By Joan Spínola -FOTORETOC-

By Joan Spínola -FOTORETOC-

Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pedro Ortega Valencia y Guadalcanal 2

8 de Septiembre de 1964.- GUADALCANAL EXALTÓ LA FIGURA DEL DESCUBRIDOR PEDRO ORTEGA VALENCIA. (2)

Entre otras personalidades, asistieron a los actos el almirarnte Cervera y el gobernador civil.

APERTURA DE UNA EXPOSICIÓN
El almirante Cervera y el gobernador civil pasaron revista a estas fuerzas que rendían honores, y –en unión de las demás autoridades- entraron al Ayuntamiento, para inaugurar una exposición de motivos históricos en torno al descubridor, instalada en la planta baja del edificio municipal. Junto con un gran mural alusivo a la gesta de Ortega, figuran en ella un mapa en relieve de la derrota seguida –desde El Callao a las Salomón y regreso a Colima (Méjico)- en el viaje de descubrimiento de la isla de Guadalcanal, a la que nominó con el mismo nombre de esta villa serrana “por ser de allí natural”. Figuran también en esta exposición –que quedará abierta permanentemente como museo- diversas maquetas de barcos a vela, documentos del Archivo de Indias, cartas de Juan de la Cosa, manuscritos de Magallanes y Elcano. Sables de abordaje de finales del siglo dieciocho, trabucos de borda del diecinueve, murales alusivos al desembarco norteamericano en Guadalcanal, durante la segunda guerra mundial.

EXALTACIÓN DEL DESCUBRIDOR
Finalizada la visita a la exposición, las autoridades pasaron a ocupar una tribuna instalada ante a la fachada principal del Ayuntamiento. Entre los aplausos del vecindario y a los acordes del himno nacional, se procedió al descubrimiento de una lápida conmemorativa, en la que figura la siguiente leyenda: “El maese de campo Pedro Ortega Valencia, hijo predilecto de esta villa, descubrió la isla de Guadalcanal y otras en Océano Pacífico. En los XXV Años de Paz, la Marina española y norteamericana rememoran su imperecedera gesta. 1567-1964”. Corrida por el almirante Cervera la bandera española que cubría la lápida de mármol, grabada en letras doradas, pasó a ocupar la tribuna don José María Osuna, conocido escritor de la sierra. Comenzó sus palabras haciendo una alusión a la coyuntura histórica en que empezó a sonar el nombre de Guadalcanal; esto es, durante la segunda guerra mundial. Más tarde hace referencia al cine de aventuras bélicas, que actuó como caja de resonancia para la divulgación del nombre de la isla y del pueblo serrano. Pero no se supo establecer la adecuada relación entre ambos nombres: entre la isla descubierta por Ortega Valencia y este pueblo, “avanzadilla” de Andalucía sobre Extremadura. La etimología de la palabra “Guadalcanal” fue bellamente glosada por don José María Osuna. “Río de creación es su significado –afirmó y, en efecto, es como un río que alarga su curso para desembocar en otro mundo”. Del carácter generoso de estos descubridores extremeños, del sacrificio y heroísmo que encierra la gesta de Ortega, de todo esto habló el señor Osuna, que concluye su poética disertación con una referencia a la confraternidad hispano-norteamericana; dos pueblos que lucharon en dos ocasiones distintas por la civilización de Occidente.
Hubo aplausos para las palabras del señor Osuna. Acto seguido, subió a la tribuna el teniente coronel Moore, quien hizo entrega al alcalde de Guadalcanal de un obsequio de la Marina norteamericana, consistente en un álbum con la historia de la llamada “Operación Cactus”, batalla que se libró en la isla descubierta por Ortega y que –tras una encarnizada lucha durante los meses de julio de 1942 a febrero de 1943- determinó que el Ejército norteamericano abandonara su posición defensiva y pasara a la ofensiva en su guerra contra los japoneses. También entregó el señor Moore un sable de un general japonés, hecho prisionero durante esta batalla. Seguidamente dio lectura a un mensaje, en el que se abren horizontes de esperanza para una confraternización y una colaboración que se continúen en un futuro.
Más tarde, subieron a la tribuna el capitán de navío Barthes y el sargento mayor Kabase, héroes de la batalla de Guadalcanal, a quienes los asistentes dedicaron un cordial aplauso.
Pasó a hablar después el alcalde de la villa, don Francisco Oliva Calderón, quien comentó la gesta descubridora que perpetuó el nombre de Guadalcanal. Tras agradecer la presencia y la colaboración del almirante Cervera y del gobernador civil, y la participación en el homenaje de las fuerzas de Marina española y norteamericana, pide al pueblo que aplauda al insigne almirante. Hecho el silencio, glosa los XXV Años de Paz, y hace extensivo este homenaje como expresión de adhesión al Jefe del Estado.

