By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 25 de febrero de 2012

El Manifiesto Andaluz

Plaza de Blas Infante de Guadalcanal
Blas Infante: Todo por Andalucía

Andalucía, la tierra más rica de España esta habitada por los hombres más pobres de España. Hacéldama, que quiere decir campo de sangre, se llamó al sitio donde ahorcó Judas Que sobre el campo de sangre de Andalucía se ahorquen las traiciones,porque si España entera no se conmueve ante un desgarro tal, es que España como unidad no existe. Y entonces, bueno será que pase lo que lo que tenga que pasar y que caiga quien tenga que caer”
ANTONIO GALA (1981). Historia de Andalucía. Cupsa Editorial / Editorial Planeta. Volumen VII, página 378.
Cabe recordar que tal vez nunca un hombre decida la Historia, pero sí, en muchas ocasiones, ciertos individualismos juegan un papel absolutamente determinante en un proceso histórico. Es indudable que Blas Infante, su vida, su muerte y su obra, es un fervoroso ejemplo.
La biografía de Blas Infante (Casares, Málaga, 1885; Carretera de Carmona, 1936) se puede resumir en pocas palabras. Su vida es la historia del esfuerzo por recuperar a Andalucía tanto moral como materialmente. Una meta muy clara: Andalucía y la personalidad recobrada como paso necesario para alcanzar el Ideal Andaluz.
Evidentemente, para reconstruir Andalucía es necesario crear una conciencia andaluza. Dar a conocer el brillante pasado y compararlo con el dramático presente. Para la construcción de Andalucía, aparte de fortalecer el espíritu andaluz, resulta necesario capacitar al pueblo andaluz para regirse por sí mismo. Las palabras de Blas Infante lo expresaban: «Es imprescindible liberar a todos los andaluces del hambre y de la incultura, convertir al jornalero en agricultor», liberando así las tierras andaluzas. «En suma, nos caemos crear un pueblo culto, viril, consciente y libre, capaz de sentir y defender el Ideal», concluye Blas Infante.
Blas Infante y el mundo andaluz. Un mundo lleno de injusticias y contradicciones. Unas injusticias y unas contradicciones inexplicables. Y además el sentimiento de inferioridad extendido entre algunos andaluces. Una inferioridad que Blas Infante se propuso combatir, se desprende de estas palabras suyas: «Me he propuesto sólo defender a los andaluces del estigma de raza inferior que algunos sobre ellos lanzan y que aún a veces entre los mismos andaluces se escucha constituyendo un tópico, por desgracia no poco frecuente.»
Mientras Blas Infante proseguía con su proyecto integrador y solidario, en la Andalucía contenporánea a Infante se radicalizaba el discurso andalucista, y así encontramos el llamamiento-convocatoria a la Asamblea Regionalista de Ronda en 1918 (la Asamblea en la acordadas la bandera, el escudo y el himno andaluces), en el que se podía leer: “La dignidad de los andaluces exige la creación en Andalucía de un pueblo consciente y capacitado; exige el concluir de una vez, sea como sea, con los caciques y sus protectores los oligarcas; hay que evitar que Andalucía siga siendo el país del hambre y la incultura, la tierra, en definitiva, más alegre de los hombres más tristes del mundo... Hay que concluir con la leyenda vergonzosa de la Andalucía de pandereta, vestida de colorines, esclava de caciques y prostituta de toreros”
Pero el discurso andalucista radical tuvo un precedente en el Proyecto de Constitución para Andalucía de 1883, que afirmaba la soberanía de Andalucía. Además de este precedente hubo una continuación en el Manifiesto Nacionalista de Córdoba de 1919. En éste se afirma ya que Andalucía es una realidad nacional, argumentando la afirmación ni en «ley natural» ni determinismo histórico alguno, sino sobre la base de que «una común necesidad invita a todos sus hijos a luchar juntos por su común redención». El Manifieslo Nacionalista de Córdoba enlaza, desarrollándolos, los planteamientos del Proyecto de Constitución de Antequera en 1883; al promulgar para Andalucía una «Democracia Soberana y Autónoma». En momento alguno se plantea la existencia de España como nación, sino como Estado cuyo centralismo es preciso abolir, ya que «la España uniformisista nació muerta porque se fundó sobre las negaciones de los juegos vitales privativos de las nacionalidades hispanas». Añade sin vacilaciones: “Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los pueblos extranjeros”. El Manifiesto más adelante sentencia de manera concluyente: «Rechacemos la representación de un Estado que nos deshonra.»
En este mismo año de 1919, y en relación directa con los movimientos sociales del campo cordobés y con los planteamientos del Manifiesto, es cuando se escucha por primera vez el grito de ¡Viva Andalucía Libre, ocasionando entre otras represiones la clausura del Centro Andaluz de Córdoba y la deportación de varios de sus miembros por orden del Gobierno que presidía Maura. Años más tarde, Blas Infante señaló que: «Eran los tiempos en que el Poder Central hubo de enviar un virrey contra nosotros: el general La Barrera.»
Volviendo a Blas Infante, tras este intento de reflejar la situación del movimiento andalucista más ambicioso en la época de Infante, podemos decir que la muerte de Blas Infante no acalló, como seguramente buscaban sus verdugos, el grito legítimo que pedía libertad para Andalucía. Se mata a un hombre, pero no a una idea. El propio Infante lo había dicho: «A mí sólo me está ordenado producir la voz, a Dios le toca hacerla oir a aquellos que caminan más allá de las montañas.»
Un hombre, un esfuerzo, una teoría. Todo va junto al trazar el perfil de Blas Infante. Por eso cuando la descarga de balas de sus verdugos cobardes ahogó el grito de !Viva Andalucía libre! !Viva Andalucía Libre!, Blas Infante esperaba que por cada gota de sangre derramada nacieran nuevas fuerzas para conseguir la libertad del pueblo andaluz. Por esta razón, ya en 1917 había predicho: «Si en lucha que hemos emprendido nos sorprende la muerte, tendremos la íntima satisfacción de haber cumplido con nuestro deber.»
Revista de Feria 1992.- David Cabezas Bernabé
(Bajo documentación extraída de los textos de los historiadores Juan Antonio Lacomba y Manuel Ruiz Lagos publicados en la revista «Andalucía-9», en noviembre de 1985, y del articulo «La nueva búsqueda de la Identidad (1910-1936)», de Isidoro Moreno Navarro perteneciente al VII volumen de la «Historia de Andalucía, de Cupsa Editorial/ Editorial Planeta.)

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