By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 29 de junio de 2013

Las dos expediciones de Álvaro de Mendaña a las Islas Salomón 5

Expediciones y Rutas

De Álvaro de Mendaña y Neira o Neyra se saben muchas cosas de su dilatada vida llevada en la Nueva España. Embarcó hacia el Perú con el nombre de Álvaro Rodríguez y Neira y en ocasiones se lo denomina Mendaña y Castro. Mendaña acompañó a su tío Lope en 1567 cuando éste fue nombrado presidente de la Real Audiencia de Lima.
Los españoles supieron de boca de los
incas la leyenda que decía que hacia el oeste se encontraban unas islas llenas de oro. Inmediatamente se compararon estas islas con la Tierra de Ofir, donde estaban las minas de oro del rey Salomón. Como el cargo de virrey del Perú se hallaba vacante, el presidente de la Audiencia, Lope García de Castro, ejercía las funciones de virrey y encargó la dirección de la expedición a su sobrino Mendaña, en contra de las aspiraciones de Pedro Sarmiento de Gamboa, que reivindicaba la iniciativa de la expedición.
Las naves de la expedición eran Los Reyes y Todos los Santos, de 300 y 200 toneladas, respectivamente. Los capitanes eran
Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega Valencia y el piloto mayor Hernán Gallego. La tripulación constaba de unos 150 hombres, incluidos marineros, soldados, cuatro frailes franciscanos y una veintena de esclavos. El objetivo de la expedición era buscar la supuesta Terra Australis Incognita, explorar sus recursos y estudiar las posibilidades de colonización. Mendaña llevaba la orden de fundar un establecimiento.
La expedición partió de
El Callao, el puerto de Lima, el 20 de noviembre de 1567. Después de pasar el 15 de enero de 1568 por delante de la isla de Jesús (Nui), en las islas Tuvalu, llegó sin escalas a la primera de las islas Salomón, Santa Isabel, el 7 de febrero, en donde una parte de la expedición construyó un bergantín y otra parte exploró las islas cercanas: Ramos, La Galera, Buena Vista, Flores, San Dunas, San Germán, Guadalupe, Guadalcanal , San Jorge, San Nicolás, Arrecifes y San Marcos, llegando el 25 de mayo de retorno a Santa Isabel. El mar entre el Perú y la isla Nui fue bautizado como golfo de la Concepción y golfo de la Candelaria. Durante seis meses permanecieron en la isla de Santa Isabel, Guadalcanal y San Cristóbal (Makira) y exploraron una veintena de islas. Aunque no encontraron oro, el nombre de islas Salomón ya había hecho fortuna. El viaje de vuelta lo hicieron por la ruta utilizada por el Galeón de Manila hasta Acapulco, pasando por la isla de San Francisco (isla Wake).

Ruta del primer viaje.- El Callao, puerto de Lima, 20 de noviembre de 1567, Isla de Jesús (hoy
Nui, en Tuvalu), 15 de enero de 1568 Islas Salomón: Baxos de la Candelaria (Ontong Java), 1 de febrero Santa Ysabel, del 7 de febrero al 17 de agosto, Isla de Ramos (Malaita), San Jorge (al sur de Isabel), las islas Florecida, Galera, Buenavista, San Dimas, y Guadalupe (grupo de islas Florida o Nggela Sule), Guadalcanal, Sesarga (Savo), islas San Nicolás, San Jerónimo y Arrecifes (grupo Nueva Georgia), San Marcos (Choiseul), San Cristóbal (Makira), Treguada (Ulawa), Tres Marías (Olu Malua), San Juan (Uki Ni Masi), San Urbán (Rennell), Santa Catalina, Santa Ana. Baxos de San Bartolomé (atolón Maloelap, islas Marshall). Isla de San Francisco (hoy islas Wake). El Callao, 22 de julio de 1569.