HABLA EL GOBERNADOR
Seguidamente pasó a hablar el señor Utrera Molina. Comenzó resaltando la extraordinaria significación del acto y expresó después su gratitud al almirante Cervera, a las personalidades asistentes, al alcalde de la villa y al pueblo entero de Guadalcanal. “Hay un lenguaje inconmensurable –dijo- y es el alma silente y pensativa de un pueblo viejo”. “El almirante –continuó- ha comprendido ese sentimiento, y por eso se lo agradezco”. Hizo extensiva su gratitud el señor Utrera a las fuerzas de los Estados Unidos. “Nuestras dos banderas unidas –afirmó-, ondeando al viento serrano, son para nosotros un orgullo singular, un símbolo de dignidad y de honor”. Al referirse al pueblo de Guadalcanal, afirmó que conserva viva una rica potencialidad histórica, y que con su presencia vital en el homenaje no sólo ha hecho un acto oficial, sino una ceremonia cordial. “En Guadalcanal –dijo- hay un mensaje de verdad y de autenticidad que levanta la gloria de nuestro pasado y lucha por nuestro presente y nuestro futuro”. Señaló que en la historia española se ha dado siempre la constante de tres sentimientos, que siempre hemos defendido, y que son: el culto a la justicia, a la libertad y a la paz. “Bajo estos tres lemas –terminó diciendo el señor Utrera- abrazamos con emoción al noble pueblo norteamericano”. Su bello discurso fue subrayado por los unánimes aplausos de todos los asistentes.

PALABRAS DEL ALMIRANTE CERVERA
Por último habló el almirante Cervera. Comenzó declinando los elogios que se habían tributado a la Marina. “No se trata –dijo- de la Marina Española ni de su ministro, a quien represento. En este homenaje que tributamos a Ortega Valencia no hay más que una cosa: España y los españoles. Unos españoles del mar que venimos a honrar a otro español que honró a la Patria por la mar”. Continuó exponiendo cómo –según un escritor extranjero- España es el país en donde siempre se han planteado las grandes luchas de la civilización. Tras glosar los ocho siglos de luchas contra la dominación árabe, que significaba el peligro oriental para la cultura de Occidente, afirmó que España fue la que salvó a esta cultura. “De aquella empresa –dijo- salieron unos hombres que tenían espíritu de lucha, a los que les pareció chica España; así nació el descubrimiento de América y la civilización hispanoamericana, bajo el signo de la Cruz y de la civilización europea y Occidental”. “Así también –continuó el señor Cervera- nació Pedro Ortega Valencia, que a la isla que descubre da el nombre de su villa natal y a un río de esta isla el suyo propio. Tras comentar los valores espirituales del pueblo de Guadalcanal, que originó la devoción americana de la Virgen de Chiquinquirá y la figura insigne de un López de Ayala. Pasando el tiempo –prosiguió- en España se planteó otra crisis: el comunismo. Y de nuevo, nuestro país salvó a la cultura de Occidente. Y más tarde, cuando internacionalmente éramos incomprendidos, viene el nombre de Guadalcanal a servir de símbolo y de unión, y tiene hoy entre nosotros –en esta conmemoración de los XXV Años de Paz- este valor de confraternidad”. “Este homenaje –terminó el almirante- yo lo recojo y se lo presento a España. Es la continuación de su historia, el símbolo de este gran país donde se resuelven las grandes crisis espirituales de la civilización”.
Con vivas a España y al Generalísimo terminó el almirante Cervera su intervención, que fue acogida con grandes aplausos.
Posteriormente, las fuerzas que habían rendido honores desfilaron ante las autoridades. Al pasar ante la tribuna presidencial las banderas española y norteamericana, hubo vibración y entusiasmo en el ambiente con vítores a estas representaciones de la Marina.

Fuentes .- ABC 08/09/1964 (Edición Andalucia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario