By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 10 de mayo de 2017

Maquis o “Guerrilleros de La República” en Guadalcanal 2




Los principales acontecimientos 1937/1950
Segunda parte

En el año 1943 se recrudecieron las acciones llevadas por la partida “del Chato” y ”El Baldomero” en la zona, estas actividades se volvieron más atrevidas y sangrientas, a principio de años se enfrentaron a la policía municipal en el mismo casco urbano de Azuaga cuando intentaron atracar una sucursal bancaría, una semana después, cerca de esta misma localidad intentaron asaltar una finca propiedad del falangista y terrateniente Miguel Carrizosa, alertado este que se encontraba cazando en la citada finca, intentó detener la partida, pero este fue secuestrado y al ser reconocido por algún fugitivo del pueblo lo ejecutaron, esto hizo que se intensificara la vigilancia en toda la comarca, principalmente en los pueblos de Guadalcanal, Malcocinado y Alanís, en estas localidades según los informadores eran donde se abastecían de alimentos y a veces eran algunos acogidos y escondidos en casas de familiares, siendo detenidos varios habitantes de la citada zona, entre ellos, Carmelo Prieto Merino por cometer un robo en Guadalcanal y que ya había salido de la cárcel de Cazalla a finales del 41 en libertad condicional.
La represión en los meses siguientes se intensifica por la autoridad a la partida del “Chato de Malcocinado”, cayendo dos miembros del grupo en enfrentamientos con la Guardia Civil, ante estas acciones de represión, no tardan en llegar las represalias de la partida, en el cortijo del Coto de las Encarnaciones de Alanís fue secuestrado el vecino de Guadalcanal Antonio Cumbre Gómez, arrendatario de este coto, a media mañana irrumpieron los guerrilleros en el cortijo poco después de llegar Antonio, fue encañonado junto con un trabajador de la finca por la partida y les obligaron a entregarles lo que allí había de valor , una caja de cartuchos, una escopeta y 165 pesetas, después les vendaron los ojos y se los llevaron a una zahúrda cercana.
El jornalero que posteriormente fue detenido por colaboración con la partida,  le hicieron redactar de puño y letra una nota que fue llevada Guadalcanal por el jornalero para entregársela a su mujer:
“Antonia, me encuentro secuestrado por hombres desconocidos, lo cual que me exigen setenta y cinco mil pesetas por mi libertad, si no me lo mandas lo antes posible me matarán”. Entregada la nota a la mujer del secuestrado cuando ésta se encontraba en la cocina recogiendo los enseres de la comida, presa del pánico la mujer fue a casa de un vecino, el zapatero Luis Rivero Bernabé y ambos se fueron a dar parte al Comandante de Puesto de Guadalcanal, el cabo Manuel Rodríguez tomó declaración al emisario y a continuación informó al capitán Juan Ferrona Cano y por mandato de éste, tras juntar el dinero mandó a un jornalero a llevar el dinero y allí serian los guerrilleros interceptados por las fuerza movilizadas de los puestos de la comarca, así como de los pueblos limítrofes de la provincia de Badajoz (Azuaga y Malcocinado) y los pueblos cercanos de la provincia de Córdoba (Hornachuelos y Fuenteovejuna), en total se reunieron más de cincuenta hombres, coordinados por el capitán Ferrona que llega sobre las 17,30 horas desde la Comandancia de Constantina hasta la vecina Alanís.
En el lugar de la entrega quedan de vigilancia subidos a una enorme encina los hermanos “Baldomero y Pedro de La Señora” y el resto del grupo se desplazan a la finca El Romo en la zona de La Hoya Lobera escondiéndose con el secuestrado en un chozo, al día siguiente y después de una ardua discusión sobre qué hacer con el secuestrado, lo llevan a un terraplén cercano a unas minas abandonadas en la proximidades del rio Onza y lo ejecutan, trasladaron el cadáver a un camino vecinal que atraviesa la finca Las Niñas, dejando encima del cadáver varías notas manuscritas explicando el porqué de ésta ejecución, sobre el cuerpo de Antonio Cumbre rezaba:
