By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 12 de junio de 2013

La dos expediciones de Álvaro de Mendaña a las Islas Salomón 3

PEDRO ORTEGA VALENCIA Y LA ISLA DE GUADALCANAL
(1567-1568) Tercera parte

En el diario de a bordo se observa el creciente conflicto entre el capitán Mendaña y su segundo en el mando Sarmiento de Gamboa, cuyo origen debió comenzar probablemente en el Perú al no recibir Sarmiento el mando de la expedición y ser reemplazado por el joven Mendaña. Años mas tarde Sarmiento escribió un despacho a Felipe II, donde relataba que sus esfuerzos no habían sido reconocidos por Mendaña y que sus servicios únicamente fueron requeridos cuando la situación era tan critica que ningún otro marino podía resolverla.
El comandante, cansado por las frecuentes escaramuzas de los nativos de Guadalcanal y deseando reconocer detenidamente el sudeste, ordeno el 13 de junio a las tres naves abandonar Puerto la Cruz y hacerse a la vela. Pronto pasaron por el punto más septentrional de Malaita. Costeando el sudeste, divisaron un grupo de tres pequeñas islas que llamaron las Tres Marías. De aquí Mendaña torció hacia el sur y a 25 millas, divisó la costa norte de la Isla que el llamó San Cristóbal, nombre que conserva hasta nuestros días, siendo la isla principal del archipiélago de las islas sureñas de Salomón. De allí alcanzaron un buen puerto que al tomar tierra el día de la Visitación de Nuestra Señora, así lo nombraron. Como Mendaña deseaba explorar detenidamente esta isla, y al tener Los Reyes y Todos los Santos demasiado calado para esta misión, envío a Francisco Muñoz Rico y Gallego con trece marinos y doce soldados en el bergantín, saliendo el 4 de Julio, permaneciendo las dos naves ancladas en el puerto.
Tras el reconocimiento del bergantín, regreso a puerto donde comprobó como Mendaña ya estaba listo para emprender el tornaviaje después de haber permanecido seis meses en las islas Salomón, momento que empezó un periodo tirante y conflictivo en la expedición que duró durante toda la travesía del Océano Pacifico, etapa de la que existen varias versiones contradictorias sobre lo que verdaderamente ocurrió. Parece que Mendaña estaba indeciso entre regresar directamente al Perú o establecerse temporalmente en las islas Salomón, como había recomendado el Virrey. La tierra parecía buena y entre la tripulación había algunos campesinos, de gran ayuda en caso de crear un asentamiento. Además los españoles habían comprobado vestigios de yacimientos auríferos en la isla, y esto era señal suficiente para abrir el apetito de cualquier marino, pues pensaban enriquecerse de por vida con las minas de oro del rey Salomón. Leyendo la versión de Sarmiento de los acontecimientos en su despacho a Felipe II fechado en Cuzco 1572, se comprende sus diferencias con Mendaña sobre este punto. Sarmiento habla de una reunión mantenida en San Cristóbal entre los 58 mejores hombres de la expedición con el fin de decidir el curso a seguir; bien establecer una colonia o emprender el tornaviaje y explica que Mendaña deseaba regresar al Perú lo antes posible para contraer matrimonio, prometiendo a la tripulación que serian recompensados por su tío el virrey tan pronto pisasen Lima. Sarmiento continua, que el maestre de campo Ortega fue uno de los pocos entre los 58 elegidos que respaldaban a Mendaña.
Aunque este no contaba con la mayoría no hace falta decir que se decidió partir de las islas Salomón y emprender el tornaviaje, momento que surgió un segundo problema, o regresar vía la ruta sureña rumbo a Chile, o por el norte, rumbo a México aprovechando los vientos. Nuevamente Mendaña y Sarmiento estaban enfrentados; el primero pensó que la ruta del sur era mas corta y por ello mas rápida, mientras que el experimentado marino Sarmiento era contrario a esa navegación debido al clima antártico de los meses invernales contrarios a una navegación segura, abogando a favor de la ruta mas protegida, aunque mas larga, del norte, por Méjico. Nuevamente el jefe de la expedición ordenó, sin escuchar la opinión de los demás, el regresar por el sur.
