By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 5 de octubre de 2013

Contar quiero agora 3/3

 


Tercera parte
ISLAS DE SALOMÓN 1565-1574.


 Los sanos confiaron por lo visto (11) á los curiosos, que las islas de Salomón, reconocidas por ellos, nada tenían de común con las del inca Tupac Yupangui, ni menos con las de Ofir, de donde se dice sacaban los fenicios el metal amarillo á carretadas, é hicieron públicas las impresiones en Lima, después que, reparados los navíos, llegaron en ellos al Callao en el mes de Septiembre á los veintidós meses de expedición.
Sin embargo, como las penalidades se olvidan presto, borrándose con igual facilidad de la memoria los peligros, la suerte de los perdidos compañeros y aun la sentencia que el piloto Hernán Gallego, solía enseñar por consuelo á los atribula dos (12), sin dejar más que el tinte agradable de lo pasado por pasado, y el tema de conversación susceptible de adornos á capricho, los mismos que reinando el temporal echaban romeros ó hacían votos de peregrinación y penitencia con propósito firmísimo de no pisar más una tabla, eran propagandistas y tentadores de aventuras nuevas.
Existen indicios vagos de que tras la jornada primera de Mendaña se hicieron otras de que no se conoce relación, porque no se escribiera, ó porque se ha extraviado, oculta entre tantas aventuras acometidas privadamente en la época sin licencia ni auxilio de las autoridades. Los biógrafos del piloto Juan Fernández indican obscuramente que, después de haber descubierto las islas de su nombre en las cercanías de la costa de Chile, avanzó al Oeste y por los 40o de latitud Sur vio una costa muy prolongada (13)
Algo parecido, aunque sin referencia directa á persona, se insinúa en informe que al Virrey de Nueva España dio el licenciado de la Madrid el año 1573, tratando de la navegación desde Acapulco á Filipinas (14) ; pero aun mejor lo dan á entender ciertas cartas geográficas ó mapas de la primera mitad del siglo xvi, en que las tierras de Australia, Tasmania y Nueva Zelanda aparecen con nombres españoles (15).
Si pareciera poco todavía, en documentos sacados á luz recientemente (16) se trasparenta la de los viajes clandestinos, que no sin ellos se conciben las indicaciones y pedimentos de Alonso de Fuentes, vecino de Lima.
Decía éste en memorial al Rey que, deseando se estampara en la corona tercer mundo con el descubrimiento de una gran tierra que está debajo del Polo Antártico, circunvecina á las islas del Moluco en el meridiano de la China y clima del olimpo potosí, que por aquella parte lleva 1.000 leguas de costa debajo de zona templada, verdaderos antípodas de España, Francia, Italia y Alemania, tierra fructífera, por ser la empresa de mayor estima que de este reino emprenderse puede, escribió tres libros presentándolos al Virrey, el cuál, satisfecho de la verdad que en ellos se trata, le dio licencia para ir á descubrir tales tierras de 5.000 leguas de circuito, á su costa.
Agregaba en el memorial haber hecho proposición del descubrimiento de las islas (nombradas Fontacías por su apellido) á Juan Roldan Dávila, que la aceptó el año 1578, mas se fue demorando por diversas causas, y continuaron las prórrogas después de firmado en 15 de Julio de 1592 por el Marqués de Cañete el despacho y nombramiento de General para la conquista y población á favor del referido Roldan Dávila, nieto del Alcalde mayor de la isla Española Francisco Roldan, que tanto dio que hacer á Cristóbal Colón.
De todo esto se deduce no carecer de fundamento la opinión de varios geógrafos (17), de haber visto españoles la costa de Australia en los comienzos del reinado de Felipe II, ó acaso antes.
Sea como se quiera, Álvaro de Mendaña anduvo por su parte negociando la conquista, pacificación y población del archipiélago que había visitado, haciendo para ello asiento y capitulación, firmada en Madrid á 29 de Abril de 1574, por secuela del cual obtuvo merced del título de Adelantado de las islas de Salomón, con otras, en cédula de 20 de Agosto siguiente; mas también dilató el cumplimiento del compro miso, como se verá á su tiempo.


