By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 23 de abril de 2014

Historias futboleras

                        Canchondeos de fútbol

En el verano de 1.984 jugaba el Guadalcanal C.D. un torneo amistoso en el pueblo extremeño de Berlanga y al poco de iniciarse la segunda parte del encuentro sufrí un plantillazo en el empeine del pie derecho; no fue gran cosa, pero me molestaba bastante al golpear el balón con dicho pie. Como quiera que el partido estaba muy igualado, aproveché un parón en el desarrollo del juego para intentar solventar rápidamente el problema, y para ello salí corriendo para el banquillo, abrí el botiquín, cogí un bote de Reflex y sin quitarme ni la media, ni la venda que me sujetaba la articulación -ya por entonces había adquirido la buena costumbre de vendarme los pies antes de los encuentros-, ni tan siquiera la bota correspondiente, me empapé, pero bien empapado, toda la zona con el analgésico externo.
Hasta aquí todo bien, pero a medida que pasaban los minutos yo notaba demasiada calor en el pie; a pesar de la alta temperatura -era en agosto y alrededor de las ocho de la tarde-, a pesar del viaje de Reflex que me había echado, no era normal que aquello me quemara tanto, y mientras mas corría y mas tiempo pasaba, cada vez iba en aumento. Total, el partido acabó en empate y se decidió el ganador del trofeo en la tanda de penaltis a lo mejor algún día cuento la historia de estos lanzamientos, porque el inefable Chanqui hizo una de las suyas y por poco nos deja a los dos equipos sin ducha. Las dos veces que me toco lanzar, lo hice con la pierna izquierda, pues a estas alturas el pie derecho me ardía de tal manera que no me atrevía ni tan siquiera a tocar el balón; el ganador fue el conjunto local y una vez en los vestuarios, cuando me quite la bota, la media y la venda, me asusté al verme el dichoso pie, aquello no era un pie, era un sapo verrugoso, ya que tenia todo el empeine lleno de ampollas y verdugones, pues las pequeñas rozaduras que me habían dejado los bordes de la venda, se convirtieron en quemaduras al estar toda esta empapada de Reflex.
No tengo ni que decir que fui objeto de todo tipo de burlas por parte de los demás jugadores que se dieron cuenta de mi torpeza.

Antes se coge a un cojo que a un mentirosos

A los dos días del episodio contado anteriormente jugábamos un partido amistoso en San Nicolás del Puerto; ese año teníamos fichados para la regional a varios jugadores de dicha localidad: José María, Juan, Gregorio, Pirri, Diego y Zahino, y el Guadalcanal C.D. fue a rendirle visita al C.D. San Diego.
Este encuentro yo tenia muchas ganas de disputarlo, pues el verano anterior también estuvimos allí y no nos salieron las cosas todo lo bien que hubiésemos deseado, pero me encontraba con el problema del dichoso pie medio achicharrado. Verán de que manera lo resolví; como la zona afectada era solamente el empeine esto no me impedía correr, sino darle al balón con esa parte del pie, me lo atiborre de crema para las quemaduras, luego me puse una gasa, luego tres o cuatro capas de algodón, luego una venda no muy apretada, con dos o tres vueltas de esparadrapo, luego un calcetín y luego la media; lógicamente no me podía poner mi bota derecha, pero le pedí una vieja a Chanqui y así pude jugar. Tengo que aclarar que Chanqui tiene los pies un poco mas grandes que los míos, pero que son muchísimo mas anchos, vamos, que la botita parecía una barca y me entro el pinrel perfectamente.
Aparte de jugar como un zocato cerrado, no tuve ningún tipo de problemas durante el desarrollo del partido, salvo las lógicas molestias inherentes a las quemaduras, pero ya casi al final del mismo, Juan realizo una de sus características internadas por la banda derecha; yo le salgo al cruce, me regatea y lo derribo al suelo con una zancadilla. Entonces un señor mayor -aproximadamente con mi edad actual-, cojo y con gorra, se mete dentro del terreno de juego y me larga que si eso no se hacia con un compañero, que si me lo había querido cargar, que si para eso estaba Juan en el Guadalcanal; yo también le contesté muy malamente y por poco si tenemos un agarrón, en fin, las tonterías y estupideces que se hacen y se dicen algunas veces en el fútbol, afortunadamente la cosa no llegó a mayores y finalizó el encuentro sin mas incidentes dignos de mención.
Por esa época San Nicolás no disponía de duchas en los vestuarios y el personal se bañaba en la presa de Galindón; le pregunte a Juan que si el agua estaba muy sucia, pues temia que se me infectaran las quemaduras del pie. Entonces el me dijo que me duchara en su casa, que vivía precisamente en Galindón y que además tenia mucha prisa porque ese verano se había quedado con un chiringuito de la rivera y solamente disponía de tiempo libre para poder jugar el partido. De modo que me subo a su coche, me lleva a su domicilio me abre la puerta -en esos momentos no había dentro nadie de su familia-, me indica donde esta el cuarto de baño y se va corriendo para atender el chiringuito que estaba justo en frente.
Una vez duchado y cuando estoy acabando de vestirme, noto que se abre la puerta de la calle, me asomo, y adivinan quien era?. Efectivamente, el cojo de la gorra. Nos quedamos los dos pasmados y al cabo de unos momentos establecimos, mas o menos, el siguiente dialogo:
Yo. -Quillo, ¿Que haces aqui?
Él. - Será que qué haces tú, pues yo estoy en mi casa.
Yo.- Anda aquí vive Juan.
El (riéndose).- So gilipollas, ¿Y tu no sabes que Juan es mi hijo?

Ahí si que me quede de piedra, porque yo no tenia ni idea del parentesco, y el amigo José Vázquez, así se llamaba el cojo de la gorra, me dijo que terminase rápido para tomarnos unas cervezas en el chiringuito de su hijo. Y a fe que lo hicimos, mientras que el resto del personal se bañaba en la presa.

Fútbol de cachondeo
A las nueve de la noche del pasado treinta y uno de mayo, se celebró en el Estadio Municipal del Coso un partido de futbol entre dos equipos de veteranos de Guadalcanal, con el fin de recaudar fondos para intentar comprar unos chándales a los chavales que han participado en el recientemente terminado X Campeonato de la Sierra Norte de Fútbol a Siete.
A primera vista parece un encuentro mas, pero en el se dieron una serie de circunstancias que lo hacen un tanto especial; excepto dos o tres invitaciones, los componentes de ambos conjuntos eran los padres de los niños y niñas que han finalizado dicho campeonato, la edad media de los peloteros era de mas de cuarenta años, la mitad de ellos hacia muchos años que no le daban una patada a un balón, y lo mas importante de todo, la otra mitad no sabia ni tan siquiera lo que era una pelota. Todo ello no fue óbice para que al final resultara un partido bonito, disputado, emocionante y, sobre todo, serio, siempre teniendo en cuenta nuestras limitaciones, tanto físicas como técnicas, pero creo que los que esperaban que fuera una “charlotá” salieron algo defraudados.
Por cierto, para “charlotá”, la que han dado esta temporada algunos miembros de la plantilla del Guadalcanal C.D. unos por una cosa, otros por otra, la verdad es que han estado realmente fallando durante toda la campaña de regional, poniendo la guinda al obligar al club a retirarse cuando solamente quedaban seis partidos para su conclusión. Han dejado con el culo al aire al Ayuntamiento, tras realizar el tremendo esfuerzo de dotar con unas magnificas instalaciones al campo de futbol, y a pesar de darles una subvencion que practicamente les cubría todos los desplazamientos; han dejado en ridículo a una Directiva seria, formal, comprometida y muy, pero que muy trabajadora, que en todo momento ha estado volcada con ellos; han dejado colgados a una Afición y a unos Socios que, aunque no muy números, siempre les han sido fieles; y por ultimo, han dejado a la altura de un pepino a los Jugadores responsables, a los que dan una palabra y la mantienen, a los que no fallan casi nunca, a los que cumplen con su papel de jugador -con las dificultades que eso conlleva-, en resumen, a los que verdaderamente les gusta el futbol y no solamente el "echar un ratito de cachondeo” los domingos.
En fin, este tipo de comportamiento parece ser un mal endémico en todos los equipos de futbol de aficionados y esperemos que sea solamente una moda pasajera, para que cuando a nuestros pequeños futbolistas les llegue la hora de tomar responsabilidades futboleras ya este pasada, si no sucede así, estamos apañados.
Hablando de los pequeños peloteros, en cuanto a resultado esta temporada ha sido la mas completa que hemos realizado de las diez que llevamos disputadas hasta ahora, pues tanto los benjamines como los infantiles, se han clasificado en segundo lugar en sus ligas respectivas, pasando ambos a la siguiente fase; junto con Cazalla, somos el único pueblo que ha conseguido meter dos equipos. En cuartos de final a los benjamines les eliminó el Lora del Río, y a los infantiles el Puebla de los Infantes. Los alevines no se han clasificado por autentica mala suerte, ya que ha quedado terceros, empatados puntos con el Alanis, pero este nos ganaba en el gol average. En cuanto a los prebenjamines han realizado un mas que digno papel en su competición.
Me van a permitir que destaque a un jugador alevín aunque también ha intervenido con los infantiles, Gabriel Ortega “Gabri”' que en el mes de abril ha sido fichado por el Sevilla F.C. y que esta jugando magníficos partidos con el club de Nervión.
Volviendo al “partido de la viejos”, pienso que fue un rotundo éxito en todos los aspectos. En el piano económico, que era fundamentalmente lo que se buscaba, se superaron con creces nuestros cálculos, pues entre la venta de entradas y el servicio de bar, logramos más dinero del esperado. Referente a lo deportivo, ya lo he destacado anteriormente, me parece que cumplimos bastante bien y aunque casi todos los jugadores acabamos con pequeñas lesiones musculares -la mas grave fue el esguince de rodilla de Eduardo-, el publico asistente se divirtió y disfrutó con nuestro comportamiento, publico que prácticamente llenaba todo el aforo del estadio y hay que hay que remontarse muchos anos atrás para poder comparar semejante entrada.
Un par de cosas para terminar, la primera es esperar que el recién electo Alcalde cumpla la promesa de hacerse cargo de la diferencia entre lo que valen los chándales y todo el dinero recaudado, y la segunda es felicitar a los inventores del evento: Javi y Joaqui, por tener y desarrollar semejante idea.
Antonio Murillo
Revista de feria 2003


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