By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 26 de julio de 2017

A la memoria de Ernesto Pérez y Antonio “Repisa”

Foto cedida por Ignacio Gómez
Ir andando y venir corriendo

Antonio “Repisa”, mi tío, fue un jugador de fútbol del Guadalcanal durante la década de los años cuarenta, aquellos años difíciles de la posguerra, años de poca comida y mucha afición, posteriormente fue directivo en varias ocasiones con sus amigos Ernesto Pérez, Pepe Luis Barragán y Rafael Rodríguez Márquez.
Recuerdo las conversaciones que tenían Ernesto y él en las paradas para el almuerzo y la merienda en el taller de carpintería del coso y que yo presenciaba en los veranos y absorbía para llevarlas en el recuerdo, siempre recordaré una frase que decía Ernesto, “El fútbol es un veneno que no se cura con los años”.
Entre estas historias recuerdo algunas que contaban con muchas sonrisas, y que más o menos comentaba mí tío:
¿Te acuerdas Ernesto aquel partido que jugamos en Alanís creo que en el año 47?, como no lo voy a recordar Repisa, era el día de Santiago y Santa Ana y estábamos de gira cerca de la Legua de la carretera de Alanís, después de bien comidos y mejor bebidos vinieron a buscarnos Pepe Luís, Leopoldo y varios más con el equipaje futbolero y nos fuimos andando a Alanís a jugar un partido contra el Liceo, nada más empezar la cosa se puso fea, tu marcaste dos goles casi seguidos y Vázquez otro antes de finalizar el primer tiempo, ellos al final del segundo tiempo marcaron uno, el resultado no les convenía, pasaba el tiempo, se hacía de noche  y después de jugar el segundo tiempo por lo menos una hora seguíamos igual, así que abandonamos y nos intentamos vestir, lo peor es que tuvimos que salir corriendo y nos siguió medio pueblo hasta el cruce de la carretera de Malcocinado, total que fuimos andando y volvimos corriendo.
Foto cedida por Ignacio Gómez
Si Ernesto, lo peor fue en el partido que nos hicieron de devolución de visita, nada más empezar, me hizo una entrada el panadero –creo que se llamaba Vicente--  estuvo conmigo en Pamplona en la mili, me partió el brazo derecho por dos sitios, la culpa tuya, Repisa, cada vez que jugábamos contra ellos le marcabas, siempre han tenido los mojinos mucho amor propio.
Esa temporada no la puedo olvidar pudo marcar mi futuro, jugamos un partido con el Coria F.C. que estaba entrenado por Campanal, que luego fue entrenador del Sevilla F.C., perdimos por 1-5, en aquella época el Coria (filial del Sevilla) había subido a tercera división e hizo una gira por los pueblos de Sevilla para entrenarse y probar jugadores, jugamos tres de Guadalcanal con ellos en el segundo tiempo, Campanal habló conmigo y me citó para hacer una prueba en Sevilla, una semana antes de ir fue cuando me rompieron el brazo y se frustró mi posible carrera futbolística, si Repisa, lo recuerdo, ese año jugamos muy buenos partidos,  jugó varios partidos con nosotros Araujo que jugaba en el Sevilla y estaba aquí de vacaciones invitado por Barragán.
Ya lo recuerdo, Araujo me regaló unos borceguí (botas de fútbol), creo que fueron las únicas botas de profesional que tuve en mí vida, recuerdo que cuando terminamos la temporada se la llevé a Vázquez el zapatero e hizo varios pares de distintos números, el nos remendaba igualmente los balones, ¿te acuerdas como pesaban?, cuando llovía con el peso del agua y el barro eran una buena pedrada si te venía a la cabeza, mejor que tuvieras suerte, si además venía “picao” y te daba con la costura, seguro que te hacia una pitera en la cabeza.
Buena persona Vázquez, siempre haciéndonos remiendos en la botas y los balones y nosotros le pagábamos con alguna arroba de vino de Maguilla de vez en cuando, ¡como le gustaba el tintorro!    
¡Qué cosas nos pasaban!, otro partido en Cazalla, comentaba mí tío, era la feria de allí, vinieron a recogernos con una camioneta de asientos de madera por la mañana, menos mal que nos llevamos pan y chacina para comer, no nos dieron ni agua, aquel partido también lo ganamos, al tiempo de volver la camioneta en vez de traernos a Guadalcanal, nos llevó a la estación de tren de Cazalla y Constantina y tuvimos que hacer allí noche hasta que pasó el ómnibus por la mañana y nuestras familias y novias no nos echaron de menos, pensaban que estábamos en la feria.
¿Recuerdas las equipaciones?, yo creo que la primera completa que conocí fue la que nos regalaron los socios del casino, si creo que yo también, y por desgracia parecía  del Betis, --comentaba Repisa, sevillista de corazón--, peor fue lo que me pasó un año, mi madre me compró una camisa blanca en Juliancito para la feria, yo la utilicé para jugar el primer día en el partido contra Las Minas y se me rompió a jirones, solo tenía esa en condiciones y me tuvo que dejar mi cuñado Candelario “la de los domingos”, el tenia otra de la boda que se había casado en Abril, con ella fui  a buscar a  Carmelita  para llevarla al baile.
Entre risas y recuerdos “echaban el ratito y Ramoncín, Chisme y yo atentos y haciendo preguntas”.

Rafael Candelario Repisa

1 comentario:

  1. hola hoy veo que le habéis dedicado el articulo al fútbol el cual me alegra muchísimo pues el haber visto a mi padre en el guadalcanal su equipo del alma me da mucha alegría

    ResponderEliminar