By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 30 de mayo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 65


Mano de obra libre, versus esclavos y 2
Pero los proyectos para Guadalcanal son cualitativamente diferentes. Lo que allí se plantea es la posibilidad de fundamentar a la larga una explotación, que se prevé que sea una de las más importantes del reino, en mano de obra forzada. En 1559 el plan establecido era que los esclavos, entonces recién adquiridos, fueran aprendiendo los oficios, incluso los especializados, con vistas a sustituir progresivamente a la mano de obra libre, si bien el planteamiento pasaba por su retribución salarial 62. Si el proyecto no se lleva a término, aparte de por el descenso de los beneficios en la mina y el abandono progresivo del interés por su explotación, es porque pronto aparecen patentes las diferencias en la productividad entre la mano de obra esclava y la libre retribuida, ya que los propósitos de retribuir a los esclavos no se llevan a cabo nunca. En 1564, las informaciones eran ya muy desfavorables:
“aunque ay algunos esclauos que trabajan (...) por plomeros, hazen tan hazienda que es muy más barato que se ocupen en otro trabajo y que los se labren a destajo; ansí andan los dichos esclavos ocupados en los lauaeros herrería y los que andan en los pozos, trabajan en sacar agua y tierra, sin siete que son plomeros, los cuatro trabajan en la vena de Cazalla y los ti esta vena de Guadalcanal» 63  
Evidentemente, la propuesta primitiva no se había llevado a efecto y los esclavos trabajaban como peones en las labores de menor especialización.
Los primeros esclavos que llegan a Guadalcanal se adquieren en la feria de Zafra en  S. Juan de junio de 1559; se le encargan a un alcalde de Guadalcanal, con la recomendación de que sean “atezados, buenos mozos y recios”. 64 La adquisición en Zafra, un tan cercano a la frontera con el vecino reino de Portugal y no en Sevilla, denota su segura procedencia, así como el hecho de que la villa extremeña era casi con seguro un punto intermedio de cierta importancia en el tráfico esclavista hispano-portugués 1560 se efectúa la compra más importante y la que entonces se piensa aún que será la primera de otras sucesivas que habían de producirse. Se adquieren entonces a unos traficantes, Manuel Caldera, un total de cien esclavos, 86 varones y 14 mujeres, en una operación que asciende en total a 2.700.000 maravedíes. Los precios por esclavo son variable que se fijaban en función de su edad, fortaleza física, aptitud para el trabajo, etc. oscilan entre 37.500 y 75.000 maravedíes para los varones 65 y el modelo de lo que se e que sea un buen esclavo aparece en algún contrato, como el de compra por la mina a Hugo Frisio, criado de Mendoza, de dos de su propiedad, por un precio de 30.000 maravedíes cada uno:
“dos esclauos de color negros, medianos de cuerpo, llamados el uno Pedro y otro Juan Galán, de edad de treinta años, suyos propios, sujetos a servidumbre, no borrachos, ni ladrones, ni endemoniados, ni se mean en la cama, ni tienen gota coral, ni otra enfermedad encubierta” 66
El número máximo de esclavos en Guadalcanal fue de 110 y trabajaron fundamentalmente en labores como el desagüe y el tratamiento de mineral previo a la fusión, es las que requieren una especialización menor. Excepto en el caso de doce de ellos que se cedieron a uno de los contratistas —el alemán Cornelio— a los que éste retribuye el salario, no hay constancia de que en momento alguno se les pagara jornal. Lo que la administración de la mina les asegura es sólo comida, vestido y alojamiento.
Su distribución en 1564, cuando su número había descendido ya a 60 varones y 9 mujeres —varios habían muerto y otros habían huido, sin que se hubiera producido renovación de los ausentes— era en los diversos trabajos, tal como aparece en el cuadro adjunto.
Los esclavos residían en un edificio con corral central, alrededor del que se disponían  23 piezas y una para la persona encargada de su vigilancia y cuidado, así como un anexo donde las esclavas encargadas de su cuidado preparaban comida, amasaban el pan y  lavaban la ropa.
Teóricamente recibían una alimentación que puede considerarse como suficiente y relativamente equilibrada “1a cantidad de proteínas prácticamente equilibrada incluso superior ligeramente al nivel alimentario considerado hoy como normal; las calorías, inferiores a las deseables, se compensaban con el aporte calórico de una ración realmente excesiva de vino”, con una muy racional distinción de diversas dietas en función de los diferentes ritmos de trabajo y de las necesidades calóricas que estos generan. Además de esta dieta normal, asignada de forma diaria, hay noticias de que se compraban a ellos por la administración de la mina pollos, pasas y “otras cosas”. A la vista de la clase de alimentación que reciben, a la que se une cada mes un par de zapatos nuevos y forma anual un vestido de frisia y sus camisas, la situación de un esclavo de Guadalcanal desde el punto de vista alimenticio era sensiblemente mejor que la de los trabajadores industriales libres del siglo XIX 67 y su defensa contra la enfermedad era teóricamente alta.
Sin embargo, algo debía fallar, aunque la administración de la mina insistiera continuamente en que los esclavos
“están bien tratados y tienen camas y se les da de vestir cuando es nescesario”
Una  investigación abierta por el Consejo de Hacienda en 1564, decía:
“los negros y negras dizen que son mal tratados y no tienen en qué dormir; los ynviernos duermen en madera y los dolientes en rrama y que de un año a esta parte se an muerto más de quarenta y que después de terminar el trauaxo van a servir a los officiales so pena de azotes”
“Que se escriba que se les de cama y sean bien tratados”. 68
Un memorial de 1565 proporciona aún más claves:
“Al cargo de los negros puede muy bien servir el thesorero, porque es lo que haze y aunque haga esto, hará poco todo el día, con tanto que el dicho cargo de negros ni lo arriende ni lo de, porque con tal de comer el pan de los pobres cautivos los servirán de balde, y así ha habido opositores que hasta dan a Su Magd. 100 ducados (por desempeñar el oficio del cuidado de los esclavos. Parece claro, pues, que se lucraban a costa de las necesidades de estos” 69.
La mortalidad de 40 esclavos de un colectivo de 110 coincide con otra información en que se habla de la muerte de 6 u 8 esclavos al año, lo que equivale a un porcentaje de un 80 por mil, porcentaje superior al normal, dado que se trata de una franja de edad oscila, tal como se deduce de las informaciones, entre 20 y 30 años. La clave puede pecharse inmediatamente: ritmos de trabajo elevados, fraude en las raciones alimenticias reglamentarias, “comer el pan de los pobres”, con su secuela consiguiente de subalimentación y baja defensa contra la enfermedad, malos tratos: los esclavos eran encerrados por la noche y, en determinados trabajos, permanecían atados con una cadena.
Frente a su situación, los esclavos reaccionaban de tres formas: mediante la huida así, en 1560, recién adquirida la primera partida de “piezas de esclavo”, el administro de la mina tuvo que ordenar a enviados suyos que se desplazaran cuatro veces a Lisboa y una a Sevilla para intentar recuperar negros que habían huido70. La embriaguez de información previa a un proceso a dos esclavos por homicidio recoge que los esclavos compraban vino por su cuenta en el mesón de la mina —el misterio es conocedor dónde procedía el dinero que empleaban—. En otras informaciones practicadas con motivo de visitas o de procesos se recoge con frecuencia: “es hombre que hordinariamente toma del vino”. Por último, la rebeldía, que ha de deducirse de informaciones diferente de aquellas idílicas que los funcionarios de la mina pretenden transmitirnos:
“son los dichos dos esclauos muy soberuios y reboltosos y faginerosos, especialmente el dicho Xorxe, el qual se a alado contra los capatazes destas min contra Rodrigo Lucas siendo veedor y se ha hecho fuerte y se a querido matar  y quiso matar una vez a jerónimo gonzgález, que tenía a su cargo los dichos esclauos. (...) Los dichos Manuel y Xorxe son terribles y borrachos y especialmente el dicho jorxe es perberso y malino y a querido matar en las dichas minas muchas personas (...) y ques muy perjudicial y que él rebuelbe a los dice esclauos ynquietándolos y hace lo que les paree como incorregible”.
Las pendencias entre ellos eran frecuentes y, en ocasiones, con resultado de homicidio en un caso aparece un proceso contra un esclavo que ha matado un mulo propiedad las minas sin que medie causa lógica, una manifestación más de rebeldía. La solución se adopta por la dirección es primaria: frente a la insumisión, ejemplaridad, “porque ellos sea castigo y a otros esclauos, exenplo” y el castigo, habitualmente corporal, así nunca la muerte, incluso en casos de homicidio; un esclavo es una pieza valiosa de engranaje de la producción, matarlo sería atiecónomico..

