By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 16 de febrero de 2013

Hispania y el Imperio Romano 4


NAVEGACIÓN Y OTRAS INDUSTRIAS

En Gades, la más importante actividad económica era la navegación, con sus industrias o artesanías auxiliares. Todo el comercio de exportación se hacia con Italia y con Roma en singladuras que cruzaban el Tirreno mas que costeando en navegación de cabotaje como quizá se hizo antes, porque desde las compañías marítimas de Pompeyo en el siglo anterior, había sido vencida la piratería en todo el mare nostrum y allí también reinaba la paz romana.
Las exportaciones no eran solo de minerales, sino que desde la Betica se enviaba, sobre todo a Roma, trigo, vino y aceite muy apreciados. También cera y miel, colorante rojo (oxido de hierro arcilloso), lana y unos tejidos finos que se fabricarían en Lusitania, cerca de la hoy portuguesa ciudad de Setubal. Desde las “columnas” y especialmente desde Gades se embarcaban para Italia salazones y algo tan apreciado por los exquisitos de Roma como el garum que era una especie de salsa que se extraía de un pescado de la región del estrecho, que probablemente era lo que, en época moderna, se llaman las “caballas”.
Importancia económica y comercial tenía también, y de modo creciente a lo largo del siglo I, la navegación fluvial especialmente en el Ebro y en el Betis. En este los barcos grandes (grandes para entonces) llegaban desde el mar hasta Hispalis (Sevilla), y en el Ebro ciertas clases de naves hasta Cesaraugusta. Lo cual permitía acercar a los puertos de la costa las grandes exportaciones minerales, de maderas o de productos agrícolas, facilitando y, por así decir, “abaratando” el comercio con los principales centros receptores y con el de mayor actividad que era el de Roma (Ostia). También se tiene información de alguna “industria auxiliar” de la navegación. Por ejemplo, parece que en Ílipa (Alcalá del Río), había barcas menores que se construían allí y llegaban a Córdoba e incluso a Astigi (Ecija), la ciudad del río Genil.
En una localidad tan principal como la -ciudad federada- de Gades (Cádiz) se desarrollaba una actividad comercial y financiera de alto nivel para la época y algunos personajes llegaron a acumular fortunas considerables, que les permitían, además, tener una presencia e incluso una influencia muy notable en la vida económica de Italia y en la política de Roma.
El caso mejor documentado en el siglo I a.C., fue el de Lucio Comelio Balbo, amigo de Pompeyo, que le concedió la ciudadanía romana como a otros destacados hispanos, el ano 72 a.C. Pertenecía a una acaudalada familia gaditana, de origen probablemente punico, como parece indicar que se le atribuya haber hecho ejecutar a un soldado de una manera que un romano como Asinio Polion califico de “bárbara”. Balbo, ciudadano romano, había tornado el prestigioso «nomen», Comelio de los nobles Comelios Lentulos. Se traslado a Roma en el ano 60 a.C., al formarse la coalición entre Cesar, Craso y Pompeyo, que el, un personaje influyente por su instinto político y por su riqueza, y buen negociador, había contribuido a concluir. Amigo de Cesar desde entonces, vio además incrementada su fortuna con la herencia del acaudalado historiador griego de la isla de Lesbos, Teofanes de Mytilene.
En el decenio 50 a.C. Balbo mantenía una estrecha relación de amistad y de intereses políticos y económicos con los más notables personajes de Roma. Cuando en el año 56 a.C., le acusaron de haber usurpado ilegalmente la ciudadanía romana, sus defensores en el juicio fueron nada menos que Cesar, Craso y Ciceron. En el 44 a.C., tras el asesinato de Cesar, y en la guerra civil que siguió al magnicidio, Balbo estuvo siempre al lado de Octaviano (Augusto). Y finalmente en el ano 40 a.C., fue el, un hispano, el primer cónsul (o sea, Jefe de Estado) no itálico de la republica.
Heredero y continuador del primer Balbo fue su sobrino homónimo, conocido en Roma y en la historia como Balbus minor, que también desarrollo una notable carrera política, y promovió empresas culturales como la construcción de un teatro en Roma, en donde hizo representar una comedia suya de ambiente romano cuyo asunto era su propia gestión política. Pontífice en Roma y procónsul en África, tras una victoria militar u operación de policía frente a los Garamantes, un pueblo de esa provincia, fue el primer personaje no itálico a quien el príncipe —Augusto— y el Senado concedieron los honores del triunfo.

LOS PRECEDENTES

Los hispanos plenamente romanizados del siglo I antes de Cristo, sobre todo en su segunda mitad no fueron tan solo los miembros de una privilegiada familia de Gades.
Desde principios de ese siglo casi todo el territorio de Hispania y los pueblos de las diversas etnias peninsulares estaban sometidos a Roma y gobernados por ella. Hubo guerras en la península, pero fueron las campanas del propio Augusto (aflos 27 y 26 a.C.) y de Agripa (19 a.C.) en el norte y noroeste para someter a cantabros y astures. Ya no había en la península Numancias ni Viriatos.
No dejaron de conocerse en ella conflictos bélicos, pero eran episodios de las guerras civiles romanas en los que Hispania solo ponía el escenario, la logística y la intendencia mas quizá algunas tropas auxiliares. Tal fue la sublevación desatada por Sertorio, un enemigo de Sila, que se retiro a la península Ibérica, llego a someterla en buena parte y quiso organizar en ella algo parecido a Roma. Vencido finalmente por las tropas regulares de la republica capitaneadas por Metelo y por Pompeyo acabo siendo asesinado en Osca (Huesca) en el año 73 o en el 72 a.C.
También entre el 49 y el 45 tuvieron lugar en Hispania algunos de los episodios de la guerra civil entre Cesar y Pompeyo, hasta que, por fin, en el 45, tres anos después de la muerte de su rival, Cesar puso termino a la contienda derrotando en Munda, cerca de Córdoba, al último de los hijos de Pompeyo.
Los territorios mas desarrollados económica y culturalmente en esa centuria eran la provincia Betica, principalmente en su costa y a lo argo del río Guadalquivir, y las localidades marítimas o próximas al Mediterráneo, desde Cartagena a Tarragona y hasta Ampurias. En la información que se posee destacan las “colonias”, como Corduba, Hispalis, Tarrago y Faventia (o Barcinone). Los restos arqueológicos son variados y ricos, así como abundantes las inscripciones.
Desde el punto de vista literario y cultural la “colonia” de la que mas se sabe es Corduba. Ya en tiempos de Ciceron eran conocidos y apreciados en Roma unos poetas cordobeses, de los que solo extrañaba la pronunciación. Pero pese al peculiar acento, gangoso, con que hablaban el latín, tenían cierta notoriedad en Roma en ese siglo I a.C., igual que oradores cordobeses como Porcio Latron y personajes acaudalados y de vocación política e influencia social como los Balbos de Cádiz.
En Córdoba hubo también en ese siglo escuelas de gramática y retórica, en las que aprendieron oradores tan distinguidos como Junio Galion, que también fue senador, y Porcio Latron, que triunfó en Roma con sus discursos y con sus declamaciones. Estos dos fueron contemporáneos de Seneca el Mayor —padre del filosofo— que probablemente se formo y estudio con ellos en las escuelas locales en unos años en que a causa de las guerras civiles, según dice Seneca, no era fácil que los jóvenes de familias distinguidas y pudientes del orden de los caballeros se trasladaran a la Urbe para seguir sus estudios.
Probablemente Seneca el Mayor, que así lo cuenta, se refiere más que al final de la guerra de Cesar con los pompeyanos, a la de Augusto y Marco Antonio. Porcio Latron llego a ser considerado como el primer declamador y orador de Roma. Galion, también amigo de los Seneca, que al parecer no tuvo hijos, y adopto al mayor de los de su compañero de escuela, y le dio su nombre.
Precisamente este Junio Galion (antes Marco Anneo Novato) aparece mencionado en el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el ano 50 d.C., siendo procónsul o gobernador de la Helade o Acaya, se encontró en Corinto, capital de la provincia, con el apóstol San Pablo, a quien los judíos de la ciudad habían llevado arrastrándolo ante e1 para que lo procesara o condenara. Galion, pagano y estoico como su hermano Seneca, pero cuidadoso funcionario romano, dijo a los acusadores que no era misión suya juzgar asuntos religiosos como los que le presentaban los que le pedían que castigara al apóstol. Y sin entrar en debate ni darles audiencia despidió a los judíos y dejo a Pablo irse en libertad.

Antonio Fontán Marqués de Guadalcanal
NUEVA REVISTA de política, cultura y arte 

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