By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 28 de marzo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 56

Auge y caída de la producción durante el periodo real.
La Organización de la producción  y 4

 Si bien en la tecnología extractiva no se discute la superioridad germánica, ni siquiera por los propios venidos de América, en relación con la de tratamiento de mineral la polémica es constante. La controversia que se suscita cuando en 1573 llega A. de Sotomayor a Guadalcanal es muy ilustrativa al respecto; su comisión es ordenada por la Corona, consciente de que en los casi veinte años de explotación de la mina real, la tecnología allí implatada ha podido quedar ampliamente superada y se han producido mientras tanto en América innovaciones de las que constantemente llega noticia y que convenía importar aquí. El informe que eleva Sotomayor es muy crítico respecto a las técnicas de fundición que a la sazón se usan en la mina andaluza:
“Todos estos géneros de beneficios (los empleados en Nueva España y que acaba de exponer) son diferentísimos del que en Guadalcanal se usa, porque allí se funde por la carbonilla, cosa aborrecida y no usada en la Nueba Spaña, porque con ella no sale el metal bien fundido y se requema y consume la plata con la gran violencia del fuego que en ella anda. El metal que echan es en pedazos tan gruesos como huebos y a treinta arrouas de metal echan solas 20 de greta y cendrada habiendo de echar 60, cosa irreprensible y la más dañosa que puede ser, porque esta liga de greta y cendrada se derrite luego en echándola al horno, si el metal está tan grueso como digo, tárdase mucho en deshacer y como la liga fue tan poca y se fundió tan presto, queda el pedazo de metal grueso batallando con el fuego, cuya braueza requema y consume la plata. El metal ha de ser muy bien molido, como dicho es y a seis arrouas dello echarle doce de liga. y desta manera no se perderá la plata. Précianse de una cosa, ques la que más les condena, y es que aquella reuoltura de 50 arrouas la funden en más breue espacio que en el horno español se funden 12 y esta breuedad es la mayor perdición porque no puede salir fundido con tanto priesa, ni la plata que el metal tienen puede derretirse bien en tan breue espacio”.
Según Sotomayor, las innovaciones que él propone son absolutamente autóctonas y descubiertas en la propia Nueva España por los colonizadores, estimulados por la necesidad,
“este género de sacar plata no se aprendió de los yndios, ni de acá fueron honbres que lo supiesen, porque no sabían fundir y tanbién moraban el afinar sobre cendrada de ceniza y ladrillo y en buytrón, antes solían desenterrar los muertos y quemar los huesos, cuya ceniza sola dezian que aprouechaba para hacer la copella en que afinaban, y ansimismo había otras rusticidades en que se conoce bien la ignorancia de aquel tienpo (...). De veinticinco años a esta parte, la nescesidad y la continuación de esta arte, ha hecho que las gentes caigan fine9a que agora se trata”.
A las críticas de Sotomayor contestan los oficiales de las minas:
“Y en cuanto a lo que el dicho Sotomayor ha dicho, dezimos que se tiene cosa bárbara lo de las Indias en todas las oficinas e yngenios y labores de minas como pudiéndolo cotejar fácilmente se vería y se ve claro en un buytrón aquí nos ha pintado el dicho Sotomayor sin cobertura ni cielo y en un tapado y en el fundir sin escorias y en un yngenio y en las barretas con cavan los yndios y la manera de proceder en la labor tan de bárbaros, sin cuerdas ni tornos ni proporción, sacando a cuestas lo que han cauado y una sola barreta con que ha caundo cada hombre y que todas son cosas fuera de la policía de los mineros y que por tal nombre se deben llamar e que están en uso con la gente de aquella tierra y que a su modo lo hacían como bárbaros (...). De lo que se ha entendido del dicho Sotomayor se ha colegido que la carbonilla sería útil para la Nueva España, de lo cual se podría hazer experiencía mande V.M. traer a esta fábrica Qiertos metales que se mandaron traer de Nueva Spaña para ciertos ensayes, donde se podrá hazer experiencia dellos, y ver si ha efeto que en los de acá, ques muy grande, y tanto que le ha puesto admire al dicho Sotomayor y a todos los demás que vienen de las Yndias (...)”.
Los oficiales manifiestan auténtico desprecio ignorante de la técnica ultramarina; Sotomayor les escribía:
“He dicho a vuestras mergeres que cuanto aquí se hace es diferente de lo que en Nueva Spaña se usa, y que si yo fuera alguna parte, enmendara algunas cosas, me han respondido vuestras mercedes que es disparate pensar que cosas en las Yndias que lleguen a lo que aquí se hace (16).

Diez años más tarde, en 1580, es un indiano el encargado de revivificar la mina, tras el cierre de 1577 en un régimen de semi-contrato; escribía éste a la Corte relatando su anterior estancia en Potosí, y éste es el primer caso en que se cita en Guadalcanal una estancía anterior en Perú, frente a la hegemonía absoluta que hasta entonces mantienen los llegados de Nueva España, claro signo del lento desplazamiento de un área por la otra:
“Me mandó V.M. que sirbiese en la administración destas minas de Guadalcanal y el principal fundamento fue aprobechar estas minas y ponerlas en su ser como persona de quien V.M. tubo relación que entendía estas cosas de labor de minas y beneficio de metales, así por azogue, como persona que fue el primer fundador deste beneficio en Potosí el año 1572 como de otros beneficios”.
Se atribuye Delgadillo, al igual que lo hacía veinte años antes Boteller, ser él quien introducido en Potosí de forma exitosa el nuevo beneficio de azogue, novedad en la que efectivamente pudo tomar parte, a fin de recibir por ello una mayor credibilidad.
No es sólo técnica lo que llega desde Ultramar a la mina de Guadalcanal y a las españolas en general; también llegan capitales. Tanto mosén Boteller como Delgado invierten en la mina real el capital que antes habían acumulado en su estancia americana. (17) Ya veremos más adelante las inversiones de los retornados en otros yacimientos.
Pero la corriente de relación no es unilateral. También desde Guadalcanal emigran técnicos alemanes y españoles a la otra orilla del Atlántico, que en muchas ocasiones se expatrían por su cuenta y llevan nuevos conocimientos a desarrollo original autóctono de la minería americana (18). Pero en otras, los técnicos se desplazan a América por encargo de la propia Corona, especialmente a zonas donde, a diferencia de la Nueva España o Perú, la minería no había alcanzado un grado suficiente de desarrollo o bien donde setrataba de poner en explotación minerales cuya extracción representaba una novedad en las colonias; por una y otra razón se prefería a los técnicos guadalcanalinos frente a los radicados en la península a los de ultramar. En 1568 el Consejo de Indias encargaba a los oficiales de Guadalcanal que informasen de personas hábiles y suficientes que estuvieran dispuestos a ir a r las minas de Nueva Granada, que estaban abandonadas por falta de operarios. (19) En 1578 salen hacia Cuba maestros fundidores alemanes y ayudantes españoles para poner en explotación las minas de cobre de Santiago de Cuba, junto con personas expertas hacer carbón vegetal (20).
De hecho, la idea que se mantiene durante mucho tiempo fue que Guadalcanal fuera centro de formación de técnicos y de experimentación de nuevas técnicas con destino a esta vivificación de las artes mineras, no sólo en la metrópoli, sino también en las colonias. Este carácter de escuela le viene dado ya en las propias ordenanzas que regulan su funcionamiento y que obliga a que los expertos enseñen a aquellos que no lo son su oficio, ya que tal como lo expresa su administrador en 1557, había mucha necesidad de formar mineros expertos tanto para España como Nueva España y Perú (21).
Técnicos de Guadalcanal fueron llamados para hacer pruebas y dirigir las primeras labores en las minas de cobre de Guadix, Alcudia, Almodóvar, Almadén, Fiñana, son hados a la Corte para hacer experimentos de cobre e incluso se desplazan a trabajar también a Portugal, a donde el Rey de aquel país solicita de Felipe II que le envía mineros alemanes de los que trabajan en su mina andaluza, pero también, cuando varios mineros alemanes huyen al reino vecino y son contratados en las minas de Vilaflor —vid. supra—, encuentran allí a algunos trabajadores castellanos que antes habían trabajado en Guadalcanal. (22) .
La misión de escuela y centro dinamizador de la minería que cumplía Guadalc, considera también a la hora de pensar en su abandono, en un momento en que s~ de rentabilidad desde un punto de vista puramente económico era ya clara. A la cc desde la Corte, los oficiales de la mina contestaban:
"Ofrégese tanbién de considerar el recurso que aquí tienen los mineros de ga, Fuente Obejuna, Castuera y otras partes donde se les hagen sus ensaye les desengaña de mil errores que por allá se les ofres9en y se animar. obra" 23.
      
 (16) A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5.
 (17) Boteller compra el azogue necesario para su contrato con los ingresos que le llegan en la i la Nueva España. Delgadillo afirmaba que había invertido en la mina de Guadalcanal lo que había y traído de Indias; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 47, fol. 60; Leg.° 342, fol. 4.
 (18) Ya aludimos antes a la explotación de Francisco Pérez de Canales. Con él emigraba también un ensayador español que trabajaba igualmente en Guadalcanal, Francisco de Bobadilla, cfr. GONZÁLEZ, T.: vicia histórica.., minas de Guadalcanal, vol. II, p. 389.
(19) Los oficiales contestaban en carta del cuatro de mayo que había plomeros, lavadores, fundidores y afinadores, así casados como solteros que irían de buena gana. Pero eran gente acostumbrada “a la buena paga de Guadalcanal” y sin algún partido en que viesen mejoría en sus personas no se moverían a ir y dando “cuando menos, además de las licencias sería neserario darles el flete y matalotaje”; cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f. de los oficiales de Guadalcanal al Consejo de Indias, 4 de mayo de 1568.
(20) A.G.S. Guerra Antigua, Leg.° 88, fol. 324. Ya en 1557, tras el descubrimiento del nuevo beneficio azogue, se habían enviado 4 ó 5 mineros de Almadén para buscar y poner en explotación minas de gue en Nueva España, cfr. MATILLA TASCÓN, A.: Op. cit., p. 209.
(21) Ordenanza en A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10. Carta del administra-en GONZÁLEZ, T.: Noticia histórica.., minas de Guadalcanal, vol. I,p. 367.
(22) Cfr. la orden que recibe Martín de Ramón, administrador de Aracena, en 1556:
“Primeramente ireis a las minas que se fabrican en el término de Guadalcanal y vereis y entendereis muy bien la horden y manera que tiene de beneficiallas y tomarlas heis por memoria para hazer lo mismo en Aracena”
A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., instrucción a Martín de Ramoin, 18 de abril de 1556. también sobre la actuación de mineros de Guadalcanal en otras minas, A.G.S. Consejo y Juntas de rienda, Leg.° 46, fol. 192; A.G.S. Estado, Leg.° 143, fol. 183; Leg.° 144, fol. 116; A.G.S. Consejo y citas de Hacienda, Leg.° 109. No sólo la tecnología, también la reglamentación de Guadalcanal sirve no ejemplo para otras minas, cfr. la propuesta de Juan López de Vivero en A.G.S. Consejo y Juntas Hacienda, Leg.° 53, fol. 62. GONZÁLEZ, T.: Op. cit., vol. II, p. 227.
La misión de escuela y centro dinamizador de la minería que cumplía Guadalcanal se considera también a la hora de pensar en su abandono, en un momento en que su falta de rentabilidad desde un punto de vista puramente económico era ya clara. A la consulta desde la Corte, los oficiales de la mina contestaban:
“Ofrécese tanbién de considerar el recurso que aquí tienen los mineros de Azuaga, Fuente Obejuna, Castuera y otras partes donde se les hacen sus ensaye les desengaña de mil errores que por allá se les ofrescen y se animar obra» (23).
(23) A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 155, fol. 3.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

martes, 24 de marzo de 2015

En el recuerdo de Eugenio Frutos

Yo vi escribir “La Nacencia”

