By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 29 de octubre de 2014

Islas tropicales en el Pacífico Sur


El otro paraíso de la humanidad
Las Islas Salomón se cree que fueron habitadas originalmente por los melanesios, cuya lengua tiene afinidades con el malayo, pero cuyo origen exacto no se ha determinado. El primer contacto europeo con las Islas Salomón, en 1567, fue el avistamiento de isla de Santa Isabel por el explorador español Alvaro de Mendaña, al año siguiente, Mendaña y el español otro, Pedro de Queirós, explora algunas de las islas. Mendaña nombre de las islas Islas de Salomón, pensando que la fuente de las riquezas de oro del rey Salomón se encontraba allí.
Contacto con los europeos con las Islas Salomón fue cortado durante casi dos siglos hasta que fueron visitadas por el navegante Inglés Philip Carteret en 1767. Tras la visita de Carteret, la marina británica comenzó a hacer llamadas periódicas a las islas. Durante el período 1845-1893, las Islas Salomón fueron visitados con frecuencia por los misioneros y los comerciantes. Los pueblos indígenas también fueron objeto de explotación por parte de "negreros", que impresionó a sus prisioneros para realizar trabajos forzados, a menudo en las plantaciones de azúcar colonial en Fiyi, Hawaii, Tahiti, o Queensland. La brutalidad de los secuestradores provocaron represalias por parte de los isleños, dando lugar a asesinatos en masa de europeos y las poblaciones locales.
En 1893, el gobierno británico intervino y estableció un protectorado sobre ciertas islas en el sur de las Islas Salomón, como en Guadalcanal (1), Malaita (ahora Makira), San Cristóbal, y el grupo de Nueva Georgia. El resto de las Islas Salomón había en ese momento cayó bajo el dominio alemán, algunos de ellos, incluyendo Choiseul y Santa Isabel, fueron trasladados por un tratado en el Reino Unido en 1900. Los británicos de las Islas Salomón Protectorado, como todo el grupo llegó a ser conocido, en un principio estuvo bajo la jurisdicción de la Oficina del Alto Comisionado Británico para el Pacífico Occidental.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las Islas Salomón siempre en el escenario de algunos de los combates más encarnizados de la guerra del Pacífico después de que las tropas japonesas invadieron y ocuparon Guadalcanal en 1942. Un campo de aviación japonesa, en la costa, más tarde el norte de la isla que se conoce como Henderson Field-fue capturado por los marines EE.UU. el 7 de agosto de 1942, la incursión de la apertura en la batalla de Guadalcanal, que costó la vida de unos 1.500 soldados de EE.UU. y Japón 20.000. Guadalcanal fue evacuado por Japón en febrero de 1943, aunque las fuerzas japonesas se mantuvo en otras partes de las Islas Salomón hasta 1945. Destrucción generalizada y la pérdida de la vida fueron visitados en la población local durante la guerra, y el legado de la dislocación social dio un nuevo impulso al desarrollo de un movimiento independentista nacionalista en Malaita conocido como la Regla de Marcha.
En 1953, los consejos consultivos locales se establecieron en Malaita, con el tiempo se extienda a otras islas del protectorado. En 1960, el gobierno territorial nombrado consejos ejecutivos y legislativos, que se les concedió su minoría de edad elegido por primera vez en 1964. La nueva Constitución promulgada en abril de 1970 proporcionados por el reemplazo de los dos consejos de un Estado unitario Consejo de Gobierno, la mayoría de cuyos miembros debían ser elegidos. Durante mayo y junio, las primeras elecciones generales de las Islas Salomón, que contó con la selección de los votantes de 17 de los 26 miembros del consejo. El 21 de agosto de 1974, una nueva constitución introdujo un sistema de gobierno ministerial encabezada por un Consejo de Ministros. A la Asamblea Legislativa eligió posteriormente como ministro de Salomón Mamaloni las Islas Salomón "primer jefe. En mayo de 1975, una delegación de las Islas Salomón, dirigido por Mamaloni, se reunió con funcionarios del Reino Unido en Londres y establecer un calendario para la autonomía interna y la plena independencia. El 22 de junio de 1975, el nombre del territorio fue cambiado oficialmente de los británicos de las Islas Salomón Protectorado de las Islas Salomón.
Las islas lograr autonomía interna en 1976 y se convirtió en un miembro independiente de la Mancomunidad Británica de Naciones, el 7 de julio de 1978. Peter Kenilorea fue primer ministro hasta que su gobierno de coalición se derrumbó en agosto de 1981, tras lo cual regresó al poder Mamaloni. En octubre de 1984, Sir Peter Kenilorea (como se había hecho) fue reelegido primer ministro, pero renunció en noviembre de 1986, tras las acusaciones de malversación de fondos, Ezequiel Alebua, el viceprimer ministro, le sucedió. En las elecciones generales de febrero de 1989 el Partido Alianza Popular (PAP), dirigido por Salomón Mamaloni, derrotó al gobierno Alebua. Mamaloni convirtió en el nuevo primer ministro en marzo de 1989. Mamaloni dimitió como líder de PAP en octubre de 1990 y formó un gobierno de coalición con varios miembros de la oposición. Francis accidentado Billy, un independiente apoyado por los miembros de los socios de la Coalición Nacional (una suelta de las seis partes de la coalición), se convirtió en el nuevo Islas Salomón, primer ministro en junio de 1993. Montañoso trabajado con la Conferencia de la punta de lanza de Melanesia para aliviar la tensión entre las Islas Salomón y Papua Nueva Guinea. En 1994, el Parlamento votó a favor de reemplazar montañoso con Mamaloni, líder del Grupo de Unidad y Reconciliación Nacional (GNUR), el partido político más grande en el parlamento.
En las elecciones de 1997 el Parlamento Nacional, GNUR conservado su mayoría, y Bartolomé Ulufa'alu fue elegido primer ministro. Se comprometió a resolver la crisis de las Islas Salomón financieros mediante la mejora de la recaudación de ingresos y reducción de los ministerios del gobierno. También lidiado con el problema de encontrar una solución al conflicto étnico en Guadalcanal que dominó todas las otras cuestiones políticas internas desde finales de 1998. En disputa fueron los temas de propiedad de la tierra, el acceso a la educación, el empleo y el desarrollo económico entre los habitantes de Guadalcanal y Malaita pobladores de la isla. Ese año, el Movimiento por la Libertad Isatubu (IFM), que representan a los pueblos nativos de Guadalcanal, comenzó a desalojar por la fuerza malaitanos, que respondieron formando la Malaita Eagle Force (MEF). En mayo de 2000, el MEF tomó como rehén a Ulufa'alu, la organización de un golpe de Estado. Ulufa'alu renunció, y en junio fue sustituido por Manasseh Sogavare. Los enfrentamientos entre las dos facciones habían dejado más de 100 muertos y más de 20.000 desplazados. Un acuerdo de paz fue firmado en octubre de 2000, pero no logró poner fin a la violencia. Mantenimiento de la paz sin armas de Australia y Nueva Zelanda fueron enviados para supervisar el desarme y la desmilitarización. En septiembre de 2001, el líder rebelde IFM Selwyn sake fue asesinado, amenaza el acuerdo de paz. En noviembre, el MEF informó que el 90% de sus armas habían sido entregados. Allan Kemakeza del Partido Alianza Popular, fue elegido primer ministro en diciembre de 2001. En febrero de 2003, un miembro del Consejo Nacional de la pacificación del país, Sir Frederick Soaki, fue asesinado. Él trabajó con la ONU para desmovilizar a ex militantes todavía empleadas por el gobierno como los agentes de policía en Malaita. A principios de 2003, el gobierno de Kemakeza fue criticado por no frenar las acciones de los miembros de la milicia.

(1) Guadalcanal Historia

Descubrimiento

La isla fue descubierta por
Álvaro de Mendaña en el 1568 en una expedición dirigida a descubrir la legendaria Terra Australis Incognita bajo el reinado de Felipe II. El nombre de la isla fue puesto por el explorador Pedro de Ortega Valencia (a la sazón, miembro de la expedición de Mendaña) en honor a su pueblo natal, Guadalcanal, en la provincia de Sevilla.

