By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 26 de abril de 2017

Maquis o “Guerrilleros de La República” en Guadalcanal 1


Los principales acontecimientos 1937/1950
Primera parte

Una vez terminada la contienda civil, en la primavera del año 1939, se empezaron a desarrollar actuaciones de los guerrilleros de la República, también llamados maquis “recibieron este nombre los miembros represaliados de la guerrilla antifranquista” que se “echaron al monte” una vez finalizada la contienda y que sus acciones se extendieron hasta los años 50 en toda la sierra norte de Sevilla en los términos municipales de Guadalcanal, Alanís, Cazalla, Las Navas de la Concepción, El Real de la Jara, Constantina, El Pedroso y Aznalcóllar , aquí vamos a tratar de describir las incidencias relacionadas con Guadalcanal, pueblo enclavado en esta comarca.
Estos guerrilleros de distintas ideologías comunistas, anarquistas, socialistas…, formaron partidas ante sistema, no vamos a juzgar en este artículo los motivos que les llevaron a esta situación, unos eran represaliados por la justicia y perseguidos por el nuevo orden nacional estrictamente por su ideología, otros, estigmatizados por haber defendido al bando perdedor y que una vez regresaron a sus pueblos no eran contratados para el trabajo y habían perdido todo o lo poco que poseían sus familias antes de la reyerta, o, simplemente eran o se convirtieron en peligrosos delincuentes armados, asaltantes de caminos, ladrones o secuestradores de gentes adictas al “nuevo orden nacional” o a gente aceptadas por los vencedores que trabajaban en sus latifundios por un mísero jornal y que en su mayoría compartían hambre y penurias como ellos.
No obstante, a partir de la primavera del 37, se tienen referencias de que las actuaciones bélicas en la comarca y se incrementaron de forma activa en años sucesivos.
Bajo el mando del Comandante Domingo Ungría (Jefe del XIV de Ejército Guerrillero) y estableciendo las bases de acción en las provincias de Ciudad Real, Badajoz y zona de la provincia de Sevilla colindante, comenzaron los guerrilleros a infiltrarse en la zona de la Sierra Norte para, preferentemente, sabotear con explosivos y acciones rápidas la línea férrea que unía Marida con Sevilla y que tiene estación intermedia en Guadalcanal, siendo esta línea prioritaria para el avituallamiento del ejército franquista en su avance hacia Madrid.
Destacamos un suceso en la noche del 29 de Abril sobre las 22,30 horas, un atentado con gran dispendio de dinamita inutilizó una treintena de metros de raíl derecho de la línea entre Guadalcanal y Fuente del Arco, provocando el descarrilamiento de un tren de mercancías y la alarma en la zona. Otras acciones eran frecuentes, como obstaculizar las vías y carreteras con árboles u otros objetos y eran constantes ver trenes de mercancías o traslados del ejército parados en vía muerta o estaciones de paso.
Estas acciones de sabotaje continuaban en la zona a pesar de que el bando nacional reforzó la vigilancia de las vías férreas y carreteras de la zona con muchos más efectivos, que no eran precisamente bien acogidos por los moradores de la Sierra Norte, en su mayoría campesinos que por su elevada edad no se habían podido incorporar al frente pero tenían hijos y familiares que servían en uno u otro ejercito, hombres de bien que se habían visto atrapados en una guerra cada vez más cruel y con menos sentido.
Tras varios atentados y escaramuzas, y, a pesar del incremento de vigilancias e informadores, los guerrilleros volvieron a atentar en la zona, en la mañana del 14 de julio, volverían a intentar cortar esta vía de comunicación, pero una patrulla de la Guardia Civil que se encontraba de vigilancia entre las estaciones de Alanís y Guadalcanal, ante la sospecha de movimientos de hombres armados en la zona, descubrieron y procedieron a desmantelar una carga explosiva de dos cartuchos adosados a una traviesa, evitando un accidente de consecuencias horas antes de pasar el correo en dirección a Sevilla, aquella mañana no hubo enfrentamiento con los guerrilleros, cosa que sí sucedía en otras ocasiones.
