Reflexiones de un luzlandés
Estimado Sr. español, para comenzar
esta carta y razonando la educación que me inocularon mis antepasados y aquellos
misioneros españoles que un día le comenté, en principio, debo agradeceros a vos y
vuestra respetable asociación el regalo, la antena parabólica que nos
enviasteis y que hemos colocado en el barracón de las escuelas, único sitio con
luz eléctrica producida por un viejo generador y por ende con la única televisión
que tenemos en el poblado.
Gracias a tan importante avance
vimos y analizamos lo que Vds. los españoles llaman debate a cuatro, en Wuzland, mi nación
llamamos simplemente mentidero o nido de avispas de aguijón deletéreo.
Os debía carta señor, perdonadme.
Debí ausentarme unas fechas del poblado porque emigraciones de familia me
obligaron a desplazarme a la zona costera de mi país, a un bonito paraje que nos permite abrirnos al exterior (no se puede vivir de espaldas al mar, lamentablente, por ella abandonan mi país los jóvenes luzlandeses para buscar el
manjar europeo de ¿paz, trabajo y libertad?), en una de cuyas calas, Buhu
Sahirma (Cala Esperanza es su adonis idioma), fondeo mi cayuco, llamado
“Guadalcanal” en su honor, de vez en cuando me ausento de mi poblado para instalarme en
el asentamiento de Llouvade, donde acamparon una parte de mi tribu hace décadas.
Es un tiempo que me he dado de
estudio y lectura de la cultura occidental de su pueblo y que me ha permitido reflexionar
acerca de vuestra democracia fingida y
poco real, con todos mis respetos, señor, comparándola con la nuestra que, como ya os dije, es
directa y transparente, sin saqueadores, corruptos o mesías del oportunismo
televisivo…
Ya sabéis lo que se dice de los políticos corruptos de vuestro país...
En nuestro poblado
compuesto por diez linajes, un ciudadano no sólo supone un voto necesariamente,
sino una fracción del mismo que crece en la medida en que se asciende en la escala académica del
ciudadano propuesto para servir al pueblo.
Bien entendido que todos,
absolutamente todos tienen la oportunidad de hacerlo, nuestra cultura es muy similar
para todos y la utilizamos dentro de nuestras limitaciones para ponerla a disposición de los demás, en cambio, algunos
de sus políticos, demasiados, la utilizan para servirse del voto de confianza y
amasar grandes fortunas en lo que Vds. llaman paraísos fiscales.
Es fácil comprender
lo que trato de expresar, señor, que quien apenas es capaz de ligar cuatro
palabras coherentes, (no entendemos en mi poblado el aforismo y el significado de “un plato es un
plato y un vaso es un vaso”), que quien alardea incluso de no leer la prensa diaria
por no aportarle nada, o falsifica su expediente académico con carreras y
trotes inexistentes, tenga la capacidad y potestad de influir en el sesudo ciudadano
que se preocupó de votarle sin preguntar cuál es su docto saber.
¿Os extrañáis, señor?. Al menos, los luzlandeses tenemos razones para confiar en un lugareño, pero Vds. lo hacen solo por motivos de colores rojos, azules, naranjas o morados, fobias caducas e incompresibles lealtades a guerras olvidadas.
¿Os extrañáis, señor?. Al menos, los luzlandeses tenemos razones para confiar en un lugareño, pero Vds. lo hacen solo por motivos de colores rojos, azules, naranjas o morados, fobias caducas e incompresibles lealtades a guerras olvidadas.
En nuestro texto constitucional no consta la diferencia social por motivos de territorios, académicos y de honradez, pero en el vuestro... Sin embargo, a la hora
de votar se os discrimina por razones de
asentamientos, señor, para mí incompresibles, salvo que me expliquéis porqué en
vuestro país un diputado, por una pequeña ciudad es elegido con 3000 votos y
necesita 140.000 si es diputado por una gran urbe. Haga la cuenta, señor, el
voto del segundo vale la quinta parte del primero. ¿Por qué?, ¿que significa
para Vds. la palabra paridad electoral?
Os lo detallaré de otro modo. Mientras un histórico partido,
con cerca de un millón de votos a nivel estatal obtuvo 2 diputados, otro
partido, este autonómico y separatista, con unos 600.000 votos, obtuvo nada menos que 11 diputados y otro que se
presentó en todo el territorio, con la mitad de votos (300.000), ¡solo uno!,
esto lo he comprobado en anteriores
plebiscitos que se han celebrado allí y que he analizado en los viejos diarios
que me enviasteis. Tiene su pueblo señor, un sorprendente concepto de la
democracia.
Habláis, con delectación, de la
igualdad de los españoles ante la ley para aceptar luego el yugo discriminador
de una ley electoral absolutamente inadmisible para quien se siente digno
representado en un país llamado España y tan admirado por mi pueblo, para un
luzlandés que admira vuestra democracia como yo, señor, ya es sorprendente que
aceptéis representantes que obran haciendo y deshaciendo a vuestras espaldas y
en vuestro nombre con el voto que generosamente le donasteis, pero que aceptéis
se os agrupen por demarcaciones territoriales con las consecuencias electorales
expuestas no es muy comprensible...
Que hayáis permitido que vuestra soberanía os haya sido enajenada,
primero por haber sido hecha jirones y después al conceder a las autonomías
potestad legislativa para determinar aun más diferencias entre súbditos del sur
y del norte... Se os convocó constitucionalmente hace ya casi cuatro décadas como
solo un cuerpo estatal y soberano, señor, para acabar queriendo descuartizar la
piel de toro en micro estados sin futuro.
¿Es lo que queréis? Sea pues,
pero no me parece cosa de razón unirse para la desunión.
Otro día os hablaré, señor, con
todos mis respetos de los debates televisivos con los que Uds. deciden el voto,
al menos los electores llamados indecisos.
Suyo afectísimo,
Un luzlandés
Rafael Candelario Repisa.- La fragua del pensamiento
Rafael Candelario Repisa.- La fragua del pensamiento
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