Los procedimientos de obtención
del metal y 4
Los hornos de separación de la
plata eran doce y al igual que los de fundición trabajaban solo al 50 % de su
capacidad. Mientras que seis estaban en actividad, los otro seis quedaban
inactivos en preparación para relevar a los anteriores la semana siguiente. Igualmente,
estaban dotados de dos «ingenios» de fuelles que movían
cuatro de estos, a la par que los otros ocho eran avivados por fuelles
manuales. Todos ellos, hornos y fuelles se cobijaban en una nave contigua a la
de fundiciones 88.
A estos hornos se llevan
directamente los pedazos del mineral con mas eleva ley de plata, los denominados
«cochizos>,
siguiendo una nueva técnica igualmente introducida desde Nueva España en 1556 que aconsejaba no
someter este tipo de mineral previa fundición. Con ellos se introduce plomo
que, al mismo tiempo que sirve para “cebar” la fundición sufría una oxidación que
permitía su posterior utilización como fúndete 89 resto del mineral que había pasado antes por
fundición se llevaba a ellos en planchas.
La capacidad de cada uno de
estos hornos era de 40 arrobas en cada operación y el resultado final en plata dependía
evidentemente de la ley en plata del plomo argentífero introducido. Una vez extraídas del horno, las
planchas de plata pura se introducían en agua, se limpiaban y se marcaban con
el sello real, con lo que quedaban dispuestas para su envío al destino que la
Real Hacienda les hubiera proporcionado.
Las operaciones de fusión y
afinación, tal como han sido hasta aquí expuestas sufrieron transformaciones en
Guadalcanal, donde la tecnología se mantuvo en constante evolución y las experiencias
para mejorar los rendimientos o reducir los costes en contacto las americanas
y alemanes fueron continuas;
pequeñas, a veces casi insignificantes innovaciones, pero que son las que, a veces
más que los adelantos espectaculares
contribuyen a hacer los recursos naturales más accesibles al hombre. Ya
en 1556, Pedro Daoíz hacia una demostración ante un miembro de la burocracia
real, el licenciado Vaca de Castro, “que había estado en Yndias”, siempre
el prestigio minero de los que habían vivido en las colonias de un nuevo método de beneficio para el tratamiento de los minerales de Guadalcanal, exhibición que luego repite ante
el propio Rey, entonces fascinado por el mito de la mina andaluza e interesado
en introducir allí cualquier novedad que le permitiera aumentar los beneficios, pero de cuyo secreto
no nos ha llegado noticia 90.
Inmediata después de sustituidas las antiguas fuslinas por los hornos de reverbero,
una investigación auspiciada por Diego López, antiguo minero en Nueva España, proponían una serie de mejoras destinadas a
economizar gastos en las labores de separación de la plata: sustitución de
varios elementos de hierro que incrementaban la reverberación y sobre los que
se colocaba el crisol por losas, mucho más baratas, disminución del las bocas,
que además, y contradiciendo la practica anterior, permanecerían cerradas
durante la operación, lo que disminuía
el tiro y consiguientemente producía una minoración del consumo energético, todo lo cual
manifestaba que lo hacía a “estilo de Nueva España. 91. En 1573, Agustín de
Sotomayor, otro técnico formado en América, proponía un nuevo método de
separación de la plata, mediante lo que el denominó “afinación de cebo al polvillo”,
que permitía un aumento de la cantidad de plata resultante, una nueva reducción
de costes y un incremento de la producción de fundente en separación de plata,
que luego podía ser empleado en las fundiciones. La innovación prospera porque,
a decir de los oficiales
“el arte del cebo (es cosa)
reprobada por los administradores y ministros por menos conuiniente de lo que
ahora se usa por muchas razones, como es el pestífero humo de los buitrones
donde se ceba, que engrasa y mata los hombres” 92.
La capacidad productiva en
hornos de fundición y separación de plata era realmente alta en Guadalcanal.
