucifijos.
En ese centro de Pozuelo de Alarcón han prohibido a una chica de 16 años, Najwa Malha, que lleve el velo, el llamado “hiyab”, que cubre la cabeza y deja el rostro descubierto, igual que obligaron a raperos, latinos y otras tribus urbanas a quitarse la gorra que los identifican para entrar en clase, es el reglamento de este centro escolar, argumentan.
El Consejo Escolar del instituto, por abrumadora mayoría, ha descartado modificar el reglamento, en definitiva, queda en manos de los Consejos Escolares tal medida, que parece soliviantar por motivos diferentes a muchos sectores, ante esta polémica, la Federación Musulmana de España ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal Constitucional esta prohibición del hiyab, esgrimiendo que atañe a una religión y a una cultura que deben respetarse, igual que el crucifijo identifica a otra religión, el gorro judío o kipá a otra….
No me sirve que a los cristianos se les impidan derechos religiosos básicos en no pocos países musulmanes, si me sirve la invocación de la neutralidad religiosa absoluta en nuestros centros educativos, no me sirve casi nada de lo que se está diciendo, ni lo que están aprobando otros países, ni la supuesta o expresa islamización de Europa que unos temen y otros difunden sin rodeos.
Un diario nacional ha abierto una encuesta, y el resultado es abrumador: más del 90% está de acuerdo en prohibir el velo, no siento un placer especial por situarme en la minoría que está a favor de permitirlo, por varias razones, mis posiciones ideológicas, que procuro que sean razonadas y razonables, se sitúan en la defensa de la libertad y de los derechos humanos, junto a un esfuerzo por preservar el sentido común, con esta perspectiva, me chirría que se prohíba el velo, como me chirría que se quiten los crucifijos de las clases o que a un niño judío le prohíban el kipá, pienso que estos signos que aclaro para mí ninguno son válidos, ni me identifico con ninguno de ellos, no atentan a la seguridad ni a la identificación de la personas.
Tal vez es más eficaz apelar al sentido común y dejar de prohibir o reglamentar hasta la saciedad, aunque es cierto que nuestra sociedad actual, multicultural, multirracial y con un pluralismo religioso desconocido hasta hace muy poco, debe reflexionar sobre estas realidades.
Quiero terminar con otra cita del nuevo testamento:

“¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano. (Lucas 6, 41-42)”.

Rafael Candelario Repisa

domingo, 25 de abril de 2010

GUADALCANAL SIGLO DE PLATA 3/3





Agustín de Zárate ¿* Valladolid 1514 + Sevilla 1560?

Administrador General de las minas de Guadalcanal


De Ortiz de Zarate tanto las enciclopedias consultadas como la Biblioteca Nacional o la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, no existen fechas exactas de su lugar de nacimiento y fecha de deceso, la mayoría sitúan como fecha de nacimiento en 1514 en la ciudad de Valladolid y su fallecimiento en Sevilla en 1560, otras los sitúan en fechas y ciudades diferentes, inclusive en una entrada de la Real Academia de la Lengua en el que sitúan su nacimiento en la ciudad Alavesa de Orduña y su muerte según describe J.C. Santomayo en el mes de Mayo de 1570 en Madrid.
Teniendo gran importancia como administrador de Minas del Reino y administrador general de las minas de Guadalcanal, de la que fue nombrado al año siguiente de sus descubrimiento por Carlos I, teniendo gran influencia en la corte y marcando la vida de Guadalcanal y su minas administrando su riquezas durante más de tres años, su faceta en la que los historiadores se detienes más en la de escritor, aun no siendo cronista oficial de la Corona, su libro “Historia del descubrimiento y conquista de las Provincias del Perú, y de los successos que en ella ha auido, desde que se conquistó hasta que el Licenciado de la Gasca... boluio a estos reynos... / la qual escreuia Agustín de Çarate", que fue impreso en 1555 en Amberes, el mismo año que fue nombrado administrador general de las minas de Guadalcanal, y reimpresa en Venecia en 1563 y en Sevilla en 1577, además, fue traducida al francés, el alemán, el inglés y el italiano, de gran calidad literaria, la obra no deja de hacer patente la concepción personal del autor en la narración de unos hechos en los cuales, en muchos de ellos, él tomó parte.
Esta obra fue encargada por el príncipe y futuro rey Felipe II, narrando de una forma veraz la verdadera historia de la conquista de Perú y sus acontecimientos anteriores y posteriores a la conquista y teniendo el final cronológico en 1548 coincidiendo con la muerte de Gonzalo Pizarro.
Coincidió en América con Francisco de Mendoza, Durante los quince años anteriores a su vuelta a España, fue Contador del Consejo de Castilla y en el año 1543 fue nombrado contador de mercedes del virreinato de Perú y Tierra Firme, llegando a América un años después con la expedición del primer virrey, Blasco Núñez de la Vela, fue nombrado por la Audiencia de Lima como negociador en la contienda entre las tropas de los encomenderos de las que estaba al mando Gonzalo Pizarro y la casa del virrey, siendo apresado en plenas negociaciones, finalizando esta contienda en la batalla de Iñaquito (donde se asienta en la actualidad la Republica de Ecuador), cerca de la ciudad de Quito donde fue derrotado y decapitado el primer virrey de Perú Blasco Núñez de la Vela, liberado Ortiz regreso a España, donde tuvo que hacer frente a una acusación de sedición y traición al Imperio Español.
Durante la última etapa de su vida se retiró a la que pare ser que era su tierra natal y fue nombrado encargado de aduanas de Vitoria y Salvatierra, donde se dedicó a escribir y narrar las vivencias de su periplo en tierras americanas, describiendo las verdadera historia de la cruel colonización y saqueo de aquellas tierras, igualmente se la atribuye “Censura de la obra "Varones ilustres..." de Juan de Castellano”.