Como tales piezas valiosas, los esclavos recibían atención médica del galeno de mina y de un barbero que los sangra y les cura “las escalabraduras” y religiosa del capellán, siendo enterrados en la iglesia de las minas tras su fallecimiento, ya que si habían sido cristianizados, si bien conservan supersticiones anteriores abundantes; de los homicidios de un esclavo por otro se produce ante la acusación del homicida que el asesinado le había hechizado.

La promiscuidad en que viven los esclavos hace que la natalidad entre las mujeres alta, circunstancia que produce un ingreso adicional a la mina, ya que una parte de nacidos se venden, especialmente las niñas,
“si no se mueren como se an muerto otras que an parido las esclauas”.
Su valor de venta es bajo, porque
“son tan chicas que entiendo se hallará muy poco dinero por ellas, pero piedad es bien vendellas, porque se an demorir por ser el sitio muy enfermas los que tienen madres no tienen la quenta que las criaturas an menester se queden con ellas"72.
Cuando en 1575 se piensa en abandonar la dina, sólo quedaban 19 esclavos; en 15 niños habían fallecido al menos 81 hiubo huidas .irrecuperables, pocas, pero hubo también nacidos en la mina. Se informa de ellos que están muy trabajados y “algunos riegos y otros mancos de los pies» los estragos del trabajo en la mina habían hecho lesaparecer o dejado inútiles a casi el 100 % 73.
 
62 “El administrador haga que los afinadores (se sirvan) de algunos esclauos de S.M. dándoles el salario que han de dar a otro jornalero porque aprenda el ofigio (...). El administrador mande que los fundidores (...) les mande seruirse de algunos esclauos de S.M., como a los afinadores, para que los enseñen”;
cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., memorial de Pablo de Melgosa.
63 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 58, fol. 138.
64 A.G.S. Estado, Leg.° 38, fol. 11. GONZÁLEZ, T.: vol. II, p. 38.
65 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 11, A.G.S. Estado, Leg.° 139, 1 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 38, fol. 149.
66 GONZÁLEZ, T.: vol. II, p. 93.
67 Para no recurrir nuevamente a la descripción de las minas francesas de Carmaux, tantas veces es citadas, la alimentación de los obreros industriales de Alcoi a mediados del siglo XIX era descrita
"Sustancias vegetales, siendo de escasa importancia la cantidad de carnes de que hacen uso, pues con seguridad las carnes rojas pasan meses sin que las prueben, y las que suelen usar son las blancas, sobre todo saladas (...). El obrero padege, no un hambre canina, pero sí un hambre crónica, que va minando progresivamente su emprobrecida constitución, fijando en él un temperamente linfo-nervioso que es ancha puerta por donde penetran todo género de enfermedades";
ARACIL, R., CERDA, M., GARCÍA BONAFE, M.: Arqueología industrial de Alcoi, p. 30.
68 A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 29.
69 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 150 bis, fol. 5.
70 Al enviado a Lisboa se le pagan por el servicio, 7.500 mrs. y al de Sevilla, 680; cfr Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 2.
71 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 8, fol. 2.
72 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Legc° 66, fol. 23.


De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 27 de mayo de 2015

¿Y tú de quién eres?

Apodos de Guadalcanal 1/2


Posee Guadalcanal un rico folclore lleno de costumbres interesantes, transmitidas a través de las generaciones. Una de las más arraigadas es "el mote "o apodo que nos conocemos a todos en los pueblos.
Aunque parezca peyorativo su función era todo lo contrario el que tenia mote estaba integrado en la comunidad, ya qué el mote nace de el pueblo y como tal parte de su idiosincrasia. Su procedencia data de la antigüedad  cuando la variedad de nombres era muy escasa y por tanto común entre los vecinos dado por él parentesco que existía entre todas las familias del pueblo y la antigua costumbre de imponer al neófito el nombre del padrino o madrina, por lo que las gentes con su practico idearon este recurso. Utilizando unas palabras conocidas por todos se podía identificar a alguien de una  forma dinámica y campechana basándose para ello en una cualidad, un hecho gracioso, la procedencia, una disputa, el sitio donde vive o trabaja, el oficio que desempeña…etc. Al ser hereditarios traen hasta nuestros días, oficios ya en desuso, palabras  olvidadas e innumerables muestras del gracejo y originalidad de otras época en  la falta de medios y la dureza del trabajo agudizaba el ingenio.
Por tanto reivindico la importancia del mote como legado lingüístico inapreciable y al citarlos mi única intención es darlos a conocer desde el respeto, y de paso recordar a muchos vecinos que los llevaron con orgullo están entre nosotros.
Podríamos dividirlos en los siguientes grupos.
Patronímicos: Es muy común, .y se trata de añadir  al nombre de pila el del padre   madre, o algún familiar. De puríto, De alonso, De maría lo santos, De orosia,: De reposo, De remedito, De magdalena,  De trimutri.
Toponímicos: Los referidos al lugar de procedencia, trabajo, lugar de procedencia, etc. Del cerrillo, Tomillares, Porrillero, Campanario, Navarro, De la garganta, Valencia, Del mudo, De las escobas, Del pozo Jerezano, De la vaca, De la berza, Del paso, Berlanguita, Ruso, Tío Llerena, Sevillano, Ecijano, De los peces, Francés, Cumbres, De la plata, De las albarranas, De la florida, De los arrijanes, De la tenería Moro De la posá.
Zoónimos: Muy abundantes en Guadalcanal, utilizan metafóricamente  a un animal para referirse a una conducta o característica: Pavo, Pato, Chivo, Liebre, Zorro, Gusano, Borrego, Palomas, Guarro, Perdigón, Grillo, Alicante, Culebra, Ratón, Gavilucha Mochuelo, Mojíno, León, Cigarra, Lobo,  Guarrito, Rano, Chicharra, Rata, Gato, algo, Mono,  Palomito, Pitorro, Mosco,  Gallina, Lechón, Rebuzna, Benao, Pájaro, o Burrino, Pollo, Caniche, Tórtolo, Sapo.
Referidos al oficio o cargo: Pastora, Chofe, Aperaó, Calero, Sillero, Jabonero, Capaora, Cortador, Burrero, Botero, Trapero, Posailla, Encajera, Aparadora, Tomatero, Herrao, Costurera, Sastre, Guardé, Cosarina, Mandaera, Mulero, Arriero, Romanero, Bollera, Legionario, Fraile, Poeta.
Los compuestos: Botas-locas, Reina de las pastoras, Dalia-oscura, Siete-hombres, Carita-jhiele, Pincha-burras, Arrastra-Pastos, Rompe-techos, Perra-gorda, Cuatro-polvos, Sin-sangre, Rica-vieja, Medio-litro, Tio-tuno, Mala-cara, Rompe-encinas, Perro-chavero, Tierra-larga, Raja-mantas, Chocho-de oro, Mala-merienda, Don-Julio, Tío-tete, Pan-duro, Poco-aceite, Mata-riña, Reina-Mora, Piedra-negra.
Los tocantes a las características físicas: Grande, Cano, Gafas, Quinceño, Chato, Sordo, Manco, Calvo, Tartaja, Señorito, De los ojos blancos, Cojo, Seisdeos, Mediaoreja, Cabecita, Cabezón, Manosgrande, Moñona, Negro, Mellao, Bobo, Llorón, Pena, Buena moza, Largo, Bigote, Manitas, De las cejas blancas, Negrita, Pelito, Guapo, Tuerto, Gordo, Alegre, Lelo, Chico, Lunares, Culete, Mocoso.
Varios: En este grupo podemos encontrar de todo incluyendo palabras originales y divertidas inventadas por el pueblo que dan ritmo y riqueza a nuestro vocabulario: Faraón, Chisme, Machete, Porro, Chanbrita, Albarca, Planchao, Cucharas, Rescoldo, Borrachera, Tortilla, Salivita, Arriscao, Rañeta, Pringre, Merenge, Cascaria, Zapatito, Botéllo, Colacao, Borsa, Mocho, Cristo, Tarzán, Santitos, Pucherito, Cantinflas, Regalao, Cuartito, Vinagre, Cartucho, Benardín, Palote, Jhabaita, Manopla, Repisa, Juancruz, Caridad, Pinto, Cascabullo, Chaqueta, Tiza, Morcillita, Ministro, Chusco, Jhaba, Campanilla, Mata, Calabacito, Bruño, Guinda, Garbancito, Melón, Pipa, Lechuguita, Garranchos, Granaita, Primitos, Nena, Rabioso, Sallo, Galeote, Gillena, Fillo, Teja, Calavera, Canto, Pipi, Pana, Preguntas, Radio, Cocidas, Calé, Bolero, Guindilla, Capullo, Conchero, Carabaníto, Largato, Verónico, Tiznao, Pitera, Treinta, Cafre, Cerote, Granizo, Gazpachito, Piches, Kilo, Manolo, Torero, Pirri, Trompezón, Penecué, Preñaa, Averigua, Curín, Boleto, Caballeras, Tijerillo, Galitas, Gañote, Manea, Lazo, Manola, Planeta, Botón, Baturro, Jaquita, Muñeco, Mellizo, Cherri, Petaco, Donatos, Perla, Canalla, Calambre, Leyes, Peluco, Porta, Charranga, Pirruta, Pitihongo, Lili, Maquinando, Gorriche, Perinola, Sartecilla, Matraca, Tocorro, Aiun, Porrinche, Capíta, Pelele, Panarra, Papocha, Chicoa, Mengañates, Quitana, Chiribichi, Frasquete, Chorovita, Misi, Susi, Miajito, Cubala, Fili, Bernavela, Pichita, Bacalón, Melitón, Rosa, Tatule, Angorrita, Chorva, Cusqui, Viruli.
Probablemente, no estén todos los que son, pero os aseguro que si son todos los que están.

