No se tienen
datos exactos de los siguientes años de la centuria hasta el año 1683, poco
explicable una caída tan brutal en un
corto periodo. El descenso de los años ochenta fue el resultado de la reforma
fiscal emprendida en 1683 para adecuar la imposición fiscal a la devaluación
monetaria decretada tres años antes. La reducción del valor de las alcabalas es
aproximadamente de un 15% para el partido de Fuente del Maestre, de un 50% para
el de Guadalcanal y de un 25% para el
nuevo de Llerena, en tanto que las alcabalas de esta ciudad bajaban en un 32%.
Unos por ciento.- La creciente
presión de los gastos militares en el reinado de Felipe IV obligó a la Corona a
buscar nuevas fuentes de ingresos para reforzar un sistema fiscal, que se revelaba
insuficiente para sostener una política exterior cada vez más costosa. El
principal medio imaginado para conseguir este objetivo fue acudir una y otra
vez a las Cortes en solicitud de nuevos servicios, cuya financiación suponía la
implantación de nuevas contribuciones que frecuentemente acababan convirtiéndose
en nuevos impuestos. El más importante de ellos fueron los "cientos", que, en principio, pueden ser considerados
como un recargo sobre la alcabala. La introducción del primer ciento se produjo,
según Artola, en febrero de 1626 como uno de los medios para financiar el servicio
de 12 millones aprobado días antes. El nuevo impuesto tenía sobre la alcabala
la ventaja de su universalidad, pues gravaba todos los productos, excepto el pan,
y se aplicaba a todos sin privilegios ni exenciones, por lo que es un impuesto muy importante y casi equitativo
comparado con otros muchos más gravoso en la época para personas sin recursos.
Estos cientos
se fueron aplicando en años sucesivos según necesidades de la corona, en 1656
las Cortes aprobaban un tercer ciento, cuyo valor en el partido de Llerena es
de 3.628.692 maravedís y 3.465.292 en 1657 y 1658 respetivamente.
Las cantidades
que correspondieron a cada una de las villas y lugares de la jurisdicción de lccl6n
del gobernador de Llerena son variables según las rentas de cada población en
ingresos anuales, en Guadalcanal el
año 1657 fue de 192.611 maravedíes y el año siguiente y debido a los factores
de disminución fue de 142.765, entre tanto, el Llerena ciudad, estos dos años
la cantidad fue igual, 794.889 maravedíes y en el reto de villas de la
gobernación de Llerena fue igualmente igualitaria en bienio, por lo que solo se
observa la disminución en Guadalcanal.
En 1664 las
Cortes concedían el cuarto y ultimo ciento, quedando ya definitivamente imponía
la nueva lmposld6n.
El valor de los
cientos en d partido de Llerena va disminuyendo progresivamente tal vez como
consecuencia de una modificación del cupo asignado en consideración a los
efectos desastrosos de la guerra de Portugal. Así, el valor del tercer ciento
representaba solamente un 67% del primero. Con la introducción del cuarto ciento se produce una nueva baja,
quedando reducido cada uno por ciento a dos millones y medio de maravedís
anuales aproximadamente, lo que significa algo menos del 50% del primer ciento.
La moneda forera.- Era un
impuesto de origen medieval que pagaban exclusivamente los pecheros cada siete
años. Este impuesto se implantó como consecuencia de la práctica de los reyes,
para procurarse recursos financieros en los casos de apuro, de rebajar la ley
de la moneda manteniendo su valor nominal. Esta operación, que producía graves perjuicios
económicos, obligó a los concejos a comprar al rey su derecho de acunar moneda
durante un tiempo determlnado, que se fijó en siete años. La reparación de esta
venta dio lugar a que se convirtiera en un tributo llamado "moneda forera". En el reinado de Carlos I, su tarifa se
fijó en 8 maravedís de moneda vieja o 16 blancas para Extremadura y Castilla.
Los Ingresos proporcionados por este impuesto eran, por tanto, muy bajos. Según
Domínguez Ortiz en el siglo XVII no excedían de unos 20.000 ducados cada siete años.
La información conseguida
sobre este impuesto en el partido de Llerena es muy pobre. El único dato importante
es el de la paga realizada por la villa de Llerena de los siete años que cumplieron
a fines de 1620, cuyo importe ascendió a 27.424 maravedís, que fueron aportados
en su totalidad por su Ayuntamiento.