Durante este año fue la Guardia Civil y una compañía del infantería del ejército de tierra las encargadas de vigilar la vía férrea, esta situación fue alterada a comienzos del año 38 que fue reforzada con un despliegue de tres escuadrones de caballería del Regimiento de Cazadores de Taxdir entre las estaciones de El Pedroso y Guadalcanal, teniendo el puesto de mando en la vecina localidad de Alanís, estableciendo destacamentos móviles cada cinco kilómetros de vía, pese a ello, los guerrilleros republicanos volvieron a atentar en varias ocasiones en la vigilada vía, burlando unas veces la vigilancia o enfrentándose a ellos en incursiones y escaramuzas, como la tentativa del 30 de Abril, ese día los guerrilleros intentaron atentar en las cercanías de la estación de Cazalla con granadas explosivas de “carga avanzada”, estas no llegaron a explotar al ser descubiertas por el capataz de zona José Cazalla Serna, que informó velozmente a las fuerzas de protección, estas procedieron a detonarlas controladamente sin causar daños de importancia.
Las acciones guerrilleras siguieron en la zona hasta poco antes de terminar la contienda, ya que las últimas incursiones de estos comandos que se tienen referencia de marzo del 39, sobre esta fecha está datada una incursión de un grupo de guerrilleros que permanecían activos en el cerro de Los Mármoles, hicieron una incursión en el sitio de “La Chirivia” en la sierra del Alta, atribuyéndoseles además al menos un secuestro y varios saltos en el término de Guadalcanal, el día 7 de marzo a última hora de la tarde, se presentaron cuatro hombres fuertemente armados en la finca Caño Xímenez, propiedad del guadalcanalense Carmelo Márquez Yanes, secuestrando al hijo de este José Márquez Mejías de diecisiete años y a Francisco Espínola Murillo de catorce años que estaban de porqueros en la citada finca, en esta incursión robaron comida y enseres que había en el cortijo y se llevaron a los dos muchachos a la zona de Malcocinado, después de media noche, soltaron a Francisco Espínola y a José Márquez lo retuvieron hasta primeras horas del día siguiente, sin causarles daños físicos.
El 17 de Marzo un guarda de la finca Pelotero de esta localidad Miguel Moyano Sánchez, denunció en el cuartel de la Guardia Civil que sobre las diez de la noche del día anterior, se habían presentado en su choza una decena de hombres armados que le requisaron la poca comida que tenía y le obligaron a guisarles unas gallinas que tenía de su propiedad y que después de comérselas abandonaron la zona al amanecer sin causarle daño físico y asegurándole que si no denunciaba los hechos sería respetado.
Una vez terminada la contienda y a principios de los años cuarenta, se empezaron a ver los primeros grupos de guerrilleros huidos en la Sierra Norte (zona de Guadalcanal que nos ocupa), estos grupos estaban formados principalmente por evadidos de las cárceles y campos de concentración donde había sido recluidos, como ocurrió en el resto de la Sierra Norte, sur de Badajoz y otras mucha otras zonas de la península.
El primer grupo que operó en la zona, estaba compuesto por presos procedentes de la fuga múltiple de cárceles y campo de concentración que hubo a finales de Enero de ese mismo año, había hombres tan significativos como “El Baldomero”, “El Perrero”, “Campillo”, “Catares” y otros, a los que se unieron algunos efectivos de Guadalcanal, para los que la vida en su pueblo se había vuelto imposible y sin ser contratados para ningún trabajo por su condición de “rojos” o familiares de los mismos.
El 30 de Junio de ese mismo año ocurrió un acontecimiento en el vecino pueblo de Malcocinado (en otra época pedanía de Guadalcanal), Juan García Martínez, tristemente conocido como “El Chato de Malcocinado”, se fugó del depósito carcelario de este pequeño pueblo antes de ser trasladado a la cárcel de Azuaga, hombre rudo y analfabeto, jornalero de 34 años que sirvió en las filas del Cuerpo de Guerrilleros del ejército republicano, pasó desapercibido en un principio por el nuevo orden y regresó a su pueblo sin dificultad, sin embargo, una noche a principios de Septiembre fue detenido en una taberna de su pueblo por varios falangistas de la organización local y de la localidad vecina de Guadalcanal cuando encontrándose en estado ebrio profería insultos contra los fascistas del pueblo, fue repetidamente torturado y amenazado de muerte durante casi un mes, hasta que al final, ideo su fuga y “se echó al monte”, formando su propia partida de maquis.