Colonización e Independencia
Si bien la Isla fue descubierta para la
Corona de Castilla y Aragón, los esfuerzos españoles en colonizarla fracasaron. A lo largo de los siglos XVIII y XIX arribaron a la misma sólo misioneros y distintos grupos de europeos.
En
1885, la Compañía Alemana de la Nueva Guinea estableció control sobre las islas Salomón. Sin embargo, la administración alemana duró poco.
En
1893, La parte sudoriental de las Salomón fue convertida en protectorado británico y cinco años más tarde se añadió la parte norte.
En
1900, Alemania transfirió sus restantes dominios (con excepción de Bougainville y Buka) a Gran Bretaña a cambio de la retirada británica de Samoa Oriental. Desde entonces, como parte de las Islas Salomón Guadalcanal fue ocupada por la Corona Británica.
En
1920 Bougainville y Buka fueron puestas bajo mandato australiano por la Liga de las Naciones, mientras que Guadalcanal permaneció bajo la corona británica hasta 1942, cuando fue ocupada por fuerzas del Imperio de Japón y, más tarde, reconquistada por fuerzas estadounidenses en lo que fue la Batalla de Guadalcanal.
En
1976 la Corona británica concedió el autogobierno a las islas Salomón y dos años después, la independencia.

Fuentes : Library of Congress y Encyclopedia of the Nations 

sábado, 25 de octubre de 2014

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 34

Los administrativos de Guadalcanal en el contexto de la Administración Real 1
 La primera distinción que procede hacer en el personal no laboral de Guadalcanal pasa por la diferencia entre el personal que viene nombrado por la Administración Central y el designado por los directivos de la mina. Estos últimos, cargos subalternos auxiliares, se reclutan en el caso de los auxiliares —medico, capellán, albéitar— en la propia villa de Guadalcanal, mientras que los subalternos —administrativos de cargos inferiores—, que en los primeros momentos eran de la misma procedencia, pronto comienzan a contratarse fuera de la villa minera e incluso a ser enviados desde la Corte para evitar ocasiones de corrupción 94. Su salario se fijaba en función de la dedicación, siempre exclusiva, a la mina; los honorarios del medico, por ejemplo, que era siempre uno los de la villa, decrecieron con el tiempo a tenor del descenso en el volumen de trabajadores de la explotación. En ocasiones, empleos iguales recibían salarios diferentes, que no era el trabajo la Inca consideración a la hora de fijar el estipendio; por ejemplo, dos cargos de guardas estaban remunerados de forma diferente, “porque uno diz tiene muchos hijos” 95.
Los oficiales de nombramiento real son funcionarios de la carrera administrativa, generalmente con experiencia en administración de rentas reales. Su consideración es eleva- y se procura elegir a personas que tengan una cierta posición económica propia 96. De los cargos escribía el Rey:
“Por quanto siendo las minas (...) de Guadalcanal (...) de la riqueza, calidad e importancia que son, es nescesario y conuiene que los oficiales e ministros que en las dichas minas por nuestro mandato residen, sean de gran confianza y legalidad” 97.
Entre ellos, los apellidos de origen vascongado son frecuentes, algo que no es extraño por la abundancia de vascos en la administración, salida habitual de los segundones de las familias hidalgas de aquel país 98. Es igualmente frecuente el que los oficiales se transmitan dentro de una misma rama familiar y que tras el fallecimiento del padre sea nombrado el hijo para el mismo oficio 99.
El salario de este personal, si bien no puede considerarse alto en comparación con otros de la administración, se veía complementado con una serie de ventajas asimilables a otros ingresos: vivienda gratuita junto a la explotación, ya que tenían obligación de residir a bocamina 100; adscripción de una finca aneja a la fabrica en la que los funcionario podían cultivar sus propios alimentos y facilidades para hacerlo también en las reales de los alrededores 101; suministro gratuito de leña, carbón, papel, tinta, medicinas y un conjunto de posibilidades de redondear su estipendio mediante la participación abastecedores de la mina 102.
Además, a diferencia del personal empleado en tareas productivas, cobraban un salario anual que incluya días festivos y cubría de esa forma la posible contingencia de que pudiera paralizarse la labor de las minas, lo que los en situación de ventaja frente a aquel, aunque las asignaciones de algunos técnicos cados fueran mas elevadas que el mas alto de los administrativos 103.

94 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f., diversas cartas de Hernando Delgadillo años 1586, 1587 y 1588:
“en tiempo de Andrés de Tolosa, se permitió que se hiziesen (las labores) con escribanos aqui, pero ahora no se consiente”.
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 51, fol. 21, Diego de Marmolejo, oficial de la contaduría procedía de Constantina. Los guardas eran a veces enviados desde la Corte.
95 A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 29. Los guardas que se nombraron en 1570 recibieron de salario 204 maravedíes diarios, estipendio fijado en consideración de que
“son personas de confianza y tienen muy gran trabajo (...). También tubimos consideración en el dicho salario la carestía de los mantenimientos que hay en esta tierra, especialmente del pan que ha subido ya a 18 reales la hanega y aún esto se halla con dificultad y tienen que yr fuera muchas vezes a buscallo” ;
A G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 104, fol. 9.
96 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 32, fol. 101, sobre los bienes de Diego López. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 133, fol. 8; hacienda de Gerónimo de Anuncibay en las cercanías de la villa de Reina.
97 A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., titulo de veedor de Guadalcanal a Pablo de Melgosa, contino de la Casa Real. Otras informaciones sobre la necesidad de que estos cargos sean de a confianza real, en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 74. Sobre la experiencia anterior de los oficiales de Guadalcanal, cfr. más arriba y A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° L 13L 6. A.G.S. Guerra Antigua, Leg.° 69, fol. 197, Ruiz de Anuncibay, tesorero, había sido contador en la compañía de D. Antonio de Luna. Ulloa, M.: La Hacienda Real de Castilla en el reinado de Felipe pr:. 247: Martín López de Yeribar había participado en 1556 en subasta de la renta de los puertos secos.
98 FERNÁNDEZ DE PINEDO, E.: Crecimiento económico y transformaciones sociales del País Vasco (1100 1850), p. 70.
99 A Martín López de Yeribar le sucede su hijo y lo mismo sucede con Gerónimo de Anuncibay, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, inventario de los 137 libros que dejo al morir el contador López de Yeribar.
100 “Y porque residiendo como han de residir a la continua en esa fábrica los oficiales que en ella tenemos (..) es justo y necesario que tengan aposentos en la casa desas minas, proveereis que se le den como esten bien aposentados, y si para esto fuere menester acrecentar algunos edeficios en la dicha casa, hareis que se labren, y asi en esto como en lo que toca al tratamiento de sus personas, mirareis que se tenga la quenta que es razon, como con nuestros oficiales (...). El administrador señalara los aposentos en la casa real para si e para los tres oficiales de S.M. primero que para otro ninguno, de manera que puedan residir en la fabrica dentro de la dicha casa”. Además, “el administrador debe mandar que ningun oficial viva en Guadalcanal sino en las minas”.
Para controlar que esto sucede así, antes de pagarse el salario a los oficiales:
“vean si han residido como les esta ordenado, porque si no, se le quitara por rata hUbiese faltado sin tener licencia”.Los aposentos han de ser suficientemente amplios como para acoger a los oficiales, sus familiares y criados que les acompañan hasta sus destinos. Cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s. a D. Francisco de Mendoza de 19 de abril de 1559.
101 En 1577, proponía A. de Tolosa:
“en lo que toca a aquel sitio, convendría que las tierras que heran de Juan Díaz de Vivar y de otros a quien se adjudicaron los 10.000 ducados por ella (...) se diesen a aquella fábrica que pudiesen los oficiales que allí residiesen aprouecharse dellas, con que no hauiendo resida allí se adjudiquen a la yglesia de las minas y que ansimismo los oficiales puedan en las tierras realengas media legua de aquel distrito”;cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f., informe de A. de Tolosa de 1577.
102 Por ejemplo el escribano era al mismo tiempo el que abastecía de carne a la mina y el depositario se ocupaba del suministro de cereales; cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 22 ordenanzas de D. Francisco de Mendoza de 26 de abril de 1559. A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol 29
103 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 30, fol. 112 y Consejo y Juntas de H, Leg.° 150 bis, fol. 5, lo que hay que avisar de las minas: cuando A. de Sotomayor —técnico— es destinado a las minas, se le asigna un salario de 1.000 maravedies al día, el mas alto que se pagó en la explotación.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 22 de octubre de 2014

La Jayona, Mina Natural

“ Ya te lo decía” y “El Monstruo”.
 