Hace poco asistí a la conferencia del cronista oficial de Teruel Vidal Muñoz, ella versaba sobre su profesor de filosofía en la Universidad de Zaragoza, poeta y amigo Eugenio Frutos, terminada la conferencia y en una distendida charla me comentó que D. Eugenio (así lo llamaba y así debe de ser) tenía siempre en el recuerdo a su maestro de adolescencia y juventud Luis Chamizo, al comentarle que mi patria chica era Guadalcanal pueblo de adopción de Chamizo, me entregó una fotocopia extraída de la Biblioteca Virtual Extremeña que transcribo.
Rafa Spínola  
Aunque paisano de Luis Chamizo, no lo conocí personalmente hasta mis quince años. Estudiaba yo entonces el cuarto curso de Bachillerato y una epidemia de gripe obligó a cerrar el colegio aquel otoño de 1918. Fui con mi familia al campo, a Valdearenales, y nos instalamos en una casa cercana a la del poeta, que la tenía en la famosa “viña del tinajero” de sus poemas.
Ya entonces había cantado Chamizo a Valdearenales en ligeras seguidillas, por los años de su adolescencia. En ese otoño del 18 debía tener ya más de veinte años.
Chamizo había tomado contacto en Madrid con la poesía del tiempo a través de los corifeos más conocidos del modernismo en España: Salvador Rueda, Villaespesa, Nervo, Carrere. Aunque ya tenía afición a lo dramático y a lo pintoresco del color local, sus composiciones en extremeño eran raras y frecuentemente no se sostenía el dialecto a lo largo del poema, sino en diálogos o monólogos puestos en boca de los pastores y campesinos. Por entonces él consideraba los alejandrinos de “Renunciación” como sus mejores versos.
Presentados, en el gran salón del campo, por un amigo común, recuerdo que me recitó dos poemitas: uno ligero y suave “¿Flores? ¿Mujeres?... Qué más da?” Llenan de besos y perfumes, todo el jardín primavera”; otro, recién compuesto, describiendo un amanecer en el campo:
Un caldero de migas colgado de las llares
sobre las jaras secas en combustión sonora.
Un cielo de amaranto flotando en el oriente.
Un almaizal de oro velando los lugares
Y un disco de rubíes, que, a la luz de la aurora,
semeja la tiara de un dios omnipotente.

Algunos de estos poemas fueron publicados en “La Semana”, el periódico de Don Benito, dirigido por el Inolvidable Francisco Valdés.
Mi amistad con Chamizo continuó en los siguientes años. Durante los veranos solía yo subir a su casa, por las mañanas, con frecuencia. Me suministraba libros o los leíamos juntos. Eran principalmente libros de versos. Pero también allí leí, por vez primera, las “Meditaciones del Quijote” de Ortega y Gasset. En ocasiones, nos entreteníamos en puntuar, (de cero a diez, como ahora en el Bachillerato) los poemas de Villaespesa y Amado Nervo. En estas lecturas llegamos a Antonio Machado; pero hasta mi ida a Madrid no había de penetrar yo en la nueva modalidad poética, que a Chamizo le era desconocida.
Su genio alegre y realista le llevaba más a las formas vernáculas. Después del triunfo de “Los consejos del tío Perico”, en los Juegos Florales de Almendralejo, es cuando encaminó sus pasos decididamente por el sendero regional.
En poco tiempo escribió los poemas de “El miajón de los castúos”.
Solía leérmelos al día siguiente de escribirlos, salvo “La nacencia”, cuya escritura presencié. Llegué a su casa, como de costumbre, por la mañana y entré directamente a su despacho, que abría su puerta en primer término a la derecha, en el caño de casa. Estaba escribiendo.
“Siéntate un momento (me dijo) que estoy con otra poesía para el libro”. Y me fue leyendo las estrofas del poema conforme salían, casi sin correcciones, de la pluma:
Bruñó los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s'agachó en un cerro,
y los artos cogollos de los árboles 
d'un coló de naranja se tiñeron.

Pronto estuvo el libro dispuesto y salió a luz pública con el prólogo de Ortega Munilla. Fue una época brillante aunque breve. Desde el elogio exaltado de Santiago Vinardell, hasta las reservas de Salaverría sobre el baturrismo poético, la gama de juicios fue muy variada. Pero el hecho de haber ocupado este juicio columnas de los más importantes diarios madrileños, prueba, sin más, el éxito. Para mí adquirió éste cuerpo en el banquete que se le ofreció en Don Benito, 7 al que yo asistí, aunque todavía colegial, por bondad de Don José María Manzano. El discurso de Reyes Huerta y una poesía de Vicente Ruiz Medina “querida cigüeña describe su parábola ,por el ancho zafiro de los cielos”, me impresionaron particularmente en ese homenaje.
En sus viajes a Madrid, Chamizo tomó contacto con Ardavín, amigo de Valdés, y con Ramón y su tertulia de Pombo. Pero su modalidad poética estaba ya definida.
Emprendió la composición de un poema largo, donde palpitaban las virtudes de la raza. Lo concibió como una exaltación del extremeño y de la vinculación a la tierra, y tomó como motivo la antigua fiesta de la Candelaría, cuando se llevaban las candelas, tizones de las hogueras familiares, a la tierra vinculada a la familia -EI poema se titularía “La Juguera”. Después el poema cambió, y lo que, andando bastantes años, se publicó fue el poema “Extremadura”, donde se inserta “La noche de las candelas”. En relación con este poema, tengo que apuntar otro recuerdo personal. En otra de mis visitas al poeta, lo encontré escribiendo y me pidió que le copiara mientras él recitaba los Versos de turno. Fue en una sala frontera al despacho, y recuerdo a Chamizo paseando y dictándome un buen fragmento del que siempre he recordado, dos versos, que figuran en el libro: “una mano en el talle del mozalbete: y otra mano en el talle de la vigüela”.
Después de su matrimonio vi menos a Chamizo, pues aunque conservaba su casa de Guareña vivía habitualmente en Guadalcanal, las últimas vacaciones de verano que yo pasé en mi pueblo fueron las del año 23, después de cursar segundo de Facultad. Por entonces había yo alcanzado el nivel poético de la época. No sólo me había familiarizado con Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, con los poetas americanos y con los parnasianos y simbolistas franceses, sino que conocía los primeros libros, (entonces recién aparecidos) de Vicente Huidobro, Gerardo Diego, García Lorca, Dámaso Alonso, Juan Chabás y otros. Hablé de todo esto con Chamizo paseando por la plaza y hasta hube de enseñarle alguno de mis últimos poemitas. Aunque desvinculado de este movimiento, dio muestras de su aguda sensibilidad poética. A los pocos días me leyó dos poesías en el nuevo estilo. Ciertamente se traslucía el modernismo de sus versos en castellano, pero la aproximación era innegable.
No he visto después a Chamizo, sino en dos ocasiones: una en Cáceres y otra, hace poco tiempo, en Madrid. Pero seguí su labor y no me sorprendió el éxito de “Las Brujas” pues conocía su maestría de versificador y su talento dramático. Hace muy poco la prensa volvió a recordármelo con motivo de su homenaje. El mío es de gratitud. Por él avancé en mi evolución lírica más deprisa que lo hubiera realizado por mi cuenta. Me desvinculó de los clásicos y románticos, desvinculación que considero tan necesaria como después el retorno a ellos, y me introdujo en la versificación de la época. Mi gusto por lo íntimo y universal a un tiempo, me alejaron de la poesía regional, aunque el campo extremeño sea todavía el manantial más fuerte de mis imágenes.
Chamizo estaba especialmente dotado para ello, y eligió sabiamente su camino, aunque podía haber ganado un puesto honroso en la poesía castellana.
He querido escribir estos recuerdos como fluían de la memoria y del corazón, sin interponer papeles ni citas. Van vinculados a una época de mi vida todavía clara y serena, donde la ingenua alegría de los castúos no estaba envenenada por extrañas doctrinas. A esta alegría sin sombras se me vincula el nombre de Luis Chamizo, que la gozó y supo cantarla.

EUGENIO FRUTOS
Biblioteca Virtual Extremeña
Eugenio Frutos Cortés, Doctor, Catedrático de Filosofía Fundamental y poeta. Nació en Guareña (Badajoz) en 1903 y murió en Zaragoza en 1979 a los 76 años de edad. En medio de la diversidad de temas tratados en su vasta bibliografía, Frutos Cortés centró su reflexión sobre el ser humano y su amplia capacidad creadora.
Familia
Estuvo casado con la poetisa María Dolores Mejías de cuyo matrimonio tuvieron cinco hijos. Formación
En 1921 concluyó sus estudios de Bachillerato, en el colegio de San José de Don Benito (Badajoz), y pasó a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, en la que se licenció en 1925 con Premio Extraordinario. Doctor en Filosofía en 1945 por la Universidad de Madrid, con una tesis sobre Las ideas filosóficas de Calderón como signo de su época, publicada con el título La filosofía de Calderón en sus autos sacramentales la cual obtuvo las máximas calificaciones.
En estos años tuvo maestros de la talla de Manuel García Morente, Américo Castro, o Ramón Menéndez Pidal; condiscípulos tales como, Dámaso Alonso, Emilio García Gómez o Joaquín Casalduero; compañeros de tertulias en el Ateneo y en la Residencia, como Rafael Alberti, Federico García Lorca o Pedro Salinas. Con muchos de ellos le ligaría una duradera amistad, y el ambiente intelectual del Madrid de las vanguardias dejó una huella indeleble en su pensamiento.
Docencia
Comenzó su actividad docente como profesor de los cursos para extranjeros de la Residencia de Estudiantes. En 1928 se incorporó, como Catedrático de Filosofía, al Cuerpo de Catedráticos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media de España desempeñando su cometido en distintos institutos. Estancia en Cáceres
Por una permuta, pasó en 1930 a desempeñar la Cátedra de Filosofía del Instituto de Cáceres donde estuvo hasta 1941. Los años pasados en Cáceres resultaron de gran importancia en la vida de Frutos. No sólo desde el punto de vista intelectual, ya que entonces comenzó su producción filosófica propiamente dicha, sino también familiar, ya que aquí conoció a su esposa y nacieron tres de sus hijos. En Cáceres pasó la Guerra Civil que le resultó enormemente traumática, como reflejan su poesía y diversos aspectos de su pensamiento, y aquí escribió algunos de sus mejores libros poéticos.
Estancia en Zaragoza
Desde su llegada a la capital aragonesa, en 1942 compaginó su intensa labor en el instituto Goya como profesor de Filosofía, con el puesto de Profesor Auxiliar, encargado de la Cátedra de Filosofía, de la Universidad de Zaragoza. En esta década transmitió su magisterio a discípulos entre los que cabe destacar a Gustavo Bueno, Fernando Lázaro Carreter y Félix Mong. En 1951 obtuvo la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos de la Universidad de Zaragoza, que desempeñó hasta su jubilación en 1973.Desde 1949 fue profesor asiduo de los Cursos de Verano de Jaca y de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, así como ponente de la mayoría de los congresos y seminarios de filosofía organizados en España por aquellos años.
Cargos públicos
En Zaragoza, además de su labor intelectual y literaria, desempeñó varios cargos: de 1942 a 1957 fue el decano del Colegio de Doctores y Licenciados de Zaragoza, de 1945 a 1969 ocupó la Vicepresidencia del Consejo Nacional de Colegios Oficiales, relacionado con la política fue concejal y diputado provincial. Fue consejero numerario de la Institución «Fernando el Católico»; en esta institución organizaba unas “Jornadas Anuales de Aproximación científico-filosóficas”, reuniones en las que se daban cita los más eminentes especialistas en la materia.
Divulgación
Su extensa producción literaria fue el producto de una sólida formación escolástica y un profundo conocimiento de los autores contemporáneos (Sartre, Heidegger, Merleau-Ponty, Ortega).Ha colaborado en gran número de revistas universitarias y culturales nacionales y extranjeras, sobre filosofía de la historia, filosofía moderna y actual, antropología filosófica y pedagogía. Su extensa obra impresa (unos doscientos trabajos) es un índice del talante universal y profundamente humano de su quehacer intelectual.
Publicaciones
Si hubiéramos de encuadrar su pensamiento, podría decirse que se movió entre un existencialismo de corte heideggeriano y un historicismo y una antropología filosófica al estilo de Ortega y Scheler. Entre sus obras de filosofía destacan:
Ética elemental (1935), Teoría del conocimiento y Ontología (1942)La libertad (1961)Convivencia humana (1960),La persona humana(1962),Varias historias de la Filosofía y de la Ciencia, seis extensos volúmenes sobre Calderón de la Barca, en su aspecto filosófico y literario. El humanismo y la Moral en J. P. Sartre (1949),La sociología positiva de A. Comte (1956),Creación filosófica y creación poética (1958).

Trayectoria como poeta
En poesía se le puede encuadrar en la generación del 27, con cuyos representantes más conocidos mantenía una estrecha amistad: Jorge Guillén, Alberti, García Lorca, Gerardo Diego, Salinas, Cernuda, etc., a muchos de los cuales dedicó estudios publicados. A nivel local mantuvo buenas relaciones con su paisano Luis Chamizo. Destacó como pionero del más avanzado cultivo de la lírica española, colaboró en las revistas de proyección e influencia de las generaciones nuevas (como “Litoral”, “Índice”, “Fantasía”), de repercusión nacional y en otras muchas publicaciones literarias, sin olvidar las que existieron en Extremadura (“Alor”, “Alcántara”, “Gévora”, etc.)Respecto de su obra, estrictamente poética, la mayor parte de su producción en este campo permaneció inédita hasta su muerte. Lo único que editó en vida fue un libro de poesías, Antología (1974). El resto de su poesía se encuentra recogida en los siguientes títulos: Políptico de Cáceres y otros poemas (1980), Dictado de amor. Memoria de un idilio (1933-1950) (1988) y "Prisma" y otros asedios a la vanguardia (1990), así como en el apartado "Poemas inéditos" del estudio Introducción a la poesía de Eugenio Frutos de Ricardo Senabre, publicado en 1982.
Reconocimientos honoríficos
La diversa y fértil labor de Frutos, fue objeto del aprecio de quienes le conocieron o frecuentaron sus obras, recibió también en diversas ocasiones el reconocimiento oficial. De entre los galardones que le fueron concedidos, cabe recordar los siguientes:
Comendador para la Lengua Española de la Orden Constantiniana de San Jorge (1947)
Cruz de Caballero de la Orden de Cisneros (1948)
Víctor de Plata del Sindicato Español Universitario (1952),
Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1958),
Socio de Honor de la Institución Jaime I el Conquistador, de Barcelona (1961),
Encomienda de la Orden de Cisneros (1965),
Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1972),
Premio "San Jorge" de la Diputación Provincial de Zaragoza (1974).
El Instituto de Enseñanza Media de su ciudad natal Guareña lleva el nombre de “Eugenio Frutos” también lleva ese nombre la biblioteca municipal de Guareña.

sábado, 21 de marzo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 55

Auge y caída de la producción durante el periodo real.

La Organización de la producción 3

l número elevado de “alemanes” que en algún momento pretendió la Real Hacienda que alcanzara los trescientos, nunca debió de sobrepasar los 200 y entonces comenzó a descender, sustituidos poco a poco por españoles en todos aquellos puestos en los que no eran insustituibles, especialmente a medida que aquellos iban adquiriendo una experiencia en contacto con ellos. En octubre de 1556 ascendían a cien, aunque se seguía reclamando el contrato de más técnicos. Aún en 1559, de dos maestros fundidores, los dos son alemanes; de seis ayudantes de fundidor, los seis son extranjeros; de siete entibadores, también son los siete foráneos; de nueve quebradores de metal, seis son igualmente extranjeros. En 1568, de siete entibadores, tres eran extranjeros y de nueve lavadores, tres no eran españoles. Los “alemanes” son generalmente asalariados, aunque en algunos casos —por ejemplo, a veces, en los trabajos de extracción— aparecen también como destajistas. Trabajaban igualmente extranjeros por contrata en el beneficio de los desechos, que se les cedían mediante el cobro de un cuarto o un tercio de los beneficios para la Hacienda de Su Magestad.
La absoluta hegemonía de los técnicos centroeuropeos se va viendo poco a poco compartida por la influencia que llega del otro lado del Atlántico. Si bien en los primeros años de explotación las minas reales suponen una ruptura absoluta con la tradición técnica anterior y su sustitución por la centroeuropea, a partir de 1560, las sucesivas llegadas de técnicos ultramarinos, que aportan las novedades surgidas en las colonias, entroncan a la minarla española con la colonial, que no deja de ser una herencia transformada y evolucionada de la española tradicional con aportaciones e influencias centroeuropeas, con lo que, de hecho, la minería real española enlaza con la tradición anterior en parte a través de Ultramar.
El grupo de alemanes en Guadalcanal se mantiene en contacto con las posibles novedades tecnol6gicas surgidas en sus tierras de origen a través de la llegada a la mina de expertos que introducir esas novedades (9) y a través también de viajes que hacen a Centroeuropa con cierta periodicidad subvencionados por la Real Hacienda (10).
En el interior del grupo de los extranjeros de Guadalcanal, las diferencias de salario o de formación son notables. Sin embargo, mantienen entre ellos una gran cohesión como grupo que manifiestan por ejemplo en la “huelga” de 1556 o en la indiscriminada contratación que hace el director de sus connacionales hasta las medidas restrictivas antes citadas. Y esta solidaridad la manifiestan especialmente frente a los españoles, con los que los choques son frecuentes y, en algunos casos, sangrientos; en 1560, como consecuencia de pendencias entre “alemanes” y españoles se produce un homicidio, de resultas del cual uno de los capataces alemanes con un grupo de su nacionalidad se ven obligados como culpables a huir a Portugal, donde son contratados para trabajar en unas minas denominadas de Vilaflor. De hecho, las relaciones entre extranjeros y españoles debieron ser muy difíciles, agravadas por las discriminaciones y las vejaciones de los primeros tiempos y por la incomunicación, ya que, como se deduce de algunas informaciones practicadas, muchos de ellos no hablaban una palabra de castellano (11). Para las ocasiones en que es preciso —relaciones con los oficiales, informaciones testificales, etc. — uno de los guardas españoles actúa como intérprete, por lo que cobra un complemento de salario, mientras que los técnicos de mayor cualificaci6n, como Stenberg, se comunicaban con la administración utilizando el latín.
Los “alemanes” de Guadalcanal trabajan también en las minas reales cercanas de forma esporádica; son enviados a ellas temporalmente como directores de laboreo o expertos en la colocación de maquinas y así los encontramos trabajando en Aracena, Cazalla, Valverde de Mérida, o incluso en los intentos reales de volver a poner en explotación Almadén previos a su cesión a los Fugger. Y cuando la mina andaluza decae abiertamente y sus salarios, petrificados, comienzan a perder valor adquisitivo, emigran a otras minas privadas, donde sus posibilidades de acceder a mayores ganancias son más elevadas. Muchos se van a Almadén, donde la empresa de sus compatriotas banqueros está dispuesta a acogerlos (12) ; a algunos otros los contratan otros empresarios, como el financiero Gerónimo de Salamanca, cuando decide realizar una serie de prospecciones mineras, o la empresa de una de las minas de mayor envergadura de Alcudia-Almodóvar, que se lleva al maestro de fundición. Algunos, por último, se dedican a ejercer ellos mismos como empresarios de pequeñas minas que a veces habían ya comenzado a trabajar cuando eran empleados de la mina real, contribuyendo así ellos también a la revivificación minera que caracteriza a los años 1556-1565, si bien insistiendo en el machacón interés exclusive por la extracción de plata que les llevara al fracaso junto con el resto de los empresarios mineros.
Una grave amenaza se cernirá pronto sobre los técnicos germanos, que contribuirá extraordinariamente a dificultar la fluida relaci6n que hasta entonces se había mantenido en materia de tecnología entre el ámbito germánico y el español; en 1559, uno de los capataces alemanes Claudio Mayre —seguramente Mayer (13), es detenido por la Inquisición de Llerena acusado de haber proferido expresiones heterodoxas en el momento en que la Santa Hermandad iba a detenerle por su participación en uno de los numerosos altercados entre mineros españoles y extranjeros. Tras un proceso es condenado a morir en la hoguera y la sentencia es inmediatamente ejecutada en la villa de Llerena. El impacto de su ejecución es grande entre sus compatriotas y llega a sus países de origen, con los que los “alemanes” de Guadalcanal mantenían frecuentes relaciones epistolares. Junto con el conocimiento de la situación general en materia de represión religiosa en España, ampliamente difundido en los países reformados, contribuye a hacer extraordinariamente poco atractivo el país cara a la continuación de la corriente inmigratoria de técnicos del ámbito centroeuropeo a nuestro país. Si la persecución religiosa tuvo un claro y constatado impacto en la evolución de la ciencia en nuestro país, no menos importante resultó éste en relación con la de la tecnología, tan precisada como aquella de una constante relación con los avances que se producen en otros ámbitos. Si se puede hablar de “tibetanzación” al referirnos a la cultura española posterior a 1560, con igual propiedad podemos aplicar el termino a la tecnología. Sera muy difícil con posterioridad a esta fecha encontrar expertos procedentes de las aéreas afectadas por la Reforma, que estén dispuestos a desplazarse a un país en el que corren el peligro de servir para alimentar una pira a causa de manifestaciones proferidas en un momento de ofuscación. Todo ello junto a muchos datos que hablan de dificultades para hallar fundidores destinados a las fábricas de artillería o el mismo de que, cuando en 1565 se solicitan nuevos técnicos en entibación de Alemania porque “el verano pasado se murieron muchos extranjeros que servían para este efecto” no se encontró uno solo dispuesto a venir.
Guadalcanal es una mina puente. En ella se reciben las técnicas alemanas, se asumen, y de allí, por medio de la emigración de técnicos, llegan a América. Pero, al mismo tiempo, de América vienen también sus innovaciones a Guadalcanal y desde ella se difunden ni resto de la metrópoli y en ocasiones a Europa. Acabamos de ver el flujo en dirección Europa Central-España. Pero también se produjo un importante intercambio, en este caso de mayor reciprocidad entre ambos lados del Atlántico que, tras el fin de la relación con el norte, se convierte en el único contacto técnico a partir de una fecha situada en torno a 1562.
La aportación de la experiencia minera y metalúrgica americana comienza ya desde el mismo inicio de la explotación. Ya dijimos antes que varios directivos de la mina andaluza tenían una previa experiencia americana. Luego irán llegando nuevos aportes en forma de conmistiones de expertos o de contratos reales con especialistas que ofrecen sus servicios y que comienzan a hacer allí sus experiencias; en 1556 se introducía, como ya vimos, el hornillo de reverbero y la técnica de fusión del mineral rico sin previa concentración, a comienzos de la década siguiente era el beneficio del azogue o la llegada del procedimiento del mercurio en caliente de la mano de Agustín de Sotomayor en la década de los setenta.
La coexistencia de personas con experiencias diferentes, alemanas y americanas en la fábrica, provoca la aparición de dos a modo de partidos, germanistas y americanistas, los partidarios el “modo de Alemania” y los del “modo de Nueva España” (14), que mantienen entre si polémicas, a veces realmente encendidas. Al comienzo de la explotación, los dos máximos directivos, Agustín de Zarate y Francisco de Mendoza son muy representativos en ambas filias. Mientras Zarate, conocedor de ella por su experiencia anterior, es el 1lrincipal valedor de la tecnología alemana, apoyado en ello por la Corona, Mendoza, estante durante mucho tiempo en Nueva España y Perú, es partidario abierto de los conocimientos de los mineros coloniales y a ellos acude con profusión para que formen parte de las frecuentes comisiones de expertos que reúne para solucionar los sucesivos problemas que se producen en la explotación; en 1556, cuando Mendoza acababa de tomar posesión de su cargo, Diego Ricote, un especialista de la mina, escribía:
“el señor D. Francisco de Mendoza ha llegado a estas minas de Guadalcanal y luego en llegando, envió a llamar a seuilla y a otras partes honbres que an rresidido en Yndias y an tenido minas suyas propias que las han beneficiado por sus propias personas, y así an venido y se an hecho ensayes ansí en las fundiciones de metal como en las afinaciones .(...), los de México que aquí an venido dizen que las minas durarán mucho tienpo, porque los metales van muy afirmados (...). Los alemanes, que son los fundidores que andan en estas minas, dizen -que mejor es que se labe el metal; ha avido sobre esto grandes consejos y consultas. Crese que se tomará el parescer de los de la nueba España” (15)

