D. Alonso de Cárdenas, Gran Maestre de la Orden de Santiago erigió la Iglesia de San Sebastián en 1481
Durante la Edad Media, la población
de Guadalcanal permaneció dentro de las murallas, no quedando fuera, más que
una parte del barrio de Santa Ana y la Morería donde vivían los musulmanes que
se quedaron en la villa después de conquistada. Los judíos tenían una sinagoga,
quizás en el solar donde está la Concepción, esto es solo una hipótesis mía:
Cuando la villa empezó a desbordar el recinto amurallado, la ,calle que se
hallaba a la salida de la Puerta de Sevilla, que comunicaba con la calle Diezmo
al frente y al frente con Pozo Berrueco
y Tres Cruces a los lados, se llamó Sevilla fuera, indicando claramente su
situación extramuros. Ya a fines del siglo XV se encuentra la población fuera
de los muros en dirección al Coso, erigiéndose la parroquia para subvenir las necesidades
espirituales de los fieles.
D. Alonso de Cárdenas, Gran Maestre
de la Orden de Santiago erigió la Iglesia de San Sebastián en 1481,
comenzándose a labrar el templo, y a propósito de esto, he estado investigando
en el Archivo Histórico Nacional y en los libros de visita de la Orden he
encontrado lo que sigue en la de 1494. El cura Pedro López Clérigo de la Orden
de San Pedro hace doce años que posee beneficio y acompañó a los visitadores “que hallaron una custodia de madera pintada
e dorada que estaba sobre el altar. Había un pendón de bovarán colorado
guarnecido de tajas blancas e verdes alrededor, que se saca el día de San
Sebastián. Un epistolero viejo en
pergamino, dos misales, uno viejo en pergamino, un dominical e santoral.
También consta que tenía 250 fieles, que poseía dos viñas y que colectaba de
primicias 200 fanegas de pan e 200 arrobas de vino. Dice que no hay campanas,
pero en otra visita de 1515 se mencionan dos campanas en el campanario”.
En 1481 celebró la Orden,
Capítulo General en Llerena y no es de extrañar que de allí saliera la idea de
la fundación ya que el Maestre mandó levantar entonces la Iglesia de Santiago
de Llerena que acabóse en 1482, donde está sepultado, pudiéndose ver las
estatuas yacentes en alabastro del Maestre y de su esposa D. Leonor de Luna en
el lado del Evangelio de dicha Iglesia.
Algo extraño está sucediendo en
esta época, pues se crea la Inquisición en Sevilla en 1480, en Llerena en 1483,
se fundan iglesias y se expulsa a los judíos en 1494.
El barrio o collación parroquial
se formó con calles que pertenecían a Santa Ana y Santa María desde antiguo y
que eran: San Sebastián, Santiago, Costanilla, Pozo Berrueco, Concepción, Moro,
Paseo de la Cruz, Guaditoca, Coso alto, Coso bajo, Calleja del Cano y Águilas.
Arquitectura: Notabilísima iglesia
mudejárica del tipo peculiar de edificaciones de la Sierra. Es por ello
edificio de una nave principal con arcadas transversales apuntadas, de gran
luz, y cubierta de madera distribuida en tres paños, siendo de notar que el
primer tramo está desviado del eje principal del edificio. Después del saqueo
que padeció, quedó al descubierto en la capilla del Sagrario en su frente
norte, una arcada ojival de ladrillo perteneciente al núcleo primitivo. En
dicha capilla hállanse bóvedas de crucería con terceletes en forma de estrella.
En resumen, dos capillas laterales cubiertas con bóvedas estrelladas, el arco
gótico del presbiterio, la esbeltez del edificio, de gran elevación y
elegancia, y la sencillez de los capiteles, permiten situar la parte más
antigua en pleno siglo XV, lo que coincide con los datos históricos. En el
primer cuarto del siglo XVI se hicieron construcciones de notorio interés que
pasan del gótico al renacentista como se ve en la bóveda del presbiterio y que
acusan la presencia de un maestro contemporáneo de Diego de Riaño. Del mismo
siglo XVI se hallaba en la Iglesia la interesantísima reja plateresca de la
capilla de Melchor Suárez de Ortega en el muro de la Epístola y otra reja del
mismo estilo que cerraba la del Sagrario en el lado contrario.
Interesantísima era, también, la
torre-fachada, sin rematar, mudejárica de la Sierra, recuerdo que tenía cuatro
cuerpos, en el último tenía grandes campanas que fueron bajadas estando yo en
Guadalcanal, y era muy alta con alguna ventana cegada. La portada de la Iglesia
debió ejecutarse en el siglo XVIII. El retablo mayor era de principios del XVII
muy clásico, semejante a la traza que el maestro Diego López Bueno ejecutaba en
Sevilla por los mismos años. Fue destrozado y conservaba aún en 1938 los lienzos
de pintura siguientes: La huida a Egipto y el Arcángel S. Rafael en el segundo
cuerpo, lado derecho; la imposición de la casulla a San Ildefonso en el ático
central, y dos figuras de ángeles en los laterales. Fue destrozada la parte del
retablo del lado de la Epístola y el primer cuerpo del Evangelio. El retablo de
la capilla del Sagrario quedó mutilado. Mención especial merecen las pilas del
agua bendita era un bellísimo capitel compuesto de columna romana del siglo II
o II, después de Cristo, que pasó a Santa María donde sigue siendo pila de agua
bendita. Contenía el agua bautismal una pila de piedra de 1530, con grandes
medallones con cabezas cubiertas con cascos y el friso superior con cabezas
angélicas aladas y de frutas, dicen que la pila se resumía. Al lado de la puerta
principal del templo existía una portadita de estilo Isabel que daba ingreso o
pendencias del edificio.
Entre los objetos de orfebrería
que conservaba la Iglesia después de la guerra, merecen ser destacados por su
importancia, la interesante caja copón de fines del XV de plata repujada de 17
centímetros que fue llevada a la Exposición Ibero-Americana de 1929 y
catalogada con el nº 141; un copón de plata dorada y repujada del XVIII y la custodia
procesional de plata repujada del mismo siglo. Estaba dividida en tres cuerpos
sostenidos por columnas decoradas, en el primero llevaba un viril y en el
segundo, una Inmaculada de plata. Fue destroza en múltiples pedazos, pero no así
las dos piezas anteriores.
En 1840 tenía San Sebastián seis sacerdotes
con un párroco y un teniente, pero en siglos anteriores llegó a tener un cura beneficiado y once clérigos más,
y en la guerra de la Independencia, en
1814, participó con un cáliz y unas vinajeras con su platillo, en la incautación
de la plata para la Junta Suprema de Extremadura.
Lo mismo qué sucedió Ana, dejó de
ser parroquial, incorporándose cómo filial de Santa María en 1913 y hasta 1936 estuvo al frente un sacerdote con
el título de coadjutor y con residencia en esta filial.
La distribución de los altares
era la siguiente: Altar Mayor formado de columnas salomónicas y cuadros
pintados, y en la hornacina principal la imagen del titular, San Sebastián y a
los lados, S. Joaquín y S. Roque y encima, la Dolorosa. Altar de San Juan de Dios, era pequeño, tenía un cuadro de
mérito y una peña imagen de la Dolorosa; este estaba dentro del arco que formaba
la entrada de la sacristía. Altar de
Animas situado sobre el arco que un
hermoso cuadro de ánimas de la Virgen
del Carmen, de gran devoción, y encima,
otro cuadro de ánimas con la Virgen de Montserrat.
Seguía después la capilla del
Sagrado, que era preciosa, cerrada por una hermosa verja de hierro forjada: el
altar era todo dorado con una imagen de
San José en la hornacina principal al
que daba culto la asociación Josefina, y a los lados, las imágenes de San
Rafael y Santa Catalina. Debajo de la imagen principal estaba el Sagrario que
era precioso con cornucopias por dentro y doble puerta, siendo la exterior, un
cuadro de cristal de la Dolorosa que tenía en sendos lados dos pequeños Niños-Jesús
y terminaba con un crucifijo con dos ángeles a los pies y los lados las imágenes de San Francisco de
Asís y Santa Teresa de Jesús. Al lado derecho de éste, había otro de las mismas
proporciones pero más antiguo y deteriorado con las imágenes de Ntro. Padre
Jesús Nazareno y en dos hornacinas laterales Juan Evangelista y Santa María
Magdalena, y debajo un Niño Jesús, llamado el Niño Perdido, a la derecha una
puerta que daba a la sacristía. En esta capilla se encontraban muchos miembros
y devotos de la hermandad de Jesús Nazareno
Sigue la capilla de la Inmaculada
que tenía un cuadro de la misma en su retablo y encima, una pequeña imagen de
San Roque. A continuación estaba la capilla de Santiago con un altar con tres
cuadros del santo y a sus lados, la Virgen y San Lorenzo. A la derecha había
una puerta que daba a un almacén y una escalera que comunicaba al coro donde
estaba el órgano. A continuación, la puerta de la escalera de la torre y la del
templo, con cancel que daba a la calle San Sebastián. Luego seguía la capilla
bautismal que era pequeña con una alacena para la concha y crismera. Seguía la
puerta principal del templo que da a la calle Santiago con un hermoso cancel.
Continuaba la capilla del Resucitado que era pequeñísima y cerrada con rica
verja y el altar lo formaban tres cuadros pintados con la Resurrección del
Señor, Santa Ana y San Pedro. En los laterales y en dos hornacinas en la pared,
las imágenes de San Diego de Alcalá, también llamado de San Nicolás del Puerto,
y San Juan Nepomuceno. Continúa el altar del Reposo, sobre el arco toral y
haciendo juego con el de Ánimas, tiene la imagen de la Virgen del Reposo. Luego
seguía el altar de San Antonio, frente a la sacristía, en una pequeña capilla
de bóveda con un cuadro del santo de gran valor artístico. La sacristía tenía
tres puertas que daban a la capilla Mayor, a la del Sagrario junto a Jesús
Nazareno, y a un corral empedrado, con una parra y dos naranjos. Contenía una
hermosa cajonería, un aparador y un arcón, para ropas, libros y objetos y un
crucifijo con dosel. Había, además, en la iglesia un órgano descompuesto y un melodium
deteriorado, catorce bancos antiguos y veinte de catecismo, dos confesionarios,
un sillón de tres asientos del coro, dos lámparas grandes en el arco toral y
una en el Sagrario. Y entre otras muchas cosas que harían interminable esta relación
había una Carroza o Custodia de madera negra de dos cuerpos formados de
columnas de plata y adornos de lo mismo que servía para la procesión del día de
la infraoctava del Corpus, llamada del Verbo, como recordarán las personas muy
mayores y que ya fue descrita.
He querido ser explícito para que
las nuevas generaciones comprendan como fue la iglesia.
¿Qué pasó después de la Guerra
Civil? Con los restos del retablo del Altar -Mayor de San Sebastián se hizo el
de la capilla del Sagrario de Santa María, y con los restos del retablo del
altar de San José se hizo el actual del Altar Mayor. de Santa María con
columnas salomónicas y donde se puede ver en la parte superior la imagen de San
Sebastián.
La antigua iglesia, gloria del
arte y de la historia, fue destinada para mercado de abastos y en su suelo,
cuando se hicieron las obras,
aparecieron tal cantidad de restos humanos que fue preciso comentárselo al
párroco y enterrarlos Francisco, cosa que yo he comunicarlo al párroco y
enterrarlos en San Francisco cosa que ya he comprobado en la obra que se ha hez
1980 al hacerse las acometidas de alcantarillado, y es que antes se enterraban
en las iglesias, y rara será la familia de Guadalcanal que no tuviera allí
algún familiar.
Esta es la historia de la Iglesia
del Señor San Sebastián. Lástima que tan
interesante edificio se destine a los
actuales servicios. Al cumplirse el
quinto centenario de su fundación, yo que fui bautizado ella, le dedico este
homenaje.
Dr. Antonio Gordón Bernabé
Revista de feria 1985
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