By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 31 de marzo de 2012

En el cincuentenario de la muerte de López de Ayala 3/3

3ª parte del magnífico artículo publicado por el periodista Juan G. Landero en el diario ABC (edición de Andalucía) de fecha 31 de Diciembre de 1929

El autor dramático.-
Cuando Ayala se dedicó al teatro,hallábase éste en un período de crisis grande El movimiento romántico llegaba a su fin, se abrían a la inspiración nuevos horizontes.
Se comprendía que el teatro no podía ser una creación. puramente fantástica, sino que debía representar el aspecto dramático de la vida humana, inspirándose para ello en la realidad, retratando los hechos del pasado, cuando la obra fuese histórica, y pintando las pasiones y las costumbres del presente, en todos sus aspectos, trágico, cómico, etcétera.
Bretón y Ventura de la Vega marcaron estas direcciones en el género cómico, Hartzenbusch, García Gutiérrez y Tamayo modificaron el drama romántico, y Ayala retrataba la sociedad en que vivía atendiendo más al estudio psicológico de los caracteres que a la intriga.
Claro que el genio de Ayala no tenía la talla colosal de un Calderón o de un Shakespeare. Las grandes concepciones trágicas no iban con su carácter, pero esto no quiere decir que la obra de Ayala no sea de un genio; lo es, indiscutiblemente, el llevar a la escena un drama real, lleno de interés, poesía y emoción.
La tendencia moral en el teatro de Ayala es evidente; díganlo, si no, sus obras Rioja, El tejado de vidrio, El tanto por ciento, El nuevo Don Juan y Consuelo; en ellas resalta un elogio a la gratitud, se fustiga duramente al vicioso, sale vergonzosamente derrotado el mezquino interés material, en lucha contra el amor; se pone en solfa el tipo del mamarracho tenorio, y la mujer avara y ambiciosa queda ejemplarmente castigada con el abandono de todos.
Las dos cualidades características del teatro de Ayala son la acertada disposición de las escenas y la maestría con que prepara y ejecuta el monólogo. Sus obras son el verdadero modelo de la alta comedia.
Las cinco obras de Ayala, que, según expresión de Tamayo, "aplaudieron los hombres y agradaron a Dios", son Un hombre de Estado, Rioja, El tejado de vidrio. El tanto Por ciento y Consuelo.
El segundo acto de El tanto por ciento es por sí solo un drama admirable, y el final de Consuelo es una verdadera tragedia.
En el estreno de Un hombre de Estado dijo Gil y Zárate: “esto es un ensayo de Hércules y Bretón: "que su autor era la mejor mina de Guadalcanal".
La crítica casi unánimemente coincide en afirmar que Consuelo es la mejor obra de Ayala.
El argumento de esta comedia es vulgar en extremo. La conocida historia de la mujer ambiciosa que abandona al amante apasionado, pero pobre, por el ricachón que le abre las puertas de la felicidad.
Fernando, el personaje de esta obra, es el más felizmente concebido. En todo el teatro de Ayala no hay ninguno tan elocuente y que ofrezca tan variantes matices en su pasión.
Cánovas dijo que los modelos que deben estudiar los autores dramáticos españoles, son: El Hombre del mundo de Ventura de la Vega; El drama nuevo, de Tamayo, y Consuelo, de Ayala.
Clarin coloca esta comedia sobre todas las de su autor, y Suárez Bravo dice que no ha leído sátira más honda contra los vicios sociales que la que se desprende de Consuelo.
Entierro de Adelardo López de Ayala
El entierro. Inauguración del monumento a Calderón
En la noche del 31 de diciembre fueron trasladados al palacio del Congreso, desde la casa mortuoria, los restos de Ayala.
En el salón de Conferencias se instaló la capilla ardiente, estando el féretro custodiado por soldados, maceros y ujieres de la Cámara.
Durante todo el día y parte de la noche del día 1°, un inmenso gentío acudió a visitar el cadáver.
A las doce en punto del día 2, el estampido del cañón anunciaba al vecindario madrileño que el cadáver era colocado sobre el carro fúnebre que debía conducirlo a su última morada, en el cementerio de San justo.
Las cintas del féretro eran llevadas por D. Fernando Álvarez, Posada Herrera, Castelar, Martos, marqués de Cabra, Sagasta, Tamayo Núñez de Arce.
Al pasar el carro mortuorio, seguido por más de cinco mil personas, por la calle del Príncipe, se detuvo ante el teatro Español; allí esperaban comisiones de todos los teatros de Madrid, al frente de las cuales se encontraban Vico y Mariano Fernández, los cuáles depositaron una monumental corona.
Y mientras esto ocurría, otra escena conmovedora tenía lugar, unos pasos más allá, y ante la estatua de otro gran poeta, la inauguración del monumento levantado en honor de Calderón, en la plaza de Santa Ana..
El primer documento que figura en el expediente instruido por el Ayuntamiento de Madrid para la construcción de esta estatua, es una carta de Ayala.
Por una extraña coincidencia, el mismo poeta que había pedido un monumento para el autor de La vida es sueño, daba realce a la festividad de aquel día con su cadáver, para honrar así mejor a Calderón, asociando de este modo su muerte a la fama del genio.

Final

Y terminamos este modesto recuerdo a la memoria del preclaro escritor, con las siguientes palabras del insigne e injustanrente olvidado Manuel de la Revilla: Los buenos principios y sanas tradiciones de que fue representante Ayala, prevalecerán siempre, ya que en el arte, como en la política, si pudieron triunfar por un momento, jamás causaron estado las demagogias".