Durante los meses siguientes la partida del “Chato” se consolida y se divide en pequeños grupos para asaltar cortijos y campesinos de toda la sierra, en una de estas incursiones, en el mes de abril del 41, un grupo de cinco hombres dirigidos por el “Chato de Malcocinado” asaltaron el cortijo de la finca de Cabeza García de los Marqueses de las Colonias en el término de Guadalcanal, fue un buen golpe dijo el casero, estaban los caseros y empleados de la finca esperando a los señoritos que venía a pasar una temporada en el cortijo a supervisar los trabajos de la finca, según atestado de la Guardia Civil, después de comerse el rancho que tenía preparado la casera se llevaron: medio costal de garbanzos, medio de tocino, un costal de chorizos y otro de quesos, además de cinco jamones y tres o cuatro bateas de dulces.
Se llevaron también un trasmallo de pesca fluvial, ropas de abrigo y enseres domésticos diversos. A todo ello hay que añadir el armamento: dos escopetas del calibre 12 mms, y un rifle, una caja de balas de la marca “Tigre” así como un saco de cartuchos de plomo y 60 pesetas en metálico que le quitaron al casero de dicha finca.
Durante esto dos últimos años fueron muchas las incursiones de las diferentes partidas en las fincas del término de Guadalcanal e incluso en el municipio, no todos estos saqueos fueron denunciados a la autoridad, bien por miedo a represalias, por empatía con los maquis, por afinidad política o por ser estos conocidos de la comarca o familiares, por otra parte, a veces estas partidas eran emboscadas por la Guardia Civil y muchas veces, estos llegaban a un acuerdo con los maquis “hacer la vista gorda” a cambio de viandas y algunos moradores de cortijo también fueron asaltados bajo amenazas por la autoridad vestidos de paisanos, estos números normalmente tenían mucha prole y poco jornal.
A Mediados de Septiembre a la caída de la tarde, Telésforo Martín Lechuga aperador de la finca La Vega del término de Guadalcanal junto con el pastor Casimiro Márquez Cáceres pastor de ésta finca se disponía a recoger el ganado en la majada cuando fueron asaltados por un grupo de cuatro hombres fuertemente armados (estos apodados “Baldomero el de la Caseta”, “Joseito”, “El Municipal” y dirigidos por “El Chato”), los obligaron a entrar en el cortijo donde se encontraba la mujer y dos criaturas de corta edad. En principio buscaban armas y munición, no encontrando armas abandonaron el cortijo después de comerse la cena, se llevaron una yegua y un mulo propiedad de Telésforo y todo lo de valor que encontraron, (treinta kilos de garbanzos, chacina y quesos, además de varias prendas de vestir, dos pares de zapatos, dos relojes de bolsillo, la cartera del aperador con la documentación y 200 pesetas.
Antes de abandonar la finca le dijeron a los presentes que no denunciaran lo acontecido a la autoridad hasta el día siguiente si querían conservar la vida, este asalto no fue aclarado y los moradores de la finca no volvieron a ser molestados por ese grupo.
El jueves 18 de Diciembre un hecho curioso fue denunciado por Juan Cantero manigero de una cuadrilla de abareadores, aceituneros y aceituneras en el cuartelillo de Guadalcanal:
“Estando en el tajo en la zona baja de Pelotero cerca de las minas de Pozo Rico, sobre el medio día se acercaron un grupo de hombres armados andando y uno que dijo ser “El Baldomero” a caballo, nos saludaron con “Viva la República y muerte al dictador”, nos pidieron comida y se quedaron a comer con nosotros a disfrutar del pan, tocino, chorizo y otras chacinas que llevábamos en las talegas, tres días más tarde este individuo y otro, ambos a caballo se presentaron nuevamente en el tajo, echaron un montón de papeles como estos (octavillas propagandísticas) y nos llevaron un borrego recién matado y dos botellas de aguardiente para que celebráramos las fiestas, nos invitaron a unirnos a ellos y se marcharon sin hacernos ningún tipo de daño”.
Naturalmente, el cordero y las octavillas fueron requisados por la Guardia Civil “como pruebas”.