Segundo viaje.- Durante veinticinco años Mendaña intentó hacer un segundo viaje para colonizar las islas Salomón. Aunque tenía la aprobación del rey, se encontró con el rechazo de las autoridades coloniales, descontentas con los resultados del primer viaje, y con la de los enemigos de su tío, que había muerto. Fue el nuevo virrey,
García Hurtado de Mendoza Marqués de Cañete, quien patrocinó la nueva expedición gracias a la influencia de la mujer de Mendaña, Isabel de Barreto. Se organizó como una expedición privada donde el virrey aportaba los efectivos militares, en tanto que Mendaña convencía a mercaderes y colonos para participar en la aventura. El objetivo era establecer una colonia en las islas Salomón impidiendo que los piratas ingleses encontraran un refugio en el Pacífico desde donde pudieran atacar las Filipinas o la costa americana.
Se embarcaron unas 400 personas, entre las que se encontraban pasajeros con sus mujeres y esclavos dispuestos a fundar una colonia. Acompañaban al general su mujer Isabel de Barreto y tres cuñados. El piloto mayor de la expedición, y capitán de la nave capitana, era el portugués
Pedro Fernández de Quirós. Los cuatro barcos eran:
San Gerónimo, nave capitana, galeón de 200 a 300 toneladas. Capitán y piloto mayor: Pedro Fernández de Quirós. Santa Ysabel, nave almirante, galeón de 200 a 300 toneladas. Capitán: Lope de Vega. Desaparece el 7 de septiembre de 1595. San Felipe, galeota de 30 a 40 toneladas. Propietario y capitán: Felipe Curzo. Desaparece el 10 de diciembre de 1595. Santa Catalina, fragata de 30 a 40 toneladas. Propietario y capitán: Alonso de Leyra. Desaparece el 19 de diciembre de 1595.
La segunda expedición partió también del puerto de El Callao y, después de hacer escala en Paita, encontró las
islas Marquesas que bautizó en honor al virrey, el Marqués de Cañete. Durante diez días exploró las islas del sur del archipiélago. De nuevo de camino hacia el oeste, pasa por delante de una de las islas Cook y de una de lasTuvalu hasta que llega a las islas de Santa Cruz, archipiélago del sur de las islas Salomón. Al pasar junto a Tinakula, un volcán que se encontraba en actividad, desaparece la Santa Ysabel.
Fundó una colonia en la
Islas Santa Cruz pero, enfermo de malaria, pierde el control de la situación. Los soldados cometen crímenes y excesos con los indígenas y se produce un intento de rebelión. El 18 de octubre de 1595 murió Mendaña y se hizo cargo de la expedición su mujer Isabel de Barreto. Al deteriorarse la situación, deciden abandonar la colonia y poner rumbo a las Filipinas. Por el camino se pierden la San Felipe y la Santa Catalina y sólo llega a puerto la San Gerónimo, guiada por Pedro Fernández de Quirós.

Ruta del segundo viaje.-
Paita, Perú, 16 de junio de 1595.Las Marquesas de Mendoza (islas Marquesas), 21 de julio a 5 de agosto. Magdalena (Fatu Hiva). Dominica (Hiva Oa). Santa Cristina (Tahuata). San Pedro (Moho Tani). San Bernardo (Pukapuka, islas Cook), 20 de agosto
La Solitaria (
Niulakita, Tuvalu), 29 de agosto.
Islas Salomón:
Tinakula, volcán en actividad. Desaparece la Santa Ysabel, 7 de septiembre. La Huerta (Tomotu Noi), Recifes (grupo de las islas Swallow), 8 de septiembre. Santa Cruz (hoy Ndende o Nendo en las islas de Santa Cruz), 8 de septiembre a 18 de noviembre. El 18 de octubre muere Mendaña.
Guam, 1 de enero de 1596. Sólo llega la San Gerónimo.
Manila, 11 de febrero.