(9) Por ejemplo, en 1559 llegaba Hugo Fusio para construir dos tipos de bombas para extraer agua y modificación en los fuelles para hacerlos de mejor rendimiento.
(10) El ensayador Rodrigo Lucas es enviado a Holanda por cuatro meses y el alem5n Claudio Mayre —Mayer— a Alemania.
(11) Nicolás Bout, flamenco, natural de Lemburc en Borgoña (habló) por lengua e interpretación del dicho Leonardo Brun, "porque el dicho Nicolás no sabe hablar la lengua castellana. Llevaba trabajando en la mina más de ocho años".
(12) En 1568 escribían los oficiales de Guadalcanal que Cornelius Sconop acababa de llegar de Almadén, donde ahora trabajaba y había tratado de seducir a algunos oficiales para que fuesen allí.
(13) Ante el hecho de que se le considerara uno de los mejores conocedores de la mina en ese momento, el Administrador Mendoza se traslada a Llerena para tomarle confesión antes de ser ejecutado en relación con sus conocimientos:
“Claudio alemán, que quemaron en Llerena era grande ofigial de minas y pocos. Tubo mientras vivió govierno grande en su oficio para bibir y para que la mina durase Bien años, y es que, como maestro della, quando yvan sacando el metal por la caxa del, todos los ramos y bravos que avia travesseros de metal los cubria y ademaba, dexando lugar a donde y en que lugar y a quantos estados y ansi, quando faltava metal, salia del pogo como maestro y pedia albrigias al general, los quales mandava dar y descubrir metal de aquello que el tenia encubierto y guardado. Dexó debaxo desta ynfinitos grandes secretos y estando preso, entendido por D. Frangiso de Mendota pidió cédula Su Magestad para el ynquisidor de Llerena en que se le mandó que se tomase la confisión al Claudio sobre lo contenido en el capitulo, ante lo qual se hico y declaró harto ynportante al escrivano de Su Magestad, cuya declaraci6n fue a Don Francisco, pero se perdió”.
(14) A.G,S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 61.
(15) A-GS. Estado, Leg.° 56, fol. 92. Otras noticias sobre técnicos americanos en Guadalcanal y otras Lea A..G.S. Estado, Leg.° 113, fols. 2 al 6; Leg.° 114, fol. 63; A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 33 nombramiento de Diego López para administrador, cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, fols- 44y 47; Leg.° 342, fol. 4. Sobre la misión de Agustín de Sotomayor, cfr. capítulo anterior G.& Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 125, fol. 6; Leg.° 124.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez

miércoles, 18 de marzo de 2015

Entre extremeños y leoneses

Les tocó hacer el trabajo más duro

Hugh Thomas glosa el papel de los andaluces, "más de la mitad sevillanos", que participaron en la conquista de América

John H. Elliott se hizo hispanista en una visita al Museo del Prado. Raymond Carr, en su luna de miel a un pueblo de pescadores llamado Torremolinos. Hugh Thomas (Windsor, 1931), llegó con veintipocos años de vacaciones con un ejemplar de El laberinto español de Gerald Brenan. Entonces trabajaba para el Foreign Office.
A punto de cumplir los 84 años, acompañado de Vanessa, la pintora con la que lleva 52 años casado, Hugh Thomas paseó por Sevilla y saboreó una copa de manzanilla en el patio de los Pinelo después de pronunciar la conferencia de clausura del coloquio internacional sobre intercambios entre Andalucía y América.
Hugh Thomas dio la conferencia en el idioma de su auditorio, disculpándose por su castellano, "que es una vergüenza". Se centró la presencia de andaluces en la Conquista de América. Entre 1492 y 1519 viajan a Indias 2.072 andaluces, más de la mitad sevillanos. Campañas remotas. Su primer libro, antes de cumplir 30 años, se tituló La guerra civil española. Un clásico de la historiografía patria que apareció antes en francés por la censura.
Al término de la conferencia, el reportero saludó en la Avenida a Joaquín Sierra, Quino en sus años de futbolista. El hijo del poeta Juan Sierra viajó en 1970 con la expedición del Valencia a París para jugar un cuadrangular. Además de ganar el torneo, "aunque el Corinthians nos dio un baño", compró en una librería de París un ejemplar de La guerra civil española de Thomas editado por Ruedo Ibérico.
El historiador británico ha investigado en los archivos a más de mil conquistadores. De su exposición se puede establecer una división geográfica de atribuciones. Los extremeños fueron los auténticos líderes de la conquista. Con exponentes como Hernán Cortés, cuya monumental biografía ha publicado Thomas, un héroe silenciado por la izquierda española y reivindicado por Octavio Paz o Carlos Fuentes, o Pizarro, que volvió a su Trujillo natal en busca de voluntarios. Los curas y frailes procedían "la mayoría de León". "Los trabajos más duros, los que peleaban en las batallas, eran los andaluces", dijo Hugh Thomas. Con participaciones estelares. "Es imposible entender el éxito de Cortés sin el trabajo de construcción de bergantines de los carpinteros de ribera dirigidos por el sevillano Martín López".
 En el Archivo de Indias y en otros fondos documentales encontró expedicionarios de Lebrija, de Guadalcanal, de Cazalla de la Sierra, de Triana... Sevillanos como Juan Díaz, un mercedario que bautizó a Malinche y cuyos restos están en la catedral de Puebla; o Fray Pedro de Melgarejo, franciscano que descubrió perlas en Colombia y atisbó la bahía de Urabá, "donde tantos españoles murieron. Fue consejero de Cortés, volvió a España y lo hacen obispo".
Se reencontró con Enriqueta Vila, habló en inglés con Rafael Atienza y lo recibió Manuel González Jiménez, carmonense, irlandés consorte y presidente de la Academia, biógrafo de Fernando III que está leyendo la biografía de Hernán Cortés de Thomas. "Era un intelectual", dice el medievalista sevillano, "bachiller de Salamanca, no de Osuna como el pobre Sansón Carrasco que se bate a duelo con don Quijote". Thomas ha escrito dos novelas históricas y dice que sólo La Celestina supera en el idioma que tanto ama y tanto le cuesta a la correspondencia de Hernán Cortés. A él le dedica una biografía y a Moctezuma su segunda novela
Hugh Thomas nació en Windsor en 1931, estudió en la Universidad de Cambridge y en la Sorbona, y ha sido profesor de la Academia Real Militar de Sandhurst y de la Universidad de Reading. En 1981 fue nombrado lord Thomas de Swynnerton

Historiador británico. Mientras era funcionario de la ONU visitó España (1955), interesándose por su historia reciente. Realizó durante años una labor de recopilación de datos y testimonios sobre la guerra civil. En 1961 publicó la primera edición de La guerra civil española. Autor también de trabajos sobre la historia de Cuba (Cuba: la lucha por la libertad, 3 vols., 1971) y de Venezuela, y de las novelas Habana (1984) y Klara (1988). En los años noventa publicó La formación de Hernán Cortés (1992), Yo, Moctezuma, emperador de los aztecas(1995), La trata de esclavos (1998) y La revolución cubana (1999).
A Hugh Thomas le ha gustado involucrarse en el pasado en la política de su país (primero con el Partido Laborista, después asesorando a Margaret Thatcher.
El historiador Hugh Thomas no sólo es un gran hispanista al que se le debe la monumental obra (900 páginas) La conquista de México. También se ha contagiado de la pasión por la fiesta.
Siete años después de publicar La conquista de México (Planeta, 1994), el historiador británico continúa escarbando en uno de los acontecimientos más asombrosos de la historia: el derrumbamiento, a principios del XVI, del gran imperio mexicano de Moctezuma a manos de Hernán Cortés.
El hispanista publica Quién es quién de los conquistadores (Salvat), en realidad una ampliación del índice onomástico de La conquista... El interés de Quién es quién... no es tanto el de descubrir como el de compilar a partir de fuentes primarias, y ordenada por orden alfabético, la relación completa de todos los hombres y mujeres relacionados con la conquista de México. Pero Thomas incluye datos nuevos sobre sus protagonistas. Los encontró en el Archivo de Indias, y advierte que, aunque no hay ninguna 'teoría nueva' sobre el acontecimiento, la sorpresa le llegó cuando se dio de bruces con 'mucho material inédito: no son datos muy importantes, pero sí bastante interesantes. Por ejemplo, unas declaraciones de Hernán Cortés que testimonian en favor de algunos de sus amigos.
También hubo por otra parte conquistadores, en concreto muchos franciscanos, que quisieron aprender la lengua de los indígenas.
Thomas ya destrozó el tópico de indio / bueno, conquistador / malo en ese libro de referencia que es La conquista.... 'Entre otras cosas, porque hubo muchos indígenas que trabajaron para los españoles. La conquista fue una batalla entre los aztecas y sus amigos y los españoles y sus aliados.
Opina este hispanista que la dominación mexicana no fue más cruel que otras conquistas. 'Cortés utilizó el arma del terror en algunas de sus campañas, pero pienso que al final esa conquista no tuvo la intención de destruir a la población. Al contrario, Cortés quiso utilizar a los aztecas para reconstuir la ciudad de México y su proyecto urbanístico era uno de los más importantes del siglo XVI.
Después de tantos años dedicado a la conquista mexicana, todavía guarda un misterio. Me interesa mucho descubrir qué relación tuvo Cortés con los grandes comerciantes y banqueros sevillanos, como el converso Juan de Córdoba o Luis Fernández de Alfaro, y en qué modo financiaron la aventura.
La Fragua del Pensamiento

sábado, 14 de marzo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 54

Auge y caída de la producción durante el periodo real.

 La Organización de la producción 2

 A los extranjeros se les abona el precio del viaje hasta Guadalcanal, se les entrega una ayuda antes de que comiencen a trabajar en concepto de vestido y, siguiendo las recomendaciones que emanan de la propia Princesa Gobernadora, que ordenaba al administrador, Zarate:
“pues decís que esos tudescos son tan necesarios para esa fabrica debéis tener manera con ellos para que no se vayan y ocupen en ella”,
se les concede un tratamiento de privilegio. Un buen ejemplo de las consideraciones de que son objeto lo proporciona el caso de un germano, Johann Stenberg o de Wittenberg, ensayador y prospector, a quien se le concede el cargo equivalente al de director técnico de la mina. Fue enviado directamente por el Rey desde Bruselas y la Princesa lo recomendaba en carta de los administradores de la mina, indicándoles que debían procurarle
“todo buen tratamiento, aposentándolo bien en la casa de campo y dándole el aposento y cama y otras cosas necesarias”
y pagándole un salario realmente envidiable: 782 maravedíes diarios. Del cumplimiento de la orden dan buena cuenta las informaciones que desde la mina llegan a la Corte. En diciembre de 1556 escribía Zarate:
“Queriéndose ir (Stenberg a la Corte con permiso temporal) vi que dejaba cerrado su aposento, ques el mejor que hay en esta casa, sin tener en el cosa ninguna suya salvo las camas y otras alhajas que le compramos, y especialmente nos haze falta una chimenea buena que tiene en la sala, pues no hay otra en toda la casa donde podamos pasar las, tempestades e fríos que aquí haze; rúguele con toda instancia posible que en uno de los tres aposentos que tiene recogiese aquella su ropa y uno de sus pajes que aquí dejo y dejase los otros dos de que nos pudiésemos aprovechar, pues vía que andan los oficiales de V.M. durmiendo de choca en chora por no tener donde poderse albergar, y que cada e quando viniese, se le volvería todo (...) y ni lo uno ni lo otro basto para que hubiese en el comedimiento, aunque le hive otro requerimiento por escrito, cuyo traslado ansi mesmo envío cierto es honbre tan soberbio y sin razón que acertara mucho el que se apartase de su compañía” (5).
Junto a los bien remunerados cargos de máxima responsabilidad técnica, se contrata también a germanos para labores como el lavado, partido y desagüe, ya que al haberse en parte mecanizado, los alemanes “tienen mucha más destreza que los españoles”; igualmente se ocupan de las entibaciones, en las que son insustituibles, y de las fundiciones en las que igualmente parece que
“la ventaja que hazen los alemanes a los de Azuaga (...) me paresce grande y es cosa que conbiene mirarse para ver si se puede poner rremedio en ello”.
Solo en las labores de separación de la plata se dice que los españoles —y después muy especialmente los técnicos venidos de Nueva España— les aventajan claramente. En muchas de estas labores comparten su trabajo con españoles, con la diferencia de que a igual trabajo cobran exactamente el doble de salario y su jornada laboral es de ocho horas frente a la de los españoles, que asciende a doce (6). Este desnivel salarial en función de la nacionalidad se justificaba porque, aun cuando desempeñan idénticas funciones, las cumplían más satisfactoriamente.
En un principio, los informes sobre los alemanes son realmente exultantes y revelan autenticas discriminaciones en la actitud con ellos respecto a la mantenida frente a los españoles. En el momento en que acababan las fundiciones, debían asistir a la extracción del mineral de los hornos los administrativos junto con el administrador; sin embargo, este afirmaba que
“se podrían escusar en las fundiciones que haven los alemanes, por ser, como está dicho, muy fieles”.
Lo mismo ocurría en las labores extractivas:
“en cada pozo está puesta una guarda para que lo guarde, aunque esta dizen que se podrá escusar en los pocos que labran los alemanes, porque son muy fieles”.
La propia Princesa Gobernadora transmitía una opinión semejante en carta a Felipe II:
“(los alemanes) son muy provechosos y fieles (...) más que los naturales de la tierra”.
Las órdenes que había para la distribución del trabajo indicaban:
"andan moriscos y gente de la tierra y cuando se descubre la vena, luego se le mezclan alemanes, porque no lo oculten y hagan fraudes”;
a la salida de cada turno de trabajo los trabajadores españoles eran cacheados, mientras que se dispensaba de este vejatorio tramite a los extranjeros.
Salarios altos y buen trato atraen a un buen número de extranjeros al trabajo en las minas reales, atractivo que se ve fomentado desde las más altas instancias de la Corona que insta a los germanos que ya trabajan aquí a que escriban a compañeros suyos en sus países de origen,
“dándoles a entender la riqueza desas minas y como se podrían ocupar bien en ellas y el buen tratamiento que se les hará para inclinarlos a que vengan mas presto y con mayor voluntad”
y que en una actitud de autentico papanatismo viene a propugnar prácticamente, en instrucciones que envía al administrador, que se contrate a los extranjeros por su condición de tales. En marzo de 1556, ordenaba la Princesa a Johann Schuren que enviara
“luego al dicho Agustín de carate todos los alemanes y frangeses y otros cualesquier extranjeros que tenéis en las dichas minas de rejalgar y en otras partes”.
La consecuencia de esta preferencia por la mano de obra foránea es la extensión de la fama de la mina entre los extranjeros residentes en España, entre quienes se dice
“que estas minas se han de gobernar y tratar por alemanes y ser el administrador un alemán, con cuya fama no ha quedado en Seuilla flamenco ni alemán, ni en Cádiz ni en Gibraltar, y aún desde Portugal que no acuda aquí, como quiere que es verdad y confiesa el alemán (el director Stenberg) que en todos ellos no hay hombre que sea buen minero, pero, no obstante esto y que unos son marineros y otros bohoneros y otros que venden coplas y agujas y otros de los romeros que pasan cantando a Santiago, que en llegando aquí, al que dice que Babe algo de minas, le dan estos capataces (alemanes) al que entra en el pozo 4 reales y al que tira el torno tres y tres y medio y todos ellos trabajan por duas, que es ocho horas, partiendo el día en tres duas”.
Pronto la situación se deteriora y las informaciones cambian de signo:
"En el pozo de (...) Adán han trabajado siempre flamencos, andando en lo bajo cinco personas y en el torno cuatro de ocho en ocho horas, y visto el poco fructo que en todo este verano han hecho, nos ha puesto en grande admiración hasta que podrá haber quince días que a ml me dijeron que los dichos tudescos, con el favor que han cobrado por acá, y viendo cuan a salvo lo pueden hacer, porque no los catan al salir de los pocos, hurtaban del metal del dicho pozo y lo llevaban a Llerena (...) y visto aquello, y paresciendo desigualdad que nuestros naturales fuesen catados (...) y que ellos estuviesen burlando dello y llamándolos ladrones, determine hacerlos a todos yguales”.
La orden que se expide y que es luego confirmada desde Madrid en las instrucciones al nuevo administrador, Diego López, es que en adelante se les rebaje el salario y se les aumente la jornada (7).
 Ante la resolución de la administración, los alemanes deciden, “juntándose en un escuadrón y a manera de amotinados”, no entrar en las minas en tanto no se anulara la decisión, produciéndose así la primera huelga de que hay noticia en la minería española. La respuesta de la administración es sustituir por españoles a los amotinados y despedir a
“sesenta o setenta alemanes que servían de mineros y de tirar los tornos, hallándose que los mineros no tenían industria y los unos y los otros llevaban escesibos salarios (...) y con algunos buenos mineros que quedaron, que sería hasta ocho o diez y con todos los fundidores, ademadores, carpinteros y moledores e lavadores (...) nos dimos tal mana que se concertaron por sueldo señalado con obligación de servir un año, paresciendo que teniendo (...) estos oficiales, que son los que digo y he dicho sienpre que son menester de Alemania, con haber algunos pocos mineros que industrien a los nuestros, no hemos menester aquella canalla, que no haven tanto y llevan mucho más que los nuestros”.
La decisión acaba con las antiguos alegrías contractuales y centra el recurso a los extranjeros solo en aquellos oficios técnicos en que los españoles carecen de conocimientos, pero con una clara intención de que estos adquirieran a su lado la necesaria formación profesional (8).