Candi la del Pavo

Revista de feria 2011

sábado, 23 de mayo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 64

 
 Mano de obra libre, versus esclavos 1
Poco tiempo después de comenzarse la explotación real en la mina sevillana, la influencia del partido novohispano plantea la posibilidad, inédita aquí pero experimentada allí, de introducir mano de obra esclava para realizar una parte del trabajo de las minas. En la comisión de la Princesa Gobernadora de A. de Zárate de 24 de abril de 1556, aquella, ya aconsejada antes por los indianos, le indicaba:
“Porque se ha dicho que sería buena granjería para la fábrica de las minas dichas conprar una buena cantidad de negros y algunas negras, para que ellos trauajen en cavar y sacar metal y ellas en apartarlo y lauarlo y en guisarles de comer y otros seruigios, y que ansí se hace en las minas de la Nueva España. Y tanbién dizen que se podría tener algún hato de cabrones y cabras para el mantenimiento de los dichos negros y negras, y que en todo se ahorraría mucha costa y podría haber otros aprouechamientos. Debeis mirar en esto, y si os paresciere que se debe usar dello, ver qué cantidad de negros y negras será bien que se conpren, ansí para las dichas minas, como para las otras que se huuieren de beneficiar, y qué mayordomos debe haber para regirlos y gobernarlos y ha-verlos trabajar, y avisar de todo al dicho mi consejo de hacienda para que se prouea57.
En un principio, los administrativos manifiestan un cierto escepticismo, incluso algunos le los procedentes de Ultramar, y su respuesta lo trasluce:
“V.M. manda que vea si conuiene conprar negros para esta fábrica; helo platicado con muchos. Con esta va la quenta del jornal que los peones ganan y de lo que otros tantos negros puedan costar y lo que han de ganar en comida y vestido, aunque a los administradores les será trabajo, porque han de tener depósito de bastimentos, y si la carne no estuviese en buen prescio, proveerse ha de lo que sea menester y trabajar de mirar por los negros. Paresceme que se debe traer agora una partida de Bien personas para esta fábrica, y otros Bien para las otras fábricas que V.M. manda asentar y que no sean más hasta ver cómo responden; y labrándose más minas, forgoso se han de encarescer los jornales y recibir grande daño la tierra, porque les será grande costa labrar sus heredades”58.
A partir de ese momento, se comienzan a sopesar ventajas e inconvenientes de la mano de obra libre frente a la forzada. Sin que en ningún momento se tenga en cuenta en el balance el factor productividad, se tienen en cuenta únicamente los costes de una y otra. Y es evidente que estarán en función de las fluctuaciones de los precios del coste inicial —el precio de un esclavo— y de la alimentación de una parte; y de otra, de los salarios. En 1556, la idea de sustituir una parte de la mano de obra libre por mano de obra forzada —no sólo se piensa en los esclavos negros sino también en moriscos— se desecha, ya que aquel año ha resultado de carestía, como puede comprobarse, tanto por los datos de Hamilton como, aún más afinadamente, por los recogidos por nosotros referentes a precios de cereales en Guadalcanal; ello lleva a una cantidad importante de pequeños campesinos, propietarios o no, a buscar trabajo en la mina y la elevación de la oferta de trabaje reduce el precio de los salarios 59.
La situación, sin embargo, cambia al año siguiente —1557—. Se aconseja entonces ya desde la propia mina, la compra de esclavos, porque la coyuntura de precios ha variado desde el año precedente:
“Conviene que V.M. mandase conprar cantidad de negros y moriscos para esta fábrica y para las demás que se armasen, porque según ba el año a dios gracia y la gente se va encareciendo y ensoberbeciendo, a de ser trabajosa y costosa di allar”.
La mano de obra esclava ofrecía además otra ventaja; frente a la estacionalidad que caracterizaba a la libre y su escasa permanencia temporal en el puesto de trabajo, lo que hace difícil su especialización, la esclava podría adiestrarse aprovechando la posibilidad de que permanezca mucho tiempo:
el mayor encobenyente es que no puede aber jente diestra en ninguna fábrica porque como rresiden poco no hacen por aprendello y es grande ynconbinyente y siendo esclauos, en poco tienpo abría muchos oficiales diestros de todos oficios”.
Aún mejor que los negros, serán los moriscos “porque lo aprenderán en más breve tiempo” 60. Las perspectivas que se contemplan eran de que la formación profesional de esto forzados sirviera, no sólo en las minas españolas, sino también cara a su envío a Nueva España y Perú.
El planteamiento que se hace en Guadalcanal para la utilización de mano de obra esclava constituye una auténtica novedad, no sólo en España, sino en la Europa de la época. Ciertamente, la esclavitud, que prácticamente había dejado de existir en el continente europeo a lo largo de la Edad Media, no había desaparecido en la Europa mediterránea. Charles Verlinden habla de una “segunda esclavitud medieval” en la parte meri dional del Viejo Continente durante la Baja Edad Media. En la España Cristiana, 1a tradición de esclavitud de los moros procede de la Reconquista, pero también pasa por Cataluña y Mallorca un tráfico de caucasianos, circasianos, tártaros, rusos, griegos, búlgaros y negros, éstos últimos procedentes directamente de Afríca. En el siglo XV había el Mallorca propietarios agrícolas que poseían hasta 60 esclavos y los emplean en el trabajo de la tierra, de forma que en 1428 parece que casi el 18 % de la población aldeana de li isla vivía en régimen de esclavitud.
A mediados del siglo XV, se detecta una entrada cada vez más abundante de esclavos en ambas vertientes de la cuenca mediterránea. Cuando cae Constantinopla, el fin de la trata de esclavos originarios del norte del mar Negro fue coetáneo de la apertura sobre la costa atlántica africana de un número creciente de factorías portuguesas que sustituyen ventajosamente a las rutas caravaneras transaharianas. Tal como ha demostrado V. Cortés, Valencia se convierte en el tránsito entre los siglos XV y XVI en un punto de gran importancia en el aprovisionamiento de esclavos para el mercado italiano. Los esclavos de color provienen del África occidental y a través de la intermediación portuguesa llegan a España utilizando diversos puertos, pero también por vía de tierra, mientras que los moriscos eran producto de las razzias de los andaluces en el litoral africano. En algunas zonas de España llegan a ser muy abundantes; en Huelva, tal como ha demostrado V. Cortés, llegan a ser el 20 % de la pequeña población de Palos de la Frontera, aunque esas cifras debieron ser poco comunes. Beneyto calcula para la diócesis de Sevilla unos 15.000 esclavos en 1565; alrededor de 50.000 en el total de Andalucía y otros tantos en el resto de España.
Los esclavos en el siglo XVI fueron empleados fundamentalmente en tareas de tipo doméstico, como criados en las casas, raramente por la nobleza y más a menudo por clérigos, profesionales liberales y artesanos ricos; en el trabajo se les encontraba fundamentalmente en labores agrícolas. Mucho más raramente se adquirieron esclavos para una explotación empresarial; eran los llamados “esclavos cortados”, que redimen el precio que por ellos se pagó por cuartillos de ducado. El adquirente dobla el dinero invertido y el esclavo trabajaba como esportillero, cargador o albañil y hasta como comerciante, de forma que se producen protestas mil alegando que “quitan la garantía a los pobres cristianos viejos” 61 

