A primeros de este año de 2010 tuve la suerte de
encontrar – realmente me ofrecieron – el cuaderno manuscrito que en este
artículo presento.
El cuaderno tiene 452 páginas, de ellas escritas
– manuscritas – las primeras 439 (con las excepciones de las páginas 2ª, 3ª y
4ª que están en blanco). Fueron escritas entre el 24 de septiembre de 1884 y el
12 de diciembre de 1894.
Su autor es Juan Antonio de Torre Salvador (n.
Guadalcanal, 15 de diciembre de 1857 – † Guadalcanal, 7 de febrero de 1903),
conocido también por “Micrófilo”, pues con este nombre firmó buena parte de su
obra investigadora y literaria. El contenido del cuaderno consiste en una
recopilación de la obra poética por él creada ente las fechas indicadas en el
párrafo anterior, y en algunas poesías publicadas dos o tres años antes en
revistas de contenido literario o de divulgación antropológica. En cuanto a la
indudable autoría de J. A. de Torre Salvador hay que hacer las siguientes
salvedades: las páginas cinco a quince contienen poesías – traducidas al
castellano y también manuscritas por Micrófilo – de A. de Lamartine (El
poeta moribundo), de T. Gautier (La Nube ), de Meranger (El viejo vagabundo),
de Musset (Adios) y de Horacio (A Leuconoe), y
la página 429 que contiene un poema de su amigo Manuel Cano y Cueto, dedicado a
Micrófilo, al que contesta Micrófilo en el poema manuscrito a continuación.
Sabemos que este cuaderno manuscrito, de
contenido – en su mayoría – desconocido hasta la fecha, o al menos olvidado por
el paso de los años, tiene un importancia relevante en el contexto de la
literatura española, y especialmente de la andaluza, por lo que a partir de
esta fecha y en esta revista electrónica iremos publicando y
divulgando su contenido, tanto con las oportunas transcripciones como
publicando digitalizadas sus páginas. Todo ello sin perjuicio de ser receptivos
a cualquier sugerencia de trabajo, estudio o crítica literaria, que sobre dicho
cuaderno se pudiera plantear.
Hoy iniciamos este trabajo con la reproducción de
la portada del estuche en el que se conserva y protege el cuaderno , la portada
del mismo, y la reproducción de las páginas numeradas 1, 5 a 15 (realmente incluyendo el
principio de la 16), y las 429
a 433; por cierto son de 30,20 x 20,40 centímetros
todas las hojas o páginas. Dado el tamaño de la letra de los manuscritos,
excesivamente pequeña, hemos escaneado cada página dividiéndola en dos,
facilitando así su lectura.
En breve incluiré la transcripción de estas
páginas manuscritas; podría haber esperado a publicar las páginas ya digitalizadas,
con sus transcripciones, al momento en que tuviera este trabajo realizado, pero
en el Ayuntamiento de Guadalcanal, al que recientemente informé del
hallazgo del cuaderno, me solicitaron un artículo o reseña sobre el cuaderno
para publicarlo en el número de una revista que editan a finales de julio, creo
que con motivo de fiestas patronales, con la que dar también ellos a conocer la
existencia de los poemas manuscritos de su conciudadano Juan Antonio de Torre
Salvador, “Micrófilo”, y me satisface el poder aportarles este sencillo escrito
y las páginas digitalizadas que en él se reproducen. Tienen mi total
conformidad para publicar lo que estimen adecuado. Esperemos que entre todos se
recupere la imagen y la obra del ilustre poeta, periodista, antropólogo,
etnógrafo y folklorista guadalcanalense.
Tal vez se pregunten el motivo por el que me
ofrecieron este manuscrito, a mi y en Madrid; les diré que cuento entre mis
amigos con profesionales en la búsqueda y localización de “libros antiguos” o
“libros de viejo”, que conociendo mi interés por aquellos que de alguna forma
se refieran a mis antepasados, pertenecientes a la que llamo, como veis por el
título de esta revista, “Machado. Revista de estudios sobre una saga
familiar”, no dudaron en ofrecerme los manuscritos del que fue amigo y
colaborador de mi bisabuelo Antonio Machado y Álvarez. Siempre les estaré
agradecido.
La realidad es que de Juan Antonio de Torre
Salvador apenas se conocía, a la presente fecha, su obra; algunas referencias
sobre su libro “Un capítulo del folklore guadalcanalense” (Sevilla 1891), libro
difícil de encontrar, y básicamente sus trabajos y poesías publicadas en
revistas científicas y literarias de su época, entre las que se encuentran ”El
folkolre Andaluz”, “La
Biblioteca de las Tradiciones Españolas”, ambas dirigidas por
Antonio Machado y Álvarez, que firmaba con frecuencia como “Demófilo”, y “El
Folklore Frexnense y Bético-Extremeño”. Por cierto entre las poesías que se
encuentran en el cuaderno tenemos una dedicada a “Bravo Murillo”, que,
conocida, publicó en su momento en la revista “La América ” del 28 de octubre
de 1883 con ocasión de homenaje que se tributó a Bravo Murillo en su pueblo
natal. (Bravo Murillo nació en 1803 en Fregenal de la Sierra , siendo por lo tanto
frexnense).