(5) Una información de testigos, practicada en 1556, daba cuenta de que cuando el contador Zarate tuvo noticia de que aquel iba a llegar a las minas,
“hizo poner muy gran diligencia en que se le aderezase un aposento en la casa de Su Magestad en que posare el dicho alemán haziendo hazer de nuebo ciertas piezas, por manera que en el dicho aposento ay una muy buena sala con su chimenea e dos cámaras y un terrado sobre la dicha sala y demás desto, por orden del dicho señor contador se le compró una cama muy cunplida en lo qual entendió este testigo e otros comysarios de Su Magd., que costó más de ochenta ducados, conprando cada pieza por sí y conprandole sillas y mesa y todo lo demás necesario para su servicio y benydo el dicho alemán se aposentó en el dicho aposento donde a estado después así y esta con dos pajes que tiene y a tenido la puerta principal de su aposento sienpre cerrada, de manera que nadie puede entrar y algunas vezes está el dicho alemán sin salir del dicho aposento, cinco o seys días con una muger enamorada a quien el señor contador avia desterrado de las dichas minas (...). El contador carate lo había tratado muy bien, convidándolo a comer y enviándole a su casa cosas de comer (...) y quando supo que dicho alemán avia de llegar por la posta a la villa de Llerena viniendo de la corte le enbió tres cabalgaduras suyas en que viniese desde Llerena, porque entendió que las postas no podían llegar con él a las minas (...). Tenía en su aposento una muger enamorada que se dize leonor, a quien el dicho contador auia desterrado de las dichas minas por ser muger pública y que después este testigo la top6 a la dicha leonor e le preguntó donde avia estado y ella le respondió que ella avia estado retraída con el dicho alemán una semana entera en aposento (...)”.
(6) Esta desigualdad no era una novedad en España. Los fundidores “alemanes” de la artillería de Málaga ganaban más que sus homólogos españoles.
(7) “Y porque he sido informado que en la fabrica de las dichas minas andan mucho ndmero de alemanes e flamencos, los cuales o los mas dellos son inutiles y de poco trabajo y llevan salarios y jornales escesibos. Procurareis (...) que se evite en cuanto sea posible cualquier gasto superfluo que en esto haya y que no anden alli personas inutiles y que los que estuvieren trabajen y hagan sus ofigios a las horas y seguno de que los naturales destos reinos haven y por el salario que ellos llevan” .
(8) En 1556 escribía la Princesa a Zárate:
“el instrumento e ingenios que decís que tienen los alemanes para entender las minas después que se han hallado, no solamente es bien que lo aprendáis vos, como decís que lo habéis de hazer, pero converna que deis horden que lo entiendan otros naturales destos reynos para que sepan usar del (...) de manera que ganen de comer sirviendo en la hacienda”. 
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez 

miércoles, 11 de marzo de 2015

La rebotica de Joaquín Castel


García de la Plata y su reposo en el Valle de la Jara
Paseando por las calles de Cáceres encontramos una serie de nombres de personajes, de los cuales, a la mayoría de los habitantes de esta ciudad del siglo XXI no nos quedan, en el mejor de los casos, más que unos pálidos reflejos de su paso por la vida. Incluso, solamente lo que indica la inscripción colocada en una esquina de la calle o plaza, que en su momento, el Ayuntamiento dedicara a su memoria. Es posible que para muchas personas sea éste el caso de García-Plata de Osma. Y sin embargo, en una época no tan lejana, formó parte integrante del ambiente cultural y social de Cáceres.
A comienzos del pasado siglo existía un intenso foco cultural impulsado por un grupo de personas que desarrollaron una labor meritoria respecto a la geografía, la historia, las ciencias, las artes y la literatura de la provincia de Cáceres, aunque, por supuesto, también tenían sus intereses puestos en todo lo extremeño. La mayoría de sus trabajos fueron publicados en una revista que en su tiempo tuvo una calidad extraordinaria, y, aunque no numerosa, sí una selecta difusión, incluso por tierras europeas y americanas. Nos referimos a la Revista de Extremadura, concebida y fundada por un reducido número de personas del ambiente cacereño que se reunían en la tertulia literaria de la rebotica de Joaquín Castel, sita en la Plaza Mayor de Cáceres. De ella, dice Mercedes Pulido en su Memoria de licenciatura Catálogo de publicaciones periódicas extremeñas, que es una revista magnífica por sus colaboradores y colaboraciones y elemento bibliográfico para el estudio de la historia de Extremadura, siendo elogiada por José Ortega y Gasset, que la calificó como “el más serio y valioso esfuerzo que en provincias se ha hecho de aportación a la cultura”.
Se publicó entre los años 1899 y 1912. Sus fundadores fueron:
Publio Hurtado, Juan Sanguino Michel, Joaquín Castel, el marqués de Castrofuerte, Vicente Paredes Guillén, José Luis Gómez Santana, Gabriel Llabrés, Daniel Berjano y Manuel Castillo. La revista se subtitulaba “órgano de las Comisiones de Monumentos de las dos provincias”. Y también anunciaba en su portada las materias que eran objeto de su interés: Historia-Ciencias-Artes-Literatura. Hubo una larga lista de colaboradores, de entre los que destacamos a Carolina Coronado, Diego María Crehuet, el marqués de Monsalud, Eduardo Hernández Pacheco, Emilio Hübner, José Ramón Mélida, Mario Roso de Luna...
Rafael García-Plata de Osma fue un entusiasta de la “Revista de Extremadura”, hasta el punto de denominarla cariñosamente “nuestrarevista”. En ella escribió, como el resto de sus amigos de la época, muchas de sus producciones: artículos de folklore, costumbres, críticas literarias, algunos de sus versos, etc., aparecían regularmente en las páginas de la revista.
Rafael era andaluz de nacimiento, pero una vez instalado en nuestra región fue un extremeño más que siempre dedico sus esfuerzos en pro de Extremadura. Investigó sus secretos para sacarlos a la luz; gastó su fortuna en esta tarea y hasta intentó crear una sociedad, llamada “La oveja y la espiga” en la que trataba de eliminar los antagonismos tradicionales entre los ganaderos y los agricultores. 
Los Estatutos de esta sociedad fueron publicados, bajo el título genérico “Pro regionalismo extremeño”, en la “Revista de Morón y Bético-Extremeña”, en varios números consecutivos del año 1918, y en ellos se detalla artículo por artículo los cometidos de todos los implicados, desde el presidente hasta el guarda, reflejo de la meticulosidad que Rafael se imponía en todos sus trabajos.
Nacido en 1870 en Guadalcanal, provincia de Sevilla, paso allí sus primeros años. Su padre era sevillano y su madre extremeña.
Rafael, hijo único, pretendió seguir la tradición familiar y empezó la carrera de farmacia en Sevilla (su padre era farmacéutico en Guadalcanal), pero la abandonó, tras dos años de estudio, trasladándose a Madrid. Allí comienza los estudios de Leyes, carrera que también ha de dejar inconclusa debido a una serie de pulmonías que ponen en peligro su vida. Trasladado al pueblo cacereño de Alcuéscar por motivos de salud, conoce a su prima Aurelia con la que contrae matrimonio, afincándose de una manera definitiva en la localidad, en la que posee el rico “Valle de la Jara”, finca que produce, entre otras cosas, unas afamadas naranjas.
En Alcuéscar nacen sus cuatro hijos y allí dedica la mayor parte de su tiempo al estudio del habla y costumbres populares, sin olvidar otro tipo de investigaciones históricas que le conecten con el pasado.
Al mismo tiempo desempeña el cargo de Juez de Paz de la localidad.
Y entre Cáceres y Alcuéscar transcurre su vida, fomentando la amistad de un abundante número de personas de todo el arco social y político. Aunque pertenezca al Partido Liberal, tiene buenas relaciones con el resto de las opciones políticas, prueba de ello es que también publica en la prensa de otros partidos.
Dedicado cada vez más a su oficio de escritor abandona sus propiedades en Alcuéscar, y su clima, tan beneficioso, para sus agredidos pulmones, y decide instalarse en la capital. Y cuando lleva muy poco tiempo en Cáceres, en noviembre de 1918, a sus cuarenta y ocho años, en los momentos de su vida en que parece sonreírle la fortuna en sus actividades literarias, cae víctima de la epidemia de gripe que asoló Europa, tras la finalización de la Primera Guerra Mundial y que extiende sus tentáculos hasta Cáceres. Sus resentidos pulmones no pueden aguantar el desarrollo de la enfermedad y contrae una nueva pulmonía que esta vez se lleva la vida de Rafael. El 21 de noviembre de 1918, ante el asombro y el dolor de sus numerosos amigos, muere García-Plata de Osma. Todos los periódicos de la época publican sentidos artículos necrológicos. Y también, en una ironía del destino, publican la resolución por la que la Diputación Provincial de Cáceres le concede la dirección de una vasta empresa: la elaboración de una Historia de Cáceres por un equipo que estaría bajo sus indicaciones.
Sus necesidades espirituales --escribir-- y materiales “había gastado en sus aficiones literarias y etnológicas casi todo su patrimonio” quedaban cubiertas. El encargo de esta magna obra sería trasladado al escritor cacereño Juan Luis Cordero. La viuda de Rafael, que quedaba en precaria situación, fue pensionada con 500 pesetas anuales por la fundación “San Gaspar”.
Aunque ya desde sus más jóvenes años mostró aficiones literarias y folklóricas, desarrollando una incipiente actividad con su amigo y paisano Micrófilo en su pueblo natal, fue desde su instalación en Alcuéscar cuando cristalizó esta dedicación. Coincidían dos cosas: el entusiasmo del joven Rafael y el terreno virgen en el que hundía su afán colector. Así pudo recoger y clasificar una ingente cantidad de romances, refranes, canciones, costumbres y cualquier otro tipo de manifestación popular. Todo era rápidamente trasladado a papel por el ávido Rafael, para lo cual, como él mismo confesaba, siempre iba provisto de los utensilios necesarios a fin de no perder ninguna ocasión que se presentara.
En su biografía, publicada bajo el patrocinio de la Excma. Diputación de Badajoz, nos deteníamos en sus investigaciones históricas a partir de una serie de cartas que publico en el periódico “El Norte de Extremadura”, y en las que denunciaba los descubrimientos arqueológicos cerca de Alcuéscar, así como exponía algunas opiniones respecto a éste y otros temas: el origen de Alcuéscar, las Sorores, etc.
Para ofrecer al lector las obras de Rafael García-Plata de Osma hemos seguido el criterio que el propio autor observó. Rafael escribía artículos sueltos, a veces publicados a lo largo de varios días, versos (fue llamado «rey» de las décimas por Jaime Oliver y Castañer en la crítica que hizo de su libro Coplero de lilas blancas) en los que solía comentar la actualidad, o que dedicaba a sus amigos... y colecciones de aspectos folklóricos. Sin embargo, él no gustaba de esta palabra, habiendo propuesto en un artículo de prensa al escritor Mariano de Cavia que fuera sustituido el término “folklore” por el de “demosofía”, y así denominaba él mismo sus obras, aunque no fuera atendido en su petición por Cavia. Estos artículos sueltos los agrupaba en unos libros que publicaba a sus expensas.
Así ocurrió con Demosofía extremeña. La musa religiosa popular. Cáceres. Imprenta La Minerva. 1917. Demosofía extremeña. La musa de los cantares. Cáceres. El Noticiero. 1918. Coplero de lilas blancas (Prosa rimada). Cáceres. El Noticiero.1918.
En Barcelona, y por la Editorial Salvat, iba a lanzarse otra colección bajo el título genérico Guijos y Rebollos. La muerte de Rafael impidió que el libro saliera a la luz. Recuperado este manuscrito por su familia, lo ofrecemos ahora a los lectores que podrán saborear el espíritu fresco que corre por sus líneas, aunque sin las “fotografías e ilustraciones que Apeles Mestres, Valera, Carlos Vázquez y otros renombrados dibujantes”, como se anunciaba en su próxima publicación.
No ha tenido la misma suerte otra obra que también se anunciaba, Fotógrafo y burlador, juguete cómico en dos actos y escrito en prosa, que ha desaparecido. Cuando Rafael García-Plata de Osma murió tenía en preparación, como así se publicaba en la contraportada del último libro suyo, una serie de obras:
Plato de crónicas. Demosofía extremeña. La musa picaresca. Demosofía extremeña. El Refranero y vocabulario. Geografía Popular de Extremadura. Demosofía extremeña. Rimas infantiles y canciones.
Sus artículos y publicaciones eran seguidos por muchos lectores amantes de lo popular. Estaba relacionado con investigadores de talla nacional, resaltando entre todas su amistad con Ramón Menéndez Pidal, a quien comunicaba sus hallazgos y veneraba como persona erudita. Fue precisamente Menéndez Pidal una de las personas que propusieron a Rafael para el nombramiento de Académico Correspondiente de la Lengua, título honroso con el que, una vez concedido, firmaba muchas de sus obras.
Deseando hacer nuestra aportación a la labor encomiable que sus nietos pretenden divulgando la obra de Rafael García-Plata de Osma, presentamos algunas manifestaciones de su trabajo, que pueden ilustrar, a modo de flashes algunos aspectos de su personalidad y que no van incluidas en los libros que él mismo publicó, pero que forman parte de la enorme actividad de periodista y articulista que desarrolló en diversos medios de comunicación.
Rafael, ya lo hemos dicho, militaba en el Partido Liberal. Publicaba asiduamente en los periódicos de esa tendencia. En uno de ellos, El Noticiero, y a lo largo de varios días, según costumbre de la época, mantuvo una polémica sobre los niños expósitos que estaban a cargo de la Diputación Provincial de Cáceres.
Era el 5 de noviembre de 1908, cuando salió a la luz la primera parte del artículo
”!!!Piedad para los niños!!!”.Biblioteca Virtual Extremeña
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sábado, 7 de marzo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 53

Auge y caída de la producción durante el periodo real.

La Organización de la producción (1)
Mas que los resultados productivos, es la organización del trabajo que facilita aquellos lo que da idea de las dimensiones reales y de la complejidad de la empresa que, si bien de forma fugaz, se pone en pie en Guadalcanal. El volumen de trabajadores que llego a albergar y los problemas que aquella concentración produjo tenían pocos precedentes en Europa y, desde luego, ninguno en España.

1. Una primera división jerárquica: técnicos y mano de obra especializada
La complicación que supone poner en funcionamiento una empresa minera, especialmente si se desea obtener de ella un alto rendimiento, requiere en las labores de dirección, pero no solo en estas, un alto grado de conocimientos especializados. Determinados trabajos como la dirección de labores, la entibación, la construcción de maquinas de cierta complejidad, los enseyes o las labores metalúrgicas, requieren un alto nivel de especialización. Otras sin embargo, como el desagüe, los transportes interiores y exteriores o el derribo de mineral en el interior de los pozos exigían únicamente fuerza física y, por lo penoso de su desempeño, eran habitualmente trabajos poco demandados, salvo en caso de necesidad. Por tanto, esta diferencia determinaba ya una muy clara jerarquización que vendría después favorecida por la apertura de las escalas salariales o por factores aleatorios, como la consideración por parte de los elementos directivos, que tenia consecuencias en aspectos importantes de la vida de ambos grupos de trabajadores, como el alojamiento o las jornadas de trabajo. Así pues, a primera vista, la fuerza de trabajo en la fábrica guadalcanalina aparecía escindida por una división muy neta: técnicos por un lado y trabajadores sin cualificar por otro.
El cargo de mayor importancia, equivalente en una mina actual al de ingeniero director de las explotaciones, era el supervisor, empleo que no tenía entonces una denominación específica, pero cuya misión era la dirección técnica de la explotación; dirigía las labores de profundización y supervisaba todas las operaciones de tratamiento del mineral. Su salario casi duplicaba la cuantía del subsecuente y prácticamente cuadruplicaba la del situado en cuarto lugar.
Le siguen en importancia dos cargos equivalentes a directores de las labores subterráneas y de las de tratamiento del mineral. El primero, denominado “capataz de pozo” cobra un salario mayor que el segundo, que recibe el nombre de “ensayador mayor”, cuya función era intercambiable por la de un ingeniero director de las labores metalúrgicas.
Con un salario colocado en el tercer lugar de las tablas salariales, debido esencialmente a la extrema escasez en el Pals de este tipo de técnicos, el denominado “maestro carpintero” tenía como misión la dirección del entibado de los pozos y la construcción y mantenimiento de la maquinaria ubicada en la mina (1).
Entre ellos y el peonaje existía toda una serie de oficios intermedios de menor tecnificación, pero cuya formación especializada los separaba de la mano de obra sin especialización. En extracción trabajaban varios “capataces” de pozos, cuya denominación esconde una responsabilidad mayor que la calificación igual en la actualidad “su cargo seria hoy asimilable al de un facultativo de minas”. El funcionamiento de las maquinas estaba confiado a un “encargado de los ingenios” y asimismo, tanto en la fundición como en la posterior separación de la plata, la mayor responsabilidad correspondía a los “maestres de fundir y afinar”.La falta de una fuerte tradición minera anterior a la obsolescencia de la tecnología vigente en el Pals a la altura de 1555, que ya había movido al Rey a firmar el contrato con los Fugger, lleva prácticamente a confiar la dirección técnica de la explotación a “alemanes” (2). Recordemos que este término, tal como aquí se usa, tiene un significado más amplio que abarca un conjunto de nacionalidades centroeuropeas (3), entre los que encontramos a verdaderos alemanes procedentes de Sajonia o del condado del Tirol -de Innsbruck-, a flamencos, holandeses, borgoñones, loreneses, franceses, hasta un inglés, el capitán Richard Gudal,
"hábil y de experiencia en las cosas tocantes a conocimiento de minas y metales y de hacer contraminas y otros yngenios prouechosos a la lauor y platica dellas”,
a quien Mendoza llamó a Inglaterra para que viniera a trabajar aquí.
Los primeros alemanes que llegan a Guadalcanal son proporcionados por el representante de los Fugger, Schuren, ya a fines de 1555. Este, a la firma de su contrato (1553) ya tenía a sus órdenes trabajando aquí a treinta de ellos y a lo largo de los dos primeros años de vigencia de aquel -1553-1555- había hecho venir a otros ciento treinta, que en el momento de descubrirse Guadalcanal ejercían sus funciones en diversas minas. A fines de 1555 Schuren recibe la orden de trasladar a la mina real a todos sus empleados germanos, con lo que a comienzos de 1556 ya estaban allí instalados setenta, que en enero efectuaban ya las primeras fundiciones, pero el rendimiento parecía corto, ya que Zarate escribía a Felipe II que
“importaría mucho que se trajesen todos los mas que fuese posible, hasta trecientos dellos, o a lo menos 200 que sean muy hábiles, en especial de buscar minas y fundir y lauar”.
Para ello se establece contacto con los Fugger para que sirvan de enlace en la propia Alemania, al tiempo que la propia Corte, a la sazón establecida en Bruselas, y los embajadores españoles en las capitales europeas cercanas a centros donde las técnicas de minera, metalurgia y ensaye han alcanzado una altura notable, realizan gestiones por su cuenta con una sola instrucción tajante: que los mineros no sean luteranos. Los cargos técnicos de mayor responsabilidad en la mina real fueron contratados así.
A fin de atraerlos, se les ofrecen salarios elevados, sensiblemente mayores que en su país de origen -mientras el ensayador de Guadalcanal ganaba -dos ducados diarios, un colega suyo en Flandes ingresaba solamente uno- y “buen tratamiento”, coadyuvados por un acicate que juega también un papel de importancia: la posibilidad que España ofrece de dar el salto al Eldorado americano, algo que algunos de ellos lograran convertir en realidad de forma más o menos legal. No era esta la idea de la Corona cuando se realizan las pesquisas para su contratación; se trataba más bien de organizar aquí una colonia de mineros arraigados que, al mismo tiempo que pusieran en pie las minas reales, sirvieran como maestros para el aprendizaje de los españoles, de forma que al cabo de un cierto tiempo, la recurrencia a técnicos extranjeros se hiciera innecesaria; con este fin se recomienda que vengan a España acompañados de sus mujeres (4). Pero esta en la idiosincrasia del minero del XVI la movilidad y la falta de raíces, y para asentarlos la Corona debe recurrir cada vez a mayores incentivos; la biografía de uno de los técnicos germanos, el fundidor Cornelio Sconop, es un buen ejemplo del tipo de vida de estos asalariados: sajón, había trabajado en varias minas alemanas, en el ducado de Lorena y en el Tirol, donde es contratado para venir a España. Aquí trabaja para Su Majestad en Guadalcanal y Aracena, de donde se traslada a Almadén, acabando allí sus días en espera de un permiso para pasar a Nueva España.