Este espacio, situado en el término municipal de Fuente del Arco (Badajoz), ocupa una superficie de 80 hectáreas, y se sitúa a una altitud de 708 - 769 metros respectivamente.
Es declarado Monumento Matural mediante el decreto 115/1997 de 23 de septiembre (D.O.E nº 114, de 30 de septiembre de 1997). 
Historia
La mina o minas de La Jayona entran en la historia en 1900, cuando la Estadística Minera de España de ese año recoge que las minas “Ya te lo decía” y “El Monstruo”, sitas en la Jayona, producen 3.960 Tm de hierro, que son conducidos en caballerías menores (borricos) hasta la estación de Fuente del Arco, y desde aquí, por el ferrocarril de vía estrecha hasta Peñarroya, donde se emplean como fundentes los hornos de plomo.
La propiedad de las minas de La Jayona es la Sra. Marquesa de Bogaraya y estaban arrendadas a una sociedad Belga dirigida por D. Carlos Merlín-Huybrechts. La dirección de las labores corre a cargo del ingeniero químico D. Julio Merlín.
Durante 1901 y 1902 La Jayona, concretamente la mina “Ya te lo decía” sigue siendo la única mina de hierro en explotación de toda Badajoz, con producciones de 7.090 Tm y 9.290 Tm respectivamente. La ley media es de 53%.
El 4 de marzo de 1902 el Alcalde de Fuente del Arco, D. Manuel Paz, coloca la primera piedra de las obras de instalación del tranvía aéreo, que llevará el mineral desde las minas de La Jayona hasta la estación del pueblo. La construcción del cable aéreo corre a cargo de la Sociedad Franco-Española de Trefilería, de Bilbao, dirigida por el ingeniero D. Camilo Laliéve. El último trimestre de este año la mina dejará de producir para dedicar los trabajos íntegramente al tendido de dicho cable aéreo, tareas que se prolongarán hasta junio de 1903. El cable es del sistema Bleichnert y mide 5.600 metros.
Este mismo año (1902) tiene lugar la constitución en Madrid de la Sociedad Auxiliar de Minas e Industrias, sociedad financiera que jugará un papel decisivo en la explotación, de las minas de Bogaraya. El 14 de Abril de 1902, dicha sociedad se constituyó con el objetivo de ayudar a empresas industriales que no posean un capital suficiente para el desarrollo completo de los negocios y la primera inversión de esta sociedad va a ser, precisamente, la construcción del cable aéreo de las minas de hierro de La Jayona, saliendo en auxilio de la empresa Belga que tiene problemas de capital.
En 1904 la Sociedad Auxiliar de Minas e Industrias se ve obligada en hacerse cargo de la dirección, administración y explotación de las minas. Bajo la dirección del ingeniero Alfredo Medina, la mina está preparada para el arranque de 400Tn diarias y se instala una máquina de vapor Davey-Paxman de 60 caballos y una caldera Babcock-Wilcox, por ser insuficiente las primeras instaladas por la anterior compañía Belga. Este año la mina “ Ya te lo decía” produce 16.000 Tm de mineral.
En 1905 la producción es de 17.712 Tm. En los tres próximos años las minas de La Jayona van a vivir su época de esplendor, enmarcada en la edad de oro de la minería metálica española del primer tercio del siglo. El número de trabajadores en 1906 es de 437 y funcionan tres máquinas de vapor con una potencia total de 180 caballos. Entre este año, y al menos, hasta 1908 funcionarán dos explotaciones, la mencionada “ Ya te lo decía” y “El Monstruo”.
La Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería de 1907 comenta que la Sociedad Auxiliar de Minas e Industria “ tiene un negocio excelente en sus manos, pero que necesita tres veces más capital del que hasta ahora ha invertido en él”, proponiendo construir más hornos.
El decaimiento de la actividad minera parece ser la tónica durante la segunda década del siglo XX. Aunque en 1912 se extrajeron 11.686 Tm. La Estadística Minera de 1913 comenta la existencia de “ la explotación del grupo de La Jayona, en Fuente del Arco, que lleva una vida lánguida, y sólo continúa con el fin de amortizar en lo posible, el capital empleado en su línea aérea de transporte. Las minas de La Jayona pueden considerarse como agotadas, sin haber dado producto”.
En 1914 estalla la Gran Guerra y todo el sector va a verse afectado durante los próximos años, en un primer momento las fabricas funcionaron a pleno rendimiento llegando a las cotas más altas de la península, al término del conflicto esta producción se resintió plenamente debido a las reservas estratégicas acumuladas durante los años de guerra que desequilibró el mercado mundial de los metales, provocando el cierre de establecimientos metalúrgicos y explotaciones mineras.
En Badajoz, la situación produce el progresivo cierre de explotaciones. En 1915 han parado su actividad todas las minas de hierro de la provincia excepto La Jayona, que sigue teniendo su producción asegurada en la fundición de Peñarroya.
En 1921 una huelga volverá a paralizar la fundición de Peñarroya desde el mes de Febrero hasta el 10 de Mayo, tras el intento de la empresa de reducir los salarios.
La paralización de los trabajos en La Jayona, subsidiaria de Peñarroya, tiene lugar el 20 de febrero de 1921, con una producción de 2.054 Tm de mineral de hierro. Finalizará así la explotación de la única mina de hierro de Badajoz, tras haber extraído, aproximadamente 270.000 Tm de mineral y dejando, entre otros restos, una espectacular trinchera de 800 metros de longitud, 18 metros de ancho y 80 metros de profundidad media.
Entre 1918 y 1921 el material era utilizado para el funcionamiento de La Siderurgia del Pedroso, pero el elevado coste del transporte obligó a paralizar la explotación de la mina de La Jayona.
Durante mucho tiempo se creyó que los minerales procedentes de estos yacimientos, tenían un alto contenido de plata, pero esto nunca fue constatado, ya que la posible documentación desapareció en el incendio de los archivos de la SMMP (Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya) en 1920.
El 21 de abril de 1936 se otorga una concesión de investigación en el paraje de La Jayona a Eduardo Castillo Blanco de Sevilla, sobre 12 Has. Unos meses más tarde estalla la Guerra Civil Española y el cable aéreo es desmontado y vendido ese mismo año por las tropas del General Franco a su paso por Extremadura.
En 1965 se otorga una concesión de investigación sobre 108 Has en La Jayona a Francisco Risco de Sevilla y dos años después declara que “ se ha procedido a la reconquista de los socavones existentes y 50 m3 de calicatas y extrayéndose unas 50 Tm de mineral de carbonatos de Fe con una ley media de 35%”. Esta es la última referencia histórica que tenemos de La Jayona.
El ferrocarril minero Peñarroya - Fuente del Arco pasa a manos del Estado en 1956, quién, una vez constituida la empresa de ferrocarriles de vía estrecha (FEVE), suspende el servicio y desmantela las vías en 1970.
 
Es declarado Monumento Matural mediante el decreto 115/1997 de 23 de septiembre (D.O.E nº 114, de 30 de septiembre de 1997).
 
