By Joan Spínola -FOTORETOC-

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Villa de Guadalcanal.- Dió el Sr. Rey D. Fernando a Guadalcanal a la Orden de Santiago , e las demás tierras de la conquista, e de entonces tomó por arma una teja o canal, e dos espadas a los lados como así hoy las usa.



sábado, 31 de diciembre de 2011

Minas de Guadalcanal Siglo XVI (2)


Marqués de Falces


Protocolos, Contadurías y Comisiones de las minas de Guadalcanal 2

En la villa de Llerena á quince dias del mes de octubre de mil y quinientos y cincuenta y cinco años el muy ilustre señor marques de Falces gobernador é justicia mayor de la provincia de Leon,

dixo: que á él le fue dada una cédula de la Princesa nuestra señora sobre lo que ha de hacer en lo tocante á las minas de Guadalcanal. Por tanto mandaba y mandó notificar á Juan de Xuren, aleman, estante en esta villa, no use de la posesion que hoy dicho dia su señoría le mandó dar acerca de los quintos pertenecientes á su Magestad, que dice pertenecerle , ni de los recaudos para ello dados; y que en lo tocante á ello no haga cosa alguna hasta que otra cosa se provea y mande, porque ansi conviene al servicio de su Magestad y ejecucion de su justicia; y mandó dar mandamiento para que Juan de Palencia é Pedro de Valencia hagan cesar la obra de las dichas minas, y pongan guardas en ellas hasta tanto que su señoría mande aquello que mas convenga al servicio de su Magestad; y su señoría,
lo firmó.- El Marques de Falces, Conde,
En este dicho dia se notificó lo susodicho en persona al dicho Juan de Xuren—Testigos, Juan Domingo é Diego Lopez. — Escribano, Hernando Dávalos, escribano.

Luego su señoría despachó á Francisco de Ayllon, alguacil, á la dicha villa de Guadalcanal, con un mandamiento para que cesase el obrar de las dichas minas hasta que su señoría mandase otra cosa..

Despues de lo cual en diez y seis dias del dicho mes de octubre del dicho año de mil y quinientos cincuenta y cinco años, su señoría el dicho señor marques gobernador, en cumplimiento de la dicha cédula partió de la dicha villa de Llerena y vino á la dicha villa de Guadalcanal, donde su señoría en el dicho dia fue á las minas y venas que son en el sitio del Molinillo, término de la dicha villa de Guadalcanal , que es en el maestrazgo de Santiago, del priorazgo de san Marcos de Leon, donde su señoría proveyó y mandó los autos siguientes.

Dijo su señoría, que porque no haya ningun fraude ni cautela en el encubrir del metal, y sacar de los pozos y minas que estan en el dicho término, para lo remediar, mandó pregonar públicamente que ninguna ni algunas personas de ningun estado ó condicion que sean, sean osados de sacar de los dichos pozos y minas ningun metal, ni cavar en ellas hasta tanto que otra cosa se provea y mande por su Magestad y por su señoría en su nombre, y llevar ninguna persona ningún metal de lo sacado en piedra, ni molido ni de otra manera, ni lo encubrir, ni asconder , ni hurtar, hasta que otra cosa sea proveido y mandado, sopena que el que lo contrario hiciere de lo que dicho es, incurra en pena de muerte natural y en perdimiento de todos sus bienes, aplicados para la cámara é fisco de su Magestad, en las cuales penas desde luego los da por condenados lo contrario haciendo; lo cual que dicho es mandó que se pregone en el dicho sitio donde al presente está mucha gente, para que venga á noticia de todos; y su señoría lo firmó de su nombre.—

El Marques de Falces, Conde,.

El cual dicho auto antes de esto proveido y mandado por su señoría, fue pregonado públicamente en presencia de mucha gente, vecinos de Guadalcanal, Azuaga é Llerena, y otras partes, por voz de Diego Alonso, pregonero público de la dicha villa de Guadalcanal, y fueron testigos al dicho pregon: Tristan de Reina, y Pedro de Valencia, y Pero Rodríguez, alguacil, vecinos de Llerena. Fernando Dávalos, escribano de su Magestad.
Luego estando en el dicho sitio y término en el dicho dia, mes y año susodicho, ya casi quería anochecer, su señoría dijo: que porque mejor recaudo haya en las minas é pozos, y no se quite ni trasporte cosa alguna, que mandaba y mandó se torne á pregonar públicamente que ninguna persona sea osado de quedar en el dicho sitio, si no fuere los afinadores y fundidores, lavadores, moledores y folladores que alli estuvieren, sopena que el que lo contrario hiciere caya é incurra en pena de doscientos azotes, en los cuales los da por condenados lo contrarío haciendo; y ansi lo mandó se haga y cumpla luego.

Este dicho dia, mes é año susodicho, fue pregonado lo susodicho públicamente por el dicho peon en presencia de mucha gente,

—Testigos dichos.;—Hernando Dávalos, escribano.

En el dicho dia , mes é año susodicho, en el dicho sitio su señoría dijo: que porque no haya ningun peligro en que se defraude é usurpe el dicho metal, entretanto que su señoría acuerda si se debe de fundir ó nó, ó lo que mas en este caso conviene al servicio de su Magestad y bien y utilidad de la hacienda, mandaba y mandó pregonar públicamente que luego por la mañana vengan ante su señoría las personas que tienen el dicho metal á dar razon del metal que tienen, molido y por moler , para que , sabido por su señoría, provea lo que mas convenga al servicio de su Magestad.

Testigos, Francisco de Ayllon , y Pero Rodriguez, é Francisco de Santillan, alguaciles

Luego en el dicho sitio en presencia de mucha gente que alli estaba, fue pregonado lo susodicho públicamente por el dicho peon. — Testigos los dichos.

Otrosí: luego su señoría mandó que se pregone públicamente que las personas que tienen derecho á las dichas minas ó alguna parte de ellas, parezcan mañana en todo el dia ante su señoría á lo mostrar por los registros y escrituras que para ello tienen, para que se haga y cumpla lo por su Magestad mandado. — Testigos los dichos.
Luego por el dicho peon en presencia de mucha gente fue pregonado lo susodicho, —. Testigos los dichos— Hernando Dávalos escribano.
Luego su señoría, por ser ya noche, é porque en las dichas minas haya recaudo y se cumpla lo mandado por su Magestad, mandó á Pedro de Valencia Guerra, vecino de Llerena, que es persona de confianza , que con dos alguaciles y él con vara de justicia, se quede en las dichas minas esta noche presente, y pongan las guardas necesarias y convenientes y fieles, cual convenga, que juntamente con él y los dichos alguaciles guarden las dichas minas y metal sacado, é no se defraude, poniendo en ello la diligencia necesaria; y ansi lo prometió el dicho Pedro de Valencia de lo hacer hasta que su señoría otra cosa provea; y los dichos alguaciles que con él quedaron son Francisco de Ayllon y Francisco de Heredia, alguaciles de su señoría.—

Hernando Dávalos, escribano.

E después de lo susodicho, á diez y siete dias del dicho mes de octubre del dicho año de mil quinientos y cincuenta y cinco anos por mandado de su señoría por el dicho peon fue tornado á apercibir por pregon público en presencia de mucha gente, que todas las personas que tienen derecho á las dichas minas parezcan ante su señoría con los recaudos que tienen por donde pretenden tener en ellas derecho, hoy en todo el dia; é de donde no, que pasado el dicho término serán habidos por escluidos del derecho que tienen; y ansi fue apregonado lo susodicho en la plaza pública de la dicha villa en presencia de mucha gente que presente estaba Testigos —Francisco de Chaves é Tristan de Reina, vecinos de Llerena.

Despues de lo cual en el dicho dia , mes y-año susodicho su senoría fue personalmente al dicho sitio del Molinillo donde las dichas minas estan; y estando presente mucha gente, por mandado de su señoría se les apercibió lo de atrás contenido; y su señoría, visto que el metal en piedra sacado de las dichas minas, y lo molido y en tiara se perdería é hurtaría, é se lo llevarían, de que su señoría fue informado bastantemente , por no haber sino chozas y corrales bajos, y de esto resultaría daño y perjuicio, para que mejor se pueda guardar, é que no se defraude, mandó á las personas que allí estaban, ansi vecinos de Hornachos, Azuaga, y Fuente-ovejuna y Guadalcanal, declaren qué afinadores é fundidores y lavadores son menester para fundir el dicho metal; y ansi cada cuadrilla dió un memorial de las personas que tenian necesidad para hacer las dichas fundiciones, y dadas mandó su señoría lo fundan, y aderecen y saquen, y fecho plomo y plata , se lleve ante su señoría para que se registre y selle, y quinte, y se provea en lo demas lo que convenga; y para que mejor recaudo y fiel custodia y guarda haya, dejó por guardas que esten presentes á las dichas fundiciones, y lo demas que se ha de hacer, á Francisco de Ayllon y Francisco de Heredia, alguaciles, á los cuales mandó que tengan especial cuidado de cumplir lo susodicho, y que fundido, den luego razon á su señoría; é ansi lo proveyó y mandó.

