primera parte
Hacia la mitad del siglo XVI en Perú tenían la idea de que a poniente existían varias islas con oro y plata entre ellas las que se denominaban Hahuachumbi y Ninachumbi. Esta creencia determinó que el gobernador Lope García de Castro preparase una expedición marítima en su busca. En una carta al rey Felipe II en 1567 escribía: “Por tener gran noticia, como se tiene, de las islas que acá llaman de Salomón, y por echar parte de la gente haragana que anda en este reino, envío a Álvaro de Mendaña, mi sobrino, con cien hombres, al descubrimiento dellas”. Ahora que se cumplen los 500 años del descubrimiento del Pacífico por Nuñez de Balboa, y se han celebrado diversos actos, también se cumplen 455 años sobre esta expedición oceánica. Los investigadores tenemos una decena de crónica directas, ya sean del mismo Mendaña, de Sarmiento de Gamboa, Gallego, Hernández Catoira, Juan de Orozco, los cronistas Belmonte Bermúdez y Suárez de Figueroa o la información ordenada por el virrey Álvarez de Toledo. Sus originales están en el Archivo General de Indias, en el de Simancas, en la Real Academia de la Historia, del British Museum, de la Santa Casa de Loyola, del Museo Naval o en la colección Navarrete. Sin olvidar las obras de Justo Zaragoza y las del Celsus Kelly.
Se destinaron dos naos: Los Reyes (capitana) y Todos los Santos (almiranta). Embarcaron unas 160 personas, entre las que se contaban, además de Mendaña, el maese de campo y almirante Pedro de Ortega Valencia, natural de la villa sevillana de Guadalcanal; el capitán y cosmógrafo Pedro Sarmiento de Gamboa, el piloto mayor Hernán Gallego; el escribano y factor real Gómez Hernández Catoira; Francisco de Gálvez, vicario castrense; Pedro Xuárez Coronel, capitán de artillería; dos capitanes de tropa, tres pilotos y tres religiosos franciscanos.
Partieron del puerto del Callao el 19 de noviembre 1567. El 28 del mismo empezaron los enfrentamientos entre Gamboa y Gallego. El primero quería ir hacia el sur y el segundo hacia el norte. El 16 de diciembre avistan una isla del grupo de las Ellice que nombraron Nombre de Jesús, y el 1 de febrero de 1568 ven unos bajos que bautizan de la Candelaria (hoy Roncador), hasta que el 7 de febrero descubrieron “una gran tierra“, acercándose a las naos españolas los isleños para ofrecer sus productos. La isla fue bautizada con el nombre de Santa Isabel, denominación que aún conserva. Estaban en el archipiélago melanesio actual de las Salomón, del que tomaron posesión en nombre de Felipe II. Los pilotos arribaron sus naves en el puerto de la Estrella (Estrella Bay, cerca de Kesuo Vove) en la zona que los nativos llamaban Samba. Las naos habían recorrido en 82 días unas 2200 leguas (12.200 km), a unas 30 leguas diarias (160 Km).
Hacia la mitad del siglo XVI en Perú tenían la idea de que a poniente existían varias islas con oro y plata entre ellas las que se denominaban Hahuachumbi y Ninachumbi. Esta creencia determinó que el gobernador Lope García de Castro preparase una expedición marítima en su busca. En una carta al rey Felipe II en 1567 escribía: “Por tener gran noticia, como se tiene, de las islas que acá llaman de Salomón, y por echar parte de la gente haragana que anda en este reino, envío a Álvaro de Mendaña, mi sobrino, con cien hombres, al descubrimiento dellas”. Ahora que se cumplen los 500 años del descubrimiento del Pacífico por Nuñez de Balboa, y se han celebrado diversos actos, también se cumplen 455 años sobre esta expedición oceánica. Los investigadores tenemos una decena de crónica directas, ya sean del mismo Mendaña, de Sarmiento de Gamboa, Gallego, Hernández Catoira, Juan de Orozco, los cronistas Belmonte Bermúdez y Suárez de Figueroa o la información ordenada por el virrey Álvarez de Toledo. Sus originales están en el Archivo General de Indias, en el de Simancas, en la Real Academia de la Historia, del British Museum, de la Santa Casa de Loyola, del Museo Naval o en la colección Navarrete. Sin olvidar las obras de Justo Zaragoza y las del Celsus Kelly.
