By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



domingo, 23 de febrero de 2014

Inicio, auge y decadencia de las minas de Guadalcanal 2

Contadurías
El descubrimiento y la primera organización de la producción 2


Cuando en Octubre llega el enviado real Zarate, envía a la Corte esta descripción de los trabajos anteriores:

“Ay en estas la zona de trabajos denominada “de Martín Delgado” ginco pocos, i en los tres dellos se labro solamente siete días, y con estar poco mas ondos de dos estados, se sacaron dellos mas de treynta mill ducados de valor, y si dura en lo que paresge, en lo qual asta agora ninguna quiebra ni deminucion se siente, saldrá tanta riqueza quanta jamás se a visto ni oído en estos reinos. Ellos tienen todas las señales que se requieren para esperar perpetuidad de la riqueza. Ya V.M. esta informado, y es ansi, que sale del plomo plata afinado entre un tercio y un quinto de plata fina, ques cosa que apenas se vio en Potosí. De manera que aunque de golpe desapareciese la mina, en las puentes y fronteras que ay de un poco a otro se sacara gran cantidad de plata, cuanto mas que, como arriba digo, no ay para que desesperemos de la buena opinión que se tiene concebida asta que ueamos señales de la disminución (...) Estas minas de Martín Delgado uan sabiendo por un cerrico arriva, y llega lo de Martín Delgado asta la cumbre y desde el principio dellas se comienza a abrir otro ramo de pozos. Desde este Cerro aguas vertientes a la parte del norte ay otra Hera de pozos de la mina derechura, y que parescen de la misma vena de Martín Delgado, aunque mas delgada, las quales descubrio otro uegino desta villa que se llama Gonzalo Delgado, hombre tan perdido y de poco entendimiento que fue rrepartiendo sus minas entre los uerinos que se lo pedian, de tal suerte que quedo sin tener en ellas ninguna parte» (5)El mismo Zárate informa también que:
“Como el Martín Delgado desde el principio tubo caudales y mas experiencia como onbre que abia estado en el Piru, di6se mejor mana a sacar el metal y acello fundir y afina”
Durante los dos meses que dura la explotación de la mina por cuenta de los halladores, las instalaciones que se construyen son muy rudimentarias; únicamente unas “chozas y corrales bajos» para proteger el mineral y albergar a los trabajadores. A bocamina se trituraba el mineral machucándolo con una “machota” (instrumento manual) fundiéndose a continuación y trasladándose los lingotes de plomo argentífero a Guadalcanal, donde en un portal se habían construido tres pequeños hornos de afinación. Dada la escasa vigilancia a que estaba sometido el entorno de la mina, Zárate informa también que en:
“diversas casas de la villa se están fechas fuslinas, que son ornos de afinaciones, con cuya ocasión se a encobierto todo el metal que falta” (6)En estas fuslinas no declaradas se extraía la plata del mineral que en cantidades de importancia sustraían los propios vecinos de Guadalcanal. Para los trabajos de fundición y afinación se contratan igualmente fundidores y afinadores de Azuaga, Hornachos, Fuenteovejuna y Fuentedecantos (7)En los dos meses de explotación privada se había extraído de los pozos denominados de Martín Delgado mineral del que, tras fundición, habían procedido 250 arrobas de argentífero. El valor de lo extraído —a un precio de 300 ducados la arroba ascendía a 18.000 ducados, de los que deducido el quinto real —4.000 ducados— y los gastos efectuados, escasos dada la nula inversión efectuada en capital fijo, que representaron ducados, representa un beneficio de 12.000 ducados, una ganancia fabulosa pare trabajos de poco mas de dos meses. Además del mineral ya extraído y convertido ya en lingotes de plomo argentífero, Martín Delgado
“tenia sacada otra mucha cantidad de metal (mineral ), la qual el marqués (de Falces) mandó embargar porque estando en piedra, la qual comunmente llaman cobijos, avia en ello gran disminución, porque asi ninguno llegaba que no lleuase un terrón”.
De esta cantidad se esperaba que pudiesen hacerse ocho fundiciones y extraerse alrededor de 70 arrobas más de plata.
La nula experiencia empresarial anterior de Delgado le lleva a no pensar en invertir sus ganancias en las instalaciones mineras, ni siquiera en algo que resultara muy acorde con los comportamientos de los que se enriquecían en la época: la construcción de residencias lujosas y heredades que produjeran el asombro de sus convecinos y supusieran el signo externo de su ascenso en la escala social. Delgado reproduce lo que parece una forma habitual de comportarse de los mineros de todos los tiempos, el derroche y la prodigalidad: de los 12.000 ducados de ganancia
“de los quales a dado la quarta parte poco mas o menos a personas a quien dio parte en sus minas. (...) Asi que le avian de quedar 9.000 ducados, y de estos dicen no tiene mas de los quatro mil (...) lo qual yo tengo por imposible, porque caso que se le an llegado muchos deudos y amigos que antes no le conoscian, todo su gasto a llegado a dalles de comer abundantemente, porque no aya repartido con nadie cosa conoscida que ualga diez ducados, ni el a comprado eredad ni mudado casa ni fecho otra nouedad mas de lo que tenia quando era pobre(8) El conglomerado de personas que participan en la explotacion de la parte denominada “de Gonzalo Delgado” llevan los trabajos menos avanzados. De hecho, únicamente habían construido una casa para encerrar el mineral extraído, aunque su poco volumen tampoco precisaba más instalaciones: 31 arrobas de plomo argentífero, del que correspondían a los “quintos” reales 6 arrobas. Los gastos efectuados ascendían a 123.509 maravedíes. La ganancia a repartir era, por tanto, de 2.688.991 maravedíes.
EI cobro de la fiscalidad se efectúa durante ese tiempo por las autoridades locales de Guadalcanal, quienes retienen lo procedido a la espera de que la Hacienda Real envíe un delegado para recogerlo. Los problemas con las autoridades locales comienzan en seguida; por una parte un regidor y un alcalde de la Hermandad pretenden incautar la mina y, por otra, los habituales fraudes a la Real Hacienda no tardan en producirse. Al recibir las primeras noticias de la extraordinaria riqueza de la mina —casi inmediatamente después de su descubrimiento—, el gobernador de Llerena, marqués de Falces, nombró un alguacil mayor para la explotacion, quien vigilaría el exacto cumplimiento de la tributación real. De su actuación da axial cuenta Zarate en uno de sus informes:
“si oviese auido buena diligencia en la guarda de la hazienda pudieran estar en pie el día de oy vente mill ducados mas de lo que ay, pero todo se daño con que un Joan de Palencia, uegino de Llerena, era alguazil maior de las minas, nombrado por el marques de Falces, e cerca deste estaua la guarda e administración e rrecabdo de la hacienda, lo qual biendo el Martin Delgado, para lo tener de su amo, le gang la uoluntad con dalle la treintena parte de toda su mina, i estoi marauillado con el Palencia lo os acetar publicamente sin formar dello ningud escrupulo (...) que asta agora creo yo que de lo sacado le a ualido mas de mill ducados, e si no falta la mina le ualdra mucha cantidad; y gierto parece cosa digna de castigo exenplar, que siendo aquel onbre puesto alli por justigia unibersal de todo lo tocante a las minas, amitiese publicamente tan conocido e importante soborno, e que sabiendolo el marques e su alcalde maior que lo pusieron, no lo castigase e remediase. E pareciendole at Martin Delgado que aunque este Joan de Palencia era superior, tenia nescesidad de tener contentos a los ministros, di6 a Francisco de Eredia, alguazil de las dichas minas, la quarta parte de todo lo que sacase de un poco, que le a ualido e ualdra buena suma, e color el Martin Delgado a aplicado para si todas las minas e fecho lo que Hellas e de sus dueños” (9) 
 (5) El relato de la tragicómica situación de Gonzalo Delgado continúa:
“Y porque el Martin Delgado pretendio que tanbien aquellos pocos le pertenecían e se concertó con el Gonzalo Delgado, ques su primo, para que le diese la mitad de todo quanto saliese de aquellos pocos y la otra mitad quedase para Gonzalo Delgado, o por mejor decir, para aquellos a quienes el dio. Y aunque después de justicia, de pura lástima de uer morir de la anbre al dicho Gonzalo Delgado, trataron con las personas a quien abia fecho donacion pocos que le uoluieren una parte de ueinticinco para su sustentación. Es onbre tan poco constante que tanbien dio casi toda esa parte a otros y agora últimamente se a concertado con Pedro de Pineda, escrivano mayor del cabildo de Seuilla, que negociara como se reuoque todas estas donaciones por inofirciosas y sin causa i fechas por onbre que no esta tanpoco en si y que porque negorcie esto le dara a el y a un Espinosa las dos tercias partes de todo sacare, por manera que aunque todas estas minas se conoscen por los dos nonbres de Delgado y Gonzalo Delgado, el Gonzalo Delgado no tiene en ellas sino el nonbre della poquita cosa mas”.
A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f.: Carta de Agustín de Zárate de 20 de noviembre. Igualmente, Martin Delgado había seguido dando participación a otros vecinos de Guadalcanal con posibilidades económicas —autoridades locales, mercaderes y clérigos— de forma más inteligente homónimo, ya que siempre conserva la mayor parte de la propiedad. También él, al darse cuenta de la magnitud de la riqueza, trata de volverse atrás y hacer revocación de sus concesiones anterior A.G.S. Diversos de Castilla, libro 46, fol. 12. En relación con la explotación, las informaciones que del primero al ultimo de los pozos había de distancia: “como un tiro de Vallesta", es decir, que Delgado acomete la explotación de una parte minima de las reservas.
(6) A.G.S. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, s.f.
(7) En relación con la organizaci6n de los trabajos en los primeros tiempos de la explotación GAS. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, S.f. y Diversos de Castilla, libro 46, Fol. 12.
(8) GAS. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, S.f.. Informaciones del marqués de Falces y de A. de Zarate.
(9) GAS. Contadurías Generales, Leg.° 3.072, S.f..

De Minería, Metalúrgica y Comercio de Metales
Julio Sánchez Gómez


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