Recuerdos de mi infancia
y juventud en Guadalcanal
No sé, si mi
memoria llegará a alcanzar, tantos recuerdos y vivencias como yo quisiera, para
poder plasmar en estos párrafos, el transcurrir de una parte de mi vida, que
sin lugar a dudas, queda su recuerdo durante toda ella.
Mi infancia,
transcurre como la de cualquier muchacho a la edad de los siete y once años,
quizás un poco más liberal, por cuanto se refiere a poder participar de los
juegos que entonces privaban, o estar en sus calles, desde la mañana a la
noche.
¿Qué ha sido de
aquella época?
Recuerdo cuando los
muchachos nos concentrábamos en la Plaza o en el Palacio, para jugar a: "Chaleco y Cadena", o a "Barruta", al "Salto del Moro”; o a "Entera
y Media" y a los "Bolis"
con su hoyito inglés. Y a tantos y tantos juegos, con los que se nos pasaban
las horas volando.
¡Qué prisa me daba,
llegada su época, en quitarle el asa a la primera "cuba" que me encontraba en mi casa, y llevársela a
Pastorcito (q. e. p. d), para que me hiciese un “Aro” con su manigueta y tras él recorrer las calles de mí Pueblo,
o llevarle el "Trompo" para
que le pusiese púa nueva, bien afilada, y con él, intentar partir en dos
algunos de los "Trompos" que
en el redondel se encontraban! o sacarles una astilla...
Era otra época, ya
se sabe. Hoy la infancia y juventud de los muchachos transcurre con otras
formas, otros juegos, se divierten de otra manera. ¡Ya, ya sabemos que los
tiempos han cambiado!. Ahora estamos más "civilizados".
Ahora, ya la Plaza y el Palacio, cumplen su función, es decir, pasear en ellos,
con tranquilidad, con sosiego.
Hubo un tiempo en
el que a los muchachos las horas se nos hacían interminables, esperando el
momento que diesen las cinco de la tarde, salir de la escuela corriendo, y
dirigirnos a la "Erilla" o
al "Cerro Chavero". ¿A qué?
A librar las "lurias" más tremendas, que la juventud de entonces haya
conocido.
¿Que estaba bien?
¿Que estaba mal?... ¿Cafres? ¿Salvajes? ¡No! Esto solo era, uno de los muchos
motivos, un aliciente más, por el cual nos encontrábamos unidos.
"Candelas" en el Palacio,
comenzado el Otoño.
Primeros
cigarrillos de “mataláuva”, o hechos
con papel de Estraza.
No hay una sola vez
de las que visito mi Pueblo, en la que no me dirija al Palacio, me siente en la
"Poza", y mirando hacia la
Sierra del Agua, o a las de Tentudia, no se me vengan a la mente, recuerdos y
más recuerdos. ¡Qué daría por volver a vivir algunos momentos de aquella época!
No obstante, hoy, y creo que siempre Guadalcanal tendrá ese "algo" que yo no se describir,
que atrae, que subyuga, no solo al Guadalcanalense, sino también al foráneo.
Me comentaban en
cierta ocasión, que hay un Guadalcanalense (ausente) que cuando hace sus
visitas al Pueblo, se apea de su vehículo en la Cruz del Puerto, se inclina y
besa la tierra; después, ríe, canta, está alegre. No le sucede ya lo mismo el
día de su marcha. Hace la misma operación, pero ya no ríe, ni canta, ahora sus
lágrimas se mezclan con la tierra.
Sí, Guadalcanal,
ayer, hoy y mañana, guardará para siempre ese "algo", que yo no sé describir, pero que atrae, que
subyuga.
Francisco Rivero
Sanz
Revista de feria
1978
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