(1) De la escasez y su incidencia en la fijación de su salario, es buena muestra el que el maestro carpintero Hans Arps, a quien se contrata para venir a España con un salario de 215 maravedíes diarios emigre a las minas de Almadén a los dos años de llegar. Dado que sus servicios se consideran absolutamente indispensables, se entablan negociaciones con él para que regrese a la mina real. Su respuesta es que solo volvería si se le asigna un salario diario de 510 maravedíes, un aumento de más del doble, exigencia que aceptan inmediatamente los administradores de la mina andaluza.
(2) La información sobre la presencia de extranjeros es abundantísima. Sin ánimo de agotarla aparece en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 34, fol. 364; Leg.° 42, fol. 1; Leg.° 47, fol. 48; Leg.° 57, fol. 121; Leg.° 58, fol. 135, fol. 158; Leg.° 150 bis, fol. 5; Leg.° 28, fol. 42, fol. 10; Leg.° 82, fols. 60 y 61; Leg.° 66, fols. 20 y 23; Leg.° 38, fol. 149; Leg.° 28, fol. 173; Leg.° 30, fol. 103; Leg.° 31, fol. 44; Leg.° 28, fols. 33, 37, 52, 173, 46, 11, 51; Leg.° 103, fol. 12 Leg.° 29, fol. 120; Leg.° 31, fol. 39, fol. 48. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fol. 81; Leg.° 56, fol. 90, 91; Leg.° 120, fol. 256; Leg.° 518, fol. 26; Leg.° 519, fol. 16, fol. vto. 4; Leg.° 114, fol. 63; Leg.° 511, s.f., carta del Rey a Antonio Fucar de 5 de mayo de 1556, fol. 194; Leg.° 510, fol. 111; Leg.° 133, fol. 43; Leg.° 126, fol. 130, sobre fundidores alemanes a Málaga; Leg.° 113, fols. 2, 3, 4, 5, 6; Leg.° 114, fols. 162 a 164; Leg.° 137, fols. 164 a 168; Leg.° 512, fols. 59, 73 a 75, 83; Leg.° 114, fols. 111, 158, fols. 162 a 164; Leg.° 116, fol. 118, fundidores flamencos para la artillería; Leg.° 112, fols. 131 y ss., fols. 119 y ss., fol. 131 y ss.; Leg.° 121, fol. 74; Leg.° 511, fol. 194; Leg.° 113, fol. 32 y fol. 41; Leg.° 112, fol. 92; Leg.° 114, fols. 19 y 20; Leg.° 650, fol. 102; Leg.° 120, fol. 256; Leg.° 112, fol. 119 y ss.; Leg.° 140, fol. 136. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 2, fol. 6, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., cedula a Juan de Stenberger de 19 de abril de 1558; s.f. "la orden que se tiene en el beneficiar las minas de Guadalcanal" ; s.f. cedula recomendada a J. Stenberger; s.f. cartas del contador Almaguer a Zarate y Pedro Luis de Torregrosa de 28 de enero de 1556; Leg.° 851, s.f., traslado de la declaración de Claudio Mayre que hizo estando preso en el Santo Oficio de Llerena. A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 61, fol. 36, fol. 40, fol, 29; Leg.° 46, fol. 99. A.G.S. Patronato Real, Leg.° 26, fol. 158. NONZÁLEZ, T.: Noticia hist6rica... minas de Guadalcanal, vol. I, p. 116.
(3) Como ejemplo, en 1559 se contrataba como maestro de entibación en Guadalcanal a
“Maese Hanz Apts, alemán, natural de Malinas, en el ducado de Flandes”;
cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 22. Rodrigo Lucas, ensayador, del que repetidas veces se afirma que es «alemán», procedía de Holanda.
(4) En algunos casos parece que si se logro esta pretensión. Cornelio Sconop, por ejemplo, matrimonio con una mujer de Aracena y el maestro Hans Aps, cuando abandona las minas se aposenta en Almagro, donde vive de un molino de viento que allí había instalado. Nicolás But, borgoñón,
“ha trabajado en estas minas desde que se descubrieron que ha doce años, sin faltar dellas más de lo que tardo en ir por su muger para traerla”.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez 

miércoles, 4 de marzo de 2015

La vida en Guadalcanal, años 30 siglo XX (5)

Noticias publicadas en los diarios de la época 

1931 final 

Información de la Diputación Provincial
Reunión de la Comisión Gestora

Bajo la Presidencia de D. Hermenegildo Casas y con la asistencia de los vocales señores Martin de la Portilla y González Tirado, Olmedo Serrano y Vargas Durán, se reunió ayer la comisión gestora, adoptando entre otros el siguiente acuerdo:
Aprobar favorablemente el expediente informativo previo a la aprobación definitiva de los trozos tercero, cuarto y quinto de la carretera de Llerena a una de las estaciones del tramo de Bélmez a Peñarroya, en su sección de Azuaga (Extremadura) A Guadalcanal (Sevilla).
Este tramo será de vital importancia para el desarrollo de la zona y salida de mercancías.

Martes, 8 de Septiembre de 1931

Noticias telegráficas
Se resuelven las huelgas de varios pueblos de Sevilla

Sevilla, 16.—En el Gobierno civil aseguran que los conflictos, de los obreros agrícolas en Lora del Río, Puebla de los Infantes y Alcolea del Río han quedado satisfactoriamente, La huelga de los obreros de Guadalcanal también ha terminado, gracias a la intervención de un delegado enviado por el gobernador a esa localidad.

Jueves, 17 de Septiembre de1931

Informaciones y noticias de sucesos.-
“… Y este vicio será tu ruina”

Guadalcanal.- El vecino Francisco Blanco Bernabé se presentó en el Centro Socialista, harto de vino y en plan de escándalo, agarrándose a puñadas con un socio, al que derribó dos veces al suelo.
El conserje requirió la presencia de la Guardia Municipal, y al llegar tres de estos, el beodo les hizo frente, abofeteando a uno y arañando a otro.
En el paroxismo de la borrachera comenzó a romper veladores, vasos y botellas, alcanzando uno de estos botellazos al vecino Francisco García Flores, causándole dos heridas de carácter reservado.
La Guardia Civil intervino deteniendo al furioso beodo y también al vecino Sebastián Rivero Bonilla, que se puso del lado de este y protestó airadamente contra los Guardias Municipales.

Sábado, 10 de Octubre de 1931

Noticias agrarias de la provincia
Sierra Norte.-

* Han llegado las primeras lluvias a la zona después de uno de los veranos más secos que recuerdan los habitantes de la zona en los años que va de siglo, fuentes en el campo y albercas secas, dificultad para el pastoreo y animales sedientos, que ha afectado a parte de la cabaña ovina y ha menguado la caza.
* El campo, que anteriores días parecía un páramo desolador con los arroyos secos y sin una brizna de hierba de hierba para el ganado, empieza a cubrirse de verdor con las últimas y esperadas lluvias.
* Hay espléndidas cosechas de aceitunas y bellotas, principales fuentes de riqueza de la zona, a pesar de haber caído gran parte del fruto por la pertinaz sequia primero, y por los excesos del vendaval después.
* La aceituna, ya madura, espera la cogida, y ahora que las faenas de la recolección iban a dar trabajo a tanto obrero necesitado, nos dicen que hay más de mil obreros parados, que las negociaciones entre patronos y obreros marchan por mal camino, que no hay arreglo, y principalmente ocurre en Cazalla y Guadalcanal.
Hacemos votos por que reine la concordia entre ambas partes y se recoja pacíficamente la cosecha en beneficio de todos.

Jueves, 5 de Noviembre de 1931

SCARAMOUCHE

Cuando se estrenó "El Tanto por ciento", de don Abelardo López de Ayala, sus compañeros poetas le regalaron un álbum de poesías y una corona de oro. Llegó la noticia del éxito de la obra y de este homenaje su maestro de Guadalcanal, que había enseñado a Ayala en su niñez.
Porque le dijo un amigo:
Ya estará usted satisfecho, ¿eh?
¡Ya sabrá usted que Ayala ha resultado un gran escritor!
Y lleno de asombro respondió el Maestro:
—¿Un gran escritor?
¡Pues mira que ya habrá tenido que reformar la letra!

Martes, 10 de Noviembre de 1931

Informaciones de la Diputación Provincial
Reunión de la Comisión Gestora

Bajo la Presidencia de D. Hermerigildo Casas, y con la asistencia de los Sres. Del Campo, Suárez Moreno, Vargas Durán, Martín de La Fortilla, Olmedo Serrano y González Tirado, el secretario e interventor, se reunió ayer la comisión Gestora.
Se aprobó el acta de la sesión Anterior.
… Se aprobó una propuesta de construcción por administración de la variante del camino vecinal de Alanís a Guadalcanal.
Se aprobaron varios presupuestos de los estudios de diversos caminos vecinales de estas localidades y se concertaron contratos de destajos de las obras de construcción de caminos vecinales aprobados.

Domingo, 1 de Noviembre de 1931

La campaña de diputados socialistas sevillanos contra el gobernador Sr. Sol

… Dicen los firmantes que con documentos y pruebas están dispuestos a probar lo siguiente: que los acuerdos del jurado mixto han sido conseguido por obreros representantes socialistas frente a la ambición de los terratenientes; que dichos acuerdos ha sido aceptado por la organización de la Unión General, salvo raras excepciones; que la clase patronal se ha negado en multitud de ocasiones a aceptar las bases de los Jurados mixtos: que el Sr. Sol y sus delegados han intervenido en distintas ocasiones; que se encuentran suspendidos los centros de Guadalcanal y Gilena y otros muchos municipios inutilizada su función social; el Sr. Sol un Poncio de los tiempos pasados, ha destituido Ayuntamientos en los que predominan los socialistas; que ha tolerado el fomento de los Centros obreros-patronales, vivero de esquiroles, anuncio de buena cosecha electoral para la Monarquía; que el Sr. Sol al haberse atribuido personalmente haber resuelto más de 300 huelgas, se olvide que más de la mitad de esos conflictos fueron resueltos por la Delegación Regional del Trabajo, olvidado también la colaboración que le prestaron los socialistas… 

Jueves, 19 de Noviembre de 1931

 En la Diputación Provincial, y bajo la presidencia del Sr. Casas, se celebró ayer una importante asamblea de alcaldes de la Provincia
Hablan los alcaldes

… Depués de varios compañeros, toma la palabra de Guadalcanal, expone igualmente la necesidad de que se realicen varias obras pendientes que afectan a aquel pueblo, y con cuya ejecución se remediaría en parte la crisis de trabajo que afecta a su pueblo y minoraría la necesidad de comida y productos de primera necesidad que afectan a sus convecinos.
Habla a continuación el alcalde de Cazalla y diputado provincial, Sr. Marín de la Portilla, quien dice que el distrito de Cazalla y sus pueblos puede dar por terminado definitivamente el conflicto del paro, con la ejecución de las obras del Salto del Viar, pues en ellas encontrarían trabajo unos cuatro mil obreros.

Viernes, 18 de Diciembre de 1931

LAS GRANDES ENTIDADES ESPAÑOLAS
Banco Español de Crédito, sus trabajos—Su expansión

Para nadie medianamente enterado del progreso de España en los últimos años, es un secreto.
Que entre las entidades financieras de mayor importancia (fi nuestro país ocupa lugar preeminente legitimamente conquistado, en virtud de una organización perfecta, una administración ejemplar y un esfuerzo admirable, así es el Banco Español de Crédito…
… El innovador concepto bancario en España del Banco Español de Crédito, con una idea muy moderna a la vez que muy patriótica, teniendo entre sus ideas fundamentales favorecer los pequeños negocios y minifundios agrícolas, que tienen el propósito de dar un paso adelante y sumergir de esta crisis que azota a España y que es fiel reflejo de el convulso estado de las principales naciones mundiales…
.. .La gran importancia del Banco no sería posible sin esa red, sabiamente dispuesta y organizada a la perfección en virtud de este propósito, maravillosamente llevado a la práctica, el Banco Español de Crédito tiene ya sucursales, agencias, sub-agencias, delegaciones o delegaciones sembradas por el suelo patrio, actualmente se une a esta idea y compromiso de trabajo la agencia abierta en Guadalcanal (Sevilla)…
… El Banco Español de Crédito cuenta hoy, por tanto, con 398 dependencias en funciones, que permiten desarrollar su importante labor ampliamente beneficiosa para todos, en esta España que todos cabemos.
Lunes, 21 de diciembre de 1931

LA TEMPERATURA
Varios muertos de frío al la Provincia

Sevilla. 28- … En las inmediaciones de pueblo de Guadalcanal, la guardia civil encontró el cadáver de un anciano llamado Rafael Lozano, de setenta años en las Trasladado al pueblo, el médico certificó que había muerto de hambre y de frío.

Martes, 29 de diciembre de 1931

Hemerotecas