SÉNECA: FILOSOFO, POLÍTICO, POETA
En la constelación de figuras
intelectuales y literarias hispano-romanas que ilumina el siglo I, el personaje
central y, sin duda, el más importante y de mayor trascendencia histórica es
Lucio Anneo Seneca, el filósofo. Poeta dramático y excelente versificador en
sus tragedias, estudioso de la naturaleza en sus libros de esta materia,
moralista y pedagogo en las Cartas a Lucilio, hasta cruel poeta satírico en su Apocoloquintosis contra la memoria del
emperador Claudio a quien habían “divinizado” por razones políticas
sus sucesores elevándolo al Olimpo de los dioses con una Apoteosis. En esa obra
menor desarrollando irónicamente y con inhabitual vehemencia la teología de los
estoicos, Seneca se enfrenta a la vez con la memoria del odiado príncipe y con
la utilización política de una teología mitológica, que solo puede conducir a
una falta de respeto por lo que para el era la divinidad tal como se concebía
desde el estoicismo.
Seneca fue, además, un político
activo, durante años dando forma a una filosofía política practica de rigurosa
base ética y después inspirando como amicus Principis la acción del poder
imperial por lo menos durante los anos que Trajano, dos generaciones después, Clamaba
el quinquennium
Neronis. Esa había sido, según el emperador hispano de la Bética , la época feliz de
la buena dirección de los asuntos públicos, durante el corto pero muy estimable
periodo de la privanza de Seneca al lado del joven príncipe que todavía
entonces le hacia caso. Los poetas como Marcial le honran, prosistas como
Columela le aplauden hasta en ocupaciones menores, como la modernización de la
agricultura, Quintiliano, ante cuyo riguroso “ciceronianismo” no
dejaba de chirriar la prosa más personal que aticista del filósofo cordobés,
reconoce sus meritos y critica a sus imitadores.
Seneca es el autor hispano-romano
de este siglo I que mas amplio campo ha cubierto con sus obras y mayor
influencia filosófica, política y literaria ejerció en los siglos romanos
posteriores, llegando incluso a ser el intelectual pagano que los cristianos
consideraban mas próximo a ellos. Seneca saepe poster (Séneca muchas veces nuestro) escribió
Tertuliano y siguiendo esa Línea de
aprecio, unos bienintencionados falsarios del siglo IV —época ya oficialmente cristiana— inventaron una supuesta
correspondencia epistolar entre el prestigioso filosofo Pagano, pero estoico, y
el Apóstol San Pablo, que tan bien conocía las filosofías de su época. Eran contemporáneos
y probablemente los dos murieron por el mismo tiempo, victimas de crueles
persecuciones neronianas, política la de Seneca y religiosa la de Pablo.
COLUMELA, QUINTILIANO, LUCANO,
MARCIAL
Columela, gaditano, tenia siglos después
(Casiodoro, Isidoro de Sevilla) fama
de elocuente e insigne orador, pero la principal obra suya conservada es la
enciclopedia de agricultura De re rustica en doce libros (uno de ellos, el décimo que trata de los jardines), compuesto en
verso como homenaje de admiración a Virgilio y alarde de las capacidades
literarias del autor escribió este extenso tratado en los primeros años 60 d.C.
Era coetáneo y amigo de Seneca “el filosofo”, y había hecho una
cierta carrera militar como tribuno en las legiones romanas. Hispano de la Bética , estaba orgulloso de
haber servido a Roma como soldado, y al mismo tiempo con sus realizaciones
profesionales de agricultor que no solo estudiaba las técnicas del trabajo de
los campos sino que las practico a lo largo de su vida.
El nacimiento y primera educación
de Quintiliano (c. 30-35-c. 100 d.C.) a orillas del Ebro, en Calagurris
(Calahorra), que según Estrabon pertenecía al territorio de los vascones, es
una demostración palmaria de que la educación en la lengua y en la cultura histórica
y literaria romana alcanzaba por lo menos a la población urbana del interior de
la península. Formado como orador y maestro de Retórica en la Urbe ,
fue preceptor de los últimos príncipes Flavios, amigo de los prestigiosos
hispanos de la Urbe
y al mismo tiempo ferviente enamorado de Roma y entrañable colega de distinguidos
escritores itálicos como su antiguo discípulo Plinio el Joven.
