By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 10 de enero de 2018

Un hidalgo en Guadalcanal 2/4

Lavanderas en el Ejido del Coso
Visita de D. Alonso de Quijano a nuestra villa
Segunda parte

Segunda parte, de esta historia ficción está estructurada en la visita ficticia de D. Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza a Guadalcanal, a través de estos dos personajes y mezclando el Guadalcanal actual con la villa Santiaguista del siglo XV a  finales del XVI, hacemos un recorrido por las principales calles y visitamos los monumentos de la villa, acompañados por nuestro paisano el noble D. Esteban de Millán y Aguilar que tal vez fue noble en aquella época y perteneció al Concejo de la Villa.
A mi amigo Ignacio Gómez Galván, que mantiene viva con su fundación la historia y literatura de nuestro pueblo, me he permitido la licencia de tomar algunas notas de su libro “Cervantes en Guadalcanal”.

El regreso a la villa fue por el llamado carril de San Benito, luego de apenas un  km. recorrido, el pueblo los recibió de nuevo, con lo que, de entrada, es ya efectivamente una "recreación", la zona del Coso, El Alto y el Bajo (llamados en otra época el Ejido del Coso), según el nomenclátor, la carretera en dirección norte, nos lleva a  Extremadura, pero cogieron  el paseo del Coso propiamente dicho y a su derecha quedó  el  parque de frondosa arbórea que compite en altura con los herrajes de las casetas perennes para los días  de feria.
-Sepa D. Alonso que esta zona fue también sitio de culto, como así lo atestigua un informe de la visita santiaguista de 1494 en la que se describía en el inventario  una sinagoga judía, de la que ya ni piedra queda.
-Pues el judío y la mujer, a la larga, vengativos suelen ser
–Soltó Sancho-
Continuaron por la antigua calle de los Olleros, rotulada hoy de la Feria,  llegando al Paseo de la Cruz, así llamado por la que aquí se alza, que en realidad no es sino un ensanchamiento de la actual avenida de la Constitución, a su izquierda la plaza de los Donantes con sus bancos y flores que invitan a un pequeño descanso,  entraron por la calle de Ntra. Sra. de Guaditoca (en tiempos llamada del Aire), donde se hallaba en el Convento de La Concepción (2).
-¿No es posible visitar su interior D. Esteban?
-Cosa arduo difícil, como le he comentado antes, está en ruina, su dueño es un particular y no es fácil ni aconsejable su acceso.
- Casa sin amo y mujer sin marido, abandono consentido -remató Sancho-
Volvieron sobre sus pasos y cogieron de nuevo la Avenida De la Constitución, (llamada anteriormente Portugal), y un  poco más allá, a la vuelta de la esquina, nos hallamos ante la fachada ingente del desamortizado y, por ende, ruinoso Convento de Santa Clara(3).
-Quiero entender Sr. letrado que en Guadalcanal, Vds. están anclados en  vivir de tiempos mejores, en  mi continuo deambular por nuestra piel de toro he conocido pocas villas como estas, destruyen su pasado y aun así quieren vivir en él, según palabras de mi escudero y su refranero particular creo “que olvidar el pasado es no vivir el presente”.
-No hubiese podido hacer mejor reflexión Sr. Quijano
Continuaron por la calle Santa Clara y de frente otro edificio eclesiástico convertido en pagano, La iglesia de San Sebastián (4).
-Ante vos San Sebastián, en tiempos lugar de culto y actualmente propiedad del Ayuntamiento, utilizado como plaza de abastos de la villa, con puestos de carnes, verduras, frutas y otras viandas, está cerrada al culto desde el 36 del pasado siglo.
-Pasado muy rico observo, pero actualmente veo que vuestra merced no me ha enseñado ni un lugar de culto donde vuestros paisanos pueden ejercer el derecho a honrar a Nuestro Señor.
-En verdad Sr. Quijano tiene cierta razón, fue este pueblo en la época de Santiago cuando pertenecía a la provincia de León de Extremadura villa de muchas parroquias.
Los dos visitantes se miraron reflexivos, sus caras delataban extrañeza ante tanto despropósito, no obstante aun les quedaba mucho por ver, según comentario de D. Esteban.
-Pronto visitaremos la Iglesia de Santa María de Nuestra Señora de la Asunción, único templo dedicado al culto en la actualidad.
Retrocedieron por la calle de Santa Clara  y a unos metros giraron a la derecha entrando en la calle de la Almona, encontrando uno de los monumentos de la arquitectura civil urbana más antiguos de toda la región (5).
-Naturalmente después de lo visto y explicado anteriormente este edificio no lo destinan Vds. a su natural cometido de cuadra de caballerías y lugar de descanso para caballeros andantes como es mi caso.
- Está en lo cierto D. Alonso, actualmente es ocupada en parte por un bar y el resto, como puede apreciar vuestra merced el estado es de abandono -matizó el ocasional guía con cierta nostalgia-
- A la casa de muchos amos, nunca les faltan goteras –sentenció Sancho-
Continuaron hacía la plaza y la izquierda el magnifico paseo del Palacio, esplendoroso de árboles, flores y olor a primavera, en su lateral se encuentra la biblioteca pública y un antiguo edificio de la Almazara del Salvador (conocido popularmente como La Pacheca), al final de La Poza el edificio de la biblioteca Pública,  a unos pocos pasos quedaron los visitantes sorprendidos por la majestuosa plaza Mayor de la villa, (Ahora llamada de España y  en otras épocas de la Constitución o  de los Naranjos), El entorno de la plaza de España se podría considerar el centro neurálgico de la localidad, estando situada en la zona suroeste de la misma. Confluyen en esta plaza las calles  López de Ayala, del Palacio, de la Poza, Juan Campos y Muñoz Torrado presidida la misma por una zona alzada en forma ovalada de recreo y descanso circundada por naranjos, bancos (antiguamente de forjas) y en la actualidad de ladrillo) para el descanso y en el centro, la estatua erigida en 1926 de D. Adelardo López de Ayala (6), ilustre orador, político y dramaturgo e hijo preclaro de esta villa.