La Mina de La Jayona pertenece a la Asociación de Cuevas Turísticas de España (A.C.T.E)

sábado, 18 de octubre de 2014

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 33



La puesta en pie de una empresa minera real de Guadalcanal 14

El personal administrativo: hiperdesarrollo y poca eficiencia ( y 9ª parte)
 
A fines de 1564, llega por fin la restructuración; el numero de administrativos entonces es de ocho, cuyos salarios anuales totalizan una cantidad de 826.462 maravedíes, aquel año que supone un sustancial ahorro en gastos administrativos —los gastos totales aquel año en salarios, jornales de la mano de obra y gastos corrientes suponían siete millones y medio de maravedíes, lo que eleva el ahorro a un porcentaje superior al 10%—_ Pero el ahorro respecto al total de los gastos de personal administrativo 90 —que poco a poco se había visto disminuido por medio del procedimiento de no cubrir vacante de diecinueve personas— se eleva el 46 %; de un gasto de 1.816.322 maravedíes al año antes del despido, se pasa a una cantidad de 989.960 maravedíes. Se despiden en ese reajuste al veedor, con lo que los tres oficiales anteriores quedan reducidos a dos —tesorero y contador—, que asumirán las funciones del cesado, auxiliados por el técnico principal, Rodrigo Lucas, al juez, al depositario de los metales, al encargado de los esclavos y a cuatro guardas de vigilancia. Desde la reforma, el numero de empleados no implicados en la producción queda fijado en once personas, de las que se afirma que son absolutamente imprescindibles: el tesorero, que pasa a ser también depositario de herramientas y encargado de esclavos, juez, depositario de los metales y vigilante de fundiciones y afinaciones; el contador; el mayordomo, que queda también como encargado de la botica y la enfermería; el escribano, que asume a su vez la obligación de la carnicería; el medico, el capellán y cinco guardas de vigilancia.
La reestructuración acarrea protestas y resistencia pasiva por parte de aquellos que ven aumentado sensiblemente su trabajo, ya que no se produce un paralelo incremento de su salario; la huelga de brazos caídos a que da lugar la medida entre los oficiales obliga a la Contaduría a enviar requerimientos para que los oficiales asuman sus obligaciones.
Junto a ello, se produce el drama humano de los despedidos, que en algunos casos, con el del veedor Pablo de Melgosa, es especialmente agudo, ya que se aprovecha para despido su ausencia para reponerse de una enfermedad contraída precisamente en trabajo de las minas.

El progreso de la decadencia de la mina exige una nueva reforma, urgida en los informes que elevan tras sus visitas el contador A. de Zarate, antiguo administrador Sancho de Paz 91, para volver a adecuar las circunstancias administrativas a las productivas, reforma que se produce de forma paulatina entre los años 1571 y 1576. Ya antes, los encargados de la vigilancia se habían ido reduciendo al mínimo, lo que provoca continuas quejas de los directivos dada la frecuencia de robos y asaltos; en 1570 solo había d guardas, y además uno era también ensayador, con lo que apenas atendía a las labor de vigilancia. Este tipo de personal, además, ya se contrataba de forma temporal y medida que se producían las necesidades 92. Al fin del ultimo ajuste, solo permanecen empleados un administrador y mayordomo —Andrés de Tolosa—, quien desempeña todas las tareas administrativas, cuatro guardas, el capellán y el medico y boticario 93
Los intentos para solucionar los vicios de la administración a través de visitas, cédulas reales, requerimientos, envío de jueces con poderes e incluso represión, no obtuvieron éxito alguno y la mala administración sigue siendo una constante a lo largo de todo periodo de explotación.

90 Sobre la reforma administrativa, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 58, fol. 135. G.S Estado. Leg.° 144, fol. 120, A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 29.
91 Cfr. GONZALEZ, T.: Noticia histórica... minas de Guadalcanal, vol. II, p. 172, cédula real a Sancho de Paz para ir a visitar las minas de Guadalcanal, Cazalla, Aracena, Galaroza y averiguar si las labores ellas se hacían con debida orden respecto a que, habiendo dado tanta riqueza, dejaban de fructificar, con facultad para residenciar a todos los oficiales y empleados.
92 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, fol. 12; Leg.° 104, fol. 9: si esta falta guardas era soportable cuando no había metal,
“agora que le hay y en tanta abundancia y riqueza es cosa de grande ynconveniencia que hay las guardas necesarias”.
Para que no cese la fundición se han nombrado cuatro guardas que asistan a ella y sirvan en traba auxiliares que se les encomendara con un salario de 204 maravedíes día, porque tienen mucho trabajo; también A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 115, fol. 5. Los guardas son despedidos en 1571.
93 A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 851, s.f., gastos hechos en las minas de Guadalcanal desde el 1 de febrero de 1577 a fin de junio de 1578.
 
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez

miércoles, 15 de octubre de 2014

El secreto egipcio de Napoleón

El amor es el elixir de la inmortalidad

Vivir en una pequeña ciudad como Teruel tiene su encanto, es mi caso, la cercanía con la gente te hace conocer personajes encantadores.
Javier Sierra, escritor turolense que se enorgullece de ello, siempre que sus múltiples actividades se lo permiten se acerca a su ciudad a asistir a sus fiestas, presentar un nuevo libro y cualquier otro evento.
Hace pocas fechas en el incomparable marco de la Iglesia de San Pedro de Teruel presentó su último libro, La Pirámide Inmortal, en su inolvidable conferencia presentación nos disertó sobre el desarrollo de su libro, la fascinación por la historia de la primera época de Napoleón y sus avatares en la campaña de Egipto hasta llegar a la pirámide de Keops.
Tuve una experiencia que pocos humanos pueden contar, de lo que allí sentí prefiero no contárselas a Vds. en su totalidad, revivió la noche que pasó en su interior siguiendo los pasos de Napoleón Bonaparte, una perturbadora experiencia sobre la que traza las líneas de su nueva novela, "La pirámide inmortal".Para crearla, tuvo que tratar de vivir y comprender el dilema histórico sin solución, saber qué sucedió aquella noche del 12 al 13 de agosto de 1799 que Napoleón pasó en la cámara real de la pirámide de Keops durante su campaña en Egipto.
Por alguna razón comentó, Napoleón nunca escribió ni una sola palabra sobre su experiencia ni quiso hablar demasiado de ella, dice haber rastreado la documentación de la época, las cartas del militar francés a su esposa Josefina e incluso sus memorias, sin conseguir despejar una sola incógnita.
La inquietud de este amante de lo misterioso le llevó en 1997, con 26 años, con "un permiso alegal" a pernoctar en el corazón de esa misma pirámide, comentando algunas de las partes confesables de su experiencia, accedió por una pequeña abertura de dimensiones regulares, con un sarcófago abierto como mobiliario, con una pequeña linterna con solo una pila que se le agotó en poco tiempo y una botella de agua. …Solo puedo calificar aquello de perturbador: pasar seis horas aislado, enfrentándome a todos los miedos posibles, desde el terror a la oscuridad al miedo a perder el control sobre tu propio ser, según pasaba el tiempo, tenia las sensación de estar casi muerto, sentía que mi cuerpo se disolvía en la negrura como un azucarillo en el café, trate de tomar el control sobre mi cuerpo, me moví lentamente en una absorbente oscuridad y toqué el sarcófago, ¿qué dirán que hice? preguntó, lo mismo que hubiesen hecho Vds., me metí en su interior y me tumbé, según pasaba el tiempo, tuve la sensación que se reducía hasta llegar a las medidas perfectas de mi cuerpo.
Siguió describiendo la experiencia de aquella noche, hasta que después de seis interminables horas se rompió el silencio y salió del monumento funerario, había salido de la muerte de ahí dentro y resucitado, por lo que no le extrañaría que el mismo Napoleón hubiera experimentado algo similar.
Finalmente nos dio una primicia, con el beneplácito de la Fundación Amantes se mostró dispuesto a pasar una noche a solas junto a las momias de Los Amantes de Teruel, que descansan en el mausoleo de la iglesia de San Pedro. Este podría ser el germen de su inmersión literaria en la leyenda de Diego e Isabel, al igual que una velada en solitario en el monumento funerario del faraón Keops lo fue de su última novela, ya que la historia de Los Amantes es la gran olvidada de la literatura desde el siglo XIX.