Fuentes.- Archivo Hítorico Nacional, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Espasa y autor.

Rafael Candelario Repisa

jueves, 22 de abril de 2010

GUADALCANAL SIGLO DE PLATA 2/3




Guadalcanal, valió un Potosí
(Breve sumario sobre las famosas minas de Guadalcanal en su época más importante).
«Vale un Potosí», así se dice en España para referirse a riquezas inmensas y casi inaccesibles. Muchos españoles saben dónde estaba este famoso monte de plata (hoy, propiedad del Estado de Bolivia) el cual tuvo tanta importancia para la Hacienda Real de Felipe II, pero por el contrario, a veces, ni aún historiadores españoles están informados de que durante los años 1555-1565, hubo otra mina de plata de importancia grandísima, pero no en las Indias, sino en España, en el término de Molinillo, a unos cinco kilómetros de distancia de Guadalcanal.
En agosto del año 1555, un vecino de Guadalcanal, de nombre. Martín Delgado, un hombre pobre, de poca suerte en su vida (murió en 1556), descubrió una veta de plata muy rica y según las leyes dio cuenta de su existencia a las autoridades de su pueblo. Al poco tiempo fueron descubiertas otras ricas vetas.
Cuando la Corona se halló informada de los grandes tesoros de Guadalcanal, actuó en seguida: las minas fueron declaradas propiedad del rey y se nombró un administrador real, Agustín de Zárate, que se puso en marcha hacia Guadalcanal para reservar los derechos del rey (no encontrándose en España en esta época, sino en Flandes, en su ausencia gobernó la princesa doña Juana de Portugal). El día 7 de noviembre de 1555 se empezó con la producción. A los descubridores, así como los hombres que hubieran podido demandar derecho en las minas, teniendo en sus manos cartas de merced, se les forzó a renunciar a todos los derechos en favor de la Corona, dándoles indemnizaciones muy escasas.
El fundamento legislativo de esta expropiación por la Corona, fue el antiguo Ordenamiento de Alcalá de 1316, en el que el rey Alfonso XI había declarado categóricamente: «Todas las mineras de oro é de plata, é de plomo, é de otra guisa cualquier que minera sea en el Sennorio del Rey ninguno non sea osado de labrar en ella sin mandado del Rey». Pero, sin embargo, del dicho ordenamiento, esta privación fue una gran injusticia, porque el rey Juan I en 1387, había renunciado a este regalo y constituido que todos los súbditos «de los dichos nuestros Reynos puedan buscar, y catar, y cavar en sus tierras y heredades de las dichas mineras de oro y plata y de otros metales». En recompensa por la dicha renuncia a su regalo, el rey sólo demandó dos tercios de cualquier metal sacado. Cuando fueron descubiertas las minas de Guadalcanal, estuvo aún en vigor esta ley de Juan I, según la cual los descubridores hubieran tenido derecho en un tercio de la plata producida. Los argumentos de los juristas de Felipe II para justificar la no observación de la ley de Juan I, fueron demasiados dudosos, explicando, por ejemplo, que si el rey hubiera sabido en 1387 que en tiempos futuros serían descubiertas minas de tanta riqueza como las de Guadalcanal, él de seguro no hubiera querido renunciar a la tercera parte de su derecho. Felipe II sabiendo muy bien lo dudoso de los argumentos de sus juristas en los pleitos con los descubridores en 10 de enero de 1559, pasó un fuero minero nuevo, ordenando otra vez la incorporación de todas las minas de oro, plata y azogue y poniendo en un radio de una legua, alrededor de las minas de Molinillo, un círculo prohibiendo el acceso a cualquier persona no autorizada por los oficiales del rey. Las minas fueron explotadas por cuenta del rey.
En los pozos de las minas de Guadalcanal, trabajaron en los años 1556 - 1561 hasta 300 personas, no sólo españoles (muchos vecinos de Guadalcanal, Cazalla, Constantina y Azuaga), sino también franceses, italianos, alemanes, flamencos, ingleses, judíos y, sobre todo, los esclavos negros comprados en Zafra, mercado central Extremadura para el comercio con esclavos importados de Portugal.
En los primeros años de su producción, las minas de Guadalcanal han sido más ricas que las de Potosí.
Desde el 7 de noviembre de 1555 hasta el 12 de noviembre de 1563, se sacaron de los pozos de Guadalcanal, 319.23 marcos, una onza y seis ochavas de plata.
Valió la plata producida a razón de 2.320 maravedíes cada marco, por ser plata muy buena y fina 740.133.867 maravedíes, de los cuales descontados 134.069.568 que fue todo lo que se gastó en dicha fábrica de Guadalcanal.
¿Qué se hizo con la plata de las minas de Guadalcanal? Se entregó la plata a los oficiales de la Casa de la Contratación de Sevilla y después se llevó a la Casa de la Moneda de esa ciudad «para labrar della moneda para pagar las libranzas que en ella se hazen». Es quizás interesante saber que no sólo los prestamistas extranjeros de la Corona (que rogaron ser pagados con la moneda procedente de las minas de Guadalcanal), recibieron asignaciones de esa plata, sino que también 1os almirantes de la Armada y los generales de los Ejércitos españoles en Italia, los Países Bajos y África (Melilla). Además; se pagó con la plata de Guadalcanal sustento del Emperador Carlos I en Yuste durante los últimos años de su vida.
Pero sólo durante 10 años las minas de Guadalcanal, fueron muy ricas; entonces, desde el año 1565, el beneficio llegó a ser muy escaso y se estima que desde el año 1567, la plata sacada de la mina no bastó ni aún para los gastos efectuados. En una carta del año 1570, que Felipe II escribió al primer administrador de mina, Agustín de Zárate, el rey siente mucho la disminución de la producción de mina y le da orden de regresar otra vez a Guadalcanal para volver a administrarla. Pero esta vez tampoco Zárate tuvo éxito, la mina nunca más dio tantas riquezas como en los primeros años de su explotación. En 1584 dejó de labrarse las minas por cuenta de la Real Hacienda.
Sin embargo, el recuerdo de los tesoros legendarios que tuvo la mina los primeros diez años de su producción, estimularon también en los siglos próximos XVL XVIII y XIX a los reyes y a las grandes empresas mineras españolas y también extranjeras (Fúcares 1632-38, Conde de Clandord), muchos trataron de explotar otra vez los pozos antiguos y gastaron mucho dinero para desaguar y reedificar la mine
No estoy seguro de cuáles han sido las causas del declinar de la mina. Quizá las vetas se agotaron entonces, aunque podría ser que todavía en la actualidad hay plata rica en Molinillo, pero los yacimientos están muy hondos y por eso sería muy difícil y costoso explotarlos