“Compañeros me matan los rojos por no traer el dinero y traer civiles, por eso me marcho con José Antonio Primo de Rivera, así que al que los rojos cojan que traiga lo que pueda".
“Salud y viva la muerte. Vivan Rusia y Túnez en nuestro poder”
La siguiente, dejada en el camino, simplemente decía:
“Muero por miserable. Antonio Cumbre”.
Y una tercera encontrada en la zona y dirigida a la Guardia Civil:
“Civiles de los destacamentos, tranquilos no podéis estar pues si seguís así los haremos una emboscada, así que no perseguirnos para que así seamos amigos porque podemos morir tanto nosotros como vosotros así que ya sabéis, esto es un aviso, a estos que les quitamos el dinero que nos busquen ellos.”
A la mañana siguiente tras ser encontrado el cadáver, hechas las diligencias y trasladado el mismo a Alanís, el capitán Farrona interroga personalmente al jornalero al que había mandado detener junto al porquero Francisco Gallego Ruíz, enterado de que el primero solo llevaba dos días trabajando en la finca, en cuanto a Manuel, bien por propia voluntad o por las duras condiciones interrogatorias del capitán, da una última versión y reconoce que había contactado con la partida el día anterior a los acontecimientos, 
“que le salieron al paso, en un regajo de Las Encarnaciones, el Florencio y el Baldomero preguntándole si estaba en la finca el dueño, a lo que contestó que sí.”
A continuación, da los nombres y apodos de los componentes de la partida, así como nombres de confidentes de Malcocinado y Guadalcanal, pero no reconoce a insistencia del capitán achacándole la organización de la partida al “Chato de Malcocinado”, entre sollozos dice:
“…que el Chato de Malcocinado no formaba parte del grupo toda vez que el mentado se encontraba en aquella fecha oculto en Guadalcanal ...,  donde cuando el entierro del Antonio Cumbre estuvo el dicente con el aludido comiendo y bebiendo vino...”
Estos acontecimientos marcaron un antes y un después entre los vecinos del pueblo serrano de Guadalcanal, sobre todo, sembró el pánico en el sector acomodado que se organizaba en grupos para salir al campo y visitar sus fincas, vaciando cortijos y casillas de todo objeto de valor, recibían anónimos solicitando dinero bajo amenazas para ellos y para sus familias, a pesar de las detecciones y algún juicio sumarísimo con condena a ser fusilados de los llamados “bandidos de la sierra” anunciados por las autoridades del régimen y que nada tenían que ver con los autores de la muerte de Antonio Cumbre, ya que los autores seguían campando por la sierra armados y cada vez más organizados, aumentaron las detenciones de los llamados enlaces o informadores y la vigilancia cada vez más férreas de las calles Sevilla, Espíritu Santo y Santa Ana dieron la impresión de un pueblo parcialmente tomado por la Guardia Civil.
Así pues siguieron los acontecimientos, Juan Cerrato López hacendado de Guadalcanal, denunció que al llegar a su casa en la calle Adelardo López de Ayala, recogió un su zaguán un anónimo en el que le reclamaban 100.000 pesetas, conocido los hechos, se personó aquella misma tarde en el puesto de Guadalcanal el capitán Farrona, montando un dispositivo con cuatro guardia civiles y el cabo Manuel Rodríguez al frente en el puerto de Llerena cercano a la localidad, lugar designado para entregar el dinero.
