By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 29 de agosto de 2012

Cien años de teatro (1)

El tanto por ciento 1ª parte

Sábado 18 de Mayo de 1 861.

Diez días ha que el antiguo Corral del Príncipe; 'el tercer teatro que a fines del siglo XVII tuvo la corte, está invadido a todas horas por una multitud creciente.
"El contador es un personaje poderoso, acosado de recomendaciones y árbitro de las esperanzas de una porción de pretendientes, a los cuales señala día y puesto, como un ministro.
"Si sé practicase la costumbre del tiempo de D. Ramón de la Cruz y se pagase en metálico a la puerta, ya habría reventada el teatro, sin necesidad del apretador del siglo en que Talía verificaba sus recepciones por la tarde y las localidades del Corral se subdividían en sexos para mayor honestidad.
"¿Qué acontecimiento motivó esta aglomeración, esta vivísima curiosidad del público…?"
En estos términos principiaba la crónica teatral publicada por Diario Español en su folletón del 29 de Mayo de 1861. Y el acontecimiento a que se refería y que en tan extraordinaria forma atraía al público madrileño, constituilado las representaciones de la comedia de Adelado López de Ayala, El tanto por ciento, estrenada en la noche del sábado 18 del mismo Mayo, en función a beneficio de Teodora Lamadrid.
Fue por diversos conceptos interesante la temporada de 186o-61 en el teatro del Príncipe, regido a la sazón por el ilustre actor D. Pedro Delgado. Estrenádonse en ella dos obras, muy distintas en asunto, procedimientos y hasta en valor artístico, pero una y otra dignas de estudio: Un duelo a muerte de García Gutiérrez (22 de Diciembre de 1861 y El tanto por ciento. Además, por iniciativa de Delgado, se celebró el primer homenaje dramático a Cervantes el 23 de Abril de 1861, aniversario de su muerte, con una representación de la comedia, de Ventura de la Vega, Don Quijote de la Mancha en Sierra Morena; la loa de. Hartzenbusch, La hija de Cervantes, y lectura de poesías por Teodora Lamadrid, Pedro Delgado y el célebre novelista y dramaturgo Fernández y González.
Pero el éxito más resonante de la campaña y de varias campañas — fue el de la comedia de Ayala. Estaba la temporada teatral en sus postrimerías, aun barruntando el triunfo, se contaba con dar a la obra la docena de representaciones que entonces lograban las comedias aplaudidas. La aglomeración del público, la no sospechada magnitud del éxito hizo aplazar el cerrojazo varias semanas.
El tanto por ciento —que muchos, siguiendo a Revilla, consideran como la abra maestra de Ayala se dio treinta y nueve noches consecutivas, hasta el 25 de Junio inclusive y, puesto que de intereses trata la comedia, no es inoportuno consignar que esta primera serie de representaciones, con arreglo a las tarifas de 3 de Mayo (le 1848. (4.5oo reales las tres primeras y el diez por ciento de la entrada las restantes), valió al autor.42.500 reales, que representan un ingreso bruto en taquilla, de más de 400.000 reales, ¡He aquí un buen tanto por ciento, sobre todo teniendo en cuenta que en aquellos tiempos felices, el poder liberatorio de la unidad monetaria, el real, era acaso mayor que el de la peseta en nuestros días!
Materialmente, hizo, pues, Ayala un excelente negocio; artísticamente, el negocio fue aun mejor, ya que de un modo definitivo se colocó en la primera línea de los dramaturgos españoles contemporáneos, al lado de Tamayo y Florentino Sanz, entre los jóvenes, y entre los veteranos, de Hartzenbusch, García Gutiérrez y Ventura de la Vega.
Treinta y dos años contaba entonces el poeta. Había nacido, de familia extremeña, el 1º de Mayo de 1829, en Guadalcanal, pueblo de la provincia de Badajoz que luego se incorporó a la de Sevilla (por lo que Extremadura y Andalucía se disputan la gloria de ser su patria chica); tras de al unos estudios en Sevilla, vino a la corte, a los veinte años, dándose a conocer estrepitosamente en 25 de Enero de 1851 con Un hombre de Estado. Diez años de labor literaria y escénica, con alternativas de éxitos y fracasos, si lograron conquistarle merecida reputación, todavía no le habían proporcionado el triunfo resonante y completo que consagra para siempre un hombre. Triunfo que, como se ve, no se hizo esperar demasiado, y aún quizá hubiera llegado antes sin la pereza extrema: del poeta y su predilección por la política.
De estatura media, más bien bajo que alto, llamaba la atención Ayala por su extraordinario vigor, su caja torácica perfecta, las armoniosas proporciones-de su cráneo.
“Rodeado el semblante de la clásica melena española flotante y esparcida—le describe su biógrafo Conrado Solsona—, fino y sedoso el poblado bigote, ancha y en su término afilada la perilla, la mirada luminosa y penetrante, Ayala parecía un caballero del siglo XVII El cuerpo varonil movíase con lentitud y se mostraba con cierta indolencia perezosa, no exenta de natural altivez y majestad..."
Dotado de atractivos físicos, poeta y meridional por fuerza había de ser Ayala enamorado y, en efecto, fueron muchas sus fortunas amorosas. Sin embargo, según el biógrafo citado, " dicen que encontró la mujer ingrata merece el hombre inconstante, y que por eso no llevó sus amores al altar..." No, pero los cantó en deliciosos sonetos, de los más bellos que se han escrito en lengua castellana.
Así era Ayala cuando compuso y estrenó El tanto por ciento. Y en su comedia reflejó su admiración a la mujer y su menosprecio de la prosa de la vida.
La turbonada romántica había pasado ya, dejándonos un tesoro de magníficos dramas entre el légamo de exageraciones y monstruosidades. Emancipado el arte de las trabas del clasicismo, proclamado, como dice Revilla, el principio liberal en materia artística y abiertos nuevos horizontes a la inspiración con la resurrección de los ideales de la Edad Media, la misión del romanticismo había concluido, originándose un período de crisis y de transición en nuestra literatura y especialmente, en el teatro. En ese momento nació Ayala para las letras; y si al comenzar con Un hombre de Estado se mantuvo todavía dentro de las fórmulas románticas, va modificadas por los mismos que las hicieran triunfar, no tardó en buscar otro camino. No trajo nuevas formas al teatro; mero, avanzando sobre las huellas de Serbe, el escribe de El Puff y La calumnia y recogiendo lo que su buen gusto diputaba mejor de unas y otras escuelas, compuso excelentes obras, que pueden considerarse como antecedentes de no pocas de las mejores de Echegaray. Atendiendo siempre a la viveza de la acción externa y de los afectos, cuidó más los caracteres, aunque trazándolos con visible exageración, y el fin social de sus producciones; de esta suerte, vino a dar en el asunto y plan de El tanto por ciento.

Por Ismael Sánchez Esteban
Publicado Blanco y Negro de 31/08/1919 , página 43 y siguientes.

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