GEORG BRAUN, M. A.
Licenciado en Historia y Becario del C. I. S. C.
Revista de feria 1972

domingo, 18 de abril de 2010

GUADALCANAL SIGLO DE PLATA 1/3









Francisco de Mendoza y Vargas “El Indio” *Socuellamos (Ciudad Real) 1523 + Málaga 1563
Cuando nació entre los años 1523-1524 su padre Antonio de Mendoza, Caballero de Santiago, comendador de Socuéllamos, poseía la Casa de la Encomienda de esta localidad, por lo que se establece allí su nacimiento y allí permaneció sus primeros diez años de vida hasta que su padre fue nombrado primer Virrey, Gobernador, Capitán General de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México, el 17 de Abril de 1535 por el Emperador Carlos V y se trasladó a América, dejando a parte de su familia en España.
Francisco de Mendoza pasó el resto de la infancia y juventud con su tío Bernardino de Mendoza que le enseñó el oficio y las artes de la mar, hasta que en 1542 su padre lo reclamó pese a su juventud para que fuera Visitador General del Virreinato de Nueva España, durante los años 1540/1541 fue Capitán de la Galera "La Paloma”, participando en las batallas navales de Argel y Arbolán, igualmente por aquella época fue Alcaide de las fortalezas de Vélez Málaga y Bentomiz, y durante los diez años que permanece en los nuevos reinos de México y Perú se forja una carrera ascendente hasta que le llega la sucesión a los cargos y del virreinato perpetuo a la muerte de su padre, como antes habían accedido sus antepasados en el Reino de Granada y resto de cargos hereditarios.
Durante su estancia en América atesoró bienes y poder en la corte, así como un exhaustivo aprendizaje en la marina, agricultura y minas, experiencia que le condujo a su vuelta a España a solicitar diversas mercedes al rey Felipe II en Flandes, concediéndole finalmente en 1556 el nombramiento como Visitador primero y luego Administrador General de las Minas de los Reinos y de Guadalcanal, cargo que le reportaba más de 2.000 ducados anuales, siendo igualmente Comendador de Socuéllamos, I Señor de Extremera y Coadjutor del Virreinato de Nueva España (México).
Cuenta en su libro biográfico el escritor mexicano Salvador Novo que “Allá por el año del señor de 1557 siendo Administrador Real de minas D. Agustín de Zárate y visitador de las minas de Guadalcanal D. Francisco de Mendoza, en la primera visita de este a la villa, que viendo la mina de plata situada en el Molillo, le dijo a su interlocutor “Guadalcanal vale un Potosí”, a lo que D. Agustín le respondió que “esta villa tiene plata y nombre e história propia”.
Francisco de Mendoza además de ser conocido y reconocido en la historia por ser un excelente navegante, experto en agricultura, minas y su multitud de cargos en España y América, fue famoso en la medicina americana por ser promotor del Códice de la Cruz-Badiano, primer libro de herbolaria azteca que encargó su elaboración a D. Juan Badiano y D. Martín de la Cruz, Igualmente introdujo en México y el resto de Nueva España especies asiáticas como el jengibre y otras, siendo nombrado Factor Real para estos menesteres, en su faceta de empresario, fue el propietario del primer “ingenio” para la extracción de azúcar y la mayor fábrica de la época, instalada en Orizaba o “Ciudad de las Aguas Alegres” en el estado de Veracruz (México).

Fuentes.- Biografía de Francisco De Mendoza “Un adelantado en Nueva España”, Francisco de Mendoza “El Indiano” de Escudero Buendía, Web oficial de Socuellamos y autor.Rafael Candelario Repisa

MAR ADENTRO...


Tendemos a crear un futuro con recuerdos del pasado


COMO UN AMAGO DE CONSUELO

Entre lágrima y lágrima, miraba al mar
el horizonte se hacia tan lejano como mi futuro,
sentí como golpeaban las olas en la orilla,
su vaivén me recordaban al dolor del amor
que sin piedad iban y venían arremetiendo contra mi rostro,
mí impotencia aun las hacia más débiles y pausadas
mis lágrimas iban cayendo en la arena haciendo una tumba,
un hoyo húmedo y cada vez más profundo como nuestras vidas...
El agua del mar acariciando mis pies, como en un amago de consuelo,
de pronto, me devolvió a la trágica realidad, a la inevitable crueldad…
sentí un dolor en el corazón, un inmenso vacío,
Me levanté de la arena, mi fui mal adentro
pensé que mí suerte ya estaba echada , mí muerte callada
y caminado hacia el mar me di cuenta que él no estaba,
mar adentro..., caminado..., y de pronto se hizo silencio.
Otro nuevo día despertó, yo estaba dormida, agotada…
presa del murmullo de la ignorancia y del llanto del desasosiego
oía una voz entrecortada, te quiero y desperté de aquel sueño,
y la cama estaba vacía, buscándolo entre las sábanas
él no estaba, seguía ocupando otro lugar de esposo callado.
Yo sin esperanza, él sin reaccionar, los dos en la misma orilla
la de amores perdidos, la de amores que ya no existen…,
dos mares distintos, que son el suyo y el mío
dos orillas separadas por la responsabilidad del desamor...,
en cualquier playa, en cualquier cama de cualquier ciudad…

Inés Gallardo Bonilla
Playa de Los Cristianos

viernes, 16 de abril de 2010

AQUELLA FERIA DE 1980







Un párroco toca el clarín.


Las noticias que recogimos son escuetas. Se ha celebrado en Guadalcanal, con motivo de la feria anual, una función taurina, seguramente una novillada sin picadores. Carece Guadalcanal de recinto taurómaco, construido en piedra o ladrillo, y resuelve la situación con una plaza portátil. Las plazas de este género se yerguen más que nada en villas de escasa aficion al arte de Cúchares. Se sabe que el novillero Guillén, nativo del pueblo, triunfó en la lidia de sus toretes. A mayores se debe recordar al párroco, marianista consumado que vive y anima el fervor por la Virgen patronal de los feligreses, es aficionado a la fiesta y, además, músico. Las novedades feriales de Guadalcanal ha sido la plaza transportada, la actuación sobresallente del futuro maestro Guilíén y el clérigo tocando el clarín anunciando la salida de las reses al redondel y el cambio de suertes. No se había visto nunca semejante espectáculo. Estaba sentado mirando a la arena y cada vez que embocaba el instrumento se ponía en pie y seguramente se movía el busto con ánimo de alcanzar suaves cadencias. Un ex combatiente soldado de Caballería, rememoró al maestro de banda de su regimiento, y los viejos se pusieron a charlar en ,torno la zarzuela «‘El sitio de Zaragoza». del maestro Oudrid, que Incorporé a la pieza las dianas floreadas e incluso el toque de fagina. Debió ser un un número de fuerza, el párroco soplando las contraseñas de la lidia, aunque ignoramos si fueron acompañadas por la resaca de los timbales. Los espectadore miraban unánimes hacia el lugar donde el cura, clarín en boca, anunciaba los cambiós. —Al cura lo van a contratar en La Maestranza de Sevilla!, dijo un chusco. Uno ha conocido sacerdotes músicos, algunos magníficos organistas e incluso hábiles violinistas y piachetas. Insignes compositores han sido sacerdotes y religiosos de diversas reglas. La estampa de un clérigo a la guitarra mientras el cantador se derrama por alegrías o tarantos es casi literaria por Andalucía Desconocemos sin embargo, la existencia de eclesiásticos tañedores de instru mentos de viento, metálicos o de cuerda Nadie nos habló nunca de curas saxofonistas trompetistas virtuosos del clarinete, el fiscorno o el trombón y mucho menos del clarín en una plaza de toros. A lo mejor hizo el servicio militar en Taxdir,que estuvo de guarnición en Sevilla, y le quedaron esas mañas Puede que se trate de un precursor, porque dejando a un lado su maestría músical, lo curioso es que se ofrece revestido de sotana, lo que le otorga un cierto matiz de refractario a los cánones del Concilio Vaticano II. A mí me gustaría verle actuar ensotanado y de roquete en un albero conspicuo, por ejempfa en Ronda, y en corrida goyesca.
LA VANGUARDIA
17 de Septiembre 1980

miércoles, 14 de abril de 2010

GUADALCANAL 1970







NUESTRAS CALLES

Hace ya muchos años que se puso muy de moda el rápido reflejo en el callejero de los poblados, de cualquier acontecimiento, más o menos extraordinario, de la vida religiosa, científica, política, etc. del país e incluso, meramente, local.
En estas flamantes denominaciones de las calles no toma parte la población, sino que en la mayoría de los casos le son impuestas por el dedo arbitrario de uno de sus moradores o, cuando mejor parece, por muy pocos más de ese uno que se limitan a no contradecir el señalamiento.
Acaso radique en este origen no popular -impopular- la aceptación a regañadientes de los nombres nuevos que estrenan, de la noche a la mañana, las vías públicas de las poblaciones, sobre todo cuando éstas no lo son de muchas almas.
Esta contrariedad no alcanza, sin embargo, ni con mucho, a esa otra que nace de una defectuosa pronunciación, por los habitantes, del nombre de se trate. ¿Qué guadalcanalense no ha oído a algún paisano llamar "Berro-Calchico" al Berrocal Chico?`
De destacar será que aquella arbitrariedad en el señalar siente predilección en estos últimos tiempos por los apellidos de gente importante. Están para atestiguarlo los de muchos soldados insignes del año 36.
Más en el pasado remoto también se acudió a los del prójimo para rotular calles. Concretamente, en Guadalcanal, que sepamos, JUAN PEREZ “todavía conservado”, CAMACHO Y PEDRO MARTIN DE RUY PEREZ “actualmente López de Ayala y Tres Cruces” fueron, entre otros, nombres usados antaño para este fin.
(El respeto debido por mandato legal a las denominaciones de calles plazas, paseos, parques y conjuntos urbanos y, por esto mismo, al uso “no recomendable”, ya hecho, de apellidos a tal objeto, justificaría (por razones sabidas) la obtención del necesario permiso ministerial para modificar la del trozo de calle comprendido entre la de Calvo Sotelo y el punto de encuentro de las de Ramón y Cajal y Tres Cruces, cuyo resto conservaría la de General Mola, para recibir el tramo de referencia la de "LUIS CHAMIZO".)
Sabido es, de otra parte, cómo cuando se enseñorearon los gremios en el vivir de nuestros antepasados, fue usual distinguir la calle con el nombre del oficio que en ella se practicaba. Guadalcanal tuvo su calle de los OLLEROS “hoy Concepción” y la de los ODREROS “hoy, al parecer, la de Cervantes”.
Los de Santos “San Francisco, Santiago, San Sebastián, Santa Clara y Santa Ana” aún los conservamos, salvo dos, los de San Bartolomé (General Mola) y San Pedro (¿Oviedo?).
Sirve a las mil maravillas el callejero antiguo de este Guadalcanal de nuestros amores, para dar prueba de las variadísimas motivaciones de un nomenclátor de calles. Ahí va una sarta de ellas:
OLIVARES (después Granillo y luego General Varela), en cercanías con plantaciones de olivos.
LUENGA (General Sanjurjo) o larga, por serlo.
NOBLE (¿Santiago?), en cuanto albergaba a gente de pro.
DE LOS GALLEGOS (¿Pemán?) porque los cobijó en su inmigración temporal.
DEL VIZCAINO (¿Espíritu Santo?), distinguida a causa de habitar un vasco.
SITIO DEL BERROCALEXO (¿El Cristo?), o lleno de berruecos y algo alejado.
COSTANILLA (Pérez Galdós) o con pendiente, pero corta.
DEL LAGAR DEL DIEZMO (Queipo de Llano), o sea, al que iba la uva procedente del diezmo o parte (la décima por lo común) que los fieles daban a la Iglesia.
AIRE (Ntra. Sra. de Guaditoca), porque sin tregua la domina el viento.
DE LA ENCOMIENDA (Ramón y Cajal) o renta a pagar a quien de la Orden (de Santiago, a la que pertenecía la villa) la tenía o su favor, el cobro de la cual se realizaba en casa de esta calle.
TENTUDIA (Calvo Sotelo), en recuerdo de tan célebre batalla.
MESONES (José Antonio) o de las posadas.
DEL MESON DEL TORO (¿General Moscardó?) pues que en ella se encontraba tal hospedería.
DE LA DEHESA (Sevilla), en razón a lamer uno de sus bordes tierra acotada.
MILAGROS (Comandante Rodrigo) o del Hospital de la Virgen de los Milagros, cuya edificación está hoy destinada a escuelas públicas.
VENDEDERAS (Muñoz Torrado), porque en las mañanas se prestaba a que le colocaran puestos las mujeres con oficio de vender.
CALLEJA DE LA CARIDAD (de Santa María), en las proximidades del hospital así llamado, el cual exhibe sus ruinas detrás de 1a Parroquia.
¿Aunque no esté agotada esta interesante relación, sería mucho pretender que en nuestras calles figurase al lado del actual el antiguo nombre de cada una?

Pedro PORRAS IBANEZ
Revista de feria 1970

sábado, 10 de abril de 2010

ALONSO ENRÍQUEZ



Almirante Mayor de Castilla

Alonso Enríquez y Angulo de Córdoba, *Guadalcanal (Sevilla) 1354 +Guadalupe (Cáceres) 1429 y enterrado en el monasterio de Santa Clara de Palencia.


Es sin duda el personaje con más realeza y linaje nacido en Guadalcanal, en el edificio conocido en la actualidad como la Almona, era hijo bastardo de Fadrique Alfonso de Castilla, ya que D. Fadrique fue el 24º Gran Maestre de la Orden de Santiago y por esa condición era soltero, este, a su vez infante bastardo de la corana de Castilla, uno de los diez hijos extramatrimoniales del Rey Alfonso XI el Justiciero y de Leonor Núñez de Guzmán; Su madre, aun cuando algunas biografías dejan vislumbrar que podría ser la consorte Doña Constanza de Angulo de Córdoba (de la que llevaba su apellido), que provenía de familia de judíos cordobeses, estructurados desde el siglo XIII en la nobleza del Concejo Municipal de Caballeros de Córdoba, los Angulo de Córdoba, no obstante parece ser y así lo relatan la mayoría de las biografías que era hijo de Paloma, una joven y hermosísima judía conversa de Guadalcanal, esposa de uno de los mayordomos de D. Fadrique, de lo que no hay duda es que por su sangre corría sangre real y judía.
Se casó con Juana de Hurtado de Mendoza y tuvo numerosa descendencia, se cuenta que allá por el año 1387 se hizo pasar por un criado suyo y visitó a Juana de Hurtado de Mendoza y de Orozco, hermana de Diego Hurtado de Mendoza y Orozco (Almirante Mayor de Castilla), una treintañera que enviudó dos años antes cuando su marido falleció en la batalla de Aljubarrota, que poseía abundante prestigio, dinero y propiedades, para pedirle la mano en nombre de su señor D. Alonso, recibió la negativa por respuesta, ella le argumentó que no era digno de ella, ya que era hijo de “marrana” (nombre despectivo por el que eran conocidos los hijos de las familias de judíos conversos), él la abofeteó, posteriormente y aclarado el engaño solicitó un sacerdote para que los casara alegado que "pues no se dijese que hombre alguno había puesto la mano en ella no siendo su marido", se dice igualmente que la noche anterior, tuvo que dormir con todo su séquito en el campo para recibir la contestación al día siguiente, de la altiva Mendoza, ya que "una castellana digna no abre las puertas de su castillo a nadie en la noche".
Juana de Mendoza aportó al matrimonio un hijo de su anterior matrimonio, Pedro Manrique de Lara y de Mendoza y tubo doce hijos en el matrimonio con Alonso: Fadrique Enríquez y de Mendoza de igual nombre que su abuelo paterno, Enrique, Pedro, Beatriz, Leonor, Aldonza, Isabel, Inés, Blanca, Constancia, María, y Mencía; Igualmente a Alonso se le conocieron varios hijos bastardos, reconociendo a uno de ellos y dándole sus apellidos, Juan Enríquez que se casó con Leonor de Mendoza y curiosamente, la hija de estos, María Enríquez y de Mendoza tenía los mismos apellidos que sus tíos, que fue dada en matrimonio al hijo bastardo del poderoso Aragonés Álvaro de Luna, hay al menos otro hijo llamado Rodrigo del que los biógrafos no tienen claro si era legítimo y fruto de su matrimonio o igualmente bastardo.
Pertenecía a la Casa Real de la Familia Enríquez, entre sus títulos que le aportaron un sólido patrimonio personal y poder en varias cortes, recibe en 1389 del rey Juan I, la Villa de Aguilar de Campos (Valladolid), en 1402 desempeña los cargos de alcaldía del Castillo de Medina Rioseco y Adelantado Mayor del Reino de León, tres años después, el rey Enrique III le otorgó el titulo de Almirante Mayor de Castilla, sustituyendo en el cargo a su cuñado recientemente fallecido Diego Hurtado de Mendoza y finalmente en 1421 el rey Juan II le otorgó el señorío de Rioseco, según reza “Por los muchos e buenos e leales e notables e señalados servicios que fecisteis al Rey Don Juan mi abuelo e al Rey Don Henrique mi padre e mi señor, e abedes fecho e fazes a mi”.Tal vez la faceta menos conocida de este insigne adelantado de su época que al menos sobrevivió a cinco reyes pero de la mar y a pesar de su cargo, no sabemos si la conocía ó sabia algo, fue la de escritor, ya en su juventud llegó a alcanzar cierta fama como trovador, era conocido por su inspiración en el estilo provenzal y su gran ingenio y facilidad lingüística, ello le hacía salir de situaciones embarazosas con unos versos, cave destacar la alegoría que escribió sobre la famosa bofetada titulada “Vergel del pensamiento” y de la que Menéndez y Pelayo dijo: “Quizás no merezcan recordarse de él más que estos dos versos modo de proverbio, que nos dan el sentido de su leyenda y parecen el mote de su triunfante empresa de amor: “Porfía mata venado, que no montero cansado”, de su faceta de escritor y poeta y de sus obras, que su esposa Dña. Juana nunca tuvo en consideración, al menos se tienen noticias de otras dos obras : “Testamento” y “Criada de amor”. Finalmente falleció dejando un importante legado el año 1429 y fue enterrado junto a su mujer en el Monasterio de Santa Clara de Palencia , del que retorno la financiación de su construcción junto a su mujer en 1395, obra que había comenzado Enrique II de Castilla y su esposa, la reina Juana Manuel de Castilla.