Finalizó este año con un balance de asaltos y derramamiento de sangre por parte de ambos bandos e inocentes que se encontraban en el sitio menos adecuado en el momento de más violencia, pero antes de Navidades, una partida de cinco hombres ( en esta ocasión los apodados “El Perrero”, “El Municipal”, “El Quilino”, “Joseito” y “Emilín”), asaltaron la finca Hacienda Don Carlos de Guadalcanal, saquearon el cortijo y secuestraron a su dueño Laureano Cañete López que les recompensó con cierta cantidad de dinero para ser liberado que no trascendió aun cuando un jornalero de la finca comentó en la taberna del Tuerto que “su señorito había pagado seis mil duros a los escopeteros para que no lo mataran”.
Denunciado los hechos, se inicia una persecución por miembros de la Guardia Civil de los acuartelamientos de Guadalcanal, Alanís y San Nicolás del Puerto, a la mañana siguiente, en el paraje conocido como “Cerca Durán” de Alanís fueron localizado y tras un tiroteo cayó muerto el conocido guerrillero de la comarca Cipriano Diéguez Bello alias “El Perrero”, según informe posterior por “reventarse el cañón de su escopeta” y fue detenida junto al cadáver su compañera María Esquivel conocida como “La Culantra”, siendo abatido a continuación, esa misma mañana, José Rubio Martínez “Joselito”, este, según testigos, es posible que fuera capturado después de ser herido y ejecutado, ya que el cadáver fue encontrado en “La Chirivía” a dos kilómetros del lugar de la refriega con un disparo con entrada y salida en la cabeza.
Durante los primeros meses del año siguiente, la partida de “Baldomero el de la Caseta” y “El Chato de Malcocinado”, apenas tuvieron actividad, salvo pequeñas escaramuzas para conseguir comida armamento y munición, sin duda, la muerte de “Joselito” y “Perrero”, la detención de “La Culantra”, junto a varios familiares, enlaces e informadores de la partida, así como el descubrimiento del refugio de La Higueruela en la zona de Azuaga y la vigilancia de otros asentamientos usados por la banda en Guadalcanal, Alanís y Azuaga principalmente, parecía que estaba próximo el final de la peligrosa partida.
No obstante, esta partida pronto y en primavera contaba nuevamente con una veintena de efectivos hombres y mujeres, entre los que se encontraba el peligroso Gonzalo Gálvez García, conocido como “Machero”, Rafael García Gálvez y Antonio Gallego Fernández conocido por “Cagarriba”, los tres de Guadalcanal.
Un vecino de ésta dijo haber tenido un encuentro con ellos en las abandonadas minas de la Sierra del Agua y al ser reconocido por “Cagarriba”, le dejaron ir con la poca caza que llevaba con la condición de no denunciarlos, al día siguiente en una batida por dicha sierra por la Guardia Civil y voluntarios de Guadalcanal, ya no localizaron a la partida que se movía con gran rapidez aprovechando la noche hacía otros refugios de la sierra.
Cabe destacar que aun cuando la partida se rehízo y volvieron a sembrar el pánico en la Sierra Norte durante el año 42, en Guadalcanal solo se produjeron pequeños robos, una veces achacable a los guerrilleros y otras a los civiles, que vestidos de paisanos hacían incursión para mitigar el hambre que padecían muchos viéndose obligados a robar para darle de comer a su prole y la autoridad zanjaba el problema achancándosele a los bandidos que andaban por la sierra, estos sucesos estaban normalmente apoyados por los ideólogos del Casino Nuevo Círculo. 

Fuentes.- Archivo Histórico Provincial de Sevilla (AHPS): Expedientes de Reclusos de la Prisión Provincial de Sevilla, Expedientes de libertad vigilada (4827), La Resistencia Armada contra Franco. Tragedia del Maquis y la Guerrilla, Guerrillas Antifranquistas en la Sierra Norte de Sevilla 1937/1951, Una guerra que no dice su nombre. Los usos de la violencia en el contexto de la guerrilla antifranquista (1.939-1.953), La represión franquista en la provincia de Sevilla, La guerrilla Antifranquista en Extremadura. Mujer y Guerrilla Antifranquista y Republicanos en la Sierra Morena.
Causas.- 379/39, 1046,1047, 1268, 1427 y 1435/41, 1231/42, 575,958 y 983/43, 591,620 y 1241/44, 113 y 941/45368 y 507/48, 32 y 709/49 y 260/51.

Juan Marco Jiménez y Rafael Spínola
La Fragua del Pensamiento

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