Ansimismo su señoría mandó al dicho Pedro de Valencia que haga cerrar los pozos que tienen metal con leña, y piedras y tierra encima, de manera que nadie pueda entraren ellas. E despues de esto que dicho es, su señoría se informó que sitio es dónde las dichas minas están y en cuyo término y parte, é ansi informado, parece que las dichas minas que son las principales que dicen de Martin Delgado y Gonzalo Delgado y otros sus consortes, están en término de la dicha villa de Guadalcanal de la provincia de Leon é maestrazgo de Santiago en el maestrazgo del convento de san Marcos de León, á do dicen los Destajos y Molinillos: é ansí esto sabido por su señoría, luego se trajeron ciertos registros y escrituras en cumplimiento de los dichos pregones mandados dar por su señoría y de ellos se sacó por relacion lo siguiente. (sic)

Fuentes.- Noticias Histórica de las Minas de Guadalcanal

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El mundo gira y cambia vertiginosamente

Vicente Molina Foix, escritor y cineasta

"Me gusta tejer historias y dejarlas suspendidas al borde del abismo o inconclusas".

Vicente Molina Foix es escritor y cineasta. Aunque fue incluido por Castellet en la antología poética Nueve novísimos españoles y ha realizado diversas adaptaciones teatrales, la novela es el género con el que ha obtenido el Premio Nacional de Narrativa, el Premio Herralde y el Premio Azorín. Ha publicado entre otros, los libros La comunión de los atletas, La mujer sin cabeza, La misa de Baroja y El abrecartas. Su último titulo es El hombre que vendió su propia cama, publicado por Anagrama.
Suele ocurrir que las novelas, con el paso del tiempo, se recuerden como cuentos. Sin embargo, y después de unas semanas de haber leído sus relatos, el recuerdo que guardo de El hombre que vendió su propia cama se parece más a la lectura de novelas que de cuentos. Me pregunto si esa sensación ha sido propiciada conscientemente por usted a la hora de escribir este libro.
La velocidad narrativa y los modos de composición son distintos en un cuento y una novela, como es bien sabido. Pero me gusta tejer historias, tramarlas, dejarlas suspendidas, preferiblemente al borde del abismo, o inconclusas, y tal vez por eso aun los relatos más breves de El hombre que vendió su propia cama puedan tener, una vez terminado su desarrollo en la página, una resonancia novelesca.
Es éste un volumen en el que la literatura, de una u otra forma –muchas veces de forma explícita–, está muy presente. Hay mucha gente que dice que escribir es continuar, y mejorar, esa tradición literaria a la que pertenecemos.
No trato de hacer metaliteratura, a la que soy poco dado, incluso como lector. Hay un primer cuento, “El cuento de Gógol”, que habla de un hombre maniáticamente libresco, lo que le sirve de gran acicate en su vida, y la segunda parte del libro, A partir de James, toma un pie literario, pero poco más que eso. “Los otros labios”, el único relato de esta parte jamesiana en el que la literatura adquiere relevancia por la personalidad de sus protagonistas, es en realidad una historia de amour fou llevada, a través de libros y reseñas críticas, hasta sus últimas consecuencias. Y no hay que buscarle significados ocultos al hecho de que la protagonista de “El buda bajo el agua” lea constantemente Episodios Nacionales de Galdós. Podría ser, en todo caso, un homenaje mío al autor de uno de esos Episodios, La estafeta romántica; lo leí fascinado un año después de la publicación de mi novela epistolar El abrecartas, tras ser advertido por un amigo, y encontré en esa obra extraordinaria del escritor canario un precedente ignorado.
Esa afición a los libros, el afán lector de algunos de sus personajes, tiene tintes casi patológicos, como si ahí encontraran un refugio en el que esconderse de la vida real.
La patología de la lectura es una de las enfermedades más sanas que pueda imaginarse, y si por mí fuera, debería inocularse a cargo de la Seguridad Social, mientras dure, a todos los recién nacidos, con lo que se les haría, a la larga, más avispados, menos malhumorados, más curiosos, menos furiosos. De hecho, por volver a El abrecartas, la idea de refugio en la poesía y la literatura para contrarrestar la adversidad y la tragedia dominante en la historia española del siglo XX era uno de los motivos esenciales y recurrentes de las vidas de los personajes centrales de la novela, relacionados de manera real o simbólica con los poetas y artistas, algunos malogrados, que les inspiraban y les acompañaban.
También están muy presentes, en algunos relatos, las cosas, los objetos, los utensilios que forman parte de la biografía de nuestros recuerdos. Ese paisaje mobiliario ya se mostraba muy poderoso en su anterior libro de relatos, Con tal de no morir.
Eso es porque yo soy un fetichista, y mis fetichismos, de poca monta en el campo sexual o amoroso, son muy potentes, por el contrario, en lo que llamas –y me apropio la expresión, que me gusta mucho– “paisaje mobiliario”. Álvaro Pombo me dijo una vez que en mis novelas veía mucho cuerpo, y lo tomé, naturalmente, como un piropo literario. De ser así, habría también un “paisaje carnal” cohabitando con elpaisaje mobiliario” y hasta con el “inmobiliario”, si tengo en cuenta uno de mis cuentos predilectos, “La ventana ilegítima”, perteneciente a mi anterior libro, Con tal de no morir.
El amor, las relaciones de pareja, las crisis matrimoniales, siguen mostrándose como argumentos efectivos y turbadores. El mundo gira y cambia vertiginosamente, pero los mayores dramas siguen transcurriendo en el hogar, en la intimidad.
Las aventuras más trascendentales suelen pasar o ser imaginadas en las habitaciones de la gente, pero debo decir que mi instinto aventurero, siendo yo –como alicantino– descendiente de fenicios, se manifiesta en este libro a través de los viajes, reales como los de “La segunda boda” y “El cuadro familiar”), imaginarios como “Un sueño de la diosa” y “La ciudad dormitorio”, o realizados en paralelo a la historia o con recelo respecto al porvenir como “El hombre que vendió su propia cama” y “A su edad”. Después de escritor me considero viajero, y hay etapas en que soy más lo segundo que lo primero. “Escritor y viajero profesional” sería una buena manera de definirse, ya que “vocacional” es un término que tendríamos que dar por hecho. Ahora bien, en los viajes se me ocurren ideas de escritura y hasta párrafos, sobre todo en los que realizo, en cualquier continente, al hemisferio sur, mi verdadera tierra de promisión.
La segunda parte de El hombre que vendió su propia cama viene inspirada en Henry James, en las anotaciones que hizo para posibles relatos. Era frecuente que este escritor “enfrentara” personajes de dos mundos, el viejo y el nuevo. ¿Asistimos en la actualidad a una dicotomía semejante? ¿Nos asomamos a un tiempo nuevo desde el punto de vista ideológico o los cambios son meramente tecnológicos?
Lo nuevo, que nos trae un progreso no siempre progresista, nunca acabará con esa esencia de lo moderno que es lo clásico, tal como lo veía Baudelaire. Shakespeare, Montaigne, Cervantes, Henry James: literaturas que nos siguen hablando con tanta o más elocuencia que las contemporáneas. Yo, al contrario que algunos escritores españoles de hoy, que dicen no leer a sus contemporáneos, como si alardearan de ello, leo lo nuevo, pero poniéndome a mí mismo una condición: cada dos meses dedico quince días seguidos a la lectura de los “antiguos”, en ciertas ocasiones releyéndolos, si puedo hacerlo así, en su lengua original y en ediciones más solventes que las que me los descubrieron de joven.
En una época en la que triunfan los videojuegos, las películas de aventuras y de acción, los efectos especiales, los libros de misterio y de detectives, Molina Foix nos presenta unos viajeros y unos escenarios un poco decadentes, impregnados de una cierta melancolía casi fantasmal.
Me han gustado mucho siempre las refinadas filigranas de los escritores y artistas decadentes, sobre todo los del fin de siècle XIX; ahora, por desgracia, una decadencia de otro tipo –inmoralmente grosera y descaradamente corrupta– nos engloba a todos a la fuerza en estos inicios del XXI. Respecto al fantasma, se ha convertido en uno de mis personajes preferidos, y tengo la sensación de llevar al menos diez años, desde El vampiro de la calle Méjico a El hombre que vendió su propia cama, escribiendo historias fantasmales.
Después de una intensa producción novelística, sus dos últimos libros, Con tal de no morir y El hombre que vendió su propia cama, son dos libros de relatos. ¿Tiene eso algún significado?
El deseo de explorar un género que había cultivado solo esporádicamente y del que soy, como lector, un fanático. Creo que tengo cuento para rato, aunque mi próximo libro, ya en progreso, será unitario y tendrá una gran dimensión y, si se me permite la frase tópica, un amplio espectro. Llevo ya cincuenta páginas escritas y es lo único cierto que sé de él.

