D. Vicente Barrantes |
Tercera parte
(M.S. original mutilado, en 4º, letra del siglo XVII, 34 fojas.)
Muchos testigos hay de esta
verdad en España por pecados nuestros. No hay apenas lugar ni campo donde no
aparezcan hasta hoy columnas, estatuas y piedras de que apenas restan cual á
cual pedestal y aras , para más sentimiento, descarnadas, no tanto a tuerza del
tiempo, cuanto a golpes de bárbaras con que se han borrado las letras y señales
que pudieron ser alivio de las memorias perdidas á la curiosidad de los
entendidas (fólios 15 y 46).
. . .Al principio que con sus
armas guerrearon esta tierra los romanos (V.
Plutarco, Vida de Paulo Emilio; Strabon; Pineda, lib. iii, cap. iii; lib. vi,
cap. xxii; Eatropio), sujetó Escipión 80 ciudades, Paulo Emilio 250, Caton
400, Pompeyo 846, Tiberio Greco destruyó 300, y con todo eso, afirma Strabon
que había 1,000 lugares en solo la provincia Celtiberia, y de los extremeños
que habitaban entre las corrientes de Guadiana y Guadalquivir dice que eran sus
poblaciones innumerables y las 200 famosas. Sin esto, Julio César mató en las
guerras 1.192,000 hombres, sin los que murieron en las guerras civiles. Sergio
Galva degolló en solas tres ciudades de Extremadura 9,000 personas, y de los
lugares restantes más de 30,000 ; crueldades que dieron principio á la guerra
del famoso extremeño Viriato. ¿Quién
podrá contar los daños que hicieron los Claudios, Marcios, Nerones, Léntulos,
Cetegos, Metelos, Sempronios, Sextorios? Pues si llegamos á tratar de los
mártires en tiempo de Diocleciano y Maximiano (V. Beda, Kal. Rom., 26 Abril),
en solo un mes martirizaron 17,000, y el Fascículo de tos tiempos los llega á 20,000.
Pues ¿qué sería en diez años que duró
esta persecución? (fól. 16).
Y si venimos á nuestros tiempos, veremos
que son casi innumerables las gentes que ha producido España de cien años á
esta parte. Y tomando en descargo el grandioso número de religiosos y
sacerdotes que profesan castidad, díganlo los que se han sacado para las
guerras de Flándes, Alemania, Francia, Italia, Lombardía; díganlo los ejércitos
para defender los presidios y tierras conquistadas. Hablen las islas de
Sicilia, Cerdeña, Mallorca, Menorca, Ibiza, con las del Mediterráneo y Océano,
las Canarias y las Terceras; sin los que en tantos reinos y provincias, los que
en Europa, África y sus fronteras, los que en Asia y en la América con sus dos
populosos imperios de Méjico y Tierra firme, han fundado y acrecentado lugares;
si todos estuvieran hoy en España,
¿qué rincón hubiera en ella, por
más áspero y más estéril que fuese, que no abundase de poblaciones? (fól 16).
. . .Cielo alegre, suelo
fertilísimo y sierras apacibles (tiene Guadalcanal), aires muy saludables,
arroyos deleitosos, collados, tierras para labor, para arboledas, viñas,
sembrados, asiento y solar de plata y oro, puerto en el corazón de España,
envidiado de otras extrañas naciones (fól 17).
Escrúpulo ó indignación podría
causar este sentimiento en algunos, que asidos á lo que hayan escrito tan
solamente, sin otro examen de razones y fundamentos, tienen por delito el
buscarlos apellidando el respeto que se debe á los que primero abrieron el
camino á la historia; como si fuera descortesía proseguir de donde ellos lo
dejaron, ó hubieran echado esposas á los discursos de los que lea hablan de
suceder para que no diesen paso adelante, y no buscasen concordancias de
historias para sacar de tinieblas muchas cosas, que por falta y descuido de
aquellos primeros que escribieron, se quedaron en oscuridad de ignorancia (fól.
