Teodora Lamadrid |
Amores que
marcaron el rumbo de su vida e ignorados en su biografía.
Primera parte
Sin duda, y en esto coinciden
todos los historiadores y conocedores de la vida y obra de López de Ayala, tuvo
varios amores y otros tantos desamores.
El primer y tal vez gran amor de su
vida fue Carmen de Ortega y de Castilla, una belleza andaluza, natural del
pueblo sevillano de Osuna, prima de
Adelardo y azafata de la corte, (de este primer amor nos ocuparemos en la segunda
parte de este articulo), que finalmente y sintiéndose despechada por los
comentarios en la capital de la corte Isabelina sobres los escarceos de su
amado y primo con bellas señoritas del
ambiente nocturno y bohemio de la noche madrileña y la oposición de su madre, a
la postre tía de López de Ayala, decide
emprender una nueva aventura y se casa
con el coronel de infantería D. José de Soroa.
Adelardo López de Ayala hay
varios autores e investigadores de su vida como mi amigo
Ignacio Gómez Galván que en su
blog de la Asociación Cultural
Benalixa en una referencia del 05/07/13,
dicen que murió soltero, aunque estuvo a punto de casarse con la bella
actriz Elisa Mendoza Tenorio, hay otros, entre los que se encuentra el escritor
Justo Fernández López, coinciden en que se casó con la primera actriz del
teatro Español.
En 1850 marchó a Madrid para
estrenar su obra “El Tanto por Ciento” en el Teatro Español de la villa y
corte, fue allí donde conoció a su esposa, la primera actriz y protagonista de
dicha obra, Teodora Lamadrid.
Teodora Hervella Cano, conocida
como Teodora Lamadrid, nacida en Zaragoza el 26 de Noviembre de 1820, actriz de amplio registro, tuvo ocasión a lo
largo de su carrera de interpretar algunas de las más representativas piezas de
teatro clásico, en prosa y en verso, y probar suerte también como cantante
lírica de ópera y zarzuela.
Nueve años mayor que el autor de
la obra, fue una de las figuras más destacadas del panorama teatral del siglo
XIX, era habitual en las obras representadas en los teatros Príncipe, Español y
De La Cruz , apenas con doce años se traslado junto a su
hermana a Madrid y fueron contratadas por el empresario teatral Juan Grimaldi.
Sobre los escenarios madrileños
fue consolidando su prestigio hasta que en 1851 interpretó una de las obras
cumbre de su carrera, Adriana Lecouvreur, que supondría su
consagración definitiva. En años sucesivos, su repertorio se fue engrosando con
obras como Locura de amor de Manuel Tamayo y Baus, El tanto por
ciento de López de Ayala, La campana de Almudaina, Lo
positivo, Virginia, La villana de Vallecas, El desdén con el desdén,
Don Juan Tenorio, Los Amantes de Teruel o El Trovador. Su faceta como cantante
lírica incluye una de las primeras óperas españolas, El novio y el
concierto (1841), compuesta por Basilio Basili, y Los solitarios (1842),
con música de Basili y textos de Bretón de los Herreros. Como era habitual en
los actores de la época, realizó también una exitosa gira teatral por diversos
países de Latinoamérica.
Del matrimonio entre la actriz y
el dramaturgo no hay mucha información, si bien parece que no fue muy dilatado
en el tiempo, en una publicación de la revista Argentina “El Plata Científico y
Literario”, publicada en Buenos Aires en 1853 aparece la siguiente noticia:
“Ha llegado a la capital federal
del Plata la cantante lírica Teodora Lamadrid, desposada del político y
dramaturgo español D. Adelardo López y de Ayala, para actuar en el teatro el
Coliseo Principal y representar varias óperas de insignes escritores
españoles…”
Después de este aparente nuevo
fracaso amoroso se le conocieron otros amores, la mayoría relacionados con
damiselas de la farándula o actrices de teatro relacionadas con las
representaciones de sus obras que frecuentaban el Café de La Ibería de la Carrera de San Jerónimo,
lugar de reunión de políticos, escritores y actores, famoso por sus tertulias y
donde Ayala encontraba el escenario perfecto para desarrollar sus dotes de
figurón literario y político conspirador. El café era famoso por tener un
pequeño jardín en un patio interior situado al fondo en el que se
celebraban actuaciones musicales, además de una sala de billares. Las reuniones
políticas se realizaban en el Salón Central.
