By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



jueves, 13 de febrero de 2014

Guadalcanal C.D. (siglo XX)


Singularidades futboleras

En pasados números de esta revista he contado algunas historias, más o menos simpáticas, que me han acontecido a lo largo de mi ya dilatada vida futbolística, sin embargo en la edición del presente año quiero narrar vivencias que por su particular carácter o por las edades excepcionales de sus protagonistas, pasan de ser meras anécdotas a autenticas SINGULARIDADES FUTBOLERAS.
PRECISION DE CAPELLAN.- A lo largo de la historia, el Guadalcanal C.D. ha presumido de varios jugadores que técnicamente han sido bastante buenos, futbolistas que han poseído un excelente toque de balón y que nos han maravillado a todos por sus increibles controles o por sus magníficos pases. Para mí, desde mi conocimiento y siempre desde mi punto de vista, el mejor de todos, lógicamente hablando de facultades técnicas, ha sido José Antonio Capellán.
Todos los aficionados nos quedábamos boquiabiertos contemplando goles, sus regatees, sus lanzamientos de faltas y sobre todo su peculiar manera de prepararse el balón para el disparo a puerta.
Estas cualidades de Capellán son de todos conocidas, pues unos vivimos "in situ" y a otros se las han contado, pero lo que muy poca gente conoce es lo que este fenómeno era capaz de realizar en los entrenamientos.
Ahí va un ejemplo de su precisión en el tiro a gol. Como es sabido los jugadores, antes del comienzo de los entrenos, nos liamos a pelotear, bien tirando a puerta o simplemente pasándonos el balón, pues el ínclito de Capellán realizaba un ejercido que consistía en lo siguiente: colocaba el balón unos metros fuera del área de penalti y apuntaba a un nudo del larguero o a una mancha de un poste, pues bien, asómbrese ustedes, pero yo contemple no una, sino varias veces, como después de una serie de diez lanzamientos, todos, absolutamente todos dieron en el blanco previamente seleccionado.
JOAQUIN – RAFALIN.-Como todo buen aficionado al fútbol sabe, actualmente existen varios sistemas de juego, el mas corriente de todos es el 4-4-2 algunos equipos utilizan el 5-5-1, el 3-5-2 y mas raramente el 4-3-3, en fin que hay una variada gama de formas de juego, todo ello va en función el resultado, de si se juega en casa o fuera, de si el encuentro de liga o de copa, total, que depende de muchos factores o simple y llana mente del gusto del entrenador de turno, pero no siempre ha sido así porque ha habido épocas en que se jugaba mas abiertamente al ataque.
Cuando yo empecé a hacer mis pintos futboleros el sistema empleado era el siguiente: tres defensas, dos medios y cinco delanteros, dos de los cuales ejercían labores de interiores; imagínense ustedes el lote de correr que se tenían que meter los dos centrocampistas. El Guadalcanal C.D. tuvo la inmensa suerte de contar durante años con dos medios excepcionales, dos medios que controlaban perfectamente el centro del campo, dos medios que corrían de área a área en infinidad de ocasiones, dos medios que defendían muchísimo y que además marcaban bastantes goles, en una palabra auténticos pulmones.
Estos dos medios eran Joaquín y Rafalin. Lo que estos extraordinarios futbolistas corrían en un partido es imposible relatarlo en un escrito, pues alguien podía pensar que soy un exagerado, no obstante les voy a contar un hecho de cada uno de ellos para que ustedes hagan una idea de lo que estos portentos eran capaces de hacer.
Rafalin salía de echar su jornada laboral del horno y se iba a entrenar, pues bien, después de acabar la sesión de entrenamiento ordenada por Zandalio y después de jugar el preceptivo partidillo, estos partidos eran muchísimo mas duros que los que disputábamos los domingos, mientras los demás nos duchábamos, el comenzaba a dar vueltas al campo de futbol, pero no crean que le daba tres o cuatro vueltas, sino veinticinco, treinta o treinta y cinco, según estuviera de animo.
Joaquinín eligió la profesión de militar y por esos avatares del destino, se puso de novio en el vecino pueblo de Alanís, pues resulta que durante el disfrute del permiso veraniego nos comentó que le gustaría volver a jugar en el Guadalcanal C.D., esto ocurría en el verano de 1977, Para asistir a los entrenamientos hacia lo siguiente: se venía desde Alanís a Guadalcanal corriendo, entrenaba exactamente igual, por decir mas, que el resto de la plantilla y se volvía otra vez corriendo para la casa de su novia.
