By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 30 de septiembre de 2015

Alrededor del famoso cerro del Potosí

La práctica de la minería en la América Española

Naturalmente, ocurría que la abundancia de escritos y noticias técnicas sobre minería americana era consecuencia de los esfuerzos e investigaciones prácticas de los mineros españoles, antes conquistadores.
Los nombres de los prácticos y no escritores que trabajaron las explotaciones mineras, que por todas partes aparecen en América y sorprende por su atrevimiento, dados los deficientes medios de su época, sólo se conocen de referencia. Pero bastan éstas para darnos cuenta del colosal esfuerzo español distribuido por toda América y aplicado con la energía y tesón que antes pusieron los conquistadores en la guerra a la explotación de las riquezas mineras. Así, por ejemplo, se sabe que un tal Fernández de Velasco, que en 1570 vivía en el Cuzco, después de residir en el Potosí, gracias al auxilio que le prestó D. Francisco de Toledo, pudo reformar el beneficio de la plata y el oro por amalgamación en todo el Perú, salvando la minería de la ruina. Se habían agotado los minerales ricos que alimentaban seis mil hornillos a guayras, constantemente encendidos alrededor del famoso cerro del Potosí. Las minas sudamericanas, utilizando los minerales pobres que antes se abandonaban, volvieron a producir riqueza metálica económicamente al propio tiempo que las de Méjico, merced a la amalgamación y copelación inventadas por los españoles. Resulta evidente que toda la moderna minería de las que fueron nuestras Indias se fundamenta en la española.
Con lo dicho someramente, tema en el que sobra materia para un libro, se aclara un fenómeno curioso que silencian los mineros extranjeros en la que fue América española, salvo los tratadistas de gran altura, como Fuchs y Launay, que lo advierten algunas veces. En todas las minas que el capital moderno, y generalmente norteamericano, piensa dar con riquezas desconocidas de los españoles, calculando equivocadamente nuestros conocimientos de entonces en minería, por reducción de nuestra actual desidia industrial, se encuentran restos de la olvidada pujanza minera española y las huellas de las garras conquistadoras.
Así pudo ocurrir caso tan curioso como el siguiente: Una Compañía norteamericana se propuso desaguar el lago Guatavita, en el cual la tradición afirma que los indios arrojaban en la proclamación de su príncipe dorado gran cantidad de oro y piedras preciosas para conseguir el favor de la divinidad oculta en sus aguas sagradas. Las dragas habían recogido de su fondo algunos bestiarios de riquezas auríferas.
Conseguido el objeto de la empresa, y descubierto el lodo del fondo, se encontraron algunos ídolos auríferos, esmeraldas y objetos de cerámica. Y entonces apareció al descubierto el corte que un contratista español, llamado Sepúlveda hizo en el terreno con el mismo objeto. Fue concesión, en 1652, de Felipe II la de desainar el lao-o, empresa ya tanteada anteriormente por Hernán Pérez de Quesada. Sepúlveda recogió de sus trabajos varios objetos de valor, entre ellos una esmeralda de gran precio que regaló al monarca español.
Puede disculparse esta equivocada creencia del desconocimiento de nuestra pujante minería de entonces la consideración de que hasta en nuestra Península se presentan casos parecidos. Yo fui encargado del desagüe de las célebres minas de Guadalcanal, favoritas de Felipe II, y de las cuales obtenía plata para pagar las galeras de Andrea Doria, y el plato del emperador en Yuste, cuando suponíamos, según nuestros informes, agotados en profundidad los trabajos a causa de la gran cantidad de agua, nos encontramos con labores más profundas, que desaguaban los antiguos utilizando émbolos de palanca actuantes en árboles huecos convertidos en cuerpo de bomba.
Allí donde en la América que fue española busquen los extranjeros riquezas minerales, casi seguramente antes o después darán con los restos de la minería española y con algo semejante a los árboles huecos de Guadalcanal.
Le ocurrió a España en este aspecto de su historia lo de siempre. Variedad de veces la sublimación de un ideal fantástico la llevó a rematar grandes empresas; pero al tropezar con la mísera realidad abandonó siempre lo que en manos menos idealistas se convirtió en requería. Siempre la repetida historia de Don Quijote en Sierra Morena, levantando con la punta de su lanzón el maletín del loco repleto de monedas de oro que regaló a Sancho Panza.
Pero los dineros del maletín de Cardenio no hubieran llevado a poder del escudero si a Don Quijote no se le hubieran ocurrido las locuras de Sierra Morena. Y es consuelo triste y agradable a la vez para el que se siente racialmente español poder afirmar que las modernidades sanchopancescas, incluso las mineras, que saben utilizar las riquezas que desperdició en América Don Quijote, dándole con el cuento de su anticuado lanzaron como al maletín del loco en Sierra Morena, no serían posibles sin nuestras quijotescas locuras. Sin la fantasía no se hace más que mecánica en el cerebro humano, y toda la maquinaria de una fábrica de discos de arramófonos, capaz de construir siete mil en jomada, se fundamenta en la fantasía musical originaria. Así, el despreciado lanzón representativo del ideal absurdo y fantástico, es indispensable para la fabricación de mundos nuevos, especialidad histórica de la raza hispana.

Revista Ingeniera y Construcción
AÑO X I . - V O L . X I . - N Ú M . 125. Madrid, mayo 1933.
La antigua minería española en América Por JOAQUÍN MENÉNDEZ ORMAZA

sábado, 26 de septiembre de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 73