Se destinaron dos naos: Los Reyes (capitana) y Todos los Santos (almiranta). Embarcaron unas 160 personas, entre las que se contaban, además de Mendaña, el maese de campo y almirante Pedro de Ortega Valencia, natural de la villa sevillana de Guadalcanal; el capitán y cosmógrafo Pedro Sarmiento de Gamboa, el piloto mayor Hernán Gallego; el escribano y factor real Gómez Hernández Catoira; Francisco de Gálvez, vicario castrense; Pedro Xuárez Coronel, capitán de artillería; dos capitanes de tropa, tres pilotos y tres religiosos franciscanos.
Partieron del puerto del Callao el 19 de noviembre 1567. El 28 del mismo empezaron los enfrentamientos entre Gamboa y Gallego. El primero quería ir hacia el sur y el segundo hacia el norte. El 16 de diciembre avistan una isla del grupo de las Ellice que nombraron Nombre de Jesús, y el 1 de febrero de 1568 ven unos bajos que bautizan de la Candelaria (hoy Roncador), hasta que el 7 de febrero descubrieron “una gran tierra“, acercándose a las naos españolas los isleños para ofrecer sus productos. La isla fue bautizada con el nombre de Santa Isabel, denominación que aún conserva. Estaban en el archipiélago melanesio actual de las Salomón, del que tomaron posesión en nombre de Felipe II. Los pilotos arribaron sus naves en el puerto de la Estrella (Estrella Bay, cerca de Kesuo Vove) en la zona que los nativos llamaban Samba. Las naos habían recorrido en 82 días unas 2200 leguas (12.200 km), a unas 30 leguas diarias (160 Km).
Mientras algunos expedicionarios se adentraron en la isla para conocer la tierra y sus habitantes, otros construyeron un bergantín destinado a reconocer las zonas costeras donde las naos no podían atracar.
Los tauriquis o jefes locales mantuvieron una actitud muy desigual con los españoles, unos de cordialidad y otros de recelo y de gran hostilidad. Así el tauriqui BILE-BANARA (cambio de nombres) fue uno de los amigos de Mendaña que solicitaron ayuda para luchas contra otros grupos tribales. Es curioso ver la gran cantidad de datos etnológicos y antropológicos que los cronistas españoles recogieron de los estos melanesios. Una de los actos que se sorprendieron fue la invitación a comer partes de carne humana, como un brazo de un joven. Le dijeron a Mendaña en su lengua “Naleha, naleha”, que quería decir comedlo, a lo que respondió el capitán “Teo naleha narra”, yo no lo como. Vieron también enormes murciélagos y gran cantidad de especias, clavo, nuez moscada, jengibre y pimienta, una raíz binahu, que comían en vez de pan, y gran cantidad de aves de todos los colores. (Estuvieron tres meses en la isla).
Una vez acabado el bergantín, nombrado Santiago, el 7 de abril partía la primera exploración al mando del maese de campo Pedro de ORTEGA VALENCIA, que llevaba como piloto a Hernán Gallego, además de diez soldados y doce marineros. Navegaron al sudeste hasta el cabo Prieto y siguiendo al levante descubren varias islas bautizándolas con nombres españoles como RAMOS, Galera, Buenavista, San Dimas (Mbokonimbeti), San Germán (Mangalonga), Guadalupe (Soghonara) y FLORIDA. El 14 de abril avista Sesarga (SAVO) y GUADALCANAL (Gaumbata), así nombrada en honor de la villa donde nació ORTEGA VALENCIA. Y ya de vuelta al oeste ven las islas de SAN JORGE, San Nicolás, Arrecifes y San Marcos (Choiseul) para regresar al puerto de la Estrella en Santa Isabel el 4 de mayo. (Tardó un mes) .
Con las noticias que dio Pedro de Ortega, las naos se trasladaron a GUADALCANAL el 8 de mayo, sirviendo de base para los nuevos reconocimientos. Parte de nuevo el bergantín a otra exploración al mando de Fernando Enríquez y del piloto Hernán Gallego. Navegaron hacia el oeste y después de avistar Malaita y descibrir las islas de Treguada (Ulawa), Tres Marías, San Juan (costa occidental de San Cristóbal) y San Urbán.
En Guadalcanal las hostilidades entre isleños y españoles, nueve de los cuales fueron atacados y descuartizados. Gamboa llevó a cabo una incursión de castigo, Como relata Catoira “en todo se preocupaba hacer el menor daño posible, y si alguno se hacía era de pura necesidad”. La convivencia fue entonces más arriesgada y tomaron la decisión de trasladarse a la isla de San Cristóbal el 30 de junio, desde la cual se preparó el bergantín el 4 de julio para el tercer reconocimiento al mando de Gallego y llevando como capitán Francisco Muñoz. Se costeó la parte sur de San Cristóbal y se vieron las islas de SANTA CATALINA y SANTA ANA.
Una vez de regreso acordaron emprender el regreso al Perú, no sólo por las hostilidades de los melanesios, sino también porque había muchos enfermos y las jarcias de las naves necesitaban materiales para su reparación. Gamboa propuso viajar de regreso en dirección sudoeste, para de paso intentar descubrir otra tierra “que está sobre Chile”, pero la mayoría optó hacerlo por el hemisferio norte.
Partieron de San Cristóbal el día 11 de agosto, el 4 de septiembre cruzaron el ecuador padeciendo grandes calmas, el 17 avistan unos islotes que nombran San Bartolomé (hallan un escoplo hecho de un clavo) y San Mateo, pertenecientes al archipiélago de las Marshall, en los 8º 41’ N. y 171º de longitud Este. Continuaron navegando ganando altura y el día 3 de octubre avistan una isla que llamaron San Francisco (actual isla de Wake en los 19º 20’ N. y 166º 30’ long. Este), enviaron un bote a tierra y al no hallar siguieron rumbo norte hasta alcanzar los 30 º N. de altura, donde un temporal separó a las dos naves, destrozando gran parte del aparejo y a punto estuvieron de hundirse. Como en otras travesías de Pacífico las tripulaciones padecían hambre, sed, escorbuto y enfermedades diversas. En los diarios se recoge que sólo se repartía diariamente “medio cuartillo de ruin agua y ocho onzas de bizcocho podrido”. El 9 de diciembre mejoró el tiempo y el día 17 la nao capitana Los Reyes arribó en la Baja California, en la bahía que llamaron Santo Tomé, la actual Sebastián Vizcaíno, y el 22 de enero de 1569 fondeaba en las costas mexicanas de Colima, cerca de Manzanillo. Tres días más tarde recaló la nao almirante Todos los Santos “sin árbol ni batel y con una sola botija de agua”. Permanecieron cuarenta días en aquellos parajes mejicanos recuperándose los enfermos, si bien otros pasaron a la eternidad debido al desgraciado estado en que venían. Se dirigieron después al puerto nicaragüense de Realejo y desde allí al puerto peruano del Callao, al que arribaron el 11 de septiembre, donde habían partido dos años antes. Cuarenta y tantos hombres perdieron la vida en esta expedición, un tercio de los embarcados.
Como bien escribe Landín Carrasco, si nos atenemos a la realidad política y económica, el resultado de esta expedición fue un fracaso. Ni oro, ni plata, ni productos que no pudieran hallarse en otros archipiélagos oceánicos ni siquiera una amistosa disposición de los melanesios. La leyenda de las riquezas de las islas Salomón se desvaneció, pero no las ilusiones de Mendaña en fundar una colonia en aquellas tierras, que intentaría otra vez con una nueva expedición en 1595, pero eso ya es otra historia.
Hoy las Salomón siguen siendo poco exploradas, 29.000 km2 de tierras extendidas en un área marítima de 1,3 millones de km2. Sus 580.000 habitantes (84 % de la población es rural) repartidos en las cerca de mil islas y atolones, hablan 87 lenguas. Fue colonia inglesa en 1893, y consiguió la independencia el 7 de julio de 1978, y hoy es una monarquía parlamentaria dentro de la Commonwealth británica, y el Gobernador general representa a la Reina Isabel II como reina de las islas Salomón. La mayoría de la población vive de la agricultura, pesca, y la silvicultura. Las islas son ricas en materias minerales, y hoy pueden ser un punto de referencia para fomentar el turismo, especialmente el australiano.
El mar abrió nuevas rutas, dio a conocer otras culturas, etnias y formas de vivir, permitiendo un encuentro entre personas e intercambio de bienes hasta entonces desconocidos. En este caso queda rubricado con el hermanamiento de GUADALCANAL, el de España y el de las islas Salomón, dos paraísos.
Francisco Mellén Blanco
Guadalcanal, 26 de Julio de 2013
Los tauriquis o jefes locales mantuvieron una actitud muy desigual con los españoles, unos de cordialidad y otros de recelo y de gran hostilidad. Así el tauriqui BILE-BANARA (cambio de nombres) fue uno de los amigos de Mendaña que solicitaron ayuda para luchas contra otros grupos tribales. Es curioso ver la gran cantidad de datos etnológicos y antropológicos que los cronistas españoles recogieron de los estos melanesios. Una de los actos que se sorprendieron fue la invitación a comer partes de carne humana, como un brazo de un joven. Le dijeron a Mendaña en su lengua “Naleha, naleha”, que quería decir comedlo, a lo que respondió el capitán “Teo naleha narra”, yo no lo como. Vieron también enormes murciélagos y gran cantidad de especias, clavo, nuez moscada, jengibre y pimienta, una raíz binahu, que comían en vez de pan, y gran cantidad de aves de todos los colores. (Estuvieron tres meses en la isla).
Una vez acabado el bergantín, nombrado Santiago, el 7 de abril partía la primera exploración al mando del maese de campo Pedro de ORTEGA VALENCIA, que llevaba como piloto a Hernán Gallego, además de diez soldados y doce marineros. Navegaron al sudeste hasta el cabo Prieto y siguiendo al levante descubren varias islas bautizándolas con nombres españoles como RAMOS, Galera, Buenavista, San Dimas (Mbokonimbeti), San Germán (Mangalonga), Guadalupe (Soghonara) y FLORIDA. El 14 de abril avista Sesarga (SAVO) y GUADALCANAL (Gaumbata), así nombrada en honor de la villa donde nació ORTEGA VALENCIA. Y ya de vuelta al oeste ven las islas de SAN JORGE, San Nicolás, Arrecifes y San Marcos (Choiseul) para regresar al puerto de la Estrella en Santa Isabel el 4 de mayo. (Tardó un mes) .
Con las noticias que dio Pedro de Ortega, las naos se trasladaron a GUADALCANAL el 8 de mayo, sirviendo de base para los nuevos reconocimientos. Parte de nuevo el bergantín a otra exploración al mando de Fernando Enríquez y del piloto Hernán Gallego. Navegaron hacia el oeste y después de avistar Malaita y descibrir las islas de Treguada (Ulawa), Tres Marías, San Juan (costa occidental de San Cristóbal) y San Urbán.
En Guadalcanal las hostilidades entre isleños y españoles, nueve de los cuales fueron atacados y descuartizados. Gamboa llevó a cabo una incursión de castigo, Como relata Catoira “en todo se preocupaba hacer el menor daño posible, y si alguno se hacía era de pura necesidad”. La convivencia fue entonces más arriesgada y tomaron la decisión de trasladarse a la isla de San Cristóbal el 30 de junio, desde la cual se preparó el bergantín el 4 de julio para el tercer reconocimiento al mando de Gallego y llevando como capitán Francisco Muñoz. Se costeó la parte sur de San Cristóbal y se vieron las islas de SANTA CATALINA y SANTA ANA.
Una vez de regreso acordaron emprender el regreso al Perú, no sólo por las hostilidades de los melanesios, sino también porque había muchos enfermos y las jarcias de las naves necesitaban materiales para su reparación. Gamboa propuso viajar de regreso en dirección sudoeste, para de paso intentar descubrir otra tierra “que está sobre Chile”, pero la mayoría optó hacerlo por el hemisferio norte.
Partieron de San Cristóbal el día 11 de agosto, el 4 de septiembre cruzaron el ecuador padeciendo grandes calmas, el 17 avistan unos islotes que nombran San Bartolomé (hallan un escoplo hecho de un clavo) y San Mateo, pertenecientes al archipiélago de las Marshall, en los 8º 41’ N. y 171º de longitud Este. Continuaron navegando ganando altura y el día 3 de octubre avistan una isla que llamaron San Francisco (actual isla de Wake en los 19º 20’ N. y 166º 30’ long. Este), enviaron un bote a tierra y al no hallar siguieron rumbo norte hasta alcanzar los 30 º N. de altura, donde un temporal separó a las dos naves, destrozando gran parte del aparejo y a punto estuvieron de hundirse. Como en otras travesías de Pacífico las tripulaciones padecían hambre, sed, escorbuto y enfermedades diversas. En los diarios se recoge que sólo se repartía diariamente “medio cuartillo de ruin agua y ocho onzas de bizcocho podrido”. El 9 de diciembre mejoró el tiempo y el día 17 la nao capitana Los Reyes arribó en la Baja California, en la bahía que llamaron Santo Tomé, la actual Sebastián Vizcaíno, y el 22 de enero de 1569 fondeaba en las costas mexicanas de Colima, cerca de Manzanillo. Tres días más tarde recaló la nao almirante Todos los Santos “sin árbol ni batel y con una sola botija de agua”. Permanecieron cuarenta días en aquellos parajes mejicanos recuperándose los enfermos, si bien otros pasaron a la eternidad debido al desgraciado estado en que venían. Se dirigieron después al puerto nicaragüense de Realejo y desde allí al puerto peruano del Callao, al que arribaron el 11 de septiembre, donde habían partido dos años antes. Cuarenta y tantos hombres perdieron la vida en esta expedición, un tercio de los embarcados.
Como bien escribe Landín Carrasco, si nos atenemos a la realidad política y económica, el resultado de esta expedición fue un fracaso. Ni oro, ni plata, ni productos que no pudieran hallarse en otros archipiélagos oceánicos ni siquiera una amistosa disposición de los melanesios. La leyenda de las riquezas de las islas Salomón se desvaneció, pero no las ilusiones de Mendaña en fundar una colonia en aquellas tierras, que intentaría otra vez con una nueva expedición en 1595, pero eso ya es otra historia.
Hoy las Salomón siguen siendo poco exploradas, 29.000 km2 de tierras extendidas en un área marítima de 1,3 millones de km2. Sus 580.000 habitantes (84 % de la población es rural) repartidos en las cerca de mil islas y atolones, hablan 87 lenguas. Fue colonia inglesa en 1893, y consiguió la independencia el 7 de julio de 1978, y hoy es una monarquía parlamentaria dentro de la Commonwealth británica, y el Gobernador general representa a la Reina Isabel II como reina de las islas Salomón. La mayoría de la población vive de la agricultura, pesca, y la silvicultura. Las islas son ricas en materias minerales, y hoy pueden ser un punto de referencia para fomentar el turismo, especialmente el australiano.
El mar abrió nuevas rutas, dio a conocer otras culturas, etnias y formas de vivir, permitiendo un encuentro entre personas e intercambio de bienes hasta entonces desconocidos. En este caso queda rubricado con el hermanamiento de GUADALCANAL, el de España y el de las islas Salomón, dos paraísos.
Francisco Mellén Blanco
Guadalcanal, 26 de Julio de 2013
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