By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 28 de enero de 2017

¡Arriba ese ánimo, hombre!


Piropo a Guadalcanal de un Cazador de "Tercera"

He escrito mucho y bueno, aunque no sé si bien, sobre Guadalcanal. Y puedo afirmar que jamás me costó el  menor esfuerzo. Y es que, claro, cuando se escribe al dictado del corazón, el bolígrafo se desliza sobre las cuartillas que es una seda. Sin embargo, heme aquí que hoy, frío y fluctuante como un iceberg, no sé como emborronar un simple folio para el articulito que cada año espera de nosotros ese guadalcanalenlse de pro y entrañable amigo, Rafael “Electrovira", para su anhelada revista de Feria.
¿Cómo es posible que ese tan querido por mí pueblo de la Sierra, luminosa cuna donde mis hijos vieran la primera luz, se haya podido distanciar de mi ser de hombre que tanto admiró el lirismo de sus sierras, de su cielo, de sus aromas, de sus buenas gentes...?
¿Cómo es posible? Me vuelvo a Preguntar?.
¡Imposible!  Mi afecto por Guadalcanal siempre fue sincero, y esto es muy difícil poderlo desarraigar así por las buenas
¡Ni por las malas tampoco!
¿Qué entonces...?
Quizás aquella sorprendente humillación que sufriera en él (que no de él), por no saber andar, escopeta en ristre, por esos sus cinegéticos erizados, haya podido desequilibrar un tanto  mi sensibilidad, pero jamás pasó  de ahí. Otra actitud hubiera sido  totalmente injusta. Pues hay que pensar además que, lejos de sentirse  humillado, había que sentirse orgulloso  de que todo el desprecio que  uno haya recibido, haya sido sólo  eso, puesto que a un hombre jamás se le puede medir por su astucia de lobo tras la presa, sino por su inteligencia y sus sentimientos, y en este sentido, sí que estoy seguro de estar libre de todo pecado ante esta noble comunidad de Guadalcanal.
Por otra parte, hay que pensar en lo que aquel castizo y en tono tan castizo me dijera, compadeciéndose de mi abatimiento: "¡Arriba ese ánimo, hombre! Piense que Cristo Jesús, siendo quien era, sólo valió treinta moneas, y Vd. quinientas, ¡na menos!, que es lo que vale una perdiz hoy. En comparación, échele, échele el lápiz, y ya me dirá".

Quiero decir (¡y así lo he dicho!) en todo este largo preámbulo que este pueblo, como yo ante él, él también se encuentra libre de todo pecado ante mí, por lo que Guadalcanal siempre será para mí lo que siempre fuera. ¡Ese precioso, querido y añorado rincón de la Sierra Norte de Sevilla donde enterré con toda alegría y anhelo parte de mi vida!
¿A qué pues esta falta de inspiración mía para escribir sobre él...? ¡No lo sé! Pero lo que sí sé es que jamás me faltó un corazón asiiií de grande, por descontado que en estos precisos momentos tampoco, para lanzarle aunque sólo sea un piropo desde lo más profundo de mi ser, si es que no para escribirle un altisonante artículo. ¡Y ahí va!
¡Guadalcanal de la Sierra,
que anidas allá cumbrero,
como el que levanta vuelo,
para escapar de la tierra
y estar más cerca del cielo!

José Fernando Titos Alfaro.
Revista de Feria 1985

miércoles, 25 de enero de 2017

Guadalcanal, un pueblo en la memoria 14

XIII Guadalcanal  manantial de vida

Durante mucho tiempo y hasta los años cincuenta del siglo XX, se pregonaba y vendía el agua de nuestro pueblo en los trenes que iban de aquí a Sevilla. Esto sucedía principalmente en verano, y de ello se encargaba una mujer mayor que ofrecía un trago de agua fresca por un real (veinticinco céntimos de peseta) en un búcaro rojo hecho en la alfarería del Coso.
Siempre ha tenido mucha fama nuestra agua por su calidad, frescura y sabor agradable. Es rica en hierro y otras sustancias beneficiosas para nuestro organismo.
Guadalcanal tuvo muchos pozos, pilares, fuentes y abundantes veneros que acreditaban el gran caudal y la riqueza de su agua, hasta que se canalizó para llevarla a todas las casas del pueblo.
Hubo pozos en las calles Pozo Berrueco, Moro, Cervantes, Berrocal Chico, López de Ayala y San Francisco, que fueron tapados por encontrarse en la vía pública. Aún hoy día existen numerosos pozos particulares en la casas, aunque, por el poco uso que se hace de ellos, el agua no es apta para el consumo humano y su sabor es “salobre”. 
Existieron también varios pilares y fuentes, de los que aún quedan algunos. El "Pilar Grande" desapareció en 1943, encontrándose en el Coso, donde hoy existe la caseta municipal. También quitaron unos años después el “Pilarito Chico”, que estaba junto al que existe hoy día en el Coso. Este era un pilar muy largo y bajo, utilizado especialmente para que bebieran ovejas y cabras.
En la actualidad existen los pilares del Coso, de la Cava, en la calle Pilar, y el de Santa Ana.
También existen actualmente cuatro fuentes: la más pequeña, en la calle Berrocal Chico, la del Jurado, la de la plaza y la del Coso. La existente en la plaza tenía gran caudal de agua y surtía al antiguo matadero situado en el lugar que hoy ocupa la Biblioteca Municipal, así como a la tenería que estaba junto a él, por unas cañerías subterráneas.
La fuente del Coso fue inaugurada en 1944, siendo yo testigo de aquel evento a pesar de mi corta edad. Al acto asistieron el cura, revestido de capa, varios acólitos portando Cruz Alta, el alcalde y demás autoridades, acompañados todos ellos de banda de música y tiradas de cohetes. La inauguración de la fuente del Coso fue un gran acontecimiento al que acudió numeroso público.
Existieron tres lavaderos públicos, de los que solo queda, aunque no está en uso, el del Jurado, siendo el único subterráneo que existió.
Otro fue el del Coso, el mayor de todos. Se trataba de una nave cubierta a dos aguas, de grandes dimensiones, ocupándose prácticamente toda ella de pilas a ras de suelo, donde las mujeres lavaban de rodillas. Fue derribado hacia el año 1943.
El tercer lavadero fue el más famoso de todos, llamado “la Poza”, el cual se encontraba a final del Palacio, junto a la carretera, donde, además de lavar la ropa, se comentaban “las cosillas” del pueblo.

Copyright.- Rafael Rodríguez Márquez

sábado, 21 de enero de 2017

Guadalcanal en el ecuador de la edad Moderna y 7


Economía y sociedad de Guadalcanal en el XVII (séptima parte)

No se tienen datos exactos de los siguientes años de la centuria hasta el año 1683, poco explicable  una caída tan brutal en un corto periodo. El descenso de los años ochenta fue el resultado de la reforma fiscal emprendida en 1683 para adecuar la imposición fiscal a la devaluación monetaria decretada tres años antes. La reducción del valor de las alcabalas es aproximadamente de un 15% para el partido de Fuente del Maestre, de un 50% para el de Guadalcanal y de un 25% para el nuevo de Llerena, en tanto que las alcabalas de esta ciudad bajaban en un 32%.
Unos por ciento.-  La creciente presión de los gastos militares en el reinado de Felipe IV obligó a la Corona a buscar nuevas fuentes de ingresos para reforzar un sistema fiscal, que se revelaba insuficiente para sostener una política exterior cada vez más costosa. El principal medio imaginado para conseguir este objetivo fue acudir una y otra vez a las Cortes en solicitud de nuevos servicios, cuya financiación suponía la implantación de nuevas contribuciones que frecuentemente acababan convirtiéndose en nuevos impuestos. El más importante de ellos fueron los "cientos", que, en principio, pueden ser considerados como un recargo sobre la alcabala. La introducción del primer ciento se produjo, según Artola, en febrero de 1626 como uno de los medios para financiar el servicio de 12 millones aprobado días antes. El nuevo impuesto tenía sobre la alcabala la ventaja de su universalidad, pues gravaba todos los productos, excepto el pan, y se aplicaba a todos sin privilegios ni exenciones, por lo que es  un impuesto muy importante y casi equitativo comparado con otros muchos más gravoso en la época para personas sin recursos.
Estos cientos se fueron aplicando en años sucesivos según necesidades de la corona, en 1656 las Cortes aprobaban un tercer ciento, cuyo valor en el partido de Llerena es de 3.628.692 maravedís y 3.465.292 en 1657 y 1658 respetivamente.
Las cantidades que correspondieron a cada una de las villas y lugares de la jurisdicción de lccl6n del gobernador de Llerena son variables según las rentas de cada población en ingresos anuales, en Guadalcanal el año 1657 fue de 192.611 maravedíes y el año siguiente y debido a los factores de disminución fue de 142.765, entre tanto, el Llerena ciudad, estos dos años la cantidad fue igual, 794.889 maravedíes y en el reto de villas de la gobernación de Llerena fue igualmente igualitaria en bienio, por lo que solo se observa la disminución en Guadalcanal.
En 1664 las Cortes concedían el cuarto y ultimo ciento, quedando ya definitivamente imponía  la nueva lmposld6n.
El valor de los cientos en d partido de Llerena va disminuyendo progresivamente tal vez como consecuencia de una modificación del cupo asignado en consideración a los efectos desastrosos de la guerra de Portugal. Así, el valor del tercer ciento representaba solamente un 67% del primero. Con la introducción del  cuarto ciento se produce una nueva baja, quedando reducido cada uno por ciento a dos millones y medio de maravedís anuales aproximadamente, lo que significa algo menos del 50% del primer ciento.
La moneda forera.-  Era un impuesto de origen medieval que pagaban exclusivamente los pecheros cada siete años. Este impuesto se implantó como consecuencia de la práctica de los reyes, para procurarse recursos financieros en los casos de apuro, de rebajar la ley de la moneda manteniendo su valor nominal. Esta operación, que producía graves perjuicios económicos, obligó a los concejos a comprar al rey su derecho de acunar moneda durante un tiempo determlnado, que se fijó en siete años. La reparación de esta venta dio lugar a que se convirtiera en un tributo llamado "moneda forera". En el reinado de Carlos I, su tarifa se fijó en 8 maravedís de moneda vieja o 16 blancas para Extremadura y Castilla. Los Ingresos proporcionados por este impuesto eran, por tanto, muy bajos. Según Domínguez Ortiz en el siglo XVII no excedían de unos 20.000 ducados cada siete años.
La información conseguida sobre este impuesto en el partido de Llerena es muy pobre. El único dato importante es el de la paga realizada por la villa de Llerena de los siete años que cumplieron a fines de 1620, cuyo importe ascendió a 27.424 maravedís, que fueron aportados en su totalidad por su Ayuntamiento.
Los estancos.- Los estancos eran una de las regalías o derechos privativos inherentes al poder real. El estanco consistía en el monopolio por parte de la Corona de la producción y, o, comercialización de ciertos artículos. Desde el reinado de Felipe II, el estanco más importante por el volumen de sus ingresos fue el de la sal.
Servicios ordinarios y extraordinarios.-.
El servicio era una concesión financiera que las Cortes hacían en nombre del Reino al rey. En la Edad Media, los servidos tenían un carácter suplementario y temporal, y su fin era ayudar al rey en momentos de dificultades en la cuantía solicitada por él pero en la Edad Módena pierden esta característica.
Durante todo su reinado, Carios I solicitó continuos servidos, primero el llamado servicio ordinario y después, desde 1525, pedía también casi siempre un servicio extraordinario, que quedaron congelados en 304 y 150 millones de maravedís respectivamente a partir de las Cortes de Toledo de 1538. Desde mediados del siglo XVI, la cuota anual de ambos servicios se fijó en 150 millones de maravedís aproximadamente que, según Domínguez Ortiz (40), se reducen a unos 148 a partir de 1591. De esta manera los servicios perdieron su carácter temporal y se convirtieron en una renta fija, aunque se mantendrá la formalidad de ser votados en Cortes hasta las de 1660-1664, últimas que aprobaron servidos.
Los servicios ordinarios y extraordinarios en maravedíes en pagos anuales  repartidos a las poblaciones de Llerena en el trienio 1656-1658, parece que no fueron muy equitativos, si destacamos que la paga anual para Guadalcanal era de 168.803 maravedíes, en  Llerena término 328.788 y en Fuente del Arco, apenas 40.000, observando estas desigualdades en el resto de poblaciones del partido sin tener en cuenta otras divergencias económicas.
Los servicios de millones.- La conversión de los servicios ordinarios y extraordinarios en un ingreso permanente, pero de cuantía invariable, no fue suflclente para atender unos gastos en constante aumento a causa de los continuos compromisos exteriores, por lo que la Corona se vio forzada a acudir a las Cortes en solitud de nuevos servicios.
En cuanto a la fórmula de distribución del servicio entre los distintos territorios de la Corona de Castilla, inicialmente fue la del reparamiento. En 1590, la Administración Real asignó a cada circunscripción un cupo determinado de acuerdo con el  procedimiento utilizado en el repartimiento base de 1545 para el servicio ordenarlo, con las modificaciones que implicaba la incorporación del reino de Granada y de algunos lugares y personas exentos del servicio ordinario y extraordinario.  En d siglo XVII, el sistema de repartimiento alternó con el de cuota sobre el consumo, cuyo valor estaba determinado por el de las sisas.
La recaudación de la sisa se encomendó generalmente a arrendadores y, cuando no podían arrendarse, se administraba por un fiel nombrado por el Ayuntamiento. Este segundo procedimiento era más frecuente en las pobladores pequeñas como Ahillones, Casas de Reina, Reina, etc.
Pero lo verdaderamente preocupante en el tema de las sisas  era para la corana en los productos de necesidad para la alimentación, de la población y más importante de la tropa, estos productos principales eran el vino, aceite y carne, así se puede apreciar en el cuadro siguiente, aun no siendo cifras totalmente exactas,  pero si muy aproximadas.
Valores de las sisas de cio, aceite y carne en las poblaciones de la gobernación de Llerena (en maravedíes)
Población        1601               1603                1605                1607
Ahillones        56.800            56.064             31.921             70.000
Azuaga           316.680                                  384.619           346.388
Bienvenida                             76.800             107.771           92.098
Casas de Reina  27.880          46.382             36.818             31.280
Fuente del Arco 26.100         35.328             65.001             66.315
Granja               46.300           78.383                                    93.623
Guadalcanal    244.950          418.317           355.049           327.318
Hinojosa         17.000                                    24.973             27.666
Llerena            1.150.400        1.469.385        1.356.011        1.289.225
Oliva               102.680           110.854           86.975             136.900
Palomas          65.960             80.760             94.304             68.652
Puebla de S.P. 97.200            123.241           121.665           128.298
Reina              3.400               4.114               8.043
Ribera             182.471           255.770          290.088          250.000
Los Santos 189.725               261.082           235.647           268.340
Trasierra          16.125             10.382             11.792            11.838
Usagre            136.398                                  217.610           149.004
Respecto a los arrendadores de las sisas, la información es reducida, limitándose al nombre y procedencia. Casi todos son vecinos de las localidades donde arriendan las sisas. Un dato interesante es d escaso número de personas que aparecen en este negocio, Indusio en aquellas localidades cuyas sisas alcanzaban un valor considerable, En Guadalcanal destacan Francisco González y Gonzalo de la Fuente, que casi siempre figuran asociados, En Azuaga actúan solamente dos personas: Alonso Delgado y, sobre todo, Pedro Cano.                               
Repartimientos.- Fueron frecuentes los repartimientos de diversa índole hechos a las pobladociones del partido de Llerena a lo largo del siglo XVII. El primer repartimiento del que tenemos noticia fue el impuesto a LIerena en 1613. En esta fecha le fueron repartidos 171.324 maravedís para financiar los gastos de la construcción de las "torres de la mar". En el mismo año y en los siguientes, Llerena soportó, y probablemente las demás pobladociones de su partido, otros repartimientos, cuya cuantía no indican los documentos, para atender las reparaciones de los puentes de Mérida, Badajoz y Medellín.
El repartimiento entre las villas del partido se hizo, al parecer, en función  de su población y recursos. A Llerena le correspondieron 500 ducados, a Guadalcanal 450, a Los Santos 200, a Ribera 150, etc.
El estado financiero del partido de Llerena empeoró considerablemente en los meses siguientes a causa del aumento de las cargas fiscales. A comienzos del verano de 1643, cuando llega la noticia de una previsible invasión de la provincia por el ejército portugués y se ordena realizar todos los esmeros posibles para acudir en defensa de la frontera, la situación es dramática. No hay damero alguno para remunerar a la tropa reclutada con destino a Badajoz y el Cabildo reconoce la situación de quiebra de la hacienda municipal de la mayoría de localidades:
En referencia a Llerena: "...y por ser la ocasión tan comprometida e ingente, que al presente esta ciudad tiene un maravedí de propios de que valerse para el dicho socorro ni de otra parte, se acordó se tomen prestados 300 ducados del alfolí”.


Conclusiones.-

El partido de Llerena comprendía desde el punto de vista jurisdiccional y gubernativo un espacio extenso, aproximadamente unos 2.000 kilómetros cuadrados, en los que se asentaban diecisiete villas y cuatro lugares. Esta tierra había conseguido en la segunda mitad de siglo XVI un cierto esplendor; su población era elevada para la época, situándose en tomo a los 40.000 habitantes en 1591, lo que suponía una densidad de unos 20 habitantes por kilómetro cuadrado, parecida a la de las regiones más prosperas de España; los niveles de la producción agraria eran relativamente elevados y la vida económica en general aparecía dinamizada por las remesas de plata enviada por los emigrantes a Indias; era también una época dorada de arte. Nada hacía sospechar hada los años ochenta y noventa del siglo XVI las desdichas. Calamidades y pesares que soportarían las generaciones venideras, porque d siglo XVII fue para esta tierra, como para el resto de Extremadura y de la mayor parte de España, un siglo, en su conjunto, malo, por lo menos desde el punto de vista demográfico, económico y político. En esta época, se fraguó la decadencia de Extremadura en la Edad Módena de la que tardó bastante tiempo en recuperarse.

Guadalcanal,  el caso particular que nos implica este trabajo, teniendo en cuenta que era ya en la época una villa importante dentro del partido de Llerena, con sus avatares en las ricas minas de plata y un incipiente mercado de producción de vino, hasta el punto de que en esta villa el valor del diezmo del vino de algunos años superaba ampliamente al de cereales, bebida que era muy apreciada en toda la península, la corte real y una importante exportación hacía el nuevo mundo, el resto de agricultura  que se basaba en el cultivo de secano era también un  ratio importante dentro del partido, siendo esta villa el mayor productor de zumaque e importante aportación del resto de cereales, en cambio, la ganadería basada en las dehesas, no aportaba las cantidades tan apreciables como otras villas.
Tesis presentada en 2014 por Juan R. González Uceda sobre Guadalcanal en el siglo XVII.
Fuentes.- Historia rural de la baja Extremadura (Crisis, decadencia y presión fiscal el siglo XVII), La hacienda del antiguo régimen, Desarrollo y crisis en el antiguo régimen, Demográfica histórica de España y Hemerotecas

miércoles, 18 de enero de 2017

Guadalcanal, un pueblo en la memoria 13

XII. Monumentos y edificios

1. Iglesia parroquial de Santa María de la Asunción.-
Esta importantísima edificación ofrece extraordinario interés por el ensamble de elementos diversos, siendo de un efecto estético del más elevado sentido. Se construyó en estilo mudéjar aprovechando restos de una fortificación musulmana e, incluso, una de las torres de la muralla de estilo almohade. Del estudio de la sección de nervios se puede deducir la existencia de una construcción del gótico primitivo, del siglo XIV e incluso de finales del siglo anterior.
En los albores del siglo XVI tuvo lugar en esta iglesia una serie de obras de extraordinario interés que continuaron hasta el siglo XVIII. La torre del reloj es del año 1931.
2. Iglesia de Santa Ana.-
Antigua mezquita árabe cuya construcción se remonta a primeros del siglo XIII. Se trata de una iglesia de estilo mudéjar, del tipo de la sierra, que, por su situación y la belleza de su fábrica, merece un muy destacado recuerdo. Su torre-fachada es una de las más características de la sierra, y debemos señalar sus portadas, muy clásicas, con arcos escarzanos. Su fundación como iglesia se remonta al siglo XVI, Podemos considerarla la más antigua de Guadalcanal, ya que fue bendecida como iglesia cristiana por el obispo de Coria, Jaime Sanguineto, que venía acompañando al Maestre Don Rodrigo de Iñiguez, en abril de 1241, habiendo sido muy reformada en centurias posteriores. Al pie de las gradas hay un sepulcro decorado con azulejos del siglo XVI. Está declarada como Monumento Nacional de interés Histórico-Artístico.

3. Iglesia de San Sebastián.-
Es un elegante y notabilísimo edificio de estilo mudéjar. La parte más antigua permite clasificarla como obra del siglo XIV. Con posterioridad, en el primer cuarto del siglo XVI, se hicieron construcciones de notorio interés, como fue la reforma de la torre-fachada. Ya en el siglo XVIII se ejecutó la portada, de líneas muy clásicas. Igual que Santa Ana, esta fue filial de Santa María de la Asunción. A mediados del siglo XX fueron demolidas la torre y parte de su arquitectura. Fue un templo de resaltada belleza, como lo demuestran estas fotografias, habiéndose convertido desde 1952 en mercado de abastos.
4. Iglesia de San Vicente.-
Edificio barroco cuya planta tiene forma de cruz latina, de una nave cubierta por bóveda de medio cañón con lunetas y cúpula en el crucero. Por su construcción y portada, parece obra del siglo XVIII. En ella se encontraba una imagen de San José, obra del insigne escultor Juan de Mesa. Desde hace unos años, este edificio, en manos particulares, tiene la función de bar.
5. Iglesia de la Concepción.-
Este edificio es característico del siglo XVII. Álvaro de Castilla y Ramos fundó este convento-hospital de religiosas, por testamento otorgado en Guanajuato el 17 de septiembre del año 1614. Existía en esta iglesia una pila bautismal renacentista de gran interés. En la actualidad, el edificio, de propiedad particular, está abandonado y en ruina.
6. Santa Clara.-
Antiguo convento fundado por Jerónimo González en el siglo XVI. Actualmente se ha edificado la residencia de ancianos en un sector de este convento. El resto del solar es propiedad del Ayuntamiento, y en él se conserva parte del antiguo claustro.
7. La Almona.-
Es la edificación más antigua de la Orden de Santiago ,que existe en Guadalcanal. Su construcción se remonta al año 1307, cuando mandó hacer este bastimento el Maestre de la Orden de Santiago don Lorenzo Suárez de Figueroa. Es una construcción de planta ligeramente trapezoidal, hecha con piedra de sillería y cubierta a dos aguas. Este edificio está incluido en el Catálogo Arqueológico y Artístico de la Provincia de Sevilla y en el Inventario Artístico de la Dirección General de Bellas Artes.
Aquí nació don Alonso Enríquez en el año 1354. Fue almirante de Castilla y poeta, nieto de Alfonso XI, bisabuelo del rey Fernando el Católico e hijo del Maestre de Santiago don Fadrique Enríquez.
8. Convento del Espíritu Santo.-
Construcción barroca, del siglo XVII. La iglesia, muy espaciosa, está construida con una nave y crucero, que adoptan en planta forma de cruz latina, cubriéndola bóvedas de medio cañón con lunetos y cúpula.
Este convento tomó su nombre, precisamente por levantarse junto a un hospital que ya existía, fundado por el presbítero don Benito Garzón en 1511. Fue fundado por Alonso González de la Pava desde la villa imperial de Potosí en el año 1612. Fue uno de los muchos guadalcanalenses que emigraron al Nuevo Mundo, donde hicieron gran fortuna con la extracción de plata. Comenzaron las obras sobre el año 1615, y en el año 1617 llegó la licencia del rey Felipe III. Alonso González de la Pava falleció en el año 1620, continuándose las obras a cargo de sus albaceas testamentarios. El 13 de junio de 1627 se habitó el convento-hospital del Espíritu Santo por veinte monjas de la advocación de Santa Clara, según deseo expreso de González de la Pava en su escritura de donación. Desde principios del siglo XX hasta 1998 lo habitaron las hermanas de la Doctrina Cristiana. En la actualidad está cerrado, conservándose en buen estado.
9. Ermita Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca
Se encuentra a dos leguas de Guadalcanal, en la Vega del Encinar, junto al arroyo Guaditoca, entre jaras, tomillos y adelfas. Este nuevo santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, patrona de nuestra villa, data del siglo XVII, año de 1638. Se terminaron las obras en 1647, y fue fundado por don Alonso Carranco de Ortega. Es de estilo barroco.
La antigua ermita está junto a esta, completamente derruida, y parece obra del siglo XIV.
10. Ermita de San Benito
De estilo barroco, conserva una pequeña portada mudéjar y restos de su primitiva traza. Se localiza a media legua del pueblo, en la carretera que une Guadalcanal con Alanís. Ha sufrido un proceso de restauración en estos últimos tiempos. Es de propiedad particular. Data su construcción de finales del siglo XIII o principios del XIV. En el año 1712, Manuel de Acuña era ermitaño de Nuestra Señora de Consolación y del Señor San Benito, conocido como el anacoreta Manuel de la Cruz, quien fundó una cofradía de ambos sexos con el título de Nuestra Señora de la Consolación y San Benito Abad, según un
Breve dado en Roma el 5 de marzo de 1722 por el Papa Inocencio XIII.
Ermita de la Virgen de Guaditoca
11. Ermita del Cristo del Humilladero
De esta ermita no existen datos o no los conocemos. Por su estilo, parece obra del siglo XVIII, y se encuentra a la entrada del pueblo por su vertiente norte, en el camino que lleva al convento del Espíritu Santo. También es de propiedad particular.
OTROS
En el antiguo Hospital de la Caridad está el actual centro de salud (consultorio médico).
El Hospital de los Milagros se conserva en buen estado, utilizándose para actos benéficos, y en él se encuentra
Cáritas Diocesanas.
Guadalcanal es uno de los pueblos más importantes de la Sierra Norte por sus edificaciones antiguas, iglesias, calles, fachadas, etc., formando un conjunto general de interés histórico-artístico.


Copyright.- Rafael Rodríguez Márquez

sábado, 14 de enero de 2017

Ayanz, inventor en las minas de Guadalcanal

El caballero de los dedos de bronce

Jerónimo de Ayanz y Beaumont (Guendulaín) Navarra 1553 + Madrid 23 de Marzo 1613, fue un militar español, Hombre polifacético, destacó como  militar, pintor, cosmógrafo, y músico, pero, sobre todo, como inventor. Fue el precursor del uso y diseño de la máquina de vapor, mejoró la instrumentación científica, desarrolló molinos de viento y nuevos tipos de hornos para operaciones metalúrgicas, industriales, militares e incluso domésticas. Inventó una campana para bucear e incluso llegó a diseñar un submarino. Quizá su obra más destacada fue la máquina de vapor, ya que registró en 1606 la primera patente de una máquina de vapor moderna.
Hijo de Carlos de Ayanz, capitán de la guarnición de Pamplona, y de Catalina de Beaumont, fue el segundo de los hermanos varones, siendo el primogénito don Francés de Ayanz, nacido un año antes. La crianza de Jerónimo y sus hermanos estuvo a cargo de su madre, doña Catalina de Beaumont y Navarra, que inculcó a sus hijos los principios de una educación propia de su rango. Pasó la infancia en el señorío de Guenduláin hasta que en 1567 fue a servir al rey Felipe II como paje. En la Corte se instruyó en las dotes militares, en las letras y las artes y también en el manejo de las matemáticas que, posteriormente, le servirían para sus estudios de cosmografía.
Don Carlos de Ayanz intervino en las campañas de Francia, participando en la batalla de San Quintín en 1557. Combatió, además, en Túnez, Lombardía, Flandes, Portugal, las Azores, La Coruña.
Jerónimo de Ayanz se hizo famoso en su época por su fuerza y por las hazañas que realizó en Flandes. Lope de Vega refleja la vida aventurera de Ayanz en la comedia titulada “Lo que pasa en una tarde”, refiriéndose a él como “el nuevo Alcides” y “el caballero de los dedos de bronce”, por su habilidad de romper platos con tan solo dos dedos. El punto álgido de su carrera militar fue la evasión del atentado que un francés planeaba contra Felipe II. Gracias a su coraje y valentía, el rey lo premió con la Orden Militar de Calatrava. El 7 de mayo de 1582 había recibido la encomienda de Ballesteros de Calatrava  y años después, el 30 de enero de 1595, recibiría la encomienda de Abanilla.
En 1587, fue nombrado Administrador General de Minas del Reino, es decir, gerente de las 550 minas que había entonces en España y de las que se explotaban en América. Fue capaz de resolver algunos de los graves problemas de la minería de entonces. Es necesario señalar que consiguió realizar este conjunto de invenciones desde 1598 hasta principios de 1602.
Las minas de la época tenían dos problemas serios: la contaminación del aire en su interior y la acumulación de agua en las galerías. Inicialmente, Ayanz inventó un sistema de desagüe mediante un sifón con intercambiador, haciendo que el agua contaminada de la parte superior procedente del lavado del mineral, proporcionara suficiente energía para elevar el agua acumulada en las galerías. Este invento supone la primera aplicación práctica del principio de la presión atmosférica, principio que no iba a ser determinado científicamente hasta medio siglo después. Y si este hallazgo es realmente prodigioso, lo que eleva a Ayanz al rango de talento universal es el empleo de la fuerza del vapor.
La fuerza del vapor de agua era conocida desde hacía muchísimo tiempo. El primero en utilizarla fue Herón de Alejandría, en el siglo I. Mucho después, en el siglo XII, consta que en la catedral de Reims había un órgano que funcionaba con vapor. Los trabajos sobre la materia prosiguieron tanto en España como en Francia e Inglaterra. Lo que se le ocurrió a Ayanz fue emplear la fuerza del vapor para propulsar un fluido (el agua acumulada en las minas) por una tubería, sacándola al exterior en flujo continuo. En términos científicos: aplicar el primer principio de la termodinámica —definido dos siglos después— a un sistema abierto.
Un hombre de empresa.-
En vista de la indiferencia del rey Felipe III y de la Corte española ante las invenciones de Ayanz, el comendador decidió invertir su fortuna personal en aplicarlos por su cuenta y riesgo. Previamente, Ayanz se había visto obligado a demandar judicialmente a varias personas que habían intentado copiar sus invenciones.
Ayanz fabricó equipos de bucear que fueron destinados para la búsqueda de coral, tesoros de barcos hundidos y sobre todo, para la explotación de los ricos ostrales de perlas de la isla Margarita (en la actual Venezuela). No conocemos los resultados de esta empresa, pero pensamos que tuvo una fuerte oposición entre los propietarios de las canoas de negros que se sumergían a pulmón limpio para buscar las perlas. En todo caso, parece que Ayanz no llegó a percibir ningún beneficio por este tipo de invenciones.
Pero el campo que mejor conocía Ayanz era el de la minería, y llegó a formar sendas compañías para explotar varias minas que había descubierto. Una se encontraba en la sierra de El Escorial, que registró en el año 1608, aunque no llegó a producir lo que se esperaba. La mina de plata más importante de España era la de Guadalcanal, ahora de Sevilla, que estaba abandonada porque sus pozos se habían inundado y ninguna máquina conocida en la época era capaz de desaguarlos. Ayanz había examinado este rico filón de mineral de plata en sus viajes de inspección a las minas españolas.
Conociendo sus posibilidades, en el año 1611 formó una compañía minera para explotar los pozos, que serían desaguados con los ingenios de su invención. Todo parece indicar que aquí se emplearon por primera vez en el mundo las máquinas de vapor, lo muestra el uso de una mina de cobre adyacente para fabricar las máquinas con este metal, el consumo de abundante leña para los hornos, el secretismo con que Ayanz intentó rodear su explotación y el hecho indudable de que ninguna de las energías conocidas en la época había sido capaz de efectuar el desagüe.
Ayanz y sus socios llegaron a sacar incluso cierta cantidad de plata de las vetas, lo que prueba que se habían conseguido achicar algunos pozos. Sin embargo, las trabas burocráticas que opusieron los eternos enemigos de Ayanz, unido al engaño de los socios, hizo que la explotación no continuase. La enfermedad del inventor que le condujo a la muerte obligó a cerrar definitivamente la explotación minera.
Además, aplicó ese mismo efecto para enfriar aire por intercambio con nieve y dirigirlo al interior de las minas, refrigerando el ambiente. Ayanz había inventado el “aire acondicionado”. Y no fue sólo teoría: puso en práctica estos inventos en la mina de plata de Guadalcanal, en Extremadura, desahuciada precisamente por las inundaciones cuando él se hizo cargo de su explotación.
Ayanz inventó muchas cosas: una bomba para desaguar barcos, un precedente del submarino, una brújula que establecía la declinación magnética, un horno para destilar agua marina a bordo de los barcos, balanzas “que pesaban la pierna de una mosca”, piedras de forma cónica para moler, molinos de rodillos metálicos (se generalizarían en el siglo XIX), bombas para el riego, la estructura de arco para las presas de los embalses, un mecanismo de transformación del movimiento que permite medir el denominado “par motor” , es decir, la eficiencia técnica, algo que sólo siglo y pico después iba a volver a abordarse. Hasta 48 inventos le reconocía en 1606 el “privilegio de invención” (como se llamaba entonces a las patentes) firmado por Felipe III. Uno de los inventos más llamativos fue el de un traje de buceo. La primera inmersión de un buzo documentada ocurrió en el rio Pisuerga en Valladolid, y el propio Felipe III asistió al acontecimiento desde su galera, junto con miembros de la corte.
Desde 1608 se había dedicado a la explotación privada de un yacimiento de oro cerca de el Escorial y a la recuperación de las minas de Guadalcanal, las mismas donde había aplicado por primera vez en el mundo una máquina de vapor. Pero enfermó gravemente. El 23 de marzo de 1613 moría en Madrid. Sus restos se trasladaron a Murcia, la ciudad que había gobernado, primero al convento de San Antonio de Paula, y luego a la Catedral.
Una soleada tarde de 1602 a orillas del Pisuerga, el monarca Felipe III asistía a un espectáculo insólito. Un hombre provisto de un extraño traje llevaba más de una hora bajo las frías aguas del río. Como el experimento parecía no concluir, el impaciente monarca ordenó su salida entre aplausos generalizados. La prueba había sido todo un éxito y Jerónimo de Ayanz podía sumar una nueva patente, el traje de buzo. 
Aquel ingenio consistía en una campana cerrada provista de dos tubos flexibles que iban renovando el aire a través de válvulas automáticas y fuelles y si parecía un tanto futurista todavía lo era más su prototipo de submarino, una embarcación cerrada e impermeable que se sumergía con un sistema de contrapesos y que contaba con una especie de ganchos o pinzas para coger objetos.   
El inventor de estos y otros increíbles objetos era Jerónimo de Ayanz, un noble navarro veterano de incontables guerras, artista multidisciplinar y desde hacía unos años, inventor de la corte de Felipe III. Y es que el siglo de Oro español, que ha sido estudiado hasta la saciedad en sus plumas y en sus pinceles, ha dado también excelentes hombres de ciencias que sostuvieron con sus inventos el peso del imperio. 
Por cantidad y por calidad, si Lope de Vega fue el Fénix de los ingenios, Jerónimo de Ayanz lo fue sin duda de la ingeniería.  
El caballero de las fuerzas prodigiosas.-
Por su fuerza y atrevimiento, el primer destino de aquel vigoroso navarro fue el ejército, enrolándose en las campañas de Túnez y Lombardía. Después le llegaría el infierno de Flandes, donde los grandes hombres labraban su fama o cavaban su tumba. O ambas cosas, como le ocurrió al gran Alejandro Farnesio, a cuyas órdenes luchó Ayanz ganando fama de coloso capaz de enfrentarse con varios enemigos a la vez.  
En una ocasión, Ayanz fue gravemente herido durante el asalto a la ciudad de Zierikzee y no dejó de batirse mientras se desangraba hasta que cayó desmayado, por fortuna cuando sus compañeros ya le protegían. Tantas fueron sus hazañas y tanta la admiración que despertaba, que el mismo Lope de Vega le compuso una comedia en la que lo comparaba con Alceo, el abuelo de Hércules, calificando al joven Ayanz de nuevo Alcides. 
 Los méritos y hazañas del soldado Ayanz no pasaron desapercibidas para el monarca, que quiso nombrarlo caballero de la Orden de Calatrava, encontrándose con el escollo de que su abuelo materno había sido hijo bastardo, lo que obligaba a solicitar una dispensa papal que Felipe II tramitó con implicación personal. Una vez tomó el hábito, se ganó el sobrenombre de caballero de las prodigiosas fuerzas
Un gran hombre, una gran mujer
Con todas sus dotes y cualidades, Jerónimo de Ayanz llegó a la edad de 31 años sin haber encontrado mujer y como ya había hecho muchos méritos en su vida, quiso buscar la mejor o al menos la más rica. Su tío, por entonces inquisidor en Murcia, le presentó a doña Blanca Dávalos Pagán, la joven heredera de una de las familias de más nombre y fortuna de la ciudad. A Murcia se marchó el buen Jerónimo y una vez casado, aprovechó su experiencia en la corte para involucrarse en los asuntos de la ciudad, llegando a ser regidor de Murcia y más tarde gobernador de Martos. Tan bien se adaptó Ayanz a aquellas tierras y a su nueva familia que cuando su mujer murió a los pocos meses de casarse, decidió desposar a su hermana pequeña doña Luisa. 
Unos años después Ayanz pudo volver a la Corte al quedar vacante una plaza como administrador general de minas, puesto para el que buscaban a un “hombre práctico, de experiencia, ciencia y conciencia” y el navarro, a sus 45 años, daba el perfil. En su etapa como gobernador de Martos había conocido algunas de sus ricas minas pero aún le quedaba mucho por aprender, de modo que empujado por su inagotable energía decidió visitar todas las regiones mineras del sur de España, llegando a ver personalmente hasta 550 explotaciones en un periplo de dos años que no fue especialmente cómodo, visitando con gran interés las de Guadalcanal. 
Ayanz tuvo que hacer largas travesías en mula por terrenos impracticables y se recorrió cada metro de galería de todas las minas que visitó. Incluso empezó a bucear por los archivos para descubrir minas abandonadas, siguiendo luego viejos mapas para encontrarlas y analizar si aún valían para ser explotadas. Varias veces estuvo a punto de morir al respirar gases tóxicos y sólo su hercúlea complexión le salvó de fallecer ahogado por culpa de un escape que se llevó a uno de sus ayudantes.    
Genio polifacético, ingenioso inventor
En contacto con las minas Ayanz descubriría una pasión que acentuaba su ingenio por encima de otras, la tecnología. En aquel puesto de administrador se destapó como un ingenioso creador a la hora de concebir soluciones mecánicas para toda clase de problemas, de modo que empezó a construir inventos que no siempre tenían que ver con su trabajo, si bien todos tenían una aplicación industrial y una utilidad económica. 
Pero su gran aportación al campo de la ciencia fue sin duda la máquina de vapor, un invento en el que se anticipó en cien años al británico James Watts y que de haber sido comercializado y extendido podría haber desencadenado una precoz revolución industrial en tierras españolas. La máquina de Ayanz consistía en una caldera esférica calentada por un horno de leña que producía vapor. El vapor salía por un conducto a gran velocidad y al llegar al fino orificio de su extremo se producía una depresión – hoy conocida como efecto Venturi – que generaba un movimiento continuo del fluido. 
Ayanz había inventado este ingenio con el objetivo de renovar el aire viciado de las minas, con lo que más que una máquina de vapor, lo que inventó fue el precursor del aire acondicionado, un efecto fácil de conseguir si el aire nuevo era enfriado previamente. La presión conseguida con el vapor le permitía además llegar a grandes alturas, lo cual resultaba idóneo para minas muy profundas.   
El propio Ayanz tenía en su gabinete una máquina similar con aire enfriado y mezclado con esencia de rosas, lo que producía un exótico frescor que sorprendía a todos sus invitados, algunos insignes científicos como él que acudían a revisar sus inventos. Porque si en algo se distinguió Ayanz fue en construir prototipos de todos ellos, que podían ser testados y examinados en multitudinarios actos públicos. 
Cuando el monarca Felipe III le concedió hasta cincuenta patentes en 1606, todos sus inventos fueron sometidos a un riguroso examen, llegando la comunidad científica a la conclusión de que todos estaban basados en principios científicos y no se trataba sólo de ingenios mecánicos fruto de la observación y el ensayo. 
Como la corona no podía pagar su trabajo como inventor, Ayanz utilizó algunos de sus inventos en empresas privadas, por ejemplo en la búsqueda de tesoros submarinos, perlas y corales, gracias a sus trajes de buzo y su submarino. En 1613, cuando andaba adaptando sus inventos para drenar la mina de Guadalcanal, en Extremadura, una de las más ricas en plata de toda España, enfermó y falleció pocas semanas después. 
En su haber dejó medio centenar de inventos cuyos planos fueron depositados en el archivo general de Simancas y no se supo de ellos hasta hace unos años, descubriendo entonces que algunos se habían adelantado en casi doscientos años a avances tecnológicos fechados en el siglo XIX.  
El hercúleo aristócrata navarro habría pasado a la historia sólo por la legendaria fuerza de sus músculos pero el que más usó y a la postre le situó como el más grande científico de su tiempo fue su cerebro. 

Hemerotecas

miércoles, 11 de enero de 2017

Guadalcanal, un pueblo en la memoria 12

XI Nuestras calles (continuación) 
— MARÍA RAMOS (1,2). ERILLAS (3,4).
Piadosa guadalcanalense (1,2). Ver calle Bécquer (3,4).
—  MESONES (1,3). JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA (2).
En ella había varios mesones y posadas para albergar a los visitantes que llegaban a nuestra villa (1,3). Político español fundador de Falange (2).
— MIERAS (1,2,3). DE MIERAS (4).
Calle corta entre Sevilla y Morería.
— MIGUEL HERNÁNDEZ (1). ERILLAS (2,3,4).
Gran poeta y dramaturgo español, nacido en Orihuela y defensor de la causa republicana (1). Ver calle Bécquer (2,3,4).
— MILAGROS (1). COMANDANTE RODRIGO (2). SÁNCHEZ BANÚS (3).
En ella existía el Hospital de los Milagros (1). Primer jefe militar del bando nacional que entró en Guadalcanal durante la Guerra Civil (2). Psiquiatra y político socialista con cargos de responsabilidad junto a Largo Caballero y Julián Besteiro durante la República (3).
— MINAS (1,2,3,4).
Vivieron mineros en ella. —MORERÍA (1,2,3,4)
Hubo en ella asentamiento de moros en tiempos de la conquista castellana.
— MORO (1,2,4). ASTURIAS (3).
Continuación de Morería (1,2,4). En recuerdo de la sublevación de los mineros asturianos de 1934 (3).
— MUÑOZ TORRADO (1,2). MARTÍNEZ BARRIOS (3). VENDEDERAS (4).
Sacerdote y escritor, natural de nuestro pueblo, autor del libro del santuario de Guaditoca (1,2). Tipógrafo y periodista, miembro del Partido Republicano Liberal y fundador de Unión Republicana. Presidente interino de la República en 1936 y efectivo durante el exilio (3). Se exponía el mercado en la calle (4).
— NUESTRA SEÑORA DE LA AMARGURA (1). Junto a la plaza de Santa Ana.
— NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD (1). En la barriada Tres Picos.
— NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES (1). Ídem a la anterior.
— NUESTRA. SEÑORA DEL ROSARIO Y DE LA PALMA (1). Ídem a la anterior.
— ORTEGA VALENCIA (1). GRAN MAESTRE (2). FERNANDO DE LOS RÍOS (3). DE VALENCIA (4).
En memoria del valeroso navegante y descubridor de la isla de Guadalcanal, entre otras, en el Océano Pacífico, nacido en esta calle (1,4). En referencia al dignatario máximo de la Orden de Santiago, designándose en alguna ocasión esta calle como Pelay Pérez Correa, el Cid extremeño, Maestre de la susodicha Orden, que venció en la batalla de Tentudía a los musulmanes (2). Dirigente socialista español, está considerado como una de las más destacadas figuras del pensamiento
Escritor y periodista de fines del siglo XIX, republicano y anticlerical, creador del partido Asamblea Republicana (3).
— SAN SEBASTIÁN (1,2). PABLO IGLESIAS (3).
En ella se encuentra la iglesia del mismo nombre (1,2). Fundador del Partido Socialista Obrero Español y de la Unión General de Trabajadores (3).
— SANTA ANA (1,2,4).
Existe en ella la iglesia del mismo nombre.
— SANTA CLARA (1,2). JUAN ANTONIO TORRES (3). DE SANTA CLARA (4).
Existía en ella un hospital de monjas clarisas (1,2,4). Escritor y folclorista, natural de Guadalcanal, autor de El folklore guadalcanalense, más conocido como Micrófilo (3).
— SANTA MARÍA (1,2).
Junto a la iglesia del mismo nombre.
— SANTIAGO (1,2). PI Y MARGALL (3). NOBLE (4).
En memoria de la Orden de Santiago, conquistadores` de nuestra villa (1,2). Político pensador y escritor español, presidente de la I República en 1873 (3). Vivían en ella gentes de la nobleza (4).
— SEVILLA (1,2,3). PUERTA DE SÉVILLA FUERA (4).
Tuvo otros nombres, tales, como “del Arco”, “Dehesa”, “Sevilla Dentro” y “Larga de San José”. Al comienzo de esta calle existía un arco en una de las puertas de la muralla.
—TRES CRUCES (1,2,4). RAFAEL DE RIEGO (3).
Confluyen tres calles (1,2,4). General español y político liberal de principios del siglo XIX que dio nombre al himno liberal y republicano conocido como Himno de Riego (3). También se llamó Pedro Martín de Ruy Pérez y Bodegas.
— TRES PICOS (1,2,3,4). Con tres entradas.
— VENERITO (1,2,3). Sitio de veneros de poco caudal.
— VICENTE AMIGO (1).
En reconocimiento al famoso guitarrista y compositor nacido en nuestra villa. Situada en la barriada de Tres Picos.
— VIRGEN DE LA CRUZ (1).En la barriada de Tres Picos.
— VIRGEN DE LA PAZ (1). Junto a la plaza de Santa Ana.
Además, han existido otros nombres de calles, pero ignoro a cuáles pertenecieron. Entre ellas destacamos las calles A. Zamora, Galán y G. Hernández; del Cano, Valdeparras y Águila.
En la actualidad tiene nuestro pueblo 80 calles y 2 plazas. Las primeras calles del pueblo fueron las de Berrocal Chico, Berrocal Grande y Santa Ana, junto a la mezquita, y todas aquellas que conformaron el barrio alto que .dependía de Extremadura.

Nomengalturas y cambios de nombres dependiendo de la época:
DEMOCRACIA 7
DICTADURA REPÚBLICA MONARQUÍA
A partir de 1983
De 1936 a 1983
De 1931 a 1936
Desde 1761
1
11 de marzo
 
2
28 de febrero
19 de agosto
16 de febrero
 
3
Altozano Bazán
Altozano Bazán
Altozano Bazán
Del Triángulo
4
Andalucía
Millán Astray
Julián Besteiro
 
5
Andrés Mirón/Ramón y
Ramón y Cajal
De la Encomienda
Cajal
6
Antonio Machado
Queipo de Llano
Manuel Azaña
Diezmo
7
Antonio Porras
Calvo Sotelo
Tentudía
Pelay Pérez Correa
8
Avda. Constitución
Avda. de Portugal
Juan Zacarías
Paseo de la Cruz
9
Bécquer
Erillas
Erillas
Erillas
10
Berrocal Chico
Berrocal Chico
Pasionaria
Berrocal Chico
11
Cja. San Francisco
Cja, San Francisco
Cja. de Nakens
Cja. San Francisco
12
Cja. Correos
Cja. Correos
 
13
Cja. S. Sebastián
Cja. S. Sebastián
Cja. Pablo Iglesias
 
14
Cjón. de Juliana
Cjón. de Juliana
Cjón. de Juliana
 
15
Caridad
Caridad
Caridad
Caridad
16
Carlos Cano
 
17
Carretas
Gral. Aranda
Carretas
 
18
Castelló Rodríguez
Castelló Rodríguez
Erillas
 
19
Cervantes
Cervantes
Marcelino Domingo
Pósito
20
Clara de Campoamor
 
21
Concepción
Concepción
Olleros
Olleros
22
Coso Alto A
Coso Alto A
Coso Alto
 
23
Coso Alto B
Coso Alto B
Coso Alto
 
24
Coso Bajo
Coso Bajo
Coso Bajo
Ejido del Coso
25
Cotorrillo
Cotorrillo
Cotorrillo
Cotorrillo
26
Del Costalero
Gral. Mola
S. Bartolomé
S. Bartolomé
27
Espíritu Santo
Espíritu Santo
Del Vizcaíno
Berrocal Grande
28
Feria
Menéndez Pela yo
Feria
Olleros
29
Granillos
Gral. VareIa
Giner de los Ríos
Granillos
30
Guaditoca
Guaditoca
González Peña
Aire
31
Hermana Josefa Mª
Erillas
Erillas
 
32
Herrerías
Herrerías
Herrerías
Herrerías
33
Huertas
Huertas
Huertas
Güertas
34
Juan Campos
Juan Campos
San Sebastián
 
35
Juan Carlos I
Gral. Franco
Blasco Ibáñez
 
36
Juan Pérez
Dr. Albiñana
Pedro Vallina
Juan Pérez
37
Juan Ramón Jiménez
Erillas
Erillas
Erillas
38
Jurado
Capitán Cortés
Jurado
Fuente del Jurado
39
La Almona
La Almona
La Almona
La Almona
40
La Cava
La Cava
La Cava
La Cava
41
La Clica
La Clica
La Clica
 
42
López de Ayala
López de Ayala
Largo Caballero
Camacho
43
Luenga
Gral. San urjo
Joaquín Costa
 
44
Luis Chamizo
Erillas
Erillas
Erillas
45
María Ramos
María Ramos
Erillas
Erillas
46
Mesones
J. A. Primo de Rivera
Mesones
 
47
Mieras
Mieras
Mieras
De Mieras
48
Miguel Hernández
Erillas
Erillas
Erillas
49
Milagros
Comandante Rodrigo
Sánchez Banús
 
50
Minas
Minas
Minas
Minas
51
Morería
Morería
Morería
Morería
52
Moro
Moro
Asturias
Moro
53
Muñoz Torrado
Muñoz Torrado
Martínez Barrios
Vendederas
54
Ntra.Sra. de la Amargura
 
55
Ntra.Sra de la Soledad
 
56
Ntra.Sra de los Dolores
 
57
Ntra.Sra  del Rosario
 
58
Ortega Valencia
Gran Maestre
Fernando de los Rios
De Valencia
59
Palacio
Víctimas del Marxismo
Paseo de la Libertad
Palacio
60
Pedrera
Arroyito
Arroyito
 
61
Pedro Vallina
 
62
Pemán
Pemán
Luis del Val
Gallegos
63
Pérez Galdós
Pérez Galdós
Mariana Pineda
Costanilla
64
Pilar
Gral. Moscardó
Mesón del Toro
 
65
Plaza Esapaña
Pza. de España
Pza. República
Plaza Constitución
66
Pza. de Santa Ana
Pza. de Santa Ana
Pza. Demócracia
Plazuela
67
Poza
Poza
Poza
 
68
Pozo Berrueco
Pozo Berrueco
Pozo Berrueco
Pozo Berrueco
69
Pozo Rico
Oviedo
Margarita Nelken
De San Pedro
70
San Francisco
San Francisco
Nakens
Traviesa de S. Fco.
71
San Sebastián
San Sebastián
Pablo Iglesias
 
72
Santa Ana
Santa Ana
 
Santa Ana
73
Santa Clara
Santa Clara
Juan Antonio Torres
De Santa Clara
74
Santa María
Santa María
 
75
Santiago
Santiago
Pi y Margall
Noble
76
Sevilla
Sevilla
Sevilla
Pta. de Sevilla Fuera
77
Tres Cruces
Tres Cruces
Rafael de Riego
Tres Cruces
78
Tres Picos
Tres Picos
Tres Picos
Tres Picos
79
Venerito
Venerito
Venerito
 
80
Vicente Amigo
 
81
Virgen de la Cruz
 
82
Virgen de la Paz
 

(7) Los cuatro bloques que hemos denominado Democracia, Dictadura, República y Monarquía refieren al período que abarca los cambios de nombres de las calles y no a períodos históricos concretos. En este sentido, sabemos que la democracia no empezó en 1983 y que la dictadura no dio comienzo en 1936, pero sí fueron los momentos en que se cambiaron los nombres a las calles, y se mantuvieron durante esas etapas históricas.

Copyright.- Rafael Rodríguez Márquez