Primera parte
1. Introducción.
Como es de todo conocido, el mercado de abastos de Guadalcanal cuenta con la particularidad de hallarse instalado en el inmueble de la antigua parroquia de San Sebastian, edificio de gran interés arquitectónico pero de poco conocida historia y hoy totalmente vacío de su primigenio patrimonio artístico a raíz de los desgraciados sucesos de la Guerra Civil.
Siguiendo nuestra línea de puesta en valor del elenco monumental de la localidad queremos trazar en esta ocasión una visión panorámica de la historia y el arte de este templo, engarzando una serie de datos sobre sus vicisitudes históricas con la descripción de sus valores arquitectónicos y la evocación de las piezas artísticas desaparecidas que ornamentaron su hoy vacío interior, que a pesar de todo constituye una destacada muestra de la arquitectura medieval de la comarca de la Sierra Norte.
1. Introducción.
Como es de todo conocido, el mercado de abastos de Guadalcanal cuenta con la particularidad de hallarse instalado en el inmueble de la antigua parroquia de San Sebastian, edificio de gran interés arquitectónico pero de poco conocida historia y hoy totalmente vacío de su primigenio patrimonio artístico a raíz de los desgraciados sucesos de la Guerra Civil.
Siguiendo nuestra línea de puesta en valor del elenco monumental de la localidad queremos trazar en esta ocasión una visión panorámica de la historia y el arte de este templo, engarzando una serie de datos sobre sus vicisitudes históricas con la descripción de sus valores arquitectónicos y la evocación de las piezas artísticas desaparecidas que ornamentaron su hoy vacío interior, que a pesar de todo constituye una destacada muestra de la arquitectura medieval de la comarca de la Sierra Norte.
2. Descripción Arquitectónica.
Tal como ha llegado a nuestros días, la arquitectura de la Iglesia de San Sebastian revela las diferentes etapas por las que atravesó su construcción y los estilos en boga en cada una de ellas, en un largo proceso que arrancando de las postrimerías de la Baja Edad Media llega a alcanzar incluso el Barroco, determinando por ende la combinación de elementos de distinta cronología y filiación estilística.
Las noticias documentales mas antiguas que conocemos nos hablan de su fundación por el maestre Don Alonso de Cárdenas en torno a la década de los ochenta del siglo XV y muestran el templo en obras ya en los anos finales de la centuria. En efecto, el informe de la Visita Canónica de 1494 señala que el templo se está construyendo con las limosnas de los vecinos y el dinero procedente de la asignación de sepulturas, quedando por cubrir una parte de la iglesia, que constaba de tres naves separadas por medio de arcos de ladrillo y cal, cuyas techumbres eran a base de madera tosca con cañas y barro y teja encima, situándose en la cabecera el presbiterio, cubierto con bóveda (1). En definitiva, un edificio que seguía la topología gótico-mudéjar de templo basilical cubierto con techumbre lignaria en las naves y capilla mayor abovedada, modelo al que obedece en la misma localidad la parroquia de Santa María.
Sin embargo, a mediados del siglo XVI se van a acometer importantes obras, responsables de buena parte de su fisonomía actual, por cuanto las tres naves que componían la Iglesia de San Sebastian se van a reducir a una sola, al tiempo que se levantara un nuevo presbiterio o capilla mayor. En 1549 se está cubriendo la nave con techumbre de madera de castaño, con vigas talladas y racimos dorados (2), siguiendo los modelos mudéjares de la denominada carpintería de lo blanco, especializados en levantar los genéricamente denominados "artesonados" tan propios de la arquitectura española y que se hallan presentes en no pocos de nuestros templos y palacios. Por su parte, la capilla mayor se construyó a mediados del siglo, hallándose ya abovedada en 1575, ano en que no solo se levanto la sacristía ”que se techo con madera de pino y ladrillos por tabla”, sino que también se abordó la ampliación del templo en el que se tropezó con la falta de espacio y solucionarse mediante incorporación del solar de un hospital vecino, espacio en el que incluya una pequeña capilla puesta bajo la advocación y en la que celebraba hermandad del mismo nombre.
Tal como ha llegado a nuestros días, la arquitectura de la Iglesia de San Sebastian revela las diferentes etapas por las que atravesó su construcción y los estilos en boga en cada una de ellas, en un largo proceso que arrancando de las postrimerías de la Baja Edad Media llega a alcanzar incluso el Barroco, determinando por ende la combinación de elementos de distinta cronología y filiación estilística.
Las noticias documentales mas antiguas que conocemos nos hablan de su fundación por el maestre Don Alonso de Cárdenas en torno a la década de los ochenta del siglo XV y muestran el templo en obras ya en los anos finales de la centuria. En efecto, el informe de la Visita Canónica de 1494 señala que el templo se está construyendo con las limosnas de los vecinos y el dinero procedente de la asignación de sepulturas, quedando por cubrir una parte de la iglesia, que constaba de tres naves separadas por medio de arcos de ladrillo y cal, cuyas techumbres eran a base de madera tosca con cañas y barro y teja encima, situándose en la cabecera el presbiterio, cubierto con bóveda (1). En definitiva, un edificio que seguía la topología gótico-mudéjar de templo basilical cubierto con techumbre lignaria en las naves y capilla mayor abovedada, modelo al que obedece en la misma localidad la parroquia de Santa María.
Sin embargo, a mediados del siglo XVI se van a acometer importantes obras, responsables de buena parte de su fisonomía actual, por cuanto las tres naves que componían la Iglesia de San Sebastian se van a reducir a una sola, al tiempo que se levantara un nuevo presbiterio o capilla mayor. En 1549 se está cubriendo la nave con techumbre de madera de castaño, con vigas talladas y racimos dorados (2), siguiendo los modelos mudéjares de la denominada carpintería de lo blanco, especializados en levantar los genéricamente denominados "artesonados" tan propios de la arquitectura española y que se hallan presentes en no pocos de nuestros templos y palacios. Por su parte, la capilla mayor se construyó a mediados del siglo, hallándose ya abovedada en 1575, ano en que no solo se levanto la sacristía ”que se techo con madera de pino y ladrillos por tabla”, sino que también se abordó la ampliación del templo en el que se tropezó con la falta de espacio y solucionarse mediante incorporación del solar de un hospital vecino, espacio en el que incluya una pequeña capilla puesta bajo la advocación y en la que celebraba hermandad del mismo nombre.
En definitiva, estas intervenciones quinientistas son responsables del templo que nos ha llegado a nuestros días (4). Construido en mampuesto y ladrillo, su nave principal “a la que se le adosa otra lateral en el lado izquierdo o del Evangelio”, de gran elegancia a causa de su gran elevación, se divide en cuatro tramos, el primero desviado del eje del edificio por medio de arcos transversales apuntados de gran luz que apean sobre pilastras adosadas al muro, muy esbeltas y con capiteles muy sencillos, cubriéndose hasta hace unos años con techumbre de madera, sustituida por la cubierta actual, dispuesta a dos aguas y que mantiene el recuerdo de la primitiva en la utilización de los maderos. Por su parte, el presbiterio, igualmente desviado en relación al eje longitudinal de la nave y al que se accede a través de arco toral o triunfal apuntado y perfilado por dos sencillos baquetones, se cubre con bóveda estrellada, compuesta por dos nervios diagonales que al unirse entre si por medio de otros nervios secundarios “los terceletes” dibujan una estrella de cuatro puntas, dentro de la que se inscribe un circulo. Las nervaduras que componen la bóveda que acabamos de describir muestran en sus uniones una serie de rosetas decoradas con interesantes temas heráldicos que no hemos podido estudiar debidamente por su gran altura, pero que tal vez aludan al Priorato de San Marcos de León y a la Orden de Santiago, arrancando dichos nervios de ménsulas decoradas con relieves que representan los símbolos de los Evangelistas, unidas entre si por medio de sendas impostas que recorren solamente los muros laterales del presbiterio, desapareciendo en el muro del testero a causa de la colocación del retablo que en su día ocupaba su superficie. En uno de dichos muros laterales se abre el ingreso a una pequeña capilla, cubierta igualmente con bóveda estrellada pero de diseño mucho más simple, parecido a dos puntas de arpón unidas por sus vértices.
Otra capilla, que en su día fue la del Sagrario, se abre al primer tramo de la nave, vecino del arco foral que conduce a la cabecera del templo. De planta cuadrada, su cubierta es también una bóveda estrellada con terceletes, cuya plementería todavía muestra restos de la decoración pictórica barroca con la que se la enriqueció en una reforma posterior, tal vez del siglo XVIII, a la que también debe corresponder la bóveda de medio cañón con arcos fajones que cubre la nave lateral.
En definitiva, nos encontramos en el templo de San Sebastian con una combinación de elementos estilísticos del gótico, mudéjar, renacimiento y barroco. El esquema de nave única articulada por medio de arcos transversales apuntados y cubierta con techumbre de madera es muy representativo no solo de la arquitectura medieval de la comarca, sino también de otras zonas vecinas, como las sierras de Huelva y Córdoba, teniendo en Guadalcanal otra buena muestra del mismo en la parroquia de Santa Ana, de la que nos ocuparemos en otra ocasión. De construcción rápida y barata por los materiales empleados “ladrillo y madera”, este modelo de templos serranos, todavía mal estudiados y que parecen ponerse de moda a partir de 1400, se va a extender a otras zonas, como las comarcas levantinas y las tierras del reino de Granada, zona esta ultima donde a raíz de la reconquista y bajo la iniciativa de los Reyes Católicos se van a levantar iglesias de estas mismas características. Otro elemento muy habitual en este tipo de templos de la Sierra es la Torre “fachada”, cuyo fuste o caña arranca sobre el ingreso situado a los pies de la nave, componiendo un imafronte de gran verticalidad de líneas al unir visualmente con gran sentido ascensional la entrada y el campanario, aunque en el caso de la iglesia de San Sebastian las transformaciones sufridas por dichos elementos han acabado por desdibujar el modelo originario (5).
(1) MUÑOZ TORRADO, Antonio: “Visitas hechas a los pueblos de Andalucía, León y Extremadura de la referida Orden (de Santiago)”, en Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, tomo IX, n.° 47 (1925), Pág. 91
(2) FLORES GUERRERO, Pilar. El arte del Priorato de San Marcos de León de la Orden de Santiago en los siglos XV y XVI, arquitectura religiosa. Universidad Madrid, 1987. Vol. 1, Pág. 480.
(3) Ídem, Págs. 480-481.
(4) HERNANDEZ DIAZ, José CORBACHO, Antonio – COLLANTES DE TERAÁN, Francisco. Catalogo arqueológico de la provincia de Sevilla, 1955. Págs. 220 - 223; V.V. A.A. Guía Artística de Sevilla y su provincia. Diputación Provincial de Sevilla, 1981. Págs. 581/582 Inventario artístico de Sevilla y su provincia Madrid, 1982. Vol. I, Pág. 160: Edificios de tradición mudéjar en Andalucía, Consejería de Cultura, Sevilla, 2000. Págs. 85/86 ANGULO IÑIGUEZ, Diego: Arquitectura mudéjar Sevillana de los siglos XIII, XIV y XV Ayuntamiento de Sevilla, 1983. Pág. 130.
(5) ANGULO IÑIGUEZ, Diego: Arquitectura mudéjar Sevillana..., Pág. 157.
SALVADOR HERNÄNDEZ GONZALEZ
Revista de Feria 2002
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