Averiguar el impacto real que
sobre la villa de Guadalcanal y las vecinas produjo la aparición y el posterior
desarrollo de la explotación minera, requeriría la posesión de los datos de los
que carecemos. Sin embargo, sí es posible llegar a una aproximación a través de
testimonios de carácter indirecto.
La zona en que está asentada la
población de Guadalcanal ha sido considerada tradicionalmente pobre desde
"el punto de vista agrícola; montuosa, agreste, de difícil comunicación más
fácil hacia Extremadura que hacia lo que era su mercado habitual, Sevilla—,
poco poblada 141,
con una actividad agraria deficitaria, que obliga a importar artículos alimenticios.
Desconocemos datos que nos indiquen si existía una actividad ganadero-artesanal
que apenara las deficiencias de la anterior y supusiera un medio de la vida
suficiente para los habitantes serranos. Desde luego, existía, ya que en
memoriales que envía el Concejo; la villa se alude a viñedos y ganados, si bien
el hecho de que cuando se decide tener un año propio en la mina para alimentar
a los esclavos haya que acudir a Zafra no parece abonar la existencia de unos
recursos ganaderos significativos, así como la constante compra de telas para
vestir a los negros en Sevilla inducen a pensar que si había alguna actividad
implantada, ésta no era la textil. El aprovechamiento de los productos del
monte corta de leña y madera de mediana calidad, propia del bosque
mediterráneo, elaboración carbón— y el acarreo —recordemos las 200 carretas de
Constantina— para su venta en el gran mercado sevillano, daba de comer a una
parte de la población. Pero esta actividad no debía resultar suficiente, por
cuanto los informes hablan continuamente de pobreza y necesidad. En 1556,
escribía Zárate a la Corte:
“Con la mucha hanbre que en esta
tierra hay, acude a estas minas mucha jente que no nos podemos valer porque el
principal intento que traen es el de hurtar (...)”.
1569, la tan repetidamente citada
Doña Mariana Girón, en carta personal a Escobedo -escribía:
“e yntereses que llenan los
dichos barqueros a los rrieros que llenan y train y lo mysmo debria V.M. mandar
a los portazgueros por donde pasan las dichas cargas”;
“en ella (Guadalcanal), no se ve sino
çielo y piedras, porque lo más del falta el agua”.
Y un memorial del concejo de la
villa, fechado en 1570 indicaba:
“se a sinificado a V.M. ser la
tierra muy estéril de mantenimientos y a la padeçens gran nesçesidad los
vezinos»142.
Las posibilidades por tanto de
que Guadalcanal y su entorno respondieran posiblemente a la elevada demanda de
la mina que antes hemos visto, eran pocas y las continuas compras de artículos
de todo tipo en Sevilla parece que indican que realmente no respondieron. Aún
así, desde luego, la súbita aparición de la mina debió trastornar profundamente
la vida de aquella villa y las contiguas y su efecto se prolongaba aún más allá
de la franca decadencia de la
explotación.
En los momentos iniciales de los
trabajos, la falta de instalaciones al lado del yacimiento hace que el
tratamiento de mineral se efectúe en el casco de la villa y que los administradores
se instalen a residir también en ella; lo mismo sucede con muchos técnicos
foráneos y, de igual forma, una parte importante de la mano de obra se recluta
entre los habitantes guadalcanalinos. Las consecuencias se hacen sentir
enseguida: elevación inmediata de los precios de los alquileres de las
viviendas, de los salarios y de precios de los productos, acusada
inmediatamente tanto por el Consejo como por los han llegado de fuera a
trabajar en las minas. Los oficiales se quejan de que “las casas están muy caras”
y a Johann Stenberg, cuando llega a Guadalcanal,
“espántale ver valer una libra de
pan medio real y una gallina cuatro reales (…) y si tuviera muchas cabalgaduras
fuera algo cresçido el partido, porque valiendo treze reales la hanega de la çebada
y no hallándose paja por ningún dinero gasta cada bestia çerca de tres reales
cada día”.
Zárate se quejaba en 1556 de que
“con la gran carestía del pan y
de todos los otros mantenimientos, ha sido tai la costa que aquí se haze y ha
hecho en todo este año, que quanto a mí, no me ha bastado mi salario, con no
ser pequeño, ni la merçed que V.M. me hiço, sí que demás de aquello he gastado
más de 200 ducados de mi hacienda”.
El Concejo enviaba en 1570, en
plena recesión de la producción de la mina, un memorial a la Corte indicando
que:
“desde que la mina rica se
descubrió en su término (...) (los mantenimientos) les an subido más que al doble
(...) y ansimismo se les an encaresçido los peor con que benefiçian sus viñas y
la lleña por aberles dezepado sus montes desde çevaban sus ganados y a las
causas se van perdiendo y en parte despoblando villa (...). La villa no a resliçido
ninguna merçed por açberse descubierto en término la myna y a la causa se les
an subido los mantenimientos al doble y leña por el mismo término y peones con
que acaban sus heredades y después que la dicha mina apareçió an enpobreçido
los vezinos de la villa”.
En 1556 se habían dirigido ya a
la Corte solicitando un préstamo de 2.000 ducados para instalar un pósito
porque el pueblo se hallaba desabastecido ante las compras de mantenimientos
para la mina 143. Cuando, pasado 1556, se va
configurando el poblado minero, la población alógena se desplaza hacia la mina
y la incidencia de ésta sobre la villa probablemente disminuirá.
