A Pepe "El Ditero"
El pasado uno de Octubre se cumplió
el cincuentenario de la inauguración del Centro Emisor de
Guadalcanal, este hecho puso en “antena” a nuestro pueblo y fue
reconocido en toda Andalucía, cuando salía la carta de ajuste o
“manta” del canal 4 de TVE en Guadalcanal, casi siempre coincidía
con un partido de fútbol o una corrida de toros, la pantalla se
detenía con un cartel escueto “repetidor de Guadalcanal -Perdonen
la interrupción, permanezcan atentos a la pantalla-” y este
hecho, aunque entonces no lo supimos, cambió el cuarto de estar y
la convivencia de nuestras casas para siempre, llegó esa caja de
madera con una pantalla de 625 líneas y que con el tiempo ha
evolucionado, en la que permitimos que entren toda clase de gente a
nuestras vidas y nos roban la agradable conversación familiar entre
comidas o cenas.
YO En aquellas fechas apenas contaba
con siete años, recuerdo perfectamente que la primera vez que vi
aquel artefacto fue en el Bar de los Pepes (actualmente local de la
Peña Sevillísta), me llevó mi abuelo Frasco a ver una corrida de
toro, tal vez de “El Cordobés”, torero del régimen, recuerdo
que por aquella época los domingos por la tarde bajábamos desde
Santana a los Mesones para ver “el cine chico”, como bautizamos
los niños a aquella caja de madera con una pantalla en blanco y
negro con interferencias cuando pasaba alguna de las escasas motos o
coches que había en el pueblo para ver “Bonanza” y saber que
“Omo lava mas blanco”, “Cafés la Estrella... vamos chicos al
tostadero”, “yo soy aquel negrito, del África tropical... la
canción del colacao”, “las muñecas de Famosa se dirigen al
portal”...

A principios del 63, llegó para mí
la emigración, cuando llegué a Madrid con mi família al barrio de las Ventas,
apenas había televisiones en las casas de los vecinos, naturalmente
en la mía tampoco, el Sr. Emílio que tenía una tienda
frente a mi casa, habría la ventana en aquellas noches de verano
para que todos los vecinos viésemos “El Fugitivo”, “El
Virginiano”, “Caravana” o "Noche del Sábado”, a las nueve de
la noche antes del telediario, nos anunciaban con unos simpáticos
dibujos animados “Ya va siendo hora de que los peques nos vallamos
a la cama, ale” por aquella época las calles de los barrios
periféricos de Madrid eran como la calle Minas de Guadalcanal, los vecinos nos
sentábamos en un patio vecinal común al fresco y existía la
convivencia.
Al año siguiente, mis padres por
fin pudieron comprar una televisión a plazos, una de aquellas
Philips que costó unas 18.000 ptas. y que le adquirieron a Pepe “el
ditero”, curioso, antes existían los diteros, esas personas de
confianza que le comprabas los productos a crédito y se le pagaba
todos los meses con “lo que Vd. pueda Sr. Andrés, la vida está muy difícil”, le decía Pepe a mi padre sentado en nuestra mesa
camilla tomándose un vino y ofertando relojes, pulseras, anillos,
ropa de cama..., recuerdo aquella libreta azul y su pequeño
lapicero, “existe confianza, pero antes de irme prefiero que Vd.
vea lo que apunto...”

Ahora después de más de cincuenta
años, todo ha cambiado, las televisiones son de plasma, los
programas en su mayoría son tele-basura o series de violencia, ya no
se sientan los vecinos a tomar el fresco en sus puertas, a los peques no los envían a la cama y pueden alimentarse de toda clase de violencia en el telediario o en las series y “el
ditero” se ha convertido en banco usurero que te niega pequeños
créditos o te pide un aval diez veces superior al montante de la
compra que tienes que financiar, todo ha cambiado..., la antena de
nuestro pueblo se ha convertido en parte de un monumento a aquella
época y la televisión la vemos a través de la TDT.
Rafael Spínola .-La Fragua del Pensamiento
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