Centro de Estudios Turolense.- Archivo Histórico Nacional

miércoles, 28 de marzo de 2012

Fenomenos extraños en la calle Luenga


Poltergeis en Guadalcanal

En Granada tiene su origen la presente investigación, el 16 de diciembre de 2004. No es que los fenómenos poltergeist de los que haré mención ocurrieran allí sino que fue en los fríos picos de Sierra Nevada donde conocí al matrimonio que me puso al corriente del caso.
Él, casualidades del destino, trabajaba en el edificio de la Diputación de Sevilla, donde se producían fenómenos anómalos, sobre todo por la parte del sótano. Al yo hacerle un comentario al respecto, quizás temeroso de que yo fuese periodista, bien por desconocimiento o porque hubiera sido advertido por sus superiores, se limitó a hacer una simple afirmación y desvió mi atención contándome que en el centro de salud de Guadalcanal se producían fenómenos también (“también” como en la Diputación de Sevilla, supongo que se refería), escuchándose golpes, pasos y movimiento de muebles.
Tres días más tarde, para aprovechar bien las vacaciones que estaba disfrutando, andaba por aquella localidad con mi vieja cámara de video, que utilizo como grabadora. Es un pequeño truco: si pongo una grabadora delante de alguien, no habla.
Mi primera visita fue, sin lugar a dudas, el centro de salud y pude comprobar que no me habían engañado. Mi intención era simplemente recoger la historia y buscar testigos directos que me confirmaran lo dicho. Fue fácil. La gente estaba dispuesta a hablar. La joven que me atendió no sabía demasiado del tema pues no llevaba mucho tiempo en el lugar por lo que me remitió al conserje o al médico que llevaban años trabajando allí. Tan sólo me dijo que después de haberse bendecido el lugar, haberse hecho un exorcismo o una limpia, los tres términos utilizó, los fenómenos habían remitido. Más tarde comprobaría que eso no era así. Como ni el conserje ni el médico estaban quedé en volver en otro momento. Ambos se habían ausentado para asistir a un enfermo.
El mejor que podría informarme sobre esa bendición al lugar de la que hablaba la joven del centro de salud tenía que ser el párroco por lo que a él me dirigí. No estaba, se había ido de vacaciones, pero quien me atendió puso gesto severo y negó tajantemente tal circunstancia y cualquier hecho anómalo. Mi impresión fue la contraria.
Vecino a la iglesia está el edificio del ayuntamiento y en su fachada aparcado un coche de la policía local. La policía municipal bien podría tener buena información. Tuve suerte ya que me encontré con un hombre que había sido testigo de cierto acontecimiento. El agente sufre desde siempre de fuertes migrañas que a veces deben ser tratadas con potentes calmantes. Cuando esto le ocurre acude sin dilación al centro de salud. Cierto día se presentó en el lugar como otras veces, fue atendido por el médico y posteriormente por una ATS para serle administrado un inyectable. Al día siguiente esta ATS al ver a la esposa del agente le preguntó qué le había dicho su marido de los sucesos de la noche anterior. La esposa, que no tenía noticias de nada, así se lo hizo saber a esta sanitaria que acabó confesando su extrañeza, pues la fuerte respiración jadeante que se escuchaba mientras inyectaba al policía era impresionante. El agente me aseguró que él aquella noche no escuchó nada, posiblemente por su dolor de cabeza.
La rapidez con la que había conseguido a un testigo me llevó a preguntar a más gente. Quería saber qué podía originar los fenómenos y apareció el nombre de Maria, la del miedo. ¡Interesante apodo para alguien! Según me explicaron María vivía en una casa cerca del cementerio. En un momento dado de su vida comienza a notar la presencia de un “fraile” fantasmagórico que la ronda. Esta presencia a veces venía acompañada de un sonido de cadenas. Su miedo se acrecentó cuando empezó a recibir golpes y pellizcos que hacían que amaneciera toda llena de moratones y con señales de los maltratos recibidos y llegó a tal punto que vendió su casa y se trasladó a otra que había en el solar que ocupa actualmente el centro de salud. La mujer seguía sufriendo a esa entidad y optó por hundir la casa y volver a levantarla de nuevo para librarse de ella. Aquella presencia la conminaba, entre otras cosas, a buscar un pasadizo que unía su nueva casa con el cementerio. Si se negaba su familia sería castigada de la misma manera que ella: atormentada por la presencia de aquella entidad. La hija de María, la del miedo, también sufrió estos fenómenos pero durante un periodo muy corto de tiempo.
La casa de María fue abandonada y permaneció su solar vacío hasta que terminó por construirse el centro de salud. El solar había pertenecido al antiguo Hospital de la Caridad, anejo a una derruida iglesia, que se comunicaba mediante un túnel con el cementerio de la localidad.
El conserje y el médico habían vuelto y la entrevista con ellos fue bastante fructífera. El doctor me atendió muy gentilmente. Me contó que había vivido en el edificio desde su inauguración en 1976. En un principio aquello servía como vivienda del médico y como lugar de trabajo. Una noche comenzó a escuchar fuertes ruidos y crujidos y pensó que se trataba del asentamiento de los cimientos de aquel edificio tan nuevo. Hasta que alguien inició su ascenso por las escaleras. Aquella ascensión terminó por aterrar al médico que salió corriendo hasta la calle y allí quedó hasta que por casualidad pasó una pareja de la guardia civil. El médico los invitó a que lo acompañaran un rato y estos agentes escucharon los sonidos. Con los días fue acostumbrándose a los golpes y desde entonces ya no les presta demasiada atención porque los sucesos seguían produciéndose. También me habló de testigos que habían visto volverse los cuadros de la paredes, aunque él no había presenciado esos fenómenos, y me contó que un investigador junto con dos sensitivas habían estado allí y que habían descubierto la presencia de una “monja” y un “niño". Seguramente a la labor de las sensitivas era a lo que se refería la chica del mostrador cuando habló de exorcismos y limpias.
Era mi segundo testigo directo. La tarde se me echó encima y me prometí que otro día, a la menor brevedad posible, tendría que volver y hablar con familiares directos de María, la del miedo, que todavía vivían.
Retornaría a aquella localidad el 26 de diciembre pero las entrevistas que hice fueron infructuosas y ningún familiar quiso contarme su versión. No todo iba a resultar mal aquel día. Al pasar junto al centro de salud vi que el mismo médico que me había recibido en la primera ocasión estaba otra vez de guardia por lo que no quise abandonar el pueblo sin despedirme de él... quizá me diese más información. Lo que me dio fue permiso para poder recorrer el edificio y hacer todo lo que quisiera por allí. Como llevaba mi “equipo” en el coche la actuación fue rápida. Directamente me fui hacia el lugar donde antaño estaba ubicada la vivienda. Debía ascender las escaleras donde en 1976 se escucharon los pasos y ahí coloqué en primer lugar mi grabadora. Me llegaban sonidos desde la sala de espera del centro de salud, abarrotada con gente por los fríos intensos que se estaban sufriendo, así que cerré la puerta que separaba ambas estancias.
El espectáculo de sonidos y crujidos que se produjo a partir de entonces fue impresionante y la puerta que yo había cerrado comenzó a moverse como si alguien estuviese comprobando que estaba cerrada e intentase abrirla a base de tirones. Era tal el estrépito que me giré y la fotografié desde mi ubicación. La puerta acabó abriéndose y creyendo que era el médico o alguno de sus acompañantes que querían gastarme una broma bajé sigilosamente y metí la cabeza por la ranura que se había hecho. Allí no había nadie.
Cerré nuevamente la puerta y ascendí hasta la primera planta. Fotografié el resto de las habitaciones, salvo los dormitorios, a los que no quise entrar, y mi grabadora puesta otra vez en funcionamiento volvía a captar los empujones que estaba sufriendo la puerta. Ahora comprendía por qué el médico me había dicho que seguía escuchando el sonido y que ya no le prestaba atención. Lo curioso para mí era que el resto de sus compañeros no advirtieran el constante repiqueteo de aquella puerta que sólo callaba cuando era abierta.
“Corrientes de aire”, podría pensar cualquiera, pero la simple llama de un mechero fue suficiente para comprobar la inexistencia de viento que originara el “baile” de la puerta.
Aquel era un lugar de trabajo, con enfermos, y no quise seguir importunando. Durante media hora, aproximadamente, deambulé por el edificio tomando fotografías e imágenes con mi cámara de video. Me di por satisfecho con los sonidos que había tomado, aunque no hubiese conseguido ninguna psicofonía, y que habían dejado constancia del estruendo de la puerta.

Fuentes.- www.looculto.com

sábado, 24 de marzo de 2012

El milagro de la palabra y el inmenso poder de la imaginación

Vivir del cuento

"Cada vez que leo a Cortázar tengo la sensación de que lo extraño se torna familiar. Lo imposible, factible".

Creí, durante muchos años, que Julio Cortázar era argentino. Así que un día volé a Buenos Aires para perseguir sus huellas por los distintos lugares en los que había vivido. No suelo interesarme por las biografías de los escritores que admiro, prefiero leer su obra e imaginarme su vida. Sin embargo, crucé el Atlántico para buscar la presencia de Cortázar. Pero solo encontré la figura de Borges por distintos sitios, alguna noche coincidí con él y Alfonsina Storni en el café Tortoni. También estuve sentado a su lado en el restaurante La Biela. Otro día estreché la mano de Ernesto Sabato en el Parque Lezama, los vecinos del barrio de San Telmo le dedicaban una placa frente al bar Británico donde escribió Sobre héroes y tumbas. Pero no encontré ni rastro de Cortázar. Era el año 2004. Volví a cruzar el océano para ir a visitarlo al cementerio de Montparnasse con la intención de estar lo más cerca posible de él. Al fin, lo encontré con una botella medio vacía de vino y una copa encima de la lápida donde estaba escrito su nombre y las fechas más importantes de su vida. No sé por qué cuento todo esto. Quizás porque Julio Cortázar me enseñó a jugar a la rayuela para conseguir el mundo, si quería ganar era imprescindible tener acierto, puntería, y guardar el equilibrio.
Me llamó la atención que Julio Cortázar y yo coincidiéramos en algo tan curioso como que los dos escribimos la primera novela a los nueve años. Él la acabó en 1947 y yo en 1963. Esa es la diferencia de edad que existe entre nosotros, que existirá siempre, aunque él haya muerto. Ahora consulto la primera página del libro de la editorial Sudamericana Todos los fuegos el fuego y descubro que lo conocí literariamente hace cuarenta años. Aquellos cuentos hicieron despertar mi curiosidad por aquel hombre, a la vez próximo y extraño, que se detenía en los detalles más íntimos de la vida cotidiana. Desde entonces, nada para mí carece de interés. Vivo en un piso 15 y a menudo me entran ganas de perseguir y capturar ese pelo que se ha colado por el desagüe del lavabo. Cuando voy en coche y me veo envuelto en un atasco, me acuerdo de “La autopista del sur”. Me fijo en los conductores y los ocupantes de los demás vehículos, les pongo nombre e invento sus vidas. También me detengo en los actos rutinarios que realizamos a diario y pasan inadvertidos, como el simple hecho de subir una escalera. Desde que sigo sus pasos, me he convertido en el protagonista de mis propias ficciones. El héroe de papel que apadrinó aquel escritor que nunca llegué a conocer personalmente, aunque estuve con él, en cuerpo y alma en el cementerio de Montparnasse. A fin de cuentas, Cortázar me indicó que no tiene que haber distancia entre el escritor y el lector, la realidad y la ficción, la vida y la muerte. Cada vez que leo sus historias tengo la sensación de mirar a través de un calidoscopio que cambia de dibujo y de color, se dispersa y concentra, huye y regresa. Lo extraño se torna familiar. Lo imposible, factible. El milagro de la palabra y el inmenso poder de la imaginación. Dijo en cierta ocasión que los temas le elegían a él, le caían encima de golpe como el coco de una palmera, pasaba algo que lo llevaba a escribir. El sueño hecho realidad. Me contagió su afición a los viajes y las mudanzas. El valor de la creación espontánea, libre e imprevisible. Cortázar se dedicó a vestir las sombras que siempre nos acompañan. Me cambió la vida. Me enseñó a vivir del cuento.

JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA

miércoles, 21 de marzo de 2012

En el cincuentenario de la muerte de López de Ayala 2/3

Portada del periódico dirigido por López de Ayala
2ª parte del magnífico artículo publicado por el periodista Juan G. Landero en el diario ABC (edición de Andalucía) de fecha 31 de Diciembre de 1929




El Padre Cobos.- Ayala, zarzuelero
Durante el bienio progresista apareció un periódico, llamado El Padre Cobos, pesadilla de Ministerios y terror de falsos patriotas y mercachifles sin conciencia. No hubo en aquella época orador-huero ni finchado político a quien no alcanzara la sátira formidable y finísima de aquel periódico, único en si clase.
El Padre Cobos tenía un tinte moderado, era la contrarrevolución en el periódico; la protesta viva y enérgica de la España que no tenía representación en las Cámaras.
Su crítica, aunque alarnas veces sangrieta siempre fué veraz, contribuyendo con sus campañas a que disminuyese el enjambre de pestilentes aduladores.
Tuvo este periódico innumerables persecuciones y procesos, denunciándosele una de las veces por la publicación de unos versos de Ayala. apelando éste a un medio ingenioso paró defenderse.
Puso en prosa, lo que había dicho en verso, dándolo a otros periódicos, que lo publicaran sin enojar las iras del fiscal.
"¿Qué se quiere castigar?—dijo Ayala ante el juez— ¿La gravedad de estos versos? Pues aquí están estos periódicos, que han dicho lo mismo en llana v corriente prosa, sin que el fiscal los haya renunciado.
!Ah!? . lo que hay aquí es que Escosura (entonces ministro de la Gobernación) quiere matar al padre Cobos, y El Padre Cobos no morirá."
El público, que llenaba la Sala del Juzgado; aplaudió frenéticamente; el juez palideció, y El Padre Cóbos, gracias al ardid de Ayala, fue absuelto libremente.
La afición del público hizo que el poeta se desviara de su verdadero centro, cultivando durante algún tiempo la zarzuela. La Estrella de Madrid y Guerra a muerte, gozaron de vida efímera. Los comuneros debió su fama a las alusiones que allí se creyeron ver contra los polacos del conde de San Luis, y que excitaban por igual el regocijo de los progresistas y la cólera de los moderados. Al representarse esta obra durante sus primeras noches se libraron verdaderas batallas entre sus detractores y apologistas.
Y El conde de Castralla, obra que prohibió el Gobierno, rematando su labor de zarzuelista, nada feliz por cierto, con El agente de matrimonios.

El poeta y el novelista.-
Muy pocas son en número las poesías de Ayala, pero éstas bastan para acreditarle de un soberano poeta lírico.
La sensibilidad, la fantasía y el entendimiento concurren armónicamente en sus composiciones,; todas ellas están henchidas de inspiración, de sencillez y de profundidad de pensamiento unidas a una exuberante belleza en la forma.
Mucha semejanza tenía Ayala con Núñez de Arce; ambos en unos cuantos versos dicen más que otros en un poema entero.
En la décima que a continuación transcribimos encerró una definición de la música, verdaderamente primorosa:

Es la música el acento
que el mundo, arrobado, lanza
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor pensamiento;
de la flor del sentimiento
es el aroma lozano;
es del bien más soberano
presentimiento suave,
y es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.
En la siguiente décima; titulada La pluma, siempre de actualidad, muestra su autor la delicadeza de su espíritu:
¡Pluma!: cuando considero
los agravios y mercedes,
el mal y bien que tú puedes
causar en el mundo entero;
que un rasgo tuyo severo
puede matar a un tirano,
y que otro, torpe o liviano,
manchar puede un alma pura,
me estremezco de pavura
al alargarte la mano.
El soneto es el género que más ha cultivado Ayala, encerrando en ellos siempre un pensamiento elevado con el afiligranado ropaje de su forma verdaderamente escultural.
Un aspecto totalmente ignorado de Ayala es el de novelista; el malogrado Bonilla San Martín nos dice que entre los papeles del insigne dramaturgo pudo ver una primera parte de una novela inédita del mismo titulada Gustavo. Muchas dificultades encontró Ayala para publicarla, pues la Censura se lo impidió, justamente, a juicio de Bonilla, pues aunque estaba escrita en estilo elegante y severo, el fondo de la obra era enormemente escabroso, digna hermana de una novela de Eugenio Sué o de Alfredo de Musset.
Pasados varios años, Ayala remitió su obra a Alarcón para que la continuara y se publicara, con el nombre de los dos, pero este no quiso o no se atrevió a continuar la obra del gran ingenio.
Centro de Estudios Turolense.- Archivo Histórico Nacional

sábado, 17 de marzo de 2012

Detención, juicio y condena de Rabazo 1920

Caseta abandonada cerca de Guadalcanal
El asesino de la guardabarrera y sus hijas es detenido

La Detención
Sevilla 5, 11 noche.
En Guadalcanal ha detenido la Benemérita al autor del triple asesinato de Cazalla de la Sierra.
Se llama Antonio Martínez, alías Rabazo, y es trabajador del campo.
Relato hecho por el criminal
Convicto y confeso del crimen, lo explicó de la siguiente manera:
Que conocía a la guardabarrera desde niña y que era muy buena.
Se hallaba en la caseta aquel día, y repentinamente sintió deseos de matarla.
La acometió en el momento en que se hallaba de espaldas y regaba unas plantas en el huerto.
Armado de un cuchillo se lanzó sobre le infeliz mujer y la asestó una cuchillada. La guardabarrera cayó al suelo, pero logró incorporarse.
Entonces se entabló una ruda lucha entre ambos. El asesino repetía los golpes sin cesar.
La víctima, cubierta de heridas, consiguió escapar hasta la cerca del huerto, donde se desplomó exánime.
Rabazo continuó dando cuchilladas a la guardabarrera, y aún su bárbara furia agresora le llevo a descargar varios golpes sobre la cabeza de la moribunda con un peñasco.
A los gritos y al ruido de la lucha acudió la mayor de las hijas de la guardabarrera, la cual se abrazo al cuerpo inanimado de su madre, y suplicó al asesino "que no hiciera, daño a su mamaíta".
Rabazo la tapó la boca, la arrastró del interior de la caseta y allí la mató de varias cuchilladas.
Iba a salir el asesino, insatisfecha su ferocidad exterminadora, y observó que dormía en su cuna la menor de las niñas.
De una cuchillada le arrancó la vida.
Rabazo halló un arca abierta, y tomó de ella 35o pesetas. Huyó a refugiarse en Guadalcanal, donde pasó dos días oculto en su domicilio.
Ayer decidió salir, y visitó una casa mal reputada, donde le detuvo la Benemérita. Intentó fugarse.
Al saber el vecindario la detención del criminal se estacionó ante la cárcel, profiriendo gritos de indignación.
Al excarcelar al asesino para trasladarlo a Cazalla de la Sierra, el pueblo, enfurecido, intentó lincharlo.
La Benemérita hizo grandes esfuerzos para impedirlo.
La conducción del criminal hasta Cazalla se hizo por la carretera; iba esposado y con grilletes, colocado sobre una caballería.
El Juzgado, después de tomar declaración a Rabazo, puso en libertad a los dos individuos detenidos por sospechas.
El vecindario ha iniciado una suscripción para recompensar la actividad de la Benemérita, que ha trabajado sin descanso hasta descubrir y capturar al asesino.
Este asesino tiene todas las características de embrutecimiento e idiotez.
La declaración, hecha con todo detalle, la interrumpió varias veces para decir entre sollozos: "! Era muy buena la pobrecita! (Por la guardabarrera) ¡ Pobrecitas las niñas; cuánto lloraban !".
ABC de Sevilla, Domingo 6 de Junio de 1920 edición  mañana Pág. 14
El Proceso
En la audiencia, ante el jurado, ha comenzado la vista de la causa instruida por el juzgado de Cazalla de la Sierra, contra Antonio Martínez Hernández, apodado “Rabaso”, autor de tres homicidios y robo en la persona de Carolina Cortés, guardabarreras de la línea Sevilla-Mérida, y de sus hijas Antonia y Carmen, de cinco y tres años respectivamente.
Los hechos ocurrieron a las nueve de la mañana del 1º de Julio de 1921, en la casilla de la guardabarrera.
En ocasión de estar ausente el marido de Carolina, se presentó “Rabaso” acometiéndola y matándola para apoderarse de 400 pesetas que sabía tenía el matrimonio.
Después, temiendo que las niñas le delatasen, las degolló y se marchó a Guadalcanal, donde se le detuvo.
El fiscal califica los hechos de robo y homicidio, apreciando la alevosía, abuso de superioridad, despoblado y haberlo cometido en la morada de las víctimas.
Solicita la pena de muerte o cadena perpetua, más diez mil pesetas de indemnización.
El procesado niega los hechos. También niega sus primeras declaraciones, atribuyéndolas a coacción que le hicieron objeto los guardias que formaron el atestado.
El perito médico de la defensa alega que “Rabaso” padece una enfermedad mental. Otro médicos aseguran que goza de la plenitud de sus facultades mentales.
Esta tarde se cerificarán las pruebas documental y testifical e informará a la defensa, quedando la causa para el veredicto que se dictará mañana (Vázquez).
La Vanguardia, Viernes 1 de Diciembre de 1922
La Condena
El juez instructor de la audiencia de Cazalla de la Sierra (Sevilla), ha condenado a muerte al reo Antonio Martínez Hernández “Rabaso”, por los hechos acontecidos hace apenas dos años en Guadalcanal (Sevilla), cuando el condenado irrumpió en una caseta de guarbarreras cercano a la localidad y asesinó vílmente a sus moradores Carolina y sus dos hijas de corta edad, quedan probado los hechos del triple asesinato y robo.
La sentencia será ejecutada en breve, no existiendo la conmutación de la pena debido a la gravedad de los hechos.
El condenado que puede ejercer su derecho a clemencia, se considera inocente, negando lo acontecido y la situación de su persona en el lugar, la fatídica mañana de los asesinatos.
El Correo de Andalucía, Lunes, 4 de Diciembre de 1922 página 11

Sevilla, 22.-En favor de un reo de muerte.-
 El arzobispo y el alcalde ha telegrafiado al secretario de estado del Vaticano en súplica de que su santidad interceda cerca de S.M. El Rey D. Alfonso a favor del indulto del reo Rabaso, condenado a la última pena, y cuya sentencia debe cumplirse en breve.
ABC, Viernes 23 de Noviembre de 1923 edición de la mañana página 21


Finalmente el reo fue ejecutado el día 7 de febrero de 1924 a las 8,07 de la mañana, tal vez el Golpe de Estado del General Primo de Rivera apenas sies meses antes aceleró la ejecución de este y otros reos que se encontraban llenaban las carceles españolas de la época por delitos similares y otros menores, pues los sublevados querían poner orden en el caos en la que según ellos se encontraba España y a la que se vieron obligados a “redimir”.

No llegó el perdón del rey Alfonso XIII a tiempo, en cambio fueron conmutadas otras penas como las de Pedro Mateu Cusidó y Luis Nicolau Fort, anarquistas que asesinaron al presidente del gobierno, D. Eduardo Dato en Madrid el 8 de Marzo de 1921.

NOTA.- de estas noticias hay errores de fachas y la detención se encuentra repetida en el diario ABC con el mismo texto y dos días seguidos el 6 y 7 de Junio de 1920 así como el álias que segun infomación se puedes ver Rabaso o Rabazo.

Fuentes.- Centro de Estudios Turolenses (Archivo Hítorico Nacinal), hemeroteca de los diários de la época (La Vanguardía, ABC, El Liberal y Correo de Andalucía)

Rafa Spínola

miércoles, 14 de marzo de 2012

La huella digital de la gemela de "La Gioconda" intriga a Javier Sierra

El escritor turolense valora el alcance del cuadro restaurado en Madrid
El escritor Javier Sierra, apasionado de la obra de Leonardo da Vinci, como ya dejara de manifiesto en su libro La cena secreta, considera que urge analizar la huella dactilar que aparece en el borde superior derecho de la réplica de La Gioconda, que acaba de ser restaurada en el Museo del Prado. “El cuadro de la Gioconda de Madrid tiene mucho más alcance del que se le está dando y es de una tremenda importancia. Y una de las primeras cosas que se deberían hacer, antes de que se le ponga el bastidor, es una microfotografía de esa huella”, dice Sierra.
Posteriormente, la huella “habría que cotejarla con las otras existentes de Leonardo, porque probablemente el cuadro no lo pintó él, pero sí que lo pudo supervisar o dirigir”, explica este apasionado del arte, que conocía bien a esta Gioconda española, la pariente pobre largo tiempo ubicada en una sala del Prado donde quedaba ensombrecida por Fra Angélico, Durero o El Bosco.
Y es que la pasada semana el Museo del Prado dio a conocer una pieza casi secreta, réplica de la obra maestra de Da Vinci que está colgada en El Louvre, que, tras meses de limpieza y restauración para quitar el negro del fondo, resulta que no es una copia más de la Mona Lisa, sino un retrato que, según los conservadores del museo, se pudo hacer en paralelo al auténtico entre 1503-1506 y pudo ser pintado por un discípulo del pintor, Salai o Melzi.
Así, esta hermana gemela de la Mona Lisa, que ha causado un gran revuelo internacional y que se exhibirá oficialmente el 21 de febrero en Madrid, se podrá ver el 29 de marzo también en el Louvre junto a la heredera legal de Leonardo.
Pero, entre tanto, Sierra, que observa con mirada de inspector novelesco, se está mordiendo las uñas por las muchas posibilidades que dice que abre esta restauración sobre el mito de Leonardo, que le obliga a ir a las fuentes. Y estas no son otras -reconoce- que Giorgio Vasari, el hombre que inventó la palabra Renacimiento, el cronista esencial de esa época, autor del libro Vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos.
“Este hombre hace una descripción de La Gioconda que es la que ha determinado nuestro conocimiento del cuadro. Él identifica a la modelo con la esposa del comerciante que lo había encargado, que se llamaba Giocondo, y asegura que se trataba de una joven de 18 ó 19 años, de aspecto lozano, con unos ojos y unas cejas que parecían naturales. Pero resulta que La Gioconda del Louvre no tiene cejas, y la del Prado sí”.
Cabe la hipótesis -prosigue- de que Vasari, que fue contemporáneo de Leonardo, no viera La Gioconda porque Leonardo se la llevó a Francia, y de que la que él describe de forma tan vívida sea ésta de Madrid, que pudo ver en el taller de Leonardo en Milán. Los expertos tienden a creer que fue obra de Melfi, el discípulo favorito de Leonardo y el que heredó todo, quien tenía una conexión muy especial con España.
Melfi, a la muerte de Leonardo, le vendió varias cosas a Pompeo Leoni, un artista italiano que hizo las estatuas de la familia de Carlos V y Felipe II en El Escorial y que quería impresionar a Felipe II. Entre esas cosas había dos códices de Leonardo que  están en la Biblioteca Nacional; y cabe la posibilidad de que también le vendiera este retrato ahora restaurado”, apunta Sierra.Pero otra de las pistas o hipótesis que el autor de El ángel perdido añade a este misterio le lleva a cuando Leonardo estaba pintando La Gioconda y recibió la visita de su discípulo más exitoso, Rafael. Este se quedó prendado por el cuadro que pintaba su maestro y decidió hacer un boceto, hoy en el Louvre.
El boceto es el que también ha puesto en alerta a Sierra, ya que en él aparecen dos columnas detrás de la modelo, como si ésta estuviera en una terraza con una balaustrada grande, cosa que no aparece en la Gioconda del Louvre pero sí en la de Madrid.
“El cuadro del Prado se ajusta a las descripciones de quienes lo vieron en el taller de Leonardo. Probablemente él no lo pintó, lo supervisó o retocó, pero también pudo ser que fuera con el que está en el Louvre con el que experimentara hasta crear su obra magistral. Hay que recordar que La Gioconda contiene la técnica del sfumato, y puede que la otra, la de Madrid, fuera la que cumpliera con el contrato del Giocondo”, señala Sierra.
Misterios sin resolver que lo que seguro que harán será devolver la dignidad al cuadro del Prado, y que muestran a un Leonardo Da Vinci, como dice Sierra, con un avanzado sentido del marketing, impropio de esa época, pues dejaba que se copiasen sus cuadros para que se difundiesen, algo que ningún artista había hecho antes.
EFE.- C.Sigüenza

sábado, 10 de marzo de 2012

En el cincuentenario de la muerte de López de Ayala 1/3

D. Adelardo Presidente Congreso
1ª parte del magnífico artículo publicado por el periodista Juan G. Landero en el diario ABC (edición de Andalucía) de fecha 31 de Diciembre de 1929
Ayer lunes, 30, se cumplió el L aniversario de la muerte de Adelardo López de Ayala, honra y prez de la Iiteratura patria.
Al recordar esta fecha nos parece justo y obligado rendir un homenaje, modesto y mezquino, por la pobreza de mi pluma, pero henchido de devoción y de respeto a aquel peregrino ingenio que supo renovar las glorias de nuestros dramáticos del Siglo de Oro.
Ayala fue político, orador, poeta y autor dramático. Si el político descendió al olvido, el poeta y el autor dramático permanecerán siempre enhiestos en la historia de nuestra literatura.
No fue nunca Ayala amante del trabajo; era indolente, perezoso; por eso su obra, aunque rica en intensidad, es corta en extensión.
De esto tuvo mucha culpa la política, esa dama veleidosa y asaz tentadora, que, flirteando con Ayala, malogró en parte su obra de gigante; !Lamentables amoríos, que le absorbieron durante algunos años, en perjuicio del arte!
Y vamos a estudiar someramente la figura prócer de este vate lírico, que penetró por derecho propio en el templo de la inmortalidad.

