By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 9 de marzo de 2013

Hispania y el Imperio Romano 7


SÉNECA: FILOSOFO, POLÍTICO, POETA

En la constelación de figuras intelectuales y literarias hispano-romanas que ilumina el siglo I, el personaje central y, sin duda, el más importante y de mayor trascendencia histórica es Lucio Anneo Seneca, el filósofo. Poeta dramático y excelente versificador en sus tragedias, estudioso de la naturaleza en sus libros de esta materia, moralista y pedagogo en las Cartas a Lucilio, hasta cruel poeta satírico en su Apocoloquintosis contra la memoria del emperador Claudio a quien habían “divinizado” por razones políticas sus sucesores elevándolo al Olimpo de los dioses con una Apoteosis. En esa obra menor desarrollando irónicamente y con inhabitual vehemencia la teología de los estoicos, Seneca se enfrenta a la vez con la memoria del odiado príncipe y con la utilización política de una teología mitológica, que solo puede conducir a una falta de respeto por lo que para el era la divinidad tal como se concebía desde el estoicismo.
Seneca fue, además, un político activo, durante años dando forma a una filosofía política practica de rigurosa base ética y después inspirando como amicus Principis la acción del poder imperial por lo menos durante los anos que Trajano, dos generaciones después, Clamaba el quinquennium Neronis. Esa había sido, según el emperador hispano de la Bética, la época feliz de la buena dirección de los asuntos públicos, durante el corto pero muy estimable periodo de la privanza de Seneca al lado del joven príncipe que todavía entonces le hacia caso. Los poetas como Marcial le honran, prosistas como Columela le aplauden hasta en ocupaciones menores, como la modernización de la agricultura, Quintiliano, ante cuyo riguroso “ciceronianismo” no dejaba de chirriar la prosa más personal que aticista del filósofo cordobés, reconoce sus meritos y critica a sus imitadores.
Seneca es el autor hispano-romano de este siglo I que mas amplio campo ha cubierto con sus obras y mayor influencia filosófica, política y literaria ejerció en los siglos romanos posteriores, llegando incluso a ser el intelectual pagano que los cristianos consideraban mas próximo a ellos. Seneca saepe poster (Séneca muchas veces nuestro) escribió Tertuliano y siguiendo esa Línea de aprecio, unos bienintencionados falsarios del siglo IV —época ya oficialmente cristiana— inventaron una supuesta correspondencia epistolar entre el prestigioso filosofo Pagano, pero estoico, y el Apóstol San Pablo, que tan bien conocía las filosofías de su época. Eran contemporáneos y probablemente los dos murieron por el mismo tiempo, victimas de crueles persecuciones neronianas, política la de Seneca y religiosa la de Pablo.