Reseña literaria

Javier Sierra vuelve a las mesas de novedades literarias con La pirámide inmortal, un libro con un gran protagonista, nada menos que Napoleón, enfrentado a uno de los mayores deseos del hombre: la vida eterna. A muchos les sonará esto, ya que en 2002 Sierra publicó El secreto egipcio de Napoleón, pero según nos ha contado directamente su autor, Esta novela es una revisión completa, mejor, ¡una reescritura!, de esa aventura. Con una trama mejor y nuevos personajes. He reinventado mi novela....
La pirámide inmortal nos lleva a agosto de 1799. Un hombre ha quedado atrapado en el interior de la Gran Pirámide y se debate entre la vida y la muerte. Es el joven general Napoleón Bonaparte. En ese lugar, aislado bajo toneladas de piedra, está a punto de serle revelado un secreto ancestral que alterará para siempre su destino. Alquimistas, hechiceros, bailarinas egipcias, viejos maestros descendidos de las montañas y grandes personajes históricos competirán con él en la búsqueda del tesoro más preciado: la fórmula de la vida eterna.
Javier Sierra (Teruel, 1971) visitó por primera vez Egipto hace dos décadas. Quedó tan impactado por los misterios de la cultura faraónica que desde entonces no ha dejado de viajar a ese país en busca de lo que él llama “las grandes respuestas”. En 1997 pasó una noche a solas en el interior de la Gran Pirámide y allí creyó comprender la razón que llevó a Napoleón Bonaparte a someterse a la “prueba” de la que habla este libro.
En 2002 publicó El secreto egipcio de Napoleón, del que nace la novela que ahora se presenta. La pirámide inmortal no solo es la versión revisada de aquella obra, sino un replanteamiento radical de sus principales enigmas.
Javier Sierra nos tiene acostumbrados a novelas que plantean soluciones a misterios históricos como La cena secreta,  El ángel perdido o El maestro del Prado
. Sus libros se publican en más de cuarenta países y han cautivado ya a millones de lectores.

Rafael Spínola R

sábado, 11 de octubre de 2014

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 32

La puesta en pie de una empresa minera real de Guadalcanal 12

El personal administrativo: hiperdesarrollo y poca eficiencia (8ª  parte)
Pero la administración de justicia no estaba desde luego libre de la corrupción generaliza 1557, el administrador Diego López informaba:
“a unos que hurtaron un metal, que se prendieron en Constantina, condenó en las setenas, e valía el metal 64 ducados. Las setenas son de Hernán Franco, alcalde huésped suyo, y por seis ducados si no quieren dalle mas, los soltara, porque querrá mas aquellos que no nada y que los lleven a las galeras en defeto de no pagallo. Deberíase mandar no hubiese setenas en este caso de minas, o que fuesen para el Rey” 81.
También el nepotismo era moneda de use corriente en las prácticas de los directivos de la mina: cargos creados ad hoc para el protegido de un oficial, empleo de familiares en puestos de la mina tras despedir a los que antes los ocupaban. La administración de López, según puede deducirse de las informaciones de Murga, parece que llego a un punto intolerable en esta viciosa practica; en el mismo momento en que llego, colocó a más de veinte parientes y amigos suyos, elevándoles sustancialmente los salarios que cobraban sus antecesores, lo que suscitó numerosas y airadas protestas por parte de los desplazados, construyó aposentos para ellos y les concedió prebendas en los abastecimientos de víveres y pertrechos a la mina. La situación llego a deteriorarse tanto, que obligó a la Administración Real a dictar una provisión ordenando a López que repusiera cargos a los empleados anteriores y que en lo sucesivo.
“no terneys en ninguno de los cargos desa fabrica deudo ni criado vuestro ni de vuestra muger82.
Junto a incompetencia y corrupción, era la desorganización el tercero de los grandes males que aquejaban a la administración de la empresa real. La Orden de un funcionario era a veces contradicha por otros, las decisiones se retrasaban por excesiva burocratización paralizante y por tener que someterse a una serie de controles, muchas veces situados fuera de la mina, que, lejos de servir para un mejor aprovechamiento de los recursos los a la explotación, solo producían retrasos y despilfarro 83. Sirva como un ejemplo entre muchos de todo lo anterior y de la alegría en la administración de fondos, lo sucedido en Aracena donde en 1564 y con destino a instalaciones de fundición se alquilan unas casas, cuyo valor se afirma que es de 100.000 maravedies, por 9.000 maravedies al mes y su acondicionamiento se invierten 200.000 maravedies. Dado que el valor de lo invertido muy superior al de los propios precios, Lope D. de Mercado aconseja que se compren para evitar la pérdida de la inversión efectuada, a lo que se niegan los oficiales de Guadalcanal. 84
Los informes de visitadores e inspectores son generalmente negativos respecto a labor de los administradores de Guadalcanal. En este sentido se pronuncian el obispo de Lugo, el clérigo Diego Delgado, 85 el contratado para practicar el procedimiento del azogue Mosén Boteller, el juez Murga o el administrador de Aracena, Díaz de Mercado. Las informaciones de estos dos últimos resumen muy bien la opinión generalizada escribía D. de Mercado:
“rremitir esto a unos onbres que teniendo a cargo aquellas minas de Guadalcanal no saben que cosa es entrar en un pozo, ni saben ni entienden lo que hay allí debajo ni por donde ni como corre la bena, ni como esta ademado, ni si va bien o mal seguido el metal y finalmente si les preguntan que ay alli debaxo en aquella mina que tienen a cargo no saber dar rracon dello, como pueden mandarme a mí acá lo que tengo que hacer en unas minas y pozos nunca vieron y aunque los vean no los saben entender y no me mar: clesos señores del consejo cómo lo permiten teniendo entendido esto” 86
y el licenciado de Murga:
“he visto en este poco tienpo ha grandes dañlos que la acienda rescinde de no auer orden ni quenta en muchas cosas sustanciales (...). Sé decir a V.M. que no ay casa de ningún particular que no tenga más quenta y razón. (...) El que vino a administrar la hacienda lo hace a su gusto, dando a entender que quier ahorrar, poniendo doce personas do estauan seis”
La solución que se le ocurre es que la mina
“se avia de regir por personas muy honradas y de diversas tierras y lugares” 87
En repetidas ocasiones, la Administración Central intenta solucionar estos problemas sin que parezca que el éxito acompañara demasiado sus esfuerzos. El problema real o ficticio, del número excesivo de personal no laboral se intenta atajar por medio de la reforma de 1564, entonces ya verdaderamente necesaria puesto que la mina había comenzado su decadencia y disminuido rápidamente los beneficios. Se trataba esencialmente de adecuar la administración a la situación real de la explotación, a lo que se une al mismo tiempo una reducción sustancial de la plantilla de trabajadores. Ya en 1563 el número de ambos colectivos —laboral y no laboral— parecía excesivo, a tenor de la rápida disminución los beneficios de la explotación y el propio Rey aconsejaba:
“Acá parescia que por agora no hay nescesidad de tantos guardas ni tener persona con salario señalado para depositario de los metales, y que bastaría con un capellán y que el escribano de la fabrica y juzgado tiene crescido salario para de ordinario, y que si algunos oficiales de los que quedasen pudiesen ayudar y seruir en alguna otra cosa con que se excuse otro salario, se haga y el que hasta aquí se ha dado a Juan López de Cubicarreta y Francisco de Ávila, solicitador, no se les pagara de aquí adelante porque no son menester”  88.
También los Contadores urgían la reforma el 15 de noviembre de 1564:
“paresce que tener allí fabrica formada de contador, thesorero y veedor y un juez y alguazil y escrivano y guardas para tan poco prouecho, que se debe escusar”. 89