TOMÁS VAL

sábado, 24 de diciembre de 2011

Minas de Guadalcanal Siglo XVI (1)

Protocolos, Contadurías y Comisiones de las minas de Guadalcanal 1
1555

Despues de celebrado este asiento ó contrata, hallándose el príncipe don Felipe, Rey de Inglaterra, en Flandes á recibir de mano de su augusto padre el Emperador los reinos de España, y desempeñando las funciones de gobernadora de ellos su hermana doña Juana, viuda del príncipe don Juan de Portugal, con residencia ordinaria en la villa de Valladolid, se recibieron avisos secretos que unos vecinos de la villa de Guadalcanal llamados Martin y Gonzalo Delgado, habían descubierto en el término del Molinillo, propio de dicha villa, unas minas abundantes de metal de plata, muy rico, y aun alguna cantidad de oro, con tales ponderaciones de importancia y riqueza, que la Princesa, oido el dictamen de sus ministros y consejeros , resolvió tomar conocimiento, y poner cobro y recaudo en ellas para ayuda á los gastos del Estado, como mas por menor resulta de la siguiente comision, y diligencias obradas á consecuencia de ella..

Comision al marques de Falces, gobernador de la provincia de Leon, en la Orden de Santiago, para que informe y ponga recaudo en la mina rica de plata que se había descubierto en término de Guadalcanal; y diligencias practicadas en cumplimiento de dicha comision.

Contadurías generales, núm. 3072. de11 de Octubre de 1555.

En la villa de Llerena á quince dias del mes de octubre de mil é quinientos é cincuenta y cinco años, el muy ilustre señor marques de Falces, gobernador é justicia mayor de la provincia de Leon por su Magestad,
dixo: que en este instante por un correo se le dió una cédula de su Magestad, firmada de la serenísima Princesa nuestra señora, gobernadora de estos reinos, y refrendada de Juan Vazquez, secretario de su Magestad, acerca de lo que ha de hacer sobre las minas que estan halladas en el término de la villa de Guadalcanal y en otras partes, la cual su señoría mandó saque de ella traslado signado, y se ponga en lo que de yuso se hará mencion, cuyo tenor es este que sigue.-

EL REY.
Marques de Falces, pariente, mi gobernador de la Orden de Santiago en la provincia de León: sabed que Yo soy informado que en esa provincia en término de la villa de Guadalcanal y otras partes cerca de ella se han descubierto ciertas minas de plata y otros metales, entre las cuales diz que hay una que por la muestra que hasta agora ha hecho, parece ser muy rica, é que sobre ellas habido é hay algunos pleitos é diferencias, porque se quieren meter en ellas muchas personas; de lo cual todo diz que vos estais muy informado por haber ido á vellas: y porque quiero saber particularmente lo que en lo susodicho pasa, Yo os mando que luego que esta veais, me envieis relacion de qué minas son las que se han descubierto, y qué tanto tiempo ha, y por qué personas, y en término de qué lugares, y en qué partido é obispado entran, y qué muestras hay del valor de ellas, é las experiencias y ensayos que se han hecho para saber el valor de ellas, y qué pleitos é diferencias hay sobre ellas, y entre qué personas, y qué pretende cada una de ellas, y de todo lo demas que sobre esto ha pasado, y pasa; todo ello muy particularmente, para que Yo lo mande ver y proveer en ello lo que convenga á mi servicio, la cual dicha relacion enviaréis con persona de recaudo ante los de mi consejo de la hacienda. Y otrosí vos mando, que hasta que se vea la dicha relacion que enviaredes, y se vos envie á mandar lo que en ello se debe hacer, hagais que cesen en el sacar de los metales de las dichas minas, y en el fundir y afinar de ellas, y que para todo se pongan guardas y recaudo en las dichas minas, para que no se pueda sacar de ellas cosa alguna; é si para hacer lo susodicho ó cualquier cosa ó parte de ello, y enviarme la dicha relacion fuere necesario que vos vais adonde estan las dichas minas para vello y entendello todo mejor, y proveer lo suso contenido, vais vos en persona á ello con vara de justicia, y alguacil, y escribano sin lo cometerá otra alguna , aunque sea fuera de los lugares de vuestra jurisdiccion; é hagais sobre ello todos los autos é diligencias que fueren necesarias, que por lo presente vos doy para ello poder cumplido con todas sus incidencias é dependencias, anexidades é conexidades. Y vista la dicha relacion y el tiempo que en ello vos ocuparedes, mandaré que seais pagado de vuestro salario y del dicho alguacil y escribano que llevaredes, y que ansi mismo se paguen las personas que dejaredes puestas, para que no toque nadie en las dichas minas y pare todo, hasta que de acá se provea lo que se ha de hacer en ello: é non fagades en de al. Fecha en Valladolid á once dias del mes de octubre de mil quinientos y cincuenta y cinco años.

—La Princesa.— Por mandado de su Magestad, su Alteza en su nombre —

Juan Vazquez.
Su señoría dijo: que recibida la dicha cédula la obedecia y obedeció con el debido acatamiento, y que está presto de hacer y cumplir lo que por su Alteza le es mandado, y en su cumplimiento dijo: que por cuanto entre don Alonso de Cordoba é Juan de Xuren aleman se ha tratado pleito en que en efecto en él se contiene que dicho Juan de Xuren dice pertenecerle el quinto de las minas contenidas en la dicha real cédula , por estar inclusas en cierto arrendamiento que dice tener fecho de su Magestad en los maestrazgos donde las dichas minas entran, y la parte del dicho don Alonso dice pertenecerle á él por razon de cierta merced que tiene de ello por previlegio especial, por estar las dichas minas inclusas dentro de las tierras del obispado de Córdoba, y sobre ello entre ambas partes se ha litigado y litiga, que su señoría para mejor determinar la causa, mandó medir las leguas que hay desde las dichas minas á la parte mas cercana del dicho obispado de Córdoba, é se halló estar fuera las dichas minas de las tres leguas del dicho obispado de Córdoba. Atento esto su señoría dió ciertos mandamientos de posesion al dicho Juan Xuren, para que le fuese acudido con los quintos que hubiese caido, é con los demas que cayesen, los cuales su señoría habia despachado hoy dia del recibo de la dicha cédula, y para que los dichos mandamientos de presente no se cumplan ni efectúen atento el senor y forma de la dicha cédula, su señoría proveyó un auto del tenor siguiente. (sic)
Fuentes.- Noticias Histórica de las Minas de Guadalcanal

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Uclés, 8 de Noviembre de 1440

CARTA DE PRIVILEGIO Y CONFIRMACIÓN DEL INFANTE DON ENRIQUE, maestre de la Orden de Santiago a Moratalla

...Sepan quantos esta carta vieren como nos, don Lorenço Suares de Figueroa, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de Cauallería de Santiago, viemos vna nuestra carta, escripta en pargamino de cuero et sellada con nuestro sello de çera colgado et firmado de nuestro nombre que dize en esta guisa: ...
...sepan quantos esta carta vieren como nos, don Lorenço Suarez de Figueroa, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, viemos vna carta del Maestre don Pero Fernandes Cabeça de Vaca, nuestro anteçessor, que Dios perdone, escripta en pargamino de cuero et sellada con su sello de çera colgado et firmada de su nombre que dize en esta guisa: ...
...sepan quantos esta carta vieren, como nos, don Pero Fernandes Cabeça de Vaca, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, vimos vna carta del Maestre don Fernand Ozores, nuestro anteçessor, que Dios perdone, escripta en pargamino de cuero et sellada con su sello de çera colgado que dize enesta guisa: ...
...sepan quantos esta carta vieren como nos, don Fernand Ozores, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, viemos vna carta del Maestre don Garci Aluarez, nuestro anteçessor, escripta en pargamino et sellada con su sello de çera colgado que dize en esta guisa: ...
...sepan quantos esta carta vieren como nos don Garci Aluarez, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago et Mayordomo Mayor de don Alfonso viemos carta del Maestre don Fadrique, nuestro anteçessor, sellada con su sello de çera colgado que dizie en esta manera: ...
...sepan quantos esta carta vieren como nos don Fadrique, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, viemos carta del Maestre don Alfonso Mendes, nuestro tío et nuestro anteçessor, que Dios perdone, fecha en esta guisa: ...
...sepan quantos esta carta vieren como nos, don Alfonso Mendes por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, viemos vna carta del Maestre don Vasco Rodríguez, nuestro anteçessor, sellada con su sello et con sello de cabillo de çera colgados que dize manera: ...
...sepan quantos esta carta vieren como nos don Vasco Rodríguez, Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago con conssello et otorgamiento de los priores et de los comendadores mayores et de los Treze et de los otros freyles omes buenos de nuestra Orden que con nusco fueron juntados en Mérida, en nuestro cabillo general que y fiziemos, que fue fecho et çelebrado de Letare Iherusalem, dies días de março de la era desta carta, por fazer bien et merçet al conçello et a los omes buenos del nuestro lugar de Moratalla, por muchos seruiçios que nos fizieron, otorgamos les su fuero de Cuenca, a que fueron poblados.
Et demás, que non lazdre padre por fijo, nin fijo por padre, nin marido por muger, nin muger por marido; et de toda peguera que den nueue arrouas de pez al comendador de la casa, segunt vsan en Segura de la Sierra; et del azeyte que ganaren en las almaçaras que den el diezmo a la casa et que fagan el azeyte de la casa las almaçaras que y ouiere sin otro derecho ninguno; et que muelan sin calonia ninguna.
Et otrosi, que non paguen portadgo en toda la nuestra tierra, segund lo han los de Segura.
Et desto les mandamos dar esta nuestra carta sellada con nuestro sello, et con el sello del cabillo de çera colgados, fecha en Mérida, treze días de março,era de mill et trezientos et sesenta (sic) et nueue años.
Nos, el dicho Maestre don Alfonso Mendes, por facer bien et merçet al dicho conçello et omes buenos de Moratalla, otorgamos les et confirmamos les la dicha carta del dicho Maestre don Vasco Rodríguez et del cabillo; et mandamos que les sea guardada et complida segund en ella se contiene.
Et defendemos, que ninguno non sea osado de les yr nin de les passar contra esta merçet que les nos fazemos, en ninguna manera, ca qualquier que lo fiziere si freyle fuesse demandar gelo y emos con Dios et con orden, et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse nos tornaríemos por ello.
Et desto les mandamos dar esta nuestra carta, sellada con nuestro sello de çera colgado. Dada en Vbeda, çinco días de nouiembre, era de mill et trezientos et sesenta (sic) et siete años. Alfonso Gonçales.
Et nos, el dicho Maestre don Fadrique, por fazer bien et merçet al consello et omes buenos del dicho lugar de Moratalla, otorgamos les et confirmamos les la dicha carta del dicho Maestre don Alfonso Mendes.
Et mandamos que les sea guardada et complida en todo segunt se en ella contiene, et defendemos que ninguno non sea osado de les yr nin de les passar contra esta merçet que les fazemos, en ninguna manera, ca qualquier que lo fiziesse, si freyle fuesse demandar gelo y emos con Dios et con orden, et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse nos tornaríemos por ello.
Et desto les mandamos dar esta nuestra carta sellada con nuestro sello de çera. Dada en Santa Cruz de la Çarça treynta días de diziembre, era de mill et trezientos et ochenta et dos años. Yo, Lorenço Alfonso la fiz escreuir por mandado del Maestre.
Et nos, el dicho Maestre don Garci Aluarez, por fazer bien et merçet al dicho conçeio et omes buenos del dicho lugar de Moratalla, otorgamos les et confirmamos les la dicha carta del dicho Maestre don Fadrique et mandamos que les sea guardada en todo segund que en ella se contiene.
Et defendemos que ninguno non sea osado de les yr nin de les passar contra esta merçet que les nos fazemos, en ninguna manera, ca qualquier que le fiziesse, si freyle fuesse demandar gelo y emos con Dios et con orden, et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse nos tornaríamos por ello.
Et desto, les mandamos dar esta nuestra carta, sellada con nuestro sello de çera colgado. Dada en Eçija, nueue días de enero, era de mill et quatroçientos años. Yo, Iohan Fernandes, la fiz escreuir por mandado del Maestre.
Otrosí, nos, el dicho Maestre don Fernand Ozores, viemos tres cartas del Maestre don Iohan Ozores, nuestro abueIo et nuestro anteçessor, que Dios perdone, escriptas en pargamino et sellada con sus sellos de çera colgados. La qual vna carta dellas dize en esta guisa: ...
...sepan quantos esta carta vieren, como nos, don Iohan Ozores, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, viemos vna carta del Maestre don Pero Nuñes, que fue anter de nos, que dize que por fazer bien et mercet a los pobladores de Moratalla que y viniessen poblar, que vendiessen los heredamientos aquellos que los ouiessen vengado, et que fiziessen de ello como de lo suyo propio, et la vendida que fiziesse que la daua por sana et por firme.
Et nos, don Iohan Ozores, el Maestre sobre dicho, por les fazer bien et merçet otorgamos le et damos le por firme esta donaçión sobredicha.
Otrosí, mandamos al conçello et a los quadrilleros que todos aquellos que y tomaron heredamiento después quel Maestre don Pero Nuñez lo dio fasta aquí, et lo no vinieron poblar, que ellos sean poderosos de lo dar a otros vezinos que las pueblen en guisa porque se pueble meior el lugar.
Et porque esto sea firme et non venga en dubda, mandamos les dar esta nuestra carta abierta et sellada con nuestro sello colgado. Dada en Alcalá, treynta días de agosto, era de mill et treszientos et treynta et tres años.
Et la otra carta, que dize en esta manera: sepan quantos esta carta vieren como nos, don Iohan Ozores, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, a vos, los almoxarifes et los comendadores de la Sierra, salut como aquellos que amamos et en quien fiamos, sepades, que nos tenemos por bien et mandamos que los de Moratalla que non paguen portadgo de toda la Sierra et mandamos et defendemos que ninguno non sea osado de yr nin passar contra esto que nos mandamos.
Et porque esto sea firme et non venga en dubda, mandamos le dar esta nuestra carta con nuestro sello colgado. Dada en Montiel, diez días de setiembre, era de mill et treszientos et treynta et vn años.
Et la otro carta del dicho Maestre don Iohan Ozores, dize en esta guisa: sepan quantos esta cata vieren, como nos, don Iohan Ozores, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, por fazer bien et merçet al conçello et los omes buenos de Moratalla, et por que se pueble meior, otorgamos les et confirmamos les todos sus fueros et sus franquezas et las cosas que han los nuestros vassallos de Segura, assi como siempre lo ouieron, et mandamos, que ninguno non sea osado de les passar a ello.
Et por que esto sea firme et non venga en dubda, mandamos les dar esta nuestra carta, sellada con nuestro sello, dada en Montiel, diez días de setiembre, era de mill et treszientos et treynta et vn años. Yo, Domingo Fernandes.
Et agora, el conçello et los omes buenos del dicho lugar de Moratalla, nuestros vasallos, enviaron nos pedir merçet que les confirmassemos las dichas nuestras cartas de los dichos maestres que ellos han, et que gelas mandassemos guardar; et nos, el sobredicho maestre don Fernand Ozores, por les fazer bien et merçet, por que entendemos que es seruiçio nuestro et de nuestra Orden et poblamiento del dicho lugar...
...otorgamos les et confirmamos les las dichas cartas de merçedes que ellos han de los dichos maestres nuestros anteçessores, en todo segunt se en ella contiene; et mandamos que les valan et sean guardadas; et mandamos et defendemos firmemente que ninguno nin algunos non sean osados de les yr nin de les passar contra esta merçet que les nos fazemos, nin contra parte della, en ningun tiempo, por ninguna manera; et cualquier que lo fiziesse et si freyle fuesse, demandar gelo y emos con Dios et con orden; et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse, nos tornaríemos por ello.
Et desto les mandamos dar esta nuestra carta sellada con nuestro sello de çera colgado. Dada en la nuestra villa de Ocaña, treynta et vn días jullio, era de mill et quatroçientos et nueue años. Yo, Iohan Fernandes, la fiz escriuir por mandado del Maestre. et nos, el sobredicho Maestre don Pero Fernandes Cabeça de Vaca, por fazer bien et merçed al conçello et omes buenos del dicho lugar de Moratalla, porque entendemos que es seruiçio nuestro et de nuestra Orden et poblamiento del dicho lugar, otorgamos les et confirmamos les las dichas cartas de merçedes que ellos han de los dichos maestres, nuestros anteçessores, en todo segunt que en ellas se contiene; et mandamos que les valan et sean guardadas.
Et mandamos et defendemos firmemente que ninguno nin algunos non sean osados de les yr nin de les passar contra esta merçed que les nos fazemos, nin contra parte della, en ningut tiempo, nin por alguna manera, ca qualquier que lo fiziesse, si freyle fuesse, demandar gelo y hemos con Dios et con orden; et al seglar, el cuerpo et a lo que ouiesse nos tornaríemos por ello. Et desto les mandamos dar esta nuestra carta, sellada con nuestro sello de çera colgado. Dada en la nuestra villa de Xerés, veynte et siete días de agosto, era de mill et  quatroçientos et veynte et vn años. Nos, el Maestre.
Et nos, el sobredicho Maestre don Lorenço Suares de Figueroa, por fazer bien et merçed al conçello et omes buenos del dicho logar de Moratalla, porque entendemos que es serviçio de Dios et nuestro et de nuestra Orden et poblamiento del dicho lugar, otorgamos les et confirmamos les los preuillegios et cartas et merçedes que ellos han de los maestres, nuestros anteçessores, en todo segunt se en ellas contiene, et sus buenos vsos et buenas costumbres de que siempre usaron.
Et mandamos que les sean guardadas; et mandamos et defendemos firmemente que ningunt freyle nin seglar non sean osados de les yr nin de les passar contra esta graçia et merçet que les nos fazemos, nin contra parte della en ningunt tiempo, por ninguna manera, ca qualquier que contra ello fuesse o passasse, si freyle fuesse, demandar gelo y emos con Dios et con orden, et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse, nos tornaríamos por ello.
Et desto, les mandamos dar esta nuestra carta, sellada con nuestro sello de çera colgado. Dada en la çibdat de Segouia, veynte días de junio, año del nasçimiento del nuestro Señor Jhesu Christo, de mill et treszientos ochenta et nueue años. Nos, el Maestre.
Et nos, el dicho Maestre don Lorenço Suares, por fazer bien et merced al conçello et omes buenos del dicho logar de Moratalla, nuestros vasallos, con consello et otorgamiento de don Diego Alfonso, Prior de Sant Marcos de León; et de don Alfonso Días, Prior de Vclés; et de don Lorenço Suares de Figueroa, Comendador Mayor de tierra de León; et de don Garci Fernández, Señor de Villa García, Comendador Mayor de Castilla, Emienda por el Gonzalo Yáñez de Godoy, Comendador de Ocaña et de Alfonso Fernandes, Soprior de Montaluán, Procurador de don Pero Fernández de Yxar, Comendador Maior de Montaluán; et de Fernant Gonçales Moñis, Comendador de Vclés; et de Gonçalo Messía, Comendador de Segura; et de Gutier Martínez de Cespedes. Emienda por el Garçi Gonçález, su fijo, Comendador de Mérida et de los nuestros bastimentos de tierra de León; et de Ruy Moñiz, Comendador de Oreia; et Ioan Gonçales, Comendador de Montiel, nuestro Mayordomo Mayor. Emienda por el Diego Aluares de Mesa, Comendador de Medina; et de Dia (sic) Gonçales de Mendoça, Comendador de Carauaca; et de Diego Aluares, Comendador d'Estepa; et de Lope Suares Messia, Comendador de Veas; et de Gomes ... (roto) ez, Comendador de Guadalcanal; et de Gomes Fernandes, Comendador de Monte Molín; et de Diego Garçía Pardo, Comendador del Corral; ...
...que son los treze, et de todos los otros caualleros et freyles de nuestra Orden, que con nos se açercaron en el nuestro Cabillo General que nos fiziemos en la Eglesia de Santa Olalla, de la nuestra Villa de Mérida, que fue fecho et çelebrado en la dominica del Letare Iherusalen, veynte et çinco dias de março, este año de la fecha desta nuestra carta, touimos lo por bien et confirmamos la dicha carta la merçet enella contenida.
Et mandamos que les vala et sea guardada en todo, bien et complidamente, segunt meior et más complidamente les valió et fue guardada en los tiempos passados, sy dello gozaron de quarenta años acá; et defendemos firmemente que ninguno nin algunos non sean osados de les yr nin passar contra la dicha merçet en esta dicha nuestra carta de preuillejo contenida, nin contra parte della, en algunt tiempo, nin por alguna manera, por gela quebrantar o menguar. Ca qualquier que lo fiziesse, si freyle fuesse, demandar gelo y emos con Dios et con orden, et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse, nos tornaríemos por ello.
Et desto mandamos dar esta nuestra carta de preuillegio et confirmaçión, sellada con nuestro sello de çera pendiente. Dada en la nuestra Villa de Mérida, domingo veintiçinco días de março, año del nasçimiento del nuestro Señor Ihu. XPO. de mill et quatroçientos et tres años. Nos, el Maestre. Yo, Ruy Martínez, escriuano de mi señor el Maestre, la fiz escreuir por su mandado.
Et agora, el dicho conçeio et omes buenos de la dicha nuestra Villa de Moratalla, enviaron nos pedir por merçet que les confirmásemos la dicha carta de priuillegio et las mercedes et graçias enella contenidas. Et nos el sobredicho Infante don Enrique, Maestre General de la dicha Orden, con conssello et otorgamiento del amado nuestro don Iohan Días de Cornado, Prior de Vclés, por nos Presidente et Lugarteniente, et de don Gabriel Manrique, Comendador Mayor de Castilla. Emienda por el Aluaro de Horozco, cauallero de la dicha Orden; et de Lope Aluarez, Comendador Mayor de León; et de Garci López de Cárdenas, Comendador de Carauaca; et Iohan Núñez de Prado, Comendador de la Presa; et Lope Aluarez Osorio, Comendador de Socouos; et de don Fernando de Portogal, Comendador de Bezeiate; et Alfonso Rodríguez Malauar, Comendador de las tiendas de Villa Marín. Emienda por el Luys de Carrança; et de Mossén Luis de ... (roto) lars, Comendador de Mérida. Emienda por el Fernand Gonçales, Comendador de la Cámara; et de Rodrigo Manrique, Comendador de Segura. Emienda por el Ferrand Vasques de Parada, Comendador de Santa Cruz; et de Martín Pantoia, Comendador del Corral; et de Lope de Astúñiga, Comendador de Guadalcanal. Emienda por el Alfonso Días de Cornado, Comendador de Villafranca; et de Mossén García de Heredia, Comendador de Ricote; et de Gomes Messía, Comendador de Stepa. Emienda por el Iohan Gutiérres de Hinestrosa, Comendador de Cieça, ...
...que son los Treze de la dicha nuestra Orden, et de todos los otros comendadores et caualleros et freyles et vicarios et clérigos que con nos se ayuntaron en el nuestro Cabillo General, que nos fiziemos et çelebramos en el nuestro Conuento de la nuestra Villa de Vclés, el día de Santa María de Setiembre del año de la data desta nuestra carta, por fazer bien et merçet, touimos lo por bien et confirmamos les la dicha carta de preuillegio et las merçedes et graçias enella contenidas; et mandamos que les vala et les sea guardada, en todo, bien et complidamente, et segunt que meior et más complidamente les valió et fue guardada en los tiempos passados.
Et defendemos firmemente que ninguno nin algunos non sean osados de les yr nin de les passar contra ella nin contra parte della, por gela quebrantar o menguar, si della gozararon de quarenta años a esta parte, como dicho es. Et qualquier que lo fiziesse, et si freyle fuesse, demandar gelo y emos con Dios et con orden, et al seglar, al cuerpo et a lo que ouiesse nos tornariamos por ello.
Et desto les mandamos dar esta nuestra carta sellada con nuestro sello et con el sello del dicho Cabillo et firmada del dicho Prior, nuestro Presidente et Lugarteniente et de los dichos Trezes et signada del signo de Ferrand Sánchez, Vicario de Santa María de Tudia, et de Reina, notario del dicho Capítulo. Dada en el nuestro Conuento de la nuestra Villa de Vclés, ocho días del mes de noviembre, año del nacimiento de nuestro Señor IHU. XPO. de mill et quatroçientos et quarenta años. Va escripto entre renglones o diz vna; va escripto sobre raydo: o diz Domingo et o diz seglar.
Et yo, Ferrand Sánchez, Vicario de Santa María de Tudia, et de Reina, notario del Capítulo, fuy presente a todo lo susodicho, et por mandado de los dichos señores Prior, Presidente, et Comendadores Mayores et Trezes et Capítulo, esta carta fiz escreuir en testimonio de lo qual fiz aquí este mi signo. 
Uclés, 8 de Noviembre de 1440