56 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 82, fol. 57.
57 Cfr. A.G.S. Patronato Real, Leg.° 26, fol. 150. 5$ Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fol. 58 Cfr. A.G.S. Estado. Leg. 113, fol.23.
59 A.G.S. Estado, Leg.° 114, fol. 111; Leg.° 113, fols. 2 al 6.
60 Poco más tarde, escribía el mismo administrador Diego López:
“Hize rrelagión era cosa convinyente se conprasen algunos negros y creo es cosa muy nescesario porque temo que viendo el mal aparejo que para hurtar de aquí adelante teman las jentes qui andan en esta fábrica, a de faltar o ganar escesibos presrcios, y aunquesto no obiere, pare muchas cosas es menester la jente esté forgosa y apremiada a asistir sienpre en ella, lo qual di no poderse hazer con peones rredunda gran daño y sería grande el prouecho si los dicho negros fuesen bien tratados y yndustriados en las cosas desta fábrica, porque saldrían Bello muchos maestros de las cosas dellas nescesarias, como los ay en la Nueba España”;
cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fols. 43 y 47.
61 Sobre esclavitud en España en el siglo XVI, cfr. CORTÉS, V.: La esclavitud en Valencia durante el reinado de los Reyes Católicos; BENEYTO, J.: Historia Social de España y de Hispanoamérica, p. 205; VERLINDEN, Ch.: «Le retour de 1'esclavage aux XV et XVI< siécles»; FERNÁNDEZ ALVAREZ, M.: La Sociedad española en el Siglo de Oro, pp. 153 y ss. BRAUDEL, F.: La Mediterranée... , vol. I, p. 605. HAMILTON, E. J.: El tesoro americano..., p. 279.
En la investigación que por orden real se practica en dos yacimientos registrados en Alba de Tormes, investigación que dirige el teniente de corregidor de Salamanca, éste lleva para cavar, aparte de peones, a dos esclavos suyos; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 56.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 20 de mayo de 2015

Un centenar de vecinos saca adelante una zarzuela de éxito



La corte de Faraón, girará fuera de la Sierra Norte y llegará en verano a Badajoz y otras provincias
En noviembre de 2014 se estrenó con gran éxito en Guadalcanal «La Corte de Faraón», una zarzuela en la que participaron más de 150 personas de un municipio de sólo 2.800 habitantes y en la que tiene un papel de actor hasta el mismo alcalde de la localidad, Jesús Manuel Martínez Nogales.
«La corte de Faraón» está promovida fundamentalmente por la Banda de Música Nuestra Señora de Guaditoca y su director Francisco Javier Carrasco. "En la banda siempre preparamos algún evento especial para celebrar el día de Santa Cecilia, el 22 de noviembre y el año pasado se nos ocurrió que podríamos representar esta zarzuela", comenta a ABC Provincia.
Esta iniciativa ya venía avalada por el éxito de la anterior zarzuela representada en el municipio, "Agua, Azucarillos y Aguardiente", que se estrenó en el mes de noviembre de 2009 y que tras cuatro llenos locales fue llevada al Teatro Falla de Cádiz.
"La corte de Faraón", una zarzuela de carácter humorístico que está ambientada en Egipto, se entrenó en el Cine Teatro Municipal de Guadalcanal el 22 de noviembre, tras agotar las 600 entradas del aforo, volvió a representarse los días 6 y 27 de diciembre, con otros dos llenos.
El proyecto comenzó a fraguarse en abril de 2014, cuando la junta directiva de la Banda de Nuestra Señora de Guaditoca secundó la iniciativa y el director de la Banda Francisco Javier Carrasco, se dirigió a las asociaciones del municipio para contarles la idea.
La iniciativa tuvo una gran acogida y en la representación de "La corte de Faraón" han participado todas y cada una de las asociaciones locales involucradas en el mundo del espectáculo. Así, la Banda de Música Nuestra Señora de Guaditoca, el Grupo de Teatro La Caja de Cartón, el Grupo de Baile Sacromonte y los coros locales Nuestra Señora de Guaditoca, Cristo de las Aguas e Inmaculada Concepción, se ocuparon de la puesta en escena, mientras que el grupo pro Cabalgata de Reyes Magos fue el artífice de los montajes del escenario.
La elección no fue gratuita: "Es una obra que tiene mucho calado en la gente. Aunque ya han pasado cien años desde que se escribió, trata temas que siguen siendo actuales. Además yo ya la había trabajado previamente y sabía que podría tener buena acogida entre el público", comenta Carrasco.
Los ensayos directos se iniciaron en el mes de septiembre de 2014. «Fueron dos meses de mucho trabajo, ya que los ensayos eran diarios y algunos han llegado a durar más de cuatro horas», comenta Fransisco Javier Carrasco. De lunes a jueves ensayaban la parte teatral y de viernes a domingo la parte musical, pues el director de la Banda Nuestra Señora de Guaditoca, es profesor de música en la localidad sevilllana de Los Palacios. «Aunque mis padres son de Guadalcanal, yo nací en los Palacios, y mi vinculación con el municipio se debe al amor, ya que mi mujer es de aquí».
"Es increíble como un proyecto común puede unir a gente tan diferente durante cuatro o cinco meses hasta formar una gran familia", destaca el director de la zarzuela. "Son más de 150 personas amateur trabajando como profesionales. Ingenio, arte y saber hacer de todos los que componen este gran elenco", añade Francisco Javier Carrasco.
La idea de sus promotores es que el espectáculo recorra otros teatros de Andalucía y Extremadura de forma altruista, como el Teatro Romano de Mérida, el Falla de Cádiz, el Lope de Vega de Sevilla, el López de Ayala de Badajoz, o el Regina de Casas de Reina. Además, el alcalde está en conversaciones con la Diputación para incluir la obra en su Circuito de Teatro Aficionado, del Programa de Fomento Cultural.
"La Corte de Faraón" se representará en el Teatro López de Ayala de Badajoz el viernes 3 de julio.
Guadalupe Jiménez / Guadalcanal
ABC  13/05/2015 


sábado, 16 de mayo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 63


 La mano de obra: su organización y retribución  y 2

Las órdenes de vigilancia a los capataces son estrictas y la baja productividad se penaliza descuento en el salario o con el despido. Se vigilan las labores de derribo:
“porque lo más importante désta fábrica es el ahondar los pozos y yo tengo muy encargado que se haga así y no paresce que se tiene el cuidado bastante, ordeno que el primer domingo que viene, los capataces entren en los pozos que se labran y vaya con los unos dellos Johan de Stenberg, alemán, y con otros ansimismo Rodrigo Lucas, ansimismo alemán, y hagan las señales en todos los pozos que al presente se labran a jornal, por donde se entienda al fin de la semana lo que los plomeros han ahondado de los dichos polos y que de aquí adelante, todos los domingos los dichos capataces sean obligados a hacer las dichas señales y me den noticia o a la persona que estuviere en mi lugar y alrededor de las dichas minas para que se asiente en las copias que se hicieren a los plomeros de la dicha semana y se sepa y entienda por todos cómo se trabaja en los dichos pozos y lo que se ha ahondado y que la persona que por mí (Mendoza) sirviese en el dicho oficio o el veedor tengan cuidado de hacer medir a los dichos capataces lo que se ha ahondado y hecho en cada pozo, y quando les paresciere, hagan entrar en los dichos pozos a otras personas que midan lo que se ha hecho para que se sepa si los dichos capataces lo miden justamente y la persona que usase por mí el dicho oficio, me envíe relación de lo que se ha hecho” 47.
vigilan la extracción y el desagüe:
“ansí en el sacar de la tierra y en echarla en los terreros y en desaguar los pozos ha habido toda la diligencia que se podía tener, porque en habiendo el menor descuido, o en parándose, luego al que los higo le llevan dos y cuatro reales de pena, y ansí nadie osa descuidarse, demás que los capataces sienpre andan sobre la obra proveyendo y ordenando lo que se ha de hacer y remediando las faltas que hay (...); si algún descuido se siente, luego echan la pena y se la llevan sin perdonársela jamás, y que por temor desto, cada uno hace lo que es obligado y que desta manera se ha hecho” 48.
Vigilancia semejante se ejerce sobre las operaciones metalúrgicas, aun cuando una parte ellas, por efectuarse a destajo, requieren menor supervisión. Alternativamente a las mas por baja productividad, existían también premios en metálico —“albricias”— para productividad excepcional. 49
Junto a los trabajos asalariados, hay toda una serie de labores que se contrataban a destajo en subasta a la baja, sistema que la administración contempla como más rentable en términos económicos, especialmente porque podía obviarse en ellos todo tipo de vigilancia sobre la productividad; el plomero —picador— Cristóbal Mondazo, a quien se ;día información en 1570 respondía:
 “no alcanza que se pueda hacer otra cosa más de lo que se hace para el prouecho de la hacienda y a menos costa, porque los destajos que se dan hacen  que salga más barata la labor y más presto, y cuanto a la bondad no puede hacer falta,  más barata porque demás de hallarse presentes los capataces todas las horas, no les pagan el prescio de los trabajos hasta que los capataces los ven y miden y los dan por bien acabados” 50.
La asignación de labores a destajo y labores por salario estaba preestablecida, de forma que  los trabajos de excavación en los pozos eran encomendados a destajistas cuando entraba de ejecutar obras muertas y a asalariados en aquellos pozos en que extraía  mineral, pagados aquellos a un precio fijado por estado excavado, variable según la dicultad de la labor; en las fundiciones, los maestros eran asalariados, mientras que eran destajistas los de las labores de afinación, a quienes se pagaba a tanto por plancha de plomo tratada. En general, se observa una tendencia creciente, a medida que la mina decae, a sustituir los trabajos de asalariados por trabajos a destajo, de forma que en la década de los años 70 trabajos antes desempeñados habitualmente por asalariado por esclavos— como el desagüe, aparecen entonces ejecutados a destajo. 51
Los contratistas de destajos suelen ser mineros o metalúrgicos con experiencia anterior en su trabajo —el morisco de Hornachos Francisco Blanco con su cuadrilla de cuarenta moriscos que había trabajado antes en las minas de su pueblo y en las de Almodóvar puede ser un buen ejemplo— que contrataban una cuadrilla y se ajustaban a un tanto la labor; eran los equivalentes del HUTMAN en las minas alemanas o el GOTMON de las venecianas 51. También en ocasiones, los empleados alemanes se contrataban como destajos por un tiempo. Dado que los tajos se concedían en subasta a la baja, es evidente mano de obra en este tipo de labores era especialmente sobreexplotada y por tendría a reclutarse a individuos marginales, cual es el caso de los moriscos de Hornachos. 52
La presencia de mujeres aparece entre partidores y quebradores, en el lavado del mineral y como contratistas para la fabricación y aprovisionamiento de carbón vegetal en el único caso en que hemos podido hallar el salario de una mujer no había diferencías salariales con los hombres en razón de su sexo 53. No hemos encontrado, sin embargo, referencia alguna a la presencia de niños no esclavos trabajando; ésta está constatada en la de Almadén, por lo que no se puede descartar a priori que lo hicieran en Guadalcanal.
En relación con las retribuciones, un vistazo a los datos, desgraciadamente muy fragmentarios, que nos ha legado la explotación, impone una primera consideración: la amplitud del abanico salarial. Si nos atenemos a los datos del año 1558 aquél del que poseemos un mayor número, entre el salario más elevado del personal laboral, administrativos excluidos y el más bajo, el desnivel es muy llamativo y resulta aún más claro si se reduce a números índice. Si a la más alta de las retribuciones, la del director técnico de explotación le aplicamos el índice 100, al peón de plomero le corresponde una cifra entre el 6,5 y el 7,6. Ahora bien, si excluimos ese caso concreto, el desnivel se reduce notablemente; en relación con la retribución que percibe el segundo, maestro herrero, los índices se elevan a 12,5 y 14,7. En cualquier caso, y aunque descendamos a salarios que ya no son unipersonales, sino que son percibidos por un colectivo más amplio de trabajadores —por ejemplo, los capataces o los maestros de hornos—, la relación sigue siendo 100 y 37,7-34,2.
La observación de las relaciones diacrónicas de salarios ofrecen a primera vista aspectos enormemente sorprendentes. En el lapso de doce años —1556-1568— en que existe constatación de que los precios se elevan, y que se elevan más aceleradamente en el área  andaluza que en cualquier otra parte de España, los salarios de los técnicos en general descienden y lo hacen además de forma notable. Debajo de las cifras, incomprensibles a primera vista, hay una fácil explicación: se trata de un progresivo descenso en las exigencias de profesionalidad y especialización. En los primeros años, la rentabilidad de explotación y el interés de la Administración Real por la mina, hacen que se contraten para trabajar allí a los mejores técnicos y, por tanto, a los más caros; después de 1563, la drástica reducción de gastos supone la sustitución de aquellos, que emigran a otras minas donde son mejor pagados o a ultramar, por otros de menor exigencia, pero también de menor calidad. Ya vimos más arriba cómo el cargo de ensayador, uno de los empleados de más importancia, era desempeñado en 1570 por un platero sevillano, ante la imposibilidad de competir con el salario que ofrecía al empleado anterior la administración de Almadén. En parte, también debió influir en el descenso de salarios el aumento de la oferta de técnicos, formados en esos 15 años entre los vecinos de Guadalcanal.
Los salarios de la mano de obra no especializada aumentan muy levemente: un plomero que ganaba 68 maravedíes en 1558, ingresaba 102 en 1568 y seguía ganando lo mismo 1570 y 1577; un peón de plomero, a quien se pagaba en 1558 de 51 a 60 maravedíes, ganaba 68 en 1568. Pero se trataba de salarios nominales; para los reales, carecemos de elementos suficientes para averiguar una tendencia, además de que ésta quedaría muy enmascarada por tratarse de un plazo demasiado corto. No hemos querido utilizar los datos de precios de trigo que proporciona Hamilton, ya que los pocos que poseemos sobre precios la fanega en Guadalcanal muestran una gran desviación respecto a los de aquél, lógica contamos con la incidencia que la demanda de un volumen realmente insólito de población agrícolamente no productiva debió ejercer sobre el entorno, lo que está en consonante con las continuas informaciones que proceden de aquella villa y hacen alusión a la carestía del lugar. En 1556, Diego Ricote informaba: “esta tierra está muy cara de pan y cebada”, mientras que en 1564 eran los oficiales quienes
“tienen nescesydad de sus salarios y la padecen por ser esta tierra muy gastarse mucho” 54.
La imposibilidad de haber recogido otras informaciones de salarios en zonas cercanas nos ha impedido efectuar comparaciones con los de otras profesiones —lo que hubiera permitido comprobar también el impacto real de la mina en los salarios ajenos a ella, si bien retribuciones en un punto alejado como Valencia para empleados semejantes —carpintero y maestro carpintero en Valencia y Guadalcanal, peones de albañil y de plomero, oficiales de albañil y plomeros en la ciudad mediterránea y en la mina reflejan un desnivel francamente positivo a favor de los de la mina, algo que parece de acuerdo con los informes procedentes de la mina: “el jornal que ganan es grande” decía el administrador en 1559 55; Zárate, en 1556, advertía también que los altos salarios de Guadalcanal, especialmente de los alemanes, suponía
“quitar el ánimo a otras gentes para buscar minas, viendo las grandes costos allí se hacian e paresciéndoles que si no se hallaba la plata debajo del cesped de la tierra, no bastarían sus haciendas a- complirlo”.
Los estipendios de Guadalcanal, de todas maneras, no difieren de los de las otras explotaciones mineras de importancia, como puede deducirse de informaciones semejantes procedentes de Almadén.
Desde luego, el más bajo —el de peón de plomero— debió rebasar poco el nivel de subsistencia; en 1562, calculaban los oficiales el mantenimiento de un esclavo diaria: en 25 maravedíes. Pero al esclavo se le daba vivienda gratuita, se le alimentaba con  abastecimientos comprados al por mayor y, además, recibía vestido. Recordemos, por el contrario, que el trabajador libre y asalariado cobraba sólo por día trabajado y, además debía sustentar una familia. En los demás casos, la diferencia muestra que se debían  colocar suficientemente por encima de la subsistencia, mientras que la comparación, los técnicos cualificados con los de los técnicos de otras profesiones, favorece netamente a los empleados de Guadalcanal: Juanelo Turriano cobraba por aquellos años de 300.000 a 600.000 maravedíes al año, pero era el más afamado ingeniero del reino, mientra Juan de Herrera, el arquitecto más prestigioso percibía en 1577, 300.000 maravedies anuales. También los contratistas de destajos debieron alcanzar altas cifras de ingresos en este caso procurando abrir lo más posible la diferencia entre los ingresos que le correspondían por el conjunto de la obra contratada y los gastos, entre otros los salariales habían de efectuar en su ejecución. El más conocido, por cuanto más asiduo, de entre los contratistas, el morisco Francisco Blanco, 
“después que se fue de aquí, ase dado muy buena maña con el caudal que alcanzó, que algunos años .se obliga a la carniceria de Llerena. Tiene obejas, carneros, cabrás y labor de pan, de suerte que estima mucho la falta de su persona en su hagienda y ño quiere uenir a trabajar” 56.

47. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 34, fol. 323
GONZÁLEZ, T.: Noticia histórica..., vol. II, pp. 31 y ss.
48 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, fol. 12. La penalización, en el caso de los apleados no jornaleros llegaba al despido; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 57. '9 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 29, fol. 196;
49 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, iras, Leg.° 1, fol. 10; A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., carta de la Princesa Gobernadora A. de Zárate, 26 de mayo de 1556.
50 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, fol. 12
51 VERGANI, R.: Op. cit.
52 Sobre el peligro que ofrecen las labores a destajo informaba en 1557 el administrador Diego López “aquí se obligaron unos afinar el arroba de plomo a un real y un quarto y a Vra. Maeg. obligaron copiosa ni premisiva a darles el dicho plomo y otros bienes abaxando y yo les recibirá la baxa porques dañoso el estanco y así por lo que se gastará menos, como porque cnbiene aya munchos afinadores y si esto no se permitiese no avria más de aquellos sino los obligados y aunque agora paresle son bastantes yo se benido el berano no lo podrán sufrir”
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43. El problema era mucho mayor en donde la amenaza de hidrargirismo se cernía sobre todos los que prolongaran su estancia en aquellos pozos más allá de lo razonable; cfr. MATILLA TASCÓN, A.: Op. cit., p. 62.
El contratista del destajo se veía obligado a depositar una fianza; a veces quebrada por haber do a un precio demasiado bajo y la administración de la mina se quedaba con la fianza. En un destajero había llegado a construir una vivienda en el recinto de la mina para su servicio, quebró y en pago de la pérdida que representaba su quiebra, al no haber dejado otra prenda, la administración de la mina incautó la casa; A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f., inventario de efectos de que había en Guadalcanal en 1576.
53 Se trata de Magdalena, hija del flamenco Juan Feltun, quien en las labores de partir mineral ingresaba en 1559, 68 maravedíes diarios, exactamente lo mismo que sus colegas de se: no; cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., copia de los alemanes que trabajan en Guadalcanal desde 18 a 23 de septiembre de 1559. Mujer contratista del abastecimiento de carbón de brezo en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f., relación de edificios de la mina en 1576.
54 Cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 52, fol. 88. A.G.S. Estado, Leg.° 56, fol. años de malas cosechas, el problema se agravaba. El intento de hallar los salarios reales intenta hacerlo a través de la fórmula proporcionada por GASCÓN-RiCHARD: Grand commerce et vie urbane au XVI. Lyon et ses marchads, vol. II, p. 752.
55 Cfr. LÓPEZ PIÑERO, J. M.: Ciencia y Técnica..., pp. 83-84. De Almadén informaba en 1574 “Los días pasados hablaron al señor Presidente de Ordenes los que hazen los negocios fúcares diziendo como aquí ningún juez se puede sustentar con el salario que está asignad no aber otro aprobechamiento. Y la careza del lugar, que es menester mirarlo porqué jornalero se da aquí más y ay aquí a quien los fúcares dan más de 700 ducados al año que entienden en esta mina”;
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 135, fol. 5. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, 5 El cálculo del precio de mantenimiento de un esclavo
“manteniéndose un negro en compañía de muchos, y usándose de grancería en el conprar; y otros mantenimientos adelantados en su tiempo”;
cfr. Estado, Leg.° 113, fol. 42
56 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda Legº 82, fol.57
 
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 13 de mayo de 2015

Miss Guadalcanal 1973

En la Terraza del Bar El chico

Se nos ocurrió que Guadalcanal era un pueblo de veraneo de sierra en plan tranquilo, tan tranquilo, que yo diría que a veces resulta monótono y hasta aburrido. Así pensamos hacer algo nuevo que se saliera del quehacer cotidiano y una mañana dominguera, sentados en El Palacio, concretamente en la terraza del bar “del Chico”, degustando unas cervezas con patatas fritas, surgió la idea: Erigiríamos Miss Guadalcanal el día 18 de Julio.
Y comenzó la larga —larguísima— tarea de vencer obstáculos; unos tras otros fueron cayendo; permiso del Ayuntamiento; mas permisos; mas papeles; burocracia en grande —¡!horrible!!— pero, por fin, el 17 por La tarde ya estaba todo arreglado cuando ya más de uno se mostraba escéptico con respecto a La celebración de La fiesta.
¡Y llegó el 18 de Julio! A las nueve de La noche tocábamos la primera canción ante un público que comenzaba a entrar algo extrañado por lo que allí veía. Conviene aclarar que el acto se celebraba en La terraza del antiguo Circulo Recreativo Deportivo, gentilmente cedido por la propiedad y fantásticamente iluminado por don Rafael Bernabé Chávez, resultando un conjunto muy bonito y acogedor; las barras del Bar estaban servidas por jóvenes, todos muy conocidos en Guadalcanal y el conjunto musical lo formamos nosotros, los ya casi olvidados “QUINQUIS” que, tras tres años de inactividad, volvimos a empuñar las guitarras y demás trastes.
A La una de la madrugada, con un ambiente casi ferial, se comenzó a hacer La votación por el sistema, totalmente democrático, de ir dando un papel a los asistentes al baile, para que pusieran los tres nombres de las tres chicas que juzgasen más idóneas. El escrutinio lo realizaron a La vista del público los señores Manuel Bernabé Calderón y Antonio Luque Espino y como “schowmen”, y mantenedor don Romualdo Rodríguez de Cepeda; por fin, a la una y treinta, se dio a conocer el resultado: Damas de Honor, las señoritas Esperanza Jiménez Franco y Loli Corvillo Cote, y Miss Guadalcanal, Luisa María Hernández Diánez, haciendo La entrega de Bandas y premios un buen amigo nuestro, Pedro Porras Ibáñez, a quien estamos profundamente agradecidos. Luego el baile y la alegría siguió hasta altas horas de La madrugada.

 No quisiera terminar estas Líneas sin expresar mi publico agradecimiento al grupo de amigos que, juntos con los ya citados, hicieron posible, gracias a su trabajo y esfuerzo, la realización de estas fiestas. Así: Antonio Barrera, Leopoldo Tena, Joaquín Hidalgo, Paco Hernández, Gonzalo Gullón, José María Lorenzo, Juan María y Antonio Núñez, Casa Chaves, Club de Jóvenes de Guadalcanal, Cervezas Cruz Campo y todos los que ayudaron y colaboraron en ella, desde esta Revista de Guadalcanal y para la gente de Guadalcanal, os digo: Gracias.

José Ángel Hernández Diánez
Revista de feria 1973

sábado, 9 de mayo de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 62

La mano de obra: su organización y retribución 1

En principio, puede pensarse que por debajo del grupo que podríamos llamar privilegiados de los técnicos especializados aparecía una masa homogénea, más o menos voluminosa, de peones proletarizados, desarraigados, en una situación desesperada, percibiendo salarios de hambre y caldo de cultivo de todo descontento y toda rebelión latente. Tal visión, muy ajustada a la situación de una mina europea de la época de la revolución industrial, no se corresponde en absoluto con la de las explotaciones mineras y no solo de las minas reales en el siglo XVI 41.
En primer lugar, el peonaje no especializado no era en absoluto un grupo homogéneo; existía en su interior una primera diferenciación muy clara, la que separaba la mano de obra libre de la esclava. Pero también dentro de la primera aparecen diferencias esenciales entre los obreros contratados y que cobran salario de la administración de la mina y aquellos que trabajan en los destajos y, por tanto, están sometidos a un capataz o jefe de cuadrilla, que es quien ha contratado el destajo. O bien, aunque no sea a causa de de tipo salarial, el modo de vida era muy diferente para los trabajadores de Guadalcanal, que tienen allí su casa e incluso, en muchas ocasiones, cultivan una pequeña parcela, que para aquellos que se han desplazado desde lugares alejados, que viven en barracones junto a la explotación y que componen por tanto un grupo de mayor desarraigo. Todo ello, sin olvidar que en los primeros años de explotación de la mina una parte de los extranjeros trabajaron también como peones y por el hecho de su procedencia  ingresaban un salario mayor que el de los españoles.
El número de operarios en la mina fue extraordinariamente variable, en función de cómo se desarrollaran las tareas de extracción y tratamiento del mineral. Cuando en el derribo de éste se tropezaba con zonas duras, se reforzaba ese pozo, siempre teniendo en cuenta que existían unas posibilidades máximas de acogida en éstos. Igualmente, en época de máximas lluvias, se reforzaban hasta donde fuera preciso las labores de desagüe. Las operaciones de tratamiento, ya lo dijimos, no se efectuaban durante todo el año sino que existía una estacionalidad marcada por la llegada del verano, en el que se suspendía; pero cuando la producción se reduce, especialmente a partir de 1565, los meses en el que se efectúan esos trabajos son aún más restringidos. Por tanto, las fluctuaciones en la mano de obra en función de la demanda de trabajo por la empresa se producen, no solo de unos años a otros, sino también de forma estacional e incluso semanal; ya veremos que existen también unas fluctuaciones estacionales no derivadas de la demanda de la propia  empresa, sino que obedecen a la propia oferta de mano de obra. Sólo nos es posible aquí, pues, referirnos a unos máximos y unos mínimos, y ello sin perder de vista que el volumen de un momento dado puede resultar modificado en corto lapso de tiempo.
Tampoco ha sido posible llegar a establecer series de salarios, dado que, por un lado, la información es extraordinariamente fragmentaria y, cuando la hay, caótica, aparecen mezcladas retribuciones anuales, mensuales, semanales y diarias; por otro, La extensión del trabajo a destajo oculta durante muchos años las retribuciones y, por último carecemos absolutamente de información sobre los componentes de un salario, lo que hace que nos sea imposible llegar a las razones por las que dos oficios que aparecen con la misma denominación reciben diferentes percepciones; baste recordar otra vez el desnivel salarial entre alemanes y españoles que desempeñan un mismo puesto. Resta añadir que tampoco las categorías profesionales están  en absoluto fijadas, de forma que dos denominaciones idénticas ocultan tras sí a veces categorías muy diversas.
Por tanto, y aún lamentándolo y envidiando a aquellos historiadores dedicados al estudio de épocas en que el afán por el rigor y la exactitud han hecho avances, debemos contentarnos únicamente con sentar algunas afirmaciones que pueden deducirse con nitidez de la documentación manejada.
En primer lugar, la división del trabajo ha hecho grandes progresos en el trabajo minero y se distingue un número muy elevado de dedicaciones y, por consiguiente, de retribuciones. En una de las nóminas de semana de 1558 —6 al 12 de marzo— aparecen veinticuatro clases de empleos diferentes entre el personal laboral —es decir, excluidos los cargos administrativos, pero también aquellos empleos auxiliares que no trabajaban para la mina a tiempo completo, como los encargados del abastecimiento, de la compra de leña, de la manufactura de carbón, etc.
En la mayor parte de las labores, la organización en forma de colaboración en equipo de varios trabajadores con funciones asignadas muy concretas era lo más usual. En las labores de extracción y tratamiento de mineral, cada equipo estaba a cargo de un capataz —de labores subterráneas, de lavadores o de ademadores— auxiliado por los llamados “capataces menores”, mientras que en las de metalurgia, las funciones equivalentes a las de aquel las desempeña el maestro —de fundición o de afinación—. Ya vimos antes la composición normal de un equipo de extracción subterránea —dos picadores, un transportista de interior y dos elevadores de material— que será la normal hasta que una nueva técnica, la basada en el empleo de la pólvora, transforme por completo la organización de las labores en el subsuelo. En metalurgia, los maestros de fundición y afinación eran auxiliados por ayudantes de fundición o afinación, mientras que las labores menos especializadas se dejaban a los peones.
Excepto en el caso de los técnicos de mayor relevancia —el supervisor general, el ensayador y su ayudante o el jefe de entibación, etc.—, que cobraban un salario mensual, con lo cual quedaban asimilados al personal administrativo, el resto de los trabajadores asalariados —es decir, excepción hecha de esclavos y personas que trabajaban por contrata o destajeros— eran jornaleros, lo que equivale a percibir un estipendio por jornada trabajada, con lo que no cobraban los numerosos días festivos que caracterizaban el calendario laboral del antiguo régimen. Sólo en el caso de las especialidades en que la oferta era más escasa, como la de maestro de fundiciones, percibían dos sueldos diferentes, uno mientras se efectuaban las fundiciones y otro cuando aquellas estaban en suspenso 42.
La contratación de jornaleros se efectuaba de forma semanal; entraban a trabajar los lunes a primera hora de la mañana y se les despedía y abonaba el jornal
“los domingos después de haber oído misa, en mano propia a las personas a quien tocare cada partida, públicamente a donde todos lo puedan ver”» 43.
En el caso de los técnicos, su admisión se realizó en algunas ocasiones previo un examen de suficiencia que se enviaba a la Contaduría y era ésta la que resolvía, mientras que el de la mano de obra de menor especialización se les contrataba en función de su presencia en el punto de contratación —la plaza central de las instalaciones— y atendiendo circunstancias de fuerza física y destreza atestiguada por los capataces. 44 Los empleados especialmente los técnicos con contratos de mayor duración que la semanal, tenían obligación de cumplir estos hasta el fin, salvo dispensa de la administración; el administrador de la fábrica estaba facultado para perseguir y sancionar su incumplimiento 45.
Estaba también confiada por las ordenanzas a la administración de la mina la vigilancia y el control de la productividad de los trabajadores. La ordenanza de octubre de 1557 indicaba:
“la persona que tuviere cargo de rescibir y coger la gente que ha de trabajar la dicha fábrica, ha de mirar que sea la más util y experimentada que ser pueda y el vehedor ha de tener especial cuydado de ver si trabajan sus horas acostumbradas, especialmente de noche, ques quando más fraude suele haber en este al que viere que no trabaja como debe, dará noticia al que lo coge y rescibe por que ponga otro en su lugar, y si no lo hiciere, auisará dello al administrador general para que lo prouea, y la misma quenta y cuydado ha de tener la dicha persona que los coge y rescibe, requiriéndolos muy a menuro para ver si asis a la labor” 46.

