Lavanderas en el Ejido del Coso |
Visita de D. Alonso de Quijano a nuestra villa
Segunda parte
Segunda parte, de esta historia ficción está estructurada
en la visita ficticia de D. Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho
Panza a Guadalcanal, a través de estos dos personajes y mezclando el
Guadalcanal actual con la villa Santiaguista del siglo XV a finales del XVI, hacemos un recorrido por las
principales calles y visitamos los monumentos de la villa, acompañados por
nuestro paisano el noble D. Esteban de Millán y Aguilar que tal vez fue noble
en aquella época y perteneció al Concejo de la Villa.
A mi amigo Ignacio Gómez Galván, que mantiene viva con su
fundación la historia y literatura de nuestro pueblo, me he permitido la
licencia de tomar algunas notas de su libro “Cervantes en Guadalcanal”.
El regreso a la villa fue por el llamado carril de San
Benito, luego de apenas un km. recorrido,
el pueblo los recibió de nuevo, con lo que, de entrada, es ya efectivamente una
"recreación", la zona del Coso, El Alto y el Bajo (llamados en otra
época el Ejido del Coso), según el nomenclátor, la carretera en dirección
norte, nos lleva a Extremadura, pero
cogieron el paseo del Coso propiamente
dicho y a su derecha quedó el parque de frondosa arbórea que compite en
altura con los herrajes de las casetas perennes para los días de feria.
-Sepa D. Alonso que esta zona fue también sitio de culto,
como así lo atestigua un informe de la visita santiaguista de 1494 en la que se
describía en el inventario una sinagoga judía,
de la que ya ni piedra queda.
-Pues el judío y la mujer, a la larga, vengativos suelen
ser
–Soltó Sancho-
Continuaron por la antigua calle de los Olleros, rotulada
hoy de la Feria, llegando al Paseo de la
Cruz, así llamado por la que aquí se alza, que en realidad no es sino un
ensanchamiento de la actual avenida de la Constitución, a su izquierda la plaza
de los Donantes con sus bancos y flores que invitan a un pequeño descanso, entraron por la calle de Ntra. Sra. de Guaditoca
(en tiempos llamada del Aire), donde se hallaba en el Convento de La Concepción
(2).
-¿No es posible visitar su interior D. Esteban?
-Cosa arduo difícil, como le he comentado
antes, está en ruina, su dueño es un particular y no es fácil ni aconsejable su
acceso.
- Casa sin amo y mujer sin marido, abandono consentido -remató Sancho-
Volvieron sobre sus pasos y cogieron de nuevo la Avenida De
la Constitución, (llamada anteriormente Portugal), y un poco más allá, a la vuelta de la esquina, nos
hallamos ante la fachada ingente del desamortizado y, por ende, ruinoso
Convento de Santa Clara(3).
-Quiero entender Sr. letrado que en Guadalcanal, Vds. están
anclados en vivir de tiempos mejores,
en mi continuo deambular por nuestra
piel de toro he conocido pocas villas como estas, destruyen su pasado y aun así
quieren vivir en él, según palabras de mi escudero y su refranero particular
creo “que olvidar el pasado es no vivir el presente”.
-No hubiese podido hacer mejor reflexión Sr. Quijano
Continuaron por la calle Santa Clara y de frente otro
edificio eclesiástico convertido en pagano, La iglesia de San Sebastián (4).
-Ante vos San Sebastián, en tiempos lugar de culto y
actualmente propiedad del Ayuntamiento, utilizado como plaza de abastos de la
villa, con puestos de carnes, verduras, frutas y otras viandas, está cerrada al
culto desde el 36 del pasado siglo.
-Pasado muy rico observo, pero actualmente veo que
vuestra merced no me ha enseñado ni un lugar de culto donde vuestros paisanos
pueden ejercer el derecho a honrar a Nuestro Señor.