Pasadas las 9 de la noche fue detenido en dicho lugar el joven de dieciocho años Serafín Flores Arcos, natural y vecino del pueblo. Sometido a declaración por el Capitán Farrona, éste dijo que había redactado el anónimo alentado por su cuñado José Murciano Espino avecinado en Ahillones aprovechando “el revuelo” que había en Guadalcanal por la muerte del falangista Cumbre y sacarle dinero a Cerrato, por los hechos fueron detenidos José Murciano y al día siguiente los vecinos de Llerena Gerardo Núñez Granado (un joven con trastorno mental) y Francisca Granado Moliner.
Tres días más tarde, los jornaleros Francisco Espínola Martínez y Manuel García Quiles encontraron cuando llegaron a la Finca de La Florida, su lugar de trabajo otro anónimo, de lo que dan cuenta al casero de la finca Ángel Chaves Domínguez, este anónimo estaba dirigido al dueño pidiéndole una cantidad importante de dinero, personada la Guardia Civil en el cortijo alertada por el dueño, registraron la estancia y encontraron un papel anónimo en las habitaciones de los trabajadores, consultado a los presentes, trascendió ser la cama ocupada por Gonzalo Gálvez García alias “El Machero”, resultando ser similar el texto y letra al enviado a Juan Cerrato.
“El Marchero” fue detenido en su domicilio de Guadalcanal acusado de ser informador de la partida del “Chato de Malcocinado”, no pudo justificar su falta al trabajo los días 6 y 7 de Abril así como el día del secuestro de Antonio Cumbre, el alegó que estuvo en Llerena donde vivía su novia.
Siguieron los registros y detenciones en Guadalcanal, aquella misma noche fueron detenidos: José Carranco Blanco “El jeringa” presunto enlace de la partida del Chato y los familiares que vivian en Guadalcanal, su sobrino Manuel Castillo Carranco (detenido y procesado ese mismo año), José Rodríguez Gusano “El Moyo”, Andrés Nieto Díaz “El Petro” y Rafael Salvador Ortega “Topete”, acusados todos ellos de haber mantenido una reunión en la taberna de Morringa para planear una campaña de anónimos. 
Al día siguiente tras los interrogatorios y en una rápida diligencia todos los detenidos fueron trasladados a la cárcel Lora del Río, el día 26 de Abril coincidiendo con el fusilamiento de María Esquivel Vizuete en Sevilla, se firma un auto de procesamiento por el instructor de la causa, las máximas autoridades solicitan una justicia rápida y ejemplar para los autores y cómplices del secuestro y asesinato de un adicto al régimen. Se solicita libertad condicional para Gerardo Núñez (debido a su juventud) y a la vecina de Llerena Francisca Granado, se precipitan los acontecimientos, el día 10 de Mayo se celebra un Consejo de Guerra en la Sala de Justicia de la Capitanía General de Sevilla presidida por el Teniente Coronel Fernández Palomino, una rápida sentencia no deja ningún resquicio de duda en su Fallo, el Consejo de Guerra impone las siguientes penas: pena de muerte para Gonzalo Gálvez García, “debía llevarse a cabo con la máxima publicidad, por un piquete de la Guardia Civil, a las 11 horas de la mañana del día 16 en la Plaza pública de Guadalcanal” y penas de 30 años para los procesados José Murciano Espino, Rafael Salvador Ortega, Andrés Nieto Díaz, Serafín Flores Arcos y Francisca Granado Moliner.

Fuentes.- Archivo Histórico Provincial de Sevilla (AHPS): Expedientes de Reclusos de la Prisión Provincial de Sevilla, Expedientes de libertad vigilada (4827), La Resistencia Armada contra Franco. Tragedia del Maquis y la Guerrilla, Guerrillas Antifranquistas en la Sierra Norte de Sevilla 1937/1951, Una guerra que no dice su nombre. Los usos de la violencia en el contexto de la guerrilla antifranquista (1.939-1.953), La represión franquista en la provincia de Sevilla, La guerrilla Antifranquista en Extremadura. Mujer y Guerrilla Antifranquista y Republicanos en la Sierra Morena.
Causas.- 379/39, 1046,1047, 1268, 1427 y 1435/41, 1231/42, 575,958 y 983/43, 591,620 y 1241/44, 113 y 941/45368 y 507/48, 32 y 709/49 y 260/51.

Juan Marco Jiménez y Rafael Spínola
La Fragua del Pensamiento

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