17).
…Cuando se constituyeron conventos
jurídicos en nuestra España pertenecía Guadalcanal a la chancillería de
Sevilla. (V. Pineda, 3.ª parte, lib. x, cap. n, § 2.)
… Por Guadalcanal era el
ordinario paso de los romanos para pasar de Extremadura á Andalucía (fól. 19).
…Unas losas.., se descubrieron
años pasados en una heredad de D. Antonio de Toledo, natural de Cazalla, donde
me han informado que estaba escrito el suceso de este martirio (de San Servando y Germán), y que con
poca advertencia se volvieron á enterrar las piedras, donde se ocultan estas
dulces memorias (id.).
. . . Hasta hoy se ven algunos
pequeños pedazos de los muros y cerca antigua (de Guadalcanal), y de cuatro
puertas que solía tener han quedado las tres en pié, que incorporadas con el
edificio de las calles, viene á estar casi toda la villa cercada. La
una puerta llaman de Sevilla, la otra de los Molinos y la otra del Jurado.
La
de Llerena está calda en estos tiempos. Bien muestran las otras la
antigüedad en su edificio: parece de romanos... La capacidad que incluyen estas
puertas es suficiente para 2,000 casas de las que los árabes usaban. Se tiene
por cosa muy cierta que estaban poblados el cerro de Santa Ana y los demás de la
sierra.....
Muestran ser esto así algunas
ruinas... y la tradición tiene por cierto que la parroquia de Santa Ana fué su
mezquita, porque luego que la villa se recuperó de los moros, se bendijo en
iglesia, como consta de escrituras fidedignas (fól. 20).
Año de 1088, jornada de Alonso VI
contra los moros, atravesando Extremadura pasa el puerto de Guadalcanal.
1185. Sale de Toledo Alonso VIII
con poderoso ejército, pasó por Talavera y Trujillo, robando los lugares de la
Serena, pasó por Zalamea y las tierras de Berlanga y Valverde, y por Guadalcanal
atravesó la Sierra Morena hasta la tierra de Sevilla, y á la vuelta,
victorioso, descansó en Guadalcanal , y pasando hasta el castillo de Reina
le puso cerco y le tomó por combate (fól. 21).
al 190. Gana D. Alonso de los
moros á Magecela y otros lugares fuertes de Extremadura.
1231. Perdido el castillo de
Reina y Guadalcanal, era este castillo frontera de moros.
l 241. Restauración de Guadalcanal.
Con este santo celo (que se los
infundió á los caballeros de Santiago en el capítulo general que tuvieron en
Mérida, 1239) mandó el maestro D. Rodrigo Iñiguez juntar todos los caballeros
de, su órden y recibieron mucho número de gente de sueldo; salió de la ciudad
de Mérida con deseo de acabar con los moros que habían quedado en la fortísima
provincia de Extremadura. Entró haciendo guerra por todos los lugares y aldeas
que estaban donde ahora son Almendralejo, Usagre, Llerena, y no pudiendo tomar
el castillo de Reina por su grande fortaleza, pasaron á Guadalcanal, y después
de haberla sitiado, se dió á partido el moro que tenía la guarda de ella por
Axataf, caudillo de la ciudad de Sevilla, que era en este año el que más nombre
y poder tenía en las fronteras de los cristianos (V. Bleda, lib. iv, cap. ii). Ya con esto quedaron los moros muy
desmayados, y viendo el año adelante de 1246 que la villa de Carmona se rendía
al ejército del santo Rey, se lo fueron á dar vasallaje los moros del castillo
de Reina y Constantina, con que quedó del todo limpia de moros la nación de los
extremeños (folios 22 y 23).
Entre los caballeros de la órden
que se hallaron con el Maestre en la jornada sobredicha y en la recuperación de Guadalcanal,
según he visto en algunos papeles de autoridad, fueron D. Rodrigo de Valverde,
comendador de N.; D. Rodrigo Íñiguez, comendador de Montánchez; Lope Sánchez de
Porras, trece de la órden; D. J. Muñíz, de Godoy, comendador de Extremera D.
