By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 27 de diciembre de 2017

Un hidalgo en Guadalcanal 1/4

En el patio del Mesón
Visita de D. Alonso de Quijano a nuestra villa 1/4

Esta historia ficción está estructurada en la visita ficticia de D. Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho Panza a Guadalcanal, a través de estos dos personajes y mezclando el Guadalcanal actual con la villa Santiaguista del siglo XV a  finales del XVI, hacemos un recorrido por las principales calles y visitamos los monumentos de la villa, acompañados por nuestro paisano el noble D. Esteban de Millán y Aguilar que tal vez fue noble en aquella época y perteneció al Concejo de la Villa.

A mi amigo Ignacio Gómez Galván, que mantiene viva con su fundación la historia y literatura de nuestro pueblo, me he permitido la licencia de tomar algunas notas de su libro “Cervantes en Guadalcanal”.

Encontrándose en una mesa apartada del resto de los comensales en el Mesón del Toro de la calle del Jurado de la villa dos excéntricos comensales, uno alto delgado, de nariz prominente, con aparente compostura de nobleza que sin duda le proporcionaba su estatus de hidalgo, ensimismado afanosamente en descifrar lo que parecía el legajo de un mapa de la villa , el otro, de estatura chaparra,grueso, de greñas largas y mal cuidadas y vientre de ventero, con aspecto de escudero y que parecía adorador y gran devorador de buenas viandas a juzgar por el gran cuenco de migas con torrezno que con destreza manducaba, acompañado de un buen trozo de queso en aceite, un pan candeal impregnado de aceite de la tierra, aceitunas y  un jarrillo de vino de Guadalcanal.
Animado por la curiosidad y la  imagen que ofrecían los dos huéspedes, que bien parecía la estampa de un boceto para un futuro cuadro de Fernando de los Llanos, nuestro paisano  se acercó a la mesa y se presentó sombrero en mano y una leve inclinación de cabeza.
-Permítanme que me presente, soy D. Esteban de Millán y Aguilar, miembro del Concejo de la villa y unos de los alcaides del alfoz de Guadalcanal.
- ¿A qué se debe tan ilustre visita?
D. Alonso se levantó y devolvió los honores.
- Mi gracia es D. Alonso de Quijano y me acompaña mi fiel escudero Sancho.
-He llegado a esta santiaguista villa procedente de las lejanas tierras de La Mancha para estudiar esta maravillosa tierra conocida como Paraíso de la Humanidad, y a la vez ofrecer mis servicios de hidalgo y justiciero si es requerida.
-El forastero se sentó de nuevo y cogiendo el mapa se lo ofreció al paisano-.
-Perdone D. Esteban, ando yo emplascado en la lectura de este mapa para conocer monumentos y callejear por la villa y no encuentro lugar por donde empezar ante las maravillas que describe este legajo.
-Si vos no lo tienen a mal, me ofrezco como guía para describir y explicar cuanto a sus ojos le sea de interés,
-Le comentó el paisano-.
-Veo que vuesas mercedes han madrugado para hacer largo el día.
-Levantarse a las cinco, almorzar a las nueve, comer a las tres y acostarse a las nueve, hace vivir años noventa y nueve
-Argumentó Sancho con uno sus de refranes y que hasta el momento había permanecido expectante-.
- he de agradecer tan noble ofrecimiento y si vos lo tiene a bien, emprendamos la marcha cuanto antes D. Esteban.
-Así sea D. Alonso y la compaña.
El manchego mandó diligencia a su escudero Sancho para que preparara su esquelético corcel y acompañar a su inesperado cicerone a ensillar su caballo, caballerías que junto al rucio de Sancho se encontraban en las cuadras  del patio de la posada.
