Segunda parte
Desde el punto de vista sociológico, conviene señalar que los transmisores de Guadalcanal pueden estar agrupados según dos niveles socioeconómicos y culturales. Un primer grupo esta formado por María Romero Bernabé, de 72 anos, casada con. Rafael Parrón Calderón, que regentan la posada del pueblo, y María Cumbre Carmona, de 70 anos, ambas incluidas en un nivel medio-bajo y de una cultura básica que le habían dada unos años de escuela, si bien la mayor parte de la niñez y la juventud la habían pasado en el campo. De ambas conseguimos lo mejor y más rico del romancero de este pueblo, de modo muy especial de María Cumbre, cuyo cancionero es mucho más interesante que el de cualquier otra persona de las encuestadas allí, no solo por sus temas más inusuales en Andalucía, sino también por sus más completas versiones y la variedad de su repertorio.
El segundo grupo de informantes esta compuesto por Dolores Calderón, de 59 años, Benigno Riaño, de 70, esposo de la anterior, Josefa Blández, de 68, Encarnación Parrón, de 64, Beatriz Nogales, de 70, Amalia López, de 48, y sus hijas Amalia y Carmen Rivera López, de 22 y 8 años respectivamente. Todos estos forman parte de Io que pudiéramos llamar la clase media acomodada y con un nivel cultural aceptable. El romancero que nos cantaron en diferentes sesiones de trabajo puede servir muy bien de exponente de lo que realmente se conserva y, lo que nos parece más importante, del modo coma ha operado la tradición a Io largo de este siglo en el repertorio romancístico de Guadalcanal. Con el material recogido de ambos grupos creemos que estamos en disposición de ofrecer un primer análisis del romancero Guadalcanalense actual.
Hay que resaltar, en primer Lugar, que todos cantaban un reducido grupo de romances que se ha conservado en el ultimo estadio de tradicionalización del genero, esto es, el romance reducido a canción de corro. Par lo general, estos textos presentan la fabula del modo más esquemático posible y su melodía, casi siempre apoyada con estribillo, es la apropiada para la canción infantil y prevalece sabre la letra. Todas las informantes recuerdan que han utilizado para sus entretenimientos estas cancioncillas, y las niñas nos reafirmaron que todavía hoy las cantan en el corro o en el juego de la comba. No es frecuente, según los datos que poseemos hasta ahora, que no son pocos, que el romance conserve todavía su vitalidad y fluya de modo espontáneo en los juegos infantiles, y esta rareza podemos destacarla como un rasgo peculiar de la tradición romancística de este enclave, aunque en general su romancero resulte hoy tan pobre. Estos son los temas que todavía cantan las niñas: Las señas del esposo, ¿Dónde vas, Alfonso XII?, Don Gato, La viudita del Conde Laurel, Mambrú, Las hijas de Merino, La doncella guerrera (en su versión corta), Los tres alpinos y Las tres cautivas. Como se ve, estos temas son los que comúnmente se encuentran por toda Andalucía, y por toda España, en su modalidad de canción infantil. Pero como queda dicho, la peculiaridad de Guadalcanal es la persistencia de su arraigo a Io largo de distintas generaciones, ya que no solo los cantan las niñas hay, sino que Las más viejas del jugar los recuerdan en su misma función lúdica. De esta manera, este grupo de romances constituye lo que podemos considerar el núcleo más vivo de la tradición del género mejor asentada en el pueblo.
En segundo lugar, hay que referirse a la serie de temas comunes en Andalucía, que aquí se hallan en su mayoría muy fragmentados. De este grupo solo grabamos dos versiones completas y distintas de Don Bueso, una de ellas cantada precisamente por el único informante varón, y Madre, a la puerta hay un niño, recordada por casi todos en su manifestación navideña. Los fragmentos recogidos pertenecen a Santa Elena, Casada de lejas tierras, Tamar (unido a Delgadina), Lux Aeterna, La Virgen y el ciego, San Antonio y los pajaritos, La mala suegra y El curita enfermo. A este grupo de romances fragmentados habría que añadir que muchas de las informantes recordaban haber oído en su juventud otros temas, pero que ahora no podían poner en pie. Por ejemplo: Los primos romeros, Mariana Pineda, Delgadina y La bastarda y el segador. Este conjunto de romances, tan desgastados ya y en franco retroceso, nos habla sin embargo de modo claro de una tradición mucho más floreciente en Guadalcanal, aunque estos temas, frente a los primeros citados “los que se mantienen todavía vivos en la tradición en su forma de canción infantil” debieron de gozar de mucha menor difusión.