81 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 46
82 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 48 y Leg.° 30, fol. 112. Sobre el nombramiento de Juan Vázquez de la Pena, un protegido de Mendoza, como alguacil de la administración general crf. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 1.
83 Además de las informaciones ya antes citadas, cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 211, fol. 111, carta del de Hacienda a Su Magestad de 24 de abril de 1557, doble nombramiento de un contador en la r los Contadores y por los administradores de la mina. Cfr. también A.G.S. Estado, Leg.° 124, carts de D. Francisco de Mendoza, 10 de junio de 1557. A.G.S. Estado, Leg.° 129, fols. 37, 48, ado, Leg .° 124, fol. 55, sobre las dilaciones que se producen en las decisiones del Consejo tocantes Todavia en 1571, Zárate, entonces visitador en las minas, informaba:
“no me pareciera que cunplo con lo que debo al seruigio de V.M. con dejar tan gruesa hacienda en poder de dos personas de tan diferente opinión, que por maravilla propone el uno cosa que el otro no se la contradiga; y como no hay tercero que juzgue cual tiene razón, podría padecer por esto gran detrimento la hacienda”;
cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 112, fol. 6, Cfr. también A.G.S. Estado, Leg.° 121, fol. 81, informe de Diego Delgado de 26 de febrero de 1557; Estado, Leg.° 124, fol. 51.
84 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 58, fol. 156.
85 Los informes negativos alcanzan desde luego al propio administrador general, Mosén Boteller escribía a la Corte:
“en las dilaciones que me truxo el dicho don Francisco, unas vezes por no estar en las minas de Guadalcanal por estar en la Corte y otras vezes por yr a se casar a Granada, a gastado tres años de tienpo y mucho dinero”;
estas dilaciones producen el que en Guadalcanal se inicien las pruebas primeras del procedimiento del azogue tres años mas tarde de lo que hubiera sido posible; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 47, fols. 60 al 69, relaciones de Mosén Boteller. El informe del obispo de Lugo, en A.( Leg.° 129, fol. 227: “Sería mayor la riqueza si se aprovechara mejor de lo que se aprovecha” Gonzalo Delgado, en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 66.
86 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 47, fol. 51.
87 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 51.
88 A.G.S_ Escribania Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 20, carta real de 27 de abril de 1563. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 58, fol. 134, carta real de 6 de marzo de 1564. Cfr. tambien A.G.S. Generales, Leg.° 851, s.f., de los contadores a los oficiales de Guadalcanal, 8 de abril de 1564.
89 AG.S. Estado, Leg.° 143, fol. 157.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez

miércoles, 8 de octubre de 2014

El ocaso de un poeta:

Luis Chamizo (1943/1945)

 

Como el Guadiana mismo -aquí se oculta, allí aparece- así es la vida de Luís Chamizo, sujeta siempre a un movimiento pendular que le lleva de la fama al silencio, del éxito al fracaso.
En los primeros días del año 1943 -momento en que comenzamos nuestra evocación- Chamizo se nos presenta, por decirlo con palabras de Machado, "pobre, cansado, pensativo y viejo". Se ha disipado en su espíritu la ilusión que antes le impulsara a acometer las más ambiciosas empresas literarias y en los ojos le asoma el velo del hastío. El corazón abierto por los dolores de la aún cercana guerra civil, ajada el alma por un mar de dudas y acosado por imperiosas necesidades económicas, Chamizo se ve obligado a trasladar su residencia a Madrid. Y tras la ventanilla del ferrocarril, que de Guadalcanal le lleva a la capital, contempla el poeta las tierras extremeñas, ateridas por el frío invernal. Ante sus ojos desfilan en loca carrera ondulados altozanos, suaves parameras, bosques de encinas, robustas y humildes, símbolo y blasón de toda una gloriosa raza; regatos, esquilas, paz, silencio... Extremadura, su Extremadura, queda definitiva y dolorosamente atrás. Partir es morir un poco.
Poblaban la mente de Chamizo los perfiles de un Madrid arnichesco que él conociera y viviera, todavía "último rincón romántico de Europa", a caballo entre la gran urbe cosmopolita y el franco lugarón manchego. Una ciudad que hoy reía con los lances licenciosos del duende la Montera, para llorar mañana la muerte de doña Emilia Pardo Bazán. Un pueblo llano y hospitalario, que a Chamizo le dispensó la más cordial de las acogidas cuando en el año 1921, publicó el poeta su "Miajón de los Castúos". El éxito alcanzado por la obra rebasó todas las previsiones, agotándose las dos primeras ediciones en un plazo inferior a quince días. Madrid vibraba con aquellos versos cuajados de aires rústicos, en un ansia de recuperar aquellas esencias propias que ya empezaba a perder. Que Madrid, antes que Corte, fue siempre y por encima de todo, Villa.
Veintidós años han transcurrido desde esos días de gloria, hasta esta desapacible jornada de 1943, en que Luís vuelve a la capital. El poeta se hospeda en el Hotel Gibraltar, y de allí partirán sus paseos mañaneros, perdido entre callejas y plazuelas, en las que parecen cobrar cuerpo sus nostalgias. Son todos itinerarios presididos por la añoranza y el recuerdo: Travesía del Conservatorio número 14, su primer aposento madrileño; Instituto Cardenal Cisneros, donde el poeta cursara parte de su Bachillerato; calle ancha de San Bernardo, sede de la Universidad Central en la que, con diversa fortuna, estudió la carrera de Derecho, y calle de la Madera Baja, la más entrañablemente guardada en el corazón del poeta. En ella -años atrás- existió una pensión en la que Luís vivió largas temporadas. Regentaban la misma dos ancianas a quienes Chamizo convertiría en las primeras lectoras madrileñas de sus poemas. Algo de su propio ser se encerraba en aquel barrio, apellidado Latino. Algo que no quería perder. Y por ello decide alquilar un modesto piso en la cercana calle del Escorial quince, en el que residirá hasta su muerte. A escasos metros de su hogar tiene el suyo Antonio Reyes Huertas, con quien le unió de antiguo una sincera amistad.
La vida cotidiana del poeta es sencilla, humilde, casi ascética. Por la mañana se levanta temprano y gusta de escribir hasta la hora de incorporarse a su puesto en el Sindicato Nacional del Espectáculo. Tiene Luís entre manos la elaboración de una obra teatral para la que ya ha encontrado un título: Ellos y nosotros, drama autobiográfico que por desgracia, fue destruido tras la muerte de Luís sin que sus hijas pudieran hacer nada por evitarlo.
No gusta. Chamizo de frecuentar los ambientes mundanos, y ama apasionadamente el recogimiento hogareño. Ello no es óbice para que acuda puntualmente a todos los estrenos teatrales que se celebran en la capital. De siempre el teatro fue una pasión para Chamizo, quien los sábados de nueve a doce de la noche suele asistir a la tertulia del Café Pombo.
Un doloroso suceso, la muerte de su madre, viene a sembrar de amargura el ánimo de Luís. Doña Asunción Triguero Bravo expira en Guareña el día 13 de agosto de 1943. A ella dedicó Luís Chamizo su primer poema, cuando aún no contaba ocho años de edad, y con su fallecimiento, el caudal poético de Chamizo queda seco. A partir de ahora se abrirá un largo silencio literario, antesala dramática de la muerte.
Un proyecto singular ocupa al poeta en los últimos años, meses ya, de su vida: la creación de una pequeña escuela de recitación, en la que el mismo poeta desentrañaba los secretos declamatorios de sus poemas.
El Chamizo decidor de sus composiciones, ha sido poco estudiado, a pesar de que su labor en este campo fue extensa y fructífera, según los testimonios conservados. Hay a este respecto un significativo artículo que Arturo Gazul publica en el Hoy y en el que puede leerse:
"Un recital de Chamizo en cualquiera de nuestros pueblos, tenía la rara virtualidad de desarmar nuestro feroz individualismo y de unirnos e identificarnos en una especie de comunión emocional. La voz del poeta era la voz ancestral de la tierra y a su conjuro las almas se fundían en una sola alma y los corazones en un solo corazón".
Gracias a aquellas clases, Luís consigue reunir un grupo de entusiastas de su obra, que con afán encomiable se entregan a la nada fácil recitación de las rapsodias castúas. Y Chamizo, como el más hábil de los maestros, se sirve de todo tipo de resortes pedagógicos de entre los que, por más frecuente y singular, destacaría la utilización de las suertes taurinas para el adiestramiento de gestos y aires de su alumnado. Y así no era extraño que los versos de "La Jilandera", "La Juerza d'un queré" o su magnífica "Nacencia", surgieran en un marco bordado de verónicas y chicuelinas.
De todos sus discípulos -verdaderos hijos en el corazón del poeta Luís Chamizo- honra a dos con el regalo de su amistad total. El primero, Manuel Pano, catalán de nacimiento, pero extremeño de corazón, por quien Luís siempre sintió un especial cariño. Al propio Pano encomendaría Chamizo el prólogo que habría de encabezar su libro Vibraciones, colección de poemas en castellano del vate guarenense que nunca vieron la luz en vida del poeta. El segundo de aquellos alumnos es Carlos Pérez Alonso, a quien Luís siempre calificó como el más dotado de sus discípulos y en quien el poeta encarnó sus ansias nunca colmadas de tener un hijo varón. El sería el compañero, lazarillo a veces del poeta, que caminaba ya al final de su vida.
En el mes de agosto de 1945 se le presenta a Luís una otitis que le ocasiona fuertes dolores. Aconsejado por sus familiares acule a la consulta del doctor Tapia quien le diagnostica la dolencia, aplicándole un tratamiento que en principio ataja el mal. Mas la infección, secretamente, continuará su paso. Chamizo soporta el dolor con resignación. Son estos días de profunda tristeza, que quedan bien reflejados en un documento hasta hoy inédito, y que tuve la fortuna de hallar en el archivo personal del poeta. El documento en cuestión es un dictado que Luís hace a la menor de sus hijas, Asunción, y que por mor de las circunstancias, se va a convertir en un verdadero testamento literario. Dice así: "Yo era feliz. Tenía veinte años. Me sonreía la vida. Todo un mundo de ilusiones y esperanzas se abría a mi paso. Mis versos eran famosos en todo el mundo. Hasta de Japón llegaron cartas ensalzando mi obra. Todo cayó y todo murió. Cuando yo deje de existir me harán la justicia que no me han hecho todavía".
El dictado lleva fecha del día cinco de diciembre de 1945.
Las últimas fuerzas de Chamizo se agotan. El día dieciocho de diciembre sufre un desvanecimiento, lo que le obliga a postrarse en cama de la que ya no volverá a levantarse. Una voraz septicemia se ha apoderado de su cuerpo.
Luís Chamizo entra en agonía en las primeras horas de la noche del día 24 de diciembre. Momentos antes de fallecer un fraile mercedario de la cercana iglesia de la Buena Dicha, le administra los Últimos Sacramentos.
En la madrugada del día 24 de diciembre, con el corazón repleto de Extremadura y el nombre de su madre en los labios, expiró. Fuera el aire se poblaba de un rumor de zambombas y sonajas y en la pequeña alcoba en que reposaban los restos del poeta parecían oírse estas palabras: "Cuando yo deje de existir me harán la justicia que no me han hecho todavía".
 