Salieron del mesón cuando ya el alba había pasado y los primeros rayos del sol depositaban su luz sobre los tejados, dejando a un lado el pilar de la Cava, construido en el año 1926 siendo alcalde D. Daniel Muñoz Vázquez, abordaron  por donde en tiempo estaba situada la puerta del Jurado en dirección a San Benito, primera parada de su recorrido, llegaron al Coso y Sancho mojó su gaznate en la fuente del mismo nombre, presidida por un azulejo con lápida mariana y patronal de cerámica de la patrona del pueblo.
- Agua que al criado sacia, no es comparable al vino que el amo engulle
-Dijo Sancho una vez aplacaba la sed producida por el abundante almuerzo-.
-En tiempos manaba abundante agua procedente de la Sierra del Viento y era uno de los principales abastecimientos del pueblo, agua muy apreciada por los  paisanos y foráneos que paraban expresamente para degustarla, actualmente se reduce a un grifo.
-Convino  D. Esteban con nostalgia-.
-Veo que su caballo está un poco carente de cebada y paja, si hubiese Vd. D. Alonso adelantado su viaje un siglo podría haberlo cambiado por un brioso corcel en la feria de ganado que en estos pagos se hacía allá por  septiembre, no en vano era de las más importantes y concurridas que se hacían entre Extremadura y  Andalucía.
-Mi apreciado anfitrión, Rocinante me ha acompañado en muchos viajes y batallas, es de poco comer y mucho trotar.
-Contestó con voz queda el hidalgo-
- Aun de lo poco que vea, la mitad crea.
-Comentó entre dientes el escudero-.
Observaron el paseo del ferial y las instalaciones deportivas, cuando continuaban su recorrido a D.Alonso le llamó la atención las naves y molino con aspecto de abandono que custodiaban la carretera, haciendo una observación:
-Parece que este pueblo conoció tiempos mejores.
-Así es, en época no muy lejana, de estas naves salían grandes tonelajes de ladrillos apreciados en todo el mundo y el que Ud. llama molino fue molino y fabrica de aceite,
Daban una gran actividad al municipio y muchos puestos de trabajo.
-¡Otros tiempos D. Alonso, otros tiempos!
- En la tienda del barbero ¿sabe Vd. lo que dicen? Que el señor le da pañuelo a quien no tiene narices
 –Dijo jocosamente Sancho-
Continuaron el camino hasta avistar el majestuoso edificio de la ermita y a unos metros el viejo puente de igual nombre que daba entrada a Guadalcanal. Entraron por un angosto callejón, flanqueado por frondosas huertas a la Ermita de San Benito (1)  por el pórtico del templo,  un pozo delantero era apreciado en tiempos para saciar la sed del transeúnte y sus cabalgaduras, no en vano fue morada este templo de viajantes, mercaderes y peregrinos durante siglos.
-Con la venía de mi señor, quiero hacer una observación, veo que tan bonito templo se encuentra desnudo de muebles, pinturas y santos, ¿no a poco hubo un escarnio?
-Dijo Sancho que hasta la hora no había tomado parte en conversación y se había limitado a dejar sus refranes en alguna ocasión-.
-Es buen observador su escudero, este templo como otros de la villa pasó  hace no menos de 40 años a manos privadas por el afán desamortizador del clero y la desvergüenza de un cura.
-Cuentan que un cura vendió a su padre y compró al alcalde
-Respondió  Sancho-

(1) Actualmente la ermita se compone de una nave cubierta por bóveda de cañón y lunetos, casquete esférico en el ante presbítero y cúpula en el camarín. En el muro del Evangelio existe una portada con arco apuntado y en el de la Epístola, una puerta mudéjar de época tardía.
Aquí, el anacoreta Manuel de la Cruz fundó una cofradía de ambos sexos, con el título de Nuestra Señora de la Consolación y San Benito Abad, según un breve dado en Roma el 5 de marzo de 1722.

Rafael Candelario Repisa
Guadalcanal, Noviembre, 2017

                                                                                                             2ª parte el 10 de Enero 2018

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