2. La Capitana
La mayor parte del recorrido
transcurre próximo a la cresta de la sierra del Viento, por lo que resulta ser
un extendido mirador con vistas que alcanzan a las depresiones de los dos
grande ríos del sur peninsular, por el norte la del Guadiana y, por el sur, la
del Guadalquivir.
Guadalcanal Iniciamos nuestro
camino muy cerca de la villa de Guadalcanal, un Conjunto Histórico que forma
parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, y que, desde luego,
merece una detenida visita para conocer sus calles y monumentos.
Guadalcanal se encuentra entre
las sierras del Viento y del Agua, que a su vez forman parte del gran macizo de
Sierra Morena, ya próxima al límite entre las provincias de Sevilla y Badajoz.
Junto a la carretera con
dirección a Fuente del Arco y Llerena (A-433), en un lugar cercano a la ermita
del Cristo, que se encuentra al otro lado de la carretera y de la vía del tren,
hay un descansadero del que parte una antigua vía pecuaria, el cordel de los
Molinos, por la que iniciamos nuestra ruta por la sierra del Viento (ver [1] en
el mapa), cuyo nombre nos pone en guardia ante un fenómeno meteorológico al que
muy probablemente tengamos que hacer frente.
Para muchos el nombre de
Guadalcanal está asociado a una de las Islas Salomón donde tuvo lugar una de
las principales batallas de la
II Guerra Mundial. No se trata de una coincidencia. El nombre
de la isla fue puesto en el siglo XVI por el explorador Pedro de Ortega
Valencia, que era natural de esta localidad sevillana.
Nos encontramos ante un carril
amplio, asentado por un uso que viene desde antiguo.
Hasta el pico de la Capitana no dejaremos de ascender,
aunque las pendientes más pronunciadas se encuentran en esta primera parte.
Observatorio astronómico Cuando
ya tenemos recorrido un kilómetro y medio, aproximadamente, nos encontramos junto
a un observatorio astronómico [2] que se construyó en los años ochenta del
pasado siglo, fruto del esfuerzo de unos pocos entusiastas del estudio del gran
manto estelar que cubre esta sierra en noches despejadas y sin luna.
Sobre nuestras cabezas un espacio
infinito que adquiere formas y matices distintos según el día y la hora. Bajo
nuestro pies, un sustrato rocoso formado por calizas marmóreas.
A nuestro alrededor, una dispersa
vegetación mediterránea, compuesta por encinas, coscojas, tomillos o jaras.
Entre la flora silvestre podremos
encontrar algunas especies muy llamativas, como las de las orquídeas, que utilizan
sus bellas y coloridas flores como reclamo para atraer a los insectos que las
polinizan El olivo es el cultivo más extendido, en formaciones adehesadas en
las que no suelen faltar ovejas pastando. Tampoco resulta raro encontrarnos con
grupos de vacas retintas, de aspecto imponente y mirada desconfiada, pero de
actitud pacífica.
de la más soleada que mira al
sur, en la dirección que corren distintos arroyos que nutren al río Viar y al
embalse de El Pintado, que podremos reconocer fácilmente con una visibilidad
normal, a la umbría que nos abre una gran panorámica hacia las campiñas
pacenses, que en su parte más próxima drenan el río Sotillo y el Bembézar, al
que aquél tributa; y ya más lejos el Guadiana.
En el camino nos encontramos con
una cancela, que debemos dejar cerrada, y cruzamos la vía pecuaria Cordel de la Hoya de la Calera. Ya solo queda
alcanzar el cerro de La Capitana
[3], que con sus 950
metros es el punto más alto del parque natural.
El camino se reduce a una senda
en este último trecho de unos 300 metros , que nos conduce al mirador, dotado
de paneles interpretativos del paisaje que se observa en una y otra dirección.
También se encuentra un vértice
geodésico, una señal formada por un cilindro montado sobre un dado de hormigón,
que forma parte de una red mundial, imprescindible para la realización de
mapas.
Apédice 1
3. El aceite de oliva
El olivar forma parte de la
cultura y del paisaje mediterráneo, ahora ya del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Según
los expertos su cultivo se implantó en Andalucía en la época tartésica, hace
unos 2.800 años. Durante el período de dominación romana la Bética fue la principal
productora de aceite de oliva del imperio. Los óleos obtenidos en estas tierras
eran exportados a diversos lugares aprovechando la proximidad del río
Guadalquivir y su navegabilidad.
La producción de aceite de oliva
en Sierra Norte a lo largo de historia ha tenido buenas y malas épocas. En el
siglo XIX Guadalcanal contaba con 16 molinos de aceite. Sin embargo, debido a
la escasa productividad de los olivares de esta zona y a las particulares condiciones
topográficas, con fuertes pendientes que dificultan su recolección, la
producción aceitera entró en declive hasta llegar a la época actual.
Hoy en día el aceite de
Guadalcanal goza de un reconocido prestigio y una merecida fama, como así lo
garantizan los premios obtenidos en diversos certámenes.
Esta calidad es el fruto de un
largo trabajo encaminado a mejorar los procesos de elaboración del aceite y a
una variedad de aceituna propia de la zona, la “pico limón”, de excelente
sabor.
En la molturación o trituración
de la aceituna, se emplea principalmente la variedad pico limón, en una proporción
aproximada de un 75%, junto con otros tipos de aceitunas como la manzanilla, y
la zorzaleña. La pico limón es una aceituna
propia del sur de Extremadura y de esta zona, muy apreciada ya que puede ser
utilizada como aceituna de mesa, aunque su principal destino es la fabricación
de aceites de alta calidad.
Entre éstos se encuentra el
aceite de oliva virgen extra. Se trata de un aceite obtenido únicamente por procedimientos
mecánicos a partir de aceitunas de primera calidad y que no ha sido sometido a
procesos químicos o térmicos de limpieza. El grado de acidez no puede superar los 0,8°, siendo
un producto con un sabor y un olor magníficos, libre de defectos. Es un aceite
muy recomendado para su consumo en crudo, base del aderezo de tostadas, salsas
y ensaladas.
También está indicado para la
preparación de frituras, debido a que es la grasa que mejor conserva las
cualidades de los alimentos, y para condimentar productos cocidos y a la
plancha.
Apenice 3
4. El repetidor de televisión de Guadalcanal
Durante muchos años Guadalcanal
se hizo famoso por su repetidor de televisión que se encuentra ubicado en el
pico de Hamapega.
El equipo instalado en la cumbre
servía como receptor de los programas generados en los estudios centrales de
TVE en Madrid, y una antena tipo mariposa, denominada así porque los distintos elementos
de la antena asemejan las alas de un lepidóptero, difundía la señal para Andalucía
y el sur de Extremadura. Cada vez que había un problema técnico, cosa habitual en
aquellos años, desde Guadalcanal se emitía la carta de ajuste con el nombre de
la localidad.
Por esta razón el nombre del
municipio quedo asociado, en la mente de los andaluces, a los servicios de
televisión.
La antena mariposa original fue
instalada en el año 1961 y estuvo en funcionamiento hasta el año 2009 en el que
fue desmantelada y trasladada a las afueras de la localidad donde ha quedado
como monumento y testigo del servicio que prestó durante casi 50 años.
En todo este tiempo Guadalcanal
ha sido el único puerto de comunicaciones de Andalucía con el mundo. En la
actualidad todavía continúa siendo la vía terrestre de distribución de los
canales de televisión y de todos los canales de TDT a la totalidad de los
centros emisores de Andalucía. Constituye un punto estratégico para el
mantenimiento de las comunicaciones entre Portugal, Andalucía y Extremadura.
apendice 4
5. La chacina
La antigua necesidad de conservar
la carne y de aprovechar las piezas menos valoradas del animal ha dado lugar a
algunos de los productos gastronómicos más apreciados de la Sierra : las chacinas y
embutidos.
La carne picada y aliñada se
introduce en tripas naturales para la producción de embutidos. Estos embutidos,
junto con los jamones, se cuelgan en bodegas y alacenas dejando que el fresco
aire serrano los vaya secando poco a poco. Este proceso de curación tiene distintas
fases y duraciones dependiendo del tipo de producto que queramos obtener.
Las chacinas más demandadas en la
sierra son:
El chorizo ibérico. Existen diferentes formas de elaborarlo y
aliñarlo. Habitualmente en su fabricación se utiliza carne magra y panceta de
cerdo ibérico.
Se emplearán distintas especias y
condimentos en función de si queremos obtener chorizos suaves o fuertes, a los
que se les añade pimentón picante.
La caña de lomo. Para su producción se utilizan piezas de lomo
enteras. Como primer paso en su elaboración se introducen en sal durante 24
horas, se lavan y se maceran durante 48
horas en un aliño formado por sal, ajo molido, pimentón dulce y agua. A continuación
se introducen en una tripa natural y se llevan a un secadero alimentado con
leña de encina, donde están aproximadamente un mes. Finalmente, se cuelgan y se
deja que terminen su curación en una estancia bien ventilada.
El morcón. Existen distintas
formas de elaboración dependiendo de las localidades. Es muy típica su fabricación
similar al chorizo aunque con porciones de magro de mayor tamaño y un adobo
producido con pimentón, ajo y sal. La tripa en la que se embute es el ciego o
morcón, de mayor tamaño que la del chorizo y de forma irregular. Al ser un
embutido de mayor grosor, el proceso de curación y maduración es más lento.
El salchichón.- Fabricado con
lomo de cerdo picado y tocino, todo ello sazonado con sal, pimienta, nuez
moscada rayada y un poquito de cilantro; aunque el aliño varía según las zonas.
Se embute en tripas de vaca o cerdo y se cura al humo durante 10 días. Después
se deja curar en secadero. En algunas localidades se somete a los salchichones
a un proceso de cocción.
La morcilla.- Elaborada con
cebollas y sangre colada.
Con estos dos ingredientes se forma
una pasta que se amasa con sal, ajos machacados, pimentón dulce y picante y
especias como la mejorana y el tomillo.
En este caso, al igual que los
otros embutidos, existen numerosos tipos de preparación. La masa resultante se
embute y se deja secar.
En la comarca, además de las
chacinas que tienen como materia prima la carne de cerdo ibérico, se elaboran otros
embutidos fabricados a base de carne de caza, principalmente de ciervo y jabalí
que abastecen las despensas del territorio.
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