MATARRIÑA
Los motes son, sobre todo en los pueblos, una forma de identificar no sólo a una persona, sino a toda su parentela. Se heredan de generación en generación, de tal manera que se llega incluso a obviar el verdadero nombre del "sobrenombrado" porque, sencillamente, por ese nombre nadie lo conoce.
Siempre me ha gustado conocer el origen de los motes que más me llamaban la atención, pero, sin duda y con diferencia, la historia que más me gusta es la del mote de mi familia.
A Guadalcanal (Sevilla) en 1927, procedente de Berlanga (Badajoz) y con apenas veinte años, llegó Antonio Guzmán Montano. Aprendió el oficio y se convirtió en el herrero del pueblo; y a principios de los años 30 se casó con una mujer alta y guapa, Olvido Arcos Bernabé. Durante la guerra tuvieron tres hijos, una niña y unos gemelos, los tres murieron. Él fue conductor de ambulancia durante la contienda, y a su regreso, con la guerra terminada y una dura posguerra por delante, tuvieron cuatro hijos más: Carmela, Antonia, Avelina y José Mª.
El abuelo era, como digo, el herrero de Guadalcanal. La fragua era, además de su lugar de trabajo, un punto de encuentro para los hombres del pueblo, que iban allí diariamente a verlo trabajar y charlar con él.
Un día, dos de ellos tuvieron una disputa, a lo que el abuelo protestó:
- ¿Aquí a qué se viene, a batir los hierros o a batir las riñas?
Desde aquel día, cuando los hombres del pueblo iban a ver al maestro herrero, no iban a la fragua:
- ¿Ande vá?- Ande baten las riñas
...
- Ande Baterriña.
...
- Ande Matarriña.
Y desde entonces, aquella era la fragua de Matarriña. Y toda su descendencia fuimos Matarriñas:
- ¿Tú qué ere de Matarriña?- ¡Tú ere la nieta der Matarriña!- ¡Aaaah, tú ere Matarriña!
Y si distinguen entre abuelo y padre aún afinan más:
- Tú ere la hija der Mata.- Aro, tú ere la Mata chica.
Pues eso,
Matarriña.
RAFAEL CANDELARIO REPISA
Muy bueno el blog, interesantísimos todos los artículos históricos. Enhorabuena.
ResponderEliminarNo me molesto para nada, es más, me alegra mucho verlo por aquí.
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