Bibliografía: Enciclopedia Universal Ilustrada, Espasa., Marina Española de la Edad Media, Diputación Provincial de Palencia, Historia y Leyendas (Caballeros Andantes) y autor.


Rafael Candelario Repisa

viernes, 9 de abril de 2010

NI MORTAL, NI INMORTAL








La virginidad de nuestra alma


Sentado en una piedra y en el ocaso de su vida, un anciano le dijo a su hijo: “Ni celeste ni terrestre te hicimos, ni mortal, ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y hora, te forjes la forma que prefieras para ti (...) ¡Altísima y admirable dicha del hombre!... Al que le fue dado tener lo que desea, ser lo que quisiere.”
Oración acerca de la dignidad del hombre.- Giovanni Pico della Mirandola (1484).

Tocados con un exceso de inteligencia, los humanos somos los únicos mamíferos que saben que van a morir poco después de nacer, que conocen su propio final cuado aún no han terminado de escribir el prólogo de su vida, y que desde hace milenios albergan una común y viva fantasía: “burlar a la muerte con falsas triquiñuelas”.Con este fin inventamos hace milenios las religiones y el pecado mortal, la literatura y el espiritismo, con este fin diseñamos filosofías inmortales y construimos imperios caducos, exploramos nuevos mundos y los colonizamos destruyendo sus creencias y culturas o ingenuamente hacemos el amor para volver a nacer o para dejar de morir, o simplemente para creer que así seguiremos viviendo para siempre perpetuando nuestra especie.

Desde hace apenas un par de siglos los occidentales nos instalamos en la llamada era moderna y hemos desterrado la idea de la reencarnación que proclamaban las diferentes culturas y religiones y hemos depositado nuestra confianza sobre todo en la ciencia, abandonando la idea de la vida eterna y la persecución de la piedra filosofal y la fuente de la eterna juventud, esperamos que nuestros sesudos congéneres desentrañen las causas físicas de la vejez y la muerte con el fin de contrarrestarlas, para que los ricos puedan invertir en su futuro y los pobres nos tengamos que hipotecar en el presente y así entre todos encontrar el elixir mágico que pueda derrotar de una vez para siempre al enemigo común y final, la muerte.

Claro que todo esto me suena a vanidad humana, tan sólo vanidad de alcanzar mediante nuestro ingenio lo que al mundo natural le está vedado: la vida eterna, durar pora siempre, y así poder seguir destruyendo día a día nuestro hábitat, programar guerras a mas largo plazo, seguir pisando a nuestros semejantes, pero eso si, todo esto, eternamente, en definitiva, ser quienes somos pero sin fecha alguna de caducidad, sin capacidad para seguir respetando la ley física del resto de los mamíferos, vivir, reproducirse y morir dignamente.

Nuestra arrogancia sin límites sólo se ve superada por nuestra infinita ignorancia, pero seguimos intentándolo, todos los credos y dogmas se basan en la promesa abierta de la inmortalidad, una eternidad invisible a nuestros ojos e incrustada en nuestra mente, una impalpable vida eterna que continúa después de la muerte sin interrupción y sin maldad, lo cual exige perpetuar una porción de nosotros que, a diferencia de este cuerpo de carne, sangre y hueso, no muere jamás y que las diferentes doctrinas llaman: el alma.Los creyentes creen que la muerte deja de ser el final para pasar a ser la liberación de nuestra pequeña inmortal porción de parte buena del ser humano del resto, y su viaje a un plano diferente de la existencia donde nos espera la eternidad, ¿pero nos han preguntado si queremos ser eternos?, o será simplemente un castigo si no hemos cumplido con las exigencias del dios de cada cual, o tal vez sería una recompensa por ser imperfectos, si hemos llevado a cabo los adecuados rituales de no ser piadosos de manera dictada y prescrita con los demás humanos, pero repito, si esto es la vida eterna, tendrían que consultarnos antes de enviarnos para allá.