Don Enrique, Infante de Aragón et de Seçilia, por la graçia de Dios Maestre de la Orden de la Cauallería de Santiago, vimos vna carta de preuillegio del Maestre don Lorenço Suares de Figueroa, nuestro anteçessor que Dios perdone, escripta en pargamino de cuero et firmado de su nombre et sellado con su sello de çera pendiente, fecha en esta guisa: ...

sábado, 17 de diciembre de 2011

Una batalla de la Sierra de Sevilla

No puedo dormir sin saber esto


Siempre me ha llamado la atención por qué una de las batallas más importantes de la segunda guerra mundial se llama "Batalla de Guadalcanal".

El nombre es curioso, porque como sabemos el "Guadal" es un prefijo muy común en España porque en árabe "Wad-al" significa "Río". Así que el nombre de la batalla era de origen español, no cabe duda.

Pero claro, cuando uno va de excursión de vez en cuando al pueblo de Guadalcanal (Sierra Norte de Sevilla) entonces es cuando ya te entra la curiosidad... ¿por qué se llama así una de las batallas decisivas, que tuvo lugar en las antípodas del bonito pueblo sevillano (en mitad del Océano Pacífico)?

Pues tiene su explicación. La batalla se celebró en las Islas Salomón entre el 7 de agosto de 1942 y el 3 de febrero de 1943 y es la mayor ofensiva que el bando aliado realizó contra Japón. La isla donde se desarrollo la batalla fue la isla de Guadalcanal, la mayor de las Islas Salomón por su valor estratégico, después de haber sido ocupada por los japoneses en mayo de 1942.

Pero, ¿por qué ese nombre?. La isla fue descubierta por una expedición española que iba en la búsqueda de la Tierra Australis (magnífico tema para otro post) en 1568 y su nombre le fue dado por un marino llamado Pedro de Ortega Valencia que era natural de este pequeño pueblo de la Sierra de Sevilla.

