El dramaturgo y político
Adelardo López de Ayala (1828-1879) visitó en agosto de
1860 nuestra Villa dejando constancia del hecho en su
correspondencia, recogida en Revue Hispanique.
En las cartas, en las que alude
repetidamente a su estado de salud mermado por catarros –le
acompañó toda la vida una bronquitis crónica que
llevaría a la tumba en la que dijo, jocosamente, que pusieran
de epitafio «Ya no tose» en vez de «Aquí
yace Adelardo»– y que van dirigidas a la famosísima
actriz Teodora Lamadrid con quien tuvo una intensa relación
amorosa, menciona en varias ocasiones Portugalete aunque había
establecido su residencia en Santurce “donde definitivamente
quedaré instalado en compañía de Emilio
[Arrieta] y [Antonio] García Gutiérrez” (carta
LXXIII).
En la carta LXXV podemos leer: “son
cerca de las diez de la mañana, aún no hemos almorzado,
y a las once debemos estar en Portugalete y tomar el vapor que sale
para Bilbao, donde tenemos que hacer varias compras a toda prisa”.
Y en la XXXIII: “Siento que al
público de Bilbao le des más importancia de la que se
merece: ahí no creo que hayan oído nunca un buen actor,
y los pobrecitos no tienen criterio para juzgar el arte de la
declamación, y tal vez el mismo respeto les impedirá
hacer ruido. Recuerdo haber leído en Portugalete una de mis
zarzuelas delante de muchas personas; quiso reírse una de
ellas, y el ama de la casa, tomándolo a desacato, le miró
de tal modo, que todos me oyeron como en misa. Tal vez algo de esto
les pase a los bilbaínos, y sino que se vayan a… que como tú
no eres bacalao, para nada necesitas su voto”.

En el mismo periódico del
13-07-1861 leemos que Arrieta “va a terminar la música de
otra zarzuela en tres actos de un aplaudido autor, y que se titula El
agente de matrimonios”. Fue, al fin, representada por primera
vez en febrero de 1862 aunque no cosechó buenas críticas.
Se trata de una obra de enredo con algunos altibajos sobre un agente
matrimonial sin escrúpulos que trata de sacar dinero del
casamiento de Camilo, un pobretón de quien Jacinta, rica
heredera, está enamorada. La trama se complica porque el
padrastro de la muchacha tiene apalabrado el casamiento con Lucio y,
además, Marta, una viuda a quien pretende el padrastro, bebe
los vientos por Camilo. Aunque nos pueda parecer extraño, este
tipo de agencias habían empezado a extenderse en España
en la década de los treinta del siglo XIX.
Daniel Docampo
No hay comentarios:
Publicar un comentario