COLUMELA, QUINTILIANO, LUCANO, MARCIAL

Columela, gaditano, tenia siglos después (Casiodoro, Isidoro de Sevilla) fama de elocuente e insigne orador, pero la principal obra suya conservada es la enciclopedia de agricultura De re rustica en doce libros (uno de ellos, el décimo que trata de los jardines), compuesto en verso como homenaje de admiración a Virgilio y alarde de las capacidades literarias del autor escribió este extenso tratado en los primeros años 60 d.C. Era coetáneo y amigo de Seneca “el filosofo”, y había hecho una cierta carrera militar como tribuno en las legiones romanas. Hispano de la Bética, estaba orgulloso de haber servido a Roma como soldado, y al mismo tiempo con sus realizaciones profesionales de agricultor que no solo estudiaba las técnicas del trabajo de los campos sino que las practico a lo largo de su vida.
El nacimiento y primera educación de Quintiliano (c. 30-35-c. 100 d.C.) a orillas del Ebro, en Calagurris (Calahorra), que según Estrabon pertenecía al territorio de los vascones, es una demostración palmaria de que la educación en la lengua y en la cultura histórica y literaria romana alcanzaba por lo menos a la población urbana del interior de la península. Formado como orador y maestro de Retórica en la Urbe, fue preceptor de los últimos príncipes Flavios, amigo de los prestigiosos hispanos de la Urbe y al mismo tiempo ferviente enamorado de Roma y entrañable colega de distinguidos escritores itálicos como su antiguo discípulo Plinio el Joven.
Lucano, el poeta de Córdoba como toda la familia Annea, era un joven especialmente brillante, que arrebataba al público cuando recitaba —o improvisaba— sus versos. Fue el autor de La Farsalia, poema épico sobre la guerra civil de manifiesta simpatía pompeyana. Hecho morir en esa misma oportunidad del 65 por orden de Nerón, que además de pertenecer a una familia que el príncipe había resuelto eliminar, le odiaba por ser más aplaudido que el cuando recitaba sus versos. Fue tan apreciado en la Urbe que treinta años después de su muerte era recordado con veneración, no solo por su esposa sino por otros intelectuales, como los hispanos Quintiliano y Marcial, y el itálico Estacio que no era nada amigo del vate de Bilbilis.
Marcial (40-104 d.C.), nacido en Bilbilis (Calatayud) probablemente de origen celtibérico se educó en España, lo cual indica que la romanización cultural había penetrado en el corazón de la provincia tarraconense. En Roma desde el año 64, tenia una estrecha relación literaria y humana con otros hispanos instalados en la Urbe, especialmente con los Anneos, tanto el filosofo Seneca como el poeta Lucano, igual que con la rica dama Marcela, que le facilito el retomo a su ciudad natal y le protegió con su ayuda y su influencia. Amigo de Quintiliano, al que elogiaba en algún encomiástico poema, sentía un patriotismo romano, solidario con la Urbe, con su cultura y con su historia sin olvidarse de su origen personal y familiar hispano y celtibérico. Al elogiar a su amigo y colega literario Quintiliano, le llama “maestro de la inquieta juventud, Quintiliano, gloria de la elocuencia romana”. Lo mismo vendría a decir de los Anneos, honor del Betis, pero sobre todo de Roma.
Este plantel de escritores hispano-romanos son los primeros autores de quienes se puede decir que practicaban un latín post-clásico, que se caracteriza entre otras cosas por la convergencia de la lengua poética y la retórica. Virgilio y Ciceron a la par son la guía del latín de estos autores. Los declamadores de la antología del abuelo y el poema épico del nieto se dan la mano a partir de entonces en la literatura de Roma.

HISPANOS Y PROVINCIALES EN EL PODER Y LAS LETRAS EN EL SIGLO II

Los escritores hispano-latinos del siglo I, tan romanos que expresan y representan el espíritu latino más y mejor que nadie durante casi una centuria, resultaron, en fin, ser la vanguardia de dos procesos históricos diversos que sobrevinieron pronto. El primero es el de los hispanos militares, políticos y finalmente emperadores del siglo II, tan romanos de mente y cultura como los julio-claudios, si bien superiores a varios de ellos en capacidad, dedicación y fortuna.
Trajano (Marco Ulpio Trajano) había nacido en Itálica, en el año 53 o en el 56 d.C., igual que su padre, Marco Ulpio, y su madre también italicense. El padre ya había hecho una brillante carrera militar y política, mandando legiones en la guerra de los judíos, y en otras oportunidades, y habiendo sido gobernador de su provincia natal, la Bética, y de Siria, así como cónsul y patricio y procónsul de Asia. El hijo, Trajano, el emperador, estuvo al frente de importantes fuerzas militares en Oriente y luego en la Germania del Rin, donde en el año 97 se entero de que había sido adoptado por el anciano emperador Nerva, que había sido nombrado por el Senado tras el asesinato de Domiciano, y que al adoptarlo como hijo le otorgo poderes iguales a los suyos. Con Trajano, emperador desde el 98 al 117, empieza una nueva dinastía política y militar más que familiar que presidieron tras el, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio durante casi todo el siglo II y fueron responsables de algunas grandes paginas de la historia del Imperio.
El segundo proceso a que me refiero fue el de los otros provinciales de Tetras, que provenientes de las Galias, y enseguida en mayor numero de Afrecha, ocupan la primera Línea o la cumbre de la literatura latina desde el año cien en adelante, o más bien desde que unos años antes empieza, con Tácito, lo que podía llamarse el segundo momento post-clásico.

Antonio Fotán Marqués de Guadalcanal
NUEVA REVISTA de política, cultura y arte

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