-En verdad Sr. Quijano tiene cierta razón, fue este pueblo
en la época de Santiago cuando pertenecía a la provincia de León de Extremadura
villa de muchas parroquias.
Los dos visitantes se miraron reflexivos, sus caras
delataban extrañeza ante tanto despropósito, no obstante aun les quedaba mucho
por ver, según comentario de D. Esteban.
-Pronto visitaremos la Iglesia de Santa María de Nuestra
Señora de la Asunción, único templo dedicado al culto en la actualidad.
Retrocedieron por la calle de Santa Clara y a unos metros giraron a la derecha entrando
en la calle de la Almona, encontrando uno de los monumentos de la arquitectura
civil urbana más antiguos de toda la región (5).
-Naturalmente después de lo visto y explicado
anteriormente este edificio no lo destinan Vds. a su natural cometido de cuadra
de caballerías y lugar de descanso para caballeros andantes como es mi caso.
- Está en lo cierto D. Alonso, actualmente es ocupada en
parte por un bar y el resto, como puede apreciar vuestra merced el estado es de
abandono -matizó el ocasional guía con cierta nostalgia-
- A la casa de muchos amos, nunca les faltan goteras –sentenció Sancho-
Continuaron hacía la plaza y la izquierda el magnifico
paseo del Palacio, esplendoroso de árboles, flores y olor a primavera, en su lateral
se encuentra la biblioteca pública y un antiguo edificio de la Almazara del
Salvador (conocido popularmente como La Pacheca), al final de La Poza el edificio
de la biblioteca Pública, a unos pocos
pasos quedaron los visitantes sorprendidos por la majestuosa plaza Mayor de la
villa, (Ahora llamada de España y en
otras épocas de la Constitución o de los
Naranjos), El entorno de la plaza de España se podría considerar el centro
neurálgico de la localidad, estando situada en la zona suroeste de la misma. Confluyen
en esta plaza las calles López de Ayala, del Palacio, de la Poza, Juan Campos y Muñoz Torrado presidida la misma por una zona alzada en forma ovalada
de recreo y descanso circundada por naranjos, bancos (antiguamente de forjas) y
en la actualidad de ladrillo) para el descanso y en el centro, la estatua erigida
en 1926 de D. Adelardo López de Ayala (6), ilustre orador, político y dramaturgo e hijo
preclaro de esta villa.
(2) Fundado por el hijo del pueblo D. Álvaro de Castilla, según testamento
otorgado en Guanajuato (México) en el 17
de Septiembre del año del señor de 1641, y así, ocho años después fue ocupado
por las primeras monjas procedentes del Convento de La Concepción de Mérida, de
él solo quedan algunos indicios de
cornisas, patios y arcadas en casas que se construyeron sobre los restos y
solar, al final del mismo, en el Cantillo de la Concepción, se encuentra la
iglesia del mismo nombre, este templo consta de una nave de la que solo se
conserva la fachada y algunos resto en un interior en ruinas, en su original
estaba cubierta por bóveda de cañón, lunetos y media naranja en el presbiterio,
el altar mayor en yesería con un retablo
labrado de influencia plateresca y cubierto su frontal y gradas con azulejos
sevillanos de cuenca, probablemente acarreados, pues eran de una época anterior
a la erección del templo. La portada de los pies poseía vano de medio punto
entre pilastra toscana, entablamento, frontón recto con pináculo y hornacina
central, en el lado del Evangelio presentaba un esquema análogo, con pilastras
jónicas acanaladas y ondas serlianas en el entablamento
(3) Convento de Santa Clara, en la calle de este nombre, con
restos de arcadas y cornisas. Fue fundado por el hijo de esta villa enriquecido
en las Indias Jerónimo González de Alanís, según escritura otorgada en La Plata
(Perú) el 19 de abril de vemos 1584.
Actualmente se
encuentra en fase de remodelación de lo poco que se pueda recuperar, durante
años ha conocido en sus interior, fábricas de harina, cocheras y garajes,
fábrica de gaseosas y almacenes de toda
clase de utensilios
(4) Esta maravilla arquitectónica construida en los siglos
XV y XVI, iniciando sus obras en 1481, de estilo gótico mudéjar y con ampliaciones barrocas, fue mandada
erigir por D. Alonso de Cárdenas, Maestre de la Orden de Santiago, tanto él
como su esposa Dª Leonor de Luna están
enterrados en la iglesia de Santiago de Llerena, junto al sepulcro.
La portada de
la puerta debió ejecutarse en el siglo XVIII. En 1840 tenía San Sebastián
seis sacerdotes, un párroco y un teniente, pero en siglos anteriores llegó a tener
un cura beneficiado y once clérigos más.
En esta
iglesia radicó hasta su cierre al culto, la Hermandad de Ntro. Padre Jesús
Nazareno, una de las más emblemáticas de la localidad.
(5) El edificio conocido por La Almona, en razón de una de
sus últimas -bárbaras- utilidades. Arquitectónicamente, es una construcción de
planta ligeramente trapezoidal de sillería, consta de dos pisos, formado cada
uno de ellos por una nave de cubierta de entramado de madera, sostenida la del
bajo por arcos apuntados que arrancan del pavimento, como a modo de
contrafuertes interiores, la cubierta de la parte superior es de dos aguas,
hallándose sostenida por pilares alineados en el eje central de la nave.
El edificio
recibe la luz por estrechas saeteras, una lápida del interior nos informa que
fue construido el año de 1307 y fue la
primitiva sede del bastimento de la Orden de Santiago.
(6) Adelardo López de Ayala nació en Guadalcanal el 1 de
Mayo de 1828, provincia de Sevilla aunque en aquella época pertenecía a
Extremadura. Estudió el bachillerato y la carrera de Derecho en Sevilla, aunque
no terminó los estudios. En 1849 se trasladó a Madrid, para intentar estrenar
su primera obra teatral, Un hombre de estado, y lo consiguió en 1851 en el
Teatro Español. Se casó con la intérprete protagonista, Teodora Lamadrid.
En 1851 escribió su primera zarzuela, Guerra a muerte.
Paralelamente se inició en la política, en 1857 fue elegido diputado por Mérida y al año siguiente fue elegido por Castuera. Sufrió un destierro a Portugal por oponerse al régimen de Isabel II y un año después suscribió el Manifiesto de Cádiz que ayudó a destronarla. Fue nombrado Ministro de Ultramar en el reinado de Amadeo I de Saboya, pero de nuevo sus opiniones políticas lo obligaron a dimitir. A la caída de éste, pactó con Cánovas del Castillo y en 1875, bajo el reinado de Alfonso XII, ocupó de nuevo el ministerio de Ultramar. En 1878 fue elegido presidente del Congreso.
En 1870 ingresó en la Real Academia de la Lengua Española.
Murió en Madrid el 30 de diciembre den 1879.
En 1851 escribió su primera zarzuela, Guerra a muerte.
Paralelamente se inició en la política, en 1857 fue elegido diputado por Mérida y al año siguiente fue elegido por Castuera. Sufrió un destierro a Portugal por oponerse al régimen de Isabel II y un año después suscribió el Manifiesto de Cádiz que ayudó a destronarla. Fue nombrado Ministro de Ultramar en el reinado de Amadeo I de Saboya, pero de nuevo sus opiniones políticas lo obligaron a dimitir. A la caída de éste, pactó con Cánovas del Castillo y en 1875, bajo el reinado de Alfonso XII, ocupó de nuevo el ministerio de Ultramar. En 1878 fue elegido presidente del Congreso.
En 1870 ingresó en la Real Academia de la Lengua Española.
Murió en Madrid el 30 de diciembre den 1879.
3ª parte el 24 de Enero 2018
Rafael
Candelario Repisa
Guadalcanal,
Noviembre, 2017
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