El abastecimiento a la mina 1
         
Los problemas de suministro de elementos necesarios para la producción y, aún más, intendencia para abastecer a tan numeroso colectivo humano, no productivo alimentariamente hablando, supusieron una de las dificultades más graves a las que la administración de la empresa tuvo que enfrentarse y que sólo pudo resolver con un fuerte y constante apoyo de la administración real. Evidentemente, todo ello planteó la necesidad de mas soluciones inéditas y absolutamente carentes de precedentes en este país.
Una cuestión de importancia, a la que sólo muy parcialmente podemos aquí dar contestación y que exigiría profundizar más en las fuentes locales, seria conocer el grado de dinamización económica en la comarca situada en torno que provocó la aparición de aquella industria, de sus necesidades y de las de la población trabajadora y las consecuencias que provoca una masa salarial muy importante volcada en su comarca, positivas por la presión que la demanda pudo ejercer sobre el incremento de la producción y negativas por el rápido incremento de precios, el desabastecimiento y los desajustes que a su vez generaría lo súbito de la aparición de un auténtico agujero de succión de toda una serie le bienes en una zona deprimida como lo era la Sierra Morena extremeño-sevillana.
En primer lugar, la mina demanda tres artículos esenciales para el buen desarrollo de a producción: madera y su derivado, carbón vegetal, plomo como fundente en las operaciones metalúrgicas y hierro para la muy elevada cantidad de herramientas, precisas especialmente en las operaciones de arranque de mineral. El estudio de estos tres productos y del trigo como bien esencial en las necesidades alimenticias de la población trabajadora, pueden ser los mejores exponentes de la incidencia de la demanda en la zona y en una la muy amplia.
El fundente, óxido de plomo o plomo para ser transformado en él era un artículo en que el reino era entonces deficitario. Plantea su abastecimiento por tanto mayores problemas que ningún otro. Además, las minas más cercanas a Guadalcanal, las del sur Extremadura “la zona minera denominada de La Serena atraviesan entonces por un momento de baja producción, lo que obliga a buscar el suministro en otros y varios frentes”.
El consumo de plomo era alto, a pesar de que era posible su reutilización; se calculaba 1557 en unos 2.520 a 2.800 quintales anuales —115.920 a 128.800 Kg. =— pero en 1558 se hablaba de 100 quintales al mes, es decir, unos 1.000 quintales a lo largo de un año de fundición —46.000 Kg. "descenso de demanda que seguramente viene producido porque se reutilizaba ya una parte del adquirido el año anterior. En 1556 se pedían 500 quintales a comienzos de agosto “para comenzar las fundiciones”. Era evidentemente un consumo enormemente alto y ello obligaba a recurrir a todas las fuentes posibles de abastecimiento existentes en el reino, cuya producción se destina durante 10 años en una parte importante a surtir a Guadalcanal, pero también a enjugar el déficit interior con aportaciones. En 1556 había esperanza de poder emplear el plomo de la mina real recién incautada en Valverde de Mérida, pero la esperanza resulta casi inmediatamente fallida. Ante ello, se envían comisionados a dos zonas entonces en producción: los montes Toledo —se compra allí plomo de las minas de Madridejos y Consuegra— y el valle Alcudia —el metal se adquiere en Almodóvar y Santofimia". A las mismas fuentes recurre en los años siguientes, si bien en 1557 aparecen cantidades pequeñas compras a mercaderes de Azuaga, Castuera, Cazalla, Capilla y Fuenteovejuna, lo que indica la pequeña reactivación de la postrada minería de plomo en esos lugares, estimulada por el tirón de la demanda de Guadalcanal. Ahora bien, la demanda de la mina andaluza pera ampliamente las posibilidades de la oferta de todas aquellas minas y es preciso recurrir a fuentes más allá de las fronteras del reino. En 1556, la urgencia de la necesidad aprovisionar a Guadalcanal y la falta de tiempo para organizar un buen canal de abastecimiento, obliga a la Administración Real a recurrir al embargo de unas cuantas partidas de plomo situadas en barcos surtos en los puertos de Cádiz y Sevilla y a encargar con urgencia la compra de varias cantidades en Flandes, —una de ellas de 10.000 quintas—, así como a adquirir diversas partidas en Medina del Campo y Valladolid en el mercado libre, solución ésta última enormemente cara.
En 1557, el abastecimiento de plomo extranjero se había logrado organizar a través la práctica de la contrata al por mayor, lo que abarataba sensiblemente los costes. En 1559, se firma acuerdo con Fernán López del Campo, conocido mercader, para que abasteciera a la mina de 6.800 arrobas adquiridas en Flandes e Inglaterra, el primero gran mercado europeo de los metales y la segunda importante productora. Mientras tanto, el abastecimiento interior, deficitario, se hacía en los mismos lugares, con cierto predominio la zona Azuaga-Hornachos.
El súbito impacto de una tan fuerte demanda de plomo en un mercado muy poco dinámico, produjo en 1556 la aparición de acaparamiento y especulación en los puntos de producción, tanto con el plomo como con su óxido —almártaga—, a los que se retira del mercado y se hace subir de precio de forma extraordinariamente con un resultado inmediato de desabastecimiento. La decisión real está dentro de las pautas de la época y produce resultados bastante dudosos: se expide orden a las autoridades locales para que hagan dar salida al producto y le apliquen el “precio justo”. Cómo se determinará la justeza del valor de un bien cuyo mercado había sufrido una profunda transformación es un misterio que no nos es revelado por la propia cédula real. La orden que la Corte enviaba al gobernador del Campo de Calatrava, idéntica a la expedida para los alcaldes de Madridejos y Consuegra decía:
“Yo he sido informado que después que se descubrieron las minas de Guadalcanal (...) algunas personas particulares desas dichas villas y lugares, sabiendo la nescesidad que hay para ellos del almártaga que en esa tierra se saca de la, fundiciones que se hazen, han comprado toda la almártaga que han podido para tornar a la revender, de cuya causa se ha encarescido y no se puede hallar para fabricar y labrar el metal que se saca de las dichas minas de Guadalcanal, de que se sigue mucho daño y perjuizyo de la labor dellas. Por ende yo vos mando que cada uno de vos en vuestra juridición os informeis y sepais a qué prescio valía la dicha almártaga en esas villas y lugares antes que se descubriesen la,, dichas minas de Guadalcanal y quien ha comprado después acá la dicha almártaga para revender y a qué prescio; y proveais que con una moderada ganancia 1o vendan a Augustín de Zárate mi criado (...) de manera que por falta della no se dejen de labrar y fabricar (...) porque ansí conviene a mi seruicio”.
A los problemas de acaparamiento había que unir los derivados del encarecimiento que en un material barato en origen pero voluminoso y pesado producía el transporte así, un quintal que unos contratistas habían comprado en Madridejos en 1556 por 240 maravedíes, lo sirven en Guadalcanal por un precio de 575 maravedíes, ¡una elevación de más del 100 %!
De todas formas, la mejor solución para el buen abastecimiento de plomo y su óxido a la fábrica era encontrar una fuente de suministro propia que sirviera como complemento a las instalaciones de Guadalcanal y de ello es consciente la administración desde el primer momento. Fracasado el intento primero con Valverde de Mérida, siguen otros como es el intento de acuerdo con el duque de Medina Sidonia, en cuyas tierras se había denunciado una mina de galena en 1556, pero que también fracasa por la pobreza de yacimiento. En 1557, el administrador Diego López escribía a la Corte:
“Conbernía que V.M. mandase se harmase otra fábrica en las minas mejores y más cercanas de metal pobre para traello a ligar con este metal rico porque será grandísimo beneficio de la hazienda”.
A la solución se llega cuando ya Guadalcanal ha iniciado la decadencia, en 1564, con el descubrimiento de la mina de “El Cotorrillo” entre los términos de Berlanga y Los Ahillones, a muy escasa distancia de la fábrica guadalcanalina, explotada por la administración real, considerada como subsidiaría de Guadalcanal y cuya producción se destina enteramente al suministro de ésta, evidentemente a precio de coste 123
He aquí, pues, un primer ejemplo en que el efecto de la demanda de Guadalcanal es sólo positivo, multiplicador: reactivación de una minería decaída y puesta en explotación de nuevas minas.
El segundo artículo sobre el que la demanda minera es muy alta es la madera, empleada en entibaciones, construcción y como combustible, tanto en su vertiente no transformada “leña” como convertida en carbón vegetal. Y para entender los problemas que plantea el aprovisionamiento de productos del bosque a las minas, es preciso hacer algunas consideraciones previas respecto a la madera en general.
La madera es, y lo dijimos en otro capítulo, un bien objeto de fuerte demanda en términos relativos, pero que tropezaba con dos condicionamientos fundamentales; la escasez de reservas, especialmente en el caso español y, empleada como fuente de energía, poder calórico y energético. Frente a ellos, ofrecía una ventaja, la de tratarse de un recurso renovable, teóricamente inagotable por tanto, a condición de limitar su uso y su consumo al ritmo de regeneración del bosque, realmente bajo en el caso de la España seca de una encina puede tardar más de 50 años en hacerse adulta; si bien la madera es “reproducible capital”, su reproducción no es fácil.
La necesidad de transformación de la leña en carbón viene dada precisamente por la de la madera como recurso energético; mediante la combustión incompleta de la leña fuera del contacto con el aire, ésta se carbonizaba, perdiendo así materias volátiles, gases y humedad contenidos en ella y adquiriendo un mayor poder calórico 124. Pero a la hora de conseguir carbón, el bosque español planteaba un problema adicional de falta de idoneidad carbonífera; la madera de nuestros montes genera un carbón vegetal de menor poder calorífico que la de los bosques de la Europa atlántica y nórdica. Ello provocaba un coste adicional en las actividades que demandaban energía en forma de calor en el caso español frente al de las minas cuando se ubicaban al norte de los Pirineos, además de un mayor consumo de madera en zonas donde precisamente ese era un bien más
Vemos, pues, que los problemas que aquejan a la madera en general como materia prima se ven agravados en el caso español, ya que, si bien la predación del monte es una generalizada en las sociedades a medida que aumenta la población y sus necesidades, aquí la actividad humana se enfrentaba a una menor posibilidad de reproducción y a la regresión provocada por la influencia del clima. La agricultura y la ganadería han sido hasta nuestros días tradicionales enemigas del bosque; aumento de demanda de productos agrarios y su consecuencia, nuevas roturaciones, y Mesta, progresaron a costa de los montes peninsulares. Pero, además, ciertas informaciones parecen revelar también una cierta “arborofobia” un tanto gratuita, basada en creencias y costumbres arraigadas.