Yo no me quiero desprender de mi cuerpo, sus indignidades, amores, buenas acciones y debilidades, el ser humano no puede ser igual que una crisálida, utilizar nuestro cuerpo como un contenedor temporal, creo que nuestro verdadero 'yo' vive para siempre, según dice un proverbio árabe “la muerte no me asusta, porque cuando yo estoy ella no viene y cuando ella venga yo ya no estaré” o algo parecido.

Finalmente, no debería extrañarnos la obsesión humana por la muerte, el instinto de supervivencia es básico en todos los animales e igual que ellos sentimos el impulso visceral y brutal para esquivar a la muerte, el frenético deseo de vivir estaba ahí mucho antes de que nuestro redondeado y prominente cerebro cayera en la cuenta de que a uno mismo le toca morir, nacemos con ese don, los animales matan y mueren, pero no saben que les va a ocurrir a ellos; no tienen el impulso de vivir eternamente, dado que en cierto sentido todos ellos viven en una eternidad, un tiempo sin futuro ni pasado, un tiempo sin muerte programada.

Hoy, día de todos los santos, cuando honramos la memoria de nuestros difuntos con misas, visitas al cementerio, flores y rezos, me gustaría tener esperanza en la otra vida, pero lamentablemente nadie jamás ha vuelto del otro lado de la muerte para confirmarlo; aunque muchos hayan alegado haberlo hecho, reencarnados en seres más humanos, buenos y honrados, las pruebas indican lo contrario, la vida es el principio de un ciclo y la muerte el final de un instante, así que solo nos queda… La virginidad de nuestra alma.

RAFAEL CANDELARIO REPISA

martes, 6 de abril de 2010

AL JARDIN MÁS PERFUMADO



SEVILLA

En Sevilla los claveles,
huelen de forma distinta.
Se abrazan a los laureles,
del parque de María Luisa.

Unos nardos acompañan,
al jazmín de mis amores.
Y en la verja una mocita,
sueña con sus ilusiones.

En Sevilla están las rosas,
tan bellas como la brisa.
Que va por calles y plazas,
brindando con las caricias.

Al jardín más perfumado,
lo llaman Andalucía.
en él los llantos son risas,
y las penas alegrías.

Ramona Yanes

sábado, 3 de abril de 2010

CAPÍTULO DE UN LIBRO INÉDITO




HISTORIA DE UN RECLAMO DE PERDIZ

(El siguiente Artículo que a continuación exponemos, es uno de los Capítulos del libro inédito original de D. José F. Titos Alfaro, titulado: "HISTORIA DE UN RECLAMO DE PERDIZ" Así mismo le hacemos notar a los lectores, que el mencionado libro está escrito en formo autobiográfica o sea que el mismo RECLAMO es el que cuenta su vida.)