El miércoles 11 de agosto, las dos naves levaron anclas en San Cristóbal y se hicieron a la mar, abandonando el bergantín en Santiago que tan buen servicio había prestado a Pedro Ortega en la exploración de la isla de Guadalcanal. Los barcos enfilaron hacia el sur bordeando la costa y al pasar por el punto mas septentrional de la isla enfilaron hacia el mar abierto y como había predicho el experimentado Sarmiento, se encontraron con un gran temporal de fuertes vientos y grandes olas y flotando muchos troncos de palmeras y enmarañadas masas de algas que el viejo marino Gallego insistía, habían sido empujados desde la isla de Nueva Guinea a unas millas al oeste. De acuerdo con un despacho de Ortega al rey, de regreso en Lima, escribió que Gallego era el marino mas experimentado de toda la expedición, habiendo pasado más de 45 años en la mar. Al enfilar las embarcaciones mar abierto, con solo el amplio horizonte por testigo, pronto se dieron cuenta, tal como Sarmiento había predicho, que era imposible tomar la ruta del sur, por lo que Mendaña ordenó cambiar el curso trazado y tomar la ruta norte hacia Méjico. La navegación fue mas tranquila cruzando ambas naves el 4 de septiembre el ecuador, aunque los vientos reinantes les llevaron un poco hacia el oeste. La tripulación estaba desesperada la mordedura del hambre se hacia sentir por la escasez de agua y víveres como describe Mendaña en su diario de navegación “... y por la escasez de pan y agua muchos sufrían y algunos murieron”, por lo que decidieron desembarcar para ver si podrían proveerse de algunos alimentos y agua y fue cuando observaron que por allí, debió haber pasado una embarcación española, por los restos existentes en la playa. Ni agua, ni víveres había en la isla, aunque un gran numero de pájaros marinos sobrevolaban. Las provisiones eran desesperadamente- escasas, por lo que Mendaña ordenó reducir la ración a “un cuarto de agua y 12 onzas de pan”. Sin más éxito, volvieron a embarcar a esperar que la próxima parada fuese más fructífera.
Aquí la rivalidad entre Mendaña y Sarmiento volvió a surgir, aunque ambos comandantes iban embarcados en sus respectivas naves Mendaña en la nave capitanía Los reyes y Sarmiento con Ortega en la menos marinera Todos los Santos. De acuerdo con el diario de navegación de Sarmiento, a 33 grados de Lat. N. el barco de Mendaña mas rápido, empezó a alejarse de Sarmiento y Ortega, empujado por los vientos alisios. Así la víspera de San Lucas (Octubre 18), una fuerte tempestad estalló y separo definitivamente a las dos embarcaciones que no volvieron a juntarse hasta tres meses mas tarde en un puerto mejicano. El temporal duró una semana y estuvo a punto de acabar con la travesía. Fue una experiencia horrible para los sedientos y hambrientos marinos; sin embargo, la Providencia quiso que ambas embarcaciones navegasen correctamente aun sin las arboladuras.
EI 9 de diciembre Los Reyes alcanzó 310 lat. N. cerca de la costa mejicana. Troncos de pinos flotaban, muchas gaviotas y ánades sobrevolaban —señales seguras que tierra estaba cerca— después de una increíble navegación a través del Océano no tan Pacifico. La tripulación pronto divisó una pequeña isla, probablemente la actual isla de San Martín a una legua de tierra firme, que ellos no pudieron claramente distinguir. No hace falta decir que la tripulación estaba loca de contenta de ver tierra después de los acontecimientos de una larga navegación. Mendaña, continúo el curso sudeste costeando la península de Baja California. El 23 de enero de 1569, catorce meses después de haber partido de El Callao, la nave capitanía alcanzo el puerto de Santiago de Colima, cerca del hoy en día puerto mexicano de Manzanillo. La llegada de Los Reyes fue patética —sin palos, ni veladuras— tras completar su épico viaje.
Por Eric Beerman
Revista de feria 2004

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