By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 8 de agosto de 2012

El hombre y su fruto

Soy yo quien construyo mi destino

Para el hombre, toda su existencia se desenvuelve como una permanente búsqueda de un sentido conforme al cual vivir. Buscar ese sentido y optar por él la conciencia es sentir el peso de una nueva justicia que nos conduce a la madurez interior sin temor, aunque sí con responsabilidad.
La libertad interior no se consigue en un día, más aún, siempre nos sentimos en falta y por momentos nos flaquean las fuerzas al comprender que «soy yo quien construyo mi destino».
Vemos injusticias por doquier y nos olvidamos de que también en el orden social hay una búsqueda, hay crisis y traspiés, y son los propios hombres los que en un proceso lento logran superar sus situaciones de mal, a menudo con el esfuerzo silencioso de varias generaciones.
No se puede acelerar la historia ni la maduración social de un pueblo por arte de magia.
Esperar no es cruzarse de brazos. Esperar es aprender a sacrificarnos en aras de un objetivo que siempre está un poco más adelante que nuestra impaciencia.
«Es difícil la esperanza, seca su belleza, ortiga irreductible, violenta, pura como la luz solar del primer día, llena el corazón del hombre. Está sufrida y maltratada, en cada uno de nosotros, haciéndose continua. Haciéndose continua herencia y pluma áspera para el ala de la vida, pluma para las alas que nos tienen en vilo todavía. Hay que ganarse la esperanza. Es duro ganarse la esperanza. Mírala entre los ojos de estas gentes, sobre sus fatigadas frentes afligidas. En esas manos de jornalera y requemada arcilla, en esos dorsos que se comban. Mírala florecer ntre las máquinas, sucia de grasa y hambre; entre la tinta del libro. Escuchara en la voz de los poetas más allá que nos hablan: «Alegría, hoja verde caída en la ventana...» «Sigue, sigue subiendo. Falta poco. Es la vida.. Es la vida, Sí, seguir subiendo y abrir nuestra ventana cada día y que una hoja siempre nueva y verde nos dé en el corazón hermosa y limpia» (Leopoldo de Luis).
Malo es todo aquello qué impide mi crecimiento de hombre lo qué me destruye. Es negación de conciencia de uno, mismo, negación de responsabilidad, negación de libertad.
¿Cuál es la grandeza del hombre? ¿Cuál su gloria y dignidad?
Domina a las bestias salvajes y se alimenta de ellas; riega los desiertos y recoge sus frutos; surca los espacios y pone, su pie en la luna. Pero si con todo esto se cree grande y pisotea a su hermano, ¿para qué le sirve su grandeza? Si en su grandeza cierra la puerta al humilde que busca refugio y paz, ¿para qué le sirve su progreso?
Soy grande si mi pequeñez es capas de hacer avanzar la historia de mi pueblo. La grandeza del árbol está en la semilla.

Manuel Espinosa Torres
Revista de Feria 1981

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