Lucano, el poeta de Córdoba como
toda la familia Annea, era un joven especialmente brillante, que arrebataba al público
cuando recitaba —o improvisaba— sus
versos. Fue el autor de La
Farsalia , poema épico sobre la guerra civil de manifiesta simpatía
pompeyana. Hecho morir en esa misma oportunidad del 65 por orden de Nerón, que además
de pertenecer a una familia que el príncipe había resuelto eliminar, le odiaba
por ser más aplaudido que el cuando recitaba sus versos. Fue tan apreciado en la Urbe que treinta años después
de su muerte era recordado con veneración, no solo por su esposa sino por otros
intelectuales, como los hispanos Quintiliano y Marcial, y el itálico Estacio
que no era nada amigo del vate de Bilbilis.
Marcial (40-104 d.C.), nacido en
Bilbilis (Calatayud) probablemente de origen celtibérico se educó en España, lo
cual indica que la romanización cultural había penetrado en el corazón de la
provincia tarraconense. En Roma desde el año 64, tenia una estrecha relación
literaria y humana con otros hispanos instalados en la Urbe , especialmente con los
Anneos, tanto el filosofo Seneca como el poeta Lucano, igual que con la rica
dama Marcela, que le facilito el retomo a su ciudad natal y le protegió con su
ayuda y su influencia. Amigo de Quintiliano, al que elogiaba en algún encomiástico
poema, sentía un patriotismo romano, solidario con la Urbe , con su cultura y con su
historia sin olvidarse de su origen personal y familiar hispano y celtibérico.
Al elogiar a su amigo y colega literario Quintiliano, le llama “maestro
de la inquieta juventud, Quintiliano, gloria de la elocuencia romana”.
Lo mismo vendría a decir de los Anneos, honor del Betis, pero sobre todo de
Roma.
Este plantel de escritores
hispano-romanos son los primeros autores de quienes se puede decir que
practicaban un latín post-clásico, que se caracteriza entre otras cosas por la
convergencia de la lengua poética y la retórica. Virgilio y Ciceron a la par
son la guía del latín de estos autores. Los declamadores de la antología del
abuelo y el poema épico del nieto se dan la mano a partir de entonces en la
literatura de Roma.
HISPANOS Y PROVINCIALES EN EL
PODER Y LAS LETRAS EN EL SIGLO II
Los escritores hispano-latinos
del siglo I, tan romanos que expresan y representan el espíritu latino más y
mejor que nadie durante casi una centuria, resultaron, en fin, ser la
vanguardia de dos procesos históricos diversos que sobrevinieron pronto. El
primero es el de los hispanos militares, políticos y finalmente emperadores del
siglo II, tan romanos de mente y cultura como los julio-claudios, si bien
superiores a varios de ellos en capacidad, dedicación y fortuna.
Trajano (Marco Ulpio Trajano) había nacido en Itálica, en el año 53 o en el
56 d.C., igual que su padre, Marco Ulpio, y su madre también italicense. El
padre ya había hecho una brillante carrera militar y política, mandando
legiones en la guerra de los judíos, y en otras oportunidades, y habiendo sido
gobernador de su provincia natal, la
Bética , y de Siria, así como cónsul y patricio y procónsul de
Asia. El hijo, Trajano, el emperador, estuvo al frente de importantes fuerzas
militares en Oriente y luego en la
Germania del Rin, donde en el año 97 se entero de que había
sido adoptado por el anciano emperador Nerva, que había sido nombrado por el
Senado tras el asesinato de Domiciano, y que al adoptarlo como hijo le otorgo
poderes iguales a los suyos. Con Trajano, emperador desde el 98 al 117, empieza
una nueva dinastía política y militar más que familiar que presidieron tras el,
Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio durante casi todo el siglo II y fueron
responsables de algunas grandes paginas de la historia del Imperio.
El segundo proceso a que me
refiero fue el de los otros provinciales de Tetras, que provenientes de las
Galias, y enseguida en mayor numero de Afrecha, ocupan la primera Línea o la cumbre de la literatura
latina desde el año cien en adelante, o más bien desde que unos años antes
empieza, con Tácito, lo que podía llamarse el segundo momento post-clásico.
Antonio Fotán Marqués de
Guadalcanal
NUEVA REVISTA de política,
cultura y arte
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