Sin embargo, nunca llegó a ser ocupada de forma efectiva por los españoles, que únicamente le dieron el nombre a esta isla. Pasó por manos de alemanes y británicos, hasta que en 1978, las Islas Salomón se independizaron.

Guadalcanal no es demasiado grande (5.300 Km2), tiene unos 60.000 habitantes (20 veces más que el pueblo que le dio el nombre) y su capital es Honiara. Pero eso sí, es un lugar paradisíaco digno para perderse.

Para rizar el rizo, decir que Guadalcanal es un nombre de origen árabe que significa "Río del Canal".

Eso sí, ¿quien le iba a decir a D. Pedro de Ortega cuando iba en una cáscara de nuez buscando ningún sitio que 400 años después su pueblo daría nombre a una de las batallas que cambió el mundo y encima gracias a él? Seguramente ni se lo imaginaría, pero...

Fuentes.- http//nopuedodormirsinsaberesto.blogspot.com

jueves, 15 de diciembre de 2011

Día de la lectura en Andalucía

16 de Diciembre, Por una comunidad lectora

A propuesta del Pacto Andaluz por el Libro , la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía establece mediante Acuerdo del Consejo de Gobierno del día 24 de Mayo de 2005, declarar el 16 de Diciembre, Día de la Lectura en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, en conmemoración del Nacimiento del poeta andaluz Rafael Alberti, uno de los más destacados componentes de la Generación del 27.
Con este motivo, se insta a los centros docentes a organizar actividades para celebrar este día, semanas culturales, jornadas lectoras, teatros, encuentros con escritores… un programa que incida en el valor pedagógico, lúdico que encierran los libros, la lectura.

Manifiesto por la lectura que ha escrito por Rosa Díaz:

Podría remontarme a esa oralidad con la que empecé a disfrutar, no ya del acervo importante de la literatura heredada, sino también de otras muchas historias reales que mi abuela me contaba cuando me recostaba en su corazón. Fue el tiempo en el que conocí de oída las fiestas y las bodas de su pueblo, las matanzas, la siega de los cereales y sus cantos y romances populares. No andaba lejos ni la fantasía, ni la truculencia de los sacamantecas, ni los lobos que se llevaban las escasas gallinas de los pobres.
Podría remontarme a la literatura oral, aunque fuera tan sólo por evocar a ese núcleo, casi siempre femenino, de madres, abuelas y fámulas.
Ahora tendría que situarme en el tiempo que andaba embebida en los viajeros románticos, y centrarme en el libro que me hizo lectora y con el que experimenté lo que he dado en llamar la lectura de la emoción. Diré que estaba en edad, en la misma edad en que aquella maronita, se enamorara perdidamente de Omar-bey-el-Husén-musulmán de Trípoli- y que con ese sentimiento amatorio, silencioso y correspondido, desafió las leyes de su sociedad. Desde que leí esa historia tengo el ferviente deseo de recorrer la geografía que palpé en ella, escenario de un amor pasional que le costó la vida a una muchacha de dieciséis años, muerta por un disparo en el enigmático reciento de los cedros del Líbano. Quisiera reflejar aquí, la capacidad de información que puede atesorar las páginas de un libro. Con éste supe de la dispensa que gozan los sacerdotes maronitas, dependientes de la Iglesia de Roma, para poder contraer matrimonio y formar familia. Del arte de la cetrería y de la hospitalidad del árabe. Del verdadero significado amatorio del “Cantar de los cantares”, porque Yamilé también tenía los labios como “una cinta de púrpura” y su amante la añoraba, como Salomón añoraba a la zulamita desde los mismos territorios. Anduve la cordillera del Kornet-es-Sauda y me acerqué a las gargantas de sus ríos. Y aprendí la morfología de aquellos caballos autóctonos, por la deslumbrante yegua que dejó Omar, en las cuadras del jeque Rachid-el-Hamé, como dote por su hija. Claro que, lo que más hubo de impactarme por razones obvias, fue el tribunal de familia que se constituyó, deliberó, condenó y ejecutó a una adolescente, por amar a un hombre de otra formación religiosa. Pero no era solamente información lo recibido, también era formación emocional como propia experiencia. Después de esa lectura vinieron otras y otras, y así he vivido la piel de los asesinos y de los héroes. He estado en lupanares y palacios, y sé del vicio y de la virtud. Lo mismo me adentré en el pensamiento que en la historia. Busqué en los atlas y en los manuales de psicología. Consulté en los diccionarios para tener palabras con las que expresarme, entenderme, y entender y conocer a los demás. Me aproximé a los oficios de los menestrales y a las teorías de los sabios, y estuve dispuesta a leer lo que no necesitaba e, incluso, lo que no quería saber. Me dejé abordar el propio pensamiento y a mi casa le crecieron libros por las paredes y en las mesillas de noche. Y hubo libros en la meda de camilla y en la encimera de la cocina. En medio de los biberones. En mis bolsos y mis salas de esperas. Conviví con libros y más libros, y agradecía a los escritores, a los traductores, adaptadores, ilustradores y prologuistas, su trabajo en pro del conocimiento, porque gracias a ellos pude ver otros mundos y otros puntos de vista, contradicciones que fueron complementándome.
Hoy sé que la lectura me ha hecho avanzar fuera y dentro de mí, expandirme y retrotraerme para buscarme y encontrarme. Quizás porque leer un libro es una posibilidad de la que parten múltiples posibilidades. Este es mi alegato y mi propuesta a la lectura, buscar la emoción, sentirnos en ella y hacerla sentir en nosotros: una relación abierta a sus distintos enfoques, modalidades y nuevas y venideras tecnologías. La lectura es una base importante para nuestro propio desarrollo y para la propia dinámica de la sociedad: leer es saber, pensar, comprender, discernir, formar parte de algo y poder establecer nuestros propios razonamientos y, una vez metidos de lleno en ese acontecer, nos damos cuenta que, además, es una de las experiencias más completas y más gratificantes que podemos ofrecernos en nuestra tarea de vivir.

Rafael Spínola Rodríguez

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Guadalcanal y la Orden de Santiago 3