41 Nuevamente he de referirme a la monumental obra de Rolande TREMPE: Les mineur 1848-1914 como término de referencia para efectuar comparaciones.
Noticias sobre los trabajadores en la mina de Guadalcanal, en A.G.S. Consejo y Juntas Leg.° 31, fol. 43 y fol. 50; Leg.° 47, fol. 66; Leg.° 39, fol. 89; Leg.° 68, fol. 129; Leg.° 82, 121, fol. 9; Leg.° 265, s.f., relación de gastos y gente que trabajó en Guadalcanal entre 11 de marzo de 1577; Leg.° 75, fol. 86; Leg.° 82, fol. 60. A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 30, fol. 40. A.G.S. Estado, Leg.° 114, fols. 162 a 164, fols. 19 y 20; Leg.° 511, fol. 228; Leg A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 851, s.f., estado de la mina en 31 de diciembre di 3.072, s.f., relación de la costa que había en las minas de Guadalcanal a 8 de marzo de Escribanía Mayor de Rentas, Leg.° 1, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5. GONZÁLEZ, T.: Noticia históricas  p. 525.
42 Cuando la actividad de la mina ha comenzado a decaer, en 1565, eran menester cuatro afinadores en la época del año en que se afinaba. De ellos, uno estaba fijo en la mina y los otros venían cada vez que eran llamados, para lo que las afinaciones se agrupaban en temporadas, uno residía en Almodóvar del Campo y otro en Fuente el Maestre. Cobraban a destajo y, además, veinte ducados al año de salario; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 66, fol. 22.
43 Hasta 1564 cobraban por semanas empleados y jornaleros. A partir de ese año —reestructuración económica— los primeros cobran cada cuatro meses y los segundos de forma semanal.
44Quedamos enterados del exámen que se ha de hazer en la suficiencia de Alonso Marín Cordoués y Juan Mercader y de las diligenrcias que Juan de Jutillo higo en virtud de la prouisión que sobresto se le envió, lo qual se ha de guardar y venido que sea el examen aquí conforme a ella se oviere hecho, se proveherá lo que convenga al seruigio de Su Magestad;
A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 55.
45 En 1557 el administrador Diego López informaba que había prendido a un especialista “porque me fue de la fábrica y me dexó la hazienda parada”; cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° fol. 43.
46  A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10. En 1558 comunicaba Mendoza i Corte las órdenes que en la vigilancia había expedido:
“Hay una persona que asienta toda la gente que sirve en las minas y hace las nóminas de todos ellos y lo que gana cada uno, y los días que siruen y faltas que hacen. Hay uno que coge toda la gente así plomeros como los que andan en los tornos y todas las otras personas que menester para la fábrica y este dirvere al que hace las copias que los asiente y tiene cuidado ver si trabajan y si son buenos peones y de hacerles dar buen recabdo de picos y almadana otras herramientas con que trabajan y de ver si los herreros dan buen recabdo de pico almadanas y otras herramientas con que trabajan y de ver si los herreros dan buen rrecabo decir a la persona que asienta las faltas que hacen las personas que trabajan, y el domingo la tarde cojen toda la que es menester y en presencia del administrador y del juez si se hace desembaragado hacer muestra della, y queda asentada para toda la semana por la dicha persona que lo tiene a su cargo, la ordinaria por sí y la extraordinaria en otra copia aparte y los que asientan para trabajar de día, no se asientan para trabajar de noche so pena de pagar el c los asentare los jornales (...). Hay tres guardas de pozos. Estos toman la razon de la gente i ha de entrar en cada porro, así de noche como de día y los ven entrar y al salir los catan por que no saquen ningund metal ascondido. Estas guardas velan por sus tercios toda la noche.
En cada pozo se pone la gente que es menester, segund lo que las personas que lo tiene cargo dicen. Con la gente que entra en los pozos de donde se saca metal van quadrilleros c son buenos plomeros y están viendo lo que hacen sienpre, y cuando faltan a los trabajado herramientas, estos salen por ellas y les dan todo recabdo y estos dan aviso de cómo va la ve para que entren personas pláticas a verla y avisen si es menester ademar. En cada uno de pozos de que se saca metal, hay hecha una casilla de tapias y tejado con puerta y gerradur en seyendo de noche que entran los plomeros que los caben, gierran la puerta con llave y si tienen nescesidad de pedir alguna cosa, llaman a una campanilla y la guarda que vela acude a ver qué es lo que quieren y se lo da. Hay persona que tiene cargo de ver todos los pozos y mirar si va bien labrada la vena y la siguen bien, o se aparta algún ramal, e si va bien ademada, e mide los destajos que se dan a los plomeros en los pozos que no se saca metal”;

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez