By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 6 de julio de 2013

Real Audiencia de Extremadura y Guadalcanal 2


Guadalcanal en 1829
Segunda parte

En 1833 se pone fin a todo este proceso cuando el ministro de Fomento, Javier de Burgos, lleva a la practica la actual división territorial de España en 49 provincias; es entonces cuando Guadalcanal pasa definitivamente a la provincia de Sevilla sin la compañía de los otros pueblos comuneros, y dentro de aquella al partido de Cazalla, quedando, pues, desligada del partido de Llerena y, en general, de Extremadura. A partir de entonces, Guadalcanal sufre dos perdidas importantes: por un lado, la mancomunidad con los pueblos vecinos y, por otro, la posibilidad de convertirse en cabeza de partido, quedando expuesta a la terrible centricidad e influencia ejercida por Cazalla. Poco después, sobre 1840, se perdió también la aldea de Malcocinado, que se independiza y de inmediato solicita y logra su incorporación a Badajoz. Si se mantuvo en lo eclesiástico la ligazón con Llerena y la Orden de Santiago hasta la desaparición de esta en 1873.
También se informa en el interrogatorio de 1829 sobre la composición del ayuntamiento, la forma de gobierno, los derechos de mancomunidad, las ordenanzas disponibles (que no hemos hallado en el archivo), etc. La corporación estaba formada por nueve señores:

1- Un corregidor-presidente letrado, o juez de letras, que desempeñaba las funciones que actualmente tienen los alcaldes y los jueces de instrucción. Según consta en el interrogatorio de 1791, había corregidor desde 1780, nombrado por el rey a consulta del Consejo de Ordenes por un sexenio. Estos jueces solo existían en las cabezas de partido y en aquellos núcleos que, bien por su crecida población o conflictividad, así lo aconsejasen.
2- Tres regidores, asimilables a los actuales concejales.
3- Un alguacil mayor con voz y voto en el pleno. Teóricamente, eran los ejecutores de los autos judiciales, pero en la práctica desempeñaban las mismas funciones que los regidores, aunque ocupando un lugar relativo.
4- Dos síndicos, cuya función era la representación del pueblo.
5- Un procurador general, el encargado de representar y defender al Ayuntamiento en los litigios.
6- Dos diputados del común y un personero, oficios creados en 1766 con la misión de mejorar la gestión de los servicios municipales, principalmente los abastos, y elevar al pleno las inquietudes populares.


Todos ellos tenían voz y voto en el consistorio municipal y eran elegidos anualmente, excepto el corregidor. Se afirma existir aun el oficio de alférez mayor (el cargo mas importante del ayuntamiento después del corregidor, pues tiene el primer voto de esta corporación) y el de regidor decano, es decir, el mas antiguo. Ambos eran perpetuos (sus titulares eran propietarios de los oficios y podían traspasarlo en herencia), pero el primero estaba vacante, y el decano, don Juan Antonio Álvarez y Montes, no asistía por sus achaques.
Na se pudo establecer una relación exacta de las ordenanzas municipales en curso a causa de la antigüedad de su creación (estaban perdidas) y el Ayuntamiento pide hacer otras, pues las que había no se adaptaban a las leyes vigentes, al precio de los frutos y al "estado actual de las cosas".A continuación procedemos al análisis del vecindario indicando la distribución de los oficios por calles, la clasificación de las distintas profesiones o condiciones sociales y la localización de los principales servicios. También se adjunta un plano, señalando con color oscuro las calles que ya existían en nuestro pueblo en 1829, dejando en color blanco los nuevos ensanches. Ha sido necesario recurrir a este procedimiento porque el Archivo Municipal no dispone de un piano de esta época, si bien se han localizado distintos vecindarios para fechas similares, cuyas calles coinciden con las nuestras en su denominación. Dichos vecindarios son del tipo "casa ahita” es decir, los oficiales encargados de elaborarlo iban de casa en casa y de calle en calle; siguen una ordenación, pues, muy determinada: cuando termina con la ultima casa de una calle, la siguiente es la primera casa de la calle consecutiva. De esta forma, y partiendo de las calles que no han cambiado su denominación, podemos deducir la correspondencia actual de aquellas otras cuyos nombres antiguos ya no se conservan.
Otras deducciones se sustentan en hechos lógicos, coma por ejemplo la localización de las calles llamadas "Sevilla Dentro" y "Sevilla Fuera": la primera seria intramuros y la segunda extramuros (fuera de la muralla, si es que esta aún se conservaba entonces). Resulta fácil comprender que el término "Sevilla" se utilizó por ser la calle que conducía a dicha ciudad, si bien no se corresponde con la actual calle Sevilla, puesto que esta tenia el nombre de calle de la Dehesa. Al hablar de calles que han mantenido su nomenclatura nos referimos a las de Luenga, Huertas, San Francisco (calle y calleja), Concepción, Granillos, Jurado, etc. Otras han modificado su nombre completamente: S. Bartolomé (actual Costaleros), 0lleros (Feria), Berrocal Grande (Espíritu Santo), del Diezmo (A. Machado), Fox (Cervantes) o Camachos (López de Ayala).
El plano nos muestra el crecimiento urbano que ha experimentado Guadalcanal desde 1829 hasta la actualidad, crecimiento que se explica por el constante incremento de la población hasta los años 60 del siglo XX y por la necesidad de disponer de mas viviendas y servicios, si bien hoy día no se alcanzan los parámetros demográficos de 1829: Hemos consultado vecindarios anteriores para comprobar si se había experimentado algún cambio de interés. En 1802, Guadalcanal contaba con 1.124 vecinos; un año después permanecía casi intacta esa cifra (1.123); en 1807 había 1.129 y tan solo diez años mas tarde, en 1817, la población se había reducido a 951 vecinos.
La principal causa que explica esta perdida es la Guerra de la Independencia (1808-1813) y sus catastróficas consecuencias en el medio rural, que hubo de enfrentarse a una grave crisis económica y demográfica por el arrasamiento de campos y centros fabriles, comunicaciones dificultadas, desorden y destrucción. Años después del conflicto la población se repone, de manera que en 1820 se cuentan 1.073 vecinos, hasta llegar a los 1.102 de 1829. Todavía entonces, por tanto, no se había recuperado el potencial demográfico anterior a la guerra.
 
Por Ana Murillo López
Crónicas de Guadalcalanal

Revista de Feria de 2004

No hay comentarios:

Publicar un comentario