By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 22 de julio de 2015

Sencillos inmuebles del ámbito rural

Ermita de San Benito

La ermita de San Benito se encuentra situada en las inmediaciones de Guadalcanal, junto a la carretera A-432 que une Sevilla con Guadalcanal, apoco más de un kilómetro de la población, es una de las muestras más primitivas del arte mudéjar de finales del siglo XV con que cuenta esta apartada comarca de la Sierra Norte en la provincia de Sevilla.
De esta época perduran en ella una interesante portada y restos de un antiguo soportal que deben entenderse como elementos conservados por la función arquitectónica que desempeñaron en la segunda etapa constructiva que experimentó este templo durante el siglo XVIII, fue profundamente remodelado en la segunda mitad del siglo XVII, para adaptarlo a los gustos de la época.
Sin embargo, las reformas barrocas respetaron exteriormente los primitivos esquemas mudéjares, patentes en la fachada principal, el muro de la epístola y la galería porticada.
La ermita se enclava en una vía de comunicación muy utilizada durante la Baja Edad Media y el siglo XVI, pues unía el norte de Castilla y Extremadura con la Andalucía Atlántica, por ella transitaban comerciantes y peregrinos que tenían por meta el Santuario de Guadalupe, para los que solían habilitarse recintos religiosos de tránsito como el que nos ocupa.
Gracias a ello, podemos hoy contemplarlos como ejemplo de las muchas ermitas que debieron existir de rasgos muy afines a ésta y que en la actualidad son escasas debido a las profundas y muy generalizadas restauraciones que terminaban por distorsionar el primitivo aspecto de estos sencillos inmuebles del ámbito rural.
 Al encontrarse en un entorno rural destacan sus muros y cubiertas de los árboles, olivos y cultivos que la rodean, siendo los elementos más característicos los tejados de la nave así como las cubriciones del presbiterio y del camarín, este último octogonal con cubierta de ocho paños de tejas.
La ermita fue construida entre los años finales del siglo XIII y primera mitad del XIV. De este período constructivo hay que destacar las portadas laterales, hoy inutilizadas. Obras ejecutadas en ladrillo, con arcos ojivales y alfiz, todo del gusto gótico-mudéjar. En la misma fecha se puede encuadrar el pórtico del muro de la Epístola.
Este presenta arcos de medio punto elevados sobre pilares cuadrangulares en marcados por alfiz. Durante el siglo XVIII el edificio fue profusamente reformado, adquiriendo la apariencia barroca que lo caracteriza, aunque ha mantenido la construcción de mampostería, ladrillo y tapial.
Sobre este primitivo templo, como se ha apuntado, una posterior etapa constructiva durante el siglo XVIII ocasionó la aportación de una interesante fábrica barroca que apoyada en la anterior, como puede observarse aún en determinadas partes del inmueble, dotó de un aspecto barroco con resabios muy clasicistas el interior al igual que ocurrió en otras ermitas de las cercanías, reformadas en la misma época, resultando una aportación novedosa por la utilización de esquemas de plantas en las que el camarín adquiere una importancia considerable, fruto de su propia función como ermitas destinadas a ser punto de referencia en el peregrinaje, que ha homogeneizado este tipo arquitectónico en la comarca.
  En el interior, la única nave se cubre por medio de bóvedas cañón con lunetos. El presbiterio, por su parte, se cubre mediante bóveda semiesférica sobre pechinas, al igual que el interesante espacio del camarín, que da lugar a una vistosa solución exterior de cúpula con tambor octogonal. En los distintos muros y en los claves de la bóveda del presbiterio subsisten pequeños tondos de piedra decorados con distintos motivos, que provienen de la primitiva fábrica.
De su devenir histórico, como enclave significativo para la población del cercano pueblo de Guadalcanal así como para la de los núcleos de las inmediaciones desde el siglo XV, se tienen crónicas que han demostrado su importancia social y artística mantenida hasta época muy reciente. Las descripciones existentes elaboradas por los sucesivos visitadores de la Orden de Santiago, han reflejado un lugar en el que acontecieron importantes manifestaciones religiosas y en el que también existieron una serie de obras de arte mueble relacionadas en el presente documento, -hoy desaparecidas desde el saqueo de 1936-, que delatan la importancia desempeñada por este inmueble desde finales de la Edad Media.



M.J. González

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