(2) Fundado por el hijo del pueblo  D. Álvaro de Castilla, según testamento otorgado en Guanajuato  (México) en el 17 de Septiembre del año del señor de 1641, y así, ocho años después fue ocupado por las primeras monjas procedentes del Convento de La Concepción de Mérida, de él solo quedan algunos indicios  de cornisas, patios y arcadas en casas que se construyeron sobre los restos y solar, al final del mismo, en el Cantillo de la Concepción, se encuentra la iglesia del mismo nombre, este templo consta de una nave de la que solo se conserva la fachada y algunos resto en un interior en ruinas, en su original estaba cubierta por bóveda de cañón, lunetos y media naranja en el presbiterio, el altar mayor en yesería  con un retablo labrado de influencia plateresca y cubierto su frontal y gradas con azulejos sevillanos de cuenca, probablemente acarreados, pues eran de una época anterior a la erección del templo. La portada de los pies poseía vano de medio punto entre pilastra toscana, entablamento, frontón recto con pináculo y hornacina central, en el lado del Evangelio presentaba un esquema análogo, con pilastras jónicas acanaladas y ondas serlianas en el entablamento
(3) Convento de Santa Clara, en la calle de este nombre, con restos de arcadas y cornisas. Fue fundado por el hijo de esta villa enriquecido en las Indias Jerónimo González de Alanís, según escritura otorgada en La Plata (Perú) el 19 de abril de vemos 1584.
Actualmente se encuentra en fase de remodelación de lo poco que se pueda recuperar, durante años ha conocido en sus interior, fábricas de harina, cocheras y garajes, fábrica de gaseosas y  almacenes de toda clase de utensilios
(4) Esta maravilla arquitectónica construida en los siglos XV y XVI, iniciando sus obras en 1481, de estilo gótico mudéjar  y con ampliaciones barrocas, fue mandada erigir por D. Alonso de Cárdenas, Maestre de la Orden de Santiago, tanto él como su esposa  Dª Leonor de Luna están enterrados en la iglesia de Santiago de Llerena, junto al sepulcro.
La portada de la puerta debió ejecutarse en el siglo XVIII. En 1840 tenía  San Sebastián seis sacerdotes, un párroco y un teniente, pero en siglos anteriores llegó a tener un cura beneficiado y once clérigos más.
En esta iglesia radicó hasta su cierre al culto, la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, una de las más emblemáticas de la localidad.
(5) El edificio conocido por La Almona, en razón de una de sus últimas -bárbaras- utilidades. Arquitectónicamente, es una construcción de planta ligeramente trapezoidal de sillería, consta de dos pisos, formado cada uno de ellos por una nave de cubierta de entramado de madera, sostenida la del bajo por arcos apuntados que arrancan del pavimento, como a modo de contrafuertes interiores, la cubierta de la parte superior es de dos aguas, hallándose sostenida por pilares alineados en el eje central de la nave.
El edificio recibe la luz por estrechas saeteras, una lápida del interior nos informa que fue construido el año de 1307 y fue  la primitiva sede del bastimento de la Orden de Santiago.

 (6) Adelardo López de Ayala nació en Guadalcanal el 1 de Mayo de 1828, provincia de Sevilla aunque en aquella época pertenecía a Extremadura. Estudió el bachillerato y la carrera de Derecho en Sevilla, aunque no terminó los estudios. En 1849 se trasladó a Madrid, para intentar estrenar su primera obra teatral, Un hombre de estado, y lo consiguió en 1851 en el Teatro Español. Se casó con la intérprete protagonista, Teodora Lamadrid.
En 1851 escribió su primera zarzuela, Guerra a muerte.
Paralelamente se inició en la política, en 1857 fue elegido diputado por Mérida y al año siguiente fue elegido por Castuera. Sufrió un destierro a Portugal por oponerse al régimen de Isabel II y un año después suscribió el Manifiesto de Cádiz que ayudó a destronarla. Fue nombrado Ministro de Ultramar en el reinado de Amadeo I de Saboya, pero de nuevo sus opiniones políticas lo obligaron a dimitir. A la caída de éste, pactó con Cánovas del Castillo y en 1875, bajo el reinado de Alfonso XII, ocupó de nuevo el ministerio de Ultramar. En 1878 fue elegido presidente del Congreso.
En 1870 ingresó en la Real Academia de la Lengua Española. 

Murió en Madrid el 30 de diciembre den 1879.


3ª parte el 24 de Enero 2018

Rafael Candelario Repisa
Guadalcanal, Noviembre, 2017

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