Bodega del Rey
Ya hemos hablado en varios artículos de este blog de los afamados vinos de Guadalcanal y comarca, su producción tuvo el momento más álgidos en la época comprendida entre los siglos XV a al último tercio del XIX.
Estos vinos apreciados en toda la península y citados por Lope de Vega y Miguel de Cervantes, este último que debío ser un gran catador y trasegador de tan afable elixir, por las citas que constan en varias de sus obras, como en "Rinconte y Cortadillo" que cita: "lo trasegó del corcho al estómago y acabó diciendo: "De Guadalcanal es, y aún tiene un es no es de yeso el señorico".

Debido a la filoxera (enfermedad de la vid) que se introdujo en la parte sur de la península procedente de unos pies o plantones traídos de América en el último tercio del siglo XIX, en Guadalcanal dicha enfermedad arrasó las viñas y se cambio el cultivo a los actuales olivos, quedando un viñedo y producción de forma casi testimonial en algunos cortijos de Guadalcanal, entre ellos a Tres Bodegas, Los Gómez., la Enana y Bodega del Rey.
Y precisamente uno estos cortijos Bodega del Rey en Guadalcanal que según data en documentos tuvo su principal producción del XVIII a finales del XIX vamos a dedicar parte de este articulo, se define con gran importancia etnológica situado en la carretera Guadalcanal-Fuente del Arco, actualmente destaca almazara de aceite que conserva todos su elementos: molino de molturación, prensa, horno y antigua bodega, cuenta además con vivienda y capilla.

La adición de elementos constructivos le confiere una imagen externa un tanto anárquica y acumulativa, el patio, de trazado irregular, es producto de la yuxtaposición de distintos elementos. No puede entenderse como espacio descubierto organizador, sino que más bien funciona como ámbito secundario, de tránsito y acceso al recinto y tampoco responde funcionalmente al planteamiento de un patio de labor.
En el lado opuesto del conjunto destaca uno de los elementos de mayor interés y originalidad, la capilla, que debió atender las necesidades litúrgicas no sólo de este núcleo sino de la población dispersa de la zona y los diversos transeúntes en esta vía de tránsito de mercancías de antaño, consiste en un reducido espacio rectangular casi de plan central. A los pies, junto a la puerta de acceso, carente de ornato o tratamiento arquitectónico, presenta un corto tramo cubierto por una bóveda de cañón transversal al que se adosa otro cuadrado desarrollado en altura por medio de cuatro arcos de medio punto.

En algún momento de las décadas finales del siglo XIX o principios del XX, la almazara fue industrializada; recuerdo de esta circunstancia son el molino de rulos, provisto de tolva con cargador mecánico, una prensa hidráulica y otros artefactos inutilizados en la actualidad. La bodega debió estar localizada al este, quizás en una disposición norte-sur, en un área hoy ocupada por modernas naves de almacenamiento.
El desarrollo estructural de la nave a partir de arcos transversales que delimitan tramos no debe resultar, con todo, extraño, pues fue habitual tanto en la arquitectura religiosa como en otros edificios civiles de la Sierra Norte por influencia de la arquitectura extremeña bajomedieval. Un paralelo con el caso tratado lo tenemos en las antiguas almonas de Guadalcanal, si bien en este caso las arquerías dibujan rosca apuntada. De lo que no cabe duda es que estamos ante una solución arquitectónica entendida como válida tanto para la arquitectura religiosa como para edificios civiles de diversa orientación funcional.
Fuente: Hemerotecas
Rafael Spínola
No hay comentarios:
Publicar un comentario