Ya indicábamos más arriba que el
incremento poblacional es muy difícil de medir en esta villa, ya que los
inmigrantes se agrupan en el poblado de las minas; cuántos de aquellos, al ir
descendiendo la producción en la fábrica real, decidieran quedarse de forma permanente
en Guadalcanal y cuál fue el balance demográfico, positivo o no, al cabo de los
veinte años de trabajos por cuenta del Rey, son datos que desconocemos. Ya
hemos visto en el memorial antes inserto que en 1576, cuando la mina está a
punto de cerrar provisionalmente para proceder al paso de la administración
real a manos privadas, se habla de que la villa se está despoblando, lo que
puede confirmarse en parte a la vista de emigración a Indias, de la que
Guadalcanal es un foco importante incluso dentro del área de máxima emigración,
la Andalucía Occidental 144.
Pero, ¿se despuebla a partir de cifras poblacionales similares a las de
1550-55 más el esperable incremento vegetativo, o partir de un volumen
poblacional mucho mayor?
En cuanto a la cifra de empleados
en la mina oriundos de Guadalcanal, pese a las reticencias que formulan los
oficiales de minas frente a los vecinos de la villa, debió ser relativamente
alta. En muchas ocasiones se alude a empleos, incluso burocráticos, ocupados
por vecinos de la cercana villa, desde un alcalde de la hermandad que trabajaba
como guarda, a un escribano, pasando por encargados de llevar la plata a
Sevilla, carpinteros, picadores, etc.145 También el empleo inducido afectó necesariamente al entorno
de la mina; si bien está claro que éste no pudo, ni con mucho, atender a la
demanda, muchos vecinos de los pueblos próximos consiguieron ingresos a base de
llevar pertrechos y bastimentos a vender a las minas, por lo menos desde que ya
a fines de 1555 se dictó ordenanza mandando pregonar en todas las villas de la
comarca de Guadalcanal que todos los vecinos que quisieran llevar a las minas
“qualesquier bastimentos y cosas
para provimiento de la jente que trabaxa en ellas, pudiesen hazerlo sin
incurrir por ello en pena alguna, porque los que entienden en ellas tienen
nesçesidad de bastimentos y de sustentarse, demás de lo que pudieren haber en
la villa de Guadalcanal” 146
141 La escasa población la deducimos de los datos
que proporciona para su vecina cordobesa Forrtea Pérez J.I.: Córdoba...
142 A.G.S. Cámara de Castilla, Leg.° 400, fols. 56
y 176. A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, 96, fols. 46 y 47. A.G.S. Estado,
Leg.° 114, fols. 162 a 164. Diversos de Castilla, Leg.° 8, fol. 40.
143 Para solucionar la carestía y la falta de
mantenimientos, la villa solicita reiteradamente al Consejo Cámara y con la
misma reiteración se le deniega, una feria franca de 20 días desde Santiago a
Nuestra ñora; cfr. A.G.S. Cámara de Castilla, Leg.° 400, fols. 56 y 176. Cuando
en 1576 se subastan pertrechos la mina para proceder a su privatización los
oficiales escriben a la Corte pidiendo que
“se nos envie horden para le dar
fiado por el tienpo que pareseiere conviniente (...) porque de otra suerte no
se podrá vender ni se sacará dello un maravedí, y aún así fiado, creemos que no
se podrá gustar, según está esta tierra falta de dineros y poco menesterosa de
las cosas que aquí se pueden vender”;
sobre los problemas de escasez y
carestía en Guadalcanal, GONZÁLEZ, T.: Noticia histórica..., vol. II, 488.
A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° 28, fol. 42; 'Leg.° 31, fol. 56;
Leg.° 58, fol. 157. G.S. Cámara de Castilla, Leg.° 400, fol. 56. A.G.S. Estado,
Leg.° 56, fols. 90 y 91. A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f., la
orden que se tiene en beneficiar la mina en 1556.
144 Sobre emigración a America de los habitantes
de Guadalcanal, cfr. BERMÚDEZ PLATA, C.: Catálogo de pasajeros a Indias y su
continuación por GALBIS DIEZ, M. C.: Catálogo de pasajeros a Indias y ROMERA
IRUELA, L., GALBIS, DIEZ, M. C.: Catálogo de pasajeros a Indias: todos ellos
abarcan ya el conjunto del siglo XVI. Cfr. también ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE,
J.: “Rasgos socioeconómicos de los emigrantes a Indias. Indianos de
Guadalcanal”; Mismo autor: “Emigración a Indias y fundación de capellanías en
Guadalcanal”.
Con todas las reservas que se
pueden oponer a la información de los registros de pasajeros a Indias, y e han
sido repetidas hasta la saciedad, de un total de 3.176 emigrantes registrados
en los Catálogos entre 1500 y 1600, corresponden a Guadalcanal 364, lo que
supone una enorme proporción que convierte a villa minera en una de las que más
emigrantes — al menos legales— envían a América. De ellos, 170 abandonan el
pueblo antes de 1555 y el resto, 194, lo hacen entre este año —inclusive— y el
fin de siglo.
145 Oriundos de Guadalcanal trabajando en las
minas en A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.° fol. 42; Leg.° 82, fol. 61.
A.G.S. Escribanía Mayor de Rentas, Minas, Leg.° 14, fol. 5. GONZÁLEZ, T.:
Noticia Histórica..., vol. I, p. 355.
146 A.G.S. Consejo y Juntas de Hacienda, Leg.°
166, fol. 5.
De Minería,
Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez
Julio Sánchez Gómez
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