Funcionando cuatro hornos durante cinco días de la semana, con una capacidad
por fundición de 30 arrobas de mineral en cada horno, lo que arroja 120 arrobas en total de mineral fundiendo
simultáneamente, podrían tratarse en un mes “cuatro semanas de cinco días”
calculando dos fundiciones diarias hasta 4.800 de mineral fundido en ese lapso
mensual. La productividad se ve favorecida por una decisión que se toma en el primer año de la explotación
real, la yuxtaposición de las diversas actividades de la mina, mediante el
traslado de las labores de fundición y copelación desde núcleo urbano de
Guadalcanal al mismo pie de mina y la colocación de unas y otras proximidad y a
continuación, una decisión que desde la perspectiva de nuestros días parece obvia, pero que no lo era tanto en
aquellos días.
“A los alemanes (escribía Diego
López) he hecho pasar a fundir arriba a la c, de los yngenios, que no a sido
poco averlo hecho de voluntad, de que no por descanso es, por estar arriba todo
acomodado y a la mano el metal y greta y cendrada y carbón y astilla para la
qual e hecho un portal en que la hagan de: la casa de la afinación a la casa de
los yngenios, donde el sol y el agua no estorue y estén junto a la fundición y
afinación que también rajaran allí la h para ella, y escusarse ha el acarreto
de donde se trae. Porque eta a las espalda del corral de la dicha leña” 93
Sin embargo, en 1559, cuando
parece comprobable que la explotación de Guadalcanal alcanzaba su punto álgido,
no se llegan a alcanzar nunca esos máximos de productividad y es que, al igual
que en el caso de la extracción de los pozos, las deseables productividades
máximas chocaban con una serie de hándicaps que impedían el que se obtuviera junto
a los ya expuestos antes —los días festivos, el interés o no por la
ganancia de destajistas, etc. — se producen toda una serie de
disfunciones que inciden directamente en la consecución de unos determinados
niveles de productividad, disfunciones que consecuencia directa de las formas
antiguas de organización y coordinación del trabajos difíciles de comprender
para los hombres de nuestro tiempo, acostumbrados a pensar desde los esquemas
del trabajo en cadena y de su peculiar forma de organización. A pesar de que la
división del trabajo alcanza cotas notables, de que las ordenanzas intesten
regular hasta la nimiedad los distintos cometidos, de cada trabajador y de que
estos vean incentivados con primas, la descoordinación entre unos operarios y
otros es notable tal como nos dejan ver los documentos. A todo ello hay que añadir
las frecuentes averías, tanto por los propios hornos como en las mecanismos
auxiliares; en 1557 informaba Mendoza:
“funden los cuatro hornos que
suelen. Estas dos semanas pasadas han hecho poca hazienda, así porque la una
anduvieron malos, porque se descuidaron los fundidores en el adoballos bien, y
lo otro por las fiestas. Remediarse ha la pérdida pasada en esto, porque los
sábados, que dejaban de fundir por salir a adobar los hornos, no paren y haya
horneros que les adoben por hornos, todo lo qual se ha dejado de hazer por no
haberlos tan diestros que estuvieren satisfechos los fundidores dellos y agora
los hay, y asi se hará la hazienda mas descansadamente y mejor” 94.
En ocasiones, era la falta de
mulas que, o bien paralizaba las fundiciones, o hacia preciso sustituirlas por
caballos alquilados, lo que elevaba extraordinariamente los gastos 95 o la falta de coordinación entre los encargados de las
caballerías y los de los hornos, que hacía que aquellos no estuvieran preparados a pie de ingenio para
hacer el imprescindible relevo, lo que hacía descender por falta de corriente
de aire la temperatura de los hornos y alargaba la duración de las fundiciones, o la de los
propios encargados de hornos que a r la ordenanza que expresamente ordenaba que:
“.se procurara por los guardas de
las fundiciones que cuando unos hornos acaben de fundir estén otros aderezados
y a punto para que se pueda fundir en ellos, sin que los fundidores se
detengan” ,
no lo cumplian y su
incumplimiento acarreaba igualmente retardos importantes en la sucesión de fundiciones 96. A partir de 1565 el problema que se plantea es
justamente el contrario, el del exceso de capacidad productiva en fundición en
relación con la extracción de mineral, lo que aconsejara a los administradores
guadalcanalinos que se invierta en la búsqueda de:
“otras minas de otros metales, aunque no fuesen muy
ricos para comenzar a caldear los hornos, porque los relaves ya no son nada” 97.
Las labores de tratamiento de
mineral se efectuaban desde fines de septiembre hasta mediados de junio y se
suspendían durante los meses de mayores rigores caniculares, dado que la
temperatura de las instalaciones hubiera hecho imposible los trabajos. Sólo en un año de excepcional producción —1558— se
continuaron las labores durante meses veraniegos.
89 “Ansimismo les paresce (a la comisión nombrada al efecto) que los cochizos y metales que se sacan de los pozos, no se fundan sino que se ceben sobre el plomo en los dichos basos de reberberación a uso de la Nueba españa y esto se puede hacer al tiempo que el plomo pobre. se ha de fazer almártaga sin otra cosa ninguna”;
Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fols. 4-5-6-20 al 24.
90 A la demostración ante Vaca de Castro
“ traxo consigo ciertos alquimistas y ueneficiadores de minas: el dicho Vaca de Castro tomo de la dicha mina de Guadalcanal y lo peso y dió a los que venian con él, los quales lo molieron",
y enmartagaron y fundieron y después lo pusieron en la cendrada y lo affinaron y sacaron su plata. Ya que esto acauaron, el dicho Vaca de Castro diome de la misma mina la cantidad que dio a los otros y mudeme a otro aposento y volví a dar la mina al dicho Vaca de Castro, el qual y los que con el vinieron la reconocieron y pesaron y satisfechos della ya lo puse así entera como estaua en la cendrada y con sólo ayudarle con muy poquito plomo se affinó y quedo la plata en la cendrada, la qual sacada y pesada con la otra saqué yo más cantidad de plata que los otros.
Tubo notocía Muñatones el tuerto, el qual estaua proueydo para Yndias y llamo a Gerónimo
y auiendose ynformado del dixo que lo queria ver, aperciuiome el dicho contraste y vino el dicho Muñatones con castellanos y flamencos y no confiandose de ninguno, el mismo tomó de la mina y parte della pesada la dio a los que venian con él, los quales la molieron y lauaron y enmartagaron y fundieron y después la pusieron en la cendrada y la afinaron y sacaron su plata.
Ya que estos acauaron, el dicho Muñatones me dió de la misma mina pesada la misma cantidad que a los otros y pasando a otro aposiento luego volví con ella y se lo di al dicho Muñatones, el qual la peso y la reconocieron todos y estando satisfechos la puse en la cendrada y ayudando con muy poquito plomo se affinó y saqué mas plata que los otros. Vaca de Castro tomó información secreta y la enbió a Flandes a Su Magestad.
(En 1559), llegado Su Magd. en España, desde Toledo me enbió a Ilamar Vaca de Castro y llegado io en Toledo me dixo que Su Magd. quería ver el negocio y llamóme D. Francisco de Mendeza y lleuome al alcazarar y en presencia de ciertos alemanes por la misma horden que otras vezes hize mi affinación. Pasado esto me tornó a llamar el dicho D. Francisco y me dixo
Que me apergeuiese para el otro día y lleuome al alcazas y allé que ya auian dado fuego al qu me apareciesen y estauan en el aposento españoles, ytalianos y flamencos y alemanes. Estando que esto llegó Su Magd. y visto el effeto dixo por que esto no se haze en Guadalcanal. Respondieron, imposible es que este honbre no sea embajador. Yo le respondí, verdad es por ser vosotros e Su Magd. sonriéndose, puso el guante en el rostro y fuese; el D. Francisco quedó dando patadas” .
Crf. A.G.S. Estadoo, Leg.° 362.
91 A G-S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 42. Según un interrogado en la información de testigos:
“La dicha plata salía buena y en mas breue termino de los dichos buytrones que hasta allí y a costa de leña y hierro”.
El ahorro de hierro era considerable. Se colocaban en cada horno dieciséis barras, con un peso cada una de tres quintales, lo que hace un total de 128 barras y 24 quintales para los ocho hornos de que disponía la instalación minera. Dado que
“en termino de un mes (...) es menester renovar (las barras) porque el fuego las gastaba y consumía”
Y que en 1556 el precio del quintal de hierro sin labrar era de 26 reales, el ahorro mensual, sin incluir el trabajo del herrero de la mina, ascendía a 21.216 maravedíes.
En cuanto a la leña, cada buitrón consumía 10 cargas de leña a 68 maravedíes la carga y el consumo se reduce al 50 % el gasto diario, de 6.800 maravedíes se queda en 3.400.
Igualmente se ahorran
“cantidad de tejas que se ponían encima de las dichas barras y agora encima de las losas no se ponen”.
92 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5.
93 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43.
94 A-G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 31, carta a Su Magd. de Diego López.
95 AGS. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 165, fol. 33.
96 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10. Informaba Diego López en relación con las máquinas de soplado:
“Trayan mal rrecabdo quando metian los caballos o azemilas en los yngenios, que por no tener aparejos doblados se enfriaban los hornos mientras metían unos y sacaban otros y faltauales la:
"la advertencia de que un honbre dellos traxese los fuelles entretanto que se metía el dicho cauallo que con fazilidad era bastante para que no se enfriase y el daño no se puede creer. Mando oviese aparejos doblados (...) y asi se haze y haran otros obillos y cosas faciles de hazer y dificultosas de entender los que no tubieren yspiriencias, que aunque en esta fábrica ay honbres que las an visto y con recordarseles bastará”
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43.
97 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 46.
Otras informaciones sobre fundición y “afinación” en A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 21. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5; Leg.° 34, fol. 323; Leg.° 36, fol. 150; Leg.° 31, L A-G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5. A.G.S. Estado, Leg. 113 fols. 2-3-4-5-6; Leg.° 510, fol. 111. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 31. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fol. 23. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 30, fol. 112. A.G.S. Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5. GONZALEZ, T.: Noticia histórica... minas de Guadalcanal, A-G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 9, sobre la mina de Valverde. A.G.S. leg .° 138, fol. 13-15-17. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 47, fols. 60 a 69; Leg.° 39, .fol. 9o Leg° 46, fols. 188 a 189; Leg.° 50, fol. 36.
89 “Ansimismo les paresce (a la comisión nombrada al efecto) que los cochizos y metales que se sacan de los pozos, no se fundan sino que se ceben sobre el plomo en los dichos basos de reberberación a uso de la Nueba españa y esto se puede hacer al tiempo que el plomo pobre. se ha de fazer almártaga sin otra cosa ninguna”;
Cfr. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fols. 4-5-6-20 al 24.
90 A la demostración ante Vaca de Castro
“ traxo consigo ciertos alquimistas y ueneficiadores de minas: el dicho Vaca de Castro tomo de la dicha mina de Guadalcanal y lo peso y dió a los que venian con él, los quales lo molieron",
y enmartagaron y fundieron y después lo pusieron en la cendrada y lo affinaron y sacaron su plata. Ya que esto acauaron, el dicho Vaca de Castro diome de la misma mina la cantidad que dio a los otros y mudeme a otro aposento y volví a dar la mina al dicho Vaca de Castro, el qual y los que con el vinieron la reconocieron y pesaron y satisfechos della ya lo puse así entera como estaua en la cendrada y con sólo ayudarle con muy poquito plomo se affinó y quedo la plata en la cendrada, la qual sacada y pesada con la otra saqué yo más cantidad de plata que los otros.
Tubo notocía Muñatones el tuerto, el qual estaua proueydo para Yndias y llamo a Gerónimo
y auiendose ynformado del dixo que lo queria ver, aperciuiome el dicho contraste y vino el dicho Muñatones con castellanos y flamencos y no confiandose de ninguno, el mismo tomó de la mina y parte della pesada la dio a los que venian con él, los quales la molieron y lauaron y enmartagaron y fundieron y después la pusieron en la cendrada y la afinaron y sacaron su plata.