Su vida.-
Ayala nació en Guadalcanal (Sevilla) el 1º de mayo de 1828, pasando varios años de su niñez en Villagarcía (Badajoz).
Estudió sin gran aprovechamiento la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, dándose a conocer como poeta por el hecho siguiente: acordado por el Claustro de la Universidad hispalense que los estudiantes no usaran el sombrero calañés y la rapa corta, provocó Ayala contra esta orden un verdadero motín entre sus camardas, enardeciéndoles en su protesta con unas briosas octavas reales, que fueron celebradisimas.
En el teatro de Guadalcanal reprepresentáronse sus primeras producciones escénicas, que ofrecían la particularidad de carecer de mujeres entre sus personajes, por lo difícil que era encontrar quien interpretara dichos papeles.
El conde de San Luis, prócer que protegía espléndidamente a los incipientes jovenes literatos, acogió con gran cariño a Ayala entregándole éste su primer drama, Un hombre de Estado, que se representó en el teatro Español, el 25 de enero de 1851.
Ocupó en la Academia de la Lengua la vacante de Alcalá Galiano, versando su discurso de ingreso sobre Calderón. sucediénole a él a su muerte el ilustre Gabino Tejado.
La Naturaleza se mostró pródiga con Ayala; en lo físico era realmente un hombre hermoso y arrogante. Sobre su cuerpo, recio y fornido, alzábase una cabeza enérgica de obscura cabellera; cabeza que en vida llegó a merecer los honores del elogio. Teniaojos grandes, de mirada penetrante, poblados bigotes y abundante perilla, daban a su rostro la semejanza con un caballero de la Corte de los Felipes.
Era un hombre de fuerza asombrosa. Se cuenta que en cierta ocasión forzó el barrote de una reja arrancándola de cuajo, para introducir por el hueco respectivo el presente amoroso, que dedicaba a la dama de sus pensamientos.
Afectuosísimo, agradable y ameno en su trato. Tenía una imaginación rica y poderosa. unida a un entendimiento privilegiado. Era ocurrente e ingenioso, y su gracejo no donaba ni la afección bronquial que padecía. Una noche, aludiendo a su tos, dijo a sus contertulios: “Ya lo sabéis: mi epitafio no será el de costumbre: "aquí yace Adelardo” sino este otro “Ya no tose”.

El político y el orador.-
Corno politico, fue Ayala un elemento templado, de poca iniciativa, y su idiosincrasia especial y manifiesta abulia hizo que se dejara arrastrar por los amigos.
Corno orador fue cosa muy diferente; si hubiera tenido mayor facilidad de palabra, habría sido un verdadero tribuno. Sin embargo, no le faltaba elocuencia en ocasiones; hablaba con gran corrección y pureza, y cuando algún poderoso sentimiento se apoderaba de su alma, rayaba a gran altura.
Poseía, sin duda alguna, casi todas las condiciones que exige el verdadero orador: inteligencia poderosa, sensibilidad exquisita e imaginación rápida.
Su estilo era sobrio; sus ademanes, perfectos; sus actitudes solemnes, y su expresión, magnífica.
Desde luego que no era orador de diario y de batalla; su elocuencia, como decía Fernández Bremón, necesitaba de largas íntermitencias para causar efecto seguro en ocasiones solemnes.
Notabilísimo fue el que pronunció cuando se discutía la ley de Imprenta de Nocedal.
También fue primoroso el dirigido contra los republicanos de Cádiz, durante el cual, y con motivo de una impertinente interrupción, nervioso y fuera de sí, arrojó al hemiciclo de la Cámara la cartera de ultramar, que desempeñaba.
Pero su obra maestra fue el discurso necrológico que pronunció siendo presidente del Congreso y con motivo de la muerte de la Reina Mercedes.
Cuéntase que a los ofrecimientos que le hicieron para que se preparara antes de hablar, replicó: "Mejor será que cuente lo que he visto”. Así fue sencillo e improvisado, y pronunció una oración tan hermosa, que se comparaba con las mejores de Bossuet. Sin duda fue tan elocuente como algunas de las pronunciadas por el águila de la Iglesia francesa.
La Cámara, al oírle, quedó hondamente conmovida por tan tierna y hermosa elegía.

Centro de Estudios Turolenses.- Archivo Histórico Nacional

miércoles, 7 de marzo de 2012

El Padre Morillo



Santiago Morillo Treviño

Recuerdo que a principios de la década de los sesenta del pasado siglo cuando apenas contaba con siete u ocho años, conocí por primera vez al padre Morillo al pasar por la puerta de mi abuela Araceli en la calle Sevilla de Guadalcanal y detenerse a saludarla como hacía con el resto de las vecinas cuando venía el pueblo para visitar a su hermana y sobrinos, mis recuerdos son difusos, pero si tengo la imagen grabada en mí memoria de un franciscano con perilla blanca y gafas de pasta, una persona afable y que transmitía paz y tranquilidad,  según comentaban las personas que le trataron en la calle Sevilla y la calleja del Moro, en sus visitas a nuestro pueblo.
Repito que mis recuerdos están difuminados por el pasar de los años y mi corta edad en aquella época, pero si recuerdo una tarde que acompañado de todos los crios de la calle fuimos con el padre Morillo al Convento del Espíritu Santo y las monjas nos invitaron a una chocolatada con magdalenas; Comentado con mi hermana que es mayor que yo y amiga de su sobrino Antonio, me dice que antes del chocolate y las magdalenas que hizo mí abuela y Araceli la de Reposo nos tragamos una misa, con el pasar de los años tal vez yo hubiese perdonado la misa aun cuando el premio era la merienda.
En el año 1965  mi familia vivía en el barrio de la Elípa de Madrid y en un viaje de mis abuelos paternos, fui con mi abuela Araceli y mi madre a visitarlo a la calle Maldonado, en aquella época ya se encontraba muy enfermo, nos recibió en una pequeña habitación y compartió con mi abuela una animosa charla sobre Guadalcanal, la gente de la calle  y sus visitas.
La relación del jesuita con Guadalcanal se debía a que su hermana Marcelina se casó con Ángel Romero Muñoz, nacido en Guadalcanal y emigrante a Benquerencia de la Serena a principios del siglo XX, el matrimonio se instaló en Guadalcanal en 1922, cuando Ángel entró a trabajar como “manijero” en la finca de La Trancosa de Cazalla de la Sierra.
El P.J. Santiago Morillo Triviño nació en el año 1900, en Benquerencia de la Serena (Badajoz) y falleció de problemas cardiacos y tras una larga enfermedad el 19de Mayo de 1966 en la casa profesa de la calle Maldonado, 1 de Madrid, donde fundó una capilla de rito oriental.
Ingresó a los catorce años en el seminario diocesano de Córdoba, su gran facilidad para los idiomas le hizo un gran políglota desde su juventud, dominando en el seminario el latín y el griego y posteriormente el portugués, francés, italiano, inglés, alemán, polaco, ucraniano y varias lenguas eslavas, pasó a formar parte de la Compañía de Jesús en el año 1918, en 1923 se traslado a Rusia cuando el papa PÍO XI pidió al padre general de los Jesuitas hermanos para esa zona, de esa época data su vocación orientalista.
Curso estudios en Granada, Barcelona y Ecuador y en 1931 fue ordenado sacerdote y hubo de salir de España por la expulsión de los jesuitas, estableciéndose en Valkemburg (Holanda), destinado muy poco después al Seminario Pontificio Oriental de Dubno, en la Ucrania polaca, anexionada enseguida a la Unión Soviética. Dubno marcó un hito en la vida ecuménica del Padre Morillo y en la profesión perpetua, en 1936, pasó del rito latino al bizantino, regresando nuevamente a España en el año 1937, iniciando un periplo de conferencias por muchas ciudades, celebrando misas de rito bizantino.
Tratando de explicar la realidad de la desunión y la llamada a la unidad en aquella convulsa época española de la dictadura franquista, en una entrevista del año 1962 comentó “En aquella época me pedían que hablara especialmente en contra del comunismo, obviamente me las veía y me las deseaba para no dar una opinión sectaría y referirme a la cuestión de la unidad. Sólo cuando daba conferencias en seminarios diocesanos y casas religiosas, que fueron muchísimas veces, me encontraba en ambiente propicio para hablar del problema Oriente-Occidente”, igualmente durante veinte años recorrió toda la península pronunciando conferencias y celebrando misas de rito bizantino, verdaderas catequesis sobre la unidad cristiana.
Ejerció de profesor durante casi veinte años en la Facultad de Teológica de Granada, a principio de la década de los cuarenta, en 1947 fue requerido por el Consejo de Investigaciones Científicas, donde fundó el “Centro de Estudios Orientales” y dos años después traslado a Madrid más de tres mil volúmenes especializados en la materia, instalando su despacho del Centro Oriental en la calle de Toledo de la capital y el obispo auxiliar le ofreció una capilla en la misma calle para ofreciera misas en el rito bizantino.
En 1944 fundó la revista y ejerció como redactor jefe “Antoli” (Oriente) que posteriormente pasó a llamarse “Oriente Europeo” y en el año 1956 la revista “Re-Unión”, tuvo gran actividad literaria en esta y otras publicaciones, en 1963 en la citada revista “Re-Unión”, se saltó de las actividades y temas orientales al ecumenismo, con incidencia en el ecumenismo español.
Parece que la iglesia acepta la fecha del año 1954 como el inicio ecuménico español, sin embargo, en el año 1939 comenzó ya, si cabe, este movimiento con la llegada a Madrid de un jesuita andariego, culto y abierto, bastante olvidado después e incluso citado como deseoso únicamente de engrandecer su obra personal. Era el P. Santiago Morillo, SJ., llegado desde Polonia donde la había sorprendido la Segunda Guerra Mundial. Regresaba «derrotado externamente», pero dispuesto al comienzo de una profunda e intensa labor en pro de la causa del Oriente Cristiano, que había conocido ampliamente, y a favor de la unión entre ortodoxos y católicos, una vocación que prendió intensamente en la vida de este jesuita. (Nota ABC).

Según un correo recibido de un amigo de Benquerencia, me comenta que la gente mayor del pueblo recuerda las visitas del padre Morillo, las misas que ofrecía en la plaza por el rito oriental-ortodoxo y su acercamiento a niños y enfermos.
Rafael Candelario Repisa

sábado, 3 de marzo de 2012

Hay libros que siempre mantienen su interés

El valor de un libro lo determina su rareza, el tipo de encuadernación y que haya sido o no restaurado.
Recuerda Luis Antonio de Villena un libro, La catedral, de J.-K. Huysmans, que compró por catálogo, hace años, con dedicatoria autógrafa. Y la grata sorpresa cuando lo recibió y vio la encuadernación con forma de catedral; era el ejemplar que Huysmans había dedicado al editor, y que este había decidido encuadernar de aquella manera excepcional. Juan Bonilla menciona su ejemplar de Cinco metros de poemas, de Carlos Oquendo de Amat, que encontró en una librería anticuaria de Miami, editado en Lima en 1927, en acordeón, y que desplegado se extiende exactamente la medida que promete el título. Y Andrés Trapiello habla de Poesía, de Juan Ramón Jiménez, editado por el propio Juan Ramón y Zenobia Camprubí, en 1923, y que encontró también tras años de búsqueda. “Me cuesta elegir un solo libro, porque son muchos años y muchos libros”, señala Luis Alberto de Cuenca. “Pero tal vez mencionaría la primera edición de Drácula, de Bram Stoker, publicada en 1897 por Constable and Company, y que conseguí a través de internet después de estar casi diez años buscando por la red un ejemplar que no tuviera un precio prohibitivo”. Y cuenta Luis Alberto de Cuenca, coleccionista compulsivo como él mismo se reconoce, cómo llegó a los libros a través de los cromos y, sobre todo, de los tebeos. “Yo, como decía Borges, me vanaglorio no de lo que he escrito, sino de lo que he leído, y en mi caso, el impulso coleccionista, unido a la pasión lectora, me condujo desde muy joven al mundo del libro”.
En ese pequeño universo de librerías de lance, encantes, rastros, ferias, salones, conviene comenzar distinguiendo el mercado del libro de ocasión –libros usados, de segunda mano, baratos o saldados– de lo que es estrictamente el mercado del libro antiguo: ejemplares escasos en comercio, y que alcanzan gran valor. “Cuando se habla de libro antiguo, nos referimos al que abarca desde el siglo XV hasta finales del XVIII”, señala Guillermo Blázquez, propietario de la librería del mismo nombre en Madrid. “Lo que no significa que todo el libro antiguo sea bueno y caro, ni que el libro de lo siglos XIX y XX no tenga interés. De hecho, no es excepcional encontrarse con que libros de la Generación del 27 alcanzan mayor cotización que libros del XVI”. En este mercado de librería anticuaria se incluyen también libros de alta bibliofilia –ediciones de corta tirada, numeradas, con obra de cotizados artistas–, primeras ediciones y libros dedicados. También hay géneros que se ponen de moda durante un tiempo, y que incrementan su cotización hasta que la demanda se estanca. Es el caso de los libros de cocina, en su momento, o de esgrima, y más recientemente los libros de caza, que tuvieron gran demanda hace unos años, y que ahora no se venden tan bien. “Hay libros, sin embargo, que siempre mantienen su interés”, asegura Guillermo Blázquez. “Primeras ediciones del Siglo de Oro, libros de historia, viajes, genealogía y álbumes de grabados a los que últimamente se ha sumado el libro científico: una primera edición de Galileo puede costar en torno a 100.000 euros, y una primera de Einstein ronda los 30.000”. El valor de un libro lo determina, en primer lugar, su rareza. Pero también influye el tipo de encuadernación; que el libro haya sido o no restaurado; que conserve amplios márgenes (en cada nueva encuadernación se pierden unos milímetros de papel), y su estado: la ausencia de humedad, hongos, polilla, manchas de óxido, todo ello influye en el precio. Hasta hace unos años las ventas de libro antiguo se realizaban bien en las propias librerías o en subastas, o por catálogo. Un listado de libros que se enviaba por correo a los clientes, y en el que se describía cada ejemplar en ese peculiar lenguaje, casi de iniciados, que permitía al comprador hacerse una idea exacta de lo que compraba: “papel moteado”, “ejemplar fatigado”, “pérdida sin afectar al texto”…
EL LIBRO ANTIGUO EN INTERNET.-
Todo esto cambió hace poco más de una década con la llegada de internet; en este momento es rara la librería de viejo que no tiene página web o que no está asociada a alguno de los portales de libro antiguo; Iberlibro, que pertenece a Abebook, es el más importante, con 140 millones de libros y más de 10.000 librerías asociadas en todo el mundo; o Uniliber, en español, con cerca de 300 librerías y más de tres millones de libros. “Internet ha supuesto no solo visibilidad para las librerías, sino que ha convertido un mercado que era en gran medida opaco, de expertos, en algo completamente transparente”,señala Manuel Domínguez, propietario de la librería Gulliver, en Madrid.“Cualquiera puede entrar en uno de estos portales, buscar un título e informarse sobre ediciones y precios prácticamente en cualquier librería del mundo”. Así, cada vez hay más clientes que compran a través de internet, y menos que acuden a las librerías.
