By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



miércoles, 27 de abril de 2011

INDIANOS DE GUADALCANAL 9/9

RASGOS SOCIOECONOMICOS DE LOS EMIGRANTES A INDIAS. INDIANOS DE GUADALCANAL
SUS ACTIVIDADES EN AMERICA Y SUS LEGADOS A LA METROPOLI, SIGLO XVII.


FICHAS BIOGRAFICAS DE EMIGRANTES (5ª PARTE)

(15) ALVARO DE CASTILLA CALDERÓN (A.G.L, Contratación, 316 A) Pertenecía a una familia de Guadalcanal considerada "rica y poderosa", pese a lo cual, como otros de su pueblo, había marchado a Indias donde hizo fortuna en México y Guanajuato. También como varios paisanos en este virreinato se dedicó a la minería conociendo los avatares y reveses de esta ocupación. Con él habían estado en la capital mexicana y en Guanajuato Diego Gutiérrez, sastre de Guadalcanal, Pedro Sánchez Holgado, Rodrigo de Ortega y Agustín de Sotomayor, quienes habían regresado al pueblo contando la inmensa fortuna amasada por Castilla.
Este destinó 50.000 ducados de su hacienda para erigir un hospital en la villa, si bien como en otros muchos casos tuvo que pasar bastante tiempo para que la obra comenzara. El dinero llegó a su hermano Rodrigo de Castilla. Francisco de Torres, que había estado también en Guanajuato, denunció que dicha cantidad la había recibido Álvaro de Castilla de un amigo suyo muerto en el Real de Minas. Otro denunciante fue el maestro mayor y albañil del pueblo Juan Ruiz Callejón quien ponía en duda el origen del dinero como perteneciente a Castilla. Doña Isabel de Castilla, sobrina carnal del fundador indiano, denunció al maestro de obras y logró ponerlo en prisión (de la que escapó) demostrando contar con más de 34.000 ducados para la obra y ser procedentes de su tío, que los había enviado con su criado Pedro de Ledesma hacía más de 20 años.
Las rentas establecidas con tal capital las administraba un primo de doña Isabel, Rodrigo de Castilla, alguacil mayor de la villa.
Curiosamente doña Isabel era viuda de Diego Ramos Gavilanes, sin duda de la misma familia del minero visto anteriormente.
Álvaro de Castilla además del hospital hizo diversas limosnas para la iglesia de Santa María.

(16) ANTONIO DE BASTIDAS (A.A.S., Capellanías, 871-18) Pocos datos contamos de Bastidas salvo algunas relaciones familia Indias. Era hijo de Gonzalo Yáñez de la Bastida y-res en Guadalcanal e de Catalina Espariegos, perteneciente a una prolífica familia de indianos de Guadalcanal: Bonilla y Bastidas. Nieto del alcaide Francisco González Abasta y de María de Bonilla, se asentó en México, junto con su hermano Cristóbal de Bonilla Bastida, sin que sepamos su ocupación. Allí estuvo también relacionado con paisanos suyos, testigos a la hora de testar, Hernando Ramos y Rodrigo Ramos, que aparecerán más tarde dedicados a la actividad minera, que tal vez sería la misma de Bastidas. La familia contaba con enterramiento propio en el Convento de San Francisco de Guadalcanal, a la que enviaría una manda para misas, y él instituyó una capellanía en la Iglesia Mayor, dotada con 12.000 pesos de oro. Nombró capellán de la misma a su primo el licenciado Francisco de Monsalve, quien se benefició de varias capellanías indianas fundadas por varios de sus familiares.

(17) ALONSO LÓPEZ (A.A.S., Capellanías, 856) Homónimo de otro de sus compatriotas indianos, era hijo de Benito López y de Gerónima de la Rosa, naturales de Cazalla pero avecindados en Guadalcanal. Murió hacia 1620 en Tlaxcala fundando una capellanía en la iglesia de Santa Ana de su villa natal, destinando para ella una suerte de tierras de 70 fanegas y unas casas de la calle larga de Cazalla, más 3.000 pesos de plata doble mexicana, instituyendo como herederos a los hijos y descendientes de su hermana Nicolasa de la Rosa y a los de Juan González Pecero y Catalina Muñoz Remusgo (ambos apellidos de indianos del pueblo), cuyo parentesco con el fundador se desconoce.

(18) GONZALO DE BONILLA BARBA (A.G.I., Contratación, 381 A-3) Otro ejemplo de esta familia de indianos afortunados fue el mencionado, quien murió en Guanajuato hacia 1621. Su testamento es rico en detalles sobre sus relaciones familiares en Guadalcanal e Indias y su fortuna antes y después de marchar al Nuevo Mundo.
Era hijo de Gonzalo de Bonilla y de Mayor Barba, ambos vecinos de Guadalcanal y parece de familia adinerada. Al menos recibió al casar con doña María de Esquivel, vecina de Llerena, distintas suertes de viñas que le dio su padre a cuenta de su legítima y una bodega; recibió como dote de su mujer 4.000 ducados y dos años más tarde su padre le daba otros pedazos de viñas. Al morir éste heredó otros bienes diversos. Además adquirió diversas suertes de viñedos en Guadalcanal redondeando sus posesiones. En su matrimonio con doña María de Esquivel tuvo cuatro hijos: un varón que murió a los 3 años; doña Catalina Vozmediano; Mayor Barba, que murió doncella después de morir la madre y María de Esquivel. Casó en segundas nupcias con Ana de los Reyes (hija de Juan Delgado y de Francisca Rodríguez, ambos vecinos de Guadalcanal) y en los dos años de matrimonio tuvieron a Francisca Rodríguez, que murió niña y a Ana de los Reyes Bonilla. Con este enlace no obtuvo bienes algunos y a los dos años de casado vendió parte de sus viñas (a María Delgado, hermana de su segunda mujer) y marchó a Indias. Se estableció en Guanajuato donde ya operaban como mineros sus paisanos los Castilla y como mercaderes los Ramos, entre otros.
Comenzó como mercader, asociándose en compañía con Juan de Castilla Calderón, vecino de México y sin duda hermano de Álvaro de Castilla Calderón, que se dedicaba al comercio, a la financiación de mineros y directamente a la minería. Estableció su tienda en el real de minas de Santa Ana y el mismo Álvaro de Castilla tomó participación en la compañía agrandando el capital y sus operaciones. Debieron proporcionar éstas buenas ganancias a Bonilla, ya que tras tres años regentando la tienda y dejar dicha compañía, arrendó diversas haciendas de minas, comenzando su experiencia minera. Así tuvo las de Francisco de Alarcón, la de Bartolomé Sánchez Palomino (que fue de Pedro de Bustos). Más tarde compraría a los herederos de Bustos esta misma hacienda, otra a Jerónimo de Obantes y otras más, a la par que participaba en diversos lugares de minas, contando con hacienda propia de beneficio e indios trabajadores.
Así como en sus actividades mercantiles primeras aparece relacionado con sus paisanos Juan y Álvaro de Castilla Calderón (minero este último también), en su empresa minera aparece vinculado a otros paisanos, e igual en su vida social en Guanajuato. Tenía estrechas relaciones con Luis de Castilla Chávez, alguacil mayor de minas y mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, casado con Beatriz. Ramos, dedicado también al negocio minero y cuyas casas lindaban pared con pared. Hernando Ramos y García Ramos Caballero, vecinos y mercaderes de Guanajuato, además de aparecer como sus fiadores en alguna ocasión mantuvieron relaciones comerciales con Bonilla como también Cristóbal Martín Zorro (sin duda también de Guadalcanal por su apellido).
Los Ramos, que contaban con minas, fueron sus albaceas testamentarios.
Curiosamente como testigos de su testamento figuran otro de este apellido (Pedro), Luis de Castilla Chávez y Alonso de Castilla y como minero un Pedro Jiménez Gavilanes con apellido típico de su villa natal.
Al final de su vida contaba con diversas participaciones de minas en San Nicolás y en el Realejo Viejo; cuatro minas en San Bernabé, que había adquirido por compra a los herederos de García de Contreras Figueroa; otra mina comprada a Isabel de Lucio; otra en San Martín (que fue de Martín Lorenzo) y la de San Nicolás en el Realejo del Fuerte.
Su hacienda de minas en explotación procedía de la unión de las adquiridas a Obantes y Burgos, contaba con 22 indios como trabajadores y las explotaba directamente. En otra de sus minas tenía parte su propio criado Pedro Delgado, tal vez pariente de su segunda mujer, y que estaba al servicio de su casa desde 1620 (mucho después que Bonilla hubiera llegado a Nueva España). Tenía además diversos criados indígenas y otros bienes.
Su hacienda de minas fue rematada en subasta pública por el licenciado Diego Gómez, beneficiado del Real de Minas y minero, en 4.500 pesos de oro.
Pagadas las deudas y mandas de Bonilla se hizo almoneda y venta de sus bienes que alcanzaron un total de 10.356 pesos, a los que descontados gastos y descargo por un total de 9.991 pesos, quedaban para sus herederos 365 pesos. A Sevilla llegaron 340 (85.080 mrs.) en 1634 que cobraron Miguel Ortíz Hidalgo, viudo de doña María de Esquivel, hija del primer matrimonio de Bonilla; Gonzalo Yáñez, vecino y regidor perpetuo de Guadalcanal, viudo de doña Catalina Vozmediano, hija del primer matrimonio también, en nombre de sus hijos Gonzalo Yáñez y doña Inés de Bonilla (en quien renunció la herencia su hermano siendo ésta monja profesa) y Ana de los Reyes Bonilla, hija del segundo matrimonio.

JAVIER ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE
Actas de las I Jornadas de Andalucía y América. Huelva, 1981





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