Ya que estos acauaron, el dicho Muñatones me dió de la misma mina pesada la misma cantidad que a los otros y pasando a otro aposiento luego volví con ella y se lo di al dicho Muñatones, el qual la peso y la reconocieron todos y estando satisfechos la puse en la cendrada y ayudando con muy poquito plomo se affinó y saqué mas plata que los otros. Vaca de Castro tomó información secreta y la enbió a Flandes a Su Magestad.
(En 1559), llegado Su Magd. en España, desde Toledo me enbió a Ilamar Vaca de Castro y llegado io en Toledo me dixo que Su Magd. quería ver el negocio y llamóme D. Francisco de Mendeza y lleuome al alcazarar y en presencia de ciertos alemanes por la misma horden que otras vezes hize mi affinación. Pasado esto me tornó a llamar el dicho D. Francisco y me dixo
Que me apergeuiese para el otro día y lleuome al alcazas y allé que ya auian dado fuego al qu me apareciesen y estauan en el aposento españoles, ytalianos y flamencos y alemanes. Estando que esto llegó Su Magd. y visto el effeto dixo por que esto no se haze en Guadalcanal. Respondieron, imposible es que este honbre no sea embajador. Yo le respondí, verdad es por ser vosotros e Su Magd. sonriéndose, puso el guante en el rostro y fuese; el D. Francisco quedó dando patadas” .
Crf. A.G.S. Estadoo, Leg.° 362.
91 A G-S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 42. Según un interrogado en la información de testigos:
“La dicha plata salía buena y en mas breue termino de los dichos buytrones que hasta allí y a costa de leña y hierro”.
El ahorro de hierro era considerable. Se colocaban en cada horno dieciséis barras, con un peso cada una de tres quintales, lo que hace un total de 128 barras y 24 quintales para los ocho hornos de que disponía la instalación minera. Dado que
“en termino de un mes (...) es menester renovar (las barras) porque el fuego las gastaba y consumía”
Y que en 1556 el precio del quintal de hierro sin labrar era de 26 reales, el ahorro mensual, sin incluir el trabajo del herrero de la mina, ascendía a 21.216 maravedíes.
En cuanto a la leña, cada buitrón consumía 10 cargas de leña a 68 maravedíes la carga y el consumo se reduce al 50 % el gasto diario, de 6.800 maravedíes se queda en 3.400.
Igualmente se ahorran
“cantidad de tejas que se ponían encima de las dichas barras y agora encima de las losas no se ponen”.
92 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5.
93 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43.
94 A-G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 31, carta a Su Magd. de Diego López.
95 AGS. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 165, fol. 33.
96 A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10. Informaba Diego López en relación con las máquinas de soplado:
“Trayan mal rrecabdo quando metian los caballos o azemilas en los yngenios, que por no tener aparejos doblados se enfriaban los hornos mientras metían unos y sacaban otros y faltauales la:
"la advertencia de que un honbre dellos traxese los fuelles entretanto que se metía el dicho cauallo que con fazilidad era bastante para que no se enfriase y el daño no se puede creer. Mando oviese aparejos doblados (...) y asi se haze y haran otros obillos y cosas faciles de hazer y dificultosas de entender los que no tubieren yspiriencias, que aunque en esta fábrica ay honbres que las an visto y con recordarseles bastará”
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 43.
97 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 31, fol. 46.
Otras informaciones sobre fundición y “afinación” en A.G.S. Diversos de Castilla, Leg.° 46, fol. 21. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5; Leg.° 34, fol. 323; Leg.° 36, fol. 150; Leg.° 31, L A-G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 1, fol. 10; Leg.° 14, fol. 5. A.G.S. Estado, Leg. 113 fols. 2-3-4-5-6; Leg.° 510, fol. 111. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 31. A.G.S. Estado, Leg.° 113, fol. 23. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 30, fol. 112. A.G.S. Juntas de Hacienda, Leg.° 126, fol. 5. GONZALEZ, T.: Noticia histórica... minas de Guadalcanal, A-G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 9, sobre la mina de Valverde. A.G.S. leg .° 138, fol. 13-15-17. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 47, fols. 60 a 69; Leg.° 39, .fol. 9o Leg° 46, fols. 188 a 189; Leg.° 50, fol. 36.
De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
Julio Sánchez Gómez
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