En 1998, la librería Renacimiento, una de las pioneras de esta revolución tecnológica, cerró el local que tenía abierto en una de las más céntricas calles de Sevilla y se trasladó a unas naves en las afueras de la ciudad. “Cambiamos un local céntrico, efectivamente, en el convencimiento de que internet permite que cualquier lugar sea el centro del mundo”, afirma Abelardo Linares, uno de los primeros libreros, también, que empezó a valorar los libros de las generaciones del 98 y del 27. Libros que durante tiempo se consideraban prácticamente bagatelas, y que hoy pueden llegar a alcanzar una alta cotización. “Era, en cierto modo, previsible”, afirma Linares. “El libro español incunable, gótico, tiene belleza e interés, pero es raro; el XVIII es una época de grandes impresores, pero no es un libro de gran novedad, y el XIX es, en general, pobre editorialmente. De modo que es en el 98 y, después, en el 27 donde de nuevo se dan ediciones bien impresas, cuidadas, bonitas, y con un alto interés literario”. Hoy son muy buscadas las primeras ediciones de Baroja, Unamuno, Juan Ramón, Machado y también las de Altolaguirre, Cernuda, Max Aub–de algunos de sus libros no se imprimó más de un centenar de ejemplares–,Salinas, Guillén o Lorca, que alcanzan precios altos en el mercado. “Yo nunca he sido bibliófilo, sino lector. Comencé a ir a las librerías de viejo porque buscaba cosas que no había en las librerías de nuevo”, recuerda Andrés Trapiello. “Libros de Ramón, Baroja o Chaves Nogales que había que leer en primera edición porque nunca se habían reeditado, y que hoy se han vuelto cotizadísimos”.
¿Son caros los libros antiguos? ¿Se trata de una inversión interesante? Aunque la mayor parte de los compradores de libro antiguo no abrigue un objetivo comercial, hay quien afirma que en este momento de volatilidad, el mercado del libro puede ser una buena alternativa inversora.“La verdad es que en estos últimos años algunos autores han incrementado su precio espectacularmente”, concede Xavier Lloveras, el dueño, en Barcelona, de Llibres del Mirall. “Hace unos años nadie daba especial valor a las primeras ediciones de Valente, o Gil de Biedma, que después se han ido cotizando, y ahora empiezan a valorarse, por ejemplo, las de Bolaño, Reverte, Javier Marías o Enrique Vila-Matas”. Así, la primera edición de Los detectives salvajes, de Bolaño, publicada en Anagrama en 1998, o 2666, en la misma editorial, en 2004, rondan ya los 500 euros. No está mal. “Qué palabras más feas –dijo en una ocasión, gráficamente, el escritor y crítico inglés Cyril Connolly–, segunda edición”.
LOS MÁS BUSCADOS.-
Si hubiera que elaborar una lista con los libros más buscados, esos que son persistente objeto de deseo para los coleccionistas y que despiertan admiración cuando aparecen en catálogos de subastas o librerías de lance, es muy probable que en ella figuraran muchos de los siguientes: De materia medica, de Dioscórides, impreso en Amberes por Juan Latio en 1555, y cuyo precio, dependiendo de su estado de conservación, va de 10.000 a 15.000 euros. De ese mismo año, impreso en Salamanca por Andrea de Portonaris, en cuatro volúmenes, otro de los más buscados es Las siete partidas, de Alfonso X El Sabio, que puede alcanzar un precio de 6.000 a 8.000 euros. La mitad de lo que puede llegar a pagarse por el Quijotede Joaquín Ibarra, Madrid, 1780, en cuatro volúmenes, cuyo precio oscila de 12.000 a 18.000 euros. Otros títulos imprescindibles en esta peculiar lista serían la edición de la Calcografía Nacional de los Caprichos de Goya, compuesta por 80 grabados que incluyen el retrato del pintor (1868-1878), con un precio de 33.000 euros, y los tres volúmenes de la España artística y monumental, de Jenaro Pérez Villaamil, París, Albert Hauser, 1842-1845, con 144 litografías a color, y que puede costar de 20.000 a 26.000 euros.
Si lo que le gusta es el libro del siglo XX, y dispone de un buen presupuesto, en su biblioteca no debería faltar la primera edición del Romancero gitano, Revista de Occidente, 1928, por la que pueden pagarse entre 3.000 y 5.000 euros, más incluso si está dedicado por el propio Lorca, uno de los autógrafos más buscados. También alcanza una alta cotización la edición de Cruz y Raya, la editorial de José Bergamín, de La realidad y el deseo, Madrid, 1936, de Luis Cernuda, que puede costar alrededor de 3.000 euros. Y si sus inclinaciones literarias apuntan a Valle-Inclán, sepa que por su Epitalamio, publicado en 1897 en Madrid, puede llegar a pagar de 6.000 a 8.000 euros.


EDICIONES DE LUJO.-
El nombre de la página web a través de la que se accede a sus productos editoriales ya explica el tipo de libro que se va encontrar: Planeta Ediciones Lujo (www.planetaedicioneslujo.com). Son tiradas cortas, numeradas, en las que se aprecia un especial cuidado de los pequeños detalles: ejemplares únicos, casi obras de arte en las que se aúna el valor del texto con el de las reproducciones artísticas. “El trabajo es largo y costoso”, señala Fernando Caralt, editor responsable de estas publicaciones. “Empieza con la negociación de los derechos de las imágenes, todas ellas de grandes artistas; continúa con el diseño del libro, la elección de los materiales y técnicas de impresión más adecuados; el estuche, que siempre procuramos que sea especial, y, al final, la elaboración de cada libro con procesos prácticamente artesanales”. En los últimos siete años ha editado una docena de títulos con obras de Chillida, Dalí, Picasso, Rembrandt, Goya o Saura, entre otros, y realizadas en coedición con los museos o fundaciones propietarias de los derechos de estos artistas.“Aunque no son libros para leer –añade Caralt–, la Biblia de Rembrandt, por ejemplo, pesa once kilos. Siempre se busca la mejor versión del texto, y que la reproducción de las imágenes guarde la mayor fidelidad posible, en tamaño y color, al original”. Todas estas características los convierten en auténticas joyas con un valor en el mercado (entre 2.400 y 4.000 euros, dependiendo de la tirada). A pesar de su precio, la exclusividad y la segura revalorización hacen que todas las ediciones, salvo las más recientes, estén agotadas. “Es cierto que estos libros, más allá del aspecto estético, pueden considerarse una buena inversión. Del libro de Saura, El Criticón, que salió en mayo, no queda más que una decena de ejemplares, y del de Dalí, Los cantos de Maldoror, que apenas lleva unos meses disponible, se ha vendido más de la mitad de la edición”, concluye. Obras, en suma, que en la anunciada batalla frente al libro electrónico parece que no van a tener competencia.
JESÚS MARCHAMALO