Hernán Meléndez, comendador de N.; D. P. Yáñez, comendador de Montiel; D.
Rodrigo Yáñez, su hermano, comendador de Almoguer; Albar Martínez de Aibar ó
Ibarra, comendador de Mor& , y otros muchos caballeros y gente de sueldo de
la órden.
A este lugar pertenece el trueco
que dejamos advertido de la mezquita de
los moros en la parroquial de Santa Ana, que según la tradición antigua fué la primera iglesia que hubo en el
maestrazgo después de la de Mérida; y
por los libros antiguos de esta iglesia,
consta que de todo el partido de Llerena se llevaban á bautizar los
niños, y que se hizo esto mucho tiempo, hasta que los lugares se poblaron (fól.
23).
Dio el Sr. Rey D. Fernando á
Guadalcanal á la órden de Santiago y las demás tierras de la conquista, y desde
entónces tomó por armas una teja á canal y dos espadas á los lados, como hoy
las usa (id).
Uno de los años antes que Reina y
Constantina se ganasen, sucedió, día de Nuestra Señora, una memorable batalla
entro las gentes del Maestre y los moros que le iban á correr la tierra, y
después de haber peleado muchas horas, se encomendó el mismo maestre á la
Virgen María diciéndole: Señora, deten tu día, y á sus ruegos
se detuvo milagrosamente el sol hasta que él con sus cristianos quedaron
vencedores. En memoria de esta victoria quedó el nombre a un arroyo , donde
sucedió la batalla, Matamoros, y en lo alto de la sierra mandó edificar el
Maestre una iglesia con titulo de Nuestra
Señora de Ten India, que hoy corrompido se llama de Tudia. Dotóla de
grandes rentas y puso en ella algunos frailes de su órden , y últimamente se
mandó enterrar allí, y mandó que se leyese en este colegio gramática, artes y
teología, y por ser lugar desierto se mandó después permutar á el colegio que
la órden tiene en la ciudad de Salamanca, en que las casas de San Marcos de León
y Uclés acuden cada año con 3,000 ducados de renta, y que el colegio se llame
Santa María de Tudia, y que tenga por patrono al maestre D. Pelayo Pérez, que
se ponga su bulto en la capilla mayor, y no se entierro nadie en ella (fól.
24).
Tiene Guadalcanal un convento de
padres franciscanos, tres conventos de monjas y cuatro hospitales.
La ermita de San Antonio de Padua está en el cerro que llaman de las
Minas un cuarto de legua de la villa. Es la iglesia donde oyen misa las gentes
que trabajan en ellas
. ..Ente otras muchas ciudades y
villas que (en las comunidades de Castilla) y se alzaron en Extremadura... fué Guadalcanal
con las demás villas y ciudades, por quien habla en córtes la ciudad de
Salamanca, y que de todas no debió de escapar sino fueron Mérida y Trujillo...
En esta ocasión (en castigo) se
mandaron (falta derribar ó destruir)
las murallas de esta villa (fól. 29). Llerena fué más notada en las
alteraciones dichas.
Hijos ilustres de Guadalcanal.
El progenitor de los almirantes
de Castilla, Don Alonso Enríquez.
Fray Cristóbal Ramírez, comisario
general de la órden de San Francisco en N. E.
Fray Diego de los Ángeles, ídem
en Jerusalén.
Fray Juan del Hierro, general de
San Francisco.
Catalogo razonado
y crítico de los libros, memorias y papeles, impresos y manuscritos que tratan
de las provincias de Extremadura
Compuesto por D.
Vicente Barrantes (Diputado a Cortes, Caballero de Cristo de Portugal, 4º
Oficial del Consejo de Estado).
Imprenta y
Estereotipia M.
Rivadeneyra
Madrid,
edición 1865
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