Los estancos.- Los estancos eran una de las regalías o
derechos privativos inherentes al poder real. El estanco consistía en el
monopolio por parte de la Corona de la producción y, o, comercialización de
ciertos artículos. Desde el reinado de Felipe II, el estanco más importante por
el volumen de sus ingresos fue el de la sal.
Servicios ordinarios y
extraordinarios.-.
El servicio era
una concesión financiera que las Cortes hacían en nombre del Reino al rey. En
la Edad Media, los servidos tenían un carácter suplementario y temporal, y su
fin era ayudar al rey en momentos de dificultades en la cuantía solicitada por él
pero en la Edad Módena pierden esta característica.
Durante todo su
reinado, Carios I solicitó continuos servidos, primero el llamado servicio ordinario
y después, desde 1525, pedía también casi siempre un servicio extraordinario,
que quedaron congelados en 304 y 150 millones de maravedís respectivamente a
partir de las Cortes de Toledo de 1538. Desde mediados del siglo XVI, la cuota
anual de ambos servicios se fijó en 150 millones de maravedís aproximadamente
que, según Domínguez Ortiz (40), se reducen a unos 148 a partir de 1591. De
esta manera los servicios perdieron su carácter temporal y se convirtieron en
una renta fija, aunque se mantendrá la formalidad de ser votados en Cortes
hasta las de 1660-1664, últimas que aprobaron servidos.
Los servicios
ordinarios y extraordinarios en maravedíes en pagos anuales repartidos a las poblaciones de Llerena en el
trienio 1656-1658, parece que no fueron muy equitativos, si destacamos que la
paga anual para Guadalcanal era de
168.803 maravedíes, en Llerena término
328.788 y en Fuente del Arco, apenas 40.000, observando estas desigualdades en
el resto de poblaciones del partido sin tener en cuenta otras divergencias
económicas.
Los servicios de millones.- La conversión de los servicios ordinarios y
extraordinarios en un ingreso permanente, pero de cuantía invariable, no fue
suflclente para atender unos gastos en constante aumento a causa de los
continuos compromisos exteriores, por lo que la Corona se vio forzada a acudir
a las Cortes en solitud de nuevos servicios.
En cuanto a la
fórmula de distribución del servicio entre los distintos territorios de la
Corona de Castilla, inicialmente fue la del reparamiento. En 1590, la Administración
Real asignó a cada circunscripción un cupo determinado de acuerdo con el procedimiento utilizado en el repartimiento
base de 1545 para el servicio ordenarlo, con las modificaciones que implicaba
la incorporación del reino de Granada y de algunos lugares y personas exentos
del servicio ordinario y extraordinario.
En d siglo XVII, el sistema de repartimiento alternó con el de cuota
sobre el consumo, cuyo valor estaba determinado por el de las sisas.
La recaudación
de la sisa se encomendó generalmente a arrendadores y, cuando no podían
arrendarse, se administraba por un fiel nombrado por el Ayuntamiento. Este
segundo procedimiento era más frecuente en las pobladores pequeñas como Ahillones,
Casas de Reina, Reina, etc.
Pero lo verdaderamente
preocupante en el tema de las sisas era
para la corana en los productos de necesidad para la alimentación, de la
población y más importante de la tropa, estos productos principales eran el
vino, aceite y carne, así se puede apreciar en el cuadro siguiente, aun no
siendo cifras totalmente exactas, pero
si muy aproximadas.
Valores de las
sisas de cio, aceite y carne en las poblaciones de la gobernación de Llerena
(en maravedíes)
Población 1601 1603
1605 1607
Ahillones 56.800 56.064 31.921
70.000
Azuaga 316.680 384.619 346.388
Bienvenida 76.800 107.771 92.098
Casas de Reina 27.880 46.382
36.818 31.280
Fuente del Arco
26.100 35.328 65.001 66.315
Granja 46.300 78.383
93.623
Guadalcanal 244.950 418.317
355.049 327.318
Hinojosa 17.000 24.973
27.666
Llerena 1.150.400 1.469.385 1.356.011
1.289.225
Oliva 102.680 110.854 86.975
136.900
Palomas 65.960 80.760
94.304 68.652
Puebla de S.P. 97.200
123.241 121.665 128.298
Reina 3.400 4.114 8.043
Ribera 182.471 255.770 290.088 250.000
Los Santos
189.725 261.082 235.647 268.340
Trasierra 16.125 10.382 11.792 11.838
Usagre 136.398 217.610 149.004
Respecto a los
arrendadores de las sisas, la información es reducida, limitándose al nombre y procedencia.
