El crimen de Concha La Somera
Seria uno mas de los crímenes
de la España negra, de principios del siglo XX si no fuera por
que se cometió contra un paisano nuestro, por cuestiones de
amoríos e hijos fuera del matrimonio.
Si
hubiera ocurrido en los tiempos actuales, nos hubiéremos
enterado por las distintas cadenas de televisión privada a
través de sus programas basura, pero en aquella época,
solo se hizo eco la prensa local de Cáceres.
Dicho
asesinato fue cometido contra el ciudadano de Guadalcanal don Manuel
Castilla de Tena, intimo amigo del escritor Guadalcanalense don
Rafael García Plata de Osma (sobre este ultimo escribí
un articulo, en la revista de feria de 1.988).Haciendo un poco de
historia, diré que unos años antes del lamentable
suceso, don Manuel y su amigo Rafael se desplazaron ambos desde
Guadalcanal al pueblo cacereño de Alcuéscar, para
asistir a una boda a la que habían sido invitados. Los dos
amigos solteros y bastante elegantes coincidieron en dicha boda con
dos guapas y distinguidas señoritas de la época. Por
aquellas fechas las bodas duraban varios días con abundantes
banquetes, bailes y otros festejos; ambos jóvenes tuvieron lo
que hoy llamamos un flechazo, enamorándose Rafael de Aurelia y
Manuel de Natividad, casándose estos últimos a primeros
de 1.905.
Concha
la Somera, era una joven hermosa que se dedicaba a las labores de la
costura y que por circunstancias que se desconocen unos años
antes estando trabajando en Guadalcanal, mantuvo una relación
con don Manuel, con el cual tuvo un hijo. Dicha relación
anterior la ocultó don Manuel a su esposa doña
Natividad, señora que pertenecía a una familia de las
más pudientes y honorables de Alcuéscar; Manuel y
Natividad tuvieron dos preciosas niñas y sus vidas
transcurrían con normalidad, pero el paso del tiempo y don
Manuel presionado por Concha y tal vez por cariño al hijo que
tuvo con ella, se lo trajo a trabajar a su propia casa, enseñándole
el oficio de panadero.
Todo
parecía ir bien, pero la tragedia estaba muy próxima.
Un día Concha se presentó en casa de don Manuel y solo
ella sabía sus intenciones; se comentó en el pueblo que
llegó procedente de Montánchez en un coche de alquiler
y que al bajar le dijo al conductor “márchese, que
para volver ya me llevaran”; en cambio otros cuentan
que llevaba unas semanas de sirvienta en casa de doña
Natividad, ocultando a la señora la relación con su
marido, al que exigía que legitimase al hijo de ambos. Lo que
si es seguro que Concha le dijo a doña Natividad que era la
madre del chico que trabajaba de panadero en su casa y que quería
hablar con don Manuel, ganándose la confianza de la señora.
Cuando
llego don Manuel a su casa, doña Natividad le dijo que había
una mujer que quería hablar con él y éste cuando
la vio, contó a su esposa lo que le había ocultado
tantos años. Entonces llegó Concha y entre los tres
hubo una dura conversación, escuchándose en la calle
donde se acumulaban a la puerta de la casa los curiosos del pueblo.
Alguien debió llamar a la guardia civil para que pusiera
orden, acudiendo ésta de inmediato. Concha que tenía
una larga melena, esa noche la llevaba recogida formando un gran
moño, y la llegada de la guardia civil hizo bajar la
conversación un poco de tono, no obstante Concha que era
agarrada por un guardia suplicó hablar con don Manuel
insistiendo que ella no era violenta y no tenía porque pasar
nada. Viendo don Manuel que la situación se había
tranquilizado, salió de su habitación y se acercó
a Concha. En ese momento Concha sorprendió a todos y con gran
destreza y rapidez llevando su mano derecha a la cabeza saco un puñal
que llevaba escondido en el moño y lo clavó en el pecho
de don Manuel, alcanzándole de lleno el corazón. Don
Manuel solo tuvo tiempo de decir “bien me la has asestado”.
Los
guardias sorprendidos reaccionaron tarde, dándole uno de ellos
un culatazo con el fusil a Concha queriendo a continuación
rematarla en el suelo, a lo que doña Natividad se opuso
diciendo, que no quería mas desgracias en su casa.
De
camino al calabozo, el gentío del pueblo le acompañó
por las calles clamando justicia por el cruel asesinato. Al día
siguiente la trasladaron a Montánchez para ser juzgada y se
supone que debió pagar caro su crimen. Así acaba este
relato del crimen de Concha la Somera que acabó con la vida
del ciudadano de Guadalcanal, don Manuel Castilla de Tena que
residía en Alcuéscar (Cáceres) cuando fue
asesinado.
Manuel Grillo Martín
Revista de feria 2007
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