Álvaro de Mendaña,
Pedro Ortega e Isabel Barreto 1/3
Al comenzar estas
líneas puede que nuestra mente nos lleve a la confrontación americano japonesa
durante la II Guerra Mundial, pero queda aclarado que no cuando en la segunda
línea citamos a Mendaña y a Ortega.
Agradezco a mi admirado
amigo Luis Laorden el traerme a la memoria estos personajes que nos unen en la
pasión por lo que se conoce como “El lago Español” 1. 1 Le han llamado durante siglos "el
lago español" y, oficialmente, Océano Pacífico. Cuando Vasco Núñez de
Balboa lo descubrió, cayó de rodillas, emocionado por el maravilloso
espectáculo, y lloró como un niño. Era el 25 de septiembre de 1515. Justo 386
años después, España arriaba su última bandera en el Pacífico, el 14 de junio
de 1899. Por veinticinco millones de pesetas cedió al Imperio alemán las islas
Marianas, menos Guam, que quedó en poder de Estados Unidos, y más al Sur hizo
lo mismo con las Carolinas y las Palao. El abandono del Pacífico fue reprochado
por el historiador Joaquín Costa a los políticos de la época con una frase
lapidaria: "No tienen valor ni para soñar".
Cabe preguntarse qué
pueden tener en común Guadalcanal y las Islas Salomón, podemos responder que
mucho cuando en los Reales Alcázares de la capital andaluza el pasado 22
de julio de 2013 se produjo el hermanamiento del pueblo sevillano de Guadalcanal
de la Sierra Norte sevillana con las Islas Salomón, cuya isla principal lleva
este nombre.
En dicho acto
estuvieron presentes el ministro de Turismo de las Islas Salomón, Justin
Pascal, y el primer ministro de la Isla de Guadalcanal, Stepfhen Panga,
acompañados de otras autoridades isleñas.
No se puede ocultar que
en dicha vinculación «histórica» mucho ha tenido que ver para hacer
posible este hermanamiento, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada
de España en Australia y como continuación a los actos que se realizaron hace
50 años como homenaje al descubridor de la Isla de Guadalcanal, Pedro Ortega de
Valencia.
Guadalcanal se halla
situada al sur de las Salomón, sobre el mar del Coral y a casi 2.000 kilómetros
de Australia, es la mayor isla del archipiélago, y ha pasado de mano en mano
desde que el súbdito de Felipe II, Álvaro de Mendaña, la descubriera en
1568 y un miembro de su expedición, Pedro Ortega de Valencia, le diera
ese nombre en homenaje al pueblo sevillano que le vio nacer. Dominada por
españoles, alemanes y británicos, tras la entrada de Japón en la Segunda Guerra
Mundial, fuerzas niponas se hicieron con su control, amenazando las
estratégicas comunicaciones entre Estados Unidos y Australia.
Pero comencemos a
hablar de la primera expedición transpacífica de Álvaro de Mendaña y Neira
sucedida entre 1567 y 1569 2.
Antes de la llegada de
los españoles, los incas tenían la creencia desde la antigüedad de la
existencia de un fabuloso reino en unas islas de extraordinaria fertilidad y
riqueza en oro situadas en la lejanía mar adentro. Los primeros españoles que
llegaron a Perú oyeron relatos que hablaban de una gran expedición en balsas de
gran tamaño con velas cuadradas en las que viajaron más de veinte mil nativos y
recogieron testimonios y pruebas de la existencia de estas islas
extraordinarias por lo que muy pronto planearon ir en su búsqueda.
Por asociación de
ideas, los exploradores españoles nombraron a estas islas como de “Salomón” 3 ubicando allí el
mito de las minas del rey Salomón que muy posteriormente los exploradores
africanistas colocarían en Zimbawe.
correspondiente al mes
de enero-febrero de 2011, dentro de la sección Filosofía de la Milicia trabajo
dedicado a la recuperación de la figura de un gran marino y explorador olvidado
como ejemplo de sacrifico, esfuerzo y podemos hablar del mito como motor de la
exploración pues siempre que avanzaba la frontera de lo conocido se colocaban
al otro lado de la línea, en lo incógnito, las fábulas que atraían a los
aventureros… Las Siete Ciudades de Cíbola, Quivira, Las Fuentes de la Eterna
Juventud, El Estrecho de Anián, Rica de Oro y Rica de Plata, El Dorado, Las
Amazonas… Las Minas del Rey Salomón y un largo etcétera.
En 1564, nada más
llegar a Lima, el gobernador Lope García de Castro, nombrado tras el asesinato
del virrey Diego López de Zúñiga, comenzó con los preparativos para la
ambiciosa expedición. El candidato con más méritos para dirigirla era Pedro
Sarmiento de Gamboa 4,
quien perseverancia ante la adversidad titulado “Sarmiento de Gamboa,
inasequible al desaliento”.
declinó la jefatura a
favor del joven Álvaro de Mendaña y Neira, que contaba con veinticinco años,
recién llegado a Perú y sobrino del nuevo gobernador, considerando que este
parentesco sería garantía segura de que no se escatimarían medios para la
dotación económica, humana y material de la expedición.
No se sabe con certeza
el año del nacimiento de Álvaro de Mendaña y Neyra 5, se supone fue en 1542, tampoco se sabe
si fue en Galicia o en León, aunque los indicios indican debió ser en el pueblo
de Congosto en la comarca leonesa del Bierzo limítrofe con Galicia.
Tampoco se conocen detalles de su vida anteriores al viaje realizado
acompañando a su tío Lope García de Castro a tierras americanas, que era oidor
de la Audiencia de Valladolid, caballero de Santiago y miembro de los Consejos
Real, de las Órdenes y de Indias.
Lo cierto es que sus
hechos demuestras que era poseedor de excelentes cualidades personales entre
las que estaba el liderazgo. Entre las dos expediciones que realizó desde Perú,
la primera de 1567-1568 y la segunda de 1595, transcurrieron veintisiete
años y de ese período tampoco se sabe mucho de sus vicisitudes, excepto que en
1586 casó con Isabel Barreto, una mujer de carácter como quedó probado en la
segunda expedición en la que Mendaña perdería la vida.
Se prepararon dos
barcos para la expedición, “Los Reyes” de unas 300 toneladas, eslora de
29 metros y manga de 9, nombrado “capitana”, y el “Todos los Santos” un
poco más pequeño, de 200 toneladas y 25 y 8 metros de eslora y manga, nombrado “almiranta”.
El miércoles 19 de
noviembre de 1567 subieron a bordo en el puerto de El Callao, Mendaña y
Sarmiento de Gamboa con las tripulaciones que sumaban unos 160 hombres,
incluyendo frailes, todos confesados y comulgados como era costumbre, y el día
siguiente se hicieron a la mar abierta. En una primera parte navegaron con
rumbo casi derecho hacia el Oeste y pasaron por varias islas menores a las que
iban dando nombres, sin hacer escalas en tierra, a pesar de que en alguna de
ellas se acercaron nativos en las rústicas piraguas que utilizaban con ánimo de
entablar comunicación.
Al amanecer del día 7
de febrero, ochenta días desde la salida de El Callao, aparecieron ante los
navegantes en el horizonte las montañas de la gran isla de Salomón que
buscaban. El día 9 fondearon en el refugio seguro del Puerto de la Estrella en
la isla de Santa Isabel de la Estrella, perteneciente al archipiélago de
Salomón.
Habían recorrido desde
El Callao una distancia de 2.200 leguas de 17,5 al grado 6.
Los expedicionarios
permanecieron en las islas de Salomón hasta el 11 de agosto y durante este
espacio de tiempo tuvieron ocasión de mantener continuas e intensas relaciones
con los nativos polinesios pobladores de diferentes grupos que en estas islas
habitaban, unas de carácter amistoso y otras hostiles. En sus diarios quedaron
reflejadas descripciones muy coloristas de carácter antropológico, sobre las
descripciones físicas de estos pobladores, sus costumbres, entre ellas el
canibalismo, de la curiosidad con la que recibieron a los extraños visitantes,
y también de carácter científico, geológico, geográfico y botánico,
relacionadas con el paisaje y la naturaleza, la vegetación, las aves, la pesca
y los animales terrestres.
En este momento los
exploradores españoles construyeron un pequeño bergantín con el que unos veinte
a veinticinco hombres recibieron la misión de efectuar reconocimientos costeros
de las numerosas islas del archipiélago para delimitar el espacio geográfico,
mientras otros grupos se dedicaban a explorar el interior de la isla principal.
Finalmente se planteó
la disyuntiva de quedarse en aquel paradisíaco escenario o regresar a Perú, por
lo que se procedió a la celebración de una Junta en la que Mendaña recabó
el parecer de todos los expedicionarios y aunque muchos de ellos eran
partidarios de quedarse en aquel lugar prevaleció el criterio de dar por
cumplida la misión encomendada de descubrimiento y se tomó la decisión de
regresar para informar al Virrey y proponer una nueva expedición más voluminosa
en personal y medios.
Ya de regreso, Mendaña
y Sarmiento de Gamboa pusieron rumbo primero hacia el norte como se refleja en
el dibujo, pasando por las actuales islas llamadas Marshall, y el archipiélago
Wake, prosiguiendo en su tares de ir dando nombre a las islas y levantando
mapas.
1
Le han llamado durante siglos "el lago español" y,
oficialmente, Océano Pacífico. Cuando Vasco Núñez de Balboa lo descubrió, cayó
de rodillas, emocionado por el maravilloso espectáculo, y lloró como un niño.
Era el 25 de septiembre de 1515. Justo 386 años después, España arriaba su
última bandera en el Pacífico, el 14 de junio de 1899. Por veinticinco millones
de pesetas cedió al Imperio alemán las islas Marianas, menos Guam, que quedó en
poder de Estados Unidos, y más al Sur hizo lo mismo con las Carolinas y las
Palao. El abandono del Pacífico fue reprochado por el historiador Joaquín Costa
a los políticos de la época con una frase lapidaria: "No tienen valor
ni para soñar".
2 Los hallazgos españoles en el Pacífico: Coronel
Amancio Landín Carrasco y CN Luis Sánchez Masiá Revista Española del
Pacífico, Asociación Española de Estudios del Pacífico (A.E.E.P.),
nº2. Año II 1992.
LANDÍN CARRASCO,
Amancio; SÁNCHEZ MASIÁ, Luis: El descubrimiento de las islas Salomón, en
Descubrimientos Españoles en el Mar del Sur, Tomo II, Cap. XV, Editorial
Naval, 1992.
3 Las leyendas de la bíblica Ofir, desde donde enviaban a
Jerusalén "mucha madera de sándalo y piedras preciosas" (Libro
Primero de Reyes).
4 LANDÍN CARRASCO, A.: Vida
y viajes de Sarmiento de Gamboa (Madrid, 1945).
CRESPO-FRANCÉS y
VALERO, José Antonio: En la revista XXI Legio, en el nº 35
En la revista digital www.revistatenea.es,
el 12 de marzo de 2010 en el enlace:
http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_1772_ESP.asp
5 LANDÍN CARRASCO, Amancio: La cuna de Álvaro de Mendaña,
Revista de Historia Naval, Año XI, nº 41, 1993.
6 Es decir de 17,5 leguas por grado de longitud del meridiano
terrestre (que mide 111,11111 km o 111.111,11 m), o sea 5,55555 km.
Por José Antonio
Crespo-Francés
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