123 Sobre abastecimiento de plomo a Guadalcanal, cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072 s.f., cartas de la Princesa Gobernadora a la administración de la mina de 11 de marzo de 1556, 26 de mayo de 1556, 12 y 29 de julio de 1556. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fols. 27, 28 y 48; Leg, 31, fols. 43 y 47; Leg.° 43, fol. 125; A.G.S. Estado, Leg.° 113, fols. 2, 3, 4, 5, 6; Leg.° 114, fol. 63. A.G. Escribanía Mayor de Rentas, Leg.° 1, fols. 1 y 6.
124 La operación de carbonizar la leña se efectuaba y se efectúa aún hoy en muchas zonas de España hemos podido ver a carboneros practicándola en el oeste de la provincia de Salamanca exacta-al que se hacía en el siglo XVI "colocando la madera en montones de forma troncocónica que de tierra, en los que los expertos carboneros abren y cierran". alternativamente respiraderos con controlar el proceso y conseguir una carbonización lo más uniforme posible. Según cálculos que  COLL MARTÍN, S.: el rendimiento en carbón de las especies más comunes en la España del norte entre el 20 y el 23 %, si bien las accesibles en el sur eran aún de menores posibilidades carboníferas COLL MARTÍN, S.: “La minería del carbón en España...”.


De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Mi pueblo blanco

Y ¿dónde.., dónde fué mi niñez?

A veces unas simples frases, unas canciones o poemas te hacen reflexionar sobre la existencia que se te escapa de las manos como porciones de vidas encerradas en un frágil vaso de experiencias, en la soledad de mi recorrido casi diario por las calles de Guadalcanal cuando estoy allí de vacaciones, caminando lentamente para impregnarme de recuerdos de un pasado en blanco y  negro,  oigo a Juan Manuel Serrat en mis cascos, se me queda grabada la frase “Y ¿dónde, dónde fué mi niñez?,  vuelvo al principio del poema y empiezo a seccionar frases y estrofas que se asimilan a mis primeros años de vida en Guadalcanal, aquella vida que recuerdo con fotos  que se me antojan desenfocadas, acontecimientos y vivencias sucedidas  antes que la diáspora de la emigración de los sesentas del pasado siglo me robara mi niñez para encuadrarme en el perfil de una gran metrópoli extraña y hostil para un niño que aun no había tenido la posibilidad de elegir su futuro o sus compañeros de juegos…


Calle Minas.-
Tenía diez años y un gato peludo, funámbulo y necio, que me esperaba en los alambres del patio a la vuelta del colegio
En aquellas calles empedradas con olor a cocido y sabor a libertad se quedó parte de mi inocencia, mezclada con la goma de los zapatos gorilas que cada invierno heredaba de un primo mayor, cambiando una bonita escuela en la calle Camacho y un patio aun si cabe más hermoso en Santa Ana por la inmensidad de lo impersonal y extraño  
Barrio de Santa Ana.-
Era un bello jinete sobre mi patinete, burlando cada esquina como una golondrina, sin nada que olvidar porque ayer aprendí a volar…,
Y no volé, simplemente…, emigramos, un doloroso adiós, un tren de tercera, una vieja maleta y un adiós a la infancia precoz, que con nueve años me hicieron mayor, ¿dónde.., dónde fué mi niñez?...
Y en Madrid pasaron los años…
Mi madre crió canas pespunteando pijamas, mi padre se hizo viejo sin mirarse al espejo…
Sigo caminando por las blancas calles de mi pueblo cándido de color en las paredes, calles vacías de melancolía y repletas de nostalgia, y pienso… aquí, aquí quedo secuestrada mi niñez… 
Otra canción, otro poema canta el mismo autor, salté a mi adolescencia sin olvidar aquel pueblo claro de luz y limpio de corazón…


Colgado de un barranco duerme mi pueblo blanco, bajo un cielo que, a fuerza
de no ver nunca el mar, se olvidó de llorar… 
Este pueblo que tanto sufrió en aquellos años siniestros el abandono involuntario de sus hijos, al que se le vaciaron colegios, le llenaron sus calles de ausencias, no se le olvidó llorar…
Me detengo en la puerta de la que aquí fue mi última escuela, trato de razonar porqué mi familia como tantas otras  tuvo que abandonar nuestro hábitat natural, empezar una nueva vida en tierras extrañas, insólitos trabajos, ajenos colegios, letras intrusas agregadas a  nuestro particular vocablo, za, ze, zi, zo, zu…
Quiero olvidar aquel pasado, quiero disfrutar este presente, quiero fundirme  de nuevo en el viejo empedrado de la calle Minas, reencontrarme con mis amigos, pero, ¿donde, donde están mis amigos de la niñez ?...
Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer…

¿Por qué hay que volver a escapar?, esta tierra no está enferma, hoy quiero recuperar las sensaciones que deje impregnadas en las calles aquel ayer, porque hoy es el mañana, ¿me siento nuevamente niño?, ¿será que estoy recuperando el ayer y si,  si algo hay que hacer…?
Ausencias, soledades, recuerdos… me llevaron inevitablemente al final de la calle  Cervantes, otro cambio de mí niñez, ya no existe aquella centenaria casa de mis abuelos paternos, me detengo frente  a la calle Juan Pérez para recordar el viejo postigo que daba a la parte trasera de la casa por el enorme corral…, que horror ya no existen, la casa, el corral, la vieja puerta, ahora todo es nuevo, distinto, impersonal…
Ello me hace repasar, poner en orden mis pensamientos  y sentarme en un umbral del  pequeño jardín que hay  justo enfrente  y reconstruir con recuerdos y vacios cualquier conversación  que bien se podría haber originado a la sombra de la higuera de aquel corral con mi abuelo Frasco, en aquel hermoso pueblo, en aquella vieja casa blanca de un enorme corral y un viejo postigo, muchas palabras y frases lamentablemente desaparecidas de nuestro peculiar diccionario de la Sierra Norte y que hoy las generaciones posteriores no conocen y necesitan traducción.

Hola abuelo,
 Hola canete (niño de pelo claro, casi rubio)  ya vienes de la escuela, entra por el corral que abuela esta algofifando  el saguán (fregando el suelo de la entrada a la casa), yo le he ayudado dando un baleo (barrer, limpiar) a la cosina y barriendo la puerta del postigo que estaba llena de cagarrutas (excremento de ovejas).
¿Qué tal te ha ido hoy gorriato (gorrión) en la escuela?,
vengo arrengao (cansado) con la talega (bolsa  para portar alimentos) de pan,
he tardado un poco más de la cuenta, la panadería estaba atente bonete (llena, a rebosar).
¿Has visto a tu prima Fali que viene hoy a comer?,
No abuelo, ya sabes que se queda siempre de bolín bolán (entretenida)  con las amigas?
¿Qué comemos hoy?, gasapo con chícharos (conejo con alubias),
sabes, le ha dado una alferesía (ataque) a la coneja parda y le he dado un garrotaso (golpe con el bastón), a tu abuela le ha causao un bochinche (disgusto), dise que la parda  estaba criando y era un animal muy cariñoso.
¿Sabes cuando viene mi padre de dómia (pasar unos días en el campo trabajando)?,
Creo que el domingo, antié (anteayer) mandó La Mora (burra de mi padre) con las angarillas (serón para llevar cosas en las caballerías) con  Juanillo el porquero (cuidador de cerdos) para que tu madre le lavara el jato, la chambra y la jaqueta (ropa de campo).
Abuelo, esta tarde he quedado con mis amigos para echarnos una luria (defenderse a pedradas) con los de Santana.
Ten cuidao  gorriato no vengas con alguna pitera (herida) en la cabesa…

Qué bonito era el seseo que me hizo perder D. Cirilo, mi primer maestro en el colegio Onésimo Redondo de Madrid, que peculiar  aquella jerga casi olvidada que fluye de nuevo en mi particular diccionario.
El ruido de un coche, inevitable sonido estridente de los tiempos modernos me saca de mi abstracción, vuelvo a la realidad, me siento bienaventurado y con una extraña paz interior, pienso… ahora si  he contestado a mi pregunta,  ¿dónde.., dónde fué mi niñez?...
Aquí he recuperado mi niñez.