Conclusión final.-
El que estos viajes se organizaran desde el Perú no era casual, ya que desde su conquista y planificación se habían preparado jornadas descubridoras de grandes islas y tierras que se creían próximas al Virreinato peruano, no faltando tampoco tradiciones incaicas que recordaban la existencia de grandes imperios al otro lado del ignoto océano, referidas seguramente al archipiélago de las Galápagos.
Las noticias de islas y tierras por descubrir, solicitando a las autoridades permisos para organizar expediciones, abundan en extremo. Posiblemente la más antigua es la del maestresala Gómez de Solís, en carta al Emperador, que lleva fecha de 16 de agosto de 1550, y aunque el célebre pacificador La Gasca autorizara la expedición, ésta no se llevó a cabo. El mismo La Gasca, en carta al Consejo de Indias, da cuenta del viaje del piloto Francisco López, antiguo compañero de Orellana, que viniendo en una galera el año 1548, fue apartado de la costa peruana 150 leguas y estando en catorce grados y medio de la Equinoccial hacia el Sur, vieron que traía muchos maderos el agua de la parte de Poniente, que es señal de tierra donde bahía ríos de mucha agua... cerca de la Especeria, pues están en el mismo clima que los de las Malucos.
También circulaban por el Perú, y se mantenían vivos, recuerdos de las expediciones marítimas para conquistar las Galápagos, que, naturalmente, eran islas llenas de tesoros. Será sobre todo Sarmiento de Gamboa el que da mayores noticias de estas expediciones conquistadoras, en tiempo de Topa Inca Yupanqui.
Si la fabulosa conquista del Perú había dado pie para que las mentes calenturientas de los conquistadores concibieran tierra adentro la existencia del mítico imperio de El Dorado, es lógico creer que allí se concibiera la idea de que más allá de las aguas del océano existiese el Ophir, las tierras a donde iba el mismo rey Salomón a cargar sus naves. El misterio del mito, inalcanzable, se va desplazando hacia lo desconocido, manteniendo así su vigencia.
Fue precisamente Colón el que resucitó la leyenda de Ophir en sus viajes al creer localizar las minas del rey Salomón, próximas a Catay y Cipango. Ahora que Catay y Cipango habían sido definitivamente localizadas, que el Maluco y la Especiería eran un emporio de riquezas, ¿por qué no creer que aquellas misteriosas islas no pudieran ser las del rey bíblico? Es curiosa la explicación que del nombre de islas de Salomón aparece en un manuscrito de don Gabriel Fernández de Villalobos, conservado en la Biblioteca Nacional: Las islas que llaman de Salomón, por una tradición que yo tengo por tonta... como es decir que una nao de Philipinas, viniendo de Acapulco, arribó con un temporal a una de ellas, que está en 11º de altura australes, llegado derrotada, hizo fogón en ellas, echó, como es costumbre, un terraplén de tierra para hacer lumbre, y cuando llegó a Acapulco, halló que se había fundido un tejo de oro. De aquí se tomó de decir que esta tierra era donde enviaba Salomón a cargar sus flotas de oro.
El último de los proyectos frustrados será el que pretenda organizar el soldado Pedro Aedo, con la colaboración del rico Maldonado, que a su costa y con sólo cuatro mil ducados de ayuda real pretenden ir a las Salomón, y que en un principio autoriza y apoya el gobernador García de Castro en 1565.
Pero este viaje, que se comienza a preparar rápidamente, con idéntica celeridad quedará bruscamente paralizado, porque el gobernador manda detener a Maldonado, pues es considerado miembro de una conspiración contra su persona a causa del problema de las encomiendas; y a Pedro Aedo, por una pretendida intención de alzarse contra él. Todo muy oscuro, que cuando con posterioridad se realice el juicio de residencia contra el gobernador, éste será castigado a pagar una indemnización a Pedro de Aedo. Pero la realidad es que Aedo se quedó sin viaje


Juan Cesar Acevedo Ipía
Huancayo, Departamento de Junín (Perú) 

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