Casi todos son vecinos de las localidades donde arriendan las sisas. Un dato
interesante es d escaso número de personas que aparecen en este negocio, Indusio
en aquellas localidades cuyas sisas alcanzaban un valor considerable, En Guadalcanal destacan Francisco González
y Gonzalo de la Fuente, que casi siempre figuran asociados, En Azuaga actúan
solamente dos personas: Alonso Delgado y, sobre todo, Pedro Cano.
Repartimientos.- Fueron frecuentes los repartimientos de
diversa índole hechos a las pobladociones del partido de Llerena a lo largo del
siglo XVII. El primer repartimiento del que tenemos noticia fue el impuesto a
LIerena en 1613. En esta fecha le fueron repartidos 171.324 maravedís para financiar
los gastos de la construcción de las "torres
de la mar". En el mismo año y en los siguientes, Llerena soportó, y
probablemente las demás pobladociones de su partido, otros repartimientos, cuya
cuantía no indican los documentos, para atender las reparaciones de los puentes
de Mérida, Badajoz y Medellín.
El repartimiento
entre las villas del partido se hizo, al parecer, en función de su población y recursos. A Llerena le
correspondieron 500 ducados, a Guadalcanal
450, a Los Santos 200, a Ribera 150, etc.
El estado financiero
del partido de Llerena empeoró considerablemente en los meses siguientes a
causa del aumento de las cargas fiscales. A comienzos del verano de 1643,
cuando llega la noticia de una previsible invasión de la provincia por el ejército
portugués y se ordena realizar todos los esmeros posibles para acudir en
defensa de la frontera, la situación es dramática. No hay damero alguno para
remunerar a la tropa reclutada con destino a Badajoz y el Cabildo reconoce la
situación de quiebra de la hacienda municipal de la mayoría de localidades:
En referencia a
Llerena: "...y por ser la ocasión
tan comprometida e ingente, que al presente esta ciudad tiene un maravedí de
propios de que valerse para el dicho socorro ni de otra parte, se acordó se
tomen prestados 300 ducados del alfolí”.
Conclusiones.-
El partido de Llerena comprendía desde el punto de vista jurisdiccional y gubernativo
un espacio extenso, aproximadamente unos 2.000 kilómetros cuadrados, en los que
se asentaban diecisiete villas y cuatro lugares. Esta tierra había conseguido
en la segunda mitad de siglo XVI un cierto esplendor; su población era elevada
para la época, situándose en tomo a los 40.000 habitantes en 1591, lo que suponía
una densidad de unos 20 habitantes por kilómetro cuadrado, parecida a la de las
regiones más prosperas de España; los niveles de la producción agraria eran
relativamente elevados y la vida económica en general aparecía dinamizada por
las remesas de plata enviada por los emigrantes a Indias; era también una época
dorada de arte. Nada hacía sospechar hada los años ochenta y noventa del siglo
XVI las desdichas. Calamidades y pesares que soportarían las generaciones venideras,
porque d siglo XVII fue para esta tierra, como para el resto de Extremadura y
de la mayor parte de España, un siglo, en su conjunto, malo, por lo menos desde
el punto de vista demográfico, económico y político. En esta época, se fraguó
la decadencia de Extremadura en la Edad Módena de la que tardó bastante tiempo en
recuperarse.
Guadalcanal, el caso particular que
nos implica este trabajo, teniendo en cuenta que era ya en la época una villa
importante dentro del partido de Llerena, con sus avatares en las ricas minas
de plata y un incipiente mercado de producción de vino, hasta el punto de que
en esta villa el valor del diezmo del vino de algunos años superaba ampliamente
al de cereales, bebida que era muy apreciada en toda la península, la corte
real y una importante exportación hacía el nuevo mundo, el resto de agricultura
que se basaba en el cultivo de secano
era también un ratio importante dentro
del partido, siendo esta villa el mayor productor de zumaque e importante
aportación del resto de cereales, en cambio, la ganadería basada en las
dehesas, no aportaba las cantidades tan apreciables como otras villas.
Tesis presentada en 2014 por Juan R. González Uceda sobre Guadalcanal en el siglo XVII.
Fuentes.- Historia rural de la baja Extremadura (Crisis, decadencia y presión fiscal el siglo XVII), La hacienda del antiguo régimen, Desarrollo y crisis en el antiguo régimen, Demográfica histórica de España y Hemerotecas
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