Creemos, en tercer lugar, que hay que destacar el repertorio cantado por María Cumbre. Esta informante no solo recordaba los temas mas habituales del pueblo “los pertenecientes a los dos grupos anteriores”, sino que también nos facilitó otros romances que deben citarse por su rareza en el enclave, o por su mejor estado de conservación. Es cierto que una buena parte de este romancero lo había aprendido de su abuela, natural de Zalamea la Serena, por lo que algunas de sus versiones son extrémelas. Esto no debe extrañar ya que Guadalcanal en el pasado dividía su término municipal e incluso su casco urbano entre Sevilla y Badajoz. De lo que nos cantó sobresale, por razones distintas, el Bernal Frances y La loba panda. El primero, por tratarse de una versión mas larga y narrativa en comparación con las que de este tema hemos reunido de otros enclaves andaluces, que nunca han sido muchas. La loba es un romance muy extraño en la tradición meridional, y ella misma aclaro que lo había oído recitar a su abuela. Las pocas versiones de este tema encontradas en Andalucía llaman la atención de los estudiosos, pues este es un romance difundido sabre todo por tierras extremeñas. Mas habituales en Andalucía son El Ouintado, La doncella guerrera en su versión no vulgata, El piojo y la pulga y La devota de San Antonio, que si los citamos hache es por su buen estado de conservación y porque solo ella nos los cantó en el pueblo.
A la vista de todo esto, podemos concluir que nuestra encuesta ha perfilado mejor el panorama romancístico de Guadalcanal, aun teniendo en cuenta el estado lamentable en que se encuentran las más de las versiones grabadas allí, según hemos señalado. Llama la atención el hecho de que ninguno de los temas publicados por Micrófito, que, como decíamos, eran versiones completas, permanezca hoy en la tradición del pueblo, pues solo María Cumbre, con una memoria sorprendente para su edad, recordaba haber oído Albaniña, Polonia y Gerineldo. Quiere esto decir, desde nuestro punto de vista, que la tradición ha olvidado, parece que definitivamente, estos temas tanbien conservados hace un siglo. Pero nos queda la duda de si Micrófito desechó, o no considero como romances, los que se encuentran todavía con gran vitalidad como canciones de corro. Desde luego no incluya ninguno de ellos entre sus Rimas infantiles, con ser estas abundantes en su publicación. Es de todo punto extraño y singular que justamente los temas mas recordados hoy y por lo tanto más enraizados en una tradición mejor asegurada, no existieran a finales del siglo XIX, y más si se tiene en cuenta que estas informantes guadalcanalenses cantaban cuando niñas “esto es: por los años veinte muchas de ellas” este romancero infantil, a poca distancia de la fecha en la que Micrófilo publicó su repertorio.
La investigación completa de la Sierra Norte Sevillana está todavía en fase de realización. Cuando se lleve a cabo dispondremos, sin duda, de otros datos complementarios para analizar el romancero de Guadalcanal dentro de su contexto zonal más amplio, y sabremos mejor que significa en sus rasgos mas peculiares, si es que existen, en relación con su región natural.
Pedro M. Pinero y Virtudes Atero
Gracias a Virtudes Atero por la autorización para publicar este mágnifico articulo en el blog.
Virtudes Atero Burgos, Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y Catedrática de Literatura Española en la Universidad de Cádiz.
Pedro Manuel Piñero Ramírez, Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Granada y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla.
Gracias a Virtudes Atero por la autorización para publicar este mágnifico articulo en el blog.
Virtudes Atero Burgos, Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y Catedrática de Literatura Española en la Universidad de Cádiz.
Pedro Manuel Piñero Ramírez, Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Granada y Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla.
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