La fundación de la orden y asentamiento en la Provincía de León de Extremadura

La Orden de Santiago gobernaba a finales del siglo XV un territorio de unos 23.000 kilómetros cuadrados, integrado por más de 200 localidades, poblado por cerca de 200.000 personas y cuyas rentas totales podían ascender a más de 30 millones de maravedíes.
Sus dominios y riquezas tienen su origen en donaciones de reyes y príncipes, donaciones privadas, diezmos cedidos por los Papas, botín de guerra, cobro de derechos de tránsito, peajes y portazgos, en sus tierras, la explotación ganadera y el derecho de montazgo.
Como fundador de la Orden de Santiago aparece el noble don Pedro Fernández, que en el reino leonés, en el año 1170 con el apoyo y aprobación del obispo de Salamanca y el patrocinio del rey Fernando II, fundó el 1 de agosto de ese año una nueva orden militar para defender la frontera de la Extremadura leonesa frente al Islam.
Con la misma fecha el rey leonés Fernando II confiaba a la nueva orden la ciudad de Cáceres, recién arrebatada al poder musulmán; en ella se establecía la casa principal de la Orden, por lo que esta en un principio sería designada como la Orden de Cáceres, y sus miembros como freires o milites de Cáceres.
El 31 de enero de 1171 el maestre y fundador de los freires de Cáceres concertó una hermandad con el arzobispo de Santiago: el fundador y maestre de la Orden era recibido, con el consentimiento de los canónigos, como compañero y canónigo en su cabildo, y los freires como “vasallos y caballeros del apóstol Santiago, para luchar bajo su bandera para honra de la Iglesia y propagación de su fe”. El arzobispo por su parte tomaba a los freires bajo su protección, les entregaba el estandarte de Santiago, prometía ayudarles con armas, hombre y dinero y era acogido en la orden como freire honorario. Así, desde sus mismos orígenes, la Orden de Cáceres se colocaba bajo el nombre y el patrocinio del apóstol Santiago.
Aunque la Orden de Santiago había nacido en el reino de León, se extendió por el reino de Castilla, Portugal, Aragón, Francia, Inglaterra, Lombardía y Antioquia; aunque su expansión fundamental se limitará a los reinos de León y Castilla.
La aprobación definitiva de la Orden llegaría el 5 de julio de 1175, en que una bula de Alejandro III otorgaba esta aprobación y confirmaba el modo de vida y la regla, tomando a sus freires y a sus bienes bajo la protección de San Pedro. En esa regla se delineaban sus instituciones fundamentales: la existencia de freires caballeros y freires clérigos, estos segundos siguiendo una regla agustiniana; la organización interna con su Maestre a la cabeza, el Consejo de los Trece, en el que recaía la elección del Maestre, las encomiendas, y el prior de los freires clérigos. Sus freires profesaban los tres votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia, pero el voto de castidad para los freires no clérigos no incluía abstenerse de contraer matrimonio, sino que sólo prometían la castidad total antes del matrimonio o acabado éste, y las castidad y fidelidad conyugal mientras durare. Esta será una nota exclusiva de la Orden de Santiago, sin precedentes ni imitaciones en otras órdenes: los caballeros santiaguistas, con licencia del maestre, podían contraer matrimonio y vivir con sus esposas e hijos en los conventos de la orden. La Orden de Santiago fundó conventos femeninos de comendadoras, apelativo utilizado para designar a las monjas.
La Orden de Santiago estaba dirigida por un Maestre, elegido y asesorado por el Consejo de los Trece, y por un Capítulo General. El Maestre era elegido por el Consejo de los Trece, pero desde el siglo XIV la elección recayó en un personaje de la familia real o próximo a la corte. Desde el siglo XV la elección se consideraba un derecho de la Corona. Durante este siglo el maestrazgo estará en manos de los magnates y privados de los reyes: Enrique de Aragón, hijo del regente de Castilla, Fernando de Antequera; don Álvaro de Luna, privado de Juan II; el infante don Alfonso; Beltrán de la Cueva y Juan Pacheco, marqués de Villena, privados de Enrique IV; y Diego López Pacheco, marqués de Villena.
La Orden estaba dividida en varias provincias, pero las más importantes por sus propiedades y vasallos eran las de Castilla y León. Al frente de cada provincia había un Comendador Mayor, con sede respectivamente en Segura de León (León) y Segura de la Sierra (Castilla). La Provincia de León estaba dividida en dos partidos, Mérida y Llerena. Cada una de ellas con varias encomiendas. En el partido de Llerena se encontraba la encomienda de Azuaga.
La subdivisión interna más importante de las órdenes militares eran las llamadas encomiendas, que eran unidades de carácter local a cuyo frente se encontraba un comendador. La encomienda podía asentar la sede o residencia del comendador en un castillo o fortaleza o en una villa; era un centro administrativo o económico en el que se cobraban y percibían las rentas de los predios y heredades atribuidas a esa encomienda; era el lugar habitual de residencia del comendador y de algún freire más.
Cada encomienda con sus rentas debía sostener no sólo al comendador y a los otros freires que en ella residían, sino también pagar y armar a un determinado número de lanzas, que debían acudir a los llamamientos de su maestre perfectamente equipados para tomar parte en aquellas acciones militares que quisiera emprender. Todos ellos formaban las mesnada o el ejército de la orden, que respondía a las órdenes de su maestre. Las rentas de las tierras, pastos, industrias, portazgos y derechos de paso, junto con los impuestos y el diezmo constituían los ingresos de que se mantenía la Orden. Se repartían entre rentas de la encomienda respectiva y rentas de la Mesa maestral que financiaban al Maestre de la Orden.
Eclesiásticamente, la Orden estaba dirigida desde sendos prioratos de San Marcos de León para León y de Uclés para Castilla. En la provincia de León, al estar muy alejado el convento de San Marcos del grueso de las posesiones santiaguistas en Extremadura, el convento de trasladó primero a Calera de León y luego a Mérida. Finalmente regresó de nuevo a San Marcos de León.
El priorato de León estaba dividido en tres vicarías con sede en Mérida, Llerena-Tudía y Jerez de los Caballeros. Los pueblos y encomiendas de la Orden estaban atendidos por curas presentados por el maestre y colacionados por el prior. Las tierras de Guadalcanal, Azuaga y Reina dependían del Arzobispo de Sevilla, que nombraba el Arcediano de Reina que dirigía estos territorios.
Cada cuatro años, dos visitadores de la Orden acompañados de un vicario, debían realizar una visita de inspección por todas las encomiendas y territorios para comprobar el estado de las propiedades, rentas y gobierno de las posesiones. De estas visitas se levantaba el acta en los llamados Libros de Visitas.

Rafael Candelario Repisa

sábado, 10 de diciembre de 2011

Cariños y descariños

Primer pinito (redondilla)


Yendo de paseo un día
Contemplando el panorama
Que la mar me presentaba
Pensé hacer una poesía.

Al principio lo dejé
No sin sentirlo de veras
Mas mirando a la pradera
De esta manera empecé.

¡Campos vastos cual lo fueron
Las almas de los valientes
Que murieron en el fuerte
Luchando con dolor fiero ¡

¿Quién no siente al contemplarte
En un día primaveral
Como el poeta juvenal
El deseo de ensalzarte?

Mucho ha pasado tiempo
Aunque esto no es verdad
Pues con gran sinceridad
Lo que existe es el destiempo.

Quince añitos yo tenía
Cuando este poema empecé
Ayer ya me jubilé
Sigo joven todavía

Ahora con más experiencia
Y con la misma ilusión
Sigo con adumbración
Lo que me dicta la absencia
Los jóvenes y los niños

Son como esponjas sedientas
Que graban en sus conciencias
Cariños y descariños
Esto a mi me sucedió

Con algún que otro docente
Creo que él era consciente
¡Que le perdone el Señor¡
Decir su nombre quisiera

Mas no lo hare, ¡vive Dios¡
Si a verlo algún día volviera
Le entregaría el corazón
El nos enseñó beldades

Literatura y poesía
Y cada vez que lo veía
Aumentaban mis crueldades
El a mí me despreciaba

Y de Moreto Agustín
Casi siempre me acordaba
Como el que tiene arestín
El desdén con el desdén
En mi alma de asentaba

Y por más que lo negaba
Siempre de él me mofé
El examen de conciencia
En su momento preciso

Evitaría el ejercicio
De muchas desavenencias
La del ejemplo es mejor
que toda predicación

Y dará satisfacción
A aquel que la practicó

Autor.- Manolo Gómez

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Guadalcanal y la Orden de Santiago 2



Provincia de León
 

La casa de la Encomienda de Guadalcanal 2/2

La cantería también se utilizo en las basas, fustes y capiteles pie los corredores del patio, mientras que los arcos eran de ladrillo. De este último material era la escalera principal En el resto del edificio se empleó la mampostería y el ladrillo.
Las maderas empleadas en las techumbres de las zonas nobles del palacio son: en el anterior a 1549 el roble, en el palacio nuevo el castaño, y en sólo tres dependencias, el pino. La forma de las mismas en el primero es desconocida. En el segundo la armadura de la pieza grande de la planta alta del ala oeste, la parte más antigua, es de tijera, el resto son alfarjes y en ocasiones simples jácenas sobre las que descansan las vigas de menor escuadría, que en algunas ocasiones son sustituidas por ladrillo. Las salas se cubren casi siempre con alfarjes, sin que se pueda establecer una regla general En los servicios la madera está sin pulir y las vigas de menor escuadría, se sustituyen por ladrillos. En las piezas situadas a los lados del zaguán de la zona oeste de las que la descripción dice que son pieças pequeñas cuya techumbre es de madera de castaño y lata por tabla, las vigas de menor escuadría son de madera, dado el sentido que puede tener la palabra lata y el que tiene la palabra tabla a lo largo de toda la documentación. En la bodegas y la dependencia del molino de aceite, la techumbre es de bóveda, En este último sabemos que hay siete arcos; mientras que en las bodegas únicamente vna dança de arcos.
El castillo sufrió una reforma entre 1604 y 1690. En el muro de su entrada principal al se abrió un corredor de dieciséis arcos pequeños. Dicho corredor se comunicaba con la capilla mayor de la iglesia de Santa María mediante una terraza. A él se accedía por una escalera, situada en el espacio comprendido entre la muralla y la fachada del palacio. Consta documentalmente que se conservó todo el castillo hasta 1690.
Iniciado el deterioro, el Consejo de las Ordenes dispuso demoler el interior por sere dificultoso e inútil reparo Los materiales se vendieron en publica subasta y con su productos se compró otra vivienda principal en la calle Granillos.
En 1766 sólo queda las la muralla con la arquería que debía dar ligereza y realce a la plaza mayor. En su interior se sembraba forraje.
En toda la documentación, la referencia para situar el castillo es la Iglesia de Santa María, iglesia que está unida a la muralla, como demuestran los documentos, en el exterior de ella Si hubiese estado en su interior, la documentación habría descrito su estructura y decoración.
La iglesia existe en la actualidad, mientras que de la muralla no hay ni vestigios. La zona se ha urbanizado y ha tenido un gran acierto el Ayuntamiento, el dar el nombre de “paseo del palacio” al paseo situado detrás de de su edificio. Este se hizo a finales del siglo pasado en la zona en la qué estuvo la fachada principal del castillo.
La casa de la calle Granillos, edificada ya cuando la compra la Orden, era de fábrica moderna. Enfrente de la misma estaba una bodega con las tinajas traídas del castillo.
Castillo Encomienda de Guadalcanal