Espero completar este artículo en breve y
continuar publicando los poemas de este poeta gadalcanalense.
Mientras y como homenaje a Juan Antonio de Torre
Salvador reproduzco los datos biográficos que sobre él escribió a principios
del siglo xx D. Juan Collantes de Terán y más recientemente D. José Mª Álvarez,
este último en la Revista
de Guadalcanal del año 1990, que cito y transcribo de artículo publicado el
jueves 6 de agosto de 2009 por la Asociación Cultural
Benalixa – Guadalcanal.
Juan Collantes de Terán “… La
expresada descripción del pueblo corresponde, en líneas generales, a la villa
en donde doce años más tarde nace Juan Antonio de Torre Salvador, el día 15 de
diciembre de 1857, hijo de Lucas de Torre y de Salomé Salvador. Era su padre
natural y vecino de Llerena; ascendencia soriana y palentina llevaba en su
sangre, lo mismo que su madre que llega al pueblo acompañando a sus hermanos
sacerdotes, quienes ejercerán su ministerio sagrado junto con la administración
de diversas fincas. Fruto de ese matrimonio nacerán los siguientes hijos: José,
que se casará con la cazallera Dolores Pérez, Miguel que lo hará con Carmen
Caballero, Juan Antonio -a quien dedicamos estas líneas- y Norberto casado con
Ana Franco-Romero Castelló, la cual a la muerte de su marido se desposa con su
cuñado Juan Antonio; sin embargo, estos serían sus primeros esponsales ya que,
estando viudo muy poco tiempo antes de morir, casó nuevamente con la malagueña
Aurora Fuster Gallardo, de veinticuatro años, que vivía por entonces en
Guadalcanal. Del primero de sus matrimonios tuvo una única hija, Ana María de
Torre Franco-Romero, que murió el mismo año de su padre, a los diez y ocho
años, a consecuencia de una tuberculosis pulmonar. Ignoro en estos momentos por
qué motivos familiares Juan Antonio de Torre estudió primera y segunda
enseñanza en el Colegio de las Escue las Pías, de Getafe, incorporado al
Instituto San Isidro de Madrid primero, y en el Colegio de Villacarrie do que
dependía del Instituto de Santander después. De la misma forma que ignoro las
razones que le llevaron a realizar los exámenes del grado de bachiller en
Artes, el año 1865, en el Instituto de Valladolid. Al matricularse en la Universidad de Sevilla
para comenzar sus estudios de Derecho vivía en el número ocho de la calle
Placentines de aquella ciudad; y cuando en 1869 se vuelve a matricular en las
asignaturas que le quedaban pendientes en la misma Facultad, vive entonces en
la calle San Eloy, por lo que llego a sospechar que se trata de las diversas
pensiones donde se alojaba cuando iba a Sevilla a inscribirse o matricular se
en la
Universidad. Durante el curso académico de 1877-1878 aparece
como alumno de Derecho en la Universidad Central de Madrid; para volver de
nuevo a Sevilla donde de be concluir sus estudios, aunque no me consta que
terminara definitiva mente la carrera de Derecho, ya que en 1880, viviendo en
la calle Arguijo, frente a la
Universidad , no se presentó al examen de ninguna de las tres
asignaturas en que estaba matriculado todavía. Después ya no se tienen más
noticias. Muy joven comienza a colaborar en importantes revistas científicas y
literarias españolas, especializándose enseguida en estudios sobre
antropología, etnografía y folklore, manteniendo estrecha amistad con Antonio
Machado Álvarez, padre de los poetas Antonio y Manuel; y así como éste utilizó
con frecuencia el seudónimo de “Demófilo”, muchos trabajos de Juan Antonio de
Torre están firmados con el de “Micrófilo”. Formó parte de la Sociedad de Bibliófilos
Andaluces, que presidía en Sevilla el Duque de T’Serclaes, su hermano el
Marqués de Jerez de los Caballeros, Rodríguez Marín, Collantes de Terán,
Montoto, Guichot, Asencio y otros eruditos sevillanos, que se preocuparon por
editar bellísimamente libros incunables y raros sobre temas andaluces. Juan
Antonio de Torre Salvador asistió con frecuencia a las más importantes
tertulias sevillanas de la época, caracterizándose por su espíritu mordaz y
cáustico. Su libro más importante se titula “Un capítulo del folk-lore
guadalcanalense”, publicado en Sevilla, en la imprenta de Francisco Leal y
compañía, en 1891, muy difícil de encontrar hoy día. Era Torre, además, desde
muy joven redactor y colaborador de “La Enciclopedia ”, una revista científica y
literaria, “El Alabardero”, “El Posibilista”, un diario democrático de