Escrito por Basanta Reyes, Antonio

sábado, 4 de octubre de 2014

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 31

La puesta en pie de una empresa minera real de Guadalcanal 11

El personal administrativo: hiperdesarrollo y poca eficiencia (7ª  parte)


El volumen de empleados no productivos en Guadalcanal era considerable y, además en aumento constante entre 1556 y 1560. En 1558 había 49 personas empleadas en la administración cobrando salarios de la mina frente a los trece de 1556 66, pero el máximo de burócratas se había alcanzado antes, en 1557, ya que a finales de ese año aparecen suprimidos varios de sus oficios como superfluos: “hacedor de las copias de los trabajadores”, “guarda de la plata”, “asentador de leña y carbón” o “asentador de tornero y plomeros”, empleos cuya función es absorbida por otros ya existentes. 67 De hecho, ya a comienzos de 1577 habian comenzado a sonar las primeras voces de alarma que aludian al exceso de personal burocratico. En este sentido, al clarividente clerigo Diego Delgado, tanta veces citado ya, hacia notar en cartas al Rey que en Guadalcanal, “oficiales (...) a: demasiados y se inventan” 68. Fray Jusepe de Angulo, un fraile que había estado en Indias escribía a la Corte ese mismo año:“yo pase por las mynas de Guadalcanal por ver si eran como las de la Nueva España y cierto digo a V.M. que son muy rricas, mas que quantas e visto, sino que tienen muchos gastos y oficiales y mandones superfluos y demasiados eczesibos salarios que se podrían escusar”. 69
Dos años mas tarde, era la propia Princesa Gobernadora quien expresaba ya la misma opinión y pedía a D. Francisco de Mendoza, a quien se hacia principal responsable de lo excesos, que moderara los gastos de personal en el momento en que se disponía a nombrar un teniente suyo para residir en la explotación. 70
Pero, ¿era realmente tan excesivo el volumen de personal de administración? Para dar contestación a esta pregunta, habría que conocer su relación con la cantidad de trabajadores encargados de tareas productivas, lo que exigiría saber el número de estos. Pero éste fue enormemente variable, incluso de unas semanas a otras, dado que determinada tareas, como las de fundicion y afinacion, se realizaban de forma estacional y otras de tipo extractivo precisaban mano de obra abundante en unos momentos, de la que podía en otros fácilmente prescindirse. De esta forma, mientras que en enero de 1557 el licenciado Murga afirmaba: “estando como estamos mil honbres en el canpo sirbiendo a V.M.” 71 , en diciembre de 1558 el numero de empleados en la producción se aproxima a 450 72. En la primera semana de octubre de 1559, el volumen de trabajadores en la llegó a 1.236 personas, cifra que seguramente puede considerarse máxima, pero el mes de julio anterior solo trabajaron 630, en agosto siguiente, 721 y en sep, 883. 73
La ratio personal laboral-personal no laboral debió ser, por tanto, enormemente fluctuante. Evidentemente, no parece nada exagerada en los momentos en que en la mina trabajaban mas de mil personas —ratio, por tanto, inferior al 5 % e incluso al 4% - pero podía empezar a serlo cuando el volumen de empleados descendía por debajo de los 400, no tanto si se compara con las cifras de las empresas actuales, sobre todo de las estatales. Para descalificar como despilfarradora en este terreno a la empresa real, habría que ponerla en relación con otras similares de la época y las alumbreras de Macarrón, una explotación en manos privadas tenia por entonces empleadas a 38 personas productivas, frente a 359 directamente trabajando en la producción, es decir una n de casi el 10 % 74
No fue el número, sino los vicios en la actuación de la burocracia de la mina lo que constituyó uno de los males de la explotación. Si bien el volumen global de personal no laboral era alto, su trabajo estaba mal distribuido; había empleos sobrecargados de trabajo y otros carentes prácticamente de funciones. La deliberada indefinición de sus atribuciones era, como ya hemos visto, una fuente constante de conflictos, a los que hay añadir los típicos conflictos producidos en función de la antigüedad o del linaje, tan típicos de la época, y a los que una orden real de 1564 intenta poner remedio:
“en el firmar las nominas y libranzas y otros recabdos, y en todo lo demás tocante a vuestros oficios, mandamos que tenga la antigüedad y precedencia, el primero vos el dicho thesorero, y después vos el dicho contador, y después vos el dicho veedor y la misma Orden se guarde adelante en los dichos oficios” 75,
solución que no se produce, por cuanto los conflictos permanecen todo el tiempo que dura la explotación de la mina.
Pero los dos grandes problemas de la administración de Guadalcanal fueron la incompetencia y la corrupción. El hecho de que la dirección de la mina fuera confiada exclusivamente a personas carentes de formación técnica, estando los técnicos sin embargo subordinados a ellos, provocó frecuentes decisiones equivocadas y problemas entre los primeros y segundos por disparidad de criterios, de los que los informes de los técnicos que llegan a la Corte son una buena fuente de información, sin que puedan en absoluto considerarse desapasionados 76.
En cuanto a la corrupción, esta se manifiesta a todos los niveles; desde el despilfarro de Francisco de Mendoza, a quien los contadores reales acusan de haber invertido grandes sumas de dinero en obras de puro carácter suntuario en las instalaciones de la mina, 77 a los fraudes a escala importante que acaban con el procedimiento de los administradores de Guadalcanal Andrés de Tolosa y Hernando Delgadillo, o con el embargo cautelar de los bienes de Lope Díaz de Mercado, administrador de Aracena, pasando por toda una serie de pequeñas corruptelas, que sumadas y ejercitadas de forma continua producían un generalizado estado de mala administración. Con el fin de evitar los problemas que podían derivarse de la posesión de intereses mineros particulares por parte de los oficiales, estos estaban obligados, y debían prestar juramento al comienzo del desempeño de su cargo, a no tener parte en mina alguna ni en negocios relacionados con la minería en Guadalcanal o en diez leguas alrededor 78. A pesar de la prohibición, se producen denuncias que indican que algunos oficiales las incumplían manifiestamente. Del mismo modo estaba rigurosamente prohibido que los criados y esclavos de los oficiales trabajaran en las minas, norma que igualmente fue reiteradamente transgredida 79. Varios informes que llegan a la Corte, del que es especialmente ilustrativo el elevado por el juez, licenciado Murga, a su llegada a las minas, dan cuenta de toda una serie de corruptelas: los oficiales se aprovechaban en su beneficio del trabajo de los esclavos de la mina y, por otro lado, hacían figurar en la nomina de la explotación a criados, esclavos y animales de tiro de su propiedad que, de hecho, cobraban el jornal pero no trabajaban, ya que dedicaban el tiempo completo al servicio de sus amos; el medico de la mina, que debía ejercer su trabajo de forma gratuita, ya que para ello cobraba un salario real, percibía ilegalmente un estipendio por cada visita al correspondiente enfermo; los guardas se dedicaban a hacer pequeños trabajos para los oficiales, a cambio de lo cual, estos les relevaban de su obligación de vigilancia; los oficiales abusaban de su privilegio de obtener gratis la leña necesaria para su vivienda, pero solo esta, y sin embargo la cortaban y vendían en grandes cantidades; el derecho que poseían a llevarse diariamente una vela de sebo de las que se utilizaban para la iluminación de la mina, lo multiplicaban para ejercer un comercio lucrativo con las candelas de que se aprovechaban fraudulentamente; los herreros de la mina, a pesar de la expresa prohibición que sobre ellos pesaba, realizaban numerosos trabajos para particulares en las herrerías de la fabrica y en su horario laboral; el relajamiento de la vigilancia traía como consecuencia un aumento vertiginoso de los delitos contra las propiedades de la mina y de los asaltos de las instalaciones, y un largo etcétera al que se unían los hurtos realizados por los propios empleados en la mina. Informaba el tan citado licenciado Murga el 15 de enero de 1557:
«Llegue harto deseado, porque la guarda de la hacienda de S.M. (...) consistía en la llegada del juez, por el poco celo que ellos ponen en su vigilancia; paresce que será Dios seruido que no se hayan engañado, pues con mi venida y diligencias que comencé a hacer ejecutando justicia, los mal vivientes se ausentaron y los que de noche comarcanos salteaban los metales no han osado continuar sus malos propósitos, que debía cierto haber hartos, porque cada cual del mayor al menor, según, se dice, mostraba poderlo hacer, como se vela que una noche ronpieron el tejado ado estaba el plomo plata fundido, otra adelante oradaron una pared do estaba el metal rrico, ocho días antes que yo llegase. Pues los hurtos de los jornaleros, plomeros, fundidores, oficiales malos cristianos, no debían tener número según fama publica” 80.

66 Cit. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10 y Leg.° 14, fol. 5 y A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 21
67 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 30, fol. 112.
68 A.G.S. Estado, Leg.° 121, fol. 82, de Diego Delgado al Rey.
69 Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 114, fols. 267 a 269, dos cartas de Fray Jusepe de Angulo al Rey, Sevilla a 18 de septiembre de 1556; en la ultima añade que en Guadalcanal, “lo mas se ba en gastos”.
70 A.G.S. Estado, Leg.° 137, fol. 116 y fols. 164 a 168 y Estado, Leg.° 519, fols. 114 a 116.
71 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 49.
72 A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 21.
73 Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 138, fol. 7.
74 Cfr. DELUMEAU, J.: L'Alun de Rome, p. 77, que cita la obra inédita de Felipe Ruiz Martín sobre alambres españoles.
75 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 58, fol. 134, carta real de 6 de marzo de 1564.
76 Respecto a la incompetencia en cuestiones técnicas, cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 137, fols. 247y 248.
77 Cfr. GONZALEZ, T.: Noticia hist6rica... minas de Guadalcanal, vol. II, p. 83.
78 Cfr. A.G.S. Contadurias Generales, Leg.° 3.072, s.f., de Ia Princesa a D. Francisco de Mendoza de 21 de enero de 1558:
“Y como vos ofresceis de no llevar ninguna parte de minas, que me paresge bien, debeis mirar que (...) oficiales ningunos desa fabrica no tengan parte en ellas por sus personas ni en otra ninguna manera, porque ansi es mi voluntad que se haga”.
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 34, fol. 342, de Mendoza a la Princesa, le informa que en las ordenanzas que ha hecho para las minas el ano 1558
«para que ninguno de los que sirven en esta fabrica pueda tener minas por si ni por interposita persona en esta fabrica y diez leguas a la redonda, paresce que basta si V.M. no es seruido de otra cosa”.
Sobre la prestación de juramento, cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10, ordenanzas primeras de Mendoza.
79 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 48.
80 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 150 bis, fol. 5. A.G.S. Diversos de Castilla, fol. 29. El largo informe de Murga, en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fols. 48 r_ también GONZALEZ, T.: Noticia histórica... minas de Guadalcanal, vol. II, p. 92.


De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 1 de octubre de 2014

A cien años del Ideal Andaluz

Jornadas de debate
Fundación Blas Infante

“A CIEN AÑOS DE ´IDEAL ANDALUZ’: ANDALUCÍA, EL ESTADO ESPAÑOL Y EUROPA

6, 7 y 8 de Octubre de 2014, de 18,30 a 21,00 horas
Sala Juan de Mairena,
Fundación Cajasol , c/ Laraña, 4 – Sevilla.

Lunes 6 de Octubre
Apertura de las Jornadas por Dª María de los Ángeles Infante y D. Pedro Ruiz-Berdejo, Presidenta y Vicepresidente de la Fundación Blas Infante.
Mesa Redonda-Debate “Andalucía, el Estado Español y Europa en Blas Infante y el andalucismo histórico”.
Ponentes:
D. Juan Antonio Lacomba (Catedrático de Historia Económica, Universidad de Málaga)
D. José Acosta (Catedrático de Derecho Político, Universidad de Córdoba)
D. Jesús Vergara (Historiador, Premio Memorial Blas Infante 2012)
Moderador: D. Manuel Medina (Profesor de Historia, Miembro del Patronato de la Fundación B.I.)

Martes 7 de Octubre
Mesa Redonda-Debate “Andalucía, el Estado Español y Europa en la etapa autonómica”.
Ponentes:
D. Rafael Escuredo (Abogado, expresidente de la Junta de Andalucía)
Dª María del Mar Calderón (Abogada, exconcejal Ayuntamiento de Sevilla)
D. Julio Pérez Serrano (Profesor Titular de Historia Contemporánea, Universidad de Cádiz)
Moderador: D. Jose Mª García León (Profesor de Historia, Universidad de Cádiz, Miembro del Patronato de la Fundación B.I.)

Miércoles 8 de Octubre
Mesa Redonda-Debate “Andalucía, el Estado Español y Europa: los futuros posibles”.
Ponentes:
D. Manuel Delgado Cabeza (Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Sevilla)
D. Tomás Gutiérrez (Escritor)
D. Isidoro Moreno (Catedrático de Antropología Social, Universidad de Sevilla)
Moderador: D. Antonio Manuel Rodríguez (Profesor de Derecho, Universidad de Córdoba, Miembro del Patronato de la Fundación B. I.)
Clausura de las Jornadas, por Dª Mª de los Ángeles Infante, Presidenta de la Fundación Blas Infante.
Himno de Andalucía.

Más información: http://universoandalucista.blogspot.com.es/2014/09/a-cien-anos-de-ideal-andaluz.html