Elisa Mendoza Tenorio |
En el ocaso de su vida, conoció y
ocupó su corazón Elisa Mendoza Tenorio, artista dramática
de origen vasco nacida en Barcelona en 1856. Debutó en Cádiz en el
papel de niña de la obra Hija y Madre. En 1872 estrenó la obra de
Tamayo El hombre de bien y más
tarde Consuelo (º), tal vez la mejor obra de López de Ayala; La esposa del vengador, de Echegaray, y todas
las obras de Cano. Se hizo famosa en el teatro español hasta
1889, año en que se retira en pleno éxito y fama y se casa con
el doctor Tolosa Latour, viviendo consagrada a las obras benéficas de su
marido.
(º) Consuelo (1878),
como hemos comentado, tal vez su mejor comedia dramática. La obra intenta
demostrar que el posponer el amor al interés conduce a la infelicidad. Es una
defensa del matrimonio y del amor. Es su obra principal y muestra el conflicto
de una mujer mimada entre dos hombres. Desprecia el amor de Lorenzo, pobre y
sincero, y se cara con un rico y egoísta que la engaña. Consuelo acepta un
matrimonio por conveniencias económicas y bienestar social, no por amor. Al fin
es abandonada por ambos.
Con esta obra el autor pretende
dar una enseñanza moral y demostrar cómo los intereses materiales se vuelven
contra los mismos interesados, pues al final Consuelo se queda sola y se
arrepiente de su decisión inicial. Exalta el matrimonio y el amor, de forma
opuesta a la exaltación pasional del Romanticismo. Es un ataque al tema de Don
Juan, tan grato al Romanticismo anterior.
“Sería curioso plantear en torno
al tema de Consuelo el de la tradición de la fidelidad conyugal en la
mujer, de nuestro teatro. Notemos el tipo y las reacciones de Consuelo: abnegación,
sacrificio, heroísmo. Sucumbe, perece, pero no deja nunca de amar al
marido. Menos se concebiría, sin otro amor, llegar a la separación espiritual
del original desenlace de Casa de muñecas de Ibsen. En nuestra
literatura se comprende la “locura de amor”, no la de desamor. Notemos que, al
plantearse un drama histórico, Tamayo había en Locura de amor, entendido a
doña Juana urdiendo una apariencia de celos, para interesar al esposo, análoga
a la que empleó Ayala en las costumbres coetáneas. De este orden, al no
despreciar ni olvidar al marido, se podía llevar la descendencia a
Benavente (El nido ajeno) y su escuela Mamá y Corazón
ciego de Martínez Sierra. Como antecedente, en el Siglo de Oro, citaría el
carácter de Leonor, esposa de Benengiuel, en El Caín de Cataluña, de Rojas.
Elisa, estrenó la obra de
Adelardo López de Ayala, Consuelo, y este autor, célebre cual
ninguno en su tiempo, poeta lírico y dramático, ex ministro y eterno diputado
del Congreso, requirió de amores a Elisa Mendoza Tenorio, quien, como discreta
que era, negó al maduro galán su blanca mano, poco después, es decir., el 30 de
diciembre del año 1879 fallece el dramaturgo, sus restos se encuentran en el cementerio de San Justo de Madrid,
dejando obras inacabadas como La novela “Gustavo” o “Las cartas cruzadas entre López de Ayala y Teodora Lamadrid”.
Biografía.- Revista Mediavalía,
Escritores ORG, Historia de la
Literatura de España, Vidas españolas e hispano-americanas
del siglo XIX, Semanario Pintoresco de España, El Plata Científico y Literario
y Voz española de Maníla
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