La estructura de.: la casa responde a la figura que acompaña este artículo. En cambio la descripción de 1756 es funcional; la bodega, situada en la planta alta es convertida en pajar, bien por problemas de peso o de comodidad, para no tener que ir el vino; la sala y alcoba situadas a la desecha del zaguán, en la planta baja, en bodega, y se han tapado cuatro arcos del corredor alto, al que dan el pajas y la bodega, justo al granero, y se utiliza dicho espacio cómo carbonera.
El patio estaba empedrado y había un pozo debajo de los corredores. Los pilares de éstos eran de ladrillo, a excepción de los de la planta baja., frente a la entrada principal, que eran de mármol, siendo también de este material el pilar que soportaba las dos vigas que reciben las maderas de la cubrición del granero sotanado. La escalera principal era de ladrillo con un pasamanos de cantería. De la de servicio sólo sabemos que fue de material.
De la segunda casa de la encomienda no quedan restos identificables en la zona en que estuvo situada, por lo que, a continuación, vamos a exponer 1as tres hipótesis que se pueden establecer, según los datos que aporta el documento nº 12.
La casa hacia esquina con la calle granillos y la puerta principal daba al norte. Con arreglo estas premisas caben dos interpretaciones: La primera, siguiendo fielmente la orientación, es que la casa estuvo en la primera confluencia co la calle Granillos con la calle Encomienda, fue, no solo la actual General Varela, sino también la calle Comandante Rodríguez, y la calle Encomienda es la ahora llamada Ramón y Cajal. La segunda es debida a que la orientación de la calle Granillos es noreste, puede ocurrir que el escribano diga simplemente que la fachada está en el norte, en cuyo caso tendría la entrada principal por la calle Granillos, siendo la más lógica, dentro de esta interpretación, la primera puesto que como todas las ventanas de la casa dan al noreste y al oriente, las del oriente darían a la calle Encomienda.

Fuentes.- Arquitectura civil de la Orden de Santiago en Extremadura: la Casa de la Encomienda
Autora.- Aurora Ruiz Mateos

sábado, 3 de diciembre de 2011

Gentecita del montón

La nueva violencia del sistema

"Lo que el sistema necesita es más escritores que la cuestionen desde dentro y lo revisen a fondo".

Nos han dicho que la peor violencia es la violencia política, es decir, la violencia que proviene de fuerzas externas al sistema. La violencia del terrorismo o del narcotráfico. No, la peor violencia no está por fuera del sistema, sino al interior del mismo establecimiento. Abuelos adictos a las máquinas tragamonedas, adolescentes suicidas, yonquis, alcohólicos, depresivos, marginales de todo tipo que son expulsados al borde de la destrucción. En las clínicas psiquiátricas, cada vez más, hay adictos a internet, a los teléfonos celulares, al porno virtual o al sexo real, a ciertas drogas legales de última generación. Es lo que Jean Baudrillard ha llamado la violencia transpolítica.
Gentecita del montón, del colombiano Roberto Rubiano Vargas, ganó el Premio Nacional de Cuento en 1981 y desató una gran polémica. Ciertos funcionarios conservadores que posaban de intelectuales lo atacaron con ferocidad por el premio. Contrario a lo que se espera de un escritor colombiano (que exponga de alguna manera la violencia política por la que somos tan tristemente reconocidos), Rubiano retrataba en este libro el vacío inconmensurable que ahogaba (y que sigue ahogando) a los jóvenes de las grandes ciudades contemporáneas, algunos de los cuales se refugian en la violencia gratuita como los personajes de ciertas novelas de Guillermo Fadanelli.
La cultura oficial siempre prefiere la literatura, el cine o la pintura que exalten una belleza ascendente, poco problemática, pacífica y contemplativa. Una cultura que no ahonde mucho en nuestras miserias más íntimas. Rubiano metía el bisturí allí donde el establecimiento sentía más miedo: en el sinsentido de varias generaciones que veían cómo la ilusión de un mundo mejor se desvanecía en medio del consumismo, la hipocresía de los políticos y la doble moral de una sociedad que permitía la corrupción, mientras pregonaba valores que jamás practicaría. Esas promesas de la modernidad incumplida (justicia, equidad, solidaridad, fraternidad) estaban arrinconando a varios jóvenes que empezaban a descubrir que la realidad era una trampa. Y los personajes de Rubiano eran como ellos, estaban perdidos, bebían o fumaban marihuana porque sentían la ciudad como un enorme desierto sin oasis a la vista. Y claro, esa escritura quirúrgica que abría heridas en cada relato era peligrosa, había que detenerla, prohibirla, descalificarla.
En 1985, el colombiano Antonio Caballero publicó Sin remedio, una novela de una violencia psíquica atroz, invisible, pero de unos efectos demoledores en el protagonista. Es posible leerla como el retrato de un desadaptado social, o como el retrato de una sociedad banal, clasista y codiciosa hasta niveles patológicos. Los jóvenes de esos años vieron en ella la advertencia de las infinitas celadas que el sistema les tenía preparadas para silenciarlos y avasallarlos.
Ese fue el tipo de violencia que me obsesionó y en el que he procurado ahondar a lo largo de toda mi obra. Alejándome de formas aceptadas por la intelectualidad reinante (las cuales conozco bien porque vengo de la academia). Me he acercado al cómic gótico, a los cantantes de rap y de hip hop, a la fuerza de la tradición oral y al sentimentalismo morboso del melodrama televisivo: formas populares rechazadas por la crítica literaria oficial. Sin embargo, pronto descubrí que esos conductos no sólo eran válidos para desentrañar los oscuros socavones de nuestro tiempo, sino que además taladraban la época con eficiencia y sin necesidad de grandes discursos.
Un compañero de generación ha venido trabajando una obra en una dirección similar: Jorge Franco. Rosario Tijeras, Melodrama y Santa suerte nos muestran personajes que poco a poco van quedando al margen del establecimiento porque el sistema, podrido hasta la médula, los expulsa hacia límites donde sólo los espera la soledad, la locura y la muerte.
El proceso de autodestrucción ha continuado a pasos agigantados. Millones de personas alrededor del mundo pasan largas horas viendo televisión, adictos a cualquier imagen que los haga olvidarse del vacío y el sopor en el que se consumen día a día. O bien están atrapados en los correos electrónicos, en las redes sociales, en busca de ese otro que los salve de sí mismos, ese otro impalpable, incorpóreo, que se desvanece en las pantallas de los computadores. Estamos en la Era de la Vacuidad donde nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. La reversibilidad de las grandes autopistas de información, la sobresaturación de teléfonos celulares, ha generado el proceso contrario: estamos enajenados, más solos que nunca, y en medio del ruido general, lo único que se siente es nuestra impotencia, nuestra imposibilidad para poder comunicarnos con los otros.
Según las últimas cifras de la FAO, por primera vez en la historia de la humanidad tenemos más de mil millones de personas muriéndose de hambre en este momento. La contaminación de la atmósfera el año pasado fue de las peores registradas hasta la fecha. Los océanos continúan deteriorándose (petróleo derramado, elementos radiactivos como los de la planta de Fukushima), y el agua potable escasea hasta matar a poblaciones enteras. En 2008 el capitalismo atacó desde Wall Street y el profesor Chomsky denominó a ese ataque el paso del capitalismo salvaje al capitalismo depredador. Pero cuando se le exige al sistema que se revise a sí mismo, que haga un examen de conciencia, el establecimiento se sonríe y mira para otra parte. No le interesa revisar nada. Todo lo contrario: aumenta la presión. Y el precio de esa presión es la estabilidad física y psíquica de los ciudadanos. Esa es la peor violencia a la que estamos sometidos. Y cuando alguien enuncia una crítica en esta dirección, siempre hay una voz que dice que no todo es tan grave y que aún hay esperanza. Estamos atrapados entre los que desean masacrarnos desde el exterior del sistema, y los que ya nos están masacrando al interior del mismo. Esa es la violencia transpolítica de las grandes megalópolis contemporáneas.
Dos escritores colombianos de la nueva generación, entre otros, vienen también penetrando con lucidez en este horror contemporáneo: Ricardo Silva y Antonio García. En Terranía, la voz endemoniada de Silva se aferra al lenguaje como una tabla de salvación en medio de un mundo amenazante y despiadado. En Animales domésticos, García nos muestra la cotidianidad de una empleada del servicio doméstico que es arrinconada hasta el vacío, la desesperación y la demencia.
El panorama no puede ser más desolador: enfermedades mentales, masacres y genocidios, civiles asesinados por doquier, millones de trabajadores expulsados de sus empresas y, como telón de fondo, un capitalismo que hace malabares y miente. Se trata de quitarles a los trabajadores las conquistas laborales de más de un siglo de luchas sindicales, de empobrecer a una gran masa, de atracar el dinero de los impuestos, y de entregarles a los grandes consorcios económicos esa plata. Ya no les basta con lo que han amasado a costa de la miseria de millones de personas. Quieren más. Quieren los dineros públicos. No había dinero para las inversiones sociales pero ahora sí hay dinero para salvar a los bancos y a las compañías automotrices.
No podemos bajar la guardia. Lo que el sistema necesita en este momento es justamente más escritores que lo cuestionen desde dentro, desde las entrañas, y que lo revisen a fondo. Porque algo está claro: no es posible defender esta farsa cruel y despiadada con la que nos han venido timando de mala manera.
Mario Mendoza.- Revista Mercurio