By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Pedro Ortega Valencia y Guadalcanal 3


8 de Septiembre de 1964.- GUADALCANAL EXALTÓ LA FIGURA DEL DESCUBRIDOR PEDRO ORTEGA VALENCIA. (3).

Participaron en los actos fuerzas de infantería de marina española y norteamericana

PROCESIÓN DE LA VIRGEN DE GUADITOCA
Después de un almuerzo ofrecido por el Ayuntamiento a las autoridades, el gobernador civil continuó viaje a Madrid. Igualmente emprendieron regreso a Sevilla algunas de las personalidades asistentes. Poco antes de las siete de la tarde, la Hermandad de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de la villa, ofreció al almirante Cervera un pergamino en el que consta el acuerdo de nombrarle Hermano Mayor honorario. A las siete de la tarde, se echaron al vuelo las campanas de la parroquia de Santa María para anunciar la salida procesional de la Virgen de Guaditoca. Ante el templo parroquial estaba formada la compañía de Infantería de Marina española. Precedida por la cruz parroquial alzada, una devota comitiva daba escolta al paso de la Patrona, magnífica obra que se estrenaba en esta ocasión. Una vez en la calle el paso de la Virgen, las fuerzas de Marina entonaron la Salve Marinera. Fue un momento emocionante. En el aire de la sierra contrastaban aquellas estrofas marineras: “Dios te salve, Estrella de los Mares”. Las voces recias de los marinos proclaman Reina de los Mares a la Virgen, en la advocación de Guaditoca; una Virgen que es Reina de los mares de olivo, que rodean a su ermita, por donde los montes de la serranía sevillana se van haciendo irrenunciablemente extremeños.
La procesión iba presidida por el almirante Cervera, por el comandante de Marina de Sevilla señor Cervera y Cervera; por el teniente de alcalde del Ayuntamiento hispalense, don Antonio Romero, y por el alcalde de Guadalcanal, señor Oliva. Después de hacer su tradicional recorrido hasta el Real de la Feria, regresó al templo hacia las nueve de la noche, entre el fervor popular.
Por la noche, Guadalcanal vibró en el penúltimo día de su feria. En la “Caseta de Recreo” hubo una cena de gala en honor de las autoridades de Marina. Actuaron los Coros y Danzas de la Sección Femenina. Repleta de un inmenso gentío venido desde todos los pueblos de la comarca, la feria lucía y relucía. Hasta bien entrada la noche hubo animación en las casetas. Mantillas españolas llevadas por bellas muchachas, señorío serrano y ambiente grande. Esta fue la culminación de la conmemoración marinera con la que vibró Guadalcanal.

DESPEGAN LOS HELICÓPTEROS
A las diez de la mañana de ayer y tras la despedida oficial en el Ayuntamiento, las autoridades de Marina regresaron a Cádiz y San Fernando en los helicópteros que las habían traído. En la tarde del domingo, antes de la procesión, había despegado el Sikorsky de autoridades de Marina norteamericanas. En la mañana de ayer, otra vez atronaron el Coso el ruido de los motores. Terminaba así una fiesta que se había venido celosamente preparando por un alcalde al que se ha propuesto para la Orden de Isabel la Católica como premio a estos desvelos. Finalizaba así una empresa marinera en las que las autoridades de Marina habían puesto todo su empeño, que la Corporación municipal guadalcanalense agradecerá con una próxima visita a San Fernando. En el pueblo volvía a renacer la calma en que ha estado sumido durante siglos. Las campanas de Santa María han vuelto a sonar su quieto toque de Angelus. Por los aires –sobre el poste repetidor de televisión- se alejaban los helicópteros de los marinos. Las gentes sencillas que trabajan la tierra que vive de ella y que en ella muere- los han visto partir. Ha pasado la fiesta. Quedan engalanadas las calles del pueblo, con banderas españolas y estadounidenses, y queda a la entrada de la carretera de Alanís ese arco triunfal de “Honor a la Marina”. Pero no todo ha pasado. Ha quedado proclamada a los cuatro vientos de la fama la figura de este guadalcanalense insigne, que al descubrir en 1567 una isla del Archipiélago de las Salomón la llamó Guadalcanal “por ser de allí natural”.-
ANTONIO BURGOS

Fuentes .- ABC 08/09/1964 (Edición Andalucia)

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