Rafael Candelario Repisa
Guadalcanal, verano 2015



sábado, 19 de septiembre de 2015

Adelardo López de Ayala o el figurón político-literario 8

Duque de Montpensier

Capitulo VIII

UN AGITADOR COMEDIDO

Las esperanzas que pudieron quedarle a Ayala de escalar los  pináculos gubernamentales se desvanecieron completamente. O'Donnell fué arrojado de Palacio, primero, y después, bajó a la tumba. El partido que el Duque de Tetuán acaudillara no gobernaría nunca. Y si Ayala, desde las deshechas filas de la Unión Liberal, pretendiera pasarse a los reaccionarios, éstos no le habrían readmitido.
Pero Narváez murió también, y González Bravo, su sucesor, no inspiraba aquel espanto que contenía a los revoltosos. Se empezaba a conspirar contra Isabel II, juzgándose posible revolver el río, con ganancia segura para los pescadores. Y hemos explicado que nadie tenía tantos y tan ardientes deseos de una pesca de cargos públicos como nuestro biografiado.
Ayala se dedicó, pues, a conspirador. Pero afiliándose al grupo de los conspiradores sensatos. Esto es, de los que no querían arriesgarse a salir de la Monarquía, ni de la borbonería siquiera. De aquellos que se contentaban con pasar la corona a la Infanta Luisa Fernanda, y a su esposo, el Borbón-Orleans Duque de Montpensier, organizando una revolución familiar. La familia real seguiría reinando y continuaría gobernando la familia gobernante, sin más que los naturales ascensos en los miembros postergados de ambas familias. Este era el proyecto que cautivó a Ayala.
No hemos de decir nada sobre lo elegante de proyecto tal. Aunque sí defenderemos un poco a Isabel II, perfectamente defendible contra sus adversarios de la aludida banda. La Reina era un tanto absolutista y otro tanto la ladrona, y como mujer resultaba un perfecto pendón. Y atacarla por su manera de reinar y aun por su modo de vivir estaba bien que lo hiciesen quienes jamás le hubieran tolerado ninguna de ambas cosas. Pero ¡caramba!, que lo hiciesen políticos que el Gobierno y la Administración ocuparon con ella, acaudillados por un hombre que con ella ocupó el lecho... A esos les molestaba solamente que Isabel II tuviese otros ministros y otros favoritos. Iban nada más que a probar fortuna con Montpensier, y aun con Luisa Fernanda, si le daba por ahí.
Ayala formó con estos nobles y honestos caballeros, haciendo ascos no más que a Prim y a los republicanos. Con los republicanos todavía transigió algo, porque creía firmemente, y así lo declaró después, que no podrían aspirar a traer la República. Pero con Prim no quiso trato ninguno, mientras fué ello posible, adivinando que el general demócrata se impondría y que consideraría incompatibles la democracia y los Borbones. E hizo más que no querer tratos con el héroe de los Castillejos: procuró eliminarle de la acción revolucionaria.
Mas antes de hablar de esto queda algo y aun algas por decir. Montpensier había repartido su confianza entre Ayala y el general Dulce, y éste, guerrero mejor que intrigante,, dejó todos los manejos de la conspiración a su colega político. Así fué Ayala quien pactó con Serrano, el general bonito, que decía Isabel II cuando fué su amante, deshonrando el movimiento que en nombre de la honra iba a hacerse. Sin perjuicio de redactar después el célebre Manifiesto de Cádiz, que todo lo atribuye a la defensa del honor público y privado. La jefatura de la Revolución por Ayala la tuvo el Duque de la Torre.
De la habilidad, de la astucia, del arte con que conspiró Ayala hay que hacer elogios. Siendo el alma de los trabajos prerrevolucionarios; consiguió que no sintiese la, tierra los pasos que daba en esa dirección. Cierto que fué desterrado a Lisboa; pero en aquellos momentos se desterraba a todo el mundo. Y a Ayala se le permitió volver pronto a España, fijándole la residencia en Guadalcanal, y aun consintiéndole que pasase en seguida a Sevilla, donde estaba el Duque de Montpensier. Allí no visitó una sola vez a éste, bien que estuviese a diario en contacto con él.
Gertrudis Gómez de Avellaneda les servía de agente de enlace. Pues Ayala utilizaba una vez más de su doble profesión. Entonces escribió como nunca había escrito, publicando multitud de artículos y poesías, para encubrir con sus trabajos literarios sus políticos manejos. Y a casa de la poetisa llegaba todos los días en clase de colega. Ella, todas las noches, acudía a la tertulia de la Infanta Luisa Fernanda. De este modo iba conspirándose, entre floridos párrafos y musicales estrofas.
Además, Ayala, por si la política le salía una vez más torcida, preparó entonces mucha de esa labor teatral, que ya le resultaba siempre a derechas. En aquel tiempo planeó y escribió trozos de una obra sin título, con la que se proponía ridiculizar las formas del Yo más idólatras; una zarzuela en tres actos, que titulaba El cautivo, y cuyo protagonista sería Cervantes durante su africana esclavitud; un drama lírico, El último deseo, en el que avanzó mucho, y otro drama, El texto vivo, del que sólo hizo el argumento, que por cierto coincide con el de la novela Incesto, de Zamacois. Pero no terminó nunca ninguna
(.le estas obras, pues la Revolución lo hizo ministro, y ya no se ocupó más de la literatura. Sólo mucho después había de acudir, y como cosa excepcional, al Teatro, con su comedia Consuelo.
Ocultando así la labor revolucionaria bajo el pretexto de sus trabajos de escritor, llegó Ayala a formar el frente único contra el trono de Isabel II. Ya no era posible prescindir de Prim,  r` pues incluso con los republicanos se había puesto de acuerdo, encargándoles de la tarea de preparar las guarniciones de Ceuta y Melilla. Vallín, Peralta, Rancés, Sánchez Silva, Salvoechea, Cala y La Rosa estaban al fin en contacto con Ayala. Y todavía éste ni se comunicó con los' progresistas de Madrid, ni habló con Merelo, que representaba a Prim en Sevilla. El mismo Montpensier .tuvo que advertir, alarmado, a su segundo del peligro que encerraba semejante apartamiento.
La Avellaneda llevó el recado. "Se sabe que, de no traerse a Prim, vendrá solo y por su cuenta." Ayala, entonces, envió el barco en que había de hacer el viaje desde Londres hasta Gibraltar el refugiado en Inglaterra. Pero todavía quiso hacer que el movimiento se produjese antes de la llegada de Prim. Y, al efecto, se precipitó personalmente en la acción.
Con el otro barco, que salía para traer de Canarias a los generales desterrados Duque de la Torre, Caballero de Rodas, Serrano Bedoya y López Domínguez, partió el propio Ayala. No quiso encomendar a nadie el cuidado de recoger a Serrano y sus lugartenientes, temeroso de que cualquier falta de celo ocasionara siquiera un retraso. Tal era su impaciencia por tener quien se pusiese a la cabeza •del movimiento, dejando a Prim en un puesto secundario, desde donde no pudiera torcer el rumbo apetecido. Ese rumbo, que conducía a la continuación del régimen monárquico, con también una hija de Fernando VII en el trono y un Orleans consorte en clase de borbónico incremento.
Semejante mínimo cambio era todo lo que pretendía Ayala; para hacerlo, y que no se hiciera nada más, conspiró, y a una revolución que solamente eso trajera fué a la que se lanzara. Si luego las cosas vinieron de otro modo, trayendo, cuanto trajeron, no ocurrió por culpa de Ayala, en verdad, quien al actuar de agitador procedió con perfecta mesura.
Claro que, como entre lo que traían las cosas al venir desbordadas estaba una cartera, no resultaba posible resistir la tentación de tomarla a un aspirante a ministro con múltiples años de antigüedad. Y el más convencido de los montpensieristas admitió formar parte del Gobierno provisional, aun cuando ya no era de creer que al hacerse definitivo el Gobierno ocupase el trono Luisa Fernanda.
Pero antes de terminar con Ayala conspirador, queda un dato que añadir. Y lo añadiremos, pues revela su prudencia y apunta su probidad.
Tenía Ayala, mientras duró la conspiración, abiertas las cajas del Duque de Montpensier. Sin obligación ni posibilidad de dar cuenta de su empleo, manejaba fondos cuantiosísimos. Y vivía muy pobremente, en casas de huéspedes baratas, no permitiéndose lujos ningunos.
Así probaba a los espías del Gobierno que su vida era la de un escritor, sin otros ingresos que los de su trabajo. Y así hacía ver a los compañeros de conspiración que del dinero dado para hacerla nada distraía en provecho propio.
Conspirando fué, pues, Ayala prudente y probo, á la par. Un hombre de orden que el desorden fraguaba muy ordenadamente.

Luís de Oteyza
Vidas Españolas e Hispano-Americanas del Siglo XIX


Madrid, 1932

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Datos de Guadalcanal 1973

Cosas de casa

MOVIMIENTO DEMOGRÁFICO
En el primer semestre del ano actual ha habido estos

NACIMIENTOS:
Rafael García Blanco, Rafael Díaz Guerrero, Pedro Manuel Boza Martínez, Ana María Cabeza Gordon, María Dolores López Noguero, María del Pilar Torres León, María del Carmen Paniagua Caballero, José Ángel Martin Chaparro, Amadora López Vaquera, Jesús Javier Pérez Criado, Luis Carbajo Ordoñez, Jorge González Gálvez, Julián García Chaves, María del Ara Rivero Jiménez, Javier Fernández Herrero y Francisco José Chaparro Díaz.

MATRIMONIOS:
Juan Salguero González, con Carmen González Vázquez, Juan Moreno Rivero, con María Jesús Hernández Gordón, Tomas Yanes Conde, con Joaquina Mallen López, Antonio Valverde García, con Juana Cumbres Rincón,José Duran Gallego, con Isidora Guerrero Criado, José Mendoza Rincón, con Ana María Infantes Parrón, Antonio Llano Muñoz, con Rosa María Nogales López, José Ramírez Aguza, con Josefa Megías Prieto,Antonio Pinero Criado con Carmen Galván Arcos, Joaquín García Rivero, con María Dolores Morente Caro, Pedro Nieto Nieto, con Josefa García Chaves, Policarpo Martínez Lameda, con Josefa Arcos Heredia, Rafael Riaño Cortes, con María del Carmen Delgado Gallego.

DEFUNCIONES:
Josefa Rivero Rivero, Carmen Gálvez Blandez, Juan Trancoso Gil, Manuel Romero Jiménez, Rafael Martin Romero, Herminia Zambrano Rivera, Federico Gullón Pérez, Francisca Martin, Rivero, Carmen Rivero Sánchez, Marcelino Ceballo Cortes, María Robledo Cabeza Chamorro, Toribio Blanco Ortiz, Joaquina Bernabé Cordero, Alfredo Yanes Sanz, María Ortega Espínola, Faustina Murillo Rebollo y Antonio Sánchez Pineda.
Guadalcanal, 30 de junio de 1973.


NUESTRO PARQUE DE VEHICULOS:
Sin contar los tractores y velomotores, el parque de vehículos de motor en Guadalcanal estaba integrado el 30 de junio de 1973 por los siguientes:
TURISMOS
Citroen, todos los tipos.- 52, Seat, todos los tipos.-51, Renault, todos los tipos.- 22, Land  Rover.- 6, Morris.-3, Simca.-2, Dogge-Dar.-2, Austin.-.1 y Jeep-Viasa.- 1
FURGONETAS          
Auto-Unión.- Citroen.- 7, D.K.W.- 3, Mercedes-Benz.-2, Sava.- 2, Alfa Romeo.-1, Jep-.1 Renault.- 1       
FURGONES
Mercedes-Benz.- 3, Seat.-1
CAMIONES
Barreiros.- 3, Pegaso.-3, Sava.-2, Avia.- 2
MOTOCARROS
Trimak .-6, Roa.-1, Iso.-1
MOTOCICLETAS
Vespa.-30, Ossa.-9, Montesa .-8, Lambretta.-. 5, Guzzi.-5, Bultaco- 3, Ducaty.-3, Derby.-2, Iso.- 2, Lube.-2, Roa.- 2, A.M.S.- 1, Motobic .-1, Sangla 1, Tetran.-1, B.J.R.-

CONSEJOS PARA ANDAR POR CASA:
El Servicio Meteorológico Nacional nos tiene dados estos consejos para los casos de tempestad atmosférica:
1.º No refugiarse nunca y por ningún motivo debajo de un árbol o dentro de una choza. Especialmente son peligrosos si están aislados. Los arboles que forman bosques son menos peligrosos.
2.° Dentro de las casas de campo, cerrar las puertas de entrada y vidrieras o ventanas. No acercarse a las chimeneas. No pisar en suelos húmedos  con calzado mojado.
3.° No asomarse a las puertas de las casas para contemplar las tormentas.
4.° Las paredes exteriores de las casas y los bloques grandes de piedra que estén mojados son zonas de peligros grave.
5.° En los trenes, automóviles y tractores se deben cerrar las ventanillas en caso de tormenta. Los automovilistas deben bajar las antenas de radio.
6.°. Es conveniente no estar junto a los animales, especialmente si están mojados debiendo apearse de las caballerías y alejarse de ellas.
7.° No manejar herramientas ni objetos metálicos durante las tormentas.
8.° Si no tenemos otro refugio que los arboles, preferir los de corteza lisa a los de corteza rugosa.
9º Es imprudente permanecer junto a los postes y tendidos de conducción eléctrica.
10.º Es peligroso correr cuando hay tormenta.
11.º El peligro del rayo es mayor en los edificios de techo ligero que en los de construcción solida.
12.° Todo lugar prominente o aislado esta más expuesto a recibir los rayos que los terrenos llanos.
13.° Los terrenos arcillosos reciben más rayos que los calcareos.
14.° El peligro es. mayor junto a arboles o postes enfermos que junto a los sanos.
15.° En las viviendas o edificaciones con las puertas y ventanas abiertas hay mas exposición que si estuvieran cerradas.
16.° En pleno campo, de pie, se está en mayor peligro que estando tendido.
17.° Evitar los lugares donde haya caído algún rayo con anterioridad.
18.° Apartarse de las masas y vallas metálicas.
19.° En un paraje arbolado no guarecerse debajo de los arboles más altos.
20º. No tocar La instalación eléctrica del local donde uno se encuentra. En los dormitorios retirar de las camas metálicas los interruptores (peras).
21º. Los edificios construidos a base de cemento y hierro son muy seguros.
22º. Dentro de las viviendas, alejarse de las cocinas y habitaciones con chimeneas, cerrando la puerta.
23º. Es inconveniente, si se está en lugar poco seguro, abandonarlo para buscar otro mejor .; hasta que se aleje La tormenta.
24º. Son lugares seguros las zonas protegidas por la acción de los pararrayos.
25º. Conviene quitar los fusibles o saltar el «chivato» de La entrada de energía eléctrica de la vivienda.
26º. Dentro de la casa, La máxima seguridad, se tendrá en La cama, sobre todo si es de madera.
Como los rayos matan, muchas veces, por las lesiones que originan en el sistema nervioso, es muy conveniente practicarle La respiración artificial a los siniestrados.

VIAJEROS
En estos últimos meses han visitado Guadalcanal, entre otros muchos, don Rafael Fontán Ortega, don Andrés Romero García, don Manuel Pinelo Criado, don Joaquín García Chaves, don Cayetano Chaves Bernabé, don Ignacio Cabeza Villaverde y señora, don Rafael y Antonio Romero Carmona, don Adrian Sabido de Castro y señora, don Manuel Alonso Silva, don Antonio Limones Mirón, don José Luis Yanes de La Rosa, don José Fontán Yanes, don Antonio Yanes Vázquez y señora, don Rafael Herrera Castellón y señora, don Juan Blandez Limones, don Francisco Muñoz Jiménez y señora, don José A. Rincón García, don Francisco Ríos Rivero y señora, don Miguel Rodríguez Páez y señora, don Antonio Barrera Puente, don Francisco y José Guerrero Pinelo, don Antonio Vázquez Rodríguez, don Antonio Vázquez Gálvez, don Juan Antonio Villaverde Chaves, don Antonio Pérez Fontán, don Manuel 'Pérez García.

¡DIOS LE GUARDE, SR. ALCALDE!
¿Seria mucho pedirle, señor, que todos los libros y papeles, legajos y protocolos que, en montón informe, se hacinan en un salón de la Casa Consistorial, se trasladaren al flamante edificio de La Biblioteca Municipal, una vez que le hayan entregado esta?
Delante de La fachada sur del templo de Santa Ana hay una buena extensión de terreno a la que nunca se le ha sacado a juicio de algunos pogos, el partido que puede dar. ¿Disparatado que V. S. pretendiere realizar allí una bella obra?
Tenemos que decir «no»:
— a esos días, mejor, a esas noches —pocas, por ventura— en que la pobre tensión en La red de alumbrado público, mantiene focos apagados en crecido porcentaje;
— a la falta de conciertos de La Banda de Música, en el Paseo del Palacio, durante las tardes y noches de los días festivos.
Tenemos que decir «si»:
— a La reaparición de nuestra Banda Municipal de Música;
— a las pavimentaciones de las calles de no primer orden, que se están llevando a cabo que suplirá, sin duda, la falta de Ambulatorio mientras esta falta perdure;
— al alumbrado público; el mejor, sin apasionamiento, de todos los de la comarca. Queremos decir el mejor conseguido. Y sabemos que lo ha sido por mor de no querer el Mando sabérselas todas y dar vía libre a la técnica. ¡Bien por el Mando!

El Bizco de la Mula
Revista de feria 1973

sábado, 12 de septiembre de 2015

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 72


El asentamiento de los trabajadores

Un colectivo de tal magnitud reunido en torno a la explotación generaba una cantidad muy importante de necesidades de vivienda, abastecimiento y asistencia sin precedentes  en España. El yacimiento minero estaba situado a una distancia de aproximad cinco kilómetros del casco de la villa, lo que trae como consecuencia la formación allí de un poblado minero ex novo y el que las actividades de la explotación incidan mucho menos en la villa andaluza, que nunca se convierte en una “ciudad minera”, que Almadén, núcleo que debe su existencia a la mina.
Aunque fuera durante un período corto de tiempo —solamente diez años—, una fuerza de trabajo de en torno a 500-700 hombres, que en determinados momentos superaban los 1.000 e incluso los 1.300, suponen una aglomeración cercana a las 3.000 personas, muchos de ellos estaban acompañados de su familia y administrativos, técnicos e incluso guardas, disponían de un servicio, a veces numeroso. Además, los servicios, abastecimiento y transportes requerían un colectivo numeroso de personas que los desempeñen amén de
“infinitos bodegoneros, vivanderos y alcahuetas que cometían muchas usuras encareciendo los mantenimientos” 115
La mayoría de esta aglomeración —excluidos los trabajadores avecindados en propia villa de "Guadalcanal" vivían en un gran poblado de chozas situado fuera de las tapias que delimitaban la explotación, construidas con paja y barro y en las que el fuego hacía presa con facilidad y frecuencia, algunas veces intencionadamente, como en el caso de buhoneros y vendedores, a quienes la propia administración de la mina incendia  sus chozas y les obliga trasladar su residencia al otro lado del arroyo. Los técnicos, vigilantes y destajistas habitaban en verdaderas casas, situadas en la zona de explotación, en las que disfrutaban de un espacio útil no demasiado reducido para la época —tres guardas, uno ellos casado, compartían una vivienda formada por 6 piezas—. El personal de la admiración habitaba un conjunto de casas formadas por más de 80 piezas, de las que el mayor inconveniente era su situación en plena zona de trabajo, exactamente en el gran corral donde se efectuaban las operaciones metalúrgicas.
La mayoría de las viviendas se construían de un material tan fungible que en 1576, cuando se efectúan los inventarios para la enajenación de las instalaciones, no quedaba rastro alguno de las destinadas a los trabajadores. Sí permanecían, sin embargo, las destilas a técnicos y oficiales, junto con todas las instalaciones de la mina, que componían conjunto de gran extensión al que, con una enorme dificultad, hemos podido reconstruir en plano a base de las informaciones documentales, ya que una visita en la actualidad al lugar de las minas no permite descubrir rastro alguno de las antiguas instalaciones, salvo las entradas de las galerías y pozos y algunos restos de lavaderos de mineral construidos en los intentos de reexplotación que se efectuaron el siglo pasado.
Toda esta población se abastecía de agua en una pequeña fuente situada junto a las instalaciones fabriles, pero que
“falta en el verano, aunque bien cerca tienen agua (en el arroyo) de donde sienpre se ha proveido esta fábrica” 116
En torno a tan gran concentración poblacional se desarrollaron todo un conjunto de actividades auxiliares generadas por ella y por la propia actividad productiva de la fábrica. El orden público se aseguraba mediante la existencia de la cárcel, a cuyo cargo estaba un alcaide, funcionario de la administración a las órdenes del administrador y del juez 117 y necesidades de esparcimiento por la existencia de unos bodegones 118 que constituían el punto habitual de reunión de los trabajadores fuera de los turnos de trabajo. En febrero 1556, informaba Zárate:
“estas minas, como está dicho, están a una legua de Guadalcanal y por residir en ellos mucha gente han algunos puesto allí bodegones y hecho chozas para ellos donde residen de ordinario, y por la sospecha que había de que se hazían hurtos de metal, se proveyó que los dichos bodegones se alejasen de las minas y ansí lo mudaron algo lejos de ellas, de la otra parte del arroyo que pasa cerca de ellas y tanbién está proveido que los visiten muy a menudo para excusar los hurtos e fraude de los metales”.

En ellos prohibida la práctica del juego y la estancia de vagabundos, pero la reiteración machacona de órdenes recordando la prohibición indica .claramente que se trataba de una práctica habitual; como lo era también la prostitución, que no era perseguida y estaba prohibida sólo en el recinto de las minas, posiblemente más por razones laborales que por imperativos morales. Ejercían como prostitutas con frecuencia las propias esposas jóvenes de los trabajadores de la mina. Para las posibles necesidades de aquellos que residieran transitoria o eventualmente en la mina, la administración de ésta construyó un mesón que luego adjudicó por contrata al mejor postor 119          
La mina generaba igualmente toda una serie de actividades auxiliares que empleaban a un número muy considerable de trabajadores. La elevada cantidad de herramientas utilizadas en la mina precisaban de la existencia, en el momento de mayor auge productivo de cuatro herrerías trabajando a pleno rendimiento, que de igual forma funcionaban cinco carpinterías 120
«en casi ninguna otra cosa entienden, sino en calar de azero y amolar los instrumentos, y aún no dan abasto»;
El transporte era, también una importante actividad generadora de empleo. Tanto para el abastecimiento de plomo, leña, madera y carbón, principales artículos de consumo en la actividad productiva de la mina, como para el envío de la plata producida a Sevilla se empleaban carretas tiradas por bueyes y mulas, si bien la aspereza de los caminos obligaba en muchas ocasiones, especialmente en invierno, a sustituirlas por el acarreo a lomos de los propios animales. Del estado de los caminos de acceso da idea el que cuando el técnico alemán J. Wittenberger llega a las minas en 1556 procedente de la Corte, el administrador se ve obligado a enviarle a buscar a Llerena con tres cabalgaduras, porque “entendió que las postas no podían llegar con él a las minas”. Algo se solucionó después el mal estado de los accesos en un amplio radio en torno a la fábrica, mediante la aplicación a su arreglo de una parte de las penas pecuniarias impuestas por el juez de las minas.
Al cargo del servicio de transporté había un maestro carretero a cuyo cuidado se encontraban 128 bueyes y un número  indeterminado de acémilas 121. Dado que existían ocasiones puntuales en que era preciso un incremento del transporte se recurría entonces alquiler de los servicios de arrieros profesionales, lo que encarecía extraordinariamente el costo de los portes ya de por sí muy elevados en la época. Esta falta de autonomía de las propias empresas mineras para efectuar el transporte recurriendo a sus propios medios llevó en ocasiones a graves problemas de abastecimiento de artículos esenciales, caso por ejemplo de 1570, en que por motivo de la rebelión de los moriscos en las Alpujarras se embargaron todas las recuas de arrieros que recorrían la mitad sur del reino y la dirección de las minas se encontró sin posibilidad de efectuar transportes, si bien consiguió del Rey la consideración de caso especial l22. 

115 Cfr. GONZÁLEZ, T.: Noticia histórica..., vol. I, p. 367.
116 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 265, s.f.
117 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, A.G.S. 8, fol. 2.
118 Respecto a los bodegones, escribía la Princesa Gobernadora a Zárate en Febrero de 1556:
“En los bodegones que hay para bastimento de la fábrica, debéis mirar y prover que no les pueda dar ninguna parte de los metales y hazerlos requerir y visitar muy a menudo, apercibiéndoles que si les hallare qualquier cosa dellos, por pequeña que sea, han de ser castigados, y dareis orden que estén arredrados de los pocos y fundiciones y lavaderos, y de la casa donde se han de guardar los metales”.
Cfr. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., carta de la Princesa Gobernadora a los oficia Guadalcanal, de 24 de febrero de 1556. Sobre bodegones, cfr. A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas.  Minas, Leg.° 1, fol. 10 y A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 52. Sobre prostitución este último y A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 46; escribía el entonces administrador  Diego López:
“no hay ni ha habido en el recinto de las minas) sino mugeres casadas y tan grandes bllezas  que a los negros creo rogaban ellas".
En el recinto minero no se ha permitido presencia de mujeres de dudosa reputación ajenas a los trabajares:
“sepa vuestra merced que vierto no hay ni ha habido muger en estas minas soltera ni casadas  con marido ausente ni ninguna que tal alcahuetería hubiese menester, porque las que ha habido y hay son mugeres de trabaxadores viejas y algunas mozuellas casadas tan grandes bellezas cuanto se puede encareszer”.
Cuando el juez de las minas castiga a la picota por alcahueta a una morisca mujer de un indio trabajador, de la explotación, el administrador le desautoriza.
Otros servicios auxiliares de las explotación en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 61, fc
En relación con la vivienda, la anarquía de instalación inicial de los trabajadores se intentó solución mediante la asignación de un lugar y la confección de una especie de plan de urbanismo que raciono el asentamiento; en la instrucción a Zárate de mayor de 1556 ya se realizaban estas previsiones:
“que haga pasar con toda brevedad todas las chozas de los trabajadores que al presente las minas ha lugar que le tengo señalado y le rreparten los sitios uno a uno y lo mismo con los que de nuebo vinieren”.
Igualmente, se reglamenta el asentamiento de las actividades destinadas al solaz de los trabajadores “Que quite luego los bodegones y tabernas de donde están y dexando solamente los que les paresliere ser nescesario para probeher la gente que anda en las dichas minas, les señale que ansy an de quedar sitios donde se pasen en la parte donde tengo señalado. (...) Otro: ninguno tabernero ny bodeguero ny otro ninguno oficial ny mugeres alcahuetas ny otra ni persona fuera de los que tienen cargo y officio en las dichas minas y trabajan en la labor no pueden estar ny. rresidir (...) sino fuere teniendo para ello licencia";
A.G.S. Patronato Real, Leg.° 26, fol. 158.
119 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 2.
120 Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fols. 29 y 30. A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, de GONZÁLEZ, T.: Noticia histórica..., vol. II, pp. 216-217.
121 En 1561, ante la necesidad de incrementar el acarreo de maderas para la construcción de edificios, entibación y demás obras de las minas se compran en Anoche y El Cerro (tierra de Sevilla), 50 bueyes a n precio de 6.500 maravedíes cada uno, operación que asciende a un total de 325.000 maravedíes; cfr. González, T.: Op. cit., vol. II, pp. 84 a 86. En 1564 había 28 acémilas y 4 mulas "no acierto a entender a distinción", que se habían comprado en la feria de Villalón. Al igual que para el transporte, también rara mover las máquinas se alquilaban acémilas, aunque por parte del administrador se aconsejaba que, lada su carestía "de 187 a 238 maravedíes diarios, sensiblemente más que un trabajador" y su menor eficacia se invirtiera en la compra de las necesarias:
“Animismo conviene que las bestias que traen los yngenios sean de V.M. porque las de particulares ganan muchísimo y hazen muy poco de andar aprisa o a espacio se pierde lo que no podrá V. Magd. creer. Debría mandarse enviasen dos docenas de azémiles porque las que se hallan alquiladas vienen tarde y vánse tenprano y son menester a todas oras y una que falten se pierde más que vale”;
cfr. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 120; Leg.° 52, fol. 90; Leg.° 31, fols. 43 y 62.
En 1563, la mina vendió en las gradas de Sevilla 8 acémilas y 4 mulas, 2 de ellas a 22.500 maravedíes cada una; 2 a 12.250; 1 a 15.000 y 2 a 10.500. Las 4 mulas se vendieron en 15.513 maravedíes cada una.

122 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 103, fol. 12.

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿Hermano trae necesidad?

Vidas de los  religiosos legos fray Diego Sánchez y fray Diego de Guadalcanal

Fray Diego  Sánchez fue natural de Ayamonte, tomó el hábito para lego en el convento de San Francisco de México. Anduvo siempre descalzo hasta su última vejez. Era muy quebrado y sufría su mal con mucha paciencia, aunque eran muchos los dolores que sentía. No bebía vino hasta que estuvo muy cercano a la muerte, por su mucha necesidad y era muy abstinente. Era dado a la oración en la cual tuvo mucha perseverancia. Lo que más resplandecía en este siervo de Dios (aunque en todo se mostraba muy gran varón) fue la caridad, porque parecía andar deshecho en ella. Fue muchos años refitolero en el mismo convento de San Francisco, en el cual oficio se mostró tan amoroso con los frailes que jamás les negó cosa que le pidiesen por amor de Dios, y mientras más daba parece que más abundaba todo. Llegó un año a valer tan caro el vino que fue exceso; por lo cual, como el guardián sabía que fray Diego no negaba nada de lo que se le pedía, le mandó que a nadie diese vino si no fuese por orden suya. Después de muy examinada su necesidad porque no había más de una pipa en el refectorio. Oyólo fray Diego, y como tenía hecho hábito de dar lo que le pedían, cuando le nombraban a Dios y le ponían su santo amor por delante, olvidó se del mandato del guardián y no cesó de continuar en su caridad; y como ya las tazas ordinarias de la mesa eran menos y las extravagantes no tantas; crecieron en secreto más las peticiones al refitolero; el cual preguntaba al que pedía diciendo: ¿hermano trae necesidad? Y respondiéndole que sí, decía luego: pues contra la necesidad y caridad no hay mandamiento.
De esta manera consolaba a todos cuantos llegaban sin reparar en el gasto excesivo que hacía; porque era más que el que solía tener antes de ordinario; y como esto iba encaminado al celo de la caridad y a la necesidad del prójimo. fue Dios servido de irlo multiplicando en tanta manera que duró la pipa mucho más tiempo del que había de durar, aun por la orden que el guardián lo había mandado; siendo así que aun la mitad de aquel tiempo no pudiera si Dios, con sus poderosas manos, no 10 hubiera ido exprimiendo de la vid y cepa de santa misericordia que el que en Canaá de Galilea tuvo poder de convertir el agua en vino. en la necesidad del combite y comida, donde fue llamado, le tuvo también en esta ocasión para hacer que el vino se multiplicase en poder de su siervo fray Diego; el cual, con fe viva, de que no le faltaría 10 que por su santo amor distribuía y daba, no reparaba en darlo cuando lo pedían. Era juntamente hortelano, con ser refitolero y trabajaba en la huerta los ratos que le vagaban del refectorio, con tanto cuidado que parecía, en la limpieza y mucha planta con que la .tenía, que no cuidaba de otra cosa. Tenía quien le ayudase en este trabajo pero no se reservaba de cavar con sus propias manos. Nunca le faltaba verdura en la huerta, en todo tiempo, ora fuese de invierno, ora de verano, para el convento y otros muchos devotos que venían o enviaban por ella; y era tan linda en todo tiempo que más parecía milagrosa que sembrada y nacida naturalmente. Y no es maravilla pues cuanto hacía era en orden de servir a Dios y de hacer bien al prójimo; y era para los santos y siervos de Dios (como él decía) en cuyo servicio se esmeraba. Cansó se el santo lego del oficio de refitolero. no por flojedad ni ocio, que en dejarlo pretendiese.
Sino porque él de suyo es cansable; y porque como sus años eran muchos le afligía ya mucho más la quebradura de que era apasionado. Pidió con instancia dejarlo. lo cual le fue concedido y absuelto de él, un sábado por la mañana. Luego a la tarde le enviaron por limosna de pan. como se acostumbra. Él, muy contento de verse libre del refectorio. fue a su demanda como otras veces 10 había hecho siendo refitolero. Y llegando a una casa a dar golpes a la puerta salió a él un feroz perro y le mordió una pierna, pasándole la pantorrilla de parte a parte con los dientes. Volvió se a casa muy lastimado y lleváronlo a la enfermería. Estuvo en la cura más de tres meses, el cual tiempo andaban los frailes descarriados en el refectorio; porque no hallaban en el que le sucedió la caridad con tanta abundancia como en él tenían; todos (en especial los mozos) iban a él y le decían que por haberlos dejado huérfanos y desamparados, por buscar su sola quietud, había permitido Dios que el perro le mordiese y que estuviese padeciendo lo que nunca le había acontecido en tantas veces como había ido a pedir limosna. Lloraban con él y él se enternecía con ellos; y viendo el amor con que sus hijos le buscaban como otro San Martín, que movido de caridad decía a Dios: si todavía soy necesario no rehúso el trabajo, decía el santo lego: Aquí estoy.
Hágase la voluntad de la obediencia y no la mía. Volvió el prelado a mandarle que prosiguiese en su oficio; y así lo hizo con gran júbilo y placer de todos. Estuvo algunos años después hasta que agravándole la enfermedad con otras que le concurrieron lo dejó y fuese a morar a la provincia atonitica, donde había comenzado a gustar en la oración y recogimiento los gustos del Señor en los principios de su frailía, en compañía de religiosos, grandes siervos de Dios, con quien en la religión se había criado. Allí servía a Dios con grande fervor de su ánima, dándose muy de veras a él en todo cuanto hacía. Sobrevínole una enfermedad de hidropesía en que padeció más de un año, y algunas veces le afligía en ella el demonio; y vez hubo que le arrojó de la cama al suelo. de que quedó muy lastimado. Pero como era éste el crisol en que Dios probaba el oro de su paciencia y sufrimiento no hacía sentimiento ninguno. antes decía: no piense el maldito que ha de vencer. aunque más patillas sea. Murió en la enfermería de México. a veinte y tres de mayo del año de 1610. y su cuerpo está sepultado en el mismo convento de San Francisco.
Aunque ha habido en esta santa provincia otros frailes legos, de quien justamente se pudiera hacer memoria. como de muy conocidos siervos de Dios, concluyo este tratado de los claros varones de esta provincia del Santo Evangelio con la vida de fray Diego de Guadalcanal, lego, por haber sido en muchas cosas semejante al bienaventurado San Diego de Alcalá; pues ya tenemos que en el nombre conforman y en el estado de legos y fueron también naturales de una misma comarca y tierra; es, a saber, el uno de San Nicolás, pueblo cerca de Constantina, y el otro de Guadalcanal; yen la vida y muerte harto semejantes también, como aquí parecerá. Tomó el hábito fray Diego de Guadalcanal en el convento de México y fue de los primeros que en esta provincia profesaron. Y como de su natural era hombre simple y sin malicia, de la que el siglo a sus hijos enseña, y se crió con santos religiosos, perseveró en aquella santa simplicidad por todo el discurso de su vida, que fue poco menos de sesenta años en el hábito de la religión, sirviendo a aquellos primeros evangelizadores de esta nueva iglesia con grandísima fidelidad y ejemplo de vida; ayudándolos a destruir ídolos y a plantar la fe del Evangelio.
Con el talento que el Señor le había comunicado. Fue amigo de los pobres y tuvo siempre cuidado, donde quiera que estaba de darles de comer y los socorría en sus necesidades. Era muy devoto y dado a la oración y recogimiento y muy observante y amigo de la santa pobreza. Tenía dichos y consejos saludables con que persuadía a la virtud a sus hermanos los frailes y a los seglares que lo trataban como amigo y celoso de 10 bueno, y enemigo de lo malo y vicioso; y a veces los ponía por escrito, porque más se dilatasen las fimbrias de su caridad. Visitóle el Señor (como lo había hacer con sus escogidos) al cabo de sus días, siendo de edad de más de ochenta años, morando en el convento de Tepeacac, con una enfermedad de las graves y recias que un cuerpo humano puede pasar; siendo (como fue) de sola una mano, como la que le dio y acabó al bienaventurado San Diego. de apostema o nacido en un brazo. Mas la enfermedad de este siervo de Dios.
Fray Diego fue cosa nunca vista ni conocida en cuerpo humano, como lo afirmaron el médico y cirujano que 10 curaron en la Ciudad de los Ángeles, hombres muy expertos en sus oficios; y así no le supieron dar nombre. Era una carnosidad que se le crió en el envés de la mano. a manera de clavo. que lo trajo atormentado, por espacio de dos años, en que se le dieron muchos cauterios de fuego y se le hicieron otras curas penosísimas que aunque parecía quedaba sano volvía luego a criar aquel clavo hasta que le horadó y abrió la mano de una parte a otra. y finalmente lo llevó a la sepultura, porque fue necesario ide cortando los dedos de la mano uno a uno. y al cabo toda la mano. Fue tanta la paciencia del siervo de Dios en este su trabajo que el médico y cirujano estaban admirados. y no 10 podían curar sin lágrimas, llamándole otro San Francisco porque nunca le oyeron quejar. ni decir otra palabra en los cauterios y tormentos. sino Jesús María. No menos quedó edificado de la paciencia el enfermero, el cual dio testimonio. que por todo el discurso de esta su enfermedad le sintió que traía grandísimas batallas con el demonio; porque pasando de noche por delante de su celda. descuidado. al servicio y necesidades de los otros enfermos, le oía hablar como si platicara con otra persona. Y parándose a escuchar a la puerta, entendía que confutaba al demonio las cosas que le ponía delante.
Hhaciendo cuenta de su vida y en 10 que había ofendido a Dios, y alegando que de aquello ya había hecho penitencia y que Dios era misericordioso. Y a otras cosas respondía que aquello lo había hecho por la obediencia y no tenía para que darle razón de ello. Otras veces parecía que lo tentaba en las cosas de la fe; y esta tentación, dice un padre sacerdote que había mucho tiempo que la padecía; porque morando los dos juntos en un convento le vio andar inquieto sobre esto e ir muchas veces al coro de noche. donde protestaba delante del Santísimo Sacramento que creía todo lo que tiene y cree la santa madre iglesia; esto protestó más de veras al tiempo de su muerte, recibiendo todos los sacramentos con grandísima devoción como la tuvo en vida, no dejando de oír todas las misas que celebraban en la iglesia de San Francisco de la Ciudad de los Ángeles, todo el tiempo de su enfermedad, hasta que murió bienaventuradamente en el Señor. y está sepultado su cuerpo en el mismo convento

 JUAN DE TORQUEMADA 
MONARQUÍA INDIANA CAPÍTULO LXXXIV