YO CREIA QUE LE DABA FUERTE AL BALON.- Los aficionados ya algo veteranos recordaran que entre mis pocas o muchas cualidades futboleras estaba la de la pegada a la pelota, pues indistintamente a balón parado o en movimiento y tanto con la derecha como con la izquierda le daba con bastante fuerza al esférico, debido a ello, en todos los equipos de los que formé parte siempre fui uno de los encargados de sacar de puerta y del lanzamiento de las faltas desde cualquier zona del terreno de juego.
En cuanto a mi saque de puerta, los delanteros que han jugado conmigo, especialmente los que destacaban por su rapidez, han metido muchos goles aprovechando que les mandaban el balón a las inmediaciones del área rival, y respecto a mis lanzamientos de falta les podía contar anécdotas mas o menos inverosímiles que me acontecieron, pero en este momento las quiero resumir así: he conseguido mucho tantos desde el área contraria, varios desde su línea media, bastantes desde el centro del campo, alguno que otro desde mi línea media y uno desde mi propia área. Este último y único gol se lo marque al Constantina en el verano de 1975 en nuestro Estadio Municipal de El Coso y sobre el tengo que hacer algunas puntualizaciones: primera, hasta hace un par de años nuestro campo era bastante pequeño. Segunda el sol estaba en su ocaso y le pegaba de lleno en los ojos al visitante. Y tercera, este estaba muy adelantado y jamás se le ocurrió e pensar que yo podía tirar directamente a la puerta desde tan lejos.
Pues bien, transcurría la temporada futbolera de 1978-79 y nos enfrentábamos en el Estadio Municipal de el Moro de Cazalla al potente Écija.Durante el transcurso de este partido me entraron ciertas dudas de que si de verdad yo le daba fuerte al balón o no. Verán ustedes. Los saques de puerta del equipo astigitano los realizaba su jugador num. 5 que jugaba en el puesto de libero y el angelito no se conformaba con meter la pelota directamente en nuestra área, sino, que en algunas ocasiones la recogió Gallurt, nuestro portero, sin que tan siquiera botado, y todo esto sin hacer nada de viento ni cosas.
En el descanso comentábamos con asombro todo el plantel Cazallero sobre la pegada de dicho jugador, pero lo mas gordo aún estaba por llegar, pues en el segundo tiempo el eximio jugador nos siguió bombardeando con sus saques de meta y uno de ellos estrello el balón se estrelló en el travesaño de nuestra portería.
HAY QUE TENER GANAS DE JUGAR UN PARTIDO.- Todo el mundo sabe que una temporada de regional en un pueblo de las características de Guadalcanal es durísima, pues el que se mete en el futbol, especialmente los jugadores, se tiene que privar de muchas cosas y realizar muchos sacrificios para cumplir medio bien. Para poder jugar algunos partidos hemos tenido que dejar a nuestros hijos o familiares mas directos enfermos, hemos tenido que un día en nuestra ocupación habitual, hemos tenido que pagar de nuestros bolsillos a alguien que nos sustituya en nuestro puesto de trabajo, etc., etc., etc., en fin, toda una serie de heroicidades o de excentricidades depende si el que opina es aficionado a este deporte o no.
Corría el mes de diciembre de 1983 cuando aconteció el caso, cada cual que lo califique como quiera.
Mi cuñado Gerardo, el policía, aunque estaba destinado en Pamplona durante la temporada antes mencionada, disponía de su correspondiente ficha federativa, pues a pesar de la distancia venía al pueblo con bastante frecuencia. El domingo 11 de diciembre jugábamos contra el Liceo en su campo de Alanís, y el sábado Gerardo nos llama por teléfono y nos dice que vayan a recogerlo al aeropuerto de Sevilla, que llega en un avión a las doce de la noche. Los encargados de ir a por el fueron mi compadre "El Mojino" y mi hermano Bernardo, jugadores de la época, y regresaron a altas horas de la madrugada pues Gerardo tuvo un montón de problemas con los vuelos que ahora yo no soy capaz de poner en pie. Resumiendo, que Gerardo vino desde Pamplona a Guadalcanal sola y exclusivamente para jugar un partido de fútbol, pues inmediatamente finalizado este copio su coche (que previamente y mediante algún que otro cuento a sus padres había dejado antes aquí) y se marchó para tierras navarras, pues entraba de servicio a las ocho de la mañana del lunes.

ANTONIO MURILLO
Revista de Feria 1997

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