By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 5 de julio de 2017

La Serenita

Yo pienso, que revivir el pasado, es vivir dos veces.


Escribir sobre Guadalcanal, para remontarme al pasado (a mi pasado), es como por inercia.
Algunos quizás piensen que esto es síntoma de senectud (cronológicamente no es mi caso).
Yo pienso, que revivir el pasado, es vivir dos veces. No quiero caer en cursiladas, pero es como sentirme sumergido en una especie de bálsamo bienhechor.
Y bálsamo bienhechor, es por supuesto contemplar sus paisajes, pasear por sus calles y en cada rincón reencontrarte con parte de tu vida, con pedazos de tu vida que se han quedado ahí, y que están ahí, estáticos, pero que comienzan a tomar animación, en tu deambular.
Y la mente, máquina prodigiosa del ser humano, te va proyectando, secuencia a secuencia, toda esa película que llevas grabada en ella.
Quizás caiga en pesadez reiterativa al escribir y hablar tanto de mi Pueblo; pero al hacerlo en esta gran revista, veo el momento idóneo para exponer mis sentimientos hacia Él.
Habrá quien piense, que todo no serán bonitos paisajes y cosas maravillosas; por supuesto, como habitáculo que es de tres mil y pico de amas; pero yo he sido siempre partidario de ver en él, lo agradable, lo bonito, lo positivo y me mantendré siempre en esta línea.
Pero en fin, dejémonos de más disquisiciones, y vayamos bajando, poco a poco, por esa cuesta de los Molinos hasta "toparnos" con la Serenita. La Serenita, ¡qué maravilla!, es uno de los lugares del término de Guadalcanal, al que le tengo especial cariño. Horas y horas me he pasado en esa Serenita, desde la mañana a la tarde. ¡Qué triaca!: Antonio Rodríguez Peña (Jesusito o Pove) mencionando este último sobrenombre, me viene a la memoria que se lo puse yo; Luis Carbajo y algunos más. 
¿Qué hacíamos allí? Jugar, jugar mucho, ya saltando por los riscos del arroyo, ya en el Cerro Chavero, y a la caída de la tarde "empendolar" una buena candela y hablar de las mil cosas de las que hablaban los chiquillos.
"Pues yo voy a ver, si esta noche convenzo mi madre, para que me deje ir al cine, que ponen, el Halcón y la Flecha, veré, si soy capaz de sacarle las tres pesetas. Pues a mí, si no me deja me escapo".
Sí pero ya sabes que luego llega tu hermano y, a media película, te saca a "lapo" limpio. Bueno, ¿y qué?, pero yo voy. Y así, hablando y hablando, llegaba la noche.
“Bueno, vámonos, que aquí, no quedan más que borrajos y ya está "dando" las ánimas". La subida desde allí hasta el Pueblo, era un Vía Crucis, parábamos setenta veces, porque, ya a la bajada del Cerro, había iniciado una pequeña discusión, sobre cualquier cosa; una de ellas podría ser, si al día siguiente hacíamos "rabona" para no ir a la escuela. "Yo la haría pero, ya sabéis lo que pasó el otro día en la casa de abajo del Botero, que se presentó mi padre y me llevó "dándome" hasta mi casa".
En fin, dejémoslo aquí ya, porque sería para llenar, cientos de cuartillas. Es la época maravillosa de todo muchacho. Hay quien dice, que no se vuelve a vivir, yo disiento de esta afirmación; para mí encontrándome en Él, la vivo minuto a minuto.

Francisco Rivero Sanz
Revista de feria 1985

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