Anoche me desvelé. No había manera de coger el sueño, ni siquiera contando hasta “mil ovejitas”, como hacen los niños buenos.
He tomado con tal ilusión y tales anhelos esto de mi autobiografía, que al terminar un capítulo no hago otra cosa sino pensar y pensar cuál va a ser y cómo hacer el capítulo siguiente.
Pues bien —como digo—, puesto que anoche me desvelé y por otro lado hacía una divina noche primaveral, en la que la Luna y la dulce brisilla llenaba hasta rebosar aquel claustro de paz celestial y pálida luz, pensé que lo más provechoso sería no pasar el tiempo pensando en las musarañas y me dispuse a escribir sobre mi vida.
Aquello fue coser y cantar. Cuando me quise dar cuenta, aunque ya un poco rendido por el sueño, puesto que eran altas horas de la madrugada, tenía, nada más .y nada menos, que tres capítulos escritos, y... ¡en verso, como el que no dice nada! Con lo que paso algunas veces para buscar la palabra o ripio exacto, para que cuadre perfectamente en la métrica del verso o en la rima más o menos aconsonantada. Anoche, sin embargo, no tuve ni tan sólo un “atrancó”. Aquello fue ir sobre ruedas.
Pero esta mañana, antes de darles un pequeño repaso y pasarlos a limpio, y a pesar de que tengo los ojos un poco enmarañados e hinchones, como el que se levanta después de haber dormido una buena “pea”, me he propuesto ponerles, como pórtico, una pequeña reseña sobre este pueblo serrano y sevillano ¡Casi ná!, de nombre Guadalcanal, cuna bendita donde yo nací.
Guadalcanal es un pueblecito más bien pequeño y humilde, no así su nombre que, por una serie de circunstancias, ha sido enormemente cacareado en el mundo entero.
¿Quién no ha oído el nombre de Guadalcanal dentro de nuestra querida piel de toro y fuera de ella...?
Como digo, varias causas han contribuido a que este nombre de mi pueblo haya sido tan cacareado.
Por un lado la Emisora de T. V. E. enclavada sobre el empinado cerro de Hamapega, y hoy, gracias a Dios, por propagar sus ondas con absoluta perfección, pero antes —que todo hay que decirlo— por la famosa «camisa a rayas», que con frecuencia aparecía en las pequeñas pantallas hogareñas, sobre todo —y esto era una fatalidad— en las retransmisiones más populares, como partidos de fútbol y corridas de toros. ¿Quién hubo en aquellos tiempos y en momentos tan apasionantes de los toros o del fútbol, que al aparecer las “fatales rayas” no se acordara de la “madre”, “el padre” y toda la generación de este pueblo para maldecirles o en el mejor de los casos para hacer caer sobre ellos —¡pobrecitos!— sus “necesidades mayores”...? Hoy, como he dicho, la cosa ha cambiado y sobre Guadalcanal caen, por boca de todos, en vez de excrementos, fragantes flores.
Por otro lado, ¿en qué rincón del mundo, por muy escondido que estuviere, no retumba aún los ecos del nombre de Guadalcanal, debido a aquella sangrienta e infernal batalla, que durante la Segunda Guerra Mundial se diera en aquella isla del Pacífico, que nuestro ilustre paisano Ortega Valencia descubriera en el siglo XVI y bautizara asimismo con el nombre de este pueblo que le viera nacer...?
Guadalcanal, sí, es un pueblo pequeño y humilde, aunque no pobre, pero su nombre es famoso y conocido en el mundo entero.
Este pueblo de la Sierra Norte de Sevilla es muy antiguo.
Ya en tiempo de los Romanos era famoso —según noticias escritas de los historiadores latinos Estrabón y Polibio— por sus ricas minas de plata y a las que yo en mis furtivas correrías cinegéticas he visto más de una vez, ya viejas, abandonadas y derrumbadas, por allá por el Molinillo.
El nombre de “Guadalcanal”, sin embargo, es bastante más moderno. Es un nombre árabe, sin lugar a dudas, por ese prefijo tan conocido y repetido de “guad”, sobre todo por tierras andaluzas. Pero, en fin, dejémonos de profundidades históricas y científicas, puesto que este no es mi propósito, ni soy muy amarte, por otro lado, en meterme en lo que por aquí se llama “camisa de once varas”. Estas investigaciones las dejaremos para nuestro ilustre y nunca bien comprendido paisano, el joven y gran poeta Andrés Mirón, que creo tiene escritas verdaderas maravillas, aunque aún inéditas, de la Historia de nuestro querido pueblo.
Mi propósito era en un principio, más que nada, hacer una sencilla y simple descripción de mi pueblo y de sus campos.
Guadalcanal es un pueblo —como dije— pequeño, humilde y luminoso. ¡Ah!, y también blanco como una paloma, como todos los bellos pueblos de Andalucía.
Antes, cuando el campo daba lo que por aquí se llama “hierba buena”, y que los gitanos llaman “parné”, debería ser riquísimo, puesto que ubérrimo es su campo. Para sospechar esto, no hay nada más que echar una ojeadita a sus casas y casi todas, una sí y la otra también y en vez en cuando la del medio, son verdaderos palacios, y si no palacios porque parezca la cosa un poco exagerada, por lo menos sí que son enormes casonas, donde cabría holgadamente un Regimiento de Caballería, y que entonces se llenaban de trigo, pares de mulos y lana de oveja merina.
A pesar de todo, hoy por hoy, Guadalcanal es un pueblo limpio, alegre y luminoso. ¿Cómo no? ¡Es serrano y por añadidura sevillano!
Está enclavado en un precioso y amplio valle e inclinado en leve y humilde reverencia hacia el gran Rey de Andalucía: el Guadalquivir.
Enmarcado está por redondeadas sierras y rechonchos cerros. Los más cercanos, cuajados de olivos de manzanilla y picuda; los más lejanos de gigantescas encinas y alcornoques gigantescos y algún que otro cerrete entre éstos, más pequeño y redondeado, cubierto de matorral y montebajo.
Las tierras más fértiles y en explotación de minifundio son ubérrimos huertecillos de los que viven muchas familias de mediocre economía y que aquí se les llama, con ese profundo gracejo sevillano, «los Cebollinos», por ser el cebollino una de las plantas que en ellos se cultivan.
Nombre —dicho sea de paso— transmitido a la Sociedad Deportiva Recreativa, por estar formada casi en su totalidad por esta clase media, en contraposición al otro “casino”, al que concurren los dueños de grandes olivares y encinares, que se llama el de “los señoritos”.
¿Diferencias de clases...? No, no, ni hablar. Son pequeños residuos de un bello tiempo que ya pasó.
Una de las cosas de las que Guadalcanal está muy orgulloso es de su agua, que además de abundante es cristalina e inmaculada. Arroyuelos por doquier saltarines y repletos de bucólico lirismo. Su campo, por eso, es, en casi todo tiempo, una continua alfombra de pujante verdor y adornado por aquí y por allá de miles y miles diferentes florecillas, cuyo nombre, tal vez, desconozca la misma ciencia, según feliz frase de Bécquer.
Además de la aceituna, este suelo de bucólica poesía es la base del principal recurso económico de Guadalcanal: la ganadería.
En él abundan los rebaños de ovejas merinas, de cabras, y en menor escala, la vaca holandesa y la retinta andaluza.
Y punto final a esta pequeña reseña de mi Guadalcanal querida. Pero antes de terminar no quiero dejarme en el tintero lo de la recentísima fuente de ingresos, determinada por el enorme y desorbitado valor que han tomado mis hermanas las perdices. Valor que se hace aún más enorme si pensamos que son pagadas en dólares, marcos, libras y francos. Pero... ¿quién se aprovecha de ese dinero...? ¡Ah!. Eso es harina de otro costal Pero. En fin, uno más, otros menos, en el pueblo queda,
Lo único cierto es que los “ojeos de perdices” son para Guadalcanal hoy una gran fuente de ingresos, como el del que dice una gran mina de oro, porque... ay que ver la cantidad tan bárbara de perdices que se crían en estos campos de Dios. Guadalcanal es el paraíso de las perdices, gracias a ese furtivismo redimido y purificado, con permiso de Ciudad Real, Toledo y Guadalajara.

Revista de feria 1972