intereses materiales, ciencias y noticias, según se expresaba en un subtítulo,
“Folk-lore Andaluz”, entre otros; escribió en varias ocasiones en el “Boletín
Folk-lórico Español”, en el periódico satírico “Perecito”, en “El Aviso”, “Miscelánea”
y otros. Asimismo fue director de “El Pacto”, un periódico republicano federal
que se publicaba en Sevilla entre 1886 y 1887; también fue el último director
de “El Cronista”, diario político mercantil, así como del seminario festivo
titulado “Sevilla en Broma”, que comenzó a publicarse en abril de 1883 y sólo
alcanzó diez y seis números. Colaboró igualmente en periódicos y revistas
extremeños. Enfermo de una grave lesión pulmonar residió los últimos años de su
vida en el pueblo que le vio nacer. Aquí murió y la fría redacción del acta de
defunción no puede ser más escueta y trágica; dice así: “En Guadalcanal, a las
once del día ocho de febrero de 1903. Juan Antonio, edad cuarenta y cinco años,
ocupación propietario, domicilio en calle Guaditoca número 6, y murió a las
diez y seis del día 7 de febrero en su domicilio, a consecuencia de un ataque
de disnea // Estaba casado en el acto del fallecimiento con doña Aurora Fuster
Gallardo y que lo estuvo en primeras nupcias con doña Ana Franco-Romero y Castelló,
de cuyo matrimonio deja una hija menor de edad, llamada María de Torre
Franco-Romero.// Que no otorgó testamento y que a su cadáver se habrá de dar
sepultura en el Cementerio Civil de esta población”. (Fol. 377, núm. 11). Así
ocurrió. Hace algunos años Pedro Porras y yo, con la ayuda de Rafael, el
sepulturero, pudimos reconstruir trozo a trozo la lápida de mármol que
inútilmente, debido a la acción del tiempo, cerraba de mala forma su sepultura.
Entonces pudimos averiguar, según se expresa en la piedra, que fue costeada
como “tributo de amistad de D. Sebastián Gómez Ferreira”. Era entonces también
lo que quedaba del recuerdo de un importante personaje de Guadalcanal; y como
ocurre con frecuencia, la trágica frecuencia de siempre, en este caso la tierra
no le fue leve en su tierra. Vaya en esta ocasión un sincero recuerdo a su
memoria.”
José Mª Álvarez escribió
sobre él en la Revista
de Guadalcanal del año 1990:
“… Ni si quiera descendencia de la familia Torre queda
hoy en Guadalcanal, ya que según parece los últimos miembros emigraron a
Argentina antes de la última Guerra Incivil. Precisamente pocos años antes de
la contienda, en la que fue casa de los Torre, situada en la calle Guaditoca,
se produjo el triste espectáculo que parafraseando a Cervantes se podía
titular: “Del donoso y grande escrutinio que el cura y el médico hicieron en la
librería de nuestro impío escritor”. La llama de la intolerancia redujo a
cenizas los libros de la biblioteca de Micrófilo que se consideraron nocivos
para el orden público y las buenas costumbres, entre ellos un ejemplar en
pergamino de la
Constitución de 1812, la popular “Pepa” .
En el
nuevo barrio levantado en Guadalcanal, a espaldas de los Grupos Escolares, se
recordó a uno de los escritores guadalcanalenses consortes, el poeta de
Guareña, Luis Chamizo, dándole su nombre a una calle . ¿Por qué no recordar a
Micrófilo?. Tras haber sugerido sin éxito agradecer al farmacéutico catalán
Joaquím Isern sus afanes en documentar en el Archivo de Indias el
descubrimiento de la isla de Guadalcanal, lanzo la peregrina idea de rescatar a
Micrófilo del olvido y desconocimiento de los actuales guadalcanalenses. Con la
seguridad de que no se me va a hacer caso, hasta me atrevo a redactar el texto
de una hipotética placa que bien podría estar situada en la fachada de la Biblioteca , cobijada
bajo los frondosos árboles de “El Palacio”, y que podría decir más o menos:
En memoria de JUAN ANTONIO TORRE Y
SALVADOR “MICROFILO” (Guadalcanal 1859- Guadalcanal 1903).
Periodista,
poeta y folklorista Autor de “Un capítulo del folk-lore guadalcanalense”
editado
en Sevilla en 1891. Su pueblo agradecido.
Guadalcanal
….19…”
Según Cascales y Muñoz, Juan
Antonio de Torre Salvador, como poeta “ha escrito muchas y buenas poesías,
aunque no se sabe que admirar más, si la galanura y corrección de la frase o la
profundidad y novedad de los pensamientos”. Fue su poesía clara con
influencia popular y versos muy vinculados a personajes y hechos de la política
sevillana.
Manuel Álvarez Machado
Machado.- Revista de estudio sobre una saga
familiar
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