11 Juan de Orozco, oidor de Nueva Galicia, dio cuenta al Rey de la entrada en Santiago de los dos barcos maltratados y sin mástiles, el 8 de Febrero, diciendo eran los que salieron de Lima en demanda de las islas de Salomón y de, Nueva Guinea. Que habían descubierto muchas islas pobladas en 7 á 12o, al parecer de poca importancia. Hállase la carta en Colección de documentos de Indias, t. XI, página 561. Parece que Sarmiento pensaba informar por su parte al Rey, pero Mendaña le prendió, le tomó violentamente las relaciones y las cartas, y las rompió; y después, como sin desalentarse por esto, renovara la tentativa de hacer nueva información en el puerto de Realejo, en Nicaragua «yendo yo á dar dello razón á vuestro Gobernador, 11 leguas de allí (decía al Rey), se hizo á la vela huyendo y me dejó, y me trajo mi hacienda y se vino al Perú, é yo quise ir á dar razón á V. M. á España desde Nicaragua, más déjelo de hacer porque á la sazón vino don Francisco de Toledo por Visorrey, al cual fue á ver al Perú y á dalle cuenta en vuestro real nombre, de todo lo sucedido en la jornada».
Esto ocurría en Noviembre de 1596. Sarmiento y Mendaña comparecieron ante la Audiencia real, quedando completamente justificado el primero, y en tan buen concepto de la nueva autoridad, que, según los datos del Sr. Medina en la Historia citada (t. 1, pág. 330), y los de D. Marcos Jiménez déla Espada {Tres relaciones de antigüedades peruanas, Madrid, 1879, pág. xxn), se hizo acompañar del cosmógrafo en la visita general que emprendió por el reino, y llegando al Cuzco, asiento antiguo de los Incas, considerándole «el hombre más hábil en esta materia, le encargó escribiera su crónica, lo cual hizo con titulo de Historia general llamada indica, la qual, por mandado del Excmo. Sr. D. Francisco de Toledo, Virrey, Gobernador y Capitán general de los reynos del Perú, y Mayordomo de la Casa Real de Castilla, compuso el capitán Pedro Sarmiento de Gamboa. El manuscrito fue remitido al Rey, y se creía perdido; pero recientemente se ha encontrado en la biblioteca de Gottingen, según noticia publicada por el profesor Wilhelm Meyer (Boletín de la Academia de la Historia, 1893, t. XXII, pág. 527), y posterior mente por el profesor Pretschmann, averiguado que el escrito perteneció á la libre ría de Abraham Gronow, vendida en 1785. El códice original tiene ocho hojas de introducción y 138 de texto. En las primeras, dedicatoria al Rey firmada en el Cuzco por Sarmiento, á 4 de Marzo de 1572.
Decidida por el Virrey la persecución del inca Tupac Amaru, retraído en los montes, organizó expedición encomendada á Hernando de Arbieto, y en la que Sarmiento llevó cargo de Alférez general, consiguiendo capturar y conducir en triunfo al Cuzco al jefe de los indios, que fue ejecutado.
Segunda vez fue el cosmógrafo perseguido por la Inquisición de Lima, apareciendo información falsa de haber sido azotado públicamente en la Puebla de los Ángeles, de Nueva España, por asuntos relacionados con el Santo Oficio. Volvieron á salir á cuento los anillos astrológicos y los libros sobre propiedad de piedras y plantas: fue también condenado á destierro y á salir á la vergüenza; pero apeló y quedó en suspenso la sentencia, sin duda por influencia del Virrey, que le tenía empleado en campaña contra los indios chiriguanaes, al otro lado de los Andes.
Relativamente al viaje, hay Información que por orden del Virrey y Capitán general del Perú D. Francisco de Toledo, y áfin de cumplir orden de S. M. hizo el Dr. Barros, Oidor de esta Real Audiencia, asistido del capitán Martín Garay de Loyola, caballero de Calatrava, acerca del descubrimiento de las islas de Salomón, que el licenciado Castro encomendó á Álvaro de Mendaña, y de la calidad de aquellas tierras é islas, fecha á 4 de Junio de 1573. (Academia de la Historia. Colección Muñoz, t. x,
A. 37, fol. 197.) Manuscrito importante en que aparece que antes de la expedición de Mendaña se tenía noticia de las islas por Pedro Sarmiento de Gamboa.
12 «La mar es buena para los peces.» Relación del viaje; Zaragoza, t. 1, pág. 22.
13 Bartolomé Leonardo de Argensola (Conquista de las Molucas) consigna haber descubierto Juan Fernández en 1574 islas que se llamaron Las Desventuradas, agora (dice) San Félix y San Ambón, error corregido por D. Francisco Vidal Gormaz en el Anuario hidrográfico de la marina de Chile, Santiago, 1879, en el artículo titulado:
Los descubridores de las costas occidentales de Chile y sus primeros exploradores.
El Sr. Jiménez de la Espada se ha servido comunicarme apuntes curiosos sobre el particular, de los que parecen oportunos éstos:
«1574. Este mismo año descubrió Juan Fernández las islas de su nombre, yendo casualmente al Pirú, y tocó en ellas por fuerza de viento yendo de Chile, de donde era vecino. Dejó allí una cabra, y se marchó. (Ldo. D. Fernando de Montesinos, Anales del Perú. Ms.)
»Las islas de Juan Fernández descubrió un piloto de este nombre el año de 1597, 60 leguas de tierra y distantes una de otra 20 leguas de 34° á 36o, D. Alonso [¿de Montemayor?] se las dio á Martín Sanz de Olavarría por sus servicios, con que llevase confirmación, y pidiéndola, le dio informe á 6 de Octubre de 1598. (Academia de la Historia. Apuntes de León Pinelo, fol. 235.)
»Estando el virrey D. Francisco de Toledo en la entrada de los Chiriguanaes sobre Pilaya, tuvo noticia de que un navío de Juan Pérez de las Quemas, vecino de la ciudad de los Reyes, bajando desde Chile al Perú, descubrió en el paraje de Coquimbo (sic), 80 leguas á la mar, unas islas pobladas de gente, á quien llamaron las de Juan Fernández, del nombre del piloto del navío, y para las poblar y enseñar la ley evangélica á los indios le pidió al virrey Juan Pérez de las Quentas, persona rica, para ello le diese la conquista, la cual le concedió por dos vidas, para que con un navío y 25 hombres que levantase sin tocar caxa ni arbolar bandera, hiciese á su costa el descubrimiento. Pero no hubo efecto. Sábese que tienen estas islas algún ganado de cabras monteses, y én sus puertos pescado como el bacallao que se gasta en España. (Noticias del Perú, etc., por Francisco López de Caravantes.
Ms. 1630,1.1, disc. 2°, núm. 192.)»
Por fin, en las Memorias para recomendar al Rey la conversión de los naturales de las islas nuevamente descubiertas, por D. Juan Luis Arias, Valladolid, 1609, se dice que Juan Fernández, piloto, nació en Cartagena en 1535, hizo muchos descubrimientos, de los cuales algunos no tienen su nombre, como las islas que visitó en 1571. Tres años después halló al Norte de éstas las de San Félix y San Ambrosio, y en 1576 una costa prolongada por los 40o de latitud, en que los habitantes, blancos y bien formados, le recibieron amistosamente. Guardó secreto acerca de esta visita, pensando volver desde Chile, pero la muerte se lo impidió.
Don Claudio Gay, en su Historia de Chile, t. II, pág. 66, cuenta que por el descubrimiento de las islas fue acusado Juan Fernández ante la Inquisición de Lima por brujería, y quiso la fortuna que los inquisidores le absolvieran al oirle decir que todos los marineros, aunque fueran santos, se harían brujos, tanto como él si se guían el mismo rumbo, poniéndose á 400 leguas de la costa. Don B. Vicuña Maquena y D. Diego Barros Arana, en los estudios históricos de Chile, estiman el hecho probable, pero D. J. T. Medina, en su Historia de la Inquisición de Chile, de clara (t. 1, pág. 337) que en las investigaciones que ha hecho lo mismo en Chile que en el Archivo de Simancas, no ha visto nada que justifique á la conseja, y tiene por probable que se haya confundido al navegante con otro cualquiera de su mismo nombre.
14 Dirección de Hidrografía. Colección NavarreU, t. xvm.
15 Cítalas D. Ricardo Beltrán y Rózpide en la conferencia Descubrimiento de la Octania por los españoles, asi como la monografía escrita por Mr. Jorge Collingridge, Descripción de antiguos mapas de Australia.
16 Por D. M. Jiménez déla Espada en el estudio, repetidamente citado, Las islas de los Galápagos y otros más a Poniente.
17 Coello, Beltrán